A mi novio le han salido cuernos

Sin poder follar con mi novio por culpa del estrés, me entrega a un maduro guarrete que me lo hará de maravillas

Hola a todos. Este es mi primer relato, fruto de una experiencia que me sucedió el pasado puente de noviembre.

Mi nombre real es Clara, pero no sé por qué desde bien pequeña todo el mundo me llama Lara. Según mi madre, se debe a cosas de cuando era bien pequeñita y no sabía pronunciar mi nombre. Mido más o menos un metro sesenta y cinco, peso sobre los cincuenta kilos, concentrados en el pandero básicamente, pues estoy bien dotada de culo, no tanto de tetas, pues, aunque son redonditas, a mí no me importaría que fueran una talla más grandecita. Mi novio se llama Bruno. Vivimos juntos desde hace poquito. La pandemia nos unió mucho y decidimos dar ese paso. Es un chico muy especial para mí. Llevamos juntos desde los tiempos de la primaria. Empezamos a salir en la secundaria y ahora él está estudiando una carrera que compagina con el trabajo en el negocio de sus padres. Yo trabajo porque los estudios no son lo mío. Físicamente es bastante normal, mide poco menos de metro ochenta y está fuerte, no de ir al gym, sino de currar. Moreno, con los ojos tirando a verdosos, una ligera barriguita con unos pelillos con los que me encanta jugar, aunque no es muy velludo, jajaja, y como señal distintiva, lleva un tatuaje tribal en su brazo izquierdo y nuestros nombres en caracteres rúnicos. Ah, para quienes estén esperando saber cómo son sus intimidades, les diré que tiene una polla más bien normalita: debe medirle unos quince o dieciséis centímetros cuando está empalmado, pero destaca de ella que tiene forma de seta, es decir, cabezona en el glande y se estrecha a medida que se acerca a la base.

Bruno fue mi primer hombre. Él me estrenó y yo le estrené a él, fui su primera hembra. No fue la mejor sesión de sexo para ambos, pasamos muchos nervios y Bruno se corrió antes de tiempo, fruto de la enorme excitación del momento, pero al final cumplió como un buen machote. Luego he tenido sexo con un par de tíos, rolletes de disco y me fui a la cama con un compañero del trabajo, pero todos en un periodo de tiempo en que Bruno y yo decidimos darnos un respiro., como muchas de las parejas que empezamos tan jóvenes. En ese tiempo, él también tuvo lo suyo con una chica, una tetona que le ponía mucho y a la que llegó a tirarse un par de veces.

Como veis, la relación entre ambos es bastante sincera. Nos contamos las cosas sin tapujos.

A primeros de septiembre un suceso en la familia de Bruno provocó una gran alteración en nuestras vidas. Mi novio entró en una fase de estrés continuo que le tenía muy ensimismado y demasiado preocupado en sus cosas como dedicarse a darme placer. Pasamos, de hacer el amor a diario a no tener el más mínimo contacto sexual. Yo me hacía cargo de su situación y de que no tuviera ganas de follarme, pero estaba como una moto. Tío que veía, tío que me ponía cachonda y que imaginaba que me follaba. Intenté calmar mis ganas, viendo porno y masturbándome en cuanto podía. No voy a decir que aprendí mucho, pero descubrí cosas que me gustaron. Recurrí a juguetes sexuales: me compré un famoso estimulador de clítoris, no digo el nombre para no hacer publicidad, que se convirtió en mi fiel amiguito y que me ha hecho disfrutar bastante y también un vibrador vaginal con mando a distancia que hace las delicias de cualquier tía cachonda.

Un fin de semana que estaba muy perra y Bruno estaba más animado le preparé una cenita con alimentos afrodisiacos: marisco, champán, fresitas con nata, en fin. Me puse un vestidito ligero y vaporoso con mi conjunto de ropa interior más provocativo, uno que me había regalado él, que le excitaba mucho cuando me lo ponía, aunque a mí me parecía muy vulgar: un sujetador, cuyas copas no son más que cinchas que sujetan las tetas pero que dejan el pezón a l aire libre, y unas braguitas caladas y … abiertas en la zona del chochito, para no tener que perder el tiempo quitándomelas.

Después del postre, nos fuimos a la cama. Lo desnudé hasta dejarle sólo con los bóxers. Lo senté en el borde de la cama y le pedí a Alexa que pusiera música sensual, jajaja. Comencé a desnudarme mientras bailoteaba, contoneándome delante de Bruno, Le pasaba el dedo gordo por los labios, le restregaba las tetas por la cara, le plantaba mi culazo casi desnudo en su regazo. Bueno, las cosas típicas para provocar, que tampoco yo soy una experta. Bruno se excitó. Podía ver el bulto de su paquete como crecía. Le coloqué unas esposas que me había agenciado, y le tumbé en la cama, sin que protestara. Me subí encima de él y comencé a restregar mi sexo con su paquete. Dios, que dura se le puso la tranca. Estaba cachondo perdido el tío, pero yo aún estaba más perraca. Mi coño mojaba como hacía tiempo no lo hacía. Me gustaba lo que estaba haciendo y quería pasármelo bien, calentar a Bruno hasta que se quemara. Me coloqué de rodillas sobre su cabeza y despacito, muy despacito iba acercando mi sexo a su cara. Él sacó la lengua, buscando mi mojada rajita. Le dejé probar mis flujos vaginales, que siempre me había dicho que le volvían loco, antes de sentarme con todo el potorro en su cara. Se lo restregué bien, al son de la música y finalmente, le saqué la picha del bóxer y me la metí en la boca.

Empecé dándole lengüetazos bien mojados en el capullo y le comí todo el rabo dejándoselo reluciente con mi saliva. Bruno tenía el pollón a explotar, pero como tenía todo mi coño en la boca, no podía ni hablar, así que el cabrón me dio un mordisco en el clítoris que vi las estrellas.

Bruno -Lara, tía, para ya hija de puta que me voy a correr. Qué cachondo me tienes. Quiero penétrate ya

Lara – Jódete cabrón, para que sepas lo que es estar caliente. Hace mucho tiempo que mi coño no se utiliza y está que arde

Me levanté, le saqué las esposas y nos metimos los dos bajo las sábanas. Bruno no tardó ni un minuto en penetrarme. Mi sexo estaba tan mojado y su miembro tan resbaladizo por la comida de rabo que le había metido que se introdujo en mis entrañas de la forma más placentera.

L- Bruno, que ganas tenía de sentirte dentro de mí, cariño. Que polla más rica tienes amor. Fóllame duro, reviéntame, tío. Hazme tuya, quiero ser tu puta.

La verdad es que yo tenía ganas de folleteo, deseaba que me reventara, pero también quería hacerle sentir poderoso, quería que se comportara como un macho malote. Sin embargo, algo estaba pasando en la cabecita de mi novio porque notaba como, poco a poco, su polla se iba desinflando.

B-Joder Lara, no puedo. Lo siento,

Había destrempado totalmente. Tanto, que aquella mini polla se salió de mi coño, sin el menor problema. Vaya gatillazo. Bruno se tumbó mirando al techo, como ido, creo que hasta tenía lágrimas, pero yo, Larita la putita, no iba a permitir que mi macho me dejara con las ganas. Tanto tiempo sin catar polla alguna y después de haberla tenido dentro, estaba dispuesta a trabajarme a mi novio como hiciera falta, incluso entregarle mi ano virgen, que tantas veces me había pedido.

Me acomodé ante sus atributos, me metí el nardo en la boca y aquello no respondía. Seguía flácido como un gusano. Me vino a la mente una escena de una película porno, en la que a un tío al que no se le ponía tiesa ni con viagra, una zorrita conseguía que se empalmase con una buena comida de culo y su posterior follada anal. No sabía cómo reaccionaría Bruno, pero yo lo iba a intentar. El niñato de mi novio era como un muñeco en aquellos momentos. Ni me costó darle la vuelta y ponerle bocabajo con el culo en pompa. No me había fijado nunca en el culo tan follable que tenía Bruno. Me puse más cachonda aún de pensar en lo que le iba a hacer. Le di un par de nalgadas y el tío ni reaccionó. Me estaba sacando de quicio el muy memo.

L-Levanta el culo cabrón, no pienses que vas a dejarme con la calentura.

B-Laura, no ves que no se me empina. Estoy pasándolo mal, Ahhh, ¡Qué haces!

En ese momento Bruno debió sentir el calor de mi lengua en su ojete. Al principio intentó resistirse, pero yo insistí. Le clavé las uñas en el culo, intentando sujetarlo, pero mi sorpresa fue ver que en breves momentos el tío se había relajado y hasta me pareció que gemía. Le estaba gustando, ¡seguro! Yo lamía el ano de Bruno, la zona perianal, buscaba su pene y volvía para atrás. Cuando llegué al agujero, escupí ligeramente y coloqué mi dedo en la entrada del culo de Bruno, haciendo círculos con él, sin que parara de gemir. Forcé un poco la entrada de su esfínter y él se sobresaltó, girándose para ver lo que estaba haciendo, momento que aproveché yo para introducirle mi dedo corazón el culo.

B-Hostia Lara, ¿qué coño haces? ¿quieres darme por el culo? ¿te crees que soy maricón?

L-Cierra el pico niñato y concéntrate, a ver si se te levanta de una vez y me follas, la quiero toda dentro.

B-Joder Lara, me duele. ¡Para!

No sé lo que hice, ni dónde toqué. Quizás con mi dedo alcancé su punto g o su próstata, no lo sé porque tampoco soy una experta del sexo, pero la picha de Bruno empezó a crecer.

L-¡Te gusta cabrón!. Se te está empinando, como a mí me gusta.

B-Lara me duele, hazlo despacio. Me escuece el culo, no sé si lo podré resistir,

Me acordé de mi vibrador vaginal. Era estrechito y pensé que le cabría bien en el culo a Bruno. Lo saqué del cajón de la mesita de noche, donde lo guardaba, cogí un bote de lubricante que tenía allí y lo preparé. Bruno estaba boca arriba. Levanté sus piernas y me las coloqué en los hombros. En esa postura, el ojete de Bruno se veía perfecto. Unté el vibrador bien de gel y fui a introducirlo poco a poco en el culo de mi novio. Al principio gritó. Gritó mucho, casi estaba llorando y me llamó de todo, pidiendo que parara. No le hice caso y acabó por cogerle gusto, a la vista de cómo había reaccionado su polla.

Cogí el mando a distancia del vibrador y lo puse a nivel medio. Bajé las piernas de Bruno y empecé a comerle la polla. Menudo chupeteo le metí.

B- Lara me duele el culo, pero estoy a punto de correrme. Deja de mamarme la polla y empálate, cariño.

L-Lo que tu digas amor, ¿quieres que te saque el lush del culito?

B-Nooo, súbete y cabálgame hasta que nos corramos los dos

Y eso hice. Me subí sobre él, coloqué mi húmeda raja en la punta de su nabo y me dejé caer a lo bestia para sentir bien aquella tranca en mi interior. Ya he dicho que Bruno no tiene una polla especialmente larga, pero si un capullo de considerables dimensiones, aunque nada que no cupiera en mi coño y menos en aquellas circunstancias, porque he de decir que follarle el culo a Bruno me habían puesto muy cachonda. Le cabalgué. Daba saltos sobre el rabo de Bruno que entraba y salía de mi conejo con gran facilidad, sin perder dureza. Aumenté el nivel del vibrador y Bruno se moría de gusto.

B- Lara me corro, no aguanto más, me viene la corrida

L- Aguanta cabrón, no me dejes con las ganas. Resiste cariño, necesito tu polla dentro.

No aguantó. Empezó a correrse berreando como nunca le había escuchado tener un orgasmo de aquella manera. Entre lo lubricado que estaba mi chocho y la lechada que me soltó Bruno en la vagina, su picha resbaló y se salió de mí. Acabé teniendo el orgasmo a base de restregar mi clítoris y mis labios vaginales por la polla dura de Bruno. Moló, pero me quedé un poco frustrada.

Bruno corrió al lavabo, sacándose el lush del culito y, estuvo… defecando. Mientras, yo estaba tan cachonda que acabé pajeándome y tuve mi segundo orgasmo. Justo cuando acababa de correrme, entró Bruno con la polla aún tiesa.

B-Nena has estado increíble.

L-Ven aquí niñato, que voy a bajarte el empalme.

B-¿Vas a dejarme que te pete? Jajaja

L-Ni de coña, aquí la única putita que hay eres tú

Me metí su rabo en la boca y le hice una mamada como nunca le había hecho y hasta me tragué su esperma sin rechistar.

L-¿Te ha gustado, cariño?

B- Ha sido fantástico, Lara, pero no quiero que creas que soy gay

L- Bien que lo sé Bruno, buenos polvos me has echado. Sólo te he preguntado si te ha gustado lo que hemos hecho porque yo he disfrutado de lo lindo

B- Si Lara. Me ha dolido cuando me has metido el dedo y esa cosa en el culo, pero he de reconocer que luego me moría de gusto. Y me he corrido como nunca.

L- Me lo creo jajaja me has dejado el coño, repleto de semen.

B- No lo comentes con nadie Lara, me moriría de vergüenza.

L- No seas idiota. No es nada malo. Según su novia, al gilipollas de Alberto le gusta que le meta el dedo en el culo cuando le hace una felación y se corre como un toro.

B- Joder con el cateto pueblerino. Y luego se las da de machote

L.-Mira que sois tontos los tíos. Os puede más el qué dirán que las ganas.

Nos miramos, nos besamos dulcemente y nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, mientras desayunábamos, decidimos irnos de puente a un lugar bien lejos de la rutina habitual. Lejos de los problemas. Un sitio donde estuviéramos él y yo solos. Sin nada ni nadie alrededor, donde pudiéramos aprovechar y resarcirnos de todos los polvos que habíamos dejado de echar en todo aquel tiempo. Un lugar que nos recomendó nuestro amigo Alberto, el cateto pueblerino que se dejaba meter el dedo en el culo por su novia. Una cabaña en el monte, con una poza, que si hacía buen tiempo podríamos disfrutar y si el tiempo era malo pues en la cabaña a follar todo el día como loco. Mientras esperábamos el día, conseguí que una noche me follara en la cocina. Le provoqué al máximo, dándole palmadas en el culete y diciéndole lo rico que lo tenía y las ganas que tenía de follárselo. No sé si se puso cachondo soñando con que le follara el culo o se quiso hacer el machito ofendido y por eso me folló de aquella manera. Me bajó las mallas, me arrancó las bragas y me penetró desde atrás. Me bombeó a conciencia, mientras me frotaba el clítoris con una mano y me sobaba las tetas con la otra. La empotrada final fue apoteósica. Me corrí como una guarra, con unos gemidos que debieron escuchar en todo el bloque, y luego él me llenó el coño de esperma.

L-Menudo polvazo, machote. Ya puedo ir preparándome para la escapadita.

B- Qué puta te has vuelto Larita. Me gusta experimentar cosas nuevas contigo.

L-Tú quieres petarme el culo, como si no te conociera.

Nos besamos, nos reímos y así hasta que llegó el sábado del puente. Salimos de madrugada hacia la sierra. Íbamos vestidos con ropa deportiva. Chándal, mallas, botas de montaña y con un par de mochilas, en las que había metido nuestro vibrador favorito, como único equipaje Teníamos que ir hasta un pueblecito, dejar el coche allí y el lugareño al que le habíamos alquilado la casita nos conduciría en todoterreno hasta ella. Llegamos antes de la hora acordada y entramos en el bar del pueblo a desayunar. Sólo había dos abuelos y la dueña, una vieja con cara de pocos amigos. Al poco de estar allí, llegó Lorenzo. Nuestro guía. Un tipo de unos cincuenta y tantos años. Un poco más alto que Bruno y aunque no estaba gordo sí que tenía una barriga más prominente que la de mi chico y llevaba unas ropas andrajosas y parecía ir un poco dejado. Nuestro amigo nos advirtió que era un putero, un viejo verde muy cachondo que siempre estaba entrándole a las tías, sin importarle que estuviera el novio delante.

Lorenzo- Perdonadme chicos, pero he tenido una noche de perros. Se me han puesto enfermas unas cabras y he tenido que ir a buscar al veterinario a 30 kms de mi casa y luego a llevarlo.

Bruno- No importa. Llévenos cuanto antes a la cabaña y así podrá irse usted a descansar

Lz- Jajaja pillín. Tú lo que quieres es poder trincarte a la parienta ya. Aunque no te culpo, porque no veas que culo más rico tiene la niña.

Me hizo gracia el comentario del pueblerino, y Bruno sonrió. No se había disgustado el tío. Cogimos las mochilas y nos preparamos mientras Lorenzo se acababa su copita de anís. Cuando acabó de tomársela me soltó una cachetada en todo el culo que se escuchó en todo el bar,

Lz- Ala vamos maciza. Perdona muchacho, pero esta zagala tuya está para comérsela con pan,

B-Ya veo que te has puesto cachondo. No haces más que tirarle la caña.

Lz-¡A ver si pica! Y le doy un buen meneo, jajaja

Subimos al todoterreno y nos adentramos por una pista forestal que conducía a la casita. En el camino, nos enteramos de la vida y milagros de Lorenzo. Soltero, cuidaba del ganado y de sus padres. Lo de la cabaña era una modernidad con la que se sacaba un dinerillo, pero sólo para conocidos

.

Lz- Y cómo está el mariconazo de Albertito. ¿Aún no ha preñado a la zagala, ¿verdad?

B-No creo que tengan muchas ganas de tener criaturas

Lz- Si es que es una maricona. No sabe ni follarse a la moza, con lo rica que está la zagala y no será porque no le he enseñado muchas veces cómo se hace, jajaja. ¿Vosotros no tenéis niños?

B- Bueno, aún no hemos llegado a eso tampoco

Lz-Pues a esta churri tuya te la preñaba yo con unos buenos pollazos. Cómo está la bicha.

Yo- Joder Lorenzo, córtate un poquito, que estás un poco quemado ¿no?

Lz.-Pues tienes razón, mira lo que te digo, pero cuando te he visto he pensado, “que tetas más redonditas tiene esta gachi, y menudo chocho más rico que debe gastar la Laura, se lo comía aquí mismo”.

Y- Eres un puerco Lorenzo y me llamo Lara.

Lz-Lo que tú digas, por cierto, ¿tienes pelos en el coño o te los afeitas como las chicas de ahora que da cosa cepillárselas porque parecen niñas?

B-Tiene el chocho peludo Lorenzo, a mí me gusta peludo y sabrosito. Te encantaría.

Me sorprendió aquel comentario de Bruno explicándole al cateto como tenía el coño y casi ofreciéndoselo.

Lz- Joder tío, que suerte tienes. Lo rico que lo debe tener cuando esté bien mojadito seguro que se lo comes antes de follártela.

B-Claro Lorenzo, y hago que se corra en mi boca, No veas la de caldos que me suelta

LZ-Me muero de ganas de comérselo. Con esa cara de putita. Seguro que también te come la tranca hasta que te exprime las pelotas. ¿Le echas la lefa en la boquita y se traga tu corrida o es de esas remilgadas que escupen la leche?

Aquella conversación, no os lo creeréis, pero estaba provocando que mojara las bragas. Me estaba poniendo cachondísima. Hasta veía ya a aquel tío con otros ojos

B-Hasta la última gota Lorenzo. Lara es capaz de ordeñarte hasta que no te quede ni gota de leche. Y no deja que se pierda ni una gota. Toda para dentro. Buenos biberones de leche que se toma.

Lz- Ay truhán, ya veo que te gusta darle caña. Y dime, ¿Cómo tiene el culo?, el agujerito, ¡ya sabes!, ¿le gusta que la encules?

B- Pues es sensacional, Lorenzo, pero no me deja que le dé por el culo, No me deja que se lo pete

Lz-Pardiez niña, ¿Cómo es posible? Si es lo más rico que hay

B-A ver si la convences Lorenzo

Lz. Anda ya, no me creo que no lo hayas hecho por el culo. Alguno se la habrá jalado por ahí.

Y- Oye Lorenzo, que no soy una puta. Follo con mi novio y punto. Y no me han dado nunca por el culo.

Lz- Uy uy uy, lo que dice la gatita. Que a ella nunca le han dado por el culo. Pues yo te lo reventaba. No sabes lo que te pierdes, ¿a qué tengo razón, chico? Por cierto, ¿a ti te lo han petado ya verdad?

Lorenzo había dado en el clavo, aunque Bruno puso cara de póquer y respondió al instante

B-No flipes Lorenzo. Ningún tío me ha dado por el culo, ni me dará.

Lz-Jajaja, un tío no pero seguro que tu novia te mete los dedos. A mí no hay cosa que me guste más que un buen masaje de próstata y más cuando me la chupan. No veáis que corridones.

Y- Joder Lorenzo, qué guarrete eres.

Lz-Que ganas me están dando de follarme a tu novia niño. Mira como la tengo.

Cogió la mano de Bruno, se la llevó al paquete y se la restregó por encima del roñoso pantalón de chándal. Parecía que mi novio le estaba haciendo una paja a aquel guarro.

B-Joder macho, la tienes bien gorda. Lara, este tío te clava con la polla y te destroza.

L- Jajaja, por eso muchas mozas no quieren que las encule. Sólo me dejan meterles la puntita. Y eso que son putitas profesionales. Jajaja.

B-Eres un putero, por lo que deduzco.

Lz. Macho, no siempre viene una gachí como tu novia que se abra de piernas para que me la pueda cepillar. Eso sí, la que prueba la polla de Lorenzo repite hasta preñarlas. jajaja. Y algunos maridos también. Ufff niña, que paja me está cascando tu novio.

B- Es decir, que también les petas el culo a los machos

Lz. Anda el señoritingo de ciudad. Pues claro. Yo soy de meterla en caliente, y lo mismo me da un coño que un culo, aunque sea el de un tío. Muchas veces me he encontrado que los tíos lo gozan más que las tías. Y ya no os cuento cuando nos lo montamos los tres.

B-Vamos que tú te apuntas a un bombardeo

Y-Este tío es un cerdo Bruno. Se lo montaría con nosotros, dije yo riendo

Lz-Laurita, a ti te montaba aquí mismo delante de tu novio, que viera como gime de placer su hembra con la polla de otro dentro. Menudos pollazos te iba yo a meter. Seguro que el cabrón de tu novio no duraba ni cinco minutos antes de correrse viendo cómo te follo.

Y-Lara Lorenzo, me llamo Lara.

En esos momentos llegamos a la cabaña. Bajamos las cosas y las entramos. Aquello era una choza de mala muerte, aunque estaba limpia y calentita porque Lorenzo había encendido la chimenea antes de bajar a buscarnos. Bruno se dejó caer en una mecedora y Lorenzo estaba entrando leña y dejándola junto a la candela. Con el ajetreo del camino y lo cachonda que me había puesto con la charla, tenía ganas de orinar.

Y-¿Dónde está el lavabo?

Lz-Jajaja que señoritinga la niña. Hay un retrete fuera, en la parte de atrás.

Y- Joder macho, con el fresquito que debe hacer aquí por la noche, como tenga que salir a mear, se me congela el chichi.

Lz- Jajaj, Anda moza, que con lo calentorra que tú eres y ese coñito tan rico que siempre está en ascuas, vas a derretir la nieve de las montañas

Salí y Lorenzo me indicó. Entré dentro de un cuartucho de madera, de metro por metro, con un retrete en medio. Cerré la puerta, pero no había pestillo. Me bajé las mallas, después las braguitas y comencé a orinar. Se abrió la puerta.

Lz-Joder Laurita, que cochina que eres, no veas como tienes de sucias las braguitas. Y que coñito más rico, que bien huele. Uuummm!!!!

Se relamía el cabrón

Y- ¡Qué haces cerdo!, lárgate de aquí anornal

Lz-No te alborotes, zorrita. Sólo quiero oler tus bragas. ¿Por qué no te las quitas y me las dejas olisquear? Si no te apetece uno rapidito, me casco una manola y me voy, te lo juro.

Lorenzo echó hacia abajo el pantalón de chándal, se agarró la pija y se la sacó fuera del roñoso calzoncillo. Era gorda, rosada y venosa. No muy larga, como la de Bruno más o menos, pero gorda toda ella que era una exageración. Estaba babosa, con restos de líquido preseminal, quizás por el meneo que le había pegado Bruno, y desprendía un fuerte olor a orina.

Me quedé como abducida por aquel cipote aún por descapullar. No sé lo que pasó por mi cabeza, pero me la metí en la boca y empecé a chupársela. El me la metía bien honda. Los pelos de su polla se me metían por la nariz. El olor era muy fuerte, pero me taladraba de forma que ya no puede dejar de mamar. Lorenzo aprovechó para subirme la camiseta y el top, dejando mis tetas al aire. Mientras le comía la polla yo empecé a tocarme, porque realmente estaba muy excitada: tenía los pezones tiesos y el chocho hirviendo. Lorenzo no se detenía, cada vez me la calvaba más adentro, provocándome alguna que otra arcada, pero yo seguía metiéndome dos dedos en el coño con una mano y amasándome las tetas con la otra. De golpe, Lorenzo se puso tenso y su polla más dura que el acero. Me agarró la cabeza y sacó ligeramente su polla, de forma que, al eyacular, su asqueroso semen salió disparado contra mi paladar. No sé cuántos trallazos fueron, pero se derramó completamente en mi boca, con lo que tuve que saborear todo aquel esperma caliente y espesote y lo peor de todo, me sentí tan zorra, que limpié los restos de lefa que había en aquel prepucio sucio y maloliente. Entonces me corrí yo también jadeando a lo bestia.

Yo-Lorenzo eres un cabrón, me has violado la boca.

Lz-Te ha gustado mi nabo eh zorrita, que rica estaba la lechita que te he dado, te la has tragado enterita.

Y-Retrasado, si me has obligado a comerme toda la corrida.

Lz-Joder putita, que razón tenía tu novio. Como la chupas. Eres una experta, pero me he quedado con las ganas de oler tus bragas y comerte el chumino

Y-Quien sabe Lorenzo, a lo mejor cuando nos marchemos te dejo un regalo

Lz- Que guarrilla eres Laura, tú no te vas a ir de aquí sin que te folle como Dios manda. Y lo sabes.

Y-Bueno Lorenzo, si vienes bien arregladito igual me lo pienso.

Le dí un fuerte azote en el culo desnudo y el muy cerdo me pasó un dedo por la raja, recogiendo parte de mis flujos y luego chupándoselo.

Lz. Que rica estas, me gustan las hembras cochinas como tu Laurita. Nos lo vamos a pasar teta

Y-Lara, Lorenzo. Me llamo Lara.

Lorenzo se marchó en su coche y yo volví a la cabaña, donde Bruno se había quedado frito en la mecedora. Hasta roncaba el tío. Bruno durmiendo como un lirón y su novia comiéndole el rabo al cerdo putero del pueblo.

Y-Bruno, cariño, despierta. Vamos a disfrutar del día.

B-Joder, hay sido llegar aquí y relajarnos completamente, ¿no?

Y-Venga tío, ponte el bañador y vamos a bañarnos a la poza

B- Nada de bañador, pienso bañarme en pelotas.

Y- Buena idea, yo también lo haré.

B.-Lara, ¡te has manchado la camiseta!

Efectivamente, había un manchurrón en mi camiseta, restos de la lefa del paleto aquel.

El baño en la poza fue genial. El agua fría, casi congelada, de la poza sirvió para bajarme la calentura. Después hicimos una excursión por el bosque, en la que con las bromas acabamos los dos en pelotas también y volvimos a casa para comer algo.

Dentro de la casa, al calorcito de la chimenea se estaba genial. Me puse una camisetita de tirantes y un tanga de tirachinas. Así de provocativa, Bruno, que llevaba sólo un slip y una camiseta, no tardó en calentarse.

Estábamos tan entusiasmado metiéndonos mano que no escuchamos el sonido del motor del coche. Picaron a la puerta. Era Lorenzo. Venía el tío todo maqueado. Un pantalón de chándal limpio, un jersey de lana también muy limpio, zapatillas de deporte blancas como muy nuevas, peinado y oliendo a jabón.

B- ¿Pasa algo Lorenzo?

Lz- Pues nada mozos, que aquí me tenéis. Preparado para lo que haga falta.

Bruno y yo nos miramos con cara de no entender nada.

Lz- Vamos chicos. Vosotros habéis venido aquí a follar, ¿no? Pues vamos a follar.

Y-¡Qué dice este cerdo!, ¿has fumado o qué?

B- Venga Lara. Lo estás deseando y yo también tengo ganas de ver como disfrutas con otro

Se que es increíble, pero en aquellos momentos, yo que ya estaba caliente con el sobeteo que me había pegado Bruno, me calenté aún más pensando en la polla de Lorenzo, la que había devorado por la mañana. Además, mi novio consentía entregarme a otro tío. El guarro de Lorenzo me iba a poseer delante de mi novio. Lorenzo, me agarró de la cintura, empezó a sobarme el culo, se sentó en una silla y me puso como a una niña mala, con el culo en pompa, para zurrarme.

Lz-Venga chaval, sácale las bragas a tu novia, vamos a ver como tiene el coño.

Y-¡Bruno! Cabrón, te voy a convertir en cornudo

Bruno obedeció. Vino hasta donde estábamos nosotros y poniéndose por detrás de mí me sacó las bragas y me abrió las piernas para que aquel cerdo pudiera ver bien mi rajita.

Lz- Zagal, dame las braguitas. A ver cómo está de rico el chocho de tu novia.

Por fin Lorenzo cumplía uno de sus sueños: poder oler mis bragas y disfrutar la fragancia de mi conejo.

Lz-Que bien huele la zorrita, pero has sido mala chica. Después que te folle no quiero que te laves. Una hembra tiene que oler a hembra.

Yo no podía ni hablar. Lorenzo me sobaba los cachetes y las tetas y de tanto en tanto me pasaba los dedos por la rajita, hasta llegar al clítoris.

Lz-Ven aquí zagal, sácate los calzoncillos y dale a mamar tu polla a la guarrilla.

Bruno obedeció. No le reconocía. No me hubiera imaginado que mi novio permitiera que me trataran como a una puta y mucho menos que adoptara una postura tan sumisa ante aquel maduro. Cuando se levantó, me sorprendió el enorme bulto de su slip y me quedé alucinada con la dureza de su miembro, cuando se sacó el calzoncillo y me enchufó la pija en la boca. Empecé a mamarla como desesperación. Él me follaba la boca mientras Lorenzo ya hurgaba con sus dedazos en mi coño. Cuando los tuvo bien pringados de flujo, empezó a refregarlos por mi ojete.

Y- Lorenzo, cabrón, deja mi culo. No quiero que me lo abras.

Lz-Jajaja. Tranquila guarrilla. Seré generoso. La putita de tu novio te petará el primero. Venga pareja, vamos al catre.

Lorenzo, me llevó de la mano y me tumbó en la cama, flexionó mis piernas, y agarrando mis rodillas, me las separó para poder ver bien todas mis intimidades y se agachó de forma que su boca y su lengua quedaron a escasos centímetros de mi coño.

Lz- ¡Está mojada la guarra! Uhmmm, que rico tiene el chumino tu chica chaval. Me relamo.

Con la lengua fuera empezó a saborear las humedades de mi vagina. Como chupaba el paleto, como movía la lengua, batiendo mi flujo, lamiendo mis labios y mordisqueando mi clítoris. Volvió a meterme un dedo al tiempo que me chupaba. Me moría. ¿Y Bruno? Bruno estaba sentado en la mecedora, pajeándose al ritmo que se balanceaba. Cómo se la cascaba, parecía un mandril. Estaba empalmadísimo. No me imaginaba que mi novio disfrutaría siendo cornudo.

Y- Lorenzo me meo, me meo de gusto, me voy a correr. Siiii, me estoy corriendo.

Lz-Venga zorrita dame tu corrida, méate, quiero tus meados.

Tuve un orgasmo estratosférico. Creo que hasta perdí el sentido. Aquel cabrón me había hecho ver las estrellas, sólo con su boca.

Lz-Ven aquí zorrita, que te voy a empalar. Vas a saber cómo se las gastan los machos de verdad.

Me puso a cuatro patas en la cama, separó mis piernas y se escupió en el pene. No le costó mucho penetrarme y eso que la polla de Lorenzo es bien gorda, pero yo estaba en plan perra total. Me la ensartó hasta el fondo y comenzó a bombearme. Se escuchaba el chapoteo de mi coño en cada embestida y hasta el golpeteo de sus enormes pelotas cuando su tranca hacia tope en mi útero. Como follaba Lorenzo, si con la boca era bueno, con la polla era un artista. Me tenía muerta, con los ojos vueltos de placer. En un momento dado miré hasta donde estaba Bruno. Ya no se mecía. Sentado en la mecedora, con las piernas abiertas, subidas en el asiento, meneándose la picha y con un cordón rosa que salía de su culo. El maricón de mi novio se había metido mi lush en el culo y estaba gozando de él mientras contemplaba como el pueblerino aquel cardaba con su novia.

Lz-¿Te gusta putita?

Y-Me matas Lorenzo, voy a correrme otra vez, Lorenzo, Lorenzo, siii, me corro, tu puta se corre

Lz-Venga nena, dime que quieres

Y-Quiero correrme cabrón, jódeme el coño,

Lorenzó me tiraba del pelo hacia atrás, como había visto tantas veces en el porno.

Y-Me meo tío, me meo de gusto

Me corrí otra vez. Resoplando de gusto, miré hacia delante y me topé en las narices con el falo de Bruno. No me dio tiempo a abrir la boca y el muy cerdo me soltó toda la lefada en la cara, justo en el momento que Lorenzo me daba la estocada final, antes de llenarme el coño de leche. Joder con el paleto, no veáis lo que llegó a descargar en el interior de mi útero.

Lz-¡Que buena jaca tienes macho!. Como se mueve la muy puta. ¿te ha gustado como me la he follado?

Yo caí rendida en la cama, con la cara y el chocho llenos de esperma

Y- Este tio es un cerdo Bruno, pero folla como los dioses. Qué maricón eres Bruno, como te has corrido con el lush dentro, y que rica está tu lefa

B- Joder nena. Cómo te folla el Lorenzo. Ha sido cojonudo. Te has corrido como una guarra, como esta mañana, que no veas que biberón te has zampado. Que rica estás, tan abiertita, y con todo el potorro llenito de crema.

Y-¿Lo viste todo cerdo!. Pues venga Cornudo, cómemelo ahora mismo, que lo estás deseando.

Bruno, no se lo pensó, se amorró a mis bajos y empezó a chupetear mis labios vaginales y mi clítoris. Luego, penetró mi vagina con su lengua comiéndose el yogurete que me había soltado el cateto de Lorenzo, quien, por cierto, aprovechando la situación volvió a enchufarme el rabo en la boca, follándome a lo bestia como había hecho por la mañana en el retrete. De esta forma, volvimos a corrernos, yo en la boca de mi novio, Lorenzo soltándome una buena descarga de mecos en la boquita y Bruno, pajeándose otra vez, con el lush en el culo a toda velocidad.

Después de eso, nos adecentamos un poco y Lorenzo se despidió.

Acompañamos a Lorenzo hasta la puerta, yo en medio de los dos tíos, con ambos toqueteándome el culo. Yo miraba a Bruno y me pareció percibir en su cara una felicidad que hacía tiempo que no veía. Y todo pese a haberse convertido en cornudo. Cuando Lorenzo se iba a subir en el coche se despidió de nosotros:

Lz-Hasta la noche pareja. Id preparando esos culitos. Bueno, la putita de tu novio no hace falta, que lo tiene bien abierto ya, pero tú Laurita, te vamos a petar de lo lindo, guarrona.

Miré a Bruno y tenía una sonrisa radiante. Me dio un morreo como hacía tiempo que no me daba y me abrazó.

-Te quiero Lara. No me importa que otro hombre te de placer, si a ti te apetece.

-Yo también te quiero Bruno. Vamos a pasárnosla de maravilla, ya verás.

Y allí nos quedamos esperando que llegara la noche y volviera nuestro maduro amante para gozar con él.

Releyendo el relato hasta me parece pueril. Disculpad mis errores pues no había escrito tanto nunca. Espero ansiosa vuestros comentarios, tanto si os gustó o como si no.

Besos húmedos.

Lara