A mi hijo le hice el amor

Hetero, filial-madre-hijo. Una mujer relata su experiencia sexual con su hijo después de bailar y beber hasta muy tarde, compartiendo la misma cama de hotel.

Hice el amor con mi hijo.

Hetero, filial-madre-hijo. Una mujer relata su experiencia sexual con su hijo después de bailar y beber hasta muy tarde, compartiendo la misma cama de hotel.

Estimados señores de "todorelatos", debido a mi vivencia e influenciada por su página me he visto en la necesidad de compartir mi historia, que de alguna manera es similar a las vivencias de otras parejas incestuosas, pero que contarlo me proporciona cierto alivio y por que por intermedio de mi relato pudiera compartir con otras madres como yo ese desahogo (y por qué no con hijos que hayan tenido esta vivencia). Soy una mujer madura, divorciada y madre de dos hijos, una es casada y el otro vive conmigo. Yo trabajo, no soy una belleza de mujer ni mucho menos un monumento, pero, creo que me conservo muy bien, y en el trabajo no faltan hombres que creo que apetecen mi cuerpo y en vista de mi posición me hacen "esas" proposiciones, pero siempre trato de no darles confianza y estar seria, es mi defensa.

Mi hijo es un muchacho de 18 años y lo amo mucho. Es como todo muchacho de su edad, pero ha asimilado con dificultad la separación de su padre. Por alguna razón y sin malicia, sé que entre sus muslos tiene una prominencia que resalta, teniéndolo en casa todos los días, de seguro que me he dado darme cuenta de ello. Lo que nos sucedió pasó fuera de casa. Tuve una semana libre y fuimos mi hijo y yo de viaje a visitar a unos parientes que nos hospedaron en su casa. Nos divertimos bien, es un hermoso lugar, relajante comparada con la ciudad.

Al cuarto día en la noche nos invitaron una pareja de amigos a un centro nocturno, bailamos, bebimos, pero a eso de media noche ellos quisieron retirarse pero mi hijo seguía bailando con unas muchachas del lugar, y como nosotros estábamos hospedados relativamente cerca, decidimos quedarnos un rato más y ellos se fueron, al verme sola también bailé con alguno que otro caballero. Una hora más tarde estábamos mi hijo y yo solos en nuestra mesa charlando del viaje, etc., y... empezamos a bailar. Me sentía muy cómoda, riendo con las ocurrencias de mi hijo y alejada de los problemas cotidianos de casa.

Yo estaba con un vestido que me cubría un poco más debajo de la rodilla, de vuelo ancho con tiras en el hombro, un saco que estaba sobre la silla, medias negras y unos tacos que bueno, levantan un poco el pompis. En realidad los dos nos pasamos un poco de copas pues nuestros bailes se hacían torpes, sobre todo yo que a cada momento me recostaba en su juvenil cuerpo y bailábamos abrazados. En una de esas circunstancias, nuestros muslos estaban intercalados y en ese momento se me fijó en la mente el "bulto" que tantas veces le he visto a mi hijo. El lugar era oscuro y los tragos, el calor, no sé exactamente cómo fue, pero mi torpeza unida al roce de su cuerpo empezó a despertar el deseo sexual ya, por mí largo tiempo olvidado pues hacía mucho que no sentía nada igual. Yo reía de todo como una tonta.

En un baile muy lento estábamos los dos muy pegados, él me abrazaba fuerte por la cintura en una de esas yo estaba de espaldas a él, recuerdo que fumaba nerviosa, pues mi... culo, mis nalgas estaban en contacto con su... cosa, que la sentía con claridad y eso me excitaba, voté el cigarrillo, me di vuelta y seguíamos bailando, yo lo tenía por el hombro y con mi otra mano le revoloteaba el pelo de la nuca, pegada a él sentía que tenía su pene despierto, yo ondulaba mis caderas al bailar, en el siguiente baile, repetimos lo mismo y esta vez en ese danzar, con un movimiento la sentí entre mis partes. En ese instante se me vino la cuestión moral pero mi cuerpo no obedecía y, al compás del baile, seguí y comencé a refregarme maquinalmente contra él con suavidad queriéndolo sentir sin hablar nada. En ese momento realmente podría dar la sensación de que estábamos follando mi vagina estaba empapada y me mojaba el calzón, mi respiración se hacía pesada no sé cómo tendría la cara, la oscuridad escondía mi desvergüenza, y él con discreción empezó a presionarme la verga. Por fin él me pidió irnos a otra mesa con alguna excusa tonta y nos situamos juntos en un rincón apartado y bastante oscuro. Volvimos a la charla amena nos reíamos, y yo me recostaba en él al reír, él me tenía abrazada, yo le acomodaba los cabellos, (y eso que era oscuro, jajaja...) y sin mediar palabra me cogió por los hombros con su brazo izquierdo me atrajo hacia sí, nos miramos, sonreímos, dijimos cosas ininteligibles y... me dio un besito en la boca y luego otro tras un sorbo de vino. En verdad debió ser un beso con la inocencia de los otros pues no es raro darse un beso madre a hijo, pero estos tenían un sabor especial que lo mantuve abriendo un poco mi boca y queriéndome comer sus labios, todo en un instante. Me tenía fuerte por la cintura con su brazo, pedimos un par de copas más, le di otro beso y le dije vamos a bailar, y después a casa.

De nuevo en el baile, me abrazó y esta vez abrí un poco más las piernas para acomodar a su dureza, era algo inexplicable y del todo reprochable lo que yo incitaba sin ningún escrúpulo de que fuera mi hijo, mi ansiedad, las copas y abstinencia me dirigían y lo sentí de nuevo, se sentía un bulto enorme y grueso que me punzaba por debajo del ombligo y luego bajaba un poquito y me transportaba y la subía pegada a mí (él es ligeramente más alto), luego me puse otra vez de espaldas a él y me puso la verga de frente en la división del culo y bailábamos así, si se le pude llamar baile a eso, con descaro pero como no dándonos cuenta de nada, como estúpidos. Yo me mojaba la zorra con estos contactos "disimulados".

Fuimos luego al rincón y nos sentamos muy juntos el uno del otro, él me tomaba de la cintura y yo me pegaba más a él, pasé una de mis piernas sobre su muslo derecho y nos dimos un beso corto. Bebimos, hablábamos estupideces, otro beso y mi pierna balanceándose sobre su muslo casi chocando con su dureza, su mano abierta me tenía asida de la cadera, otro beso. Me pidió salir a bailar y yo lo detuve firmemente con un ¡NO! Y mi mano, sin querer se posó sobre su verga, que la agarré con firmeza y al instante sentí un latido de su parte, todo junto, de inmediato retiré mi mano, fue casual, con voz temblorosa le agradecí por esos momentos y le dije que la estaba pasando fenomenal, me acerqué a darle un beso otra vez pero este beso era diferente un beso sinvergüenza, sentimos hasta nuestras lenguas y sin darme cuenta tenía su mano derecha deslizada en mis rodillas, bajo mi falda que se había levantado.

Comenzó una caricia en mi rodilla me lo apretaba dulcemente lo cual me producía un cosquilleo agradable. Dejó de besarme e inició con su nariz un recorrido por mi cabello como oliéndome, luego mi cuello, hombro y lóbulo de la oreja lo que me excitó muchísimo mientras su mano estaba ya más arriba sobre mi muslo, lo sentía suave y tuve miedo de que avanzara en dirección a mis bragas que estaban húmedas lo detuve firmemente. Me puse fuerte para que no siguiera pues yo ya no respondía de mis actos, era demasiado. Esto hizo que él se serenara y como ya era tarde sugerí regresar a casa. Al salir del lugar decidí ir a un hotel pues era de mal gusto incomodar a la familia a esa hora y en ese estado de ebriedad.

Subí las escaleras apoyada en él, en la habitación había un gran espejo frente a la cama, nos miramos las caras y reímos. Me fui a dar un baño me sentía un poco mal por el licor, me di una ducha refrescante y me acaricié todo el cuerpo, y sin poder contenerme introduje primero un dedo luego dos y hasta tres dedos en mi vagina haciéndome una "paja", no podía contener mis jadeos, de pronto entró mi hijo, pero no había cuidado pues tenía una cortina, yo le increpé su actitud, se notaba que él dirigió su miraba a mi ropa tirada en el suelo y creo que recogió mi calzón, húmedo por mis flujos y las olió el muy atrevido, luego se puso a hacer la pila y yo oía sus chorradas, me apuró a terminar para que se bañara él, pero para salir recién entré en razón que no tenía ropa para dormir, y envuelta en la toalla sólo con calzón me fui directo a la cama, algo similar le sucedió a mi hijo. Al terminar salió en ropa interior y luciendo su maravilloso cuerpo juvenil lo que hizo brotar flujos a mi desdichada vagina, vino a la cama, a mi lado.

No podíamos evitar el contacto de nuestras pieles, yo estaba recostada sobre su brazo sin sostén, hablamos, y no sé por qué mi corazón empezó a bombear excitadísima, esto no podía estar sucediendo, me imaginaba cómo sería esa tremenda porra que mi hijo cargaba entre las piernas y, en un movimiento casual, la sentí dura, ¡uf! casi me da un infarto, yo estaba estupefacta, se acercó a mí y me atrajo hacia él, nuestros cuerpos se sintieron desnudos, me dio un beso y me presionaba a su cuerpo, yo le acaricié los cabellos, y le dije que tenía sueño y debíamos dormir pues ya va a amanecer. ¡Rayos! ¡Qué podía hacer, es mi hijo!, por más cachonda que esté o necesite un macho, este hombre era mi hijo, así que me di vuelta de espaldas a él luchando internamente por evitar lo peor. Él pasó su brazo sobre mi hombro y me dio un beso en la nuca, ahh... sentir su respiración en mi nuca, rico y más rico aún sentir su herramienta en mi enorme culo, creo que fingíamos dormir. Me puso su verga en el canal que forman los glúteos pero no la movía, más bien sí lo hacía pero tratando de parecer imperceptible. Se supone que dormíamos, pero la vagina me chorreaba flujo pues su movimiento se hacía más notorio, o tal vez era que yo colaboraba y trataba de acomodarla donde me produzca más placer. Al pasar los minutos habíamos adquirido un movimiento coordinado, era increíble, cuando él empujaba yo apoyada en un muslo elevaba un poquito el culo como abriéndolo y su tremendo paquete se alojaba deliciosamente entre mis nalgas, yo me mordía los labios por no evidenciar mi jadeo. De pronto se alejó un poco y moví el culo arqueándome hacia él y él volvió a la carga, cada movimiento era lento pues fingíamos dormir creo, era estúpido. Nuevamente adoptamos ese movimiento, pero me di cuenta que el muy sinvergüenza (peor soy yo ¿no?) había sacado la pinga de su encierro y me la metía entre las nalgas.

¡Ohhh!... qué pingasa rica, la sentía caliente y me llegaba hasta adelante, me empujaba el calzón mojado y creo que se había formado un hoyito con mis labios vaginales horadados a través del calzón. Quieto, luego me la empujaba 1, 2, 3, luego quieto otra vez (dormir) nuevamente empujábamos 1, 2, 3, quieto, de ese movimiento espaciado pasamos a un movimiento más continuo hasta que le encontramos un espacio entre mi calzón mi vagina y su pene. Ocultarlo era tonto, pues era obvio, por ejemplo yo noté que él se ayudó con el dedo el moverme un poco el calzón para abrirse espacio, pero lo hacía con una lentitud, y yo al levantar mi trasero y ponerla a su disposición era evidente. De pronto volvimos al movimiento espaciado y esta vez el contacto era electrizante y en un movimiento certero me incrustó todo su cabezón, allí contuvimos la respiración y nos paralizamos, y dispuso a sacarla leeentamente y yo como queriendo que no se vaya le seguía con el culo, todo esto en cámara lenta jajaja... era una cosa de locos, de pronto volvió a la carga, yo me elevaba un poco y ahhhhh... qué gruesa (amor, riiica, aaay hijo si supieras cómo me vovías loca, ah si supieras que lo estoy contando).

¡Oh, sí! La sentí caliente y mi humedad hizo que el contacto lubricado permita el paso de su hombría que se incrustaba en mi peluda vagina que ansiosa golosa trataba de aspirar uno a uno los centímetros de su reglamentaria verga, luego la retiraba como quien se toma un aire y volvía con una lentitud que me volvía loca y me desesperaba, a estas alturas yo quería todo más adentro hasta los huevos (pero teníamos que guardar las formas y apariencias) sus manos no me tocaban, nuestro único contacto era sexual. Una parte de mi interior decía, "¡no hijo, NO!", pero mi deseo mi respiración entrecortada ansiaba más, él se detuvo y su cabezón seguía dentro de mí, luego volvió a la carga y me introdujo un trozo más de su rica pichula y no me quedó otra que abrirle (con discreción) más las piernas, tenía mi concha mojada y caliente, a pesar de ello me dolió cuando con decisión como dando una sacudida, de un certero golpe me introdujo casi toda su pingasa en mi interior que me hizo gritar un ¡¡¡AHHH!!!.. sofocada.

Mi chocho recibió con dificultad esta incursión y yo curvaba mi trasero para permitirle fácil acceso, hice un poco más a un lado mi calzón mojado para darle facilidades y volvimos a "coordinar" un movimiento más acompasado y continuo, la sacaba y luego volvía a metérmela al tiempo que yo le acercaba el culo, así una y otra vez, ohhhh qué riiiica que se sentía, hacía tanto tiempo que no disfrutaba tanto de una muy buena verga gruesa que me llenaba toda, y con un aguante que me volvía loca y me produjo un orgasmo monumental cuando sentí que mi hijo se corría como un condenado llenándome la vagina con su espesa esperma lechosa, mientras me cacheteaba las nalgas en cada envión que me hacían aullar de placer.

Al rato me retiró la pieza desinflada y nos quedamos dormidos, cuando él despertó yo ya estaba vestida para volver a la casa de nuestros parientes, sin calzón por supuesto, él se levantó cabizbajo y tras alistarse, nos fuimos sin hablar sino sólo trivialidades. Estaba soleando. En la noche siguiente volvió a suceder algo, en plena casa de nuestros parientes...

De vuelta a casa, todo pareció volver a la normalidad, pero ese hecho a veces me inquietaba y aunque quería reprimirlo y olvidar, no podía, así se me ocurrió como una medida de desfogue, contarlos en Internet a personas que no me conocieran y, me dio resultado por un tiempo hasta que recibí mails y el tema salió a flote otra vez. He recibido por relatar mi experiencia, muchas muestras de comprensión, algún reproche y varias sugerencias de cómo hacer realidad un deseo tal vez insano como es el incesto. Créanme que lo he pensado hacerlos realidad, consejos como ducharme dejando la puerta abierta del baño, pedir a mi hijo que me enjabone la espalda y mostrarle mis curvas y mi amplias caderas, masturbarme con la puerta abierta haciendo ruidos exagerados, o tomar un trago e ir directo al grano, ponerme ropas provocativas, pedirle de frente que quiero hacer el amor con él y agarrarle la pinga etc., etc. y coincidían en que yo debía tomar la iniciativa.

Una cosa es la teoría y otra distinta la práctica, aunque si, he intentado cumplir algún consejito. Pero si siempre he sido de un modo no podía cambiar de un día a otro, tengo miedo de provocar algo que me arrepienta. Como madre lo conozco y sé que algo así le pasa también a mi hijo. El es un chiquillo aún, responsable, un poco inseguro sobre todo por que lo molestan en el colegio sus amigos pues tiene restos de granos en el rostro por el desarrollo, pero está en tratamiento dermatológico, en simpático. Creo que ambos nos reprimimos. Yo tengo la ventaja que sé que él si está dispuesto, no soy tan tonta, las experiencias anteriores me lo confirman, pero creo que es "su secreto" y no quiero provocar un trauma. Sé que hurga los papeles higiénicos que uso después de hacer la pila para limpiarme los labios vaginales. Un día lo llamé para cenar y salió de su cuarto, tenía el rostro marcado como cuando las ligas de mis calzones marcaban mis caderas jajaja... me contuve de la risa, él no se daba cuenta, pero seguro eran de mis calzones sucios que se los había enrollado en su cara para no perderse olor alguno, y eso... me excitaba. A veces sentía que no hacía más que mirarme y creo que era por que nunca se había fijado en su mamá en estas fachas después de lo sucedido, fuera de eso la relación es normal.

A veces jugábamos en mi cama y de pronto me abalanzaba sobre él y le hacía cosquillas, él es a veces muy burlón y nos ponemos a pelear en broma, no correteamos, nos trenzamos y caímos en el sofá, pero no pasábamos de eso. Así que caí en cuenta de que si quería que sucediera algo teníamos que salir de viaje otra vez, pero por ahora no tenemos ese tiempo necesario. Imposible.

Sin embargo algo sucedió hace poco!!!, algo que jamás se me cruzó por la mente que podría desencadenar lo que hoy que les cuento me pone a temblar.

El profesor que conocí en mi viaje vino a la ciudad por unos asuntos y nos visitó a la casa. Me trajo unas cartas y platicamos, lo invité a cenar y al día siguiente a almorzar, todo esto con la presencia de mi hijo claro está. El también me invitó a salir la noche siguiente, lo conté a mi hijo y contrariamente a lo que yo pensaba él "me dio" permiso de ir a divertirme un rato, no se opuso para nada, al menos pensé que se iba a poner un poco celoso, pero no, todo normal.

Bueno, tenía el consentimiento de mi hijo y por mi parte me parecía agradable volverlo a ver, aunque yo creo que le había preguntado a mi hijo con la esperanza que se negara, al final nos dijo "que se diviertan". Y en verdad que este tipo era muy divertido, lo comparaba con mi esposo, este era más caballero y tenía una sutileza para guiarme al tema de la soledad, sexualidad, sus palabras me aletargaban, y no fue difícil robarme un beso. Lo hice con ganas. Bailamos bebimos, pero no mucho, y atacó directo el problema de llevarme a la cama. De plano no acepté, pero el no se dio por vencido, el argumento de sus palabras, y mas aún el de sus manos y cierto deseo mío, y dado que se regresaría al pueblo de mis primos, hizo que yo cediera, honestamente yo tenía ganas también, estaba reprimida y no pensaba en mi hijo en ese momento.

Me llevó a un hotel, y me hizo el amor. Por fin sentía el abrazo de un hombre, sus besos en el acto sexual, sus manos por mis senos, me gozaba a plenitud, me deseaba y me lo demostraba en la cama, fue lindo, es todo un caballero. Hicimos el amor dos veces, la primera muy rápido pero la segunda duró y me dejó plena. Después de entregarme y gozar, tomé conciencia de que era de madrugada!, le pedí que me llevara de inmediato a mi casa, él me dijo que esperara que amanezca bien, pero era imposible, que dirían los vecinos chismosos al verme llegar a esa hora acompañada por un hombre, nooo. Me dejó en un taxi en la puerta de mi casa todo oscuro y se marchó. Entré en silencio a mi casa pero me llevé una gran sorpresa.

Mi hijo estaba tirado en el sofá a esa hora!!, de frío con la luz apagada y se había tomado toda la botella de vino que tengo para hace algunas comidas. Lo desperté, estaba echo un lío, ebrio!!, al fin despertó, pero no quería ir a su cama a descansar, yo lo quería llevar a dormir al pobre lo levanté pesadamente pero al dirigirme a su cuarto se agarró del muro no quería, y me empezó a reclamar por llegar tarde, por demorarme y me decía donde está el profesor y otras cosas más que no le entendía, yo solo quería llevarlo a dormir. El pobre estaba mal, se puso terco. Entonces le dije, "vamos te voy a llevar entonces a mi habitación para que descanses más amplio amor, por favor no te pongas así, mañana platicamos, vamos a mi cama". Recién se soltó (adivinaba por qué) y le llevé a mi habitación, le iba a hacer dormir allí, le prepararía algo para su borrachera y yo me iría a dormir a su cama en su habitación.

Lo acosté, le quité los zapatos, el pantalón, su camisa, cerré las cortinas, en fin, aún faltaba para que amanezca, y al verlo en mi cama sólo en truza me dio cosas, le acarié la piel estaba frío, le hice mimos muy cariñosamente y sobre todo muy maternales, me dio una tremenda ternura y lo veía como un niño, le di un beso, se le notaba cansado y de sueño. Me iba a levantar a prepararle algo antes que se duerma pero me detuvo con su mano, me senté de nuevo a su lado, aún estaba yo con mi vestido con el que había salido, me recosté a su lado, le acaricié los cabellos y su pecho como cuando era niño (le gustaba antes). De pronto me asusté cuando inusitadamente su mano derecha fue a parar a mi cuerpo y la sensación que sentí fue como una descarga eléctrica y susto, pero traté de no darle importancia y lo retiré su mano con suavidad y al mismo tiempo mi hijo había girado un poco en torno a mi y parecía que quería darme un beso (inocente creo), pero le retiré la cara pues en ese instante me impactó su olor a vino, fuerte, pero pareció como que lo rechacé, no quise que pensara eso y lo abracé. Me levanté y salí a la cocina, le hice un preparado para que no amanezca mal, volví y estaba como dormido, le tomé de la mano para que beba pero nada, me eché un rato a su lado y volví a acariciarlo con ternura, había doblado un muslo que estaba descubierto, él estaba de espaldas a la cama y yo apoyada sobre mi lado derecho (hacia su cuerpo), quería acompañarlo un rato antes de irme a dormir, moví un poco mi muslo izquierdo para acomodarme y sin proponérmelo hice contacto con su muslo como abrigándole. Lo miré y me parecía dormido. Estaba quieto.

De pronto algo sucedió en mi, y se que esto para uds. pueda parecerles terrible, de mi parte, yo pensaba muchas cosas de tenerlo así, todo él indefenso y a mi merced, tenía curiosidad, impulso y en un arranque de osadía metí mi mano por debajo del cobertor y le acaricié el muslo con la intención de avanzar hasta su entrepiernas, en verdad solo era curiosidad. Mi mano empezó a sudar y temblar, avancé más entre sus piernas y pude sentir que había llegado hasta su hombría, sentí fuera de su trusa holgada una parte de sus testículos, un bolón peludo, no se sentía su pene, cuantas veces habré lavado esa trusa suya y maquinalmente le tomé de su parte con una mano y con la otra le acariciaba los cabellos conteniendo la respiración.

En ese momento se me cruzó por la mente que tal vez él había aceptado que yo salga con el maestro, tomar un trago, y al volver invitarlo a quedarse en casa, en su habitación y quizás mi hijo y yo -que según sus cálculos debía estar bebida- dormiríamos juntos en mi cama y teniéndome a su merced me haría suya pero que el tiro le había salido por la culata y molesto conmigo se puso a embriagarse solo. Al tiempo que pensaba esto mi mano ya se había apoderado descaradamente de su pene debajo de su trusa, me invadió una fuerte morbosidad por lo que hacía con mi mano, increíble en mi, considerando que hacía unas horas había sido satisfecha sexualmente.

Pasé mis muslos por encima de los suyos, yo se la acariciaba diciéndole suavemente "descansa ya mi amor, duérmete" (hoy que estoy escribiendo esta parte, tengo algunas lagrimas en los ojos). Me invadió una rara sensación, quería a toda costa solo verle la pinga que en mi mano la sentía gordita, se la saqué temblando por un costado, retiré el cobertor y por fin la vi, ya semierecta, me escupí la mano y me regodeé viéndola, examinándola, era gruesa y tenía muchos pliegues en su cabezota la cual estiraba fuerte hacia atrás dejando al descubierto su enorme cipote que crecía más cuando le jalaba para atrás la piel que la cubría, luego la cubría toda y así una y otra vez. Yo sentía unos latidos en mi corazón y ... en mi vagina, le miré el rostro y tenía los ojos cerrados y respiraba por la boca, ni con mi esposo ni con el maestro he mamado una pinga, se que "es normal" eso pero no lo he hecho y ahora me moría por mamársela, pero no soltaba mi otra mano de sus cabello rascándole suavemente y no alcanzaba, solo me la pasaba frotando el pene.

Al leer yo misma mis líneas anteriores me doy cuenta que definitivamente soy "otra mujer" he cambiado mucho. No sé como tomé la decisión de ser cogida en ese instante, estaba muy excitada. Yo estaba prácticamente apoyada sobre su humanidad tenía mis muslos sobre él y sentí que podía hacer sólo un contacto su pene y mi vagina, solo sentirla en mis labios. Tomé la decisión con el corazón zapateándome, me levanté apagué la luz, sólo me saque el calzón pero seguía con mi vestido para reaccionar rápida en una eventualidad, quería pasar su glande por mis labios vaginales. Traje unos cojines y los puse a sus costados. Me apoyé en una rodilla sobre el cojín pues no quería recargar todo mi peso sobre él. Ah, antes le baje su trusa, no fue fácil la parte de su nalgas no podía levantarlo, me molestaba su trusa y se lo bajé un poco cuanto pude, yo estaba a su altura así que apoyada sobre mi rodilla derecha pasé la izquierda a su otro lado, por cada movimiento que hacia me detenia un rato, ya acomodada con las rodillas sobre los cojines, tomé con la mano su rico pene y me la empecé a apartar los pelos de mi vagina y acaricié con él mis labios vaginales que ya habían hace rato sobresalido de la bulba y Ahhh... se la sentí mi conchita babeaba de ganas, mis pechos casi estaban apoyados en los suyos, aun dentro del vestido, por atrás la acomodaba su verga para que me rozara los labios, raaayos si que me excitaba tanto, me la pasaba la punta en la entrada, me volvía loca. Eso de sentirla solo la cabeza en mis labios vaginales resultó una mentira universal, yo quería más.

Con mi codo sobre una almohada, una de mis manos seguía acariciando sus cabellos, eso le gustaba de niño y lo adormilaba y con la otra mano, presionando mi trasero me la metía un poco más, más y más a mi antojo, volteé mi rostro al otro lado y me puse a jadear con un buen trozo de su pieza adentro, la pinga me llenaba, me invadía toda la vagina y me latía adentro, creí gozar hasta del flujo de su sangre, yo tenía control absoluto de ese pene y me enloquecía sola. Creo ser inteligente pero allí actuaba como una tonta, seguía haciendole cariñitos en su cabellera, me justificaba pensando que como mi esposo (y muchos que toman alcohol) tal vez mi hijo no se acuerde nada mañana. Me cansé, mi brazo se adormecía así que toda sinvergüenza me monté sobre su poderosa herramienta y la empecé a mover en círculos al mismo tiempo subiendo y bajando, cabalgando a mi pobre baby, el vestido se me caía a cada rato, yo lo enrollaba sobre mi cintura y seguía subiendo bajando despacio, riiiico, siempre apoyada más sobre mi misma, me acaricié yo sola las tetas, y ya no me importó sentir que una de sus manos me había tomado de mi rodilla y lo que es más delicioso, se movía con el compás de quien penetra con su hombría a su hembra (hambrienta de él).

Su verga, la riquísima pinga de mi hijo me merecería toda una historia especial, amaba ese piezón, esa era una de las razones de mi interés por él, fuera de mi soledad, me lenaba no sólo física sino psicologicamente también. Por momentos me abría yo sola mis nalgas para sentir todo ese mástil hizándome y le licuaba los testículos y la rica pichula a mi pobre bebe, pero todo llega a su punto máximo y me dejé caer rendida sobre él, le revoloteé los cabellos y de rato en rato le besaba los labios, quería morderlos, ahhh... si supieran lo que se siente cuando los mareos del orgasmo se avecinan, me quería volver una loca, pero mantenía "cordura", hasta que sentí sus manos agarrarme con fuerza la rodilla y muslo, era el devenir de su leche, mmmm... no pude más, nos corrimos en orgasmos de una forma bestial y maravillosa él inundando mis entrañas con su lechosa venida y yo soltando mis jugos a más no poder. Me tumbé agotada al lado suyo muy cansada y sudorosa, le limpié todo su corrida y su pene con mi vestido, arrugado mi pobre vestido, estuve contemplándole por mucho rato, el parecía inmutable como un tierno muchachito dormilón. Más tarde agarré mi calzón, mis zapatos y me fui a dormir a su habitación, hasta muy entrada la mañana, con la esperanza tonta que no se acuerde nada. No diré que fue la mejor fornicada pero psicológicamente me rompió toda, era tan excitante, acaso estaré media... loca?.

Esa tarde lo pasamos como que nada de esto existiera, debe dolerle la cabeza (la que está sobre sus hombros por si acaso jajaja). Estoy un poco desconcertada con todo lo ocurrido, no sé.... qué significa esto.

Si esto le ocurrió a otras madres, por favor escribanme.

gus_becker@hotmail.com