A primera vista

Regreso con la historia de Ana, pero mas larga.

Mi nombre es Ana Suarez, mi historia comienza, una mañana de invierno, en una estación de autobús. Había llegado pronto a la espera de coger ese autobús que me llevara a una entrevista de trabajo, cuando de repente ahí la vi.

Mis ojos se fijaron rápidamente en una espectacular chica, su pelo era largo de un color extravagante, pues era marrón con un mechón azul que llamaba la atención. Su ropa la hacía ver más linda de lo que era, pues llevaba unos vaqueros, ajustados y una camisa de botones súper ceñida. En la mano llevaba una mochila como de ejecutiva. Por su aspecto, tendría unos 25 o 26 años.

Yo por mi parte, tengo 31 años, soy de pelo corto, color marrón también, ese día iba con mi ropa más elegante, pues como dije al principio, iba a una entrevista de trabajo, para ser auxiliar administrativa de una empresa bastante importante en mi ciudad.

No podía quitarle la vista de encima, en varias ocasiones tuve que hacer que miraba el reloj de la estación, cada vez que pasaba esto, veía como una pequeña sonrisa salía de su boca. De repente, vi como se acercaba hasta donde estaba yo, mis piernas no paraban de temblar, no podía creer que esa chica tan hermosa me fuera a dirigir la palabra, pero no fue así, cuando pude reaccionar me fije que era que venía el autobús y para más sorpresa mía era justo el que ambas estábamos esperando.

Ella subió primero, se situó en la parte delantera del autobús y a continuación subí yo, para situarme un poco más atrás de ella. Cuando ya el autobús hubo recogido todo el pasaje empezó su recorrido, yo cogí mis auriculares y me puse a escuchar algo de música pues era largo mi viaje y a su vez, no dejaba de mirar para esa hermosa chica que iba delante de mí. En dos paradas antes de yo bajar del autobús, se bajo ella, pasando por mi lado, me miro y medio sonrió.  Yo me quede viéndola embobada, parecía que me habían dando un regalo. Llegue a la entrevista antes de la hora, y menos mal, pues por tanto entretenimiento casi pasó la parada.

Entre a la oficina donde había una señora de unos 50 años o incluso más, y le comente que iba para una entrevista. La señora muy amablemente me dijo que tomara asiento que en breve me atenderían. Tome asiento en un cómodo sillón, y cuando estaba pensando en esa hermosa chica escuche de fondo una voz:

-Señorita, disculpe la espera ya puede pasar.

En ese momento, mire para delante y una chica joven de unos 35 años, estaba delante mío esperando a que yo pasara. Rápidamente reaccione, y pedí disculpas y pase a la oficina.

-Buenos días señorita, mi nombre es Claudia Álvarez y seré yo quien le realice su entrevista, veo que tiene un curriculum bastante amplio, y veo que ha trabajado en varias empresas del sector.

  • Si a si es señora Álvarez, y como podrá comprobar he viajado a varias ciudades para poder desarrollar mejor mis funciones.

  • Mejor nos tuteamos Ana,  que por lo que veo no tenemos mucha diferencia de edad.

Ambas nos echamos a reímos y empezamos a llamarnos por nuestros nombres, rápidamente hicimos amistad, y me dijo que de momento el puesto era para mí, pero que debería consultarlo con los jefes pues ella solo realizaba las entrevistas y que tan rápido supiera me avisaba.

Solo pude contestarle un: - de acuerdo, esperare tu llamada.

Ambas nos levantamos, y fuimos dirección la puerta, cuando estuve a punto de marcharme sentí que algo me agarraba por el brazo y me frenaba. Cuando mire, era Claudia que me jalaba hacia ella. Yo me quede parada pues no esperaba eso, a lo cual, Claudia enseguida me dijo:

-por casi, si no te agarro te cae todo eso encima.

Yo no sabía a qué se refería, y ella hizo señales al suelo justo donde momentos antes estuve yo, había un montón de escombros y cuando mire al techo había un hueco.

-GRACIAS. Solo pude decirle pues me había salvado de que me cayera todo el techo encima.

  • de nada es lo menos. Me contesto ella.

Delante de todos los presentes, que enseguida me preguntaron si estaba bien, le dije a Claudia que si en agradecimiento me permitía invitarla a algo pues era lo menos por haberme salvado. Ella me contesto que si pero que debía esperar a que terminara su horario pues aun le quedaba un rato para poder irse. - Sin problema, tienes mi número, llámame.

Me despedí de todos agradeciendo nuevamente su preocupación, llegue a la parada de autobús para regresarme a casa, a la espera de que Claudia me llamara para quedar ambas o para el trabajo. Llegue a casa con muchas ilusiones pues hacía tiempo que no salía con nadie y me apetecía, pero en un breve momento recordé a esa hermosa chica de pelo largo con su mechón azul, me eche en la cama pensando en ella y rápidamente me quede dormida.

De repente me desperté sobresaltada por el móvil, mire el numero y no lo reconocía. Pensé en no cogerlo pero recordé a Claudia y conteste:

-Diga. Fue mi contestación a la cual me respondieron: - Ana por favor. –si soy yo, quien pregunta. –soy Claudia Álvarez, te llamo para cuadrar esa salida que me pediste y así hablar.

Rápidamente mire la hora eran las 9 de la noche de un hermoso viernes, Claudia quería quedar y yo en realidad también me apetecía salir un poco pues el día había sido duro. A todo esto le respondí: - claro, supongo que tu novio no le importara que nos tomemos algo. A lo que Claudia respondió: no tengo pareja alguna, es viernes y tenemos que hablar algunas cosas que te interesan.

Cada vez estaba poniéndose más interesante la conversación y mi curiosidad iba en aumento. – bien Claudia, en donde quieres que quedemos. Le conteste. Y ella a su vez me dijo – sabes el bar de moda que hay en la ciudad?  Se llama ICE BAR, esta súper bien. Me quede un breve segundo pensando donde estaría ese bar pues no lo había escuchado jamás pero pensé que podría averiguar. Le pregunte a qué hora, pues eran las 9.10, habíamos estado durante 10 min hablando y ni cuenta me di. Me dijo que sobre una hora y terminamos de cuadrar. Rápidamente cuando colge el teléfono, me fui al baño, para darme una ducha rápida había quedado con una chica hermosa para tomar algo y no sabía que podría pasar.

Salí de ducharme y busque rápidamente en el armario una ropa linda. Encontré una camisa de mangas cortas, que me encantaba, pues me gustan las camisas un poco marcadas. En fin después de casi 20 min arreglándome, eran las 9.45 de la noche en un par de minutos debería estar en ese local que aun no sabía dónde estaba, busque como loca por internet y vi donde era, rápidamente cogí el auto y me dispuse a ir para allá.

Cuando llegue al sitio busque donde aparcar, mire la hora eran las 10 de la noche en breve llegaría Claudia, baje del coche cuando la vi llegando. La salude con dos besos y nos dispusimos a entrar. Cuál fue mi sorpresa que para poder entrar debíamos ponernos unos abrigos pues era un bar de hielo, ahora entendí porque era el bar de moda. El camarero rápidamente nos situó en una mesa un tanto alejada de la puerta para que pudiéramos estar tranquilas. Claudia, aun teniendo ese abrigo se la veía hermosa. Llevaba un traje de pantalón chaqueta de color gris claro, se la veía muy profesional con esa ropa, entendí porque ella fue la que realizo la entrevista.

Habíamos pedido un par de cervezas y estábamos tomando cuando vi entrar a un ángel de mechón azul. Mis ojos se quedaron como en la mañana clavados en ella.

-que sucede Ana. Pregunto Claudia al verme viendo tanto para la puerta.  Después de lo que yo supuse eran unos 10 minutos le conteste.

-Nada, discúlpame Claudia es solo que vi algo que me sorprendió.

Claudia se quedo viéndome y al verme ponerme roja no le dio mayor importancia y empezó a hablar del trabajo. – te tengo buenas noticias, a partir del lunes comienzas en el trabajo, como te comente esta mañana, eres la mejor candidata para el puesto y así se lo hice saber a mis jefes.

-wauu, que bien entonces eso merece un brindis pues hoy me has ayudado dos veces, una con el trabajo y otra evitando que se me callera el techo encima.

Pedimos unas copas y cuando escuche la voz de la camarera, alce la mirada. Cuál fue mi sorpresa al ver a mi ángel de mechón azul delante de mí dándome dichas copas. Me quede en blanco no sabía que decir ni que hacer, no podía moverme me había congelado al verla. Claudia al verme que no reaccionaba, tomo la iniciativa y cogió las copas y le dios las gracias. A su  vez la camarera, cuando se iba a marchar se gira hacia donde estaba yo y sonriéndome me dice: -por cierto mi nombre es Stella. Espero que la pasen bien. Y se marcho, me quede viéndola como se iba. Claudia me hablaba pero yo no le prestaba atención, cuando se canso de que no le hiciera caso, me dio un pequeño golpe al cual reaccione:

-Oye, que eso duele.

-Pues espabila, te quedaste blanca. ¿Y a que vino esa sonrisa de la camarera?  Dijo con tono sarcástico pues ella, sospechaba la respuesta.

Yo por miedo a su reacción, pues no le había dicho nada de mi orientación sexual, le dije que no sabía a qué se refería. Y ella me contesto, que vale que estaba bien, que lo que yo dijera pero que ella sabía que algo pasaba. Continuamos la noche, y cada vez que veía a Stella, se me iban los ojos a ella. Claudia cansada de tanto disimulo por mí parte se canso de fingir y me dijo: - si tanto te gusta, dile de salir.

-que dices, a mi no…… enseguida me interrumpió para decir:

  • me gustan las mujeres. Vamos Ana, desde el primer momento, que te vi esta mañana te lo note. Conmigo no hace falta que disimules vale, además pronto trabajaremos juntas y tenemos que tenernos confianza. Además me caes muy bien y quiero formar una linda amistad contigo. Pero no puedo evitar decirte, que a esa chica le gustas, al igual que ella a ti.

-No creo que le guste Claudia, solo fue simple amabilidad, pues es su trabajo supongo.

-¿por qué dices supongo? Contesto.

  • Pues porque esta mañana su forma de vestir me hizo creer otra cosa, que su trabajo era otro. Entonces le conté la historia de cómo la había visto en la estación de autobús y su forma de vestir, enseguida me brillaron los ojos al hablar de ella. O eso me dijo Claudia.

Cuando nos quisimos dar cuenta era hora de cerrar, enseguida Claudia busco a Stela pero no la veía por ningún lado. Cuando se dio cuenta que la miraba con cara de ¿que buscas?  Se viro hacia mí y me dijo que nada que mejor nos fuéramos que era tarde y mañana seria otro día.

Me despedí de Claudia, no sin antes darle las gracias nuevamente por todo lo que hizo por mí y quedamos en hablarnos en la mañana. Sin darme cuenta había encontrado una amiga, que confiaba en mi, aun sabiendo que me gustaban las mujeres, llegue a casa y me puse mi pijama. Me recosté en mi cama recordando la voz de Stella, el ángel que me había cautivado con solo una sonrisa.

Cuando desperté ya pasaban las 10 de la mañana, me levante de la cama, pensando en todo lo que había sucedido la noche anterior, y sobre todo en Stella. Me dirigí a la ducha, para después ir a desayunar algo, cuando me encontraba debajo del agua empecé a imaginar cómo sería besar los labios de Stella, y recorrer ese hermoso cuerpo. Poco a poco, fui calentándome más de lo que el agua podía estar, finalmente bajo tanto calentamiento, acabe tocándome para satisfacer tanto deseo. Cuando ya sentí que estaba satisfecha, me dispuse a ir a la cocina para coger algo de desayuno, y recordé el móvil, fui a la habitación y lo busque dentro de mi bolso. Vi una llamada perdida de mi mamá, y varios mensajes, además de llamadas de mi mejor amiga, casi hermana, Lara, pues nos conocíamos desde hacía muchos años, estudiamos toda la etapa infantil juntas y continuamos nuestra amistad con el paso de los años. Ella es abogada, y bastante conocida, pues gracias a la posición de su familia pudo montar su propio bufete de abogados. Al ver esta, llame primeramente a Lara, ¡era raro que ella me llamara tan pronto!

-Que paso Ana, como te fue todo ayer. Me contestaron rápidamente al otro lado del teléfono.

-Buenos días para ti también, bien al final me dieron el trabajo. Y le comente todo lo que había sucedido el día anterior, exceptuando lo de Stella, pues sabía que si le contaba me iba a volver loca.

-Ahí que bien  Ana, espero que al fin sea este tu sitio, y contéstame ¿Que tanto te traes con esa Claudia que hasta salir de pediste?

-Ahí Lara, no cambias amiga. Te dejo, voy a llamar a mi mamá, yo también te quiero. Y con una alegre sonrisa en la boca me despedí de mi amiga.

Llame a mi mama, la cual quería saber todo lo que había hecho el día anterior pues se preocupaba mucho por mí, desde que me independice, mi mamá estaba muy pendiente, cuando le comente, años atrás que iba a mudarme a otra ciudad para mejorar mi formación lo acepto pero sin que le terminara de alegrar. Todo esto era debido a que siendo yo muy pequeña, me puse muy malita y por casi pierdo la vida. Después de contarle que me habían dado el trabajo y que empezaría el lunes, obvio omití ciertos datos, pues no quería que se pusiera mal, pude finalmente desayunar tranquila.

Eran las 2 de la tarde y no tenía ganas de almorzar sola en casa, así que llame nuevamente a mi amiga Lara.

-Lara, ¿cómo te encuentras?  Jajaja. Le pregunte.

-Hola amor, bien ¿y tú?

-Bien amor, mira te llamaba para saber si querrías venirte a almorzar pues no me apetece hacerlo en casa.

-Hay amor, discúlpame pero justo no puedo pues tengo un compromiso en breve, pero más tarde te llamo y cuadramos algo, ¿vale?

Después de esto me quede media tristona pero resignada acepte. Como aun así no quería comer en casa, me decidí a salir yo sola a almorzar algo, fui a un restaurante cercano a mi casa, al que nunca había ido. Entre empecé a mirar la carta y de repente, noto que alguien se sienta en una mesa cercana, no le prestó atención y me pongo a revisar mi correo electrónico a la espera de mi comida.  De repente escucho una voz de una chica, cuando reviso era en la mesa de al lado, sin querer no pude evitar escuchar parte de la conversación que mantenía por teléfono y justo cuando parecía que se iba a poner a gritar, vino el camarero con mi comida.

Cuando el camarero se fue, la chica se había ido, dejando la mesa sola. Me quede sorprendida pues no esperaba que se fuera tan rápido. Continúe con mi almuerzo hasta finalizarlo, fui y page mi cuenta. Y justo cuando salía del restaurante volví a ver a esa chica esta vez llorando, y estaba con ella, mi ángel de mechón azul, Stella. No podía creerlo, la volvía a ver, ella le seco las lágrimas y la abrazo de forma muy cariñosa y yo me quede sin palabras, no podía creer que otra vez me fijara en la persona equivocada. Para evitar que me vieran, me fui rápidamente para mi casa y empecé a llorar amargamente.

-No puedo creer que nuevamente me fije en alguien y me vuelva a equivocar. No paraba de repetirme, decidí intentar olvidar, pues estaba claro que Stella tenia pareja. Y más después de ver esa escena. Después de tanto llorar, me quede dormida en el sillón, nuevamente como el día anterior me despertó el teléfono y claro era Claudia. Decidí no cogerlo, lo sentía pero no estaba para salir ni para quedar con nadie, no después de ver lo que vi. Nuevamente me quede dormida.

A la mañana siguiente, no quería levantarme ni comer ni nada, solo quería que el mundo se acabara, no podía creer como una persona sin conocerla casi, me había llegado tan dentro del corazón, realmente me abre enamorado a primera vista.

Sabía que debía olvidarla, decidí intentar olvidarla pues no era para mí, estaba claro. Al día siguiente, debía empezar a trabajar en mi nuevo puesto, así que ese día lo cogí para quedarme en casa, a preparar todo para el primer día. El teléfono se había apagado pues no tenia carga, lo puse a cargar y lo encendí, tenía un mensaje de Claudia.

-Hola Ana, ¿te encuentras bien? Te he estado llamando pero no me lo coges, por favor, escríbeme tan pronto leas esto. Después de ver el mensaje, no le conteste pues no estaba en condiciones para saber de nadie, pasaron las horas, me quede dormida y cuando desperté era casi la hora de irme a trabajar. Aun no había sonado el despertador, así que lo apague y fui a vestirme, estaba triste, se notaba, me maquille un poco para disimularlo, pues sabía que iba a estar delante de clientes y no quería que me vieran mal.

Fui a la estación de autobús, en la que la vi el viernes, pero ella no estaba, llego mi línea lo cogí, pensé a lo mejor solo fue ese día, además debía olvidarla, ósea, que si no aparecía sería más fácil para mí. El viaje fue normal, me puse mi música y todo bien hasta que llegue al trabajo. No había echo sino llegar a la empresa, cuando Claudia me estaba llamando:

-Ana estas bien, me tenias preocupada te he llamado y no me cogías.

-si disculpa Claudia, he estado en casa liada. Le conteste aunque en la cara se me notaba mi tristeza.

-si claro pasa un segundo a la oficina quiero hablar contigo. Me comento Claudia.

Me dirigí a la oficina en la que me había entrevistado, cuando entre me senté en la silla a la espera de su llegada.

-Quería hablar contigo en privado Ana. Sentí la voz de Claudia a mis espaldas, y me vire para verla entrar. Cuál fue mi sorpresa que en la puerta no me había dado cuenta, había un cartel que ponía: -Claudia Álvarez González (Jefa de personal) no sabía que decir.

-Yo no…- fue lo más que pude lograr decir, bajo la vergüenza que tenía.

Claudia se dio cuenta a lo que me refería cuando me vio mirando a la puerta. Y cerrándola me dijo.

-no te preocupes, por eso quería hablar contigo, pues no he sido del todo sincera contigo. Yo soy la jefa de personal pero mi familia es la dueña de la empresa, no te lo dije antes pues prefería que me conocieras primero como una compañera. A pesar de esto, espero que podamos ser amigas, y ahora cambiando de tema, ¿Qué te paso el fin de semana? habíamos quedado en que te llamaba para quedar y no me cogiste el teléfono. ¿Hice algo que te enfadara? Dijo poniendo cara triste.

  • No para nada Claudia. Soy yo que no he tenido un buen fin de semana.

-Sabes que puedes contarme lo que quieras, si soy tu jefa acá pero también soy, espero, tu amiga. No pude más y le conté todo lo que había pasado. Entonces me comento que no podía llevarme por lo que había visto, pues podía no ser lo que yo creía. Que en el amor y en la guerra todo valía, y pensaba que a Stella yo le gustaba de verdad, pues la sonrisa que me echo cuando el bar, la hacía pensar así

Las cosas quedaron así, y después de eso, pasaron varias semanas de mucho trabajo, nos habíamos unidos más aun como amigas. Una mañana que fui a trabajar, entre a la oficina directamente para preparar todo lo que hacía falta, cuando llego Claudia me comento que habían abierto una empresa nueva de publicidad en las cercanías, y que había solicitado una reunión con su secretaria, para poder hacer negocios, pues nuestra empresa se dedicaba a la venta de automóviles y necesitábamos publicitarnos más aun.