A mi ardiente amante a la sombra

Una llamada a ese hombre que me colme de pasiones.

A mi ardiente amante en la sombra

Aquí, en la más intima soledad, te imagino, te dibujo en mi mente para luego tatuarte en mi corazón.

No sé dónde estarás ahora, no sé cuando te veré, pero anhelo cada segundo el verte frente a mí, ver tus ojos mirando los míos y sentir ese deseo de abalanzarme sobre ti para besarte. Deseo estar por fin entre tus brazos, que tus manos acaricien mi espalda y tus brazos rodeen mi cintura. Quiero sentir tu cuerpo muy cerca del mío, que tus ropas rocen las mías; y es que el tenerte tan cerca pero a la vez tan lejos me excita sobremanera, hasta tal punto que con solo estar unos segundos junto a ti te haces dueño de mis sueños cada noche. Sueños en los que me haces tuya, me posees. Sueños en los que me arrastras hacia ti para bailar al ritmo de la danza de lujuria. Sueños en los que me transportas a un mundo repleto de placeres prohibidos. Eso eres tú, el fruto prohibido del que deseo alimentarme. Ahora entiendo por qué dicen que prohibir es despertar el deseo.

Se despide tu eterna y fogosa amada.