A nadie le gusta que lo engañen 1.

Historia de vida de un muchacho.

“A nadie le gusta que lo engañen”. 1

CUANDO TE TOCA A VOS NO TE GUSTA NO?

Para aquellos que les incomoda que haya demasiados personajes, lo lamento, es que nuestro protagonista se mueve por todos lados y en diferentes ámbitos, habrá que volver atrás con la lectura de vez en cuando.

SERÁ UN SERIE MUUUUY LARGA. La voy a colocar en amor filial, ya que el protagonista vive enamorado de su madre.

Es la historia de la vida de un muchacho.

Iniciemos el relato.

Éste es el comienzo  del año en el que tengo 23 años, los acabo de cumplir hace poco y voy a contar cómo me fue y para empezar quiero decir algo…

“Por supuesto que a nadie le gusta que lo engañen”.

Había venido notando algunos cambios en su manera de actuar, la notaba más distante, no era la de siempre, le estará pasando algo con su madre, con sus hermanas, se pasaba muchas horas en el gimnasio, querrá competir para fisicoculturismo ja ja…

De paso, de coger ni hablemos, hace bastante que nada, siempre está cansada, le duele la cabeza y algunas escusas más, para ir al gimnasio no está cansada, para salir con sus amigas no está cansada, mmm…

Es muy joven para tener la menopausia mi esposa…

Y porqué se retira de mi lado para contestar el celular y le puso clave, ya la sé, el otro día estaba limpiando mi máquina de fotos y quiso hacer una llamada, por más que se alejó, con el “zum” la espié…

Tampoco me interesa mucho verle sus mensajes…

Yo sigo con el celular al alcance de ella, varias veces noté que lo estuvo revisando, es que lo pongo de una manera y al buscarlo está diferente, debería prestar atención a ese detalle ja ja…

Uso el teléfono del taller si tendría que hacer llamadas “non santas” ja ja…

Y las salidas con las amigas a una confitería, volvía medio borrachita, esas no son cosas que hace una señora casada ja ja…

Las amigas mmm, bueno hay  separadas, casadas y solteras, todas de treinta y pico, ya voy a contar de ellas…

Me llamo Carlos “Cacho” Paredes, 23 años, técnico mecánico, mido 1,80m, tengo pelo castaño oscuro y ojos claros, mi mamá dice que soy hermoso, algunas chicas también…

Mi señora se llama Estela Reales, 33 años, maestra, rubia, 1,70m, hermoso cuerpo…

Mi padre Juan Paredes 55 años, mi madre Rosa Hormeño 40 años, mi suegro Enrique García 62 años, mi suegra Ester Villalba, 52 años…

Mi señora tiene tres hermanas, Josefina 29 años, Gladys 28 y Cintia 20 años, forro pinchado le digo ja ja, las tres mayores son casadas…

En algún momento voy hablar de mis concuñados…

Ésta es más o menos la familia cercana, los que poco o mucho nos mantenemos en contacto…

Con mi padre tenemos un taller mecánico, todo tipo de motores, desde los más antiguos hasta los nuevos, bien equipado, con los adelantos técnicos, trabaja con nosotros Ramón un excelente mecánico, soltero, correntino de la edad de mi viejo, yo desde que pude caminar ando dentro del taller, con las tuercas y la grasa…

Si bien nuestro taller está impecable de limpio, que usamos protectores para todos los vehículos, pero te ensucias…

Y uno no es mecánico sino tiene un poco de grasa en la ropa no…

Siempre fui un chico responsable, en el estudio nunca tuve problemas, jugaba mucho al fútbol, practicaba natación en el club y taller y taller…

Me acuerdo que en la materia motores el profesor me hacía dar a veces clases a mí, me parece que sabía más que él, además de muchísima práctica, leí mucho y estudiaba, y era  un preguntón, a carrera que iba, carrera que salía sabiendo algo nuevo.

Fui bastante desarrollado y a los diez años me empezaron a gustar las chicas y no sé por qué pero miraba siempre a las más grandes, ninguna compañera me interesaba…

Me acuerdo de Silvia, una vecina, cómo andaba siempre detrás de mí, muchas veces volvíamos juntos caminando, si vive a dos casas del taller, yo ni bola le daba, me propuso un montón de veces que fuéramos novios…

Ahora es una potra infernal, creo que es modelo, la veo muy de vez en cuando, pasa con el auto por la puerta del taller y me grita chau Cacho, mirá si le hubiese dado bola…

En primer año del industrial invité a salir a Juana, una piba de sexto año, ella me había pedido ayuda con unas piezas de tornería y con el armado de una escalera de caños…

Vive a dos cuadras del taller, creo que aceptó ir a tomar helado por gratitud, era domingo, en la segunda o tercera salida la traje a la oficina del taller, sin hacer ruido al entrar, mis viejos y yo vivimos arriba…

Nos sentamos en el gran sillón que hay en la oficina y la abracé y besé, en principio no respondía, después se prendió…

Yo lo sabía todo de mirar porno, de hablar con los amigos de sexo, de leer revistas eróticas que le afanaba a mi viejo, los amigos a sus viejos, pero nunca había estado con una chica…

Mil una pajas sí, pero chicas no…

Ella me empezó a sacar la remera, a bajar el cierre de la bermuda y metió mano y me la sacó…

Qué placer que otra mano te la toque, se agachó y se la metió en la boca, acabé al instante, le embadurné toda la cara…

_Hoo, que velocidad dijo…

Claro no se bajó ni un milímetro, tengo una buena pija, la más gorda de todos mis amigos y la segunda en larga…

Siguió chupando, yo trataba de sacarle el vaquero, pero sentada y chupándomela no podía, se levantó y se lo sacó ella, quedó en una bombachita chiquitita, de color rosa, con voladitos, me voy a acordar toda mi vida de ese instante, que apenas le tapaba, puso sus piernas abrazando a las mías, estaba acostado en el sillón, se corrió la bombacha y bajándose se la fue metiendo…

Estaba cogiendo, mi primera vez, se lo decía, me puse a contarle todo lo que sentía, parecía un loro, no podía estar callado…

Ella cerraba los ojos y gemía, al rato me enchastró la bermuda, seguimos un rato más y pude acabar por segunda vez…

Me enseñó a gozar del sexo de todas formas, el sillón fue cómplice de todas mis nuevas experiencias sexuales,  tuvimos una relación secreta, de sexo únicamente, como dos años y medio…

Me acuerdo patente el día en que tuvimos por primera vez sexo anal, estaba arrodillada en el sillón con la parte de abajo desnuda, se había sacado la bermuda y la bombacha, yo firme parado contra su culo, se la estaba metiendo tranquilamente, en uno de esos enviones, se salió y apuntó al agujero negro, se la metí muy poco, pero gritó…

_Ay hijo de puta, antes de meterla por ahí tenés que prepararlo, no a lo bruto, ponele un poco de saliva, o de flujo, no a lo bruto.

Yo la metí de casualidad, fue un accidente, pero lo que me dijo me dio pie a que lo intentara, le salivé bien el orto, con los dedos saqué flujo de su concha y le embadurné el agujerito, le apoyé  la punta y empujé, se lo metí todo de un viaje, choqué mis piernas contra su culo…

_Hijo de mil, qué dolor, despacio no te muevas, esperá que se me vaya el dolor.

Muy poco rato estuvimos quietos, ella empezó a moverse, y yo a darle con todas mis fuerzas, desde ese día siempre terminamos siempre con sexo anal.

Se puso de novia en la universidad y no me dio más bola, ahora está separada, tiene dos hijas, volvió a vivir a la casa de los padres, como dije a dos cuadras del  taller, los padres se mudaron, la verdad es que no sé dónde están viviendo…

Pasa cada tanto y le convido un cafecito, mira el sillón y se ríe, la voy a invitar a salir, sin compromiso…

En la pileta del club me puse de novio con Terry, una rubia unos años más grande que yo, tendría 20.

Yo tenía 16 y un físico llamativo, encima usaba esas mallas de deporte para nadar, que te marcan el bulto, varios usábamos la misma malla, es de competición y siempre estábamos compitiendo…

Además en el taller me había fabricado un equipo de gimnasia con todos los chiches, podías hacer ejercicios hasta para fortalecer las pestañas ja ja, inventé una que se podían combinar varios ejercicios, también busqué y busqué catálogos y detalles por todos lados…

Hasta mi viejo y Ramón lo usaban…

Mi madre muy sutilmente me dijo que dejara de usar el sillón y que llevara a mi novia a mi habitación, fue la gloria, subíamos por una escalera detrás del taller que da al patio y a los dormitorios…

Terry tiene un cuerpazo de película, es nadadora federada…

Los polvos en mi dormitorio eran de casi todos los días…

Tiene una elasticidad en el cuerpo que puede doblarlo para donde quiera, cuando hacemos “el misionero”, me atrapa con sus piernas de tal forma que casi no puedo moverme, le queda enterrada mi pija a más no poder, se acuesta toda desnuda en el medio de la cama y quiere que le camine por sobre su espalda, mirá que soy un pendejo bastante alto y nada liviano, que le lama bien el culo, que le meta los dedos, que le muerda los cachetes, que le pegue unos cachetazos en la cola, que se la meta con fuerza, a lo bruto, no como una antigua novia Juana que quería con dulzura.

Era llegar a mi habitación, desnudarnos muy despacio, a veces bailando, otras escuchando la música solamente y nos entregábamos al placer sexual sin detenernos, nunca le pregunté si podía acabar dentro de ella, siempre le inundé la vagina de semen, muy mal no.

A las noches salíamos de la pileta, íbamos a comer unas pizzas o empanadas o sanguches y sexo en mi habitación…

Poco antes de que yo terminara la secundaria se fue a Estados Unidos con su familia, tengo la dirección por si algún día voy, su partida me dejó hecho mierda, y sin ninguna amiga con la que tener sexo, de vuelta a mi amiga “manuela”…

Siempre me voy a acordar del día que conocí a Estela, mi viejo y Ramón se habían ido a pescar, hacía un calor infernal, estaba en la fosa debajo de una camioneta y veo unas hermosas piernas, unos zapatos de taco alto, caminaban para dónde estaba…

_Señor, señor…

_Voy le grité, pero seguí por unos segundos mirando esas piernas y ese caminar tan sensual…

Cuando salí de la fosa la veo, una rubia hermosa, con un cuerpo infernal, me quedé embobado, se dio cuenta y sonrió…

_El auto me hace un ruido bárbaro, me lo puede revisar…

_Sí señorita, métalo acá…

Lo fue a buscar, le hice señas y lo puso para que lo revise…

_Qué calor dijo…

_Siii, venga…

La llevé a la oficina, con aire acondicionado, le serví una coca…

_Espere que me fijo qué tiene su auto…

Tenía suelta una parte de un chapón que cubre la parte baja del auto, para protegerlo de las piedras o golpes, hacía un ruido infernal, le puse unas tuercas nuevas y listo, no tardé ni cinco minutos…

_Listo señorita…

_Me llamo Estela me dijo…

_Yo soy Cacho…

_Estas solo en el taller, es tuyo, cuántos años tenés…

Mierda parece un interrogatorio pensé…

_Estoy solo porque mi papá y otro mecánico, que trabaja con nosotros, se fueron a pescar, es en sociedad con mi padre el taller, estoy por cumplir la mayoría de edad, vos sos de por acá, tenés novio, qué haces en tu vida, aceptarías salir conmigo, me gustan de siempre las chicas un poquito más grandes que yo…

_Ja ja, vivo no muy lejos en auto, tengo novio y lo lamento no puedo salir con vos…

_Haaa  trabajo de maestra y como dije tengo novio…

_Bueno cuando te pelees lo volveré a intentar…

_Cuánto te debo…

_Nada Estela y en poco tiempo tendrías que venir a cambiarle el aceite, que ya es tiempo, se lo dije para volver a verla, no me había fijado nada…

Continuará.