A ponernos las botas. Luna playera.

La diferencia de edad no tiene que ser un problema cuando una mujer quiere tener sexo. Si encima es ella la que quiere, entonces da igual los años de diferencia, lo importante es el resultado, sobre todo para ambas partes que vuelven a repetir más veces. Luna decidió querer tener sexo con un maduro.

Recibí un mensaje hace un par de semanas de una chica que la llamaré “Luna playera” en el cual era muy explícita y la verdad sea dicha, a veces apetece mucho que no se ande la gente con rodeos, por eso, cuando leí este mensaje en seguida la contesté para que quedáramos.

Decía tal que así textualmente, claro:

“Mira, no me voy andar con mucho rodeo porque me estoy quedando sin ganas de encontrar hombres que apaguen la excitación sexual desbordada acumulada en mi cuerpo. Tengo ganas de que me den unos buenos pollazos por el coño y por el culo hasta temblar de placer, pero estoy completamente harta de que me mareen la perdiz con tanto mensaje y tan poca acción! Creo que podemos aprovechar la ocasión de que estamos cerca para dar rienda suelta a nuestros deseos sexuales más primitivos y gozar del sexo al máximo siempre y cuando seas de los que van al grano y quieran disfrutar de verdad. Te gustaría que nos lo montásemos juntos?”

Así que nos dimos nuestros teléfonos en enseguida obtuve una llamada de ella. Se veía que estaba con ganas de quedar en real, aunque le dije que yo tenía bastante más edad que sus veinte y siete años, pero ella me dijo que en el sexo no hay edad, si se quiere hacer. Aunque le indique que para mí es una gozada hacerlo con una jovencita como es ella, por lo que quedamos en vernos ese mismo día.

Entiendo que a veces las citas a ciegas no suelen salir como uno quiere, pero a veces son incluso más divertidas de lo que esperamos, por eso, cuando llegue a donde me indico para que nos conociéramos, pues me lleve una grata e importante impresión. Ella vestía unos leggins de color negro, creo que eran de invierno, ya que no creo que fueran de verano porque estábamos en el mes de noviembre y ya hacia frio. Aparte iba con un jersey también negro y una cazadora roja, en conjunto con sus zapatos del mismo color, y un fular también del mismo color.

Nos tomamos un café ella y yo un té y así fuimos sabiendo más de cada uno, pero lo que ella no me repetía de preguntar es si me atraía sexualmente, a lo que entonces le dije que yo no suelo tocar el muslo de una mujer si no me atrae, pero mi mano ya estaba por dentro de sus muslos, cosa que ella incluso agradeció que fuera tan lanzado. Como nuestras bebidas se iban consumiendo y no era cuestión de alargar la cita con otra bebida, le dije que, si le apetecía ya que le diera esos pollazos, a lo que Luna me contesto que estábamos tardando mucho y que como siguiera metiendo más mi mano me iba a encontrar con algo húmedo y muy mojado, porque estaba bastante caliente y excitada. Así que pague la consumición y nos fuimos en mi coche a un sitio que me dijo que estaba muy bien y no habría nada de gente que nos pudiera interrumpir. Mientras yo iba conduciendo, ella no paraba de poner su mano en mi paquete, comprobando que estaba bastante duro.

Llegamos a una cala, bastante alejada de miradas indiscretas, es lo que tiene la costa malagueña, que hace tener buenas calas aisladas. No era momento de quitarnos la ropa y salir desnudos a la orilla del mar, porque estaba casi congelada el agua, aparte de que los posibles cinco grados centígrados que hacía en el exterior no nos daban mucha inspiración para hacer un baño nudista, pero si es cierto que dentro del interior del coche teníamos buen ambiente, por lo que en cuanto ella se quitó su abrigo, y se echó para un lado su melena, se agacho hacia mi cremallera, sacando como pudo porque estaba muy empalmado, mi miembro y se lo empezó a tragar como si nunca hubiera un mañana, con ansia, con ganas y relamiendo cada milímetro de mi piel.

Yo por mi parte estaba metiendo mi mano algo caliente por detrás suya, notando como su tanga incluso estaba demasiado metido entre sus cachetes de su culo, por eso cuando llegue a su ano apenas lo note, ya que la tira lo tapaba, pero baje incluso más mi mano y entonces comprobé que estaba muy húmeda su entrada al placer. Estuve todo el rato que ella me estaba haciendo la mamada, metiendo y sacando dos dedos de su coño, aunque deseaba tocar su clítoris, pero la postura no era de las mejores si no tienes los brazos muy largos, por eso, cuando ya note que deseaba cambiar de agujero le dije:

— Zorra, deja de chupar y vamos a mover los respaldos hacia atrás, que ya quiero que te tragues por tu coño lo que tienes en tu boca. — Con una voz de deseo y lujuria, que casi lo pudieran oír en toda la comarca.

Luna se incorporó.

Se bajó sus pantalones o leggins hasta sus botas que se estaba quitando, pero se dejó su tanga de encaje negro puesto, y cuando ya estaba medio desnuda, porque se dejó el jersey puesto, yo a la vez que ella se quitaba parte de su vestuario, me bajaba los pantalones y el bóxer hasta mis tobillos, quitando una parte de ellos, es decir, una pierna mía estaba completamente desnuda, mientras que la otra tenía el pantalón, el bóxer y el zapato puesto.

Me tumbe en el asiento y ella sin cortarse nada, se subió encima mía, poniendo mi capullo en su entrada, con una mano, mientras que con la otra se sujetaba a mi pecho.

Bajo lentamente, saboreando esa entrada que ya necesitaba desde hacía tiempo. Cuando se sentó encima mía me dijo:

— Joder, que cabrón eres, menudo pollón tienes, me acabas de llenar por completo. Espero que sepas follarte a esta putita, porque pienso dejarte seco, — me decía esto mientras se acomodaba y ponía sus rodillas sujetas en el borde del asiento, para así poder hacer mejor la cabalgada, — y no te preocupes, quiero toda la leche dentro, que para eso tomo la píldora.

Pues a ver, no es por nada, pero no suelo tener la oportunidad diariamente de echar un polvo en el coche con una mujer joven, así que, la deje que ella misma se diera el placer que necesitara, y si veía que no aguantaría, no habría problema en inundar su interior, porque además ella lo quería así.

Así que, empezó a cabalgarme fuerte y rápido, de tal manera que en pocos minutos el vaho de nuestras respiraciones, cubrió todos las ventanas y ella seguía fallándome, porque realmente una cabalgada es una follada, por lo que incluso note que en varias veces Luna decía que se corría, paraba un poco, vibraba su cadera y sus piernas y cuando ya había parado de correrse, volvía a montarme de manera algo menos fuerte, pero seguía aumentando hasta que en uno de sus orgasmos, cayó encima mía, besándome y metiendo su lengua, y pegando botes con su culo en mi polla.

Quedo bastante exhausta, pero quería más y yo, que todavía no le había comido su coño ni su clítoris, que no le había visto su culo, pues le dije que hiciéramos un sesenta y nueve, así podría degustar mi semen dentro de su boca, pero me indico que ella no quería tragar por su boca, sino que necesitaba mi semen dentro de su coño o culo, así que, mientras nos deleitábamos con esa posición numérica, me puso tal alterado y agitado, que le dije que se pusiera boca abajo. La verdad es que ciertas posiciones sexuales dentro de un vehículo no son nada cómodas, sobre todo si el hombre mide casi un metro y noventa y la chica mide casi un metro y setenta centímetros también, por lo que conseguimos que se pusiera a un mini cuatro patas y así tenía su culo a mi disposición.

Escupí varias veces en su ano. Apunte con mi pene a su agujero oscuro, y empuje sin parar hasta que estuvo la mitad de mi herramienta metida en su culo. Cuando ella noto el grosor como iba abriendo su poco dilatado esfínter, fue cuando incluso se arqueo su espalda y me ponía una mano suya en mi muslo, como para decirme que fuera más lento, pero entonces empecé a follarla muy lento, para que se fuera adaptando al grosor, y seguía echando saliva a lo que todavía no había entrado, así conseguí entrar todo dentro de ella, y entonces empecé a menear mi cadera contra su culo, lento, pero sin pausa.

Luna jadeaba más y más, incluso con una mano suya se masturbaba su clítoris y a veces se metía un dedo o dos en su coño, hasta que yo no aguante mucho y le dije que estaba a punto de correrme, pero entonces ella me pidió que la follará fuerte, así sentiría mi cálido líquido y ella también se correría al mismo tiempo que yo, por eso, me agarre al asiento de atrás y empecé a culear fuerte y duro, por lo que en unos veinte empujes le dije al oído que me corría, y ella noto como salían los chorros de mi polla y le llenaban su culo.

Indico que Luna seguía teniendo su tanga de encaje puesto, por lo que, en cuanto acabe de llenarle el culo, ella se movió para sacarse mi trozo de carne de ella y se puso su tanga, como intentando que no saliera mucho líquido, pero realmente salió bastante para mojar todo su tanga. Yo cae en su espalda, agitado y acelerado de respiración. Ella seguía jadeando y vibrando de su siguiente orgasmo. Entonces cuando íbamos recuperando la respiración y notando que nos sobraba toda la ropa, del calor que hacia allí dentro, fue cuando se quitó su jersey, que la muy puta no llevaba sujetador y pude ver unas tetas y pezones duros y maravillosos para poder incluso chupárselos, pero entonces me dijo las palabras mágicas:

— Ten cuidado con mis pezones que son muy sensibles y aunque aún ningún hombre ha conseguido que tenga un orgasmo cuando me los chupan, me ponen muy perra que me los muerdas y laman. — palabras mágicas para mí, porque al igual que me gusta que un clítoris sea muy sensible al tacto, los pezones si son iguales entonces es como tenerme enganchado a ella, por lo que me dio la idea especial de hacer que ella sola se pusiera muy perra para mí.

Me senté en el asiento de atrás.

Luna se sentó encima mía, ya que su coño estaba totalmente pegado a mi polla.

Empecé a chupar y lamer sus pezones.

Luna empezaba a mover su cadera, por lo que su clítoris digamos que se rozaba contra mi capullo, que volvía a crecer y ponerse muy duro.

Yo incluso le mordía suavemente sus pezones con mis labios y a veces con mis dientes.

Luna no paraba de frotar su clítoris y labios, moviendo su cadera de afuera hacia dentro contra mi barriga.

Yo entonces con mis dedos, empecé a masturbar su ano, que seguía lubricado de mi leche, y eso me hizo meter un dedo, luego otro, hasta meter cuatro dedos, porque le entraban perfectamente.

Luna estaba muy salida, tanto que, en uno de sus movimientos, metió mi capullo dentro de su coño, y claro, ya que estaba dentro no lo iba a sacar para seguir masturbándose.

Noté como entraba dentro de ella, pero sabía que necesitaba una estimulación extra, por eso mis dedos de mi otra mano fueron a sus labios y clítoris. La posición era algo complicada, pero conseguí llegar y frotar, o más bien aprisionar su botoncito, por eso, mientras ella movía su cadera porque mis labios y dientes estaban torturando deliciosamente los pezones sensibles y duros como diamantes de Luna, mi polla volvía a estar follando el interior de su vagina, mientras cuatro de mis dedos estaban follando el culo, y cuando no me lo esperaba, Luna se agarró a mi cuello y gritando me dijo que se corría, por lo que yo en vez de parar en seco con todo lo que le estaba haciendo, seguí, que a las mujeres no les gusta que paren de darle placer, por eso, seguí moviendo más rápido mis cuatro dedos dentro de su culo, follando bien. No paraba de mover mi polla, aunque realmente lo hacía ella con su movimiento de cadera, dentro de su coño que me apretaba por los espasmos producidos de su orgasmo y no paraba de morder sus pezones con mis labios y dientes.

Luna tuvo un orgasmo bastante largo, incluso creo que fue uno encadenado, porque seguía tras varios minutos con él y por eso, incluso a mí me acelero mi excitación, así que le dije que me cabalgará fuerte porque deseaba preñar su coño y eso hizo ella, salida de sí, sin poder aguantar más, se levantaba fuerte y caía con todo su peso en mi polla, así tantas veces como pudo aguantar hasta tener otro orgasmo, incluso más bestial que el anterior, y entonces mirándola a los ojos le dije:

— Toma puta, mi corrida dentro de tu coño. Saboréala bien, porque hoy no va a salir más leche de mis huevos.

Y así estuvimos un rato hasta que mi polla por cansancio se salió de su coño, totalmente lleno de orgasmos, de leche de ella y mía, y algo escocido por la tremenda follada, que sin darnos cuenta ya se había hecho de noche.

Seguía sentada encima mía, notando como le salía el jugo de nuestro néctar mezclado, y con eso, me dijo:

— Para ser un maduro follas de puta madre, y la verdad, al fin he encontrado mi maduro caliente. Ahora la cuestión es si quieres volver a follar conmigo, porque yo si quiero.

¿Quién se puede negar a quedar con una chica joven que tiene tantas ganas de follar que lo hace dentro de un coche con poco espacio y tiene esos orgasmos tan maravillosos que tuvo? Pues lógicamente que yo no pude negarme, por eso, una vez cada dos o tres semanas, quedo con ella para darnos ese homenaje, pero ahora tengo alquilado un piso en Málaga capital, para poder follar con ella y bueno, para ampliar amistades de mujeres, en donde poder echar polvos sin tener que hacerlo como lo hacen las parejas que no tienen un sitio donde hacerlo.

®Todos los derechos reservados al autor de la historia.

Nota de autor:

Espero que les haya gustado esta historia real, en donde la chica es real como la lluvia que cae en el mes de enero. Y si les gusta, no dejen de leer otras historias mías.