A piñón fijo (2)

“Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo, y la segunda, no me acuerdo.” Woody Allen. Relato en 25 trozos.

A PIÑÓN FIJO

(2-25)

ESCRITA POR:  SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

De nuevo ambas cabezas se apoyaron en mis hombros, mientras me cogían, ahora ellas, los brazos y pasándolos por encima de sus hombros, ponérmelos encima de sus pechos más alejados de mí.

Curiosamente, no había llegado a la mitad del metraje, cuando me quedé dormido en aquella postura. Ellas sonrieron y no me despertaron, sino que siguieron viendo la película hasta que las luces se encendieron, despertándome.

. - ¿ya ha acabado?

. - sí. Te has echado un sueñecito de media película nada menos.

. - no haber dormido la siesta esta tarde es el motivo. Si no duermo, aunque sea media hora, luego me quedo dormido si hago ejercicio –dije sonriendo- ¿lo habéis pasado bien, chicas?

. - hijo, contigo no se aburre uno nunca –dijo mamá-.

. - me alegro saberlo mamá. Espero que os haya gustado… la película.

. - sí, me ha gustado muchísimo, sobre todo la primera parte –dijo sonriendo Lisa-.

. - me alegro de ello. ¿Nos vamos a comer algo?, tengo jilorios en el estómago.

. - sí, será lo mejor, pero antes, Lisa y yo vamos a empolvarnos la nariz, ¿verdad, hija?

. - sí, mamá.

. - bueno, yo también aprovecharé para ir al baño. Salgamos pues.

Una vez en el baño de señoras, Lisa miccionó en uno de los reservados. Mamá, fuera, se arregló el vestido y se empolvó un poco. Lo mismo que Lisa después.

Yo entré en el baño y después de echar una meada larga, pues los tíos meamos y no miccionamos como ellas, las esperé fuera de los baños. Una vez estaban conmigo, fuimos a uno de los muchos comederos, llámese bar, tasca, restaurante o cualquier otro nombre similar del lugar. Nos hinchamos a base de bien, donde reíamos cada dos por tres.

En eso, reconocí a una preciosidad con algunos kilos de más. Era la compañera del colegio, la niña rica de la mañana. Ella también me vio y prosiguió su camino hacia una zapatería de cierta marca deportiva. Cuando salió de la zapatería, nosotros ya no estábamos y se mordió el labio inferior. Luego se fue a su casa, pues ya era tarde para ella.

Regresamos a casa en taxi, que nos dejó en la puerta. Una vez dentro y sin decir ni palabra, me fui al baño y me di una refrescante ducha. Salí con la toalla alrededor de mi cintura.

. - chicas, me voy a dormir. Mañana tengo clases –les dije mientras me acercaba a ellas y las besaba a ambas en sus bocas. Luego partí hacia mi habitación, quedándome grogui en un santiamén, pues estaba molido-.

. - Lisa, será mejor darnos nosotros también una ducha rápida antes de acostarnos.

. - sí, mamá.

Esta vez Lisa acompañó a mamá y ambas, después de desvestirse, se metieron en la ducha. Un rato después y de un beso de buenas noches, se fueron cada una a su cama.

Mientras mamá encontraba el sueño rápidamente, Lisa no. Al rato salió de su cama y se fue hacia la mía. No encendió la luz, simplemente se acostó junto a mí. Notando que estaba desnudo, se salió de nuevo y se sacó la ropa de noche que llevaba y se volvió a acostar. Se pegó a mí como una lapa y ahora sí, se quedó dormida como una bendita. Solo necesitaba un cuerpo calentito al que pegarse. Yo ni me enteré de que estaba a mi lado.

A la mañana siguiente abrí los ojos y me vi junto a Lisa. Dormía plácidamente. Sonreí y no la desperté. Me salí y después de hacer mis necesidades, me vestí y acudí a la habitación de mamá. También dormía. Su desnudo cuerpo hizo que me acercara y le oliera el chumino. Olía a mamá, ni más ni menos. Le pasé la lengua por su vagina, donde su clítoris sobresalía y que me comí suavemente. Ella se removió, pero no despertó. Un nuevo lengüetazo y la dejé descansar, ya disfrutaríamos en otro momento. En la cocina comí algo y preparé el bocadillo, luego cogí la manzana de rigor. Sin hacer ruido, salí de casa con dirección al instituto de enseñanza.

Al pasar por cierto parque, vi salir del baño a uno que ya conocía. Iba con prisas en mi misma dirección y después de echarme una mirada, aceleró el paso. Del baño también salió el chico rechoncho de la otra vez y caminaba como si se la hubiesen metido por el culo, como seguramente así había sido de nuevo. Por lo visto, aquel era el lugar de los encuentros sexuales de la pareja. No me parecía mal que disfrutaran si era consentido, pese a la diferencia de edad entre ellos, pues si no pensara así, sería un hipócrita, ya que mamá y yo

El chico, como antes el hombre, me miró y aceleró el paso hasta desaparecer delante de mí. Cuando llegaba al instituto, aparcaba el carro de la niña rica. Saludé al conductor, su padre y entré dentro. La chica salió y se me acercó, rápidamente. Yo no le hice caso y proseguí hacia las aulas, dejándola atrás, entonces se detuvo mordiéndose el labio inferior, hasta que encontró amigas a las que se unió en su camino al edificio.

Mi puesto favorito siempre ha sido la parte trasera, tanto en los cines, como en el colegio. Entre más lejos del maestro, mejor que mejor. Sentado en mi sitio, llegó la niña rica y se colocó delante mío, dándome la espalda, ancha y robusta, notándosele el sujetador a través de su fina tela de calidad. Mientras esperábamos al profe, me dediqué a dibujarla, así como estaba, de espaldas a mí. Me gustaba su pelo. Era de mediano tamaño y le caía sobre los hombros y de un color amarillo oro. Bonito, sí señor.

No era gorda como algunas compañeras, pero si le sobraban algunos kilos. Aun así y a modo de broma, la pinté con un trasero extra-ancho que casi no cabía en la silla. Si te fijabas bien, se notaba que era imposible que, siendo la parte superior normal, se tuviera un culo de aquella anchura. Solo era una broma por mi parte. Lo malo era que se dio la vuelta para ver lo que pintaba y no le gustó lo que vio.

. - serás hijo de puta… –dijo por lo bajini-.

Sonreí, aunque no debí hacerlo. Aquello no le gustaba a nadie y menos a una chica que estaba tan buena como ella. Pues estaba buena, qué coño, aún con sus kilitos de más. Sin hacerle mucho caso, volví a dibujarla, pero en este caso, el culo era extra-estrecho. Arranqué la hoja y se la puse en su mesa. Ella lo miró, cogió la hoja y la rompió en mil pedazos. Parece que tampoco le gustó.

No quería molestarla más y cogí el dibujo primero, con su gordo culo y lo rompí en pedazos también. Luego se los puse en su mesa en desagravio, añadiendo que era una broma en un pequeño papel. Luego me olvidé de ella, pues el maestro apareció por fin. La ostia, aquel era un conocido mío. Bueno, no lo conocía realmente, pero sí sabía lo que había hecho a temprana hora en cierto baño. Era el folla-chicos, el enculador del baño público.

El maestro le dio a la lengua y cuando iba caminando entre los alumnos y llegó hasta mí, tragó saliva. El hombre no sabía dónde meterse, pues allí no había ningún agujero adecuado. Sonreí, nada más. El hombre se rehízo e intentó olvidarse de mí, pero no iba a poder ser, pues yo no me iba a largar a ningún sitio.

El maestro se llamaba y sigue llamándose, Alfonso Oshánahan y era medio inglés, medio andaluz. Su voz andaluza, con un deje inglés era hasta simpática para mi gusto. Cuando terminó su clase, nos daba inglés, claro, me pidió quedarme un segundo. Esperé a que los compañeros abandonaran el aula y bajé hasta la puerta, la cerré y le pasé la llave, acercándome al maestro, que se me quedó mirando boquiabierto por lo que estaba haciendo.

. - ¿por qué has cerrado la puerta?

. - ¿usted qué cree?, ¿o acaso desea que alguien nos oiga?, si es así, la vuelvo a abrir sin problemas.

. - no, vale. Así está bien. Bueno, ya sabes por qué deseaba hablarte. Si pensaste algo que no es cierto al verme salir de aquel baño

. - ¿por quién me toma, profesor?, me importa un huevo que le gusten los chicos, mientras no los obligue. ¿Acaso lo obliga a que le ponga el trasero?, si es así, voy enseguida al director y hago que lo expulsen.

. - no, por favor. Sandoval no es obligado a nada que no quiera. Los dos lo deseamos y una cosa, llevó a otra. Nunca lo había hecho con nadie, hasta que surgió con Sandoval.

. - eso lo comprobaré personalmente con ese chico. Ahora bájese los pantalones, quiero disfrutarla yo también.

. - ¿quieres mamármela?

. - y no solo eso. ¿La saca o no?

. - la saco, la saco.

El maestro se bajó los pantalones y luego los calzoncillos, quedándose de pie. Tenía una polla menguada y bien larga. Me acerqué a ella y se la cogí, enseguida comenzó a llenarse de sangre y aquello se convirtió en una señora polla. Lo siguiente fue tragarme su sable. Olía a culo, al culo del tal Sandoval, sin duda. Aun así, comencé a mamársela. Estuve durante un buen rato disfrutándola, hasta que el tío vibró y descargó leche de sus huevos de semental.

No era la primera mamada, como ya he dicho, pues papá me envició, pero aquella leche era bien abundante y sabrosa, sí señor. Seguí mamándosela hasta dejarlo sin tino. Luego me erguí, me la saqué y lo invité.

El maestro no se lo pensó dos veces, pues mi polla no era moco de pavo para nadie avezado a mamarlas. No era como la suya de desarrollada, pero iba camino de ello. Era un gran mamador, sí señor. Al rato exploté en su boca, vaciándome mientras vibraba de gusto. Siguió mamando hasta dejármela hecha un guiñapo. Luego la dejó libre y muerta. Cogí unos papeles desechables que había sobre la mesa y me la limpié, para luego guardármela. El maestro hizo lo mismo, arreglándose los pantalones.

. - ¿vive solo, profesor?

. - con mi madre ya mayor. Está un poco sorda, por desgracia.

. - por desgracia, no, por suerte. Deme la dirección, le haré una visita y allí probaré mi polla en su culo y yo la suya en el mío.

. - entonces presupongo que no dirás nada de lo de Sandoval.

. - solo si lo obliga a tener relaciones sexuales con él, si no, nada diré.

. - gracias. Ésta es mi dirección –la apuntó en un papel y me la entregó-.

. - no le digo cuando iré, porque aún no lo sé, pero lo haré, descuide. Ah, una cosa, no me llame mucho a la pizarra, nunca me ha gustado destacar.

. - lo tendré en cuenta, Salvador, ¿verdad?

. - así es, profesor Alfonso –le dije mientras me acercaba y me comía su boca con un morreo digno de un campeonato de maricones dándose por culo al mismo tiempo que se besaban-.

Sin nada más que añadir, abrí la puerta y salí de allí, yéndome a la otra aula donde me tocaba literatura clásica. Vaya mierda pinchada en un palo.

Al mediodía, a la hora del bocata, salí con mi bocadillo y mi manzana. Busqué un lugar tranquilo y solitario donde zampármelos. Encontré un banco junto a un frondoso árbol. Como estaba solo, me senté de lado, con la cabeza en un lado del banco y los pies encima del otro. Después de darle el primer bocado al bocadillo de Atún Blanco Bonito del Norte, una sombra se interpuso entre el sol y yo.

. - ¿puedo sentarme?

Miré a mi interlocutora y vi que era la niña rica. Con mala gana me senté con la espalda en el reposabrazos y los pies recogidos, dejando un hueco donde se sentó ella, con su faldita, que después de que era corta, ahora lo era más. Le di otro bocado al bocata mientras la miraba, sobre todo a sus pechos. Algo me extrañó en ellos. Normalmente los pechos grandes como los que ella tenía solían bailar un poco, pero aquellos dos no se movían un ápice de su sitio. Hasta parecían artificiosos.

Ella se dio cuenta donde miraba y se rebotó.

. - ¿qué coño haces mirándome las tetas?

Solo sonreí, dándole otro bocado al pan atunado.

. - ¿por qué no dices nada y te quedas sonriendo? –dijo con cara no muy alegre-.

Me puse serio.

. - ¿qué coño quieres de mí, niña rica?

. - no me llamo así.

. - ¿y cómo te llamas, niña rica?

. - Alicia. Alicia Barreiros para ser más exacta.

. - ¿has estado en el país de las maravillas, Alicia?

. - tenías que decirme cómo te llamas y no decir chistes malos.

. - Salvador. Salvador Morales.

. - quiero que me devuelvas un favor que te hicimos ayer.

. - no recuerdo que me hicieras un favor ayer. ¿Me lo recuerdas?

. - el no haberte atropellado cuando te pusiste delante de nuestro auto.

. - no jodas. ¿Ahora se cobran ese tipo de favores?, no cuela, chica.

. - estás obligado.

. - ¿obligado, dices? y una mierda. En todo caso le debo el favor a tu padre, si es que lo es. A ti, una mierda pinchada en un palo.

. - entonces hazme un favor y yo te debo otro. ¿Te parece mejor así?

. - bueno, depende del favor. ¿A quién tengo que matar en tu nombre?

. - nada de eso. Te lo diré. -Tragó saliva y me soltó lo siguiente- Quiero que te acuestes con mi madre-.

. - coño, ¿y eso por qué, prenda?, ¿a tu papá le falla la herramienta y mamá está caliente de cojones?

. - ¿quién te lo ha dicho?

. - no jodas, tía, que me lo he inventado.

. - pues es la verdad. Papá está buscando un candidato para que se acueste con mamá y no tenga esos deseos irrefrenables de salir a buscar fuera lo que le podemos llevar a casa. Papá y yo la queremos con toda nuestra alma, pero un problema de próstata, le ha dejado el pene demasiado flácido como para…, para eso, ya me entiendes.

. - ¿tú estás de guasa?, ¿verdad que sí?

. - ¿me has visto reír, capullo?, ¿crees que me gusta hablarle a un desconocido de ciertas cosas y pedirle que se monte a mi madre en mi casa?

. - vaya, lo siento, parece que no es broma. ¿Por qué no buscas a uno de su edad?, seguro que la tiene más grande que la mía.

. - mamá solo se lo quiere hacer con chicos de tu edad, más o menos.

. - no es tonta tu madre, no señor. ¿Tú qué piensas de los deseos de tu madre y de tu padre?

. - ¿vas a psicoanalizarme tú ahora?, ya asisto a un loquero para ello.

. - perdona, pero necesito recabar toda la información que pueda, antes de darte una respuesta. ¿Con cuántos se ha acostado ya tu madre?, ¿cuántos ha habido antes que yo, si me decidiera a ello?

. - serias el primero fuera del matrimonio.

. - no me lo creo. ¿No dices que tu madre es una ninfómana empedernida?

. - yo no he dicho nada de que sea ninfómana, solo que tiene deseos irrefrenables. Hasta ahora ha podido con ellos, pero ya no puede más y pide una solución a papá o sale en busca de quien sea para satisfacerse.

. - entonces tiene un principio de ninfomanía galopante, como si dijéramos. Eso es bueno y es malo.

. - ¿cómo es eso?

. - bueno es porque me daría gusto con su cuerpo y perdona que sea tan crudo y malo si acaba conmigo de tanto dale que te pego. Ya me entiendes. Uno nunca dice que no a estas cosas, pero cuando la cosa es a piñón fijo, la palmas sin remedio y yo me quiero mucho.

. - tampoco es eso, no seas bestia. Con una vez por semana se da por aplacados sus deseos, según ella.

. - bueno, siendo así, apúntame. Le haré una visita.

. - ¿estás seguro?

. - no mucho, la verdad, pues nunca hubiera pensado que una hija me buscara para que me acostara con su madre, al revés, quizás, pero tampoco se me ha dado el caso. Por lo menos, de momento, que nunca se sabe

. - ¿cuándo puedes acercarte por casa?

. - para el carro, todavía no he terminado de informarme.

. - ¿qué más quieres saber?

. - ¿qué piensa tu padre de todo esto? -le dije después de terminarme el bocadillo y sacar la navaja y la manzana-.

. - ya te dije que la quiere con toda su alma y no desea perderla. No pierde la esperanza de curarse y poder sustituirte a ti o a quien sea, para proseguir como antes.

. - ¿y por qué yo?

. - le diste buena impresión a papá. Dice que eras educado y limpio y me dijo que te sonsacara por si te interesaba.

. - vaya. Lo de educado y limpio, lo ha clavado. Otra pregunta y respóndeme la verdad, ¿qué piensas tú? y no me vengas con lo del loquero.

. - prefiero llevarle al mismo diablo, si consigo con ello que mamá no nos abandone.

. - te creo. Parece que has encontrado al caballero andante que está dispuesto a dar su vida por la dama en apuros, pero antes de confirmártelo, quiero que me devuelvas ese favor que dices que me deberías si yo hago lo que me pides.

. - ¿no tienes bastante con beneficiarte a mi madre?, ¿serás cabrón?, ¿también quieres tirarte a la hija?

. - no, nada de eso.

. - ¿entonces?

. - quiero que me enseñes las tetas, las dos y sin sostén. No te tocaré un pelo, solo quiero vértelas y hacerme una idea de cómo son las de tu madre. Ya sabes, de tal palo

. - de eso nada, vete a la mierda. Ya no hay trato.

. - pues tú misma. ¿Quieres un poco de manzana?

. - que te jodan -y se levantó cabreada-.

Se fue y desapareció de mi vista. Me gustaba aquella niña rica, perdón, Alicia. No estaba como Lisa, pero era todo un bombón y si su madre estaba la mitad de buena que ella

. - de acuerdo -dijo una voz conocida-.

Me dio un respingo, pues no la esperaba tan pronto. Casi me corto con la puta navaja, pues el respingo lo di con el trozo de manzana clavado en la navaja mientras lo tenía en la boca.

. - coño, qué rápida.

. - una pregunta. ¿Quiénes eran las dos mujeres de anoche en el restaurante del centro comercial?

. - eso no te importa.

. - ¿te beneficias solo a la más joven o también a la madre?

. - no te pases, son mi madre y mi hermana adoptiva.

. - vaya, perdona, no lo sabía.

. - no podías. Dejemos la fiesta en paz. Bueno, estoy esperando.

. - ¿aquí?, ¿ahora?

. - sí conoces un sitio más solitario que éste, dímelo.

. - no, imposible. Aquí, ni loco.

. - tú dirás dónde, entonces.

. - conozco una casa abandonada en la trasera del bingo La Suerte. Espérame allí después de clase.

. - esperaré un máximo de diez minutos, luego me largo.

. - de acuerdo. Llamaré a papá para que me recoja delante del bingo media hora después.

. - no hace falta tanto, pero tú misma.

. - de acuerdo entonces. Y perdona lo de tu madre y tu hermana, no lo sabía.

. - olvídalo.

Volvió a largarse y no la vería hasta la hora citada. Yo regresé a las aulas a continuar instruyéndome en la moralidad y el sexo, de manos de la sexóloga del instituto, que era más fea que una bruja con escoba. El bingo lo había dejado atrás y rodeando la manzana, encontré un edificio en ruinas y abandonado de la mano de Dios y sus dueños. No era muy seguro estar allí dentro, pero por un rato, no se iba a ir abajo el puto edificio, me dije.

Me metí en la única habitación en la que no había escombros y sí un bidón tirado de lado. Le quité un poco el polvo y me senté a esperarla. Allí había jeringuillas y condones a tutiplén. Daba un asco que tiraba para atrás. Los segundos eran minutos y los minutos, sí, horas. Cinco minutos después de llegar, oí la voz de Alicia y no estábamos en el país de las maravillas, precisamente.

. - pasa al saloncito, Alicia. El fuego está encendido.

Cuando llegó ante mí y miró alrededor, se asqueó al ver las jeringuillas y los globitos usados.

. - perdona, no sabía que esto fuera un lugar de drogas y encuentros sexuales.

. - ¿y qué creías?, así son los sitios abandonados. Lugares donde se pinchan los drogatas y se folla a lo grande, para pincharse de nuevo, claro. Cuando quieras. Antes me las dejas ver, antes nos vamos de este antro.

. - sí, ya voy –dijo ella sin muchas ganas de sacárselas-.

Llevaba un abrigo de diseño que se sacó por encima. Se lo cogí para guardárselo. Olía a gloria puta, sí señor. Luego tenía una camiseta con un grupo musical que no lo conocía ni su puta madre. También se la cogí, quedándose en sostén. Un sostén rígido, como si fuera media concha cada cubre-teta.

Titubeó y nerviosa como estaba, se desenganchó en medio de las dos copas, separando ella el sostén hacia abajo, quedando ambos pechos a la vista. La leche que me han dado

Ella miraba a un lado con lágrimas en los ojos. Era como si la hubieran violado y así parecía ser. No deseaba enseñar algo de lo que estaba avergonzada, pues sus pechos no eran simétricos, sino todo lo contrario, asimétricos, como diría una doctora en pecholandia.

La asimetría era bien grande. Mientras el pecho derecho era normal y ocupaba todo lo que daba la copa del sostén y que no era pequeña, precisamente, el otro apenas llegaba al tamaño de una pelota de golf. En su formato eran idénticos, con un pezón más que mamable, pero con la diferencia de tamaño.

. - ponte de nuevo el sostén.

Ella, sin dejar de llorar y temblando, se puso de nuevo el sostén rígido. Luego le di la camiseta y el abrigo.

. - ¿tu madre también los tiene así?

. - ya no puedes echarte atrás. Te los he enseñado.

. - no lo haré, solo te he hecho una pregunta.

. - sí, mamá es también así. Solo que un poco más grandes los dos.

. - sí, eso ya lo supongo.

. - ahora dirás que somos unos monstruos.

. - no, para nada. Aunque no tuvieras ninguno de los dos, no lo pensaría, pues eso mismo le puede pasar a cualquiera de mi familia y no me gustaría que nadie se riera o se asqueara de ello. Es más, le partiría la cara.

. - ¿no te da asco?, ¿de verdad?

. - te diré un secreto. Me la has puesto dura.

. - no te creo. Te estás riendo de mí.

. - joder, pero qué incrédula eres, niña rica, perdón, Alicia.

Me bajé los pantalones y se la saqué allí mismo, toda empalmada.

. - joder, qué grande es. Si hasta parece más grande que la de papá.

. - ¿ahora te cachondeas de mí?

. - no, es la verdad. Una vez se la vi cuando entré en el baño sin avisar.

. - ¿quieres tocarla?, solo si lo quieres, no es obligatorio para cumplir con mi parte del trato.

. - ¿estás seguro?, nunca he tenido una en mis manos. Nunca he querido acercarme a ningún chico por lo del pecho y que se ría en mi cara.

. - adelante y haz lo que quieras con ella. Es gratis.

Alicia cogió aire y después de quitarse las últimas lagrimas que le mojaban la cara, se agachó y me la cogió. Era como si fuera la virgen María echa carne. Me la tocaba con una reverencia que casi me corro allí mismo. Mi respiración se me aceleró. De repente y sin esperármelo, se la metió en la boca y comenzó a mamármela como lo que era, una novata en esto de mamar pollas.

. - más despacio, más despacio. No tengas prisa. Aaaaaaahhhhhhh... así…, así

Ella aminoró la mamada y siguió comiendo polla nacional hasta que exploté en su garganta. Tosió varias veces, pero no dejé que se saliera de mi polla, poniéndole la mano detrás de la cabeza. Así cogió aire con polla y todo, para después continuar mamando y tragarse el resto de mi leche especial para vírgenes mamantes.

Cuando ya no podía sacar nada más de mi polla, se salió y quedó colgando mi tranca. Me saqué un pañuelo de papel que llevaba para el caso improbable de que me la mamara alguien, ya fuera ella o el mismísimo profesor folla-chicos de nuevo. Una vez me la sequé, me la guardé después.

. - Alicia, chica. Pero qué bien me la has mamado –mentí descaradamente-.

. - ¿te ha gustado?, creí que al ser la primera vez

. - pues me has hecho disfrutar como Dios. Espero que tu madre sea la mitad de buena en esto que tú.

Alicia hasta se dignó soltar una sonrisa.

. - gracias por no reírte de mi pequeño pecho.

. - no, gracias a ti. Te dije que no te tocaría, pero casi falto a mi palabra y me los como. Los dos.

. - gracias por no hacerlo. Estaba aterrada.

. - ya todo ha pasado. Dile a tu madre que la visitaré esta tarde sobre las 6 de la tarde. Dile que no se ponga bragas, eso me pone.

. - se lo diré. Salvador, hazme otro favor. No le digas que sabes lo de su pecho pequeño y de que yo te enseñé el mío.

. - no se lo diré. Haré como que me sorprendo al vérselo tan desigual.

. - gracias. Al final no eres tan capullo como creía.

. - cuando se me conoce, soy un angelito y una cosa te digo, yo siempre cumplo lo que prometo. Lo mismo te digo que visitaré a tu madre, también te digo que cuando uno de los dos se harte, porque puede pasar, lo dejamos cada uno por su lado sin reproches que valga. Esto es un contrato verbal hasta que uno de los dos se canse, pues hasta de meter se cansa uno, no creas, a no ser que sea por amor. Entonces no me cansaré en la vida y como comprenderás, lo de tu madre y yo, no es por amor. Eso lo comprendes, ¿verdad Alicia?

. - sí, claro que sí. Obligado no puede ser. Cuando lo quieras dejar, lo dices y buscamos a otro.

. - entonces no hay más que hablar. Vámonos de esta pocilga de drogatas y putas. La próxima vez nos vemos en tu casa.

Salimos de allí. Alicia se fue hacia la entrada del bingo y cuando llegó allí y vi que llegaba el auto de su padre, me largué a casa. Al entrar en casa, el silencio era patente. Solo la cocina emitía algo de ruido. Cuando llegué allí era como si estuviera en la playa. Tanto mamá como Lisa, iban en bikini. Bikini, tipo tangas ambas.

. - hola chicas. Veo que al final comprasteis los tangas.

Las dos se dieron la vuelta, pues estaban con la comida. La visión de sus cuerpos macizos, no me la puso dura, porque la acababa de descargar, pero sí mentalmente.

. - joder, ambas estáis para mojar con pan –dije acercándome a la pareja-.

Besé en primer lugar a mamá en todos los morros y después en su pezón derecho una vez bajado lo suficiente el bikini. Lisa sonreía y fui hacia su boca después. Me la comí sin dejar mi lengua en mi boca. También me comí un pezón suyo. Me agaché y sacándosela, por un lado, me dio un gustirrinín mientras le mamaba su dura polla que escapaba de su encierro infernal. Lisa tenía una bandeja con la mitad de un pollo en sus manos.

. - cuidado, que te tiro el pollo en la cabeza, Salvi. Aaaayyyy…, aaaaayyyyy…, aaaaaaahhhhhhh

La corrida de Lisa fue inmediata e inmediatamente me la tragué. Cuando dejé su polla, estaba muerta y enterrada. Sonriendo, le quité la bandeja y la puse sobre la mesa. Luego la cogí a ella y la senté en la misma mesa. Allí le bajé del todo el tanga y mientras me comía el chumino de la chica, le hice señales a mamá para que se pusiera a su lado.

Mamá se quitó los guantes y sacándose el tanga, se puso junto a su hija putativa con las piernas bien abiertas. Cuando terminé con Lisa, me puse a comerle el chumino a ella. A mamá también le saqué sus buenas orgásmicas corridas.

. - hijo, es hora de comer, por favor.

. - ay, mamá, qué aguafiestas que eres. -Le dije besándole la boca. Luego la de Lisa y finalmente, me senté en mi sitio-.

Tanto mamá como Lisa se quitaron el bikini, quedándose en cueros. Yo reí y también me desnudé y esperé la comida, pues de lo otro ya sería después la continuación del primer round.

. - para que lo sepáis, a las cinco tengo que salir a hacer un par de cosas.

. - ¿nos dará tiempo, mamá? -dijo Lisa-.

. - si no, lo buscamos, hija –dijo riendo, mientras ponía los platos-.

Efectivamente, tanto Lisa como mamá, una vez comimos, me arrastraron hasta la habitación de mamá. Allí ambas se tendieron con sus pechos mirando al techo. De nuevo me costó elegir a la primera, pero había que elegir y elegí a mamá.

Mientras me comía su boca y después sus pechos, mi pene entró como una exhalación en su vaginal vagina. Tenía ganas de polla y le di polla. Luego le hablé al oído, ella tragó saliva, pero entendió que debía cumplir con su promesa y que no era otra que ser follada por su culo, mi más ardiente deseo desde la primera vez que le comí el chumino.

Lisa vio cómo me salí de ella y se dio la vuelta mamá. Abrió bien sus piernas y levantó el culete. Yo le abrí las nalgas y allí metí mi lengua hasta metérsela toda ella.

Como no quería perder mucho tiempo, pues también esperaba Lisa, la coloqué en su entrada anal y sin contemplaciones, aun siendo mi putísima madre, se la enterré hasta los huevos de un solo tajo. Joder, como gritó mamá. Aquello me enardeció y le di polla y más polla hasta agotarme físicamente, que no mentalmente.

Tan rápido como la penetré, me salí de su culo, dejándole un agujero del tamaño de mi polla. Mientras mamá se daba a los diablos por mi follada de su culo, me pasé a Lisa. Ella ya había tragado saliva en cantidad al verme desahogarme con mamá de aquella manera y casi tembló.

. - por favor, Salvador. Soy virgen –me imploró-.

. - hoy no te penetraré por ningún lado. Cuando estés preparada, dímelo. Hoy haremos otra cosa.

Comencé a comerme su polla hasta ponerla tiesa y dura. Seguidamente me puse a su lado con el culo en pompa como aún estaba mamá lamentándose.

. - vamos, Lisa. Usa el pene con mi culo. No te importe darme fuerte y disfruta.

Esperé a que moviera ficha y tardó, pero cuando se posicionó detrás de mí, me metió la lengua como yo antes a mamá, para luego encasquetarme la polla en todo mi culo. Joder, qué gusto me daba tener su herramienta varonil de mujer en mi trasero. Me moví para una mejor follada por su parte, pues su novatez hacía que se le saliera de vez en cuando. Al final le cogió el tranquillo y me daba polla hasta reventarme, cosa que agradecí en el alma, pues era algo muy satisfactorio para mí y mi culo.

. - mamá, dame un agujero donde meterla, por favor.

. - hijo, que sea en mi vagina, ya sabes que no me quedaré preñada nunca más. Mi culo me lo has dejado hecho polvo -dijo y sacó de encima de la mesa de noche un condón, que me puso de inmediato, para luego colocarse con las piernas abiertas para que la penetrara vaginalmente-.

Me fui hacia donde mamá tenía su vulva folladora y mientras Lisa seguía enculándome, yo comencé de nuevo a follarme a mi madre por su coño. Era la de Dios estar en medio de una follada a tres bandas. Aquello me dio una idea con la próxima follada que tenía prevista para las 6 de esta tarde. Ya mucho no iba aguantar sin correrme en mamá y me corrí. Dejé toda mi leche dentro del condón. Lisa, detrás de mí, gemía y gritaba con cada empuje brutal que me daba, hasta que explotó en mi culo, vaciando sus huevos masculinos. Luego se quedó muerta encima de mi espalda.

. - gracias, mamá. Gracias, Lisa. Ahora te limpiaré la polla, Lisa, mientras mamá se toma tu leche directamente de mi culo. Adelante, chicas.

Mamé y mamé a Lisa hasta secarle el pantano lechoso que era su polla. Mamá, con su lengua y ayudada de un par de dedos y de la fuerza de la gravedad, se tomaba la leche de Lisa para tragársela una vez en su boca. Así me dejó el culo limpio como el de un niño chico, como cuando ella me limpiaba la caca del culo, retirándome el pañal con gran amor por su parte. Y como aún tenía el condón aun lleno en mi escuálida polla, mamá me lo sacó y dándole la vuelta, se tomó mi lechita calentita. Lisa aprovechó para ser ella quien me la deslechara del todo, tragándosela como toda una glotona de pollas en la que la estaba convirtiendo.

Antes de dejar la follada a tres bandas, me di el gusto de tomarme cuantos fluidos tenían mis dos chicas en sus respectivas vaginas, sacándoles varios orgasmos más a cada una de paso. Con un par de morreos bucales me bajé de la cama, para meterme en el baño y darme una larga ducha. Las chicas se quedaron en la cama, pues las mujeres eran súper-aguanta pollas de cojones. Se las puede follar un regimiento de infantería al completo, que cuando acaban los tíos, aún pueden correrse un par de veces más. Vaya suerte tienen las muy putas.

Como iba diciendo, mamá y Lisa se quedaron en la cama, pero no para dormir, precisamente. Estas dos parece que se me han vuelto bisexuales y ahora estaba Lisa comiéndole de nuevo el chumino a mi madre. Luego sería al revés y quizás hasta probara aquella cacho polla tan hermosa de su hijastra. No podía decirles nada, pues no iba a estar yo todo el día dale que te dale con las dos, pues otros menesteres requerían mis servicios. O, mejor dicho, los servicios de mi polla.

La cosa era que el amor fluía como la espuma en casa y me alegraba por ello. Así mamá no estaría sola nunca, ni siquiera en la cama. Ya estaba pensando hacer una follada entre Lisa y yo a mamá por sus dos agujeros y a un mismo tiempo. Eso debía de ponerla a cien a mi cachonda madre. Pero eso sería otro día, ahora termino de bañarme y me largo.

Ya en la calle, caminé hacia la casa de Alicia. Aun siendo solo las cuatro de la tarde, pensé en ir caminando, así me refrescaría un poco y de paso, recargaría pilas hasta las seis, que para eso yo era un portento en recuperación láctea.

Para hacer tiempo, me tomé un refresco, mientras jugaba a una de las máquinas de Flipper. Desde allí hasta la dirección, solo tardaría cinco minutos y no me importó perder el tiempo de esa manera.

Cuando llegó la hora, salí a la calle. Al llegar a la casa de Alicia y su ninfómana madre, toqué el timbre. Me salió una sirvienta con cofia y todo.

. - hola guapa –era negra y exuberante, la sirvienta- Alicia y sus padres me esperan, soy Salvador.

. - sí, pasa, por favor.

Esperé a que cerrara la puerta la morena. Me adelantó por la derecha. Su faldita era bastante corta y marcaba su nalgar que era un gusto verla desde mi posición privilegiada.

. - bonito culo –dije para que me oyera-.

La morena se detuvo y creí que me iba a aostiar. Debía tener una treintena de años. No percibí odio en su cara, no señor.

. - cuando termines con la señora, estaré en la cocina por si aún tienes fuerzas.

. - bueno es saberlo preciosa –le dije metiéndole mano a sus voluminosos pechos mientras me comía su boca. Ella parecía estar al tanto de todo y como no estaba invitada a la fiesta, se había auto-invitado. No me importó, visto lo visto, meterle mano bajo sus bragas, una vez levantada su exigua y provocadora faldita. Su chumino rebozaba zumo. Ella gimió cuando sintió que le metía varios dedos a todo lo que daban. Luego los saqué y llevándomelos a la boca, sonreí.

Nos besamos largamente.

. - de puta madre.

Luego ella se arregló el vestido y sonriendo, siguió delante mío hasta llegar a un salón más que amplio, donde había tres personas. A dos de ellas ya las conocía.

. - gracias, Raquel. Puedes retirarte por favor.

. - sí, señora Marta.

Mientras Raquel desaparecía, se sucedieron las presentaciones.

. - Salvador, ya conoces a mi padre, se llama Casimiro.

. - tanto gusto señor y gracias por lo del otro día –debía tener unos 47 tacos al menos-.

. - me alegra que hayas venido, hijo.

. - y aquí está mamá, Salvador. Se llama

. - Marta, me llamo Marta y tengo 40 años. ¿Cómo me ves, Salvador?

. - muy bien, señora. Su hija y usted son como dos gotas de agua. Son muy guapas las dos.

. - hija, es como dijiste. Todo un caballero. Siéntate a mi lado querido y hablemos.

Me senté entre madre e hija. La bata que llevaban marido y mujer eran idénticas, pero la de la mujer estaba más abierta y podía verle perfectamente sus gruesos muslos. Sin duda, no llevaba bragas. La muy puta me vio mirándole los muslos y sonrió, halagada.

. - ¿te contó mi hija cuales eran mis necesidades?

. - perfectamente, señora.

. - llámame Marta, por favor. No soy tan vieja.

. - desde luego que no, señora, digo Marta.

. - ¿qué piensas al respecto?

. - lo que le dije a su hija. Yo siempre cumplo lo que prometo. ¿Usted también?

. - por supuesto.

. - entonces no hay nada más que hablar. Es mejor que no perdamos tiempo entonces.

Como le pedí, no llevaba bragas. Así, que le metí mano por entre la abertura y llegué sin problema hasta su chumino. Directamente le metí hasta tres dedos en su vulva. Ella casi gritó, pero era un gemido apagado no previsto. Aun así, no dijo esta boca es mía, sino que cerró los ojos sintiéndome allí abajo.

Mientras seguía enterrándole mi mano izquierda, con la derecha le acabé de abrir la bata hasta encontrar ambos pechos, también sin sostén.

. - vaya, vaya –dije para que me oyera al verle el pecho desigual-.

La madre iba a abrir la boca para decir algo, pero no la dejé. Me comí su boca mientras ocupaba mi mano derecha en jugar con su pecho diminuto. Luego bajé la boca y me lo tragué todo.

. - hija, será mejor que dejemos solos a mamá y a Salvador.

Dejé de mamar a Marta y me giré.

. - no es necesario, sr. Casimiro. Pueden quedarse sin problema. No me importa. Me pone aún más cachondo que estén mirándonos mientras lo hacemos.

Volví a girarme y después de meterle mi mano húmeda izquierda en su boca, me la chupó, para luego sacarle el albornoz y despelotarla.

Me saqué la camisa y luego el resto de mi ropa, para seguidamente, ponerme desnudo entre las piernas de la mujer y abriéndoselas, me comí su conejo peludo. La mujer estalló a gemidos y orgasmos descontrolados. Seguidamente me alcé y la puse a mamarme la polla.

Alicia no pudo aguantarlo más y se retiró, dejando a su padre allí como un pasmarote mientras un desconocido se follaba a su puta mujer. Y ésta sí que era una soberana puta, aparte de su marido, que era un cornudo consentidor.

Con una señal al viejo, le dije que se sentara junto a su mujer. El hombre pensó que era para tener una butaca de lujo, pero no. Una vez allí sentado, se la saqué a Marta y se la puse en la boca al marido. Ellos se miraron y la mujer sonrió.

. - no podrás decir que no te doy nada, querido. ¿No era tu deseo más oculto?, pues adelante, compartamos a Salvador.

Después de aquella invitación mía y de su mujer, el tío abrió la boca y se la metí hasta el gaznate. Me la mamó como su hija por la tarde, con una novatez increíble para su edad. Sin duda era la primera polla que se tragaba el tío.

Mientras me mamaba, conseguí abrirle el cinto. Luego saqué mi polla de su boca y bajándole los pantalones y luego los cayumbos, le cogí su polla, que era bien hermosa y con cantidad de nervios por toda ella y me la tragué hasta ponérsela dura de cojones.

Lo siguiente fue dejarme caer los pantalones, para luego sentarme sobre su polla y tragármela hasta los huevos, mientras nos comíamos la boca. Subía y bajaba, para después salirme y volver con su ninfómana esposa.

Me comía indistintamente ambos pechos, para luego cogerla y dándole la vuelta, le abrí bien de nalgas y joder, cuando se la enterré hasta los huevos de un solo tajo, hasta la sirvienta negra salió a ver lo que pasaba. Ella y Alicia estaban juntas y no entraron hasta que el marido, ya bien caliente, se posicionó detrás de mí y comenzó a darme por culo, mientras yo lo hacía con su mujer. Raquel sonriendo, Alicia, no.

Los gritos del marido y de su mujer por diferentes motivos, seguían produciéndose hasta que comenzamos los machos a corrernos. La dejé bien servida y sudada todo su cuerpo. Luego me tomé el contenido de mi polla del culo de Marta y Casimiro me copió con el mío.

Lo siguiente fue poner a Marta a mamármela hasta dejármela seca y limpia. Yo hice lo propio con la polla del cornudo.

Una vez dejadas las pollas tranquilas, me comí el chumino de Marta durante un rato eterno, mientras le tenía levantadas ambas piernas y colocadas sobre mis hombros. Después de aquello, la mujer pidió socorro.

(Parte 2 de 25)

FIN