A mi madre le gusta exhibirse parte 5

Después de que mi madre conociera como era está con un hombre que la dejaba ser tan cachonda como ella quisiera hizo que sus vacaciones durarán para siempre.

"Pasare noches maravillosas", que significaba eso, acaso mi madre planeaba seguir con nuestros "juegos".

Los escuché levantarse de la cama y posteriormente bajar al primer piso, yo estaba desvelado por las actividades nocturnas por ende no me apetecía separame de mi cama.

  • José, cariño, baja a desayunar - escuché decir a mi madre mientras me meneaba para despertarme, me había quedado dormido otra vez.

  • Si, voy - dije mientras estiraba los músculos.

  • ¿Me das mi desayuno antes? - preguntó vo una mueca pícara.

Entendía que se refería a algo sexual pero no entendí específicamente a qué se refería.

  • Quiero mi lechita mi amor.

Tomo las cobijas y las aparto de mi, llevo ambas manos al boxer y lo bajo. Rápidamente me senté en la orilla de la cama y mi madre comenzó a mamar mi verga. Tuvo que parar un momento ya que la arremetidas provocaban el típico sonido con la saliva, conforme confirmamos que ya no hacía tanto ruido fue aumentando el ritmo.

Saco mi verga de su boca y empezó a masturbarme, mi erecto pene estaba lleno de su saliva haciendo que su mano resbalara deliciosamente.

  • Me estás haciendo adicta a mamarte la verga cariño, está muy rica y me encanta tu olor a macho - declaro mirándome con tan peculiar morbo.

Volví a meterse mi verga a la boca y no la saco hasta hacerme eyacular en su boca, con su lengua jugo un poco con el semen para luego comérselo sin más.

  • Que rica leche mi vida, pero ahora a desayunar, si no valla a venir tu padre.

  • Si.

  • Adelantate, tengo que ir a limpiarme, no valla ser que tú padre se de cuenta.

Asentí con la cabeza y me dirigi hacía el comedor.

  • ¿Te agarro el sueño? campeón - me preguntó mi padre en cuanto llegue con el al comedor.

  • Si, pa.

  • ¿Y tú mamá?

  • Paso al sanitario.

  • Está bien, esperemos que no tarde.

Después del desayuno mi padre se dirigió al trabajo quedando en casa solo mi madre y yo.

  • ¿Que quieres hacer? cariño.

  • ¿Lo que tú gustes?

  • ¿En verdad, lo que yo quiera?

  • Si.

Se quedó pensando unos momentos.

Vamos al calvario (este es un parque, a un par de kilómetros del centro de la ciudad, se localiza en una pequeña montaña, con frondosos pinos y encinos).

  • Si, me gusta la idea.

  • ¿Me ayudas a elegir que ponerme?

  • Claro que sí.

Nos dirigimos a su habitación, pase a la mia por la caja de "juguetes", y la lleve.

  • ¿Que quieres que me ponga? - preguntó.

  • Este - dije tomando un plug anal, después un huevo vibrador.

  • Ayudame a ponerme esto - en las manos tenía un par de arneses para sumisa.

  • ¡hay! No cariño... No aguanto, dame verga.

Aún no acababa la frase cuando se me abienta encima, caí a lo largo de la cama. Mire a mi madre irreconocible, estaba desesperada por desnudarse, no quise quedarme atrás, hice lo propio con mi ropa.

Mientras caminaba hacia mí, ella decía.

  • No sabes cómo me gusta que me des verga, después de tanto tiempo que tú padre no me ha tocado.

Subió encima mío, tomo mi verga tras de ella y se la coloco entre sus labios vaginales, bajo las nalgas y de esta manera provocó que la penetrara para continuar con un ritmo de penetración acelerado.

Era curioso que años atrás los pechos que se posaban frente a mí me alimentaban y por ello abrí la boca para que su pezón derecho entrará y empezará mamarlo.

  • Si corazón, que rico me mamas las tetas.

Después de estar cabalgando, mi madre se separo de mí, está vez se puso en cuatro, esperando por mí.

  • Anda cariño, has me la colita.

Se agarra una nalga dejando totalmente a la vista su culo salpicado por sus jugos vaginales mientras que por sus piernas corría un hilillo viscoso.

  • Lléname de leche mis hoyitos.

Creo que no lo había pensado, realmente mi madre era cachonda, era deshinibida, le gustaba coger, no sé si a causa del abandono de mi padre o si era una circunstancia de siempre que despertó al sentir el deseo de aquellos albañiles. pero el caso es que yo lo estaba disfrutando y le ayudaba a satisfacer sus necesidades sexuales.

Como si de un perro se tratara me dirigi a mi madre y tal como estaba la tome de las nalgas y lleve mi cara a su entrepierna era maravilloso su olor a hembra en celo. empecé a lamer de su vulva al culo.

le bese aquel orificio rugoso para al terminar succionarcelo.

  • Suspiro y dijo - hay cariño - volvió a suspirar - que delicioso mi amor.

Al separar mi rostro de sus nalgas me di cuenta que de su vagina escurrían más jugos vaginales.

me acosté boca arriba poniendo mi boca bajo su vagina y sugetandome de sus piernas empecé a mamar cada mililitro de aquel líquido que me sabía a gloria.

  • Si mi amor. Mamale la conchita a mamá, que rico me das lengua mi amor.

La voz de mi madre era cada vez más entrecortada.

De un momento a otro mi madre empezó a mover las caderas de adelante hacia atrás y fue acelerando el ritmo hasta presionarse contra mí, sentí como sus jugos se hicieron más abundantes, sus ojos se habían cerrado disfrutando de su orgasmo.

Para mí era plena gloria ver las moecas de placer de mi madre.

Apenas terminó su orgasmo y se levantó, espere espectante, ella solo se dio vuelta y se volvió a agachar sobre mí, bajo la cabeza y engulló mi dura verga para formar un 69.

No sé por cuánto tiempo estuvimos disfrutando del sexo oral, lo que si supe era que mi madre quería tenerme dentro suyo nuevamente, pues con voz de hembra en celo me dijo.

  • Ya cariño, métemela.

Se volvió a separar de mí, bajo de la cama y apoyandose paro las nalgas, rápidamente también baje y fui atrás de ella. la tome de la cintura y empecé a penetrarla fuertemente.

Los gemidos me hacían saber que ella disfrutaba de la fricción de mi verga con sus paredes vaginales, después de varios minutos más, mi madre, exigió le hiciera la colita, como lo había pedido antes.

  • Espérame, deja te lo dilató.

Empecé a masajearle el culo con el dedo índice, trataba de meterlo, hasta que lo conseguí, seguí masajeando sus paredes internas y este se habría más.

  • Ahora sí.

  • Le puse el glande, en el pequeño orificio abierto que se había formado. Comencé a empujar y poco a poco fue cediendo, yo solo escuchaba a mi madre suspirar.

apenas entre en su culo y espere a que se hamoldara a mi verga. empecé a arremeter de nuevo con fuerza.

  • Si mi amor, que rico... Que rica verga tienes mi amor. Que rico me haces disfrutar.

Realmente estaba excitada, los fluidos en el piso lo constataba.

Sentí que me venía, saque mi verga del culo de mi madre y selo metí en la vagina, acelere el ritmo hasta correrme dentro.

  • ¡Ha...! ¡ha...! si mi amor, lléname.

Giro la cabeza buscando mi boca, mientras me corría dentro suyo nos besábamos apasionadamente.

Mi cabeza reposaba sobre su espalda.

Después de algunos minutos nos separamos.

  • Me voy a bañar y salimos ¿si?

  • No, nada más limpiate - le pedí. - Quiero que vallas con la vagina llena de mi semen.

Después de quedar mirándome por unos instantes, sonríe y dice.

  • Claro que sí mi amor. Lo que guste mi hombre.

Sale hacia el sanitario con una toalla que toma de su clóset. Escucho que abre alguna llave de agua y vuelve a entrar a la habitación, se para frente a mí y empieza a limpiarse delicadamente.

  • Pásame los juguetitos, mi amor.

Tome el plug y el lubricante, se lo iba a dar en la mano, pero se dio vuelta y se inclino, dejando su culo a mi disposición.

  • Metemelo mi amor.

coloque el lubricante y procedí a meterlo en su culo aún con cierto grado de dilatación y Continúe con el huevo vibrador.

De la caja saco un par de arneses negros para sumisa.

  • Ayudame a ponermelos.

Acomodé sus pechos para que quedaran presionado por un par de arneses que corrían de lado a lado, y un par más por cada teta, estás bajaban del cuello hasta por de bajo de sus pechos.

Saque una tanga blanca de tela lisa, encima de ella un arnés tipo liguero que precionaba sus piernas cada cinco centímetros, desde la ingle hasta por encima de las rodillas.

Una blusa de tirantes y una falda corte A cubrieron los arneses. Aún que no se transparentaba nada, si se marcaban los relieves de los pezones y arneses.

  • A ver - dije levantando su falda, para mirar sus nalgas.

Salimos de casa y subimos al auto.

La carretera a la ciudad no estaba muy transitada y eso a ella le alegro pues me miró y llevo las manos a mi pantalón, bajo el cierre y empezó a mamar.

  • Disculpa cariño, pero valla que si me encanta mamartela.

  • ¿Siempre has sido así de cachonda? - le pregunté.

  • Si, aún que por tu padre siempre me he portado bien, hasta ahora que tú me has ayudado a disfrutar de mi sexualidad y... escúchame bien. Ahora además de ser tu madre también soy tu mujer y mientras tú padre no me toque solo a ti te pertenece mi vagina.

Lo que acababa de escuchar me desconcentró, perdí la cordura, solo quise besarla. afortunadamente no ocurrió nada.

En el centro comercial caminamos como dos novios, tomados de la mano.

...

Aquel día no era como cualquier otro mi padre había terminado la masión en la cuál mi madre había dado consejos para decorarla y por ende había sido invitada a la comida que se había preparado para los albañiles, carpinteros, plomero entre otros trabajadores.

Mi madre vestía unos jeans ajustados, botas de tacón hasta las rodillas, una blusa escotada color vino. Me excitaba saber que aquella mujer que provocaba erecciones y deseos era cogida por mí, la celebración paso sin mayor novedad, con la respectiva borrachera de la mayoría de los presentes, incluido mi padre.

Aquella noche llegué pasada la media noche y dormí solo.

...

Cuatro meses después. Mi madre estaba en posición de perrito y mientras la penetraba acariciaba su pansa de tres meses.