A los pies de mi sirvienta

Casi por error descubro la verdadera naturaleza de mi sirvienta, una cubana perversa, y su mundo sexual que pronto se enredará con mi família.

Mi nombre es Alex, tengo 19 años y me gustaría contar algo que me paso hará ahora un año. Fue un asunto que en su momento nos trajo muchos dolores de cabeza a mi familia y aun ahora no se si se puede dar por cerrado.

Vivo en la localidad de Sitges, a unos 30 minutos de Barcelona. Mi familia se podría decir que ha heredado un gran patrimonio y ha sabido invertirlo. Tenemos una casa con un pequeño jardín donde vivimos mi padre, mi madre, mi hermana pequeña y yo. Todo empezó, como os digo, hace un año, cuando mi madre se decidió a contratar una asistenta, pues ella decía que no podía con el trabajo y la casa y mi padre igual. Entonces llegó ella, era una señora cubana, de unos 45 años de edad muy bien llevados: no muy alta pero con unos pechos envidiables, un culo grande pero bien puesto, respingón y una buena figura, salvando los estragos de la edad.

Yo, entonces, no era muy diferente a ahora. Un peso y altura normales para un chico de 18 años, con un poco de deporte a sus espaldas, buen aspecto y un atractivo podríamos decir del montón. Fue a los pocos días de llegar que la mujer, Mercedes se llamaba, se tomó ciertas confianzas. Tenía muy buen carácter, era amistosa y risueña. Venia temprano a limpiar y muchas veces mi hermana y yo aun dormíamos. Primero comenzó con mi hermana, entraba como si fuera su cuarto pero nunca oí queja alguna por parte de mi hermana. De su relación con mis padres no sabía mucho. Y finalmente me tocó a mí. Se podría decir que todo comenzó entonces, un sábado de verano a las 9:30 de la mañana.

  • Hola Alex, cariño – Dijo, mientras me parecía ver como comenzaba a ordenar el cuarto.

  • ¿Mercedes? –Conseguí decir entre sueños mientras ella seguía a lo suyo –Bueno yo estaba durmiendo, pero … no te preocupes ya me levanto

  • Ay no cielo, tu duerme que Mercedes limpiará sin molestarte –El tono risueño de su voz me encandiló desde el primer momento, y esta no fue una excepción.

-No, tranquila, prefiero ir a ducharme.

Me levante cuando ella seguía de espaldas a mí limpiando la mesa, así que aproveche para esconder mi erección matutina en la goma del pantalón, sujetándola de tal manera que queda en posición vertical. A mí me llegaba al ombligo. Fue cuando ella se giró para darme los buenos días que su mano, al ir a tocar mi barriga, se encontró con un obstáculo en su camino. Mi cara fue un mapa a causa de la vergüenza, ella sonrió y noté un ligero apretón seguido de un fingido susto que la obligo a apartar la mano (Desde mi pobre interpretación, su cara no era de susto).

-Ah… yo, creo que me voy a la ducha ya –Dije acelerando el paso hasta la puerta.

Espera papi –Dijo ella cogiéndome del brazo –Ay, no quiero que te molestes. No tuvo importancia, es más, fue un placer, ¿no? –Pregunto sonriendo, una sonrisa de la que me declaro esclavo.

Desde ese día pasó un tiempo en el que la relación entre todos era normal y no hubo ningún incidente con Mercedes, todo seguía igual. Cierto día, salía de la ducha cuando me di cuenta que no había toalla. En otros casos habría llamado a mi hermana y así aprovechar y disfrutar de una confianza filial que tenemos desde hace un tiempo. Pero esa es otra historia. Mi hermana no estaba y llame a mi madre. Me sobresaltó la voz de Mercedes preguntándome que quería, así que le pedí una toalla. Al poco rato ella subió mientras yo salía de la ducha. No soy muy tímido al mostrarme ante otros desnudo, me gusta mi cuerpo y mi miembro, he compartido algunas sesiones de nudismo algunos años. Pero al encontrarme con Mercedes delante recordé nuestro pequeño incidente y mi libertinaje se vio visiblemente afectado.

-Vaya, cariño, no puedo decir que no me guste esta visión, pero no me la esperaba jeje.

-Ya, yo…bueno, fuera de mi círculo familiar me gusta sentirme más libre sexualmente –Dije con toda la seriedad y seguridad en mi mismo que conseguí reunir en el momento.

-Así que tenemos un nudista en casa ¿eh? –Preguntó con su mágica y pícara sonrisa –Bueno, acaba de secarte que voy a arreglar la habitación de tus padres ahora que se fueron al centro a comprar.

No puedo decir que su falta de cariño en esa última frase, para nada caliente como era de costumbre, no me afectó. Incomprensiblemente me afectó. No lo di más importancia y salí desnudo para vestirme en mi cuarto. Pero algo interrumpió mi camino, en la habitación de mis padres se encontraba Mercedes vestida solamente con un tanga y un sujetador que difícilmente podía "sujetar" semejantes pechos. Cuando se percató de mi presencia, mi pene ya apuntaba al cielo. Es esa atracción que muchos chicos sentimos hacia una mujer madura, y esta era el premio gordo, no pude contenerme.

-Hola Alex –Dijo con esa voz caliente y feliz mientras se acercaba a mí –Espero no te moleste mi comportamiento aunque…no sé porque lo digo jeje –Rió mientras miraba mi polla que ya apuntaba maneras.

-No, para nada, mientras estemos solos estaremos más cómodos los dos –Creía que explotaría si seguía fingiendo esa falsa seriedad y naturalidad ante un cuerpo que me pedía sexo y placer en cantidades industriales. –Es más, si quieres puedes desprenderte del sujetador y el tanga.

-¿Quieres que lo haga, ¿cierto, cariño?

-Muero por verte desnuda –No pude contenerlo más.

-Pero soy una mujer mayor, Alex. Hay muchas cosas de las que tú no tienes ni idea y

-Quiero saberlas –Dije cuando mi calentura se convertía en desesperación.

-Las sabrás cielo –Y sonrió prometiéndome todo el oro que un chico como yo podía desear –¿Por qué no me besas un pie, lo lames, y subes tu boquita por mi pierna hasta dónde ésta te lleve?

-¿¡Qué!? –Exclamé con falsa sorpresa.

-Desde que llegué… ¿Cuántas veces te dejaste el PC encendido? –Me confesó entre risitas, las cuales no me costó relacionar con mi afición al porno y a los relatos que se reflejaban en mis sesiones privadas de ordenador. Era cierto a veces simplemente bajaba la tapa del portátil, no podía imaginar esa violación de mi intimidad.

Comencé a bajar la cabeza y mi cuerpo, sumiso, cuando Mercedes cogió mi cabeza y con una brusca fuerza bruta llevo mi cara a su entrepierna mientras ella gemía

-Ah, no aguanto más Alex, entre tu hermana y tú me estáis volviendo loca….mmm… no sabes el tiempo que llevo deseando esto y verte desnudo… ¿Notas lo mojado que esta? Es tu culpa cielo, y creo que deberás pagar la humillación de tu asistenta –Confesó con el tono más dulce y siniestro que había oído nunca.

No entendía nada, tampoco podía hablar, pues mi cara estaba hundida en su mojada entrepierna y mis instintos no me dejaban hacer otra cosa que no fuera besar y chupar el tremendo coño de Mercedes.

-Vas a aprender, oh sí, yo te enseño cielo, pero ahora come. ¿Quieres conocer a Mercedes, cariño? Sí, sí que quieres. Me gustas… mmmm

Arrodillado ante el coño de Mercedes no podía ni imaginar lo que descubriría, tenía delante a una fiera sexual, eso ya no era secreto. Pero el mundo perverso que se escondía detrás de ella era inimaginable para mí entonces, y no tenia precio. Mercedes es y era una invitación a un mundo de pasión carnal, perversión y sexo hasta sus últimas fronteras que pronto descubriría.

CONTINUARÁ

N. del autor: La historia es real, los nombres, por supuesto, están cambiados. Espero no les haya aburrido, encontré necesaria una primera entrega de presentación para vuestro futuro placer, el cual se hará patente en cuanto tenga tiempo y si os gusta.