A piñón fijo (4)

“Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo, y la segunda, no me acuerdo.” Woody Allen. Relato en 25 trozos.

A PIÑÓN FIJO

(4-25)

ESCRITA POR:  SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

Esperé al profe y a Sandoval en el salón. Una vez acabaron, me acerqué a ellos.

. - Sandoval, ¿puedes ir bajando?, tengo que hablar un momento con el profesor.

. - solo si me das un beso –dijo sonriendo el muy cabroncete-.

Le di un morreo mientras me apretaba una nalga. Luego salió del apartamento. Me giré hacia el maestro. Con un gesto lo llevé hacia la habitación de su madre. No entendía nada, pero me siguió.

. - abuela, dígale lo que hablamos de visitarla.

. - ah, sí, hijo. Este joven podrá venir a casa siempre que quiera. Vendrá cuando no esté la asistenta, por la tarde. Me llevará de paseo.

. - ¿estás segura, madre?, apenas lo conoces.

. - créeme, lo conozco. Dale una llave cuando puedas.

. - vale, madre. Como tú mandes. Nos vamos, se nos hace tarde –dijo llegándose a ella y besándole la frente. Luego se me quedó mirando y claro, tuve que darle también un beso. Yo se lo di en todos los labios, más un sobeo de pezones, ante el pasmo de su hijo. Quería dejar claro lo que íbamos a hacer su madre y yo cuando la visitara. Así me ahorraba sorpresas. Ella y yo sonreímos y salí por la puerta, con el maestro detrás-.

Ya en el ascensor, se me encaré.

. - ¿qué te traes entre manos con mi madre, Salvador?

. - lo mismo que con el hijo. Fue ella quien me lo pidió y se lo daré. No sé si lo sabes, pero me gustan las mujeres de edad avanzada también, y tu madre se merece un poco de cariño.

. - pero si es una señora mayor y muy arrugada.

. - ¿y no tiene derecho a ser feliz estos últimos años de su vida?

. - sí, tienes razón. Desde que papá murió, se ha ido apagando. Hoy la vi más despierta, con un brillo diferente en los ojos. No le hagas daño, por favor.

. - no te preocupes. La trataré como una reina. De todas maneras, le preguntas de vez en cuando y si te dice algo malo de mí, la dejaré de ver, pero que sea verdad, profesor.

. - de acuerdo, confiaré en ti. ¿A mí no me vas a dar un beso como a Sandoval y a mi madre?

. - los que quieras –dije y nos enganchamos violentamente. Tanto, que paramos el ascensor un buen rato para darnos gusto. No me comí de nuevo sus huevos porque no teníamos tiempo, que si no

Una vez en la calle, Sandoval estaba allí esperándonos. Le eché el brazo por encima y nos fuimos juntos, dejando atrás al profesor. No nos interesaba que nos vieran llegar juntos al instituto. De camino por la calle, Sandoval iba más contento que unas castañuelas.

. - ¿a qué te ha gustado dar polla y no solo recibirla? –le dije-.

. - ya lo creo. De lo que me estaba perdiendo. Gracias a ti, ya no se puede negar a que me lo encule. Me ha gustado follarme también tu culo.

. - si te portas bien y no vas por ahí amariconado y hablando más de la cuenta, tendrás mi culo a tu disposición durante mucho tiempo. Tú y yo somos dos amigos, nada más. Cuando estemos solos, nos daremos por culo todo lo que queramos, pero nada de besitos por la calle, ni sonrisitas, ni celos, ni ostias en vinagre, yo follo con quien me da la gana, tu haz lo mismo, ¿de acuerdo, Sandoval?

. - de acuerdo, Salvador. ¿Cuándo nos vemos de nuevo?

. - no lo sé. Tengo una agenda muy ajetreada, debo satisfacer a mucha gente. Tú eres uno más, que te quede meridianamente claro.

. - se me está poniendo dura de nuevo, Salvador.

. - pues te vas al baño y te haces una paja. Hoy ya tienes el cupo lleno conmigo.

. - cómo quieras. ¿Qué me dices de Alicia?

. - ¿a qué te refieres?

. - ¿cuándo me la presentas?, quiero follármela lo antes posible.

. - para el carro. ¿Acaso crees que le gustas como para tirarse en tus brazos?

. - bueno, pero si tú le hablas bien de mi herramienta, a lo mejor

. - serás cabrón. Vale, le hablaré de ti, pero no te prometo nada. Oye –dije sonriendo- será mejor no hablarle de tu herramienta de momento, ¿no te parece?

. - sí, será mejor. Mira, Salvador. ¿No es aquella que se baja de ese cochazo?

. - sí, esa es. Desaparece de mi vista y deja que la prepare un poco antes.

. - okey, confío en ti, mi amor.

. - ¿qué cojones te he dicho de mariconerías?

. - perdona. Es como suelo hablar con Alfonso.

. - pero yo no soy Alfonso. Cuando estemos solos, pase, pero no en plena calle, que pueden oírte y cagarla con las tías, que te recuerdo, también me las follo cuando puedo y me dejan, que esa es otra.

. - disculpa, cuidaré mi vocabulario de amante amantísimo.

. - que te den por saco y ahora lárgate, joder.

. - te daría un beso aquí mismo si no me dieras una ostia. Vale, vale, ya me largo.

Dejé que se largara y avancé hacia la entrada. Alicia me vio y esperó a que llegara.

. - tengo que hablar contigo de inmediato. Es importante.

. - vale, vayamos a esa esquina. Nadie nos molestará.

Hacia allí fuimos y no más detenernos, me lo soltó.

. - papá y mamá me han pedido que no vuelvas más por casa.

. - ¿te han dicho por qué?

. - a papá se le levantó cuando te daba por detrás y dice que ya está curado de su pene flácido y ya no necesita de tus servicios para con mamá.

. - perfectamente claro.

. - ¿no te enojas, maldiciéndonos?

. - no veo por qué. Hicimos un trato y uno de los dos lo podía romper sin compromiso. Ningún problema por mi parte.

. - vaya, me has dejado de piedra. Creía que ibas a despotricar contra los putos ricos.

. - ya te dije que yo siempre cumplo mis tratos. Lo que no me podéis impedir es visitar a la morena de la sirvienta. Tiene unas tetas que me fascinan.

. - eres un cabrón. En vez de tirarme los tejos a mí, se los tiras a mi sirvienta.

. - ¿estás celosa, Alicia?

. - vale, no voy a negarlo. Me gustas y deseo

. - Alicia…, Alicia... ¿por qué no lo habías dicho antes?

. - ¿te hubiera importado algo teniendo a tu disposición a mi madre o a la misma sirvienta?

. - ya lo creo, me gustas un rato y me gustaría hacérmelo contigo.

. - ¿seguro?, ¿no te cachondeas de mí?

. - si estuviéramos solos, ya verías lo que me cachondeaba yo de ti. ¿Qué te parece si nos vemos en la casa abandonada?

. - no, allí no quisiera perder la virginidad. Lo recordaría siempre y no me hace gracia que la primera vez lo hiciera rodeado de jeringuillas y condones usados.

. - conozco un hostal que cobran por horas y no piden documentación. Alquilaré una habitación y nos damos gusto.

. - de acuerdo. Lo haremos el sábado. Diré en casa que me voy al cine con las amigas y lo haremos.

. - de acuerdo, entonces. ¿Nos morreamos un poco y nos metemos mano?, eso lo hacen hasta los que no son novios.

. - de acuerdo. Así todos sabrán que estamos juntos.

. - para el carro, Alicia. ¿Estamos juntos?

. - bueno, vale. Solo nos damos gusto. ¿Te vale así?

. - eso es otra cosa, pues además de tus padres, tengo más amantes por ahí. No soy de una sola persona, Alicia. Lo siento.

. - bueno, menos da una piedra. Por lo menos me desvirga alguien que me gusta un huevo.

. - Alicia, ¿te puedo proponer un trío para el sábado?

. - ¿cómo que un trío?, no jodas.

. - perdona. Es que tengo un amigo que está loquito por ti y no sabe cómo entrarte y me pidió que te hablara en su nombre.

. - ¿quién es?, ¿lo conozco?

. - no lo sé. Se llama Sandoval y es algo rechoncho, pero mucho más que tú, claro.

. - lo conozco. Nunca me ha dicho nada.

. - claro, es tímido de cojones con las chicas. Pero está loco por ti, me lo ha dicho. ¿Por qué no lo invitamos a nuestra pequeña fiesta?, así podrás disfrutar de dos por uno.

. - ¿tanto te importa ese Sandoval?

. - no te digo que no. Es un buen chico y te lo diré, pero no lo divulgues, por favor. Sandoval y yo somos amantes. Es otro de mis amantes que tengo por ahí.

. - vaya, vaya. ¿Os dais el lote, como te lo dabas con papá?

. - más o menos. Me entusiasma que me empalen, mientras yo empalo a otra persona. Esa puedes ser tú, luego nos intercambiamos y los tres disfrutamos a partes iguales. Tú quedas desvirgada, yo disfruto de los dos y Salvador ídem de ídem y todo el mundo contento. ¿Qué me dices, querida?

. - sí me lo pienso dos veces, no lo haré nunca. Vale, que se venga el sábado. Pero con una condición.

. - adelante.

. - ya que sois dos y yo tengo dos agujeros abajo, quiero que me desvirguéis los dos al mismo tiempo, así dejaré de ser virgen de una puta vez por ambos lugares y para siempre.

. - Alicia, tienes más cojones que yo, te lo aseguro. ¿Nos morreamos ya?

. - ¿por qué no?

Nos comimos la boca el uno al otro. Mi mano no se estuvo quieta y se metió bajo su camiseta y bajo también una de las dos copas rígidas. Agarré el pecho tamaño mínimo y se lo estrujé hasta que nos llamaron la atención.

. - vale ya chicos. Dejadlo para el recreo. Es hora de clases –dijo el profesor de inglés, el cual sonreía el muy cabrón-.

Nos despegamos y allí estaba Alfonso llamándonos la atención. Alicia, que no estaba en el ajo, se puso roja y salió corriendo hacia las aulas. Caminé al lado del profe. Ningún alumno quedaba fuera.

. - chico, eres insaciable. ¿Cuándo me harás otra visita?

. - tendré que mirar mi agenda, profesor. Al final no me dio la llave.

. - la tengo aquí.

Me la pasó disimuladamente. Yo la cogí y la puse en el llavero de casa. Al entrar y ver un trastero, me metí y metí dentro al profesor. Allí nos morreamos y sacándole la polla en un segundo, me la comí hasta hacerlo correrse de gusto. Luego dejé que me hiciera lo propio.

Con ambos descargados, entramos en las aulas, diferentes aulas, pues no me tocaba inglés a aquella hora. Así daba gusto estudiar, sí señor. Como le prometí a la madre del profesor anglo-andaluz, me llegué a su casa a eso de las 16.00 horas para darle tiempo a que se largara la asistenta.

Estaban en la cocina la madre y el hijo. Se sorprendieron de verme entrar por la puerta, aunque no tanto como debieran, pues sonrieron ambos. Me acerqué al hijo y le besé los labios, para luego ir hacia la madre y comerme su boca mientras sobaba sus tetas a través del vestido.

. - Buenas tardes a los dos.

. - has cumplido tu palabra de visitarme –dijo la madre-.

. - abuela, no solo a usted, a su hijo también. ¿Les queda mucho por terminar de almorzar?

. - ya habíamos acabado –dijo la madre-.

. - perfecto. ¿Por qué no dejan los cacharros para después y nos vamos a uno de los dormitorios?

. - ¿qué te parece la idea, hijo?

. - ¿los tres en la misma cama, Salvador?

. - ¿y por qué no?, le prometí a tu madre que vendría y aquí estoy. Lo malo es que tenía un encargo previo y se me había olvidado, pero si nos damos prisa, podré hacer dicho recado una vez haya salido de aquí. ¿Ahora, que si no les gusta mi idea…?

. - hijo, levanta el culo –dijo la mujer dejando todo como estaba y cogiéndome de la mano, me llevó a su dormitorio. Su hijo, detrás de nosotros, se limpiaba la boca con una servilleta, mientras sonreía-.

La mujer se sentó en el borde de la cama. Mientras yo desabotonaba cada botón de su traje, ella hacía lo propio con mi camisa y mis pantalones. Ya antes de sacarle el último botón, ya me tenía en calzoncillos, tal era la desesperación de aquella mujer por tener algo caliente dentro de su vagina.

El hijo de la señora se me puso detrás y me bajó los calzoncillos, para de inmediato, pasarme la palma de su mano por debajo de los huevos y cogerme todo el paquete, para de inmediato, ponérseme a pajearme la polla.

Cuando conseguí sacarle el traje, la mujer se me inclinó y cogiéndome la polla, apartó la mano de su hijo para ponerse a mamármela. Su hijo se alzó y mientras se desnudaba, le cogí la boca y me la comía con un morreo interminable. Solo cuando estuvo desnudo el hombre, le cogí el cipote y apartando la boca de la madre del mío, le acerqué la polla de su hijo.

. - Salvador, qué es mi madre… –Se frenó el tío-.

. - ¿vas a hacerle un feo a tu madre retirando tu pene?, se un buen hijo y deja que tu madre disfrute un poco.

. - mamá, ¿tú qué dices?

. - hijo, la tienes tan venosa como tu padre. Deja que la pruebe, al menos.

. - vale, madre. Es toda tuya.

. - gracias, hijo.

La mujer se puso a mamar la polla de su hijo. Mientras tanto, yo me dediqué a sacarle el sostén y como pude, levantándole un poco el trasero, sacarle las bragas también. Ya toda desnuda, la volví a sentar en el borde, sin que ella dejara de mamar al profesor, su hijo.

Con delicadeza, aparté a la mujer de aquella polla y la llevé hasta el centro de la cama. Subí tras ella y poniéndome entre sus piernas, enterré allí mi boca. Mi lengua comenzó a trabajarle bien todo el mondongo caído por el paso del tiempo. Sus gemidos no eran de mentirijillas, pues se contorsionaba que era un gusto verla y oírla.

El hijo, viendo que aquello no tenía vuelta atrás, aun siendo maricón fino, se dijo que, por probar un poco, no le iba a pasar nada y se colocó al lado de su madre, para, de inmediato, besarle los labios y mientras tanto, sobarle las tetas que un día le dieron el primer alimento natural.

Como buen chico, dejé que el hijo se comiera el chumino de la madre, mientras yo me entretenía comiéndole los huevos desde abajo. Lo siguiente fue invitarle a penetrarla. Ni lo intentó sin antes tener el visto bueno de su madre, que estaba de lo más permisiva. Accedió, claro, con solo una condición.

. - quiero que ocupéis los dos agujeros al mismo tiempo. Ni con tu padre lo hice nunca, pero siempre lo he querido hacer.

. - pero madre, te va a doler un montón.

. - deja que sea yo quien decida sobre mis agujeros, hijo. Dadme gusto los dos, por favor.

El hijo ya no preguntó nada más. Se tendió a su lado con su polla mantenida con su mano bien recta. Yo ayudé a su madre a sentarse sobre el cipote del hijo. Lo hizo despacio, pues ya llevaba muchos años sin meterse nada como aquello tan sabroso en sus entrañas.

Una vez toda enterrada y mientras su hijo se hacía dueño de las tetas aplanadas de su madre, la hice agacharse hacia adelante, consiguiendo con ello que su hijo pudiera mamar de sus tetas secas, pero igualmente sabrosas.

Con su culito a mi disposición, le separé las nalgas y le eché un chorro de saliva. Di en el clavo. Luego, con un dedo extendí la saliva por dentro de su ojete. Ya no necesitaba más. Me posicioné y se la metí despacio, pero sin detenerme un segundo. Sus gritos de dolor culero le dijeron que había sido una mala idea aquella que tuvo de ser enculada, más la polla vaginal que ya tenía su hijo en su interior.

Poco tiempo le di, pues aquel culo estrecho me enardeció y comencé a follármelo a destajo. Su hijo no era manco y también se la follaba desde abajo. Así fue como aquella mujer conoció por primera vez lo que era una follada doble y de que la polla de su hijo era tan válida como la mía o la de otro cualquiera para disfrutar como Dios manda.

Sin duda, la madre no iba a dejar pasar aquella oportunidad, de pedir a su hijo ser servida todas las veces que ella necesitara tener un cuarto de kilo de carne dentro de ella. Sin duda, así sería. Estaba claro que el hijo era maricón, pero también un buen hijo que satisfacerla a la madre que un día lo trajo a este perro mundo.

Ni qué decir, que aquello era un secreto que no se podía desvelar. Sin duda, a partir de aquel primer día, vinieron otros. Sin duda, estábamos alimentando un monstruo dormido, la madre. Siempre nos pedía folladas dobles. Suerte que me reservaba para darle polla culera al profesor. Éste, no tan experto como yo follando el culo y la vagina de su madre, no siempre se reservaba para encularme, pero se lo perdonaba, pues la madre era insaciable y hacía correrse al más pintado.

Sin duda aquella semana no solo a mí, sino también a su hijo, nos tenía a piñón fijo, con sus viejos agujeros a los que le quitamos las telas de arañas. Por eso tuve que posponer mi encuentro desvirgatorio con Alicia y mi gordito amante para el próximo sábado, pues no podía rendir cómo debía. Ella aceptó como buena chica que deseaba congraciarse con su desvirgador oficial.

Al día siguiente, el día 8 de comenzar las folladas de los agujeros de la madre del profesor, la mujer amaneció fría como un témpano. Según su asistenta y después el hijo, la encontraron con una sonrisa en la cara. Sin duda, había muerto feliz y contenta, no en vano casi nos lleva a nosotros para el otro barrio de tanto dale que te dale a sus viejos agujeros anal y vaginal. A su entierro fueron los vecinos y algunos familiares. El gordito y yo.

Al día siguiente del entierro y ya en el instituto, la dirección del centro le dio por adelantar un viaje que tenían previsto para unos meses. Era la visita a un poblado de saharauis en Tinduf, Argelia. Solo iría una docena que serían elegidos por riguroso sorteo. Maldita la gana que tenía de ir, pero era obligatorio estar en el bombo, así que ni me molesté asistir al sorteo. Simplemente, me fui a casa.

Mamá me recibió con un regalo que esperaba.

. - hijo, Lisa tiene que decirte algo importante para ella.

. - ¿dónde está?, ¿no viene a comer?

. - ya estoy aquí, hermanito.

. - hola querida. ¿Qué es eso que dice mamá que tienes que decirme?

. - le he dicho a mamá que ya estoy preparada para que me desvirguen y tú eres el candidato ganador.

. - muchas gracias, hermanita. ¿Y si yo no quiero?

. - hijo. No digas eso, por favor. ¿No lo deseabas desde el principio?

. - mamá, que es una broma. Claro que quiero y más siendo mi hermanita, más morbo si cabe.

. - joder, Salvador, casi me da un patatús. Creí que tendría que buscarme a uno en la calle.

. - eso, ni en broma. Aquí tienes a tu hermano para eso y más. Cuando tú quieras, menos el sábado, ya lo tengo comprometido con un par de amigos para ir al centro.

. - ¿qué te parece esta noche?

. - perfecto, querida. Ven aquí, tía buena.

Lisa, sonriendo se me acercó y no pude evitar comerme su boca, para después meter mi cabeza bajo su camiseta y sin apartar nada más porque no llevaba sujetador, me deleité con sus sabrosos pechos.

. - hijo, deja algo para la noche.

. - mamá, deja que Salvador disfrute, yo también lo estoy haciendo. Se me está poniendo dura. Vente mamá y tómate un poco de mi leche.

. - ay, hija. Me estás pervirtiendo… y me gusta que lo hagas -sonrió- vuestras dos pollas no me canso de descargarlas en mi boca-.

Mamá se vino y apartando sus braguitas a un lado, se tragó aquella polla de Lisa que daba gusto comerse. Me salí de debajo de su camiseta y levantándome, me saqué la polla e invité a Lisa a tomarse un tentempié.

Desde luego, éramos una familia de degenerados, pero me importaba un huevo y parte del otro. Seguro que era pura envidia quien lo dijera, pues ya quisieran ellos estar en el lugar de cualquiera de los tres.

Las dos pollas explotaron y las chicas se tragaron todas las leches que salieron por ambos pitos, para después ponerme yo a disfrutar de ambos coños para deleite de ellas y mío también. Cómo me gustaba comer coños y si eran de la familia, mucho más. La ostia puta, a joderse, envidiosos del carajo

Sin duda me lo estaba pasando pero que muy bien con mamá y mi putativa hermana, además de mis rolletes fuera de casa. Si mañana la palmaba, al menos habré disfrutado la de Dios. Seguro que mucho más que cualquier mentecato con 90 años a su espalda echando un polvo semanal y si es que lo echaba.

Nos sentamos a comer el resto de comida preparada por mamá entre risas y chances de lo bien que me lo iba a pasar esta noche. La que sería envaginada y enculada no las tenía todas consigo, pero había que dar el paso si quería integrarse totalmente en esta descerebrada familia de encoñados.

Una vez todo ingerido y lavada la loza, los tres nos dimos gusto con los demás otra vez allí mismo. Los jugos de mamá, aparte de deliciosos, eran afrodisíacos y no me cansaba de consumirlos. Todo ello mientras Lisa se comía mis huevos y luego mi culo, para acto seguido enterrarme su sabrosa polla en mi ojete. Es lo que tiene la juventud, que recargamos baterías en un perinquete.

Follando y follando, nos llegamos a la habitación de mamá y allí no lo dejamos, pues con nuestras lenguas ávidas, nos comimos todo lo comible en un hombre y en una mujer. En este caso, dos mujeres. Fue una tarde muy placentera, hasta que nos quedamos dormidos de puro agotamiento. Por la tarde y para hacer boca, me llevé a Lisa, con permiso de mamá, a dar una vuelta.

Como si de una pareja fuéramos, nos reíamos las gracias del otro. Hasta algunos creyeron que era otro de mis rollitos externos, pero no, era mi hermanita a la que pronto iba a desvirgar por ambos agujeros.

La llevé de paseo por escaparates varios, donde, lo menos que hice, fue ver dichas tiendas, pues mientras ella lo hacía, yo, disimuladamente, no paraba de meterle mano a sus pechos y a su coño, metiéndole mano bajo su escueta faldita. Hasta nos metimos en un jardín privado y allí, le saqué la polla y se la descargué bucalmente, para luego, ella, hacer lo propio con la mía.

No había problema de que no la tuviéramos preparada para después, jóvenes como éramos, éramos rápidos. Además, hasta que no la tuviéramos de nuevo bien cargada, no pensábamos regresar a casa, por lo que proseguimos paseando.

Solo cuando teníamos carga completa, nos sonreímos y decidimos regresar a casa con mamá y su sabroso coño, sus sabrosas tetas y su no menos, sabroso ojete anal.

Cuando regresamos por fin, nos habíamos comido la boca un millar de veces, aquí y allá. Así que llegamos a casa más que calientes por empezar su desvirgamiento doble oficial.

. - chicos, os dejaré solos esta noche. Espero que disfrutes Lisa, aunque lo dudo, ya sabes que las primeras veces

. - lo sé mamá, pero espero que Salvi me trate como una reina y procure no hacerme excesivo daño.

. - lo intentaré, hermanita. Gracias mamá por no estar presente. Mañana te haremos disfrutar como Dios manda.

. - lo sé, hijo, lo sé. Que lo paséis bien –dijo cerrando la puerta y yéndose a su habitación a ver su programa favorito de chismorreos. Aunque poco vio, pues se lo pasó pajeándose todo el rato pensando en sus dos retoños.

Lisa era un monumento de mujer con polla y sin polla. Ese factor extra le daba un plus que para sí ya quisiera todo macho de este perro mundo. Ella, desnuda en mi cama, estaba esperándome abierta de piernas y yo, sentado en el borde, la admiraba y me la comía con la vista.

. - deja de devorarme con los ojos y cómeme de verdad, semental mío.

. - no me canso de mirarte. Si pudiera, me casaría contigo mañana mismo.

. - no hace falta que nos casemos. Mamá y yo estaremos ahí siempre que lo desees. Solo permítenos que nosotros también te tengamos a ti, aunque te vayas un día de casa. Aquí siempre nos tendrás tanto a mí, como a mamá. Lo he hablado con ella y está de acuerdo. Aunque sigamos caminos diferentes, nuestro amor por ti no desaparecerá nunca y lo llevaremos a la práctica. Aunque esté casada y con hijos, que no lo creo, seremos los mejores hermanos, los mejores amantes.

. - os lo agradezco. Espero ser digno de vosotras dos.

Le pasé la mano por el pezón derecho y rodeé su aureola. Ella se tensó y suspiró. Había dado comienzo su conversión en mujer, según ella, pues para mí, ya lo era hacía tiempo.

Me subí a la cama y besé cada pezón con una suavidad pasmosa que hasta a mí me impresionó. Pronto no se pudieron poner más duros. Bajé hasta su ombligo y con mi lengua lo humedecí, para luego seguir más hacia abajo, yéndome hacia sus muslos, por su parte interna. Ella comenzaba a humedecer su vulva, pues el olor de sus orgasmos me llegaba perfectamente.

. - me estás poniendo a cien, mi amor. Eres todo un amante, un Casanova, un Don Juan

Dejé de oírla y enterré mi boca en su vagina, bajo su pene ya empalmado hacia el cielo. Me comí aquella vulva suya, donde me serví un buen plato de clítoris al pil-pil. Ella se retorcía, como no podía ser de otra manera. Luego pasé a sus huevos y finalmente, pasé a lo que podría ser su clítoris mayor, su pene, su cacho pene, que me deleité mamándoselo.

Me tragué toda su polla y en mi boca la dejé para saborearla bien, luego me salí y respiré hondo, para continuar mamando su prepucio, que hizo vibrar una vez más a mi querida hermana.

Mi polla estaba como un cañón de dura y empalmada, aun así, se la acerqué a su boca colocándome en un 69 para que me la humedeciera correctamente. Seguimos mamándonos ambas pollas, pero como había dicho que la tratara bien, no debía follármela sin engrase previo y alargando mi mano, cogí un bote de vaselina comestible, para embadurnarle bien su vagina primero y su ojete después. Había llegado el momento de la verdad

Giré 180 grados y me preparé para la clavada desvirgadora. Le levanté la vagina lo justo para que fuera de mi agrado enterrársela y cuando estuvo lista, ella cerró los ojos y apretó los dientes.

Me deslicé hasta la mitad de mi polla. Ella gritó, pero no como para avisar a los bomberos, así que continué y se la enterré hasta los huevos. Gritó bien fuerte esta vez y la dejé descansar. Segundos después me la follé como si me debiera algo. Una y otra vez se la clavaba y una y otra vez se retorcía de dolor vaginal. Sudaba que era un primor.

Para no correrme en esta primera sesión y preñarla, pues no usaba condón con ella esta vez, me salí de su vagina y me dediqué a comerme su clítoris y tomarme todo cuanto salía de sus orgasmos. Un zumo que ya conocía perfectamente y que era bien sabroso. Su culo me llamaba a gritos y no lo hice esperar. La hice girar sobre sí misma y su culo estuvo a mi disposición en exclusiva. Tenía unas nalgas de aúpa, a las cuales les pasé mi lengua. Luego a su ojete, el ojete tan deseado por mí, como tan temido por ella.

Como ya estaba envaselinado, solo tuve que ponerla en posición enculadora y sin avisar, pues estas cosas se han de hacer a traición para aumentar el disfrute personal del menda, pese a su petición de clemencia culera, se la enterré hasta el fondo. Joder, como gritó mi hermanita del alma. Daba gusto oírla, cabrón de mí. Mamá la oyó perfectamente, pero no apareció por allí, ni falta que hacía.

Mi tranca parecía que se gobernaba sola, pues comencé a darle polla y más polla hasta volverse loca. Lisa estaba que se moría de dolor culero. No podía, ni quería evitarlo, pues buena parte del disfrute de los tíos al dar por culo era oír gritar a los enculados, ya fueran machos o hembras, de la casa o de fuera. Así de descerebrados somos los tíos y las tías con polla, también.

Esperaba que no acabara nunca aquel primer enculado, pero la corrida ya se acercaba a marchas forzadas y claro, esta vez sí que quise que se tomara su culo mi lechada, toda mi lechada.

Me vacié totalmente en ella y allí estuve hasta que mi picha salió por su propio pie, para después acercar mi boca al ojete y tomarme mi leche directamente del agujero anal femenino-masculino o vete tú a saber qué sexo.

Con mi polla toda enlechada, se la acerqué a una Lisa que estaba media muerta, pero le levanté la cabeza un poco y le metí mi polla en su boca. Solo podía hacer una cosa y la hizo, me la mamó hasta dejármela sin condimentos vitamínicos-lácteos. Me tendí junto a ella, que seguía con el trasero en alto.

. - te toca querida. Rómpeme el culo con todas tus fuerzas y véngate de tu cabrón hermano.

No tuve que repetírselo, pues se levantó como pudo y se colocó detrás de mí. Me la enterró a la primera y me dio polla con una bestialidad que no sabía que tenía la dulce Lisa. Eso sí, no tuvo el efecto que buscaba y que no era otro que joderme el culo, para eso ya me lo jodíó aquel malnacido del ascensor.

Ella sudó lo suyo dándome polla, hasta que se fundió con mi culo y soltó su carga sémica dentro de mí. Le ayudé a tomarse su leche y cuando me dejó medianamente limpio, me tragué su polla hasta soltarla como Dios manda, limpia como los chorros del oro.

La noche no acabó allí, pues cuando hubimos descansado y nuestras herramientas cogieron tino, volvimos a darles caña de la buena. Lisa no se quedó dormida sin que hubiera recibido tres folladas en toda regla, tres folladas que ella también me dio a mí y que menguaba con cada enculado que me hacía, al igual que yo con ella, claro.

Cuando despertó Lisa, yo ya no estaba en toda la casa, pues tenía clase. Alfonso me dio una sorpresa que me jodió el día.

. - Salvador, eres uno de los afortunados del viaje a Tinduf.

. - la madre que los parió. Coge a otro que a mí no me interesa.

. - no puede ser. El director este año es inflexible. A quien le toca, va o se le expulsa.

. - su puta madre… –solté sin pensármelo-.

. - no te lo tomes así. Verás cosas que no verías de otra manera.

. - ya las veo en el telediario.

. - lo siento, tendrás que ir o si no…, anda, acércate al tablón de anuncios. Allí están los premiados y la fecha de salida.

. - me cago en todo lo que se menea… –me dije mientras iba hacia el tablón de los cojones-.

El tablón estaba atestado de estudiantes y algunos profesores, pues también iban dos de ellos. Exactamente doce alumnos y dos profesores. Al menos había mitad de chicos y mitad de chicas. Un profesor y una profesora también.

Apenas conocía por los nombres a los premiados, pero sí a los profesores, eran la leche. La hembra era una gorda que solía venir con su hijo y le daba de mamar en el cuarto de profesores y según decían las malas lenguas, también al director, verdadero padre del crío y no de su cornudo marido. En fin, lo de siempre. Vaya suerte la mía con el puto premio de las narices.

Según la fecha, sería para el lunes siguiente a primera hora y sería de una semana la visita a los campos saharauis. Qué coño, podía permitirme perder una semana, pues una semana sin clases podía recuperarlas sin problemas. Además, nos darían copias de lo estudiado, según las normas del instituto.

Lo único bueno de todo aquello era que no tenía que soltar un euro. Lo pagaba todo el instituto. Algo es algo, dijo un calvo.

. - ¿vas a estar una semana sin tu amorcito, Salvador?

Me giré, era Rubén, un capullo rico que tenía a medio instituto, a las tías, corriéndose de gusto por llevárselo al huerto.

. - vete a la mierda, niño rico.

. - envidia cochina.

. - lo que tú digas.

Una de las premiadas era Roseta, una gordita con grandes mamas y que casi no llegaba a ver la lista de agraciados.

. - oye Salvador, por favor, dime la fecha que pone que salimos, no la veo desde aquí.

. - buena suerte con ese tapón, Salvador –dijo Rubén, riéndose-.

. - oye, no te pases con Roseta. Es más inteligente que tú y diez más. Así que lárgate o te arreo, cabronazo.

. - no te preocupes, no te la voy a quitar –dijo riéndose mientras se largaba con unos amigotes que le rodeaban y le reían la gracia estúpidamente-.

. - gracias, Salvador. Ya me dijo Alicia que eras todo un caballero.

. - no lo soy, pero gracias, Roseta. La salida es el lunes a las nueve de la mañana. Un autobús nos recogerá aquí y nos llevará al puerto.

. - eres un sol. Que no se entere Alicia –dijo y se alzó y me dio un beso en una mejilla, sonreí y me agaché y le di un beso en todos los morros-.

. - esto es un beso y no lo otro. De Alicia, no te preocupes, solo somos amigos con derecho a roce.

. - vaya, a lo mejor tengo suerte y todo, durante el viaje.

. - a lo mejor… –le guiñé un ojo-.

A Roseta se le humedecieron las bragas de inmediato. No se lo podía creer. “Me ha dado un beso, me ha dado un beso”, se decía la gordita mientras se perdía de mi vista.

. - no le des falsas esperanzas a Roseta, Salvador.

. - y tú, ¿quién eres, preciosa?, no creo haberte visto antes.

. - yo a ti, sí. Estás con Alicia, se os ve muy acaramelados.

. - ¿también te tocó el premio gordo?

. - sí, también. Soy amiga de Roseta y no quiero que le hagas daño.

. - no veo cómo.

. - ya lo sabes. Usándola y luego tirándola. Es muy inocente y os aprovecháis de ella.

. - pues no lo parecía cuando me besó primero sin avisar. ¿Acaso estás celosa de tu amiga?

. - para nada.

. - pues haz el favor de no meterte donde no te llaman. Si Roseta quiere divertirse un poco, no seré yo quien se lo impida. No soy racista, ya me entiendes.

. - ¿te refieres a sus kilos de más?

. - exactamente –le miré descaradamente las tetas que medio-sobresalían de su corpiño. Eran bien apetitosas, sí señor- Yo que tú, en Tinduf me guardaba las domingas XXL que tienes, allí las musulmanas no son muy dadas a enseñar carne-.

. - de mis domingas, me encargo yo.

. - tu misma. Por cierto, ¿cómo te llamas, prenda?

. - Carlota.

. - bonito nombre y mejor cuerpo. Cuídate, Carlota. Nos vemos el lunes y no seas tan estirada, mujer. Mira que estás buena y yo sin enterarme.

. - que te den, cabronazo.

Las clases se sucedieron hasta que el descanso del bocadillo llegó. Una nerviosa Alicia se me acercó. Nos morreamos sin problemas delante de los compañeros. Luego ella me llevó hasta nuestro rincón favorito.

. - Salvi, cariño. Tengo otro aviso de mis padres.

. - ¿qué pasa ahora?

. - quieren que vuelvas otra vez.

. - pero tu padre no había

. - fue una falsa alarma y están en las mismas. Te esperan esta tarde.

. - lo siento, pero no podrá ser. Tengo que visitar a una amiga y a su madre anciana. Mañana sábado tampoco, pues estaré contigo y la próxima semana tampoco, pues voy a Tinduf, me tocó la china.

. - vaya, no sabía lo de Tinduf.

. - lo he sabido esta mañana. No me hace gracia, pero es obligatorio ir.

. - ¿y no puedes ir a casa esta tarde, en vez de a la casa de esas dos mujeres que dices?

. - no, no puedo. Di mi palabra –mentí-.

. - mamá no puede estar tanto tiempo sin sexo, ya lo sabes.

. - mira, y como me caes bien, diles que me esperen el domingo a eso de las 11. Lo solventamos y regreso a las 13.00 a casa. No puedo hacer más. Por la tarde tengo que preparar el viaje del lunes.

. - me parece bien. Se lo diré cuando llegue a casa.

. - oye, ¿qué tal si vamos detrás de ese árbol y me haces una mamada?, estoy que exploto.

. - te vi hablando con Roseta. Dile que te la mame ella.

. - ¿nos vistes?

. - sí, sobre todo, el morreo que le diste.

. - Alicia, querida. ¿No quedamos en que no te pondrías celosa con mis ligues?

. - en eso quedamos, pero es más fuerte que yo. Le diré a Roseta que venga y te descargue.

. - ¿harías eso por mí?

. - no por ti, solo. Por los dos. Yo no tengo ganas de hacerlo, pero no quiero que vayas por ahí todo empalmado.

. - se agradece el detalle. ¿Sigue en pie lo del sábado con Sandoval?

. - ¿por qué lo dices?

. - ¿tú qué crees?

. - sigue en pie, por supuesto. Además, entregándote a Roseta, verás que no soy tan celosa, aunque lo parezca. Que disfrutes con la gordita.

Alicia se fue como vino. Saqué el bocadillo y antes de pegarle el primer bocado apareció una colorada Roseta, pero no venía sola. Venía con Carlota. Joder, aquello se complicaba y me iba a quedar sin mamada, seguro.

. - hola chicas, ¿un trozo?

. - no gracias –dijo una nerviosa Roseta- nos manda Alicia.

. - ¿para qué? –dije, para joder-.

. - ya sabes, para eso.

. - ¿lo que le pedí a ella y no tenía ganas?, ¿te refieres a eso?

. - eso es.

. - oye Carlota, ¿y tú que pintas en todo esto?, ¿sigues dándome el coñazo?

. - yo vigilaré.

. - anda ya. Pero si estabas en contra de que me relacionara con tu amiga Roseta.

. - ella no atiende a razones. Al menos, no dejaré que sea el hazmerreír de todo el instituto viéndoos hacerlo.

. - oye, Roseta. ¿Qué te parece si después que lo hagamos, dejamos a Carlota participar también?

. - por mí, estupendo. Carlota necesita desfogarse un poco también. Ambas somos vírgenes y aun no nos hemos comido una rosca.

. - Roseta, no le cuentes nuestras intimidades, leñe.

. - bueno, Carlota, ¿te interesa o no te interesa? –le dije muy serio-.

. - me interesa. Vamos, que se acaba el descanso y no nos da tiempo –dijo una Carlota más nerviosa que Roseta-.

. - ve tú primero, entonces –dijo Roseta a Carlota-.

. - no, tú primero.

. - joder, como sois, tías. Vamos los tres y se acabó lo que se daba.

Me fui hacia el árbol de mis amores. Las dos amigas se miraron y me siguieron. No fui tras el árbol que dije, sino más adentro, donde no pudieran oírnos. Allí me detuve y las esperé sentado sobre la hierba.

Ellas se acercaron y no se agacharon hasta que les cogí a ambas una mano y las senté junto a mí. Empecé por Roseta. Aunque en principio era una mamada, había preliminares antes, así que le abrí varios botones hasta sacarle los pechos que ocultaba el sujetador XXL. Allí enterré mi boca comiendo teta a destajo, mientras le metía mano bajo las bragas e introducía varios dedos.

. - Salvador, no quiero que me folles, solo quiero mamártela –dijo Roseta-.

. - de acuerdo, pero al menos déjame saborearte un poco, ¿no te parece?

. - de acuerdo, pero nada de penetración, aquí no.

Me metí entre sus piernas y desplazando sus bragas XXL, pues allí todo era XXL, me comí su chumino, haciéndola vibrar con cada orgasmo que soltaba y el consiguiente escape de fluidos que me tomaba según los notaba mi lengua.

Dejé de comérmela y me saqué la polla, bajándome los pantalones. Roseta comenzó a chupármela. Yo no estaba ocioso, pues a Carlota ya me la estaba trajinando vaginalmente con la mano, primero y mamariamente después. Su boca y la mía eran una. Posteriormente, las puse a las dos a comerme la polla al mismo tiempo.

La más tragona era Roseta, pero Carlota no era manca tampoco y ganaba terreno hasta que me corrí en sus caras. Me tomé mi leche directamente donde había echado la corrida. Luego Carlota fue la ganadora al dejarme el pito bien escurrido. Con una comida de sus vaginas, clítoris incluido, dimos por terminada la mamada a tres bandas. No era plan de pegarnos allí todo el tiempo del mundo, que el descanso se estaba acabando. Una vez arregladas las ropas, regresamos.

. - chicas, habéis estado de fábula. Espero que en Tinduf tengamos un hueco para repetirlo.

. - ¿te gustaría volver a hacerlo, Salvador? –dijo la más lanzada, Roseta-.

. - ya lo creo, pero espero que me dejéis desvirgaros, no me gustaría que volvierais hechas unas mujeres por la picha de otro chico.

. - si pensamos en que nos desvirguen, serás el primer candidato –dijo Carlota parándose y comiéndome la boca. Roseta se unió y las lenguas de los tres se entremezclaban alocadamente, luego las dejé salir de allí-.

Esperé unos segundos, para luego salir yo también. Fuera ya no estaban y pude comerme en paz el bocadillo que algunas hormigas ya pensaban zamparse en su madriguera-.

Después de clase, me fui para casa a almorzar. Casi no me dejan pasar los bomberos, pues salía humo por la ventana que daba a la cocina. Una vez me identifiqué, vi que a mamá le tenían puesto una mascarilla para respirar. A su lado estaba Lisa, llorando.

. - ¿mamá, que ha pasado?

(Parte 4 de 25)

FIN