A mi nivel
Me imagino los cuerpos que van en esos zapatos, no es que me gusten los zapatos, me gustan lo que hay dentro de ellos, y sobre todo encima de ellos.
A mi nivel
Me imagino los cuerpos que van en esos zapatos, no es que me gusten los zapatos, me gustan lo que hay dentro de ellos, y sobre todo encima de ellos
Soy un pobre de esos de pedir, de esos que están a nivel del suelo, y solo veo zapatos y más zapatos. Calzado que se mueve, me esquiva y casi nunca se para. Me dedico a pensar en los seres asociados a esos zapatos.
Los mendigos somos tipos un poco raros, al principio nos sabemos caídos en la desgracia, pero luego ya vemos que nuestra existencia sale para delante y mal que bien nos consideramos unos profesionales. Se que hay que estar humillado, sin mirar a la cara a los transeúntes, y en todo caso solo elevar el rostro en una mueca de agradecimiento, cuando una miserable moneda cae en el cartón.
Las horas pasan casi tan lentas como cuando trabajaba, lejano recuerdo de un tiempo distinto, mientras rezongo una retahíla, que las viejas piadosas creen que es una plegaria, y mi mente se pone a fantasear.
-Por amor de Dios, déme para comer
Me imagino los cuerpos que van en esos zapatos, no es que me gusten los zapatos, me gustan lo que hay dentro de ellos, y sobre todo encima de ellos. Cuando veo calzado fugaz de fino tacón, me imagino piernas elegantes unidas a un tronco poco trabajado, de mujer que no ha tenido que encallecerse ni agrietarse las manos para trabajar, mujeres en lucha constante para mantener el culo a raya. Lo malo es que esas nunca se paran.
-Señora, no puedo trabajar
Yo a esas si que me las trabajaba. Los parias también tenemos derecho al sexo, y a imaginarnos quimeras. La gente sueña con actrices y actores, yo no voy tan lejos, me bastaría faenarme a cualquier poseedora de botas de tacón y punta imposible. Seguro que es una mujer de mediana edad, aún joven y que estaría encantada de verse horrorizada bajo mi mugriento cuerpo, y que mi rabo le llenase su coño hambriento, anhelando llenar su cuidado vello púbico de liendres.
- Señora, soy lisiado y
En esas ocasiones es inevitable tener una erección. Tentaciones tengo de levantarme y sacármela en medio de los cardúmenes humanos que transitan presurosos y cascarme una paja. Me contengo, uno esta desequilibrado pero no tanto, además ¿Como explicaría luego en comisaría, que es una actividad filosófica el masturbarse en público? Algún miembro de la corriente cínica, solía realizar este tipo de happening en medio del ágora para escándalo de los buenos atenienses. Ya no me acuerdo quién era, y eso que uno tiene estudios, estudios que por cierto no me evitaron el desarraigo y la defenestración social.
-Señor guardia, ya me voy, ya me pongo en otro sitio
Sigo con la cabeza gacha, veo nuevos pies, pies y tobillos deformes de viejas, a veces anchos y deformes, otras huesudos y anquilosados, desde luego muy poco sugerentes esos pies juanetudos y torpes, si bien suelen corresponder a los cuerpos mas generosos en dádivas, los que me dan para vivir: Una cosa es la obligación y otra la devoción. Estas buenas y decrepitas mujeres no me estimulan la libido ni lo más mínimo, y eso que seguro que ellas pese a sus años también tendrán su ardor. Uno de los tíos con los que coincido en el albergue estuvo de medio querido de una de estas. La muy viciosa le chupaba la cola con una boca desdentada que debía dar grima, joder, se me ha quedado bajo mínimos la virilidad. Mejor no seguir por esos derroteros de la mente.
-Señora, déme una limosna, que no me lo gastare en vino .
Es lo bueno de limosnear en un barrio bueno, si estuviera en un bario obrero no me darían ni una perra, aquí sin embargo las dádivas abundan, y las piernas enfundadas en medias caras proliferan. Las niñas pijas evitan pisarme con un chillidito de horror. Menudo chillido iban a pegar si las pillara .Mucha ropa de marca pero con el culo en pompa y a cuatro patas casi todas las hembras son iguales. Unas huelen mejor y más caro que otras pero si les acercas bien la nariz al coño, casi todas huelen a lo mismo.
- Señorita, señorita, algo para tener algo
A la salida de la misa, veo las parejas jóvenes arrastrando dos o tres criaturas, como se conoce que son religiosos y con dineros, gente de orden. Los putos pies de los niños siempre se quieren tropezar en mi, la madre les regaña con voz meliflua y musita algo sobre la indecencia de los vagabundos borrachos, A esa rubia laqueada le echaba un polvo que le dejaba el pelo fijado para siempre. Seguro que el maridito le pone los cuernos con alguna mulata tetada que tienen de asistenta.
-Vamos dadme vuestro óbolo, sed buenos cristianos ..
Ahí viene el cura, seguro que me suelta una charla, habrá que aguantarle para que me deje seguir pidiendo a la puerta de su antro. Este seguro que se trajina a más de una de estas urracas, o al menos seguro que se hace unas pajas tremendas pensando en sus culos redondos.
-Si padre, esta noche iré al albergue de las hermanas pías
Joder, el quiosco de las monjas no esta mal. La sopa que dan no es solo agua, lo peor es que insisten en que hay que ducharse. Por menos de nada esas beatonas tienen una cámara para deleitarse con culos y pollas, y seguro que además les pone que estemos llagados y medio escrofulosos.
No madre, no he bebido vino ¿quiere olerme el aliento?
Eso quisieras tú, guarra, que te metiera mi lengua con sabor a vinacho barato en tu coño peludo. Que te retorciera los pezones de tus blancas tetas con mis dedos de uñas negras y rotas.
Las muy ingenuas tienen mucho cuidado en separar hombres y mujeres, por mi no hay cuidado, joder a hembras deshechas, y medio sidosas no me va. La ultima con la que folle, la Mariana, en un parque, entre arbustos y bolsas de basura, la puse de culo para no verle la cara babeante. En ese mismo parque hay putas negras que abordan a la gente, a mi cuando me ven me esquivan, yo las silbo, las achucho, sobre todo si el chulo no esta por ahí, que algún día ya me he llevado una hostia.
-Vamos putita, un polvo o si quieres una mamadita, que te crees que no te iba a pagar .
Luego están los albergues del ayuntamiento, buaj. Muy buen rollito, pero las botas del vigilante jurado siempre están ahí, para dar por culo. En cuanto montas un poco de bronca ya te están echando a la calle. Luego los voluntario/as de organizaciones sociales, colegas de boquilla, pero ninguna de esas se dejarían tocar la entrepierna por uno de nosotros. Luego se quitan sus impolutas ropas y se ponen otras más finas aún y se van a comentar lo pobrecitos que somos, mientras se meten unas rayas.
-Oye, tú, ¿Tienes algo de costo?¿Una chinilla? que si, que si .
Prefiero dormir fuera, entre cartones, protegido por una tapia, abro los ojos, las patas de algún perro, su lengua me chupa las manos con restos de grasa de la lata que cene. La dueña llama al chucho. Por menos de nada el perro se habrá meado encima de mi. Yo a tu dueña le meaba en la boca.
Vete por ahí, bicho a lamerle el coño a ella
Amanezco bajo mi concha de material reciclable, cartones, plásticos y periódicos, la escarcha cubre el descampado. Otros tipos, con botas desfondadas y sin cordones, colegas de oficio, pululan por ahí. Uno se calienta dándole a la mano, anda que ya son ganas de empezar así el día.
-Vete ahí a lado, al colegio de niñas, que sepan pronto lo que es una polla
Me arrebujo con unos trapos, me bebo el resto del cartón de vino, a ver si así puedo dormir un rato más, me levantaré cuando haya más sol, que estoy muy cansado.