A mi novio le han salido cuernos (2): acabo petada

Después de ver cómo Lorenzo me folló delante de sus morros, mi novio consigue, por fin, petar mi culo.

Hola soy Clara, aunque todo el mundo me llama Lara, menos Lorenzo, para quien me llamo Laura o Laurita, por más que yo me empeñe en corregirle. Esta es la segunda parte del relato “A mi novio le han salido cuernos” . Un hecho que ha marcado un cambio en la forma de vivir las relaciones sexuales en mí y en mi pareja. Recomiendo leer el anterior para entender algunas cosas de las que suceden en éste.

Resumen rápido: después de pasar por una mala racha a nivel sexual, por problemas familiares de mi novio, en la que aprendí a manejar juguetes sexuales, hacemos una escapada a la montaña donde un cabrero no para de tirarme los trastos hasta que acaba follándome delante de mi novio y después quedamos para repetirlo

Al entrar en la cabaña, abrazada a Bruno, me lo quedé mirando y parecía tan feliz. Hacía días que no le veía aquella cara de despreocupado, con su sonrisa en la boca, intentando siempre hacerme reír. Sin embargo, yo sentía remordimientos de conciencia: me había gustado como me había follado Lorenzo y había gozado como nunca lo había hecho con mi novio. No sabría decir porqué, quizás por la experiencia del maduro, quizás por el morbo de hacerlo delante de mi chico. En algún momento tendría que ser sincera, pero no sabía cómo se lo podría a explicar a Bruno. En aquellos momentos no comprendía cómo él podía estar tan contento cuando te acababan de poner los cuernos delante de tu cara. Con el paso de los días he ido entendido, algunas cosas, porque yo misma he llegado a experimentarlas, pero entonces me sentí mal, aunque le viera feliz.

Una vez solos, vestida con mis braguitas y mi camisetita de tirantes, fui a la especie de cocina que había en la choza a preparar algo de comer. Tenía hambre porque, aunque el cabrón de Lorenzo me había dado dos buenos biberones de leche calentita, en lo que llevábamos de día no había probado bocado sólido. Estaba preparándome un sándwich cuando Bruno me soltó una nueva cachetada en el culo.

B- ¡Qué rica esta mi niñita! ¡qué culito más lindo!

Y- ¡Bruno!, deja de sobarme y de meterme mano. ¿Aún estás cachondo? Si te has corrido dos veces hoy, maricón.

B- Buff Lara, me pones cardíaco. Tienes el tanga empapado, aún te está saliendo la leche de Lorenzo del chumino.

Y-Pues te va a tocar limpiarme, como buen cornudín.

B-Lo siento Lara, esta mañana en caliente no me ha importado, pero no creo que lo repita. No pienso comerme la corrida de ese tío más veces.

Y- ¡Eso ya lo veremos! Y ahora deja de meterme mano, que tengo un poco sensible el coño del mete y saca de Lorenzo.

B- Pues yo tengo la polla dura

Y-Eres un cerdo Bruno. Ten un poquito de paciencia. Si no aguantas, sal y te la cascas fuera, junto a un árbol.

B- Y ¿por qué no me la chupas como has hecho con el cabrero esta mañana?

Y- Mira que sois cerdos los tíos, siempre pensando con la polla. ¡Déjame! quiero comer algo, tengo el estómago vacío.

Después de comer, nos fuimos a la zona de la chimenea. Bruno estiró una manta y nos tumbamos delante del fuego. De esa manera, al calorcito del fuego, nos quedamos dormidos abrazados. Nos despertó el ruido del motor del coche de Lorenzo, que ya empezaba a hacerse familiar.

B- ¡Lara despierta! ya está aquí Lorenzo. Joder con el madurito que marcha tiene

Por el atuendo pestilente que traía estaba claro que no venía para petarnos el culo.

Lz- ¡Hola Chicos! vengo a deciros que lamentablemente no voy a poder venir esta noche. Una de las cabras enfermas se me ha muerto y otras han enfermado. Me vuelvo a ir a buscar al veterinario y ya no podré venir hasta la madrugada.

Y-¡Vaya Lorenzo!, que mal me sabe.

Me sabía mal por las cabras y también por mí, pues no voy a negar que tenía ganas de que aquel macho maduro me volviera a joder duro. Él debió intuir mi deseo.

Lz- Pero ¡qué buena estás cabrona!, ¡qué ganas tengo de pillarte por banda! ¿A ver como tienes de rico el chochito? Déjame que te meta un dedito.

Y- Cuidado Lorenzo, tu dedo tiene mucho peligro

Lz. -Pero que guarrona eres Laurita. Tienes las bragas mojaditas. Así de cochinas me gustan a mí las zagalas. Por qué no te las sacas y me las das para que esta noche, mientras esté con las bestias, pueda hacerme pajas oliéndolas y pensando en lo cochina que eres.

Y- ¡Joder Lorenzo! deja de tocarme ahí abajo que me pongo cachonda. No te doy ningunas bragas y no te vas a cascar la polla esta noche. Quiero que vengas mañana con los cojones bien llenos de semen.

Lz- Uff. Tú y yo nos entendemos Laurita. Me va a costar, pero voy a guardar toda la lefa que quepa en mis pelotas para dártela mañana. ¿Cómo la querrás, en biberón o directa a la barriguita?

Y- Quiero que me preñes so cabrón. La quiero toda en mi coño, aunque una buena corrida en la boca... jajaja. No sé, ya veremos.

Lz.-¡Pero tú has visto zagal!. Sólo me la he trincado una vez y ya quiere que la preñe. ¿tú qué dices?

B-Pues nada Lorenzo. La niña me ha salido bien puta. Si la piba quiere que le demos caña, tendremos que hacerlo.

Lz-¡Qué puta es la jodía! Voy a soñar con ese coño, toda la noche. Umm, desde aquí lo huelo, ¡qué hembra más rica tienes mozo! Cómo te envidio.

B- ¡Qué ganas le tienes tío! Te estaremos esperando.

Cuando Lorenzo se marchó, no sé quién de los dos estaba más caliente. Yo volvía a tener humedades en mis bajos y Bruno tenía un empalme de narices. “A falta de pan, buenas son tortas”, dicen. Por eso, metí mi manita en el calzoncillo de Bruno, le agarré la pija y comencé a meneársela. Le miraba a los ojos, y él miraba los míos. Sus manos tampoco estaban quietas y tenían bien cogidas mis dos tetas. Mis pezones no tardaron en reaccionar y se pusieron tan duros como la polla de Bruno

B-Vamos nena, sácate las braguitas.

Y-No tengas tanta prisa, aunque sea la puta de Lorenzo, soy tu novia y quiero dedicarte un numerito que nos has visto antes.

La idea era provocarme un squirt. Una de las cosas que había aprendido en el máster de porno que había hecho durante el período de sequía sexual con Bruno. Pero sólo lo había conseguido una vez, y no fue nada espectacular. ¿Recordáis que mientras Lorenzo me estaba follando a cuatro patas en la cama, Bruno se pajeaba con mi vibrador en el culo en la mecedora? Pues cambiamos las tornas. Bruno se sentó en la cama y yo en la mecedora. Me saqué las braguitas, cogí mi lush, y comencé a frotarme la rajita con él, a poca velocidad. Ya he dicho que estaba mojada por lo que la imagen de mi sexo abierto rezumando caldos, no tardó en volver loco a Bruno.

Y-¿Te gusta lo que ves?

B-Uf, Lara, tienes el coño muy abierto y empapado.

Y-Vas a ver como usa el vibrador la puta de tu novia. ¡Lo vas a flipar!

B-No sé dónde has aprendido, pero me encanta que mi novia sea tan zorra, que caliente a todos los machos.

Y- Y que se la follen después mientras tú te pajeas, ¿verdad? ¿Te gusta ser cornudo?

B- Sí, pero también quiero follármela yo y petarte el culo nena, ¡quiero tu culo ya!

Y- Jajaja, te vas a tener que esperar, antes me gustaría ver cómo Lorenzo te lo abre a tí.

B-Ni hablar guarra. A parte de muy cochina te has vuelto muy mandona. Me gusta la Lara putita, pero no me gusta la Domina Lara. Te desvirgaré el culo como te desvirgué ese coño que tanto te gusta acariciarte.

Aceleré la velocidad del vibrador. Bruno se había sacado el pene del slip y se pajeaba como un mono. Aumenté la velocidad del vibrador y me metí los dedos en el chichi. Dedos dentro del coño y vibrador frotando mi clítoris, ¡qué combinación! Imagino que alguna que otra chica ya sabe de qué hablo y alguna de sus parejas seguro que también.

Y- Ven aquí niñato, mira que rico huele mi coño. Uummm

B-Tengo una idea mejor. Sácate los dedos y deja que te meta el rabo.

Y-Hazlo rápido cabrón, porque estoy a punto de correrme

Bruno ya venía hacia mí con la polla en ristre. Comenzó a penetrarme poquito a poco. Justó en el momento que me entró hasta las bolas se desató mi orgasmo. Fue tan brutal lo que sentí en mi coño en aquel momento, con aquel orgasmo, que perdí el control de mi raja. Me meé encima. Un chorrito salió disparado de mis entrañas, mojando las piernas, el pubis y el pene de Bruno. Pero es que yo no podía dejar de pajearme con el lush, y otro chorrito salió de mi chochito. Esta vez fue menos cantidad. Bruno se salió de mi interior y retrocedió con cara de alucinado.

B- Lara, dios mío, joder, joder, joder, menuda meada que te has pegado. Si ya digo yo que hoy a zorra no te gana nadie.

Y-Te ha gustado cariño. Lo he hecho sólo para ti.

B-Increíble Lara. Te has convertido en una experta del sexo. Mira cómo me tienes, empapado de caldos y con un empalme como hacía tiempo que no se me ponía de dura. Quiero follarte ya.

Me gustó la actitud de Bruno, tratándome con aires de adoración. No porque yo me lo crea, sino porque quería sorprenderlo, que viera que su novia podía hacerle muy, pero que muy feliz en la cama. Quise darle otro premio. Me coloqué en cuatro en el borde de la cama, con las piernas bien abiertas, enseñándole todo mi empapado potorro y mi pequeño ojete. Sabía que esto último le calentaría aún más.

Y- Vamos Bruno. Empótrame. Clávame el rabo hasta que me salga por la boca. ¡Hazme tuya!

Bruno no se hizo esperar. Me pasó la seta por la vulva hasta dejarla bien empapada de flujo. Luego me penetró de un solo golpe. Hasta los mismísimos cojones. Él también sabe cómo tratar a una hembra. A cada golpe de polla que me daba, le seguía una cachetada y unas palabritas para calentarme.

B-¡Toma rabo zorra! zasca; quieres que te folle un macho de verdad, zasca; te voy a llenar el coño de semen, zasca; te voy a preñar, zasca.

Yo le contestaba a todo que sí y él cada vez se calentaba más, pero se detuvo y me la sacó del coño. Yo ya volvía a estar cachonda perdida.

B- ¡Ven a la cama guarrilla! quiero que me comas la polla.

Y- ¿No prefieres que te coma el culo?

B- Te he dejado hacer lo que te ha salido del coño, Ahora quiero hacer un 69, contigo encima

Obedecí y me metí en la boca el rabo de Bruno, mientras el empezó a lamer mi raja. Estaba duro, pero por más que me esmeraba no lograba sacarle ni un gemido. Él, por contra, me estaba volviendo loca. De pronto noté el calor de su lengua en mi ojete. Me imaginé que era lo que buscaba Bruno e iba a dejarle que, por fin, me petara. He de decir que Bruno me trabajó bien el culito: primero me hurgó con su lengua, luego me metió un dedito, luego dos, y al final, el vibrador a baja velocidad. Al principio me quería morir. Tuve que dejar de chupar la polla de Bruno y morder lo primero que pillé que no fue otra cosa que mi propio tanga sucio con los restos de mi flujo y del semen de la corrida de Lorenzo, cosa que me calentó y me distrajo un poco del dolor de la petada. Durante un buen rato, dejó el lush en mi culo, subiendo poco a poco la potencia. A mí me dolía el culo, mucho, pero poco a poco me iba acostumbrando. Era una sensación muy rara lo que sentía en mi trasero. Finalmente, Bruno extrajo suavemente el vibrador de mi culo. En aquel momento pensé que no sería tan terrorífico hacerlo por detrás.

B-Por fin, cariño, tu culito va a ser mío. Voy a estrenartelo. Qué abiertito está. Voy a petarte.

Y-Eres un cabrón Bruno. Esta me la pagas.

B-Has sido una chica mala Lara, te has dejado follar por otro tío en mis narices, como una zorra. Ahora te voy a dar por el culo, para convertirte en una auténtica ramera. Te voy a dar polla hasta que te salga por las orejas.

Bruno me colocó a cuatro patas en el borde de la cama, cogió el lubricante y echó una buena cantidad en mi ojete y en su capullo, momento que aproveché para relajarme un poco. Seguidamente, colocó su seta a la entrada de mi ano, ya abierto por el uso del aparatito, pero ya he dicho que el glande de Bruno es de notables dimensiones. Dio un solo empujón, y el cabezón entró en mi culo, pero se quedó atascado, porque el dolor me hizo apretarlo. Me dio un azote y al segundo empujón la seta venció toda la resistencia de mi ano. Toda la verga de mi novio invadió mi recto. Sentí como me rompía el culo. Un dolor desgarrador. Empezó a culearme, mientras yo ya lloraba. Le hubiese pedido que parara, pero quería mostrarme lo más digna posible. Mi novio estaba poseído. Creo que le puso más cerdaco, petarme el culo que desvirgarme vaginalmente, sin duda. El chaval se esforzaba en acariciarme el clítoris, buscando darme un poquito del placer que no sentía por ninguna parte. Mi conejo se quedó seco por primera vez en lo que llevábamos de fin de semana. El mete y saca de Bruno fue acelerándose. Primero fue despacito, pero luego fue aumentando el ritmo. La verdad es que me sorprendió la fuerza que estaba utilizando Bruno, porque me estaba empotrando con cada pollazo. Cada vez que empujaba, su polla me llegaba más dentro. Además, el cabrón debía estar tan cachondo y tener las pelotas tan llenas de esperma que hasta el golpeteo de sus cojones en mi clítoris me molestaba.

B- Joder Lara, que culazo. Que estrechito lo tienes, me estruja la polla. Me estás matando, con la de pajas que me he hecho soñando con este momento. Qué putita más rica eres

Y- Córrete ya cabrón, me duele mucho, no lo soporto más.

Con unas últimas culeadas superbestias y una empotrada final en la que, efectivamente, casi me saca la polla por las orejas, Bruno se derramó en mi recto. El grito de dolor que pegué fue tan brutal que debió espantar a todas las alimañas del bosque. Si había alguna duda de que Bruno me había roto el culo, aquel pollazo final lo confirmaba. Noté como su esperma caliente me inundaba el recto, aliviando un poco el dolor.

B-Uff, que puta eres Lara. Te he llenado el culo de leche calentita. Como me gusta que seas tan zorra, pero creo que te he reventado el ano.

Y-Eres un cabrón. Un puto cornudo y maricón. Me duele mucho, mucho, el culo. Espero que lo hayas gozado porque no sé si esto se repetirá. ¡Cerdo, hijo de puta!

Ahí ya me rompí. Me puse a llorar. Creo que fue más de impotencia y rabia que de dolor, aunque me había hecho daño el cabrón. Bruno me abrazó fuerte, de modo que quedé acurrucada entre sus brazos y su cuerpo, hecha un ovillo y notando como de mi culo, que me escocía un horror, salía su semen. La Lara putita que se comía a los machos por la mañana se comportaba ahora como una niña pequeña.  Mi novio no sabía cómo consolarme. Me acariciaba, me besaba dulcemente, hasta fue a la pequeña nevera de la cabaña a ver si había hielo para intentar calmar mi irritación anal y al no encontrar me untó más lubricante, que era de efecto frío.

En aquellos momentos le odiaba, pero luego le perdoné. Nos reconciliamos y acabamos la velada acaramelados, con Bruno haciéndome el amor en la postura de cucharita, mientras besaba mi cuello y multiplicaba sus caricias en mis tetas, mi vulva, mi clítoris y mi culo Todo muy amorosamente. Me corrí, pero fue un orgasmo totalmente diferente al que había tenido por la mañana con Lorenzo. También Bruno se vino en mi vagina, aunque esta vez no descargó ni la mitad de leché que había hecho antes en mi culo. Bromeé con él.

Y-Corriéndote así, no me vas a dejar preñada nunca.

B-Vaya, ya vuelve la Lara putita, A lo mejor ya estás embarazada con la lechada de Lorenzo.

Y-Entonces sí que serías un auténtico cornudo, pero descuida que eso no pasará. Ya tomo mis precauciones.

Habíamos planeado un fin de semana de naturaleza, amor y sexo y nada más el primer día, aquello había resultado una bacanal sexual: una auténtica fiesta del sexo. Tanto Bruno como yo habíamos perdido la cuenta de todos los orgasmos que habíamos tenido aquel día y de las formas en qué los habíamos alcanzado. Caímos rendidos en la cama y nos quedamos dormidos en un santiamén.

Por la mañana nos levantamos temprano, desayunamos, nos vestimos un poco y salimos a hacer una de las rutas que teníamos prevista. La caminata por la montaña fue sensacional. Siempre he sentido que me invade una sensación de libertad cuando paseo por la montaña. El no encontrarte con gente, estar solos sin que nadie te pueda ver me parece muy excitante. Aquel día la montaña parecía tener unas connotaciones diferentes. Durante el camino, Bruno y yo fuimos bromeando todo el rato, bromas de todo tipo, incluso sexuales. Mi novio estaba especialmente cariñoso, En un descanso para comernos el bocadillo, pudimos hacer un repaso de todo lo que nos había sucedido.

Y- Bruno, no quiero que pienses que me lo monto con cualquiera. Te he sido fiel siempre. Si he dejé que Lorenzo me follara fue porque sabía que tenía tu aprobación.

B- Lo sé Lara. Yo también te he sido siempre fiel. Sé lo mal que lo has pasado estos meses, teniendo que recurrir a consoladores. Pero ayer descubrí una Lara nueva, libre y desatada que gusta disfrutar su sexualidad.

Y- Pero creo que todo ha sido por la lección que tú me diste cuando me permitiste jugar con tu culito, algo que para los tíos es sagrado.

B- Dios, Lara. Hasta para mí es difícil de creer lo que nos ha pasado. Aún lo estoy asimilando. Pero soy feliz contigo.

Y- ¡No seas ñoño! Esto no ha hecho más que empezar, jajaja.

Nos pasamos toda la mañana caminando y gozando de la naturaleza. La gente a quien le gusta la montaña sabe de qué hablo. Volvimos a la cabaña sobre las cuatro y media de la tarde, cuando ya comenzaba a ocultarse el sol y a refrescar. Las ascuas de la chimenea estaban candentes. Lorenzo había venido, sin duda. Me descalcé y me desnudé quedándome con un culotte de algodón y una camisetita de manga corta, mientras Bruno sólo llevaba un pantalón de deporte.

Serían como las seis de la tarde cuando escuchamos el ruido del motor del coche de Lorenzo. Miré a bruno y le vi cara de asustado. Imaginé que ya se le habían pasado todas sus ganas locas de sexo, pero yo, de pensar en la verga de Lorenzo perforando mi coño de nuevo, me puse cachonda y mojé mis braguitas. He de reconocerlo, aquel tío me pone muy burra. Le abrimos la puerta y entró aquel maduro, paleto, desgarbado que tanto me calienta.

Lz- ¡Vaya, vaya, parejita! Parece que habéis volado solos esta mañana. Me habéis dejado plantado. Menos mal que encontré las braguitas de la cochina esta y pude vaciarme, porque venía con los huevos cargaditos.

Miré entonces a un lado de la cama y encontré mi maltrecha tanga. Aquel cabrón había estado husmeando en nuestras cosas. Qué nivel de deseo debía tener aquel cerdo. Seguro que me había hecho caso y se había pasado la noche sin descargar, pues la tela estaba cubierta del líquido blancuzco y espeso de la corrida del cabrero.

Y- ¡Joder Lorenzo, que puto guarro eres! ¡Me has dejado el tanga hecho un cisco! ¡Te habrás quedado a gusto! menudo corridón que te has pegado en ellas.

Lz- Vaya con la zorrita, que fina se nos ha vuelto, con lo cochina que tenías las bragas, con ese olor de putita bien folladita y llenitas con la lefa de tu novio. Tengo que probar ese yogur de tu novio, directamente de tu almeja. Por cierto, ¿te folló bien anoche el mozo?

Y- Ví las estrellas, Lorenzo. ¡Menuda follada que me pegó!

Lz-Joder Laurita, no he conocido hembra más calentorra y guarrona que tú. ¡Qué suerte tiene este zagal!

B-Bueno Lorenzo, tú también te la gozaste bien ayer. No te puedes quejar del polvazo que le metiste, amen de los buenos biberones.

Lz-¡Pero qué majos sois los dos! dejémonos de charla y vamos a lo que vamos, que me tenéis bien caliente los dos.

Lorenzo se sacó los pantalones y el jersey, quedando vestido sólo con unos calzoncillos, no tan roñosos como los del primer día, pero sí bastante currados. Se sacó la pija, toda gorda, dura y apuntando al techo.

Lz-Venga gachí, agárrame el cimbrel y cómemela un rato. Tengo ganas de una buena mamada.

Y- Lorenzo tío, mira que eres guarro, pero hoy tengo una sorpresa para ti. Te va a comer la polla el maricón de mi novio.

B- ¡Perdona!, Ni de coña le chupo la polla a un tío y menos al guarro este que ves a saber tú desde cuando no se lava y se ha estado pajeando con tus bragas sucias.

Y-¡Anda que finolis nos ha salido el cornudo!. Le vas a comer la polla a Lorenzo y se la vas a ensalivar bien, no quiero que me rompa el coño con ese pedazo de rabo que gasta. Ya me reventaste tú el culo ayer.

Lz-¡Vaya con el machote! Al fin te lo petó. ¡Y yo que no daba un duro por él! Con lo maricona que parecía dándose por culito con aquel cacharro. ¡Ese agujero me lo tienes que enseñar ahora mismo! Ya sabes zagal, sácale las bragas a la moza.

Bruno, que ya tenía un empalme considerable, volvió a obedecer la orden de aquel putero. Al sacarme las bragas, no les pasó desapercibido, a ninguno de los dos machos, la ingente cantidad de flujo que ya se había acumulado en mi raja.

Lz- Joder Laurita, déjame que te lo diga ¡qué gran puta eres! Ponte a cuatro patitas que me como ese chocho peludo.

Y-Está calentito y sudadito. Tampoco me lo he lavado desde ayer, como tú me mandaste.

Lz. ¡Pardiez niña! ¡como tienes el ojete! Veo que te dio bien el maromo, te lo reventó por lo que veo. Lo tienes bien abierto y coloradito. ¿te lo llenó de crema de la rica?

Y-Me cagué Lorenzo. Aún me duele así que no voy a dejar que me petéis el culo hoy. Me moriría.

Lz-Anda zorrita, ahora que ya te lo han abierto, seguro que te gusta más, pero no soy impaciente. Ya me pedirás que te lo abra y te dé, aquí delante de tu novio. Ahora déjame que te coma el potorro, que con lo cochina que eres, seguro que sabe de maravilla.

Y- Bruno, mariconcete, ya sabes qué tienes que hacer.

Mientras Lorenzo hurgaba en mi coño, buscando no desperdiciar ni una gota de mis flujos y quién sabe qué más, Bruno, con cara de asco, se acercó al rabo de Lorenzo y sacando la lengua hizo el gesto de lamer el glande del maduro. Le vino una arcada brutal, casi vomita. El pobre lo estaba pasando tan mal que se le había quedado, de nuevo, una mierda de polla.

Y- Anda Lorenzo, déjame que le enseñe a la maricona de mi novio como se come una buena tranca.

Lz-¡Mejor zorrita! a tu cornudo le has de enseñar como se mama. Con esa boquita de putita que tiene seguro que la comerá de cojones.

Y- ¡Anda Bruno, cabroncete, ven aquí que te pajee!

Mientras le comía la polla a Lorenzo, masturbaba a mi chico, pero en otro arranque de puterío, y no sé cuántos llevaba ya ese fin de semana, quise probar con las dos pollas a la vez. No me cabían en la boca., casi se me desencajan las mandíbulas en el intento. ¡Cuánto mal ha hecho el porno!, pensé. Al final, tuve que hacerlo uno por uno. Elegí primero a Bruno, que parecía aguantar menos y me dejé a Lorenzo para el final, porque era más gorda, su corrida más abundante y mucho más guarrete que mi novio.

B.-Lara, me corro, qué zorra chupona eres. Me corro en tu boca, trágatela toda, nena. Uff

Descargó en mi boca, pero he de decir que mi chico tenía los cojones casi secos, cosa que no me extrañó porque el sábado había sido bestial y aunque es joven, no está acostumbrado a tanto trajín sexual. Luego vino Lorenzo, quien se la había estado cascando, oliendo mis braguitas, ¡cómo no!

Lz-Abre la boca guarra. Diossssss, que corridón bueno te estás comiendo perrita. Como chupa y como traga la muy cochina de tu novia, chico.

Bruno estaba sentado en la mecedora y su semblante ya no era tan radiante como durante la excursión por la montaña. Parecía que ya estaba saciado de sexo.

B- Lorenzo, no creo que Lara quiera que le petes el culo y yo tampoco te voy a dar el mío. Lo siento. Creo que hemos cumplido con creces y te voy a pedir que nos dejes solos.

Lz- Hostia tío, ¡me vais a dejar ahora con la calentura! ¡la tengo al palo! Sinceramente, quiero follar con tu novia y contigo. Me gustáis mucho. Pero tienes razón, sois la pareja más cachonda con las que he follado y lo he pasado de cojones. Vaya zorrita bonita que es tu novia, cachonda, morbosa y sensual. Está muy rica, tío. ¡Cuídala mucho! ¡Con lo joven que es y lo que sabe de sexo la bicha! Vas a tener que darle mucha caña tío o consentir, si no quieres que se vaya con otros. Cuando queráis, podéis venir por aquí que le dé un buen meneo y tú si quieres, pues también, ya sabes, jajaja.

Daba la impresión de que aquellos dos machos estaban compinchados. Era como si Bruno hubiera consentido, de antemano, que Lorenzo tuviera sexo conmigo, pero sin dejar de tener él la sartén por el mango. Lo que, quizás, mi novio no calculó es que me gustara tanto ser follada por aquel tío. Mi opinión también debería contar y así se lo manifesté a ambos.

Y-Bueno. Algo tendré que decir yo, ¿no?

Lz y B- ¿Qué?

Y Bruno, cabrón, tú me has entregado a este cerdo que folla como los dioses, así que, ahora, yo no me voy de aquí sin que me vuelva a empalar con su gorda picha.

Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en la cara de Lorenzo y la de Bruno, que al principio puso cara de circunstancias, se tornó picante y maliciosa. Algo estaba pensando.

B-De acuerdo zorra, pero quiero que te lo tiras tú a él. Que le cabalgues, como haces conmigo.

Lz-Por mí no hay problema, si ella quiere. Vamos al catre y te empalas.

Eso hicimos. Lorenzo se tumbó en la cama con el rabo apuntando al techo. Yo me subí a horcajadas sobre él y me dejé caer de golpe sobre su polla. Aquella enorme verga del cabrero me entró hasta el fondo. Empecé a cabalgarlo. Subía y bajaba con aquel rabo en mi interior. Pa’rriba y pa’bajo. Que placer me daba el cabrón. ¡Que palote más duro tenía el maduro aquel y que bien sabía usarlo!

Y-Lorenzo, me voy a correr, quiero correrme contigo, Aggh me viene ya, me meo de gusto

Lz-Venga zorrita, córrete, que aún te caerá algún polvete más. Vamos guarrona, méate.

Me corrí. No tan a lo bestia como en otras ocasiones, pero lo disfruté mucho. Estaba cansada, pero seguía ensartada por el enorme rabo de Lorenzo. Me dejé caer sobre su pecho, para morderle los pezones. Ingenua de mí, porque con esa postura provoqué lo que iba a venir. Mientras Lorenzo empezaba a bombearme nuevamente y a despertar mi placer, mi culo en pompa quedó expuesto. Bruno, estaba preparado. Tenía el rabo duro, lo noté cuando me golpeó con él los cachetes. Se había untado lubricante en la seta y el rabo. Me empaló por el culo.

Se me nubló la vista del tremendo dolor que sentí. EL cabrón de mi novio, aprovechando que tenía el agujero aún abierto por la follada del día anterior, me la clavó enterita de una sola estocada. Jamás pensé que pudiera hacer una doble penetración. Aquello era cosa del porno. Eso no me podía estar pasando a mí. Bruno llevaba la voz cantante en la doble follada. Cuando me culeaba, su polla me llegaba al fondo del recto, pero es que la de Lorenzo, me llegaba al fondo del útero. No voy a aburriros contando nada más, sólo recuerdo mucho dolor y más dolor. Sólo sé que aquellos dos cabrones acabaron viniéndose uno en mi culo y el otro en mi coño. Cuando se salieron de mí, quedé en la cama, perdonadme la expresión, hecha una mierda. No gocé el polvo de Lorenzo y mucho menos el de Bruno.

Lorenzo se vistió y se marchó, sin más. Sabía que aquello no me había gustado. Cuando me quedé a solas con Bruno, me tiré hacia él como una leona, una de esas heroínas vengadoras y comencé a golpearle una y otra vez. No pudo esquivar la lluvia de puñetazos: uno de ellos alcanzó su boca y le partí el labio. Sangró un rato, pero no le hablé en todo lo que quedó de tarde y por la noche, aunque ya más relajada y consciente de lo sucedido, me dediqué a ignorarlo y me negué a cualquier tipo de cariño de él.

A la mañana siguiente se me había pasado todo el enfado, aunque tuve dolor cuando fui al retrete. Nos levantamos, fuimos a la poza a darnos un baño y cuando volvimos a la cabaña Lorenzo nos esperaba en la puerta con una botella de leche, recién ordeñada.

Y- No será tuya, cabrón

Lz- Pero mira que es cochina esta novia tuya Bruno. ¡Cómo la voy a echar de menos!

B- Gracias Lorenzo. Eres muy amable.

Lz- Esta es vuestra casa. Cuando queráis, no tenéis más que avisar. Os estaré esperando.

Recogimos las cosas y nos despedimos de aquella cabaña, templo del sexo, jajaja. Lorenzo nos bajó al pueblo. Comimos en el bar dónde había empezado todo y volvimos para casa. En la caravana que encontramos de vuelta, me atreví a decirle a Bruno.

Y- Gracias por todo cariño. Siento haberte lastimado. Este fin de semana he disfrutado plenamente del sexo.

B- Quiero pedirte perdón por tomarte por el culo contra tu voluntad. Yo también lo he pasado muy bien. Ha sido una auténtica aventura sexual: ha habido cosas que me han gustado y otras que no. Como ya te dije, quería compensar tus días sin sexo. Seguí el rastro del ordenador y vi que el sexo con tíos maduros era recurrente. Por eso, aunque quizás no elegí al tío más guapo del mundo, sabía que Lorenzo cumpliría. Sabía por Alberto que era un putero y él mismo me comentó que creía que en más de una ocasión se había follado a su novia. Te confieso que yo también he cumplido una de mis fantasías: verte gozar con otro hombre. Ya estoy satisfecho.

Y- ¡No sabía que me espiabas! Pillo. Eres un sol Bruno. Te digo que lo he gozado de verdad. Yo también tengo fantasías y quiero cumplirlas contigo: como por ejemplo verte con otra tía.

B- Tú eres una loca Lara. Me estás dando miedo, pero me gusta tu fantasía. ¿me dejarás elegir a la churri? Jajaja. ¡Te quiero Lara!

Y- Ya te estás poniendo tonto otra vez. ¡Ya veremos! Según te portes, pero ya tengo alguna candidata, jajaja.

B- ¿Tu amiga Alicia? con esas tetorras ricas.

Y- Calla ya y mira la carretera, que aún tendremos un accidente.

Llegamos a casa y volvimos a la rutina. Bruno a su trabajo y sus estudios y yo al curro.

Bruno ha vuelto a hacerme el amor, si no todas las noches, casi todas. Sé que algunos os lo estaréis preguntando, así que os diré que sí: mi novio volvió a petarme. Esta vez con delicadeza, tanto, que casi lo gozo.

En estos días, yo estaba tan radiante de feliz que no pasó desapercibido a mi compañera de trabajo y amiga Alicia, la de las tetorras ricas para Bruno. Una rubia, teñida, en la treintena, con buen cuerpo y unas buenas tetas que son las que a Bruno le pone tan tontorrón y siempre se las mira. Su pareja, Juan Luis, es un tío muy cachondo, sin llegar al nivel de guarrerías del cabrero, siempre tiene el comentario picante en la boca. Físicamente no está mal, es un poco más bajito y rechoncho que Bruno, aunque según mi compañera calza una buena herramienta. Alicia me pilló por banda en el vestuario del curro y tuve que resumirle el porqué de mi felicidad, ocultando algunos detallitos, claro. Se puso cachonda, ella misma me lo dijo. Resultado de aquella conversación fue que, después de hablarlo con Bruno, las dos parejas quedamos para pasar el puente de diciembre en la cabaña de Lorenzo. Pero no fue posible. Ya estaba ocupada y acordamos subir en el siguiente puente.

Contar toda mi experiencia ha sido un poco agotador para mí, pero compartirla ha sido un placer. Agradezco a todos los que comentáis mis relatos que me dediquéis un ratito de vuestro tiempo. Me han servido de motivación y me he permitido ayudarme de algunas de vuestras expresiones para plasmar sensaciones en el texto..

Besos húmedos.

Lara