A piñón fijo (20)

“Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo, y la segunda, no me acuerdo.” Woody Allen. Relato en 25 trozos.

A PIÑÓN FIJO

(20-25)

ESCRITA POR:  SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

Almorzamos los bocatas y refrescos. No trajeron mi bocata preferido, pero pude coger uno de chorizo al que tampoco le hago ascos. Después de la opípara comida, disfrutamos del resto del día, regresando varias horas más tarde.

Invité a Lenny al cine esa misma tarde, solo me lo permitió si también los acompañaba Lisbeth. No tuve inconveniente. Esa noche me descargó la polla en la sala mientras echaban una de Nicholas Cage haciendo de malo. Del resto, ni me acuerdo. En cuanto a Lisbeth, era alguien que estaba ahí, pero no estaba ahí. Yo solo tenía mi boca, mis manos y mi polla para su hermana Lenny a la que prodigué sexualmente comiéndomela viva allí donde podíamos y nos dejaban.

Cuando las dejé cerca de su casa, fue la última vez que vi a Lenny. No pregunté a Lisbeth en el instituto, ni tampoco ella me dirigió la palabra y las relaciones se cortaron entre nosotros. Fin de la historia con ambas hermanas. Tiempo después, supe que Lenny había vuelto con sus abuelos que seguían en África para cuidarlos. Suerte, morena. Unas se van, otras vendrán…

Una semana más aguanté, sin hablar, ni follar con mamá. Pero no podía dejar que una estupidez por su parte, porque era una estupidez, jodiera nuestra relación, pues, al fin y al cabo, era mi madre, mi putativa madre.

Relanzamos las relaciones con una follada a lo grande, donde intervinieron las dos hermanas. No les dijimos nada, pero tampoco hacía falta, no eran tontas.

Mamá me prometió no volver a putearme de aquella manera, pues podía ser la última vez que me lo hiciera. Soy un buen hijo o eso creo yo, pero hacerme cruzar de apartamento a apartamento a muchos metros de altura a pique de caerme y matarme, no es lo normal si una madre quiere a su hijo, como creo que mamá me quiere, pero que no lo haga nunca más o entonces sí que sería yo el que rompiera relaciones con ella y no por un par de semanas. Aguanto una broma como el que más, pero aquello se pasaba de broma, rallando en la locura por su parte, solo para follar con su amante y la madre de éste, por muy buena que esté la vieja, que lo está con aquellas tetudas y picudas tetas.

Al poco conocí a Sergio. Un chicarrón que me superaba en fortaleza, pues era de los que hacían deporte y asistían asiduamente a gimnasios a ponerse cachas.

¿Cómo lo conocí?, le pasé la bicicleta por encima, dejándolo baldado y rompiéndole varios huesos, algunos de ellos estaban en ambos brazos. Pero eso no lo supe hasta que lo vi en el hospital, junto a mí.

El accidente ocurrió en una calle detrás del polideportivo municipal. Yo iba distraído echándoles un vistazo a unas turistas rubias que estaban rebuenas y claro, no miraba hacia adelante. El tal Sergio cruzaba el paso de peatones, tan tranquilo él y claro, lo planché con la bici, lanzándome de paso a tres metros de allí de cabeza.

No sé cómo llegué, pero lo cierto era que estaba en el hospital con la cabeza vendada, pues me la había abierto con la caída, con casco y todo. A mi lado, en la otra cama, estaba un chico que parecía estar peor aún que yo. Aun no lo sabía, porque ni me acordaba del golpe, pero era el tal Sergio, al que yo accidenté. Y él sí sabía quién lo había atropellado, ni más ni menos, que el de la cama vecina, o sea, yo.

. - hijo de puta, ya has despertado. Serás cabrón.

. - ¿como?, ¿qué dices de cabrón? –mi mente nublada no entendía por qué aquel tío cachas y que estaba rebueno, me decía aquellas burradas-.

. - no te hagas el tonto. Me pasaste con la bicicleta por encima. Me jodiste varias costillas y mis dos brazos.

La ostia puta, ¿yo había hecho todo aquello?, el vendaje de ambos brazos y de su pecho me decía que era cierto. Pero ¿fui yo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, me cago en la puta, ni me acuerdo.

. - lo siento si fui yo, pero no me acuerdo. Te pido perdón si así ha sido.

. - ni perdón, ni ostias. Ahora soy un inútil. Suerte que solo es para un par de semanas, que, si no, voy a tu cama y te aostio aquí mismo.

. - joder, no seas cabronazo. No me acuerdo de nada.

. - sí, esa es la disculpa.

. - que sí, coño. Que es verdad.

. - no te creo una mierda. ¿Tienes seguro?

. - ¿seguro para qué?

. - ¿cómo que para qué?, para que me indemnices.

. - oye, ¿con qué se supone que te atropellé? ¿tengo auto? ¿qué tipo de auto tengo?

. - vete a la mierda. No te hagas el tonto. Llevabas una bicicleta.

. - no me jodas. ¿Y te he hecho todo eso con una maldita bicicleta?, eso no te lo crees ni tú.

. - mira qué voy ahí y te arreo, mamonazo.

. - haya paz aquí, chicos –dijo una señora, aun joven, que se acercó al chico y besó sus labios- ¿cómo estás cariño?

. - aquí, discutiendo con el que me atropelló. Dice que no se acuerda de nada.

. - hijo, puede ser cierto, si no, no le hubieran vendado la cabeza. ¿Te duele, hijo? -dijo mirando hacia mí-.

. - no, señora, pero tampoco me acuerdo de nada. Siento lo de la bici, si fui yo.

. - es bueno disculparse, pero no es suficiente –dijo la mujer- deberás resarcir a mi hijo por lo que le has hecho-.

. - señora, que solo soy un chico. No trabajo, o eso creo.

. - pues entonces tendrás que hacer trabajo comunitario.

. - y eso, ¿qué es? ¿limpiar las calles?

. - no, será algo diferente, pero igual de satisfactorio. Tendrás que ayudar a mi chico a valerse por sí mismo. Cuidarlo y alimentarlo.

. - señora, que no soy un esclavo.

. - ¿prefieres que vayamos a juicio?, le hablaré al juez que mi hijo necesita de alguien que le ayude ahora que no puede y tú eres el indicado, pues fuiste quien le causaste el daño. Cuando se recupere y pueda valerse por sí mismo, estarás libre de hacer de canguro.

. - lo hablaré con mis padres. Porque tengo padres, ¿no?

. - ¿no te acuerdas?

. - para nada. Joder, a lo mejor soy huérfano.

. - mamá, yo no quiero tenerlo cerca. ¿Quieres que me rompa algo más?

. - hijo, no seas tonto. Yo no puedo atenderte apenas. Ya sabes que trabajo por las tardes hasta las 11 de la noche y no puedes quedarte solo en tu estado. Y de pagar una persona, no podemos.

. - será posible esto…, encima que me echa una bicicleta encima, ahora lo voy a tener también todo el día encima de mi chepa.

. - oye, que a mí no me hace gracia tampoco. Pero tranquilo, no creo que pueda ir.

. - y eso, ¿por qué? -dijo la madre-.

. - en cualquier momento aparecerá alguien de mi familia por ahí y les pagará lo que haga falta y regresaré a mi casa. Por cierto, ¿cuánto llevo aquí?

. - un día escaso. El accidente se produjo ayer tarde.

. - ¿y todavía no ha venido nadie de mi familia?

El silencio se adueñó de la habitación. Cuando me dio por preguntar a los sanitarios. Toqué el timbre de llamada y apareció una enfermera rolliza.

. - perdone, señora. ¿Ha venido alguien de mi familia a verme?

. - aún no, joven. No tenías documentación encima y no sabemos ni cómo te llamas. ¿Te acuerdas de tu nombre?

. - sí, claro. Me llamo…, espere un momento. ¿Cómo me llamo…? -dije bajito para mí, estrujándome el cerebro-. Mierda, no me acuerdo-.

. - no te preocupes, ya te vendrá la memoria. Seguro que fue el golpe del accidente. Te hiciste un buen corte detrás de la oreja.

. - joder…

. - perdona, chico. Creí que era mentira lo de tu amnesia repentina -dijo el tal Sergio-.

No le respondí, pues el mundo se me había caído encima. No sabía quién era, ni si tenía familia o no. ¿Quién coño era yo, joder?

Mientras tanto, en casa, mamá y las chicas se estaban alarmando. Siempre les decía si me iba a quedar fuera de casa. No era ningún secreto el motivo, pues sabían que era para follar en casa del amante de turno, pero había pasado un día entero y no había dado razón de ser y eso, no era normal en mí.

. - mamá, ¿le habrá pasado algo a Salvador? –dijo Ramona, llorando-.

Mamá se acercó y la abrazó.

. - hija, espero que no. Pero habrá que averiguarlo. Llamemos a todos los hospitales de la zona. Si ha tenido un accidente, estará en alguno de ellos. No le llaméis al móvil. Está apagado o fuera de cobertura. Eso es lo que siempre dice la operadora.

Estuvieron bastante tiempo haciendo llamadas a hospitales, dispensarios y hasta las diferentes policías hasta que dieron conmigo o al menos, había un chico sin identificar. Según le informaron, estaba en el hospital Nuestra Señora de la Concepción, un hospital-escuela de la Compañía de Jesús. Corriendo, se dieron una ducha a tres bandas y salieron para el hospital.

Cuando aquellas tres mujeres se me abrazaron llorando, yo también lloré, pero no porque las hubiera reconocido, sino porque alguien me había reconocido a mí.

. - ¿eres mi madre y vosotras mis hermanas? –les dije llorando-

. - sí, hijo. ¿Qué te ha pasado?

. - según me han dicho, tuve un accidente con la bicicleta y salí disparado de cabeza. He perdido la memoria. ¿Seguro que sois mi familia?

. - sí, cariño. Somos tu familia. Mira, aquí tengo una foto de los cuatro –dijo sacando una imagen de su bolso. Allí estaba yo, supuse que era yo, pues no me había visto aún la cara, también estaban ellas tres. Parecíamos muy contentos y no tenía por qué dudar de las palabras de aquella mujer y de las dos chicas, que, por cierto, estaban muy buenas ellas, incluso la que decía que era mi madre. De ganas, les daría un buen repaso, pero no puedo si son mi familia, ¿o sí?, joder, hasta sin memoria, siempre estoy a piñón fijo…- voy a hablar con los médicos. Esperadme aquí, chicas.

Mamá salió y fue a buscar información. Al rato un médico somnoliento llegó ante ella. Entre bostezo y bostezo le informó del estado del paciente, o sea, yo.

. - tiene una fuerte conmoción. El golpe le hizo una brecha que cerramos. No parece nada importante, pero de momento ha perdido la memoria según me informan. En cuanto pasen unos días, volverá a recordar o eso, tiene algo más grave y tendremos que volver a hacerle un scanner cerebral por si acaso. Pero para eso ha de pasar varios días para ver la evolución del chico.

. - ¿me lo puedo llevar a casa?

. - es lo más aconsejable en su caso. En un sitio conocido es más fácil que algo o alguien, lo vuelva a la realidad y se acuerde de todo. Si no ocurre así, le haremos más pruebas hasta dar con el problema.

. - gracias doctor. ¿Puede pedir que arreglen el alta de mi hijo?

. - por supuesto señora. Pero debe identificar fielmente que es su hijo. No es la primera vez que secuestran a alguien haciéndose pasar por sus familiares. Debe pasar un protocolo para estos casos de amnesia del paciente. Los secuestros suelen pasar con recién nacidos y nunca con adultos, pero nunca se sabe. El protocolo es obligatorio.

. - volveré con su fe de vida y restos de documentos que encuentre en casa.

. - será suficiente con los datos de nacimiento. Una fe de vida es perfecta también, añada algunas fotos y un par de testigos y se lo podrá llevar. Es lo mejor para él.

Mamá regresó conmigo y las chicas. Nos contó los pasos para llevarme a casa. Entonces le conté lo que tenía que hacer para pagar al accidentado, según la madre.

. - mi hijo en su estado no puede estar fuera de mi casa –le dijo a la madre de Sergio. Las madres se enfrentaron por sus hijos-.

. - entonces, ¿cómo lo arreglamos?, la indemnización para estos casos de accidente con daños es alta y su hijo nos ha dicho que no tenía ningún seguro de bicicleta.

. - ¿seguro de bicicleta?, no, no tenemos nada de eso –dijo mamá-.

. - entonces, ¿cómo lo arreglamos? –repitió la madre de Sergio- necesito de alguien que cuide de mi chico mientras yo trabajo por las tardes.

. - mamá –dije-.

. - dime, hijo.

. - yo no puedo estar solo por la calle en mi estado y él no puede estar solo tampoco en su casa. ¿Por qué no lo instalamos en casa unos días hasta que se recupere?, así yo podré asistirle en cuanto pueda y no estará solo en su casa. No sé, digo yo que sería una solución para todos.

. - mamá, ¿voy a vivir en casa de ellos? –preguntó Sergio-.

. - hijo, déjame que lo piense un momento.

La mujer dio un par de vueltas por la habitación, mientras los demás la mirábamos cavilar.

. - va a ser lo mejor, hijo. No le podemos obligar a ayudarte en su estado, pero siendo así que estará en su casa, sí podrá ayudarte en los menesteres necesarios. Yo no puedo, ya lo sabes. Sí, así haremos. Vivirás unos días con ellos. Así aprendes a comer, que estás muy mimoso.

. - pero madre, no digas esas cosas delante de ellos.

. - no seas tonto. Bueno, lo dicho. Vivirá con ustedes hasta que se pueda desenvolver solo. En cuanto a la alimentación…

. - no se preocupe por eso. Donde comen cuatro, comen cinco.

. - mamá, ¿voy a dormir también en esa casa?

. - sí, hijo. Dormir y lo demás, ya me entiendes. Así aprovecho para visitar a tu tía Rosy que está malita.

. - pero mamá… -la idea que se me ocurrió le gustó tanto a la madre de Sergio, que no dio su brazo a torcer. Así mataba dos pájaros de un tiro. Por más que insistió el hijo, no hubo manera de quitarle de la cabeza el trato a la madre. Cuidábamos de su hijo y visitaba a su familiar enfermo.

. - Aquí dormiréis los dos. No hay habitaciones libres, así que compartirás la de Salvador, Sergio.

Sergio se sentó en la cama, mientras yo me dedicaba a mirarlo todo para ver si me acordaba de algo de allí, pero nada, como si fuera chino todo aquello. Mamá salió de la habitación junto con las chicas y nos quedamos solos Sergio y yo. Fui a la cama y salté sobre ella, probando que era bien cómoda.

. - de puta madre. Me gusta mi cama.

. - oye, que no es solo la tuya. Ahora también es la mía.

. - sí, pero solo por unos días. Cuando te pierda de vista, estaré mejor aún.

Fuera de la habitación las dos madres se decían las últimas palabras antes de separarse.

. - a mi chico eso de comer bien, como que no. No le gustan los potajes de berros, ni coles, ni nada parecido. Eso sí, todo lo que sean fideos y espaguetis, le chiflan.

. - nuestro Salvador tampoco le gustan mucho los potajes. Tranquila, son tal para cual, según parece –dijo riendo, coreándola también la madre de Sergio-.

. - bueno, creo que dejo en buenas manos a mi niño. Vendré en una semana si mi hermana se encuentra mejor. Llamaré aquí cada día, si no le importa.

. - claro, por supuesto. Le voy a anotar el número –mamá cogió un papel y le apuntó el teléfono fijo y se lo entregó-.

. - bueno, me despido de Sergio y me voy.

. - muy bien. Se lo cuidaremos, descuide.

. - lo sé.

La madre fue a la habitación y dio sendos besos en los labios a su hijo, para luego largarse con viento fresco.

. - Chicos, ¿queréis comer algo?, no es la hora de cenar, pero si estáis hambrientos, os preparo algo enseguida –dijo mamá-.

. - yo no tengo ganas aún –dije- ¿y tú? –me dirigí a Sergio-.

. - todavía es pronto, gracias. Aún no tengo ganas.

. - perfecto. A las ocho haré una tortilla de papas, ajo y huevos, con perejil. Es tu preferida, Salvador. ¿Te gusta, Sergio?

. - sí, gracias. La tortilla está bien.

. - cariño, mañana Ramona le dirá al director del instituto que no asistirás en algún tiempo mientras tanto no te recuperes. De todas maneras, ya sabes, cuida de Sergio en todo lo que te pida.

. - vale, mamá.

Ella salió y nos dejó solos de nuevo.

. - oye, esclavo, ¿dónde está el baño?

. - tu padre. Anda, vamos.

Llegamos al baño, pero estaba ocupado.

. - ¿quién está aquí? –pregunté sin entrar-.

. - soy Lisa, Salvador, puedes entrar, me estoy bañando.

. - mejor no, estoy con el tal Sergio.

. - ah, bueno. Enseguida salgo.

. - no tengas prisa, hermanita. Que se mee encima –sonreí-.

. - no seas malo, hombre. Me daré prisa.

. - ¿qué me mee encima?, eres un cabrón.

. - te jodes por llamarme esclavo. Donde las dan, las toman.

. - ya te las arreglaré yo cuando me cure los brazos.

. - eso, si me coges.

Lisa salió enfundada en una toalla grande. Aun así, su anatomía esplendida se podía adivinar y no pasó desapercibida para Sergio que le miró el culo cuando pasó delante de él. Le di un empujón para que entrara.

. - deja el culo de mi hermana tranquilo.

. - ¿yo?, que va. No le miraba el culo.

. - encima te las das de listo. Esto va a acabar mal, me lo barrunto yo –dije bajo-.

. - que te he oído, capullo-.

. - pues mucho cuidado con mis hermanas. Soy muy sensible con ellas.

. - pero si ni te acuerdas de que son tus hermanas.

. - pero si lo dice mi madre, es verdad. Además, debo comportarme como hermano y protegerlas de buitres como tú, cargado de esteroides.

. - oye, que yo no tomo nada de esa mierda. Esto es de puro deporte y mucho gimnasio.

. - sí, a otro con ese cuento. Bueno, ahí tienes el wáter, echa la meada, te espero fuera –di unos pasos hacia fuera-.

. - oye, ¿dónde crees que vas, esclavo? –dijo moviendo las brazos escayolados-.

. - mierda. Mierda. Vale, pero si se lo cuentas a alguien, te corto los cojones.

. - como para contarlo a los amigos. Anda, que tengo ganas de cagar también.

. - joder. La ostia puta. Llamaré a mamá, ella se encargará.

. - de eso nada. Aunque me jode, prefiero un tío. ¿Tienes un padre o más hermanos?

. - me ha dicho mamá que no, solo somos los cuatro y para de contar.

. - pues te tocó la china. Venga, coño, que me lo hago encima.

Respiré hondo y le aflojé el cinturón. Luego le bajé los pantalones hasta abajo. Los calzoncillos denotaban un bulto sospechoso, tanto, que sabía el motivo. Estaba empalmado el tío.

Tanto él, como yo, estábamos rojos como tomates. Al final le bajé los calzoncillos y saltó un pene venoso, grueso y largo. La ostia puta, ¿sería maricón?, mi cabeza me pedía tragármelo sin compasión. Como me quedé mirándoselo como pasmado, el tío se echó a reír.

. - a que nunca habías visto algo tan hermoso.

. - te hiciste un injerto de polla de caballo, seguro.

. - no, pero, ¿a qué lo parece?, anda, ayúdame a sentarme en la taza.

Lo senté en la vasija, pero la polla era tan grande al estar empalmado, que, si meaba, salía la orina fuera de él.

. - oye, bájame la polla.

. - bájala tú, no te jode...

. - oye, ¿con qué manos, mamón? –en eso se echó una cagada de campeonato, dejando el baño de lo más oloroso-.

. - la madre que te parió, qué peste.

. - oye, porfa. Bájame la polla o te voy a mear.

Tragué saliva y cogiéndole la polla, se la apreté hacia dentro. Chocaba con el borde y tuve que ladeársela un poco, luego se la soltaba y la muy puta volvía estar hacia arriba y en dirección fuera de la taza.

. - mantenla un momento mientras me dan ganas de mear, porfa.

. - joder, joder...

Le cogí la polla y se la mantuve hacia abajo. Era fuerte aquella polla, pues quería volver a su estado natural, pero yo era más fuerte aún y allí se la mantuve.

. - mea ya, coño. Me asfixio del olor de tu mierda.

. - aguanta un poco, que cuando estoy empalmado, no puedo mear. Lo mismo te pasará a ti, ¿no?

. - yo no hablo de mis intimidades con desconocidos.

. - lo siento. Fue tu hermana. Pero qué buena está.

. - ¿qué te dije, mamón?, deja en paz a mi hermana.

. - díselo a ella –dijo señalando a la polla-.

. - venga, coño. No pienses con el rabo y mea de una puta vez.

. - es lo que intento, pero no puedo. No estoy acostumbrado que un tío me tenga cogida la polla mientras meo. Se me pone más dura aún.

. - encima no querrás que te haga una mamada para que puedas mear tranquilamente…

. - no, tanto como eso, no, pero bien podrías hacerlo, estoy en este estado por tu culpa.

. - te la chupa tu madre, yo no.

. - joder, crees que me gusta que me la mame un tío, si fuera tu hermana…

. - oye, a mi hermana ni la mientes para esto. Lo más que te puedo hacer es una paja.

. - bueno, menos da una piedra.

Mientras miraba hacia otro lado le comencé a hacer una suave paja. El tío gemía bajito. Así estuve un rato haciéndole la manuela hasta que explotó. Sí, explotó, pero hacia mí, dejándome todo enlechado. Con los nervios, me olvidé de que las corridas volaban lejos algunas.

. - me cago en todo lo que se menea. Me has echado la corrida encima.

. - oye, que no era yo quien tenía la polla en su mano. Haberla dirigido hacia otro lado, por ejemplo, tu boca. Hubiera estado bien, ya puestos, una mamada de tío y de tía son iguales de sabrosas para mi polla.

. - cuando venga tu madre, que te la mame ella, desgraciado. Ahora tendré que ducharme. Por cierto, ¿te duchaste ya hoy?

. - yo no pienso ducharme, así que tranquilo.

. - serás guarro, tú en mi cama no te acuestas sin ducharte. Acaba de cagar y de mear, nos ducharemos juntos. Voy a buscar los pijamas para después. No te muevas de ahí, cabrito.

. - serás cabrón…

Salí de allí y de camino a mi habitación, le pasé un dedo por mi costado, que era donde me había echado la corrida y recogí un poco. Me la llevé a la boca y sonriendo, acabé tomándomela toda. Era exquisita. ¿Sería maricón?, joder, aun no me acordaba si lo era o no, pero me gustaba la leche de polla del tío.

Cogí pijamas para los dos, pues no había llevado antes ninguno y regresé al baño. Seguía sentado encima de la taza.

. - ¿ya has meado?

. - sí, ya he meado, pesado.

. - levanta el culo, que te lo voy a limpiar.

. - pero con cuidado, que lo tengo muy delicado.

. - sí, como todos los culos, joder.

Cogí papel higiénico y se lo pasé por el ojo del culo. Varios papeles después le dejé el culo como el de un niño chico. Después lo acabé de desnudar y lo metí en la bañera. Yo me desvestí y también me metí en el plato de ducha, cerrando la puerta de la mampara después.

Sergio me miraba el cipote que también lo tenía empalmado y mirando al cielo.

. - ostia, tu cipote no desmerece en nada del mío. Vaya tranca que te gastas. Encima también estás empalmado.

. - como para no estarlo, con tu polla en mi mano.

. - me siento mal, así que te la descargaré yo ahora.

. - vete a la mierda, tienes las manos vendadas.

. - yo había pensado mamártela.

. - oye, ¿eres marica o qué?

. - solo es devolverte el favor que me hiciste antes. Pero si no quieres…

. - ¿lo vas a contar?

. - ni que estuviera loco.

. - sí lo haces…

. - ¿me cortas los cojones? –dijo sonriendo-.

. - eso, te los corto y se los echo a los cerdos.

. - pues para encontrar un cerdo vivo en la ciudad, te las vas a ver moradas. Bueno, ¿te la mamo o no te la mamo?

. - sí, hazlo, pero con cuidado, que la tengo muy delicada.

. - sí, como las pollas de todo el mundo –dijo riendo, yo lo coreé-.

. - vaya, si hasta sabes reír.

. - calla, coño y mámamela de una puta vez.

Le ayudé a arrodillarse y poniendo los brazos por ambos lados de mi cuerpo, se metió la polla en su boca y comenzó a darme gusto.

Tanto gusto me daba, que le cogí la cabeza e hice como que me la follaba. Se iba a quejar, pero se lo pensó mejor y continuó mamando. Joder, que bien la mamaba el tío. Sí, este era marica. ¿Entonces lo de mirarle el culo a Lisa?, estaba hecho un lío, pero lo de la mamada, que no parara, que no parara nunca. Pero tanto me gustó, que me venía la corrida. Y me vino, me corrí en su boca.

El tío no hizo nada por escupir mi corrida, al contrario, mamó más polla hasta dejarme sin simiente natural, dejando mi polla sin gota.

. - joder, tío, me has dejado seco.

. - será porque me gustan las pollas.

. - entonces, ¿eres marica?

. - yo le pego a todo lo que se menea y las pollas es una de esas cosas que se menean. Bien sabrosa, sí señor. ¿Te interesa tomarte los últimos goterones que aún tengo en mi polla?

. - ¿pero no has meado y te has limpiado el pito?

. - aun así, siento que aún tengo algo de leche ahí abajo. Si te interesa, aprovecha. No todos los días ofrezco mi polla a un desconocido, aunque si vamos a pasar varios días juntos, es mejor conocernos bien, ya me entiendes.

. - no querrás darme por culo también.

. - eso ya tu verás si te gusta tenerla en tu culo. ¿Te acuerdas si eres marica o no?

. - no me acuerdo una mierda.

. - pues esta noche, si quieres, te rompo el culo, así sabrás si te gusta o no. Si no te gusta, pues eso, no te gustan sino las tías y si te gustan, pues mi culo está sediento de tu sabrosa polla y la podrás usar cuantas veces quieras.

. - lo tuyo es mucho suponer. De momento, déjame probar tu rabo, luego ya veremos.

Me tragué su polla y sí, me gustaban las pollas. Definitivamente, era marica. El tío se retorció cuando una mini-descarga sémica le vino y fue a parar a mi boca. Saboreé y recordé la corrida de antes que me había tomado de mi cintura y de nuevo, me gustó.

. - me ha gustado, pero aún no lo tengo claro.

. - tú tranquilo. Esta noche lo averiguaremos. Bésame la boca, es un modo más de averiguar cosas de uno.

El muy jodido tenía razón, entre más experimentaba, más cosas descartaría que era o no, cosa de mi personalidad anterior, así que nos comimos la boca. Me gustaba también, joder, lo dicho, me iba el mariconeo.

Una vez duchados, salimos secos y lo vestí, regresando a mi habitación hasta que nos llamó mamá. En la mesa, mis hermanas me flanqueaban por ambos lados. Su sonrisa franca me decía que teníamos buen rollo, incluso con mamá que me sonreía de una manera muy especial.

. - ¿a qué te dedicas, Sergio?

. - ahora mismo, solo estudio y me divierto un poco.

. - igualito que Salvador, nuestro hermanito –dijo Ramona cogiéndome del brazo y besándome la comisura de mis labios. Sonreí- por cierto, Salvador. Luego y antes de que te acuestes, vente a mi habitación, quiero hablar contigo de una cosa-.

. - vale, intentaré no olvidarme –dije sonriendo-.

Nos comimos la tortilla extra-grande para cinco. Una vez

todo el mundo cenado, nos fuimos cada uno a su habitación. Metí a Sergio en la cama.

. - voy a ver qué quiere mi hermana.

. - dale recuerdos.

. - vete a la mierda –sonreí y salí-.

Al llegar, toqué en la puerta. Ella me dio la entrada. Una vez dentro, ella estaba bajo la manta, tapándola casi toda, hasta el mismo cogote.

. - sube a la cama, hermanito.

Aparté la manta y lo que vi, me dejó patidifuso.

. - tienes polla, Ramona –le dije como si no la hubiera visto nunca-.

. - sí, cariño y es toda tuya –dijo ella-.

. - ¿mía?, ¿cómo que es mía?

. - anda, ven mi amor.

Me acabé de subir. Ella apartó toda la manta quedando como Dios la trajo al mundo.

. - hermanito mío. Te explicaremos, porque veo que no te acuerdas de nada. Entrad chicas.

Mamá y Lisa entraron también y también estaban ellas dos desnudas. Sonriendo, se subieron a la cama también. Yo estaba asombrado de ver tanta carne y tan buena. La misma Lisa también tenía una polla entre las piernas. La ostia puta. Dos hermanas con iguales atributos extras.

. - mamá, dile a Salvador lo feliz que somos los cuatro.

Mamá se me acercó y cogiéndome el rabo, me lo explicó todo con pelos y señales. Mientras lo hacía, tanto Lisa, como Ramona, me comían a besos. Al final entendí que vivía en una especie de comuna donde el sexo era libre entre todos los de la familia. Coño, creo recordar algo de un par de negras, pero no sé qué tenía que ver con esto que me decía mamá.

. - no le cuentes nada a Sergio. Esto es cosa solo nuestra.

. - ¿Qué soy, mamá?, ¿me van los tíos o me van las mujeres?, porque me gusta lo que estoy viendo –dije mirando tanta teta y aquellas dos pollas tan suculentas- estoy hecho un lio. En el baño me la mamó Sergio y me gustó. Luego se la mamé y me gustó también. ¿Qué soy, mamá?

. - hijo, tú eres lo que deseas ser en todo momento. Te gustamos y tú nos gustas a nosotros. En casa tenemos sexo siempre que lo deseamos. Tienes amigos y amigas fuera de casa con quienes haces el amor también. No debes avergonzarte, pues así eras antes y así seguirás siendo. Puedes continuar teniendo relaciones con Sergio si así lo quieres. Nosotras deseamos que sigas relacionándote con otras personas aparte de nosotras. Te diré con quienes sé yo que las tienes, por ejemplo, con los abuelitos del piso de arriba. Su nieta, Mariola. También con…

Mamá me fue desgranando mi vida sexual según ella conocía. Poco a poco iba viendo la luz. Sí, aquellas dos negras se iban metiendo en mi cabeza y estaba recordando una ruptura. Sí, poco a poco, iba recordando. Sí, sí, ahora lo recuerdo. Mamá era mamá y mis dos hermanas, eran eso, mis dos hermanas. A todas ellas me las follaba día sí y día también y disfrutaba como un enano. Sí, ahora lo recordaba.

Cuando sonreí y les dije que estaba recordando algo, se alegraron y entre las tres, me dieron placer, siendo Ramona la encargada de darme polla por el culo. Sí, eso también lo recordaba. Era como si estuviera en un sitio intermedio entre lo que creía y lo que estaba viviendo.

Como les dije que pensaba follarme a Sergio esta misma noche, muy amablemente, las chicas solo me la mamaron un ratito. A las tres se la metí en sus culos, pues según ellas y yo lo corroboro, era lo que más me gustaba. Salí de allí más contento que unas castañuelas. Ellas también, pues estaban recuperando un hermano, un hijo y un follador empedernido.

Con la luz apagada, me saqué el pijama y me metí en la cama. Sergio se removió en su sitio.

. - ¿te has despelotado?

. - calla, coño. Dilo más alto, que aún no se ha enterado el portero de enfrente. Claro, que me he despelotado. Te tomo la palabra y la quiero dentro de mi culo. Veremos si me acuerdo de algo de una puta vez. Eso sí, yo también te la meteré a ti.

. - pues claro, es de ley. Anda, desnúdame y cómeme todo.

Con una sonrisa en mi cara que no pudo ver Sergio, me puse a ello. Lo dejé en cueros, para, de inmediato, ponerme a comerme su polla. Estaba recordando que era un gran mamador de pollas de tíos, además de pollas femeninas.

Con ella bien dura por la comida de polla que le hice, avancé hacia arriba con mi lengua, haciendo disfrutar al mamonazo de Sergio. Cuando llegué hasta su boca, mientras me la comía toda ella, mi culo era horadado por la polla del amante ocasional, enterrándomela toda ella.

La penetración de su cacho polla toda venosa no fue dolorosa, pues como había dicho mamá y comprobado con las pollas de mis dos hermanas, era un consumado tragador de pollas ajenas.

Los gemidos de ambos salían de la habitación, aun así, ninguna chica osó entrar allí. Cuando pasó el tiempo enculable suficiente para que se produjera la eyaculación de Sergio, por suerte para mí, me avisó antes.

Me salí y bajando mi boca hasta su miembro, volví a tragármelo todo él. Se la mamé hasta que explotó su corrida y no desperdicié ni un puto espermatozoide que me deleité tragando. Una vez la primera parte solucionada, tocaba disfrutar de su culo.

Primero que nada, le puse el rabo en sus narices para que me lo mamara bien. Era muy bueno en su trabajo, haciendo que disfrutara de su maestría. Una vez la polla en condiciones para un enculado profesional, le puse a comerme los huevos, previa petición mía, para que me los pusiera a tono también.

Con el rabo y los huevos a punto de caramelo, lo coloqué en la mejor posición para sus brazos escayolados y para mí también, qué coño. Se la endilgué con tal precisión culera, que hasta yo me maravillé de lo bueno que era en esto de las folladas mariconiles.

Le di tranca marinera hasta casi reventarlo. No pidió socorro, porque el tío no era manco en esto de tragar pollas también. Aun así, disfruté de su culo como Dios y como antes él conmigo, le avisé y me salí, para entregarle el fruto de mis huevos. Fue una erupción volcánica de semen que el tío se deleitó tragándose. Una remamada adecuada y no quedó ni gota de sustancia láctea.

Con una comida de boca por ambas partes y lo dejamos estar hasta una nueva ocasión, la cual se presentó antes de lo que pensé, al sentir mi culo perforado de nuevo mientras tenía los ojos cerrados por estar sobando. Eso fue a altas horas de la madrugada.

Cuando acabó con mi culo, corriéndose dentro, lo puse a tomarse su leche directamente de ahí, mi culo. Luego se la endilgué yo, tomándome también mi lechita calentita allí donde la había metido.

Esta vez no desperté, pues el cansancio acumulado no me dejó despertar cuando el muy capullo volvió a cogerme el culo y disfrutarlo. Ni se molestó en limpiármelo, solo se quedó grogui con su polla en mi culo.

Al día siguiente me levanté más cansado que si hubiese estado trabajando en una mina, picando piedra. Aun así, al abrir los ojos y verlo mirándome risueño, sonreí.

. - ¿tuviste buena noche, marica de los cojones? –le pregunté-.

. - ¿tú qué crees?

. - la última corrida, no te la tragaste de mi culo y estoy que apesto.

. - lo siento. Será mejor darnos una ducha, ¿no te parece, colega traga pollas?

Acerqué mi boca a la suya y nos besamos como si fuéramos unos maricas empedernidos. Luego lo ayudé a salir de la cama. Cogí la ropa que nos pondríamos luego, nos tapamos las vergüenzas con una sábana cada uno y nos fuimos hacia el baño, entrando en el plato de ducha.

Una ducha en profundidad donde le metí y me metí varios dedos profundamente en ambos ojetes, con champú en ellos. Luego un buen sobeo bucal y comida de polla posterior, con la consiguiente descarga sémica y salimos de allí como nuevos.

. - chicos, ¿habéis dormido bien? –dijo mamá con doble sentido-.

. - sí mamá. De puta madre. Estaba tan cansado que me quedé grogui a las primeras de cambio.

. - ¿y tú, Sergio?

. - igual, señora. Estaba cansado, también –dijo sonriendo-.

. - mamá, me llevaré a Sergio a dar una vuelta por ahí

. - ¿sabrás regresar, hijo?

. - no se preocupe, señora. Mi cabeza está muy bien. Si se pierde, yo lo guiaré.

. - bueno, siendo así, podéis salir a dar ese paseo. Volved antes de comer. Hoy haré conejo en su salsa y papas sancochadas con arroz. Siempre te gustó mucho, Salvador.

. - cuando lo pruebe, ya te diré, mamá. ¿Qué sueles desayunar, Sergio?

. - un poco de leche con cacao, es lo que desayuno siempre.

. - me pongo a ello, chicos. A ti te haré tu hierbaluisa, que tanto te gusta.

. - gracias, mamá. ¿Las chicas?

. - ya se fueron a sus clases. Son las diez, chicos.

. - vaya, creí que era más temprano.

. - no te preocupes, nadie os espera. Vosotros curaros y no penséis en nada más.

Ya en la calle, íbamos Sergio y yo paseando tranquilamente por la acera. Él parecía un zombie con aquellos brazos escayolados y más de uno que nos cruzamos, sonrieron.

. - creo que se están cachondeando de ti, chico.

. - lo dices por la escayola de mis brazos, ¿no?

. - sí. Pareces un tío disfrazado para asustar a las viejecitas.

. - ¿te lo estás pasando en grande, cabronazo?

. - bueno, eso tampoco. Anoche me lo pasé mejor.

. - pues no te rías, coño. ¿Crees que me gusta ir por la calle de esta guisa?

. - perdona, me callo –dije como que cerraba una cremallera en mis labios-.

. - vale. Dejémoslo estar, porque yo también me lo pasé de puta madre con tu culo. Por cierto, no habrá un sitio tranquilo donde poder mamar un poco.

. - ¿te refieres a beberte una cerveza fría?

. - mira que eres gilipollas. Me refiero a chuparte la polla, la mía se me está poniendo dura.

. - joder, haberlo dicho antes. Conozco un edificio abandonado usado por los drogatas para pincharse. A esta hora de la mañana no suelen estar por allí.

. - ¿y a qué esperamos?, por cierto. ¿Cómo te acuerdas de un lugar en que estuviste en el pasado?

. - poco a poco voy recordando trazos y eso me vino a la mente. Creo que está por allí.

Caminando llegamos y entramos en la casa ruinosa. Pusimos atención por si había moros en la costa, pero no había ni Dios.

. - anda, sácamela y ponte a cuatro patas con los pantalones bajados.

. - oye, ¿a ti quien te ha hecho el jefe del cotarro?, te bajo los pantalones y te doy polla yo antes. Joder, con el tío.

. - coño, haz lo que te dé la gana, pero hagámoslo pronto o me corro encima.

. - ¿estás seguro?

. - sí lo sabré yo, estoy que reviento.

. - vale, pero no te acostumbres a dar órdenes, que a mí no me manda ni Dios.

Me bajé los pantalones y demás, hasta los tobillos. Luego le saqué el miembro. Sí, estaba bien duro. Aun así, le di una breve mamada, primero porque me dio la real gana y segundo, para humedecerla un poco y no me jodiera negativamente el culo. Una vez hecho, me di la vuelta y me la encajó en todo el ojete, apoyando sus escayolados brazos en mi espalda, mientras me daba candela de la buena.

El muy jodido se corrió en mi culo.

. - serás hijo de puta, tu leche baja por mis muslos.

. - tranquilo, hombre. Esto lo soluciono yo con mi lengua.

Se puso a comerme el culo y los muslos enlechados. Tanto estaba la leche abajo, que teniendo que inclinarse, resbaló y se dio un batacazo con sus narices por delante.

. - la ostia puta, mi nariz…

Me levanté y lo ayudé a levantarse. La nariz sangraba, así que saqué unos pañuelos que tenía encima y le limpié la sangre, taponándole los agujeros nasales con el mismo papel.

. - mira que eres torpe, chico.

. - me resbalé, coño. Anda, límpiame la polla, espero no haber cogido una infección aquí dentro.

La punta de la polla, que aún tenía goterones de leche, estaba llena de la tierra del suelo polvoriento. Con los dedos le quité la que pude, no teniendo más papel desechable. No quise coger uno del suelo, no estuviera infectado con algo.

. - te la guardaré, así como está. Vayamos a unos baños públicos y allí te limpiaré mejor y miraremos esa nariz.

. - vale, gracias. Te debo una.

. - ¿una?, me has dejado el trasero con semen y no digamos los muslos. En fin, aquí no podemos hacer nada más.

Me limpié con las manos como pude y me subí los pantalones. A él le subí la cremallera.

. - vámonos de este antro. No fue buena idea, no señor.

De allí lo llevé a unos baños públicos de un parque próximo. Había gente por doquier, pero no les hice ni puto caso.

Allí dentro, lo llevé a unos de los cagaderos con puerta. Como pude, cogí agua y papel higiénico y lo limpié primero a él y su polla, que tenía encima tierra. Me lo agradeció con un beso en los labios. No quise abrir la boca por si había alguien en los reservados próximos, así que le puse un dedo en los labios para que no soltara nada que nos pusiera en evidencia.

Lo siguiente fue bajarme los pantalones y los calzoncillos y de la misma manera, limpiarme yo el trasero y los muslos. Una vez y sin subirme los pantalones, con señas le indiqué que, en silencio, me la mamara para que yo también descargara mis vitaminas lácteas. Sonrió y así lo hizo, llevándome al quinto cielo de los maricones. Me siguió mamando hasta que no quedó nada. Luego me sequé el rabo y me subí la ropa.

Con una comida de boca, le cambié los papeles de las narices, para luego respirar hondo y salir de allí con destino a otro parque, que aquel ya me lo tenía muy visto. Sentado en uno de los bancos de otro parque, descansamos un rato.

. - vaya mañanita que llevamos, chico –dije-.

. - y que lo digas –sonrió- ¿sabes lo que echo en falta?

. - espera que saco la bolita mágica –ironicé-.

. - muy gracioso. Lo que echo en falta es una muñeca a la que me he estado trajinando en mis horas libres.

. - ¿trajinando es follando o preparándola para follártela?

. - lo segundo. Es albina, pero una preciosidad de tía.

. - ¿y por qué no le hacemos una visita?, así, a lo mejor, se apiada de ti en el estado en que te dejé y te deja mojar.

. - si fuera tan fácil, me habría inventado algo parecido. No, Susi no es de esas. Le gustan las cosas despacio.

. - llámala, que venga aquí y así platicamos un rato con ella.

. - tú lo que quieres es quitármela a base de verborrea.

. - coño, los amigos, ¿para qué están?, para ayudarse mutuamente. Tú me dejas mojar con tu amiga y yo te dejo con alguna de las mías.

. - coño, recuperas memoria a marchas forzadas. ¿Cuántas amantes tienes?

. - ni idea, pero me ha venido a la mente una que en realidad son dos, madre e hija. ¿Te gustan las gordas?, lo son y mucho. Me pierdo entre sus enormes pechos y son muy cariñosas, al menos conmigo, claro.

. - vaya cuento el tuyo.

. - eres un incrédulo, pero no moveré un dedo hasta que tu hagas tu parte. Luego te las puedo presentar. No te prometo que te las beneficies también, pero conocerlas, sí.

. - ¿estás hablando en serio?

. - por supuesto.

. - si eso es verdad, tengo una dama que es muy cariñosa cuando me acerco por su casa. Te la presentaré y si llegáis a un acuerdo, puedes enculártela hasta que te aburras.

. - cuando dices llegar a un acuerdo, ¿no se tratará de una puta a la que pagas por follar?

. - pues claro. ¿Tú no les pagas a esa madre y a su hija?

. - qué carajo. Pues no. Follamos porque nos gusta a las dos partes. Olvídate de presentarme a esa dama puta. No pienso soltar un puto céntimo por follar.

. - ¿y entonces?

. - entonces nada, me gusta hacerlo sin pagar. Si conoces alguien así, te presentaré a las mías, si no, al carajo la vela.

. - coño, pues me lo pones difícil. Bueno, una vez tuve un rollo con un ama de casa, una vecina. Mamá me mandó arreglarle una lámpara de su dormitorio y me pagó con un polvazo, pero de eso fue hace tiempo y no sé si aún me recuerda como para echar otro gratis.

. - dejémoslo estar, lo tuyo no tiene cura.

. - hola, Salvador, ¿quién es tu amigo, el escayolado?

. - profesor Oshánahan –era Alfonso, el profesor folla-chicos y con quien he pasado gratos momentos, si no recuerdo mal- ¿cómo usted por aquí?

. - dando un paseo. Me dijeron que tuviste un accidente y estarías unos días ausente.

. - así es. Me di un batacazo con la bicicleta. Precisamente me llevé por delante a éste de aquí. Sergio, te presento al profesor don Alfonso Oshánahan.

. - tanto gusto, señor –dijo Sergio-.

. - lo mismo digo, joven. ¿Este cafre te hizo eso? –le señaló los brazos-.

. - así es. Casi me manda para el otro barrio.

. - ¿y cómo estáis juntos los dos?, os deberíais de odiar.

. - y así era al principio. Pero hasta el peor enemigo se le coge cariño a veces. Estoy haciendo de canguro hasta que se recupere.

. - claro. O eso o me indemniza y como no tiene un puto duro… -rio el muy cabrón-.

. - no había que ser tan explícito, capullo-.

. - vaya pareja. ¿Tenéis sed?, os invito a casa a tomaros algo.

. - ¿por qué no, profesor?, ¿te apuntas, Sergio?

. - vamos, pues –dije-.

(Parte 20 de 25)

FIN