A mi amor

El mejor regalo que a veces se le puede hacer a una persona que se ama no es un anillo de bodas, ni un papel en el juzgado, sino un corazón junto con el alma y la mente. El cuerpo es solo el envoltorio. . .

Anoche pude captar aquello que no fui capaz de expresar hace dos días, cuando mis propósitos se veían frustrados por un bloqueo mental de todo aquello que quería describir y no pude por que se perdía entre las teclas de mi ordenador, fue anoche cuando supe lo que quería decir mi corazón sobre aquella persona con quien comparto mi vida día tras día, no como marido, no, él no es un papel en el juzgado, él es mi pareja y es a él a quien dedico este relato, que por encima de ser meramente morboso, es apasionado, erótico y plagado de amor.

A MI AMOR

Cuando por primera vez vi tus ojos en el aeropuerto hace casi ya 6 años tuve la capacidad de percibir que eras el hombre que yo esperaba, el hombre que haría que mi vida fuera completa, pues estaba vacía, vacía de amor, las inclemencias del tiempo en este terreno habían sido muy duras anteriormente y cada una me iba dejando una huella imborrable que iba haciendo mella en mi corazón, me estaba volviendo amargada, sin ganas de vivir y sin querer amar a nadie más. Contigo resurgí, no sé si como el "Ave Fénix" pero logre salir de toda aquella masa amorfa de sinsabores que me estaban cubriendo no solo de corazón, sino también de mente, estaba ya casi ciega y tú viniste a descubrir mis ojos con tus dulces manos, acariciaste y apreciaste cada parte de mi, por muy fea que ésta estuviera, arreglaste con sus cálidas palabras cada parte de mi ser y despejaste el pelo sucio de mi pasado que me estropeaba la cara.

Fuiste capaz de hacer que aquella mujer anciana que ya era se convirtiera nuevamente en una mujer joven con ganas de vivir, de reír, de gritar de felicidad y bailar nuevamente al son de la vida, no cambiaste mi forma de ser, lo que cambiaste fue mi forma de pensar respecto a lo que yo veía en la vida, aprendí que el amor de un corazón no se agota, solo se apacigua cuando éste no se fomenta y tu viniste realmente a fomentarlo, viniste a plantar una semilla en mi corazón y ésta floreció cual habichuela mágica de serie de televisión, contigo descubrí que el tiempo no pasa si yo no quiero, que los años no pesan si se aprecian los buenos momentos por encima de los malos, descubrí que el amor no es siempre de una sola manera; que nadie dicta y estipula lo que éste sentimiento significa; que somos nosotros los que formamos nuestras vidas día con día; que nada es malo si estamos juntos.

Sus manos anoche recorrieron cada parte de mi cuerpo quemando poco a poco cada parte de mi piel, sentía la presión que ejercía sobre cada uno de mis músculos y pude percibir como se estremecía cada uno de ellos, nuevamente vi en sus ojos tanto sentimiento como cada vez que me plaga con este ritual del amor, veía en su mirada unas ganas de mi que me hacían desearle cada vez con mas fuerza, se deleito probando cada parte de mi cuerpo, cada parte de mi corazón; se detuvo en aquel sitio en el que su pasión y la mía se desbordan de sobremanera y degustó con su sentido el oído todo aquello que le hace estremecer también a él, me dedico unos minutos preciosos que quería que no terminaran nunca; esa suave lengua se posaba en cada sitio idóneo dándome un gran placer que el estómago me pedía más y más, ese revolotear en las tripas era cada vez mas fuerte y mas rápido como los bombeos de mi corazón, mi cerebro el cual nunca piensa en esos momentos se dedico a él también, deseando que éste hombre estuviera a mi lado siempre para poder amarlo y demostrarle día con día cuánto le amo, tanto que si en esos momentos me hubiera pedido la vida se la hubiese dado en bandeja de plata.

Yo a cambio le di una combinación de besos, caricias, rasguños, gemidos y miradas plagadas de complicidad, quería estar con él, deseaba estar con él y se lo tenía que demostrar, tenía que lograr fundirme en su piel, ser parte de su sudor, recorrer cada palmo de su cuerpo como si fuera mío. Yo deseaba ser feliz y por ende también tenía que conseguir que él lo fuera, no por la mera regla de dar y recibir, no eso no, era mas bien por que para mi no hay felicidad si la otra persona no lo es y él en particular para mi es lo mas importante, así que me di sin reservas, sin medidas, sin limites.

Él formó parte de mi y yo hice lo mismo tratando de introducir mi alma a través de su lindo sexo, mi boca rodeaba cada parte de su pene y se agitaba con frenesí haciendo que me sintiera dentro de él, mi saliva y sus líquidos se iban fundiendo hasta formar un néctar delicioso dentro de mi boca, un néctar que me proporcionaba placer también a mi, por saberle tan dulce, era una especie de droga que atormentaba mi cerebro y me hacía necesitar mas y mas, la dosis se estaba volviendo poca y necesitaba sentir algo más fuerte para sentirme volar y pegar ese viaje hasta la cima, para posteriormente caer cual pluma al viento.

Finalmente le pedí que me hiciera sentir del todo; que le necesitaba dentro de mí; que no aguantaba más aquello que contenía y deseaba salir, le pedí que me penetrara lentamente, suave, despacito y me llevara pausadamente en ese vals a un nivel mas alto, a aquel en el que el desenfreno y el impulso desmedido no hacen daño a nadie, y así fue, nuestra música corporal plagó aquella habitación de una música candente y erótica plagada de pasión con unas percusiones de amor que se podía escuchar hasta la casa vecina. Fue la explosión mas intensa y apasionada que hemos tenido en esta semana y sin dudarlo fue la noche más cálida en la que el calor propio era mas intenso que el del exterior.

Gracias, gracias amor por tenerte, por ser parte de mí, por hacerme feliz, por dejar que sea yo sin reservas, por verme como soy y aceptarme, por no apagar el fuego que llevo dentro y en ocasiones se desborda, pero sobre todo gracias por ser TÚ.