A los pies de mi diosa II

Laura y yo mantenemos una relación amorosa, con el tiempo nos fuimos a vivir juntos. Como ella siempre fue más atrevida y tiene un fuego en el corazón, me fue dominando eventualmente. Yo cada vez estoy más enamorado y no intentaría liberarme ni aunque pudiera.

Era domingo. Me levanté y me fui directo a la cocina a preparar el desayuno. Todos los días me despierto media hora antes que mi amada, lo hago y se lo llevo a la cama. Mientras lo hacía, recordé que la semana pasada me gritó porque me había quedado dormido. Los dos habíamos tenido bastante trabajo esa semana, yo estaba cansado y ella estresada. No me puedo quejar lo más mínimo ya que me trata muy bien, es una diosa compasiva. --Pide perdón--me dijo. Yo me agaché inmediatamente, besé su pie y todo arreglado. Cuando lo tuve listo, lo puse en una bandeja y me lo llevé a la habitación. Allí lo coloqué en la mesilla de noche. La desperté como siempre, besando y masajeando suavemente sus pies con mis labios. Laura odia los relojes de alarma, así que usábamos este método desde el principio.

Después del desayuno, recogí la limpieza y mientras fregaba los platos, oí que venía Laura, me di la vuelta.

--Me voy a dar un paseo por el parque con el perro. Hoy me apetece ir sola, así que te vas a quedar en casa haciendo tus tareas. ¿Todo claro?

--Si, princesa-- le dije.

-- Una cosa más-- añadió.

--¿Si?--.

--Límpiame los zapatos-- lo dijo con su voz mandona. Me encantaba cuando me hablaba así, cómo para decirle que no....

--Me encanta tener un novio-sirviente :)-- me sonrió y se fue.

Después de que ella se fuera.Estuve toda la mañana limpiando el apartamento, hice la colada y todas las otras cosas que puedas imaginar. Me tire algo más de una hora limpiando los 3 pares de zapatos que se había puesto esa semana. Me esforcé todo lo que pude, mi diosa lo merece y me gusta tenerla contenta. Me gustaba servirla, era estimulante y me llenaba en todos los sentidos. Al principio me lo pedía, pero con el tiempo adorarle los pies se convirtió en el estándar. Además de cuando se le antojaba, todos los días, después de lavar los platos, yo me iba automáticamente al salón, donde ella estaba tumbada en el sofá viendo sus series y allí me ponía a darle masajes en sus pies con mis labios y mi lengua.

--Déjamelos bien limpitos. Recuerda chupar bien entre los deditos--.

Cuando acabé las tareas, me fui a comprar el pan y a hacer otras compras de amo de casa. Ella es quién controla el dinero, mi sueldo va directamente a pagar las facturas y gastos, lo que sobra lo administra mi princesa, y ella me pone un sueldecito según considere. Así puedo hacer compras y tener una pequeña "independencia" económica, también esto me permite ahorrar y hacerle regalos, si se me acaba el dinero del mes, tengo que hablar con ella para que me de más.

Llegó a casa y examinó para ver que había hecho. Me dijo que muy bien, que había aprovechado la mañana y que me tocaba un premio. Supuse que era un ritual de dominación, no lo llámamos así, simplemente los hace cuando quiere. Yo los llamo así, porque cuando me toca un premio, siempre son cosas que refuerzan su autoridad sobre mí, aunque a mi me exitan profundamente. Me dijo que abriera la boca y me escupio su saliva dentro. Cuando me lo tragué, se rió un poco y me dijo que era un buen chico y empezó a darme un beso lento. Su lengua deliciosa bailaba con la mía y el contacto de nuestros labios me ponía loco, no pude evitar tener bien abultado el pantalón. Parecía que la había complacido y que estaba generosa, porque hizo que me quitase la ropa interior de estar por casa, ella se desnudó y siguió diciendo..

--¿Quieres comerme el coñito?-- preguntó sonriendo.

--Sabes que siempre, mi amor-- le dije sin dudarlo un instante.

Ella se tumbó boca arriba, abrió ligeramente sus piernas y me mostró su dulce coño rosa.

--Ven a por él--

Me acerqué y cuando puse la cabeza entre sus piernas... me dejo con todas las ganas de comer...

--Quieto-- me paró-- aunque hoy has sido un buen chico, estoy algo estresada y me enfadaste un poco hace unos días, así que dale un beso y huélelo, y siéntete afortunado. Obedecí y le seguí el juego.

Tomó la punta de mi pene y empezó acariciarlo sólo con 3 dedos, haciéndole presión con el dedo gordo hacia los otros dos. Mi pene se me puso duro como una roca y empezó a latir como mi corazón. Cerré los ojos. Mientras me exitaba más y más... Gemí y temblé de emoción, ya estaba sudando.  Estaba durísimo, al borde, sentía que no iba a tardar en acabar. Me embriagaba un placer que me atravesaba todo el cuerpo, y al mismo tiempo sentía el deseo de acabar, que era como una sed insatisfecha. Como estar en el infierno y ver un vaso de agua del que no puedes beber.  Como ahogarte al bucear y que la superficie para respirar siempre esté un poco más arriba. Estaba cerca de acabar, pero tan lejos...

Laura puso una sonrisa un poco cabronceta y me soltó el pene.

--Joder, amor , por favor, sigue...-- supliqué.

--Pídelo con más pasión, verte suplicar me hace feliz-- respondió.

Empecé a rogarle que me dejase acabar. Estaba tan sumamente caliente, que apenas necesitaba un minuto más, posiblemente  me bastaba menos. Me la tocó por última vez para ponermela bien dura y la volvió a soltar. Después me dio un par de palmadas con la planta del pie en la mejilla. Como la segunda palmada me la dio mal, casi al aire...

--Pon la cara-- dijo, mandona. Obediente, expusé mi mejilla y me dio otro par bien dadas.Sonaron, aunque no me las dio fuerte ni me dolieron. El objeto de esto era más bien psicológico.

--Suficiente, tu suplica ha sido la misma que la de la última vez-- siguió diciendo-- cuando tengas que volver a suplicar, se más original y di algo nuevo que me guste, o te quedarás con las ganas. Estos serán tus deberes. Y que esto, junto con haberme cabreado el otro día te sirva de lección. Me dio un pico en los labios y dijo:

-- Ahora ve y haz la comida.