A mi amor entre realidad y ficcion

Como fue nuestra primevara vez, o como pudo ser, ocomo fue son otros detalles...

Eran ya las 7 de la tarde cuando seguía esperando en aquella cafetería, llevaba una semana esperando ese momento sin dejar de pensar en ella. Desde que nos conocimos sus primeras sonrisas me habían capturado, además de sus ojos que tenía grabados en mi mente como el mayor de los tesoros, eran unos ojos ligeramente almendrados que se estrechaban graciosamente cada vez que sonreía.

.-Hola!

Interrumpió su voz mis pensamientos en ese instante y allí estaba, con esa sonrisa que me fundía y su mirada alegre.

.-Hola. – conseguí articular. De pronto tenía una sed increíble y la boca totalmente seca.

.-Quieres dar un paseo? – Me pregunto.

.- ¡Claro¡ donde quieres ir? – Pregunte mientras mis ojos intentaban gravar en mi mente cada pequeño detalle de su rostro.

.-No sé , demos una vuelta.

Así que me termine el quinto que me estaba bebiendo de un trago y salimos a la calle.

Hacia un día precioso y soleado típico de primavera el aire olía a limpio y humedad debido a nuestra cercanía a la playa y mi corazón latía a cien caminando y intentando calmar mis nervios.

Empezamos a charlar del trabajo, de su jefe y sus últimas tonterías y de algún que otro compañero mío. Esto me relajo un poco y me sentía cada vez más cómodo así que empecé a mirarla mientras caminábamos.

Iba vestida con una camisa floreada de manga corta entallada en su cintura y una falda negra de vuelo que se contorneaba a su paso. Su largo pelo negro medio recogido le daba un toque clásico y muy sensual, dejando su rostro y cuello despejados.

Nuestra charla se iba animando aprovechando por mi parte bromear para hacerla reír, y su risa era para mí el mejor de los tesoros, me encantaba verla así, alegre, despreocupada.

Al ir a cruzar una de las calles me señalo con su sonrisa mas picara una gran valla publicitaria con un anuncio muy cómico de preservativos donde un chico de color ponía uno de sus preservativos como funda en el paraguas de la chica y un texto haciendo referencia a la flexibilidad de los mismos. En ese instante me puse ridículamente celoso y ella al notar que no me reía apenas se carcajeo haciendo que se me contagiara su dulce risa, y empezamos a bromear acerca de los mulatos y su "fama" . Entre risas me atreví a tomar su mano para cruzar notando con alegría como ella se agarraba a la mía.

Caminamos un poco más en silencio hasta que me voltee hacia ella, en ese instante nos paramos y me miro con cara de sorprendida. Quería decirle lo mucho que me gustaba, lo preciosa que era y que me encantaría verla sonreír siempre pero lo único que puede hacer es estamparle un tierno beso en sus labios. Entonces ella se arrimo a mí y pude notar su cuerpo pegado al mío, y nos dimos otro beso, esta vez más largo entreabriendo nuestras bocas y buscando nuestras lenguas con pasión.

Tenía la sensación que mi corazón saltaría de mi pecho, y una ráfaga de adrenalina recorría todo mi cuerpo de arriba abajo. Nos miramos unos instantes y pude ver en sus ojos el mismo deseo que en los míos así que nos abrazamos entre besos mientras nuestros cuerpos no se separaban ni un milímetro. Podría estar así una eternidad y tuve la sensación de que el tiempo se había detenido.

No sé cuanto estuvimos así hasta que nos despegamos.

.-Quieres que vallamos a tu casa? – le sugerí no sin miedo de que se lo tomara mal pero para mi alegría y sorpresa respondió:

.-Estaba esperando que me lo pidieras.

.

Llegamos a su casa, no había nadie y me pregunto si quería tomar algo.

Estaba muy nervioso así que le pedí algo de agua, a lo que nos dirigimos a la cocina, era una de esas cocinas pequeñas y sencillas, tome el vaso que me ofrecía y empecé a beber mientras me miraba con atención delante de mi apoyada en el mármol. Después de beber y sin dejar de mirarle a los ojos deje el vaso en el mármol acercándome a ella lentamente y de nuevo nos fundimos en un beso apasionado.

Casi no podía creérmelo, allí estaba yo con la chica más hermosa que jamás había conocido y en su casa. Nos quedamos unos segundos mirándonos como tontorrones, sus ojos llenos de vida y su sonrisa enmarcaban esa carita de amapola… estaba totalmente hechizado. Su voz pareció despertarme;

.-Te invito a cenar. – dijo con una risita.

.-Acepto pero si me dejas ayudarte.- Dije intentando poner mi tono mas galán.

.-Vale, toma pela patatas, jajajaja .- Soltó de golpe poniendo una patata en mi mano.

Me reí no sin ganas, y empecé a pelar la patata mientras ella como si se tratase de una hormiguita atareada iba de un lado a otro de la pequeña cocina preparando una ensalada llena de cosas. La verdad es que no le podía quitar mis ojos de encima, incluso en un momento en el que estaba de espaldas a mi me quede embobado mirándole su culo, un culo que era perfecto y se movia con una gracia inusual.

.-Están ya las patatas?- Pregunto girándose de golpe, a lo que me sonroje ya que creí que me había pillado mirándola. Que pensara de mi! Pensé acalorado, espero que no se haya dado cuenta.

Solo había pelado dos patatas así que se acerco a mi muy coqueta y cogiendo una de las patatas de la cesta la pelo a toda velocidad.

Me sentí algo torpe en ese momento y quizá mi rostro reflejaba algo mi angustia ya que no sabía qué hacer.

.-Pon algo de música, el portátil esta en el comedor.- Dijo ella rescatándome de mi estupor.

Encendí el ordenador y empecé a buscar y seleccionar algunos temas que me gustaban y empezó a sonar Pink Martini. Tenía buena música y muchos grupos que conocía y me gustaban.

Al cavo de un rato estábamos ya sentados en la mesa uno frente al otro con la mejor ensalada que nunca había comido y una tortilla de patatas. Me hizo abrir una botella de vino así que elegí un riojita y brindamos mirándonos atentos a los ojos.

La cena transcurrió amena mientras charlábamos de música, realmente me sentía muy cómodo con ella y al mismo tiempo expectante ya que no podía apartar mi mirada, estaba realmente preciosa.

Después de cenar y bebernos casi toda la botella de vino nos reíamos casi de cualquier tontería, en el sofá y con la última copa de vino en la mano. Me moría de ganas de volver a besarla, de abrazarla y notar su calidez junto a mí, me sentía alegre. En ese instante nuestras manos se encontraron en medio de nosotros y nos miramos sonriendo, centímetro a centímetro nos acercamos el uno al otro hasta que nos volvimos a besar, despacio, con mucha ternura. Mi mano siguió su brazo instintivamente, acariciándolo y subiendo hasta su hombro mientras nuestros besos se hacían cada vez más profundos y cálidos. Note su pequeña mano sobre mi pecho y subiendo hasta mi cuello atrayéndome hacia ella. Poco a poco nuestros besos se tornaban más apasionados y nuestros cuerpos se acercaban hasta estar completamente abrazados. Mis manos pasaban por su espalda y su cuello mientras nuestras bocas se devoraban mutuamente.

En un rápido movimiento y sin apenas despegarse de mí se giro ligeramente pasando una pierna a cada lado y sentándose en mi regazo a lo que mis brazos la apretaron contra mí para poder sentirla. Una de mis manos fue bajando en una caricia hasta encontrarme con su esplendido culito al que apreté viendo como ella se apretaba aún más contra mí.

Mi boca en esos instantes empezó a besar su mejilla y lentamente pasar a su lóbulo izquierdo para bajar por su cuello. Sentía su agitada respiración lo que me animaba a seguir besándola y acariciándola.

Al poco rato de estar así note como una de sus manos se colaba entre nosotros y empezó a tocarme la entrepierna que a estas alturas estaba ya muy abultada por la excitación. En ese instante perdí la noción del tiempo y el espacio, todo eran caricias y placer. Mis manos más atrevidas se posaron en sus muslos para ir subiendo centímetro a centímetro hasta sus nalgas a lo que ella empezó a moverse rítmicamente con su pelvis frotándose contra mí. Entonces sus manos empezaron a levantarme la camiseta mientras acariciaba con ellas mi barriga subiendo por mi pecho y jugando con el poco vello que hay en él.

Me quite la camiseta y seguidamente quite su camisita floreada quedándose en un sujetador negro. Nos abrazamos y pude notar el calor de su cuerpo con el mío. Estaba realmente excitado y me dolía al estar presionada en mis tejanos pero por nada del mundo quería que esa sensación de calidez terminara así que seguía besándola y acariciando su piel desnuda junto a la mía.

Acariciaba sus muslos con suavidad y poco a poco el movimiento de mi mano fue acercándose a su entrepierna notando un leve suspiro de su boca sobre mi cuello, a lo que mi mano se aventuro a tocar su sexo por encima del tanga que llevaba puesto, estaba realmente caliente y húmeda. En ese instante se apretó mas a mí, presionando su sexo contra mi mano y nuestros besos fueron tornándose cada vez más profundos. Nuestros cuerpos se movían rítmicamente en un dulce vaivén y nuestras respiraciones cada vez más agitadas hacían que nos excitáramos más y más. No sé cuanto rato estuvimos así pero podía tocar casi el cielo cuando de pronto se levanto.

.-Ven, vamos a la habitación.- dijo mientras me guiaba agarrados de la mano.

Nada más llegar a la habitación se giro hacia mí y seguimos besándonos mientras notaba sus manos luchando por desabrochar mis pantalones a lo que aproveche para quitarle el sujetador y descubrir sus deliciosos pechos. No eran muy grandes pero nunca me han gustado los pechos demasiado grandes, eran perfectos y firmes. La ayude a quitarme los pantalones dejándolos caer a mis pies. Una de sus manos empezó a frotar mi pene que en ese momento ya estaba totalmente duro como una piedra mientras que las mías fueron bajando su falda para hacerla caer al suelo junto mis pantalones. Hizo un par de pasos hacia atrás hasta que chocamos con la cama y se tumbo en ella. Me quede un instante mirándola, era realmente hermosa, y quise que mi mente fuera capaz de memorizar ese instante para siempre como si hiciera una fotografía. Ella levanto una mano invitándome y no lo dude ni un segundo mas y me tumbe suavemente sobre ella besando sus labios de nuevo y bajando por su cuello mientras mis manos acariciaban centímetro a centímetro su piel. Poco a poco fui bajando mi rostro hasta tus pechos que estaban erectos por la excitación y fui besando su contorno hasta besar uno de sus pezones notando como crecía aun más en mi boca.

Sus manos entre tanto acariciaban mi espalda y se enredaban en mi pelo atrayéndome hacia ella mientras sus piernas rodeaban mi cadera. Una de mis manos deslizándose por su cadera bajo suavemente surcando su muslo para regresar planeando sobre su muslo hasta apoyarse sobre su entrepierna que encontré muy cálida y húmeda por encima de su tanga negro y empezó casi instintivamente a acariciar su sexo poco a poco más profundamente arrancando de su garganta algún suspiro excitante. Su cuerpo fue moviéndose poco a poco marcando el ritmo con sus caderas buscando más placer de mis caricias.

Baje besando de sus pechos hasta su abdomen y me entretuve en piercing de su ombligo el tiempo justo para que sus manos apoyadas en mi cabeza me invitaban a bajar más. Beso a beso mi boca se acerco a su monte de Venus mientras mis manos subían por su piel hasta sus pechos. Podía oler el aroma de su sexo húmedo por la excitación y enterré mi nariz en el aspirando mientras besaba con ternura sus labios vaginales por encima del tanga. Pude oír un leve gemido de placer que me enorgulleció y excito por lo que me aparte lo justo para que mis manos pudieran apartar su tanga y abrir su sexo como una dulce flor y poder así besarlo con suavidad. Poco a poco mi boca buscaba su placer y mi lengua juguetona encontró su clítoris al que ataque sin piedad notando como todo su cuerpo se arqueaba por el placer y sus piernas se cerraban para no dejarme escapar

Me sentía realmente orgulloso de que pudiera ofrecerle tanto placer notando sus manos presionar su cabeza hasta que musito entre suspiros:

.-Ven, quiero tocarte.-

A lo que obedecí sin rechistar subiendo la senda de su cuerpo que era ya mi religión hasta encontrarme de nuevo con su rostro, sus ojos llenos de alegría y excitación, su boca que buscó la mía en un beso más húmedo y profundo. Note como una de sus manos pasaba de mi espalda hasta mi vientre para bajar y tocar mi miembro que estaba totalmente duro y firme. Lo acariciaba suavemente subiendo y bajando haciendo que me sintiera en el séptimo cielo hasta que después de un rato lo guio hacia su sexo. La punta de mi pene empezó a rozar su clítoris mientras nos besábamos y acariciábamos y nuestros cuerpos se movían pélvicamente en un delicioso ritmo, como en un ritual. Poco a poco me introduje en ella primero solo la punta notando su calor su humedad en mi sexo y el placer que me invadía y en cada vaivén se introducía centímetro a centímetro abriendo su sexo. Notaba su humedad y su calor y tenía la sensación de sentirme cerca de su alma, de respirar con ella.

Nuestro ritmo fue acelerando entre jadeos y suspiros, mi sexo empapado de su excitación entraba y salía furioso mientras apretábamos nuestros cuerpos el uno al otro, nuestras bocas se encontraba besaban y suspiraban nuestras manos se aferraban con fuerza hasta que explotamos al mismo tiempo notando en mi pene las palpitaciones de su sexo y como el éxtasis nos invadía como una explosión de calor en el centro de nuestra alma, en ese instante no pude evitar mirar su rostro para encontrarme la mueca de su placer y sus ojos en los míos. Su cuerpo se arqueo mientras los últimos chorros de mi esperma me vaciaban.

Así nos quedamos un rato mientras nuestra agitada respiración se recuperaba y nos besábamos entre sonrisas. Al poco tiempo mi sexo perdía rigidez y nos separamos despacio mientras las caricias seguían en nuestros cuerpos desnudos.

.-Te quiero.- Musite

.-Yo también te quiero.- Me respondió con un beso.

Así abrazados nos quedamos dormidos.