A mi mujer la gozó un Joyero guapísimo
Un joyero le ofrecio mas que lindas joyas a mi esposa Angelica y ella disfruto y gozo plenamente...
A mi mujer la gozó un Joyero guapísimo
Esto me pasó sin quererlo y fue una sorpresa que me dejó pasmado y sin saber qué hacer, porque la verdad es que fue algo fuera de lo común.
Con mi esposa Angelica hacíamos el amor todas las noches y nos imaginábamos tantas cosas para hacer la relación sexual menos monótona, pero tanto ella llegó a imaginarlo y a desearlo que fuera real que al fin pasó.
Cuando hacíamos el amor, debo confesar que ella me pedía más, a pesar que yo había sido su único hombre, ella tenía ideas de miembros varoniles mucho más grandes y yo tuve la culpa, porque en la cama cuando estaba más excitada, yo le decía: imagínate que es una verga de 20 centímetros de largo y tan gruesa que te entra a la fuerza y cosas así para hacerla sentir mejor y más arrecha. Siempre me ha gustado verla excitadísima.
Un día Angelica me dice, oye, hace unas dos horas llamaron a la puerta y era un señor que vende joyas de oro y plata y las da a crédito, me gustaría que me sacaras un collar lindísimo y es barato y si es a plazos, mejor. Para verla contenta acepté. El señor volvió en la tarde y se hizo el trato. El quedó en venir todos los días a cobrar el mínimo. Yo me quedé pensativo porque este señor miraba mucho a mi mujer y ella se reía por todo, es decir, que le estaba coqueteando. La verdad sea dicha, este hombre era un trigueño alto, de buen cuerpo y de rostro como dicen las mujeres, guapísimo. Por la noche nos tomamos unos tragos y mi mujer Angelica quiso fantasear como otras noches. Me dijo que si la dejaba imaginarse algo nuevo pero no me lo iba a decir. Así fue la cosa y esa noche estuvo maravillosa y más arrecha que las otras noches, pero empezó a pedirme que se lo meta más y mis 15 centímetros estaban todos adentro de su sexo. Se levantó insatisfecha como pocas veces y me dijo que un día de estos le comprara un consolador de 20 centímetros por lo menos. Me enojé con razón diciéndole que que le pasaba ahora si antes no pedía tanto. Respondió que si le gustaba mi verga pero que no podía terminar como quería, que le hacía falta algo más grande. A los pocos días me dijo que el joyero le había traído más joyas para que las viera, yo no acepté y ahí quedó la cosa.
El sábado siguiente al salir de mi turno a las 4 de la tarde, encontré al joyero en la sala mostrando un paquete de joyas en una franela, pero lo que me sorprendió fue encontrar a mi mujer en una ropa poco común para recibir visitas. Tenía puesto una blusa roja semi-transparente ajustada que le cubría solamente hasta más abajito de los senos, y sin brasier, notándosele con toda claridad sus pezones marroncitos que tanto me gustan y una minifalda negra tipo licra que se le pegaba al cuerpo. Y el colmo de los colmos, al levantarse a recibirme pude verle hasta la tanguita rosadita que llevaba puesto. La verdad es que cada que la veo con esa ropa se me daña la mente. Al decirle que fuéramos un momento al cuarto, se dio la vuelta y casi me caigo de la sorpresa. Se le notaba con toda claridad la raja de las nalgas. En definitiva, se había vestido así para que la viera el joyero.
Al reclamarle por que se había puesto esa ropa, me dijo que ella me esperaba así vestida porque me gustaba que se pusiera esas dos piezas tan provocativas y que cuando llamaron a la puerta pensó que era yo y la abrió, que nunca se imaginó que era el joyero y que no le quedó más remedio que dejarlo entrar por educación. Bueno, la explicación era lógica y la acepté y ya no podía ponerse otra ropa porque que iba a pensar el joyero. Salimos a la sala y seguimos conversando con el vendedor pero yo ya sospechaba algo.
El empezó a contarnos su vida y que estaba solo en una ciudad extraña. Me dio cierta pena y le invité unos tragos y hablamos de todo un poco, pero precisamente a mi mujer le cogió una pasadera frente a él, que a traer hielo, que al baño, etc., hasta que se asomó a la ventana un buen rato mostrando toda su tanga de hilo dental a través de la falda. El amigo estaba sentado frente a la ventana y yo notaba como la mirada se le iba insistentemente a mi mujer.
Mi mujer me dijo que se iba a reposar un rato al cuarto porque le había cogido un poco la bebida y así lo hizo. Pero el cuarto quedaba a un costado del pasillo que da al baño y no tiene puertas sino una cortina de seda. El joyero cada rato me decía que iba al baño a orinar. Yo ya me sentía mareado y en una de esas fui al baño y que fue lo que vi, mi querida y linda mujer "inconscientemente" se había acostado solo con su tanga dehilo dental en la cama, supuestamente a esperarme preparada, pero precisamente la cama daba frente a la puerta, es decir, que ella estaba acostada con la cabeza hacia la pared y las nalgas hacia la puerta. Mostraba todo al que pasaba, con razón el joyero iba tantas veces al baño. Pero no estaba dormida, lo noté cuando no hice ruido al regresar y ella pensó que era el joyero y abrió las piernas mostrando todo y más de eso. Me hice el tonto y no le reclamé nada. Tomamos hasta cerca de las 10 de la noche cuando le dije que ya me encontraba mareado y que termináramos la reunión. El me agradeció y se fue. Entré al cuarto e hicimos el amor con mi mujer pero la noté apurada porque yo terminara, me pudo el sueño y me quedé dormido.
Mi mujer sabe que cuando me paso de tragos duermo seco que no me levanta nada y ella de eso se confió, pero esta vez no estaba tan borracho, algo me anunciaba peligro, quizás era un sexto sentido. Como a las 11 y 30 de la noche me desperté y no vi a mi mujer en la cama, me quise levantar pero no lo hice y me aguanté acostado, pero noté la luz roja de la sala que siempre pongo cuando estamos románticos con mi mujer. No atinaba por efectos del alcohol cual era la situación, cuando entra despacito mi mujer, se acerca a la cama y me observó por un rato, empecé a "roncar" y ella salió del cuarto. A los diez minutos me levanté despacito, abrí la cortina y miré desde adentro sacando un poquito la cabeza. Estaban sentados en el mismo mueble el joyero y mi mujer, uno al lado del otro, pero no sentados normalmente, se estaban comiendo a besos descaradamente.
Quise salir y actuar, pero algo dentro de mi estupidamente evito un escándalo como si eso importara no es asi? y me quedé donde estaba. Angelica se levantó y quedó frente a él aún sentado, le puso sus senos en la boca y el joyero empezó a mamárselos y con las dos manos le sobaba las nalgas hasta que mi mujer se paró encima del mueble y el seguía sentado. Le restrego su vagina justo en la boca. Alli fue cuando vi al joyero hacerle con un dedo a un lado el hilo dental que llevaba puesto y se le prendió a mamarsela. A pesar de la rabia, inexplicablemente sentí una erección formidable y me dejé llevar por el morbo momentáneo. Estaba en palco de lujo mientras ellos se olvidaron de que yo existía. El joyero parece que le hizo un buen trabajo con la lengua porque mi mujer hizo los movimientos que conozco cuando va a terminar y cayó encima de él satisfecha por conseguir su primer gran orgasmo de la noche. Después de eso, mi mujer o mejor dicho la puta de mi mujer se arrodilló frente a él y le dijo: "pídeme lo que quieras papi, soy tuya para siempre, preñame si quieres" y conforme hablaba le bajaba el cierre del pantalón.
Cuando vio salir la verga del joyero mojada totalmente, empezó a limpiarla con la lengua y a mamarla con deleite y le decía mirándolo desde abajo: "es la primera vez que veo algo tan enorme y grueso, siempre fantasié con tener una así en mi boca y ahora la tengo, mereces que yo te premie con un hijo, preñame por favor!!!". Mamó un buen rato hasta que el joyero la acostó boca abajo en el mueble, yo pensé que le iba a dar por atrás, pero no fue así, se trepó encima de ella, le puso un almohadón debajo, con lo que ella brotó las nalgas, le abrió despacio las piernas y empezó a metérsela por la vagina. La verdad es que yo no puedo hacer eso porque no me alcanza, es decir, acostados no, en cuatro si puedo mas o menos, pero este hombre si que podia, ella acostada de espaldas y él encima de ella, la penetró por la vagina y ella sentía a su macho de turno reposando en sus nalgas y una verga muy adentro de su vagina. Yo miraba como mi querida esposa Angelica se retorcía de gusto y decía en voz baja y contenida para no hacer ruido, "siempre quise que me culearan así, es tan rico y delicioso sentirte....follame y preñame y has a mi maridito Alfredo un cornudin de verdad". La verdad es que cualquier hombre se siente humillado, pero desgraciadamente mi verga no mide tanto (15 cm).
Bueno, hicieron de todo hasta las 6:30 de la mañana. Yo ya estaba cansado y por fin se acordaron de mí. Me hice el dormido, él se fue, ella fue al baño, vino a la cama, se acostó a mi lado y me abrazó. Sentí ganas de reclamarle por lo que había visto pero no lo hice, cosas de la vida. Pero sorpresa, a pesar de haber sido culeada tantas veces, me pidió que le haga el amor, yo creo que lo hizo mas para justificar su embarazo. Me dijo que deseaba hacer el amor conmigo pues aun estaba picada por los tragos y lo que es peor, me dijo lo que siempre rehuye, "quiero que me rompas el culo", como si faltara romperlo. Con la rabia y los celos, le le di con fiereza y deseos y fue tan rico y delicioso hacerlo que pensé que esta mujer puede culear fácilmente con dos hombres a la vez. La verdad es que hace el amor tan deliciosamente bien hecho que cualquiera se enamora de ella. Sinceramente, es bonita y tan rica que provoca comérsela en cualquier parte, pero es mi mujer y la quiero y deseo tanto que no me gustaría perderla. Por tal motivo me resigne a ser su cornudin como asi suele decir cuando he tenido ocasiones de escuchar cuando habla con su ahora amante, el joyero.
Me gustaría saber de gente que sean cornudos y consentidores o tambien de mujeres que hacen a sus maridos o novios cornudos. Por favor necesito que me digan si esto es común o yo estoy fallando.