A piñón fijo (25)

“Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo, y la segunda, no me acuerdo.” Woody Allen. Relato en 25 trozos.

A PIÑÓN FIJO

(25-25)

ESCRITA POR:  SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

Como se me había olvidado bajar una maleta que había traído con un par de mudas, cuando entré en la casa y vi el manojo de llaves del auto, las cogí, fui hacia el auto y bajé la susodicha maleta. Una vez con ella, entré.

El chico me guio hasta el baño y allí nos metimos ambos dos. Fue una lavaba mutua, donde al chico le empezaba a gustar esto de comerme la polla, aun estando en baja forma.

Cuando salimos del baño una sirvienta nos esperaba y me guio hasta el cuarto de invitados. El chico, todo ruborizado, se largó a su habitación enfundado en una toalla, pues no esperaba ser visto por la sirvienta, como si aquella casa fuera un castillo de grande. Lo era, pero no tanto.

Cuando bajé a almorzar, el viejo me presentó a la dama, su esposa. Allí ya estaba el chico ya desvirgado, el cual se sentaba como si le hubieran dado por el culo, como así era.

Me acerqué a la esposa y muy caballeroso yo, le di un beso en cada carrillo de la cara. Ella se notaba que estaba nerviosa. Aun así, lo regordeta que lo tenía todo, cara, cuerpo y tetas, me la estaba poniendo dura de nuevo.

Por la cara que tenía el padre del chico, supe que no funcionó la cosa. Aun así, debía tener su confirmación expresa de ello. Cosa que me llegó de modo disimulado una vez acabamos el almuerzo. Mientras el chico se iba a su habitación, la madre hacía lo propio.

El viejo me cogió en un aparte y me lo confirmó.

. - no ha funcionado. Tiene vía libre con mi señora.

. - siento oírlo –mentiroso que es uno- a lo mejor necesita un poco de ayuda extra. Estaría encantado de ayudarle. Usted decídalo y me avisa.

. - ¿estás pensando en…?

. - habría que probarlo todo, ¿no cree usted?

. - pero no soy marica como mi hijo y usted mismo.

. - no digo más. Lo dejo, su señora me espera.

. - ¿qué tal le fue con mi chico?

. - ¿ha visto cómo se sentaba a la mesa?

. - sí, un poco ladeado.

. - pues eso. Aun así, continuaremos disfrutando el uno del otro, hasta que se acostumbre a mi miembro y pueda disfrutar con sus futuros amigos.

Iba a darme la vuelta y me cogió del brazo. Miró a todos los lados nervioso de ser oído.

. - ¿Dónde podemos vernos?

. - ¿y por qué no delante de su mujer?, allí, sobre la cama, me encargaré de los dos al mismo tiempo. Así, si vuelve a estar como Dios manda, la usa y listo. Liase la manta a la cabeza y acompáñeme. Lo mejor en estos casos, es hacer un trío entre los tres. Puede que salte la liebre. Hasta puede que le guste tenerme dentro de usted y no lo sepa. Y si le gustara…, ¿por qué no follarse usted a su hijo y su hijo a usted…?, así, todo quedaría en casa. Hay que probarlo todo, yo lo haría… y otra cosa, si lo convenzo, ¿su mujer aceptaría tener a su hijo dentro de ella, haciéndola disfrutar con su pene?, son cosas todas ellas para tener en cuenta. No le digo más…

Lo dejé allí y marché hacia la habitación de la mujer. El hombre, con mil cosas en su cabeza, al poco también se vino detrás de mí.

Al llegar donde estaba la esposa, toqué en la puerta y asomé la cabeza. Ella estaba sobre la cama con un salto de cama semi-transparente, sin sujetador ni bragas debajo.

Entré y me acerqué a ella. Sonreía de una manera nerviosa, como si estuviera cometiendo un pecado. Sí, un pecado de un cuarto kilo de carne limpia que le iba meter entre las piernas y también, cómo no, en su culo. Me agaché y besé sus labios. Mientras lo hacía, llegó el marido. Ella se separó de inmediato de mí.

. - ¿qué haces aquí, esposo, no quedamos…?

. - fue por petición mía. -dije- tiene ese problema y vamos a probar si vuelve a renacer de sus cenizas.

. - ¿como?

. - pronto lo sabrá, señora –dije sacándome la camisa por encima sin desabotonármela. Así de duro soy yo-. Usted, como si estuviéramos solos –le dije a la mujer-.

Me saqué los zapatos y los pantalones, subiéndome a la cama. Empecé por besar cada pecho encima del salto de cama. Su respiración comenzó a desbaratársele, mientras intentaba no mirar a su marido, que no perdía detalle.

. - desnúdese, hombre –le dije y continué con su mujer-.

Me coloqué entre sus piernas y haciéndole la ropa hacia arriba, dejé ante mi vista su descuidado y perfumado felpudo. Allí metí mi boca con la lengua por delante. Gemía con cada lengüetazo que le daba a la vagina, prefiriendo su grueso clítoris que mordía sin saña mientras le sobaba las tetas hasta hacerle daño.

Se retorcía del placer que le estaba dando, soltando orgasmos uno detrás del otro.

El marido no se decidía. No fue hasta que le volví a mirar y con la cabeza, le indiqué que se decidiera de una puta vez. Entonces sí, comenzó a desnudarse, para después subirse a la cama también en pelotas.

Acabé de desnudar a la mujer, para continuar comiéndole el chumino. Así, disfrutando de su vulva ahora, le cogí una mano al marido y se la metí bajo mis calzoncillos, por donde el ojete estaba situado. Allí se la dejé. El hombre miraba a otro lado y no movía ficha. Estaba como un pasmarote. Tuve que movérsela yo restregándomela por todo el trasero.

Una de las manos de su mujer se la puse a pajearle la polla una vez atrapada. Acto seguido le cogí la mano libre al hombre y se la hice meter también bajo los calzoncillos, pero por su parte delantera, cogiéndome el rabo.

El tío, tímidamente, me pajeaba hasta que me harté de su vergüenza supina. Me saqué la prenda que me quedaba y acercándole la polla a la cara, lo invité. No se movió, por lo que tuve que bajarle la cabeza hasta hacer que tocara mi rabo. Al final, por fin, abrió la boca y comenzó a mamarme la polla. Lo mismo hice que hiciera la esposa, pero con la polla de su marido.

Su mujer, que se calentaba por momentos, fue saltando de una a otra polla, y es que, de toda la vida, eran mejor dos pollas, que una y, sobre todo, si esa una, la de su marido, no se ponía dura ni la de diez.

Con ambas pollas empalmadas cómo debía ser, puse al marido con la suya mirando al cielo, tocándosela para ver si su dureza había bajado y viendo que seguía bien dura, invité a la dama a sentarse sobre el rabo del marido.

Ella, contenta de haberse conocido, lo hizo, para de inmediato, darse gusto subiendo y bajando del miembro de su marido. No podía estar ocioso y no lo estuve por mucho tiempo. Los pechos de ella fueron pasto de mi lengua, para después reclinarla lo justo para tener su ojo del culo a mi disposición.

Cuando me hube puesto un condón en mi rabo, me coloqué en posición enculatoria. No tenía idea si aquello le iba a gustar o no, pero yo tenía unas ganas locas de meterla en un culo, pero a la orden de ya y allí se la encajé, no a lo bestia, pero sí sin detenerme ni un segundo en el camino.

Se encogió de dolor, pero yo de allí ya no la sacaba y comencé a darle polla al mismo tiempo que ella volvía a subir y bajar del rabo del esposo, mientras este se agarraba fuertemente de sus grandes y redondeadas tetas. Con este panorama, del marido follándose a su mujer por la vagina y yo dándole polla por el culo a la esposa, nos cogió el hijo maricón de la pareja

. - ¿puedo participar yo también? –fue lo que oímos antes de girarnos y verlo allí plantado y desnudo, mientras se pajeaba la polla-.

. - pero hijo, ¿qué diablos haces aquí? -dijo la madre, que seguía con mi polla en su culo-.

. - déjale, querida. El chico también necesita ayuda. Pasa, hijo.

. - gracias, papá –se subió a la cama, que restrelló, pues ya había cuatro personas sobre ella, cuando solo estaba preparada para un máximo de tres-.

Sin salirme de donde la tenía metida, buscó mi boca y se la ofrecí encantado, dándonos un morreo de campeonato, para luego ponerse detrás de mí y sin decir una mierda, llevar su dura polla a mi culo, ensartándome con ella. Aquello era algo sublime. El ritmo se fue acompasando hasta que los cuatro follábamos y éramos follados a un ritmo contenido y bien placentero.

. - ¿os dejaríais follar por vuestro hijo? –les dije sin bajar el ritmo de la follada a la pareja-.

Los dos se miraron. La mujer acabó riendo, seguido por su marido.

. - parece que hay unanimidad, chico. ¿Te gustaría seguir dándole a tu madre donde ahora le doy yo?

. - estaría bien hacerlo –sonrió nervioso-.

. - vamos, inténtalo.

Me salí del culo de la madre y de la polla del hijo. Luego me hice a un lado y el chico avanzó, metiéndole la minga a su putativa madre.

Mientras le daba polla el chico a su madre, intercambiamos posiciones el viejo y yo, pasando a colocarme como antes estaba él. La mujer se sentó sobre mi tranca, para mandar al padre detrás del hijo maricón.

No debió de pensárselo mucho, pues cogiendo su polla y llevándosela a la entrada anal de su hijo, se la encajó hasta los huevos, haciendo gritar al infortunado chico, que se recuperó bien pronto para seguir disfrutando del culo de su puta madre y de la polla también de su putísimo padre.

Antes de empezar las corridas, padre e hijo cambiaron y ahora era el padre quien se enculaba a su señora esposa y el viejo era follado por su culo por su querido y marica hijo.

El viejo vio las estrellas al ser la primera polla que se tragaba por su ano, aun así, no pidió que la sacara, muy al contrario, aquello le dio nuevos ánimos enculatorios que consiguió enardecerle aún más, dándole polla con una violencia que no usaba desde los tiempos en que su polla era la mejor polla del barrio. Buena fe podían dar los culos de varias vecinas amigas de su esposa.

Las eyaculaciones se fueron produciendo, y todas invariablemente, fueron a parar a la boca de la putativa madre del chico, incluso mi corrida, que una vez me quité el condón, se la metí en toda su boca.

Al final la madre mamó de las tres pollas para descargarlas bien, para después darle un repaso general con su lengua a su hijo del alma.

Sin duda este fin de semana fue para recordar y enmarcar. Nadie salió de la casa, allí o se follaba o se era follado y lo practicamos hasta segundos antes de coger las de Villadiego.

La madre ya tenía, no una, sino dos pollas que la pusieran fina por ambos agujeros. El viejo volvía a renacer de sus cenizas, cual Ave Fénix y al chico le salieron dos amantes sin salir de casa. Eso sí, le hice prometer buscar carne fresca fuera de casa para que no se estancara de nuevo entre aquellas cuatro paredes, que, aunque fueran de oro, más parecía una cárcel virtual que otra cosa.

Al final, entre el viejo y yo, que no con su hijo y su mujer, pues no volví a su casa, surgió un entendimiento perfecto. Yo le tenía surtido de polla a su culo y de culo a su polla y él, además, me surtía la galería con mis cuadros. Allí todo el mundo ganaba y yo por partida doble, vendía cuadros y disfrutaba como Dios de su estrecho culo. Él me cuidaba y yo lo cuidaba.

El primer año pasó y el primer curso también. Ya estaba inmerso en el segundo año. No era un Rembrandt, pero mis cuadros se iban vendiendo bastante bien, hasta diría yo, más que bien, en comparación con los de los compañeros.

Cierto día me pidieron, mediante el amante marchante de la galería, que le hiciera un cuadro a cierta dama de la alta sociedad de La Haya. Con mi cámara fotográfica bajo el brazo, fui a su casa y pude ver que allí el lujo era lo normal en aquella residencia. Cuadros y más cuadros de antepasados, como si fuera un castillo medieval, pero no, era una casa antigua modernizada, no sé si se me entiende.

Cuando me abrieron, me recibió un mayordomo vestido de librea, como en las películas.

. - soy el pintor que han llamado -dije por respuesta a la suya de ¿qué coño hacia allí un muerto de hambre como yo en aquella casa tan ricachona?, bueno, más o menos, o menos que más. En fin. Entré y cerró, para luego ir detrás del estirado mayordomo-.

Me dejó junto a una puerta, mientras tocaba y le decía a la persona de dentro, quien era yo. Volvió a salir y me invitó a pasar, para luego cerrar tras de mí. Una dama estaba mirando al jardín. Cuando me sintió, se dio la vuelta.

. - bienvenido a mi casa, joven pintor.

. - buenos días, señora.

. - ¿reconoces aquel cuadro de allí?

Miré donde me dijo y vi uno de mis cuadros donde estaba representado el momento de mi encuentro con Beatriz, alguien difícil de olvidar.

. - sí, es uno de los míos. Gracias por adquirirlo.

. - según lo vi, me quedé prendada de él. La joven del cuadro que está mirando al mar junto a un pescador que también pinta, se parece enormemente a mi hija fallecida.

. - siento haberle hecho recordar algo tan negativo.

. - no lo sientas. Será mi más preciado recuerdo de mi hija.

. - entonces me alegro haberle sido útil.

. - ¿quién fue la modelo?, el pintor y pescador supongo que es usted.

. - no me trate de usted, por favor, aun soy un niño. En cuanto a la modelo, fue una joven preciosa que conocí un día y no he vuelto a ver más.

. - ¿realmente era así la joven?

. - eso es lo que pretendí al pintarla, señora.

. - quedaste prendada de ella, por lo que veo.

. - solo cuando se pierde algo, se da uno cuenta de lo que se echa de menos lo perdido. Fue un instante en mi vida, apenas una hora, pero la recordaré siempre. Era bonita a rabiar y la califiqué de buena persona.

. - entiendo. Ya aparecerá, ten fe. Bueno, no quiero hacerte perder más tiempo. Porque me lo has pedido, te tutearé. ¿Te dijo el marchante de la galería lo que quería de ti?

. - sí, algo me dijo al respecto. Quería algo que fuera recordado por sus descendientes. Algo parecido a los que están en estas paredes –dije señalando la ristra de cuadros de soldados y damas antiguas-.

. - así es, pero algo más atrevido que esos antepasados míos. Acércate, quiero enseñarte un cuadro que me encanta y que siempre me ha fascinado. Sería algo así lo que quiero que me hagas -dijo abriendo un libro sobre pintores del rococó y sus obras. El cuadro era Desnudo en reposo del pintor François Boucher. El lienzo está considerado una de las obras maestras del erotismo y de los mejores de Boucher. Fue realizado en pleno auge del rococó. Este lienzo, de 59 x 73 centímetros, se encuentra en la Alte Pinakothek de Múnich, según la Enciclopedia Encarta-.

El cuadro representaba a una dama desnuda abierta de piernas y recostada en un sofá de la época. Su torso estaba oculto al estar tendida de frente sobre lo que parece un traje propio. Su nalgar era excelente y bien sabroso. Se cree que la dama era Irin Louise O’Murphy, quien trabajó como modelo con François Boucher y más tarde fue amante de Luis XV, con el que tuvo una hija. Para el gusto de la época, no era gorda, ni mucho menos. Estaba lo más, algo rellenita, pero muy apetecible, sexualmente. Debió romper muchos corazones.

. - es un cuadro muy bonito y sensual. Usted decide y yo se lo pinto.

. - perfecto. ¿Cuándo puedes empezar?

. - me he traído la cámara. Mediante ella le haré las fotos oportunas, usted elige la que más se ajuste a sus deseos y borro las demás.

. - ¿no difundirá ninguna que no sea la elegida?

. - así es. Soy como un sacerdote. Antes tendrán que torturarme, que revelar algo que mis clientes no desean.

. - me informé y me dijeron que eras honesto con tu trabajo.

. - pienso vivir de ello, señora y si empiezo haciendo estupideces, no llegaré a ser nadie en este mundillo de la pintura. Solo tengo una palabra y ella va a misa.

. - perfecto. Entonces empecemos. Tengo aquí mismo un sofá similar al del cuadro. Ve a la puerta y pasa la llave, no quiero que nadie más que el pintor me vea desnuda.

. - sí, señora.

La puerta tenía su llave y se la pasé. Luego regresé. La dama ya se estaba desnudando. Viendo que le costaba sacarse de encima la ropa, me acerqué a ella.

. - permítame ayudarle, señora.

. - gracias, hijo. Una ya no está nada ágil y estas malditas ropas no son fáciles de quitárselas uno. Suele ayudarme una empleada, pero no quiero llamarla ahora.

Trapo a trapo, la fui desnudando. La abuela tenía la piel suave de tantos potingues que se daba a diario, sin duda. Que si cremas rejuvenecedoras, que si tratamientos faciales, etc., potingues y más potingues. En ella parece haber funcionado al menos los alisadores de piel, así se lo dije.

. - Tiene la piel muy suave, señora.

. - mi dinero me ha costado, no creas.

No quise preguntar más, por si entraba en terrenos farragosos. Con su cuerpo blanco y desnudo, le puse el brazo para que se agarrara y llevarla donde veía el sofá antiguo, sin duda, una pieza de museo conseguida para la ocasión.

El sofá en cuestión tenía encima un vestido precioso de fina gasa roja. Parecía una copia del cuadro, la única diferencia era un perrazo gran danés que me gruñó cuando me acerqué con la dama.

. - Máximo, calla –dijo al perro-.

. - extraño nombre para un perro de su tamaño.

. - se lo puso mi hija. Era el nombre de un general romano. Me ha acompañado desde que falleció mi niña.

Ella se sentó en el sofá y el perro se colocó a su lado. Ella lo acariciaba con ternura.

. - una vieja de mi edad tiene que tener alguien que la quiera de verdad, ¿no es así, Máximo? -dijo acariciándole la cabeza. Por eso quiero que añada a Máximo al cuadro-.

. - entiendo –dije-.

. - Máximo, tiéndete –le ordenó y el perro lo hizo, tendiéndose a sus pies- es un buen perro mi Máximo-.

. - ¿puede tenderse para hacer las fotos preliminares, señora?

. - claro. Ayúdame un poco, por favor.

La ayudé a colocarse como en el cuadro, luego me alejé y cogiendo la cámara, le hice varias fotos, luego la cambiaba de posición y más fotos y más posiciones.

. - ya hemos acabado, señora.

. - muy bien. Ahora que has acabado, no sé si pedirte un último favor.

. - usted dirá, señora.

. - cómo no eres de piedra, supongo, se te habrá puesto dura al verme desnuda. ¿Por qué no aprovechas a esta vieja y me das placer juvenil?, puedes usar ambos agujeros, si lo deseas.

. - es usted una lianta, señora -sonreí-.

. - lo sé. Entonces…

. - entonces le acepto la propuesta –le dije, desnudándome. El perro al verme con la polla en mis manos y acercándome a la mujer, se puso tonto y me gruño, poniéndose de pie-.

. - Máximo, siéntate.

El perro se agachó y llegué ante la dama. Su cara ladeada fue lo primero que besé con fruición hasta casi hacernos daño, pues la mujer estaba súper caliente y yo no lo estaba menos. De inmediato comencé a comerme la vagina de la abuela. Me tomé cuanto encontré en su interior.

Con una clavada de polla en su coño, la puse a cien, para más tarde, darle la vuelta y más de lo mismo en todo el culo. Sin duda, mi polla le gustaba a la mujer.

Y como la mujer estaba sedienta de disfrutar de mi rabo, me empleé a fondo con su culo, hasta casi reventarla. Luego que me salí, le di una comida de coño, que la dejé super húmeda, super corrida, super sudada. Cuando terminamos, ella se levantó y me cogió de la mano.

. - acompáñame, español.

Me llevó con ella y llegamos a su baño privado. Allí nos duchamos mutuamente, mientras nos comíamos la boca y lo que no era la boca. Su cuerpo me recorrí con mi lengua, para volverla loca otra vez. Según nos secamos y salimos, le ayudé a vestirse y yo hice lo mismo.

. - me has dado una idea, español . No me llevo nada bien con mi yerno. De hecho, llevamos muchos años sin vernos el uno al otro. Debo hacer las paces con él y así conocer a mi nieta, que al fin y al cabo es la heredera de todo lo que ves y de mucho más. Ya tengo una edad, que, si lo dejo para mañana, no la llegaré a conocer.

. - es lo que debe hacer. Creo que por hoy he acabado aquí.

. - te agradezco el haberme follado. No todos los jóvenes gustan de hacerlo con una vieja decrépita como yo en las últimas.

. - nunca me han detenido esas tonterías. Una dama como usted, con su experiencia en la vida, aporta mucho a la de los jóvenes como yo. El que no lo entienda, es idiota.

. - me gustaría tenerte en la familia. No solo por haberme dado placer, sino porque tienes la cabeza sobre los hombros. ¿Podrías enamorarte y casarte con mi nieta?, no la conozco, pero debe tener tu edad. Así te tendría bien cerca.

. - abuela, no hace falta que me case con su nieta. Para hacer eso, primero tengo que conocerla y luego que me guste como para casarme y no por su dinero, que será mucho, pero no lo suficiente para amarrarme toda la vida por conseguirlo. No soy de esos caza-fortunas. Pienso vivir de mi trabajo y me casaré con alguien que me guste tanto que no pueda vivir sin ella. En cuanto a tenerme en su casa y repetir, no se ofenda, pero la próxima vez que lo hagamos usted y yo, lo haremos en una cama y no en ese sofá, ni en esta casa. Me sentiría como si me vendiera y no lo deseo.

. - entonces buscaremos un sitio discreto.

. - muy bien. Me gustará hacerla feliz, señora y por favor, no me hable de dinero, no lo haré por eso, sino porque me gusta hacerlo con damas como usted, damas muy ardientes -sonreí-.

Nos besamos como dos tortolitos, metiéndole mano a sus viejos pechos. Se los estrujé hasta hacerme daño en las manos.

. - debo marcharme. Le traeré las mejores fotos para que elija la que más le guste. Podemos quedar para enseñársela en algún hotel que usted elija.

. - perfecto, así lo haremos. ¿Estarán para el sábado?

. - sin problema.

. - pues toma la dirección de un hotel que suelo usar cuando quiero estar sola. Te espero a las diez de la mañana. La pasaremos todo el día y parte de la noche disfrutando como Dios manda –dijo volviéndome a besar y yo a ella. Fue un beso de aquí te espero. Otro como aquel y me quedaba a vivir allí para siempre en su cama, comiéndole el coño y dándole por donde más le gustase.

Tocaron en la puerta de la casa de la ciega Beatriz. Ella no estaba, fue su padre quien atendió a un emisario. Le entregó una carta en mano y luego se fue por donde había venido, en una flamante limusina negra. Cuando la abrió, la leyó y luego la tiró a la basura.

Con las muestras fotográficas, llegué al hotel. Ni que decir tiene que a las fotos les echó un vistazo rápido, eligiendo una más rápido aún. Después con un morreo, me arrastró hasta la habitación y subiendo a la cama, no paramos de follar.

Se estaría muriendo, pero no lo parecía, pues lo probaba todo y yo ídem de ídem. La muy jodida no se cansaba nunca de que la jodiera por arriba, por abajo o por donde se la clavara. Nos saltamos hasta el almuerzo, pues fuimos a comer a media tarde y solo un tentempié, pues la vieja quería más guerra de mi dolorida polla.

Al final decidimos, de mutuo acuerdo, pasar allí la noche y acabar de desahogarnos para el resto del año. Pero claro, la acabó jodiendo. Al despertar el domingo, sentí que me estaba comiendo el rabo. Así lo hizo, hasta dejarme seco, una vez más.

Me metí en la ducha y cuando salí con una toalla alrededor de mis vergüenzas, me llegué hasta ella, la cual se guardaba un bolígrafo y me metió debajo de la toalla un talón en pago por los servicios prestados.

. - ¿esto qué es?

. - una pequeña gratificación por lo bien que te has portado.

Leí la cantidad y era enorme. Nunca había tenido un talón de aquella cantidad. Pero no podía ser.

. - ¿no le dije que no me hablara de dinero?, ¿qué lo hacía porque quería acostarme con usted y disfrutarla?

. - es solo un obsequio.

Cogí el talón y se lo rompí delante de ella. Luego me senté en una silla y me vestí.

. - se lo advertí, no soy un chuloputas y no me vendo. Vine porque quería pasarlo con usted, no para que me pagara por ello. La ha jodido, pero bien.

. - perdona, no creí que te lo tomaras así. Lo hice con la mejor intención.

. - ¿cómo he de tomármelo?, me ha dado un talón por mis servicios, como si fuera un prostituto. Yo soy pintor, ya se lo dije. Le pintaré el cuadro, porque soy un caballero y cumplo lo que prometo, pero nuestras relaciones sexuales, han finalizado. Buenos días.

Dejé dicho al marchante-amante que si preguntaba por mí la señora del encargo, que me había mudado y no sabía dónde andaba. En cuanto al cuadro, lo comencé a pintar al día siguiente, pues quería acabarlo lo antes posible y dedicarme a pintar otros cuadros que tenía in mente.

Efectivamente, la abuela quería mi dirección para continuar donde lo habíamos dejado, pero no consiguió nada del marchante, pues si se lo decía, él también se quedaba sin mi polla en su culo, aunque me quedara yo sin galería donde exponer.

Un nuevo mensaje escrito fue enviado a la casa de Beatriz, viendo que no había sido respondido afirmativamente el anterior. Esta vez fue Beatriz la receptora del mensaje. Dio las gracias y se fue junto a su ordenador. Metió el papel en el scanner y el programa lo hizo hablar, enterándose del mensaje y que según decía, era la segunda vez que llegaba uno como aquel de la misma persona. Con el papel en su bolsillo, esperó a que su padre regresara del trabajo.

Con la comida hecha, oyó la puerta. Era su padre, que la besó en la boca según la vio. Así se besaban desde hacía tiempo. Se lavó las manos y se sentó a la mesa.

Ella, aunque ciega, se movía como pez en el agua allí donde conocía todo, como era su casa. Hacía la comida e iba a comprar a lugares que le ayudaban en ese menester, como eran las tiendas que había alrededor de su casa.

Con los platos llenos de los dos y ambos sentados, habló.

. - papá, ¿hace dos semanas llegó una carta de una mujer que decía que era mi abuela?

. - ¿cómo lo sabes, hija?

. - hoy llegó esta otra –dijo sacándola de su bolsillo y alargando la mano. Su padre la cogió-.

El viejo la leyó y se la guardó en su bolsillo.

. - ¿la has leído?

. - sí, papá. ¿Por qué no me habías dicho que tenía una abuela en alguna parte?

. - es tu abuela materna. Desde que me casé con tu madre, no me llevo con ella. Le rompió el corazón a su hija por casarse con un don nadie. La desheredó y rompimos todos los lazos con su familia. Cuando llegó la primera carta, la rompí, lo mismo que haré con esta otra y las que vengan.

. - dice que se está muriendo y quiere vernos.

. - no pienso darle ese gusto.

. - pero papá, es mi abuela.

. - tú puedes ir si quieres, yo no.

. - ¿dónde vive?, ¿cómo son?, ¿tengo más familia?

. - solo tuvieron una hija, tu madre. Así que eres su heredera.

. - ¿heredera?, ¿por qué? ¿son ricos?

. - sí, mucho. Pero no le ha valido de nada. Es una vieja cabrona y amargada que mató a tu madre. Murió de pena mi pobrecita Mary. Nunca se lo perdonaré. Así que, si tú quieres ir, vete, pero sin mí.

. - papá, son muchos años viviendo en el rencor. ¿Por qué no hacéis las paces?

. - no cuentes conmigo para eso.

No quería ni ver a la anciana que me había decepcionado. Así que toqué en la puerta y le entregué el cuadro al mayordomo que me abrió la puerta. Solo le dije que era para la señora de la casa y me largué.

Cuando lo supo, salió ella fuera, pero yo ya me había largado en el mismo taxi en que había venido.

Cuando rasgó los papeles que protegían el cuadro, hasta echó una lágrima. Estaba guapísima en aquel cuadro. En seguida le encontró un puesto, junto al cuadro aquel en que estaba la que podía haber sido perfectamente su hija perdida.

Una hora después de la entrega del cuadro, llegó otro taxi. El conductor ayudó a bajar y guiar hacia la puerta de la residencia a su único cliente. Era la nieta de la mujer que vivía dentro, con su perrazo. Dio las gracias al taxista y tocó en la puerta. De nuevo el mayordomo abrió, encontrándose con una invidente.

. - buenos días, quisiera ver a la señora de la casa, soy su nieta.

. - pase, por favor.

El empleado se llegó hasta la biblioteca y tocando en la puerta, le dijo que una dama quería verla y que decía era su nieta. El corazón de la mujer comenzó a palpitar. Cuando se dio cuenta que era una invidente, casi se desmaya de la impresión.

. - eres ciega –dijo aun impresionada. Se acercó a la chica y cogiéndola del brazo, la llevó hasta uno de los sofás- Dios mío, eres la viva imagen de mi Mary. Perdona, pero no sabía que fueras ciega-.

. - ¿no sabía de mi existencia, señora?

. - solo sabía que tenía una nieta, nada más. ¿Ha venido tu padre?

. - no ha querido venir. Lo siento.

. - es comprensible, les hice mucho daño a él y a mi hija.

. - papá dice que mamá murió de pena.

. - y no sabes cuánto lo he lamentado todos estos años. Luego le perdí la pista a tu padre hasta que contraté a un detective y lo localizó, lo que no me dijo era lo de tu ceguera. ¿Es reciente?

. - no, de nacimiento. Mamá murió al nacer yo.

. - pobrecita. Cuéntame, ¿qué es de tu vida?

. - no le puedo contar mucho.

. - ¿tienes novio ya?

. - no, aun no. Aunque…

. - sí, dime.

. - casi encontré alguien que me gustaba, pero no pudo ser.

. - vaya, ¿te abandonó?, lo siento.

. - no, más bien fui yo.

. - ah, vaya.

. - quedé con un chico, que me gustaba, en ir la mini ciudad de Madurodam, pero papá me lo impidió, no pude decírselo y desapareció, no pudiendo dar con él, aunque lo busqué.

. - es una pena. ¿Y no has conocido a ningún otro muchacho?

. - no he podido quitármelo de la cabeza. Siento que lo engañé.

. - bueno, mujer. Hay muchos chicos guapísimos. Yo conozco a uno. Es muy guapo y una persona decente. Lo malo es que yo también lo perdí.

. - ¿y cómo fue, abuela?

. - es una historia triste. Pero me dejó algo precioso. Si pudieras verlo…, son dos cuadros que hizo.

. - ¿era pintor ese chico?

. - sí, un pintor muy bueno. De hecho, cuando compré el primer cuadro suyo, aún no lo conocía.

. - ¿y cómo fue, abuela?, cuenta, cuenta…

. - un día fui a una galería de arte y vi un cuadro donde estaba pintada una chica que era la viva imagen de tu madre. Lo compré de inmediato. Luego lo hice venir, al pintor, y le pedí que me hiciera un cuadro de cuerpo entero para exponerlo en las paredes de esta casa junto a nuestros antepasados.

. - ¿cómo son esos cuadros, abuela?

. - empezaré por el que me hizo. Yo misma le dije como lo quería. Me encanta el cuadro de Boucher, Desnudo en reposo y me pintó en la misma postura. El sofá es idéntico al del cuadro original. Es un desnudo, ¿sabes?

. - pero abuela, qué picarona eres.

. - no me importó desnudarme ante este pintor en particular. No se lo digas a nadie, pero tuve más de un orgasmo cuando me desnudé para él.

. - hay abuela, cómo eres. Me gustas, abuela. ¿Tengo más familia, primos, tíos o lo que sea, abuela?

. - por desgracia, eres la única, aparte de tu padre y yo misma. Solo tuve a tu madre.

. - bueno, abuela. No te preocupes. Yo estoy aquí y vendré a verte siempre que pueda.

. - pero ¿no vienes a quedarte?

. - no, abuela. Papá me necesita.

. - dile que venga el también. Por el bien de la familia, debemos arreglar nuestras diferencias.

. - no quiere ni oír tu nombre, abuela. Está muy resentido.

. - y lo malo es que le doy toda la razón del mundo. Amargué a mi niña y a tu padre, apartándolos de mí. Antes era muy soberbia.

. - tranquila, abuela. A lo mejor, con el tiempo…

. - hija, no tengo tiempo que perder. Como decía en las cartas que os envié, tengo un cáncer terminal y no sé cuánto duraré.

. - oh, abuela. Lo siento. ¿No se puede curar?

. - está muy avanzado, ya es tarde. Fue muy rápida su progresión. Pero bueno, al menos he conocido a mi nieta –dijo abrazándola y besándole la frente- hija, eres la heredera de todo, no habrá nadie, porque no queda nadie, que te dispute lo que os quité al desheredar a tu madre.

. - abuela, ahora no pienses en esas cosas. No te vas a morir nunca, lo presiento.

. - ay, mi niña, eres un cielo.

Volvieron a abrazarse. Luego volvieron a la realidad.

. - abuela, aun te falta el segundo cuadro que le compraste a ese chico tan guapo. ¿Cómo es el cuadro?

. - es la viva imagen de tu madre y de la tuya, pues sois iguales.

. - dime cosas del cuadro, ¿cómo es?, ¿dónde están los personajes?, ¿qué hacen?

. - pues hay una chica, como tú. Está sentada el borde de un acantilado, tienes las piernas fuera. Abajo se ve el mar y a tu lado hay un chico, la viva imagen del pintor. Está pescando y al mismo tiempo pintando uno de los molinos que hay delante de vosotros dos.

. - oh, Dios mío… –los ojos de Beatriz se humedecían por momentos. Su abuela se dio cuenta-.

. - hija, ¿qué te ocurre?, ¿te sientes mal?, ¿llamo a los sirvientes?

. - lloro porque soy la mujer más feliz del mundo y la más desgraciada también.

. - y eso ¿por qué, hija?

. - esa del cuadro, soy yo. El chico que está junto a mi es español, nunca me dijo el nombre y es el chico del que llevo enamorada mucho tiempo. ¿Dónde está?, ¿cómo puedo llegar hasta él, abuela?

. - lo siento, hija. Yo también he intentado dar con él y me ha sido imposible. Le perdí la pista.

. - pero no puede ser. Otra vez no puedo perderlo. ¿Dónde está esa galería donde expone?, iré allí.

. - ya lo intenté yo, pero no saben nada, se mudó, según me dijo.

. - no puede ser, no puede ser… -Beatriz se desmayó, alarmando a la anciana, que llamó a los sirvientes. De inmediato llamaron a un médico amigo-.

Una vez la llevaron a una habitación y la atendió el médico, habló con la anciana.

. - no tiene nada. Solo está embarazada.

. - ¿embarazada?, ¿cómo?, ¿de quién?

. - eso ya debe preguntárselo a ella. Ahora la dejo, querida amiga-.

. - ¿embarazada?, Dios mío. ¿De quién? –repitió-.

De inmediato fue a verla. Beatriz se notaba que había llorado y mucho.

. - hija, no llores. Todo se arreglará.

. - abuela, dice el médico que estoy embarazada, ahora que he vuelto a tener esperanzas de encontrar a mi español. Esto no me puede estar pasando a mí –puso ambas manos ante su cara, tapándosela, para llorar amargamente-.

. - ¿quién es el padre, hija?

. - no puedo decírtelo, abuela.

. - debes decírmelo. Lo buscaré y le haré que cumpla.

. - no lo entiendes, abuela. El padre de mi hijo es… mi padre.

. - Dios bendito, pero ¿qué dices, niña?

. - papá está muy solo y quise consolarle de la única manera que podía.

. - y te dejó preñada. Lo que ha hecho tu padre contigo, no tiene nombre.

Realmente, si tenía nombre. Se llamaba incesto y con el agravante de preñamiento , que ya es la jodienda completa.

. - tengo que irme, abuela, papá me espera.

. - no hija, tú no te mueves de aquí. Ahora no. Déjame que piense un poco y veré como salimos de este atolladero en que nos ha metido tu padre.

Si uno no quiere, dos no follan, digo yo. Y mucho menos, una no queda preñada si no hay coyunda entre macho y hembra. A no ser que se haya sido violada o ido a una clínica y buscado el crío por inseminación artificial, que no era el caso.

El paisaje que tenía delante era impresionante. Meandros y verdor a tutti frutti. A lo lejos una fábrica soltando humo blanco por la chimenea con algunas vacas frisonas aquí y allá. Eso era lo que estaba pintando y lo titularía, un día cualquiera en Holanda .

Ya lo tenía a medias. Encima, el día acompañaba. Cuando apreté el pincel sobre el lienzo en la zona del humo de la chimenea, una sombra detrás de mí me tapó el sol que me estaba calentando la espalda. Me giré y de inmediato me cambio la cara. El día se había jodido.

. - hola, español . Me ha costado dar contigo –dijo la abuela medio inclinada y enseñando pechuga, una pechuga que disfruté no hace mucho-.

. - parece que no lo suficiente, pues me ha encontrado. ¿Qué quiere?, ya le dije que habíamos acabado.

. - perdóname, hijo. Lo hice con la mejor intención. No pretendía ofenderte. Quería ayudarte.

. - un poco tarde.

. - quiero que volvamos a ser amigos, español .

. - volvería a las mismas. Ya le dije que no me vendo.

. - si no lo haces por esta vieja, hazlo por Beatriz, tu amada.

. - ¿cómo sabe su nombre?, nunca se lo dije.

. - es mi nieta, mi única nieta.

. - ¿no dijo que le había perdido el rastro?

. - usé un detective y dio con ella y su padre. No me queda mucho y quiero dejar las cosas arregladas, por lo que les pedí que me visitaran. El padre no quiere saber nada de mí, pero su hija, mi nieta, sí que vino.

. - ¿y cómo sabe que esa nieta suya que se llama Beatriz es mi Beatriz y no otra?

. - le estuve hablando de ti y de tus cuadros. La chica que estaba en tu pintura no era, después de todo, mi hija, sino mi nieta. Cuando le dije como era el cuadro, se desmayó.

. - ¿se desmayó? ¿por qué?

. - ella dijo que te estuvo buscando y de que eras su amor perdido y que ahora te había vuelto a encontrar. Pero no quedó ahí la cosa, pues me dijo que era el mejor y el peor día de su vida.

. - el mejor y el peor, y eso ¿por qué?

. - está embarazada –la mujer se me quedó mirando para ver mi reacción y que no fue otra que dar un respingo-.

. - ¿embarazada?, mierda. Entonces, ¿está felizmente casada?

. - no, no lo está.

. - pues tiene una pareja sin boda, que viene a ser lo mismo.

. - no, tampoco. Y no sé cómo decírtelo, no te va a gustar, como tampoco me gustó a mí saberlo.

. - ¿de qué diablos me está hablando, abuela?, ahora no me deje a medias.

. - el padre de su hijo es…

. - ¿quién, leñe?, dígalo ya.

. - es su padre –dijo al fin-.

. - Dios mío, ¿de su padre?

. - eso acabó confesándome. ¿Qué vas a hacer al respecto?

. - ¿yo?, ¿qué quiere que haga?, contra su padre no puedo competir.

. - ella te quiere a ti, con su padre fue por compasión.

. - pues lo demuestra de una manera muy extraña. ¿Dónde está?

. - En mi casa. Su padre intentó llevársela, pero como lo amenacé con denunciarlo por incesto, me la dejó en casa. Ella te necesita ahora, español , no mañana, ni pasado. Si de verdad la quieres, es ahora o nunca.

. - váyase a su casa. Iré esta tarde sobre las 6. De aquí a después, veré que decido. Ahora mismo estoy bloqueado. Embarazada de su padre… -dije sin pensar en nada concreto, estaba como en una nube-.

. - en la puerta está el pintor, señora –le dijo el mayordomo a la señora-.

. - dígale que pase.

. - no desea entrar. Me ha pedido que su nieta salga para hablar con ella.

La abuela se mordió el labio y miró a Beatriz. Ésta se removió en su asiento.

. - iré abuela, volveré enseguida.

De la mano del mayordomo, salió a la calle y allí la dejó frente a mí.

. - ¿eres tú, español ?

. - sí, holandesa, soy yo.

. - aún recuerdas como me llamabas –se alegró ella, pero volvió a poner cara triste-.

. - demos un paseo, hemos de hablar –le ofrecí mi brazo y lo tomó-.

Fui hacia un largo camino rodeado de árboles, donde la gente paseaba tranquilamente. Hasta que no encontré un banco adecuado para sentarnos, no me detuve. Allí, sentados, ninguno de los dos hablaba.

. - di algo, español .

. - la verdad, no sé qué decir.

. - di que me odias, que soy una puta…, algo.

. - no te odio y no creo que seas eso.

. - te busqué durante bastante tiempo para decirte que no era culpa mía no haber ido contigo a la ciudad en miniatura. Papá me lo impidió porque no te conocía y tenía miedo de que me pasara algo.

. - pero no tuvo miedo de hacerte un hijo.

. - no lo buscamos, pasó. Yo no quiero a papá cómo te quiero a ti. Sí, te quiero. Cuando no volví a verte era como si me faltara el aire. Con papá fue para que no siguiera deprimiéndose y se volviera loco.

. - para estos casos se lleva al enfermo al psicólogo, no se acuesta uno con él. Y encima, quedas embarazada.

. - ya no puedo dar marcha atrás. Aun estándolo, cuando supe que había dado contigo, me dio un vuelco el corazón. No sé cómo, ni por qué, estás en mi corazón desde aquel día. También debía estar en el tuyo, pues me pintaste en un cuadro.

. - no podía sacarte de mi cabeza. Cuando no apareciste, pensé un montón de cosas, como que te habías reído de mí o te había pasado algo y no sabía ni donde vivías. Fui varias veces más a aquel lugar, pero no apareciste nunca, hasta que proseguí mi vida. Con el tiempo, quise plasmar en un lienzo nuestro primer y único encuentro.

. - según la abuela, eres muy bueno pintando.

. - para nada, solo estoy empezando, aunque ya he vendido algunos cuadros.

. - me alegro por ti. Deseo que tengas suerte, ya que no la has tenido conmigo.

. - ¿qué piensas hacer con el niño que tienes en tus entrañas?

. - voy a tenerlo. Aunque sea de mi padre, no voy a abortar.

. - ¿aun quieres a tu padre después de lo que te ha hecho?

. - español , no me obligó. Papá nunca me obligó, fui yo quien se ofreció a calmar su desesperación. Él no tiene toda la culpa. ¿En qué estás pensando?

. - en hablar con tu padre.

. - ¿para qué?, no le hagas daño, por favor.

. - no, solo quiero pedirle tu mano.

. - ¿mi mano?, ¿le vas a pedir mi mano a papá?

. - ¿aquí no se usa eso?, en mi país sí, aunque cada vez menos.

. - ¿te quieres casar conmigo?, ¿de verdad?, pero si ni aún nos hemos dado un beso y luego está lo del niño. ¿Qué dirán tus padres?

. - ya soy mayorcito para hacer lo que quiera. Aunque todavía no sé si tú quieres casarte conmigo.

. - oh, ¿cómo puedes decir eso?, sí, que quiero –dijo abrazándome y besándome por toda la cara. La gente que pasaba por delante sonreían unos y otros meneaban la cabeza como diciendo que esta juventud esta desquiciada. Lo cierto era que me había dicho que sí. Ya no había vuelta atrás- la abuela se pondrá contenta-.

. - creo que sí. ¿Sabes que ya me quería casar con su nieta aun sin saber quién era, ni dónde estaba?, tu abuela es de lo que no hay.

. - español , ¿por qué estáis peleados tú y mi abuela?, ella no quiso decirme nada.

. - te lo diré, será lo mejor –tragué saliva- tu abuela y yo hemos tenido un rollo de un par de días-.

. - ¿qué mi abuela y tú os entendéis en la cama? –se admiró ella de que algo así pudiera pasar-.

. - sí, fue cuando le hacia las fotos para el cuadro. Estaba desnuda y se me insinuó y no pude aguantarme. Lo hicimos allí mismo y al sábado siguiente, en un hotel que suele frecuentar.

. - vaya con la abuela. ¿Y por qué os distanciasteis?

. - me quería pagar con un talón por los servicios prestados y se lo rompí en las narices. Desde aquella vez no quise saber nada de ella-.

. - vaya. Pobre abuela, no me habló claramente, pero se arrepintió de lo que hizo, no sabiendo lo que era, porque no soltaba prenda. Entonces eras tú…

. - eso parece.

. - amor mío. No puedo evitar que la abuela te vea como un amante y si vamos a convivir con ella, seré flexible.

. - ¿qué significa eso?

. - significa que si tú y la abuela aún lo deseáis…

. - ¿permites que continúe disfrutando con tu abuela?

. - sí. Es lo mínimo que puedo hacer, pues yo he estado con papá.

. - gracias, cariño. Es algo que no esperaba oír de ti y para que no veas que te guardo rencor a ti, ni a tu padre, puedes continuar teniendo relaciones con él siempre que quieras.

. - ¿de veras?, no puede ser.

. - es lo justo. Al fin y al cabo, es el padre de tu hijo, queramos o no. Así lo verá crecer.

. - si pudiéramos hacer que la abuela y papá se reconciliaran, ya sería el colmo de la felicidad.

. - a lo mejor hasta consigo que esos dos se vayan a dormir juntos.

. - no jodas, español . Eso es imposible.

. - ¿tú crees? –dije sonriendo-.

Por primera vez nos besamos como lo que éramos, unos novios próximos a casarnos. Sus labios húmedos los disfruté un buen rato, hasta que me detuve pensando que, si me iba a casar con ella, sería mejor dejar las cosas claras antes dar el sí, para así darle la oportunidad de negarse a casarse conmigo. Debía conocerme tal como soy y no como cree ella que soy.

. - cariño, como no conoces prácticamente nada de mi vida, antes de que digas el sí quiero definitivo, deseo contarte mi vida y mis sentimientos y manera de ser. Así podrás echarte atrás antes de pisar la iglesia.

. - no es necesario. Eres bueno, y eso es suficiente para mí.

. - no, debo sincerame. Si te enteras después de habernos casado, todo se desmoronará y no quiero que pase eso, al menos después. Si te echas atrás ahora, lo comprenderé.

. - no puede ser tan grave, cariño. ¿Acaso eres un asesino que se esconde en esta ciudad?

. - no llego a tanto. Escucha y no me interrumpas. Me llamo Salvador y ya con mamá y mis hermanas… -le fui desgranando mi vida. Si me decía el sí quiero oficial, sería sabiendo con quien se metía en la cama-.

La cara de mi chica iba cambiando con cada secreto que le era revelado. Al final respiró largo y tendido. Dejé que fuera ella quien tomara la palabra ahora.

. - Dios, Salvador. Eres un cajón de sorpresa tras sorpresa. Sin embargo, el que me hayas revelado tu vida, me reafirma que te quiero aún más que antes al conocer todos tus secretos. No cambies, mi amor. Solo ámame cuanto puedas, porque yo así lo haré. Y si estás pensando lo que yo creo de ti y de papá, tienes mi bendición si así papá también lo desea.

Volví a besarle sus labios, mientras disimuladamente, le metía mano a un pecho. Un buen rato después, nos levantamos y marchamos a casa de la abuela a contarle lo que habíamos decidido.

. - Abuela, aquí te traigo a Salvador, el español que te pintó desnuda.

La abuela se levantó de su sofá y fue hacia mí.

. - has venido, querido pintor. No volveré a ofenderte.

. - lo sé, abuela –le dije besándole los labios. Ella sonrió y miró a su nieta con miedo a ser descubierta-.

. - abuela, achucha a mi chico. Me ha pedido que me case con él.

. - oh, eso es maravilloso. Español , gracias.

. - abuela, Salvador me lo ha contado todo.

. - ¿todo?

. - sí, abuela, todo.

. - lo siento, hijita, es que yo…

. - abuela, no seas tonta. Salvador, dale un achuchón a la abuela y hazla feliz. Quiero oíros como hacéis el amor.

. - nietita, nietita, cuanto te quiero…

Me acerqué a la abuela y la senté en el sofá, para luego sacarle las bragas y meter allí mi cabeza. La puse a gemir como las otras veces. Beatriz se sentó junto a su abuela y buscó su cara y se la besó mientras la abuela gemía.

Beatriz no se quedó en eso. Según se dijo, no había derecho que la abuela solo fuera disfrutada por su próximo marido, yo. Así que fue desabotonándole la parte superior y sacándole un pecho y luego el otro, besó y besó hasta ponerles duros sus pezones. Eso a la abuela la enardeció. Al final, tanto la abuela como, la invidente, recibieron polla de un servidor. A partir de ese día, ellas dormían día sí y día también junto a un servidor, donde cada noche eran pasto de mi polla y no solo por las noches, que uno es muy caliente en estos días tan fríos…

. - papá, soy tu hija –decía la invidente al entrar con su llave. Su padre salió del baño mojado y desnudo, pues quería llegar cuanto antes ante su hija y abrazarla-.

Al ver a su hija junto a un desconocido, yo, se frenó tan bruscamente que casi se resbala y se la pega, pero una oportuna mano en un sillón, lo impidió.

De inmediato se puso un marco de fotos con la imagen de Beatriz tapándose sus vergüenzas. Su hija no se dio cuenta, claro.

. - hola, papaíto –dijo la hija llegando hasta la voz de su padre. Se abrazaron. El padre lo hizo también, cayéndosele el marco al suelo, luego y sin soltar a su padre, me presentó- papi, te presento a español , se llama Salvador. Ha venido a pedirte mi mano para casarnos-.

. - ¿te vas a casar, hija?

. - sí, papá. Salvador es aquel chico que un día me prohibiste ir con él para visitar Madurodam. Lo sabe todo, papá. Lo de mi embarazo y de quien es el padre de mi hijo.

El hombre, que tenía un brazo detrás del cuerpo de su hija y la otra tapándose el pene y los huevos, estaba rojo color tomate y no sabía dónde meterse.

. - hija, he salido del baño desnudo, deja que me ponga algo encima –le dijo el hombre a su hija-.

. - papá, no tengas vergüenza, a Salvador no le importa que tú y yo tengamos relaciones sexuales. Podemos continuar teniéndolas.

. - ¿de verdad, hija?

. - sí, papá. Te lo demostraré. Acércate, cariño –me dijo-.

Me fui hacia ellos. En eso, la hija se arrodilló ante su padre y apartándole la mano de su paquete, le cogió el rabo y se lo metió en su boca, mamando a su padre. En vista de que aquello hasta me parecía normal, y al viejo le pareció mejor aún, le cogió la cabeza a la invidente y comenzó a disfrutar de su hija, follándole la boca mientras me miraba a los ojos.

Yo sonreí y levantándole un poco el nalgar a mi futura esposa, le bajé las bragas y sacándome la polla, se la endilgué allí mismo.

Aquello se amplió un cacho más. Aun siendo mamado por su hija, el hombre se sentó encima de una pequeña mesita, mientras yo continuaba dándole polla por el culo. Luego ella y sin sacarse mi tranca, se alzó lo justo para sentarse encima del rabo paterno. Así, hasta que nos fuimos corriendo, el primero el viejo, que se corrió en la vagina de su hija.

La mía, antes de explotar, se la puse delante de las narices a mi futura esposa. Cuando la sintió, sacó su lengua y comenzó a pasársela a todo lo largo, pero é aquí, que el viejo se le adelantó adueñándose de mi polla. Cuando me giré hacia él, sonreí y le entregué todo mi rabo, mientras le cogía su cabeza y me la follaba como él hizo antes con la de su hija.

. - querida, a tu padre le gusta mi herramienta.

. - eso parece. Papá, ¿te gustaría que Salvador usara tu puerta trasera para desfogarse de vez en cuando?

. - me has leído el pensamiento, hija. ¿Podría yo también usar la suya? –dijo mirándome-.

. - por supuesto –dije agachándome y buscando y encontrando su boca. Nos las comimos mutuamente-.

Ese día lo pasamos entre la cocina, el baño y el dormitorio, dándonos placer entre los tres. Cuando estábamos exhaustos los tres, de tanto que habíamos disfrutado, la hija habló a su padre.

. - papá, tienes que hacer las paces con la abuela.

. - hija, no me pidas eso. Ya sabes lo que la odio.

. - tienes que olvidar ese odio que le tienes. Voy a vivir con la abuela, pues me ha dicho que seré su heredera. Salvador me ayudará, mientras continúa estudiando su profesión.

. - hija, por favor…

. - papá, sabes que te quiero un montón, pero si no haces las paces con la abuela, no volverás a tenerme cómo me has tenido hoy, entre tus piernas. Salvador tampoco te dejará usar su puerta trasera.

. - querida niña, no le hagas eso a tu padre.

. - papá, eres un tonto. Vente a vivir con la abuela y con nosotros. Allí nos tendrás a los dos y si quieres, también a la abuela.

. - ¿a la abuela también?

. - sí, también a la abuela. Es la leche, tu suegra, papá. Salvador y ella ya lo hacen diariamente y hasta yo me meto entre sus piernas para succionarle cuanto zumo fabrica y fabrica mucho.

. - joder, hija.

. - y no solo eso. Tú la puedes tener todo el día mirándola hacia la pared. ¿Te vas a perder todo eso por algo que pasó hace tantos años?

. - bueno, si lo pienso de nuevo, hasta casi me cae bien esa bruja de tu abuela-.

. - así se habla, papá –dijo la hija, tragándose mi polla, para después el padre clavarle la suya en todo su culo. De nuevo lo pasamos en grande hasta altas horas de la madrugada-.

. - Abuela, ya estamos aquí y para quedarnos.

. - me haces muy feliz, hija. Ha venido…

. - sí, abuela. Papá, pasa, no te quedes ahí fuera. Pasa y cierra la puerta con llave –dijo sonriendo-.

Con algo de temor y timidez, entró el padre putativo.

. - buena la has hecho, cafre –fue el recibimiento de la vieja al padre la chica-.

. - ¿lo ves, hija?, yo me largo de aquí.

. - pasa, cabronazo. Los dos lo hemos hecho mal, reconócelo. Yo más, pero tú también.

. - suegra, eres una bruja.

. - lo sé. Admito que soy a veces una cabrona, pero lo pasado, pasado está. ¿Hacemos las paces por el bien de Beatriz y Salvador?

. - por ellos dos, que no tienen culpa de lo que nos hiciste a tu hija y a mí. Otra cosa, bruja, quiero follarte ahora y aquí mismo.

La abuela se quedó pasmada, para al momento, sonreírme a mí y a su nieta. Con la cabeza le hice señas de que adelante, que le había dado el visto bueno. Ella cogió aire y se acercó a su nuero y cogiéndole la cara, le estampó un beso de tornillo. Cuando se separaron, el viejo la empujó contra un sofá y desnudándola en pocos segundos, comenzó a follársela a lo bestia, pues la rabia que tenía dentro era demasiado. A la abuela aquello hasta le hacía gracia y disfrutó de la polla de su antiguo enemigo.

Yo, con mi polla por delante, me acerqué a la pareja y se la acerqué a la cara a la abuela, que la mamó con ganas, para después sacársela de su boca y meterla en la boca del padre de la chica.

Sin duda, aquella familia era la puta leche, donde el que no corría, volaba. Así fue como dio comienzo una nueva época de sexo desenfrenado en aquella casa.

La abuela pagó, como parte de su regalo de bodas, todo lo relativo al enlace matrimonial, viaje incluido. Mamá y mis dos hermanas, asistieron a la boda aquí en Holanda. Una vez finalizada la ceremonia, se dio el día libre a la servidumbre. Mamá y mis hermanas se destaparon sexualmente, produciéndose una noche de bodas brutal entre toda la familia allí reunida. Fue una semana de pura felicidad.

Pasada la semana, mi familia directa regresó a casa. Yo con ellos y con mi esposa. Así hicimos el viaje de novios oficial empezando por España y luego nos fuimos a varios lugares elegidos entre los dos. Todo ello pagado por la abuela de mi chica, que para eso era la rica de la familia.

El padre de Beatriz se quedó con la abuela y con Máximo, el chucho. Sin duda, Beatriz me iba a tener a piñón fijo con sus agujeros mientras iba aumentando su barriga. Ya me estaba chupando los dedos al pensar cuando la pudiera encular con esa barrigona que se le pondrá en unos meses y no digamos lo que mamaré de sus pechos lecheros. Mi chica no iba a destetarse en años, pues allí me tendría a piñón fijo disfrutando de mi esposa ciega y si además tenía postre con su abuela y su padre, sería la leche en vinagre. Sin duda había caído de pie en aquella familia, donde más pronto que tarde, me iba a follar hasta al sirviente más obeso de la casa…

FIN

Yo:                                     Salvador Morales

Mamá:                                Rita

Novieta:                             Alicia Barreiros, 1 pecho pequeño

Padres de Alicia:               Marta y Casimiro

Sirvienta casa Alicia:        Raquel, negra

Nueva hermana:                Lisa -cuerpo danone y prima-

Profesor instituto:             Alfonso Oshánahan

Compañero 1:                    Sandoval

Amiga con bebé:               Eugenia

Madre Eugenia:                 Elvira

Compañeros viaje:            Rubén, Roseta -gorda,

Carlota, Gabriela, Jorge,

Pepe, Mabel

Profesores viaje:               Silvia, gorda y lechera,

Simón, director

Náufragos extra:               Filipa y Sebastián (sebas)

Inquilino 1ºA:                     Gilberto-padre-enfermo, Marisa-hija-

-silla de ruedas.

Abuelos edificio:               Rogelio y Anita,

Nieta abuelos:                   Mariola

Nuevo instituto:

Compañera súper-gorda:    Gladys

Compañera hermafrodita:  Ramona

Compañero niño rico:         Raymond

Madre de Gladys:                Rebeca-gorda y alta

Gemelos súper-delgados:   Pedro y Teresa

Padre gemelos:                   sr. Costa

Eloísa:                                 anciana de tetas puntiagudas 4ºB

Hijo Eloísa:                         Perico, amante de mamá.

Sergio:                                accidentado con bici de Salvador

Lisbeth:                               morena buenorra y con un culo…

Lenny:                                 hermana de Lisbeth –morena con

tetamen desbordante-

Simón:                                 moreno encoñado de Lisbeth

Profesora:                            Conchita -pezuña de camello-

Hija:                                     Pilar -Síndrome de Down-

UNIVERSIDAD:

Enano vivienda univers. :      Julio

Enana vivienda univers. :      Paloma

Suicida universidad:              Rafaela, cuerpo de tío en tía.

Hermano Rafaela:                  Fabio –homo-

Chica rica restaurante:          Belinda

Hermana Belinda:                  Virginia

Abuela Belinda y Virginia:     “abuela”

Holanda:

Amigo hispano-holandés:      Peter

Ciega:                                    Beatriz

Padre ciega:                          “padre”

Abuela ciega:                        “abuela”

Perro abuela:                         Máximo