A los pies de dos amigas de mi suegra.

Dos amigas de mi suegra se enteran de mis gustos más cerdos y los utilizan en mi contra.

Era Agosto y me había ido de viaje con mi novia y su familia a una casa que tienen en la playa. Con frecuencia venían unos amigos suyos de visita, entre ellos estaban Ana y Laura. Ambas son más jóvenes que el resto de la pandilla, aún no habían llegado a los 40.

Ana, de 1,75m aproximadamente, tiene un cuerpo atlético, pechos pequeños y buenas caderas, una larga melena morena que cae sobre su cintura y, como apunte, unos pies perfetos (Ni muy anchos ni muy finos, más cerca de ser grandes que pequeños y sus dedos van en escala) mientras que Laura es más bajita y regordeta. Debe medir poco más de 1.60, grandes pechos y grandes caderas, media melena rizada y rubia, tiene unos pies grandes para su altura, de dedos más gordos.

Desde el día que las conocí me fijé en sus pies, especialmente en los de Ana. Solía llevar sandalias, acostumbraba a jugar con ellas usando los dedos de sus pies mientras estábamos sentados en el salón de la casa o en la piscina. Estos días llevaba las uñas pintadas de negro (Laura de rosa, como apunte). En más de una ocasión, bañándome en la piscina y con ellas sentadas en las tumbonas de fuera, las había mirado desde abajo mientras hablaban, observado sus piernas cruzadas que terminaban en sus pies, que movían y me hipnotizaban y había deseado arrodillarme allí mismo y llevar mis labios a esas hermosas plantas o a sus seductores dedos.

Una mañana subí a la habitación mientras mi novia dormía en la habitación de abajo y su familia y los amigos de su familia estaban en la piscina. Me disponía a cambiarme cuando me fijé en las deportivas de Ana y Laura, las dos amigas más jóvenes de los padres de mi novia. Estaban ahí, las deportivas que habían usado esa misma mañana para ir a correr, y dentro de cada una, un calcetín falto de lavarse.

Dudé un instante, miré por la ventana y vi a toda la gente ocupada. Me acerqué a los zapatos, me arrodillé y acerqué mi cara al primero. A una cierta distancia pude oler su mañana de deporte, pues los calcetines desprendían un intenso olor a sudor. Me acerqué la zapatilla a la cara y la olí, saqué el calcetín y me lo pegué a la nariz. Aspiré con fuerza y me embriagué con el fuerte perfume humano. Luego me lo metí en la boca y succioné, intentando sacar de la tela la mínima gota de sudor para poder saborearla.

Como era de esperar en este tipo de cuentos, perdí la noción del tiempo y la realidad, pues solo desperté al escuchar una risa.

Laura : jaja pues mira, tenías razón, es el tipo de cerdo que me dijiste.

Me sobresalté pero no me atreví a levantar la cabeza, me quedé paralizado por el terror.

Ana : Pues claro que tenía razón. ¿Acaso crees que no he notado cómo nos mira los pies cuando estamos en la piscina? En cuanto he visto que tardaba en volver he sabido que estaba haciendo alguna guarrada con nuestro calzado, por eso te dije de dejar los calcetines usados.

Poco a poco volví en mi y me aventuré a alzar la mirada. En medio de la habitación estaba yo, arrodillado ante sus zapatos usados y con un calcetín en la boca, y ellas me miraban, con maliciosas sonrisas en su rostro, desde el umbral de la puerta. Ana apuntaba con su teléfono hacia mi. Humillantemente, dejé caer el calcetín de mi boca.

Yo : Esto... Bu...Bueno...

Ana : No hace falta que digas nada, ya lo he dicho yo todo por ti. Te encantan los pies, especialmente los nuestros, que los observas embobado más que a tu novia, y eres un sucio pervertido, que pudiendo estar follándote a tu novia o, no se, comiéndole los pies a ella, prefieres venir aquí a oler y chupar nuestro sudor de unos calcetines. Pues te hemos cazado, cerdo, y te hemos grabado.

Tras decir esto me enseñó el teléfono donde se veía casi toda mi actuación sobre sus zapatos, incluido cómo me sacaba la polla dispuesto a masturbarme.

Yo : Pero...Yo...

Estaba claro que no había nada que pudiera decir

Yo : Lo lamento mucho, no he podido evitarlo... Por favor, borrad ese vídeo, olvidad lo que ha pasado, haré lo que me pidáis.

Laura : Si, eso ya lo sabemos, pero no porque borremos el vídeo, si no porque ahora nos perteneces. Vas a hacer lo que te digamos y cuando te lo digamos si no quieres que tu novia... Y toda su familia vean quién eres en realidad.

Ana : Como se ve que eres un pajero pervertido, estoy segura de que sabes cómo va a ir esto. Somos tus amas, y nos debes sumisión, ¿te suena? Seguro que te la has pelado viendo vídeos así o leyendo historias en algún foro guarro de internet. Que nosotras no somos tan viejas.

Yo: Si... Ama Ana, conozco cómo funciona esto.

Era cierto, por lo que había dicho de mi cualquiera diría que tenía una cámara puesta en mi habitación. Volví a bajar la cabeza y me fui gateando hacia ellas, quedaron sus pies descalzos frente a mi y me dispuse a besarlos. En ese momento no estaba seguro de cómo sentirme. Era algo que llevaba tiempo queriendo hacer, era una fantasía con la que me había masturbado, incluso la había imaginado mientras me follaba a mi novia. Pero me aterraba la situación, mi pareja y su familia estaban cerca y ahora estas mujeres tenían un arma contra mi, no era una fantasía que pudiera terminar cuando yo lo deseara.

Laura: A partir de ahora nos llamarás Ama, Diosa, Excelencia, Majestad o alguna horterada de esas. Y tú serás Perro. Estarás donde y cuando nosotras te digamos, harás lo que te ordenemos sin dudar ni rechistar o pagarás caro. Y no tienes que saber mucho más, ahora nos perteneces. ¿Entendido?

Yo : Si, Ama Laura.

Ana: Ahora vamos a volver con los demás, seguiremos la mañana con normalidad hasta que te requiramos. Pero no te descuides, aún en público sigues siendo nuestro. Por cierto, esos calcetines sudados te los puedes quedar, es nuestro regalo de bienvenida a tu nueva vida.

Yo: Si, Ama Ana. Gracias, Ama.

Me dejaron tal y como me habían encontrado. Sin poder levantarme volví arrastrándome hasta sus zapatos, cogí sus calcetines y los empecé a oler, a chupar y enterré la cabeza en sus sudadas deportivas mientras me masturbaba al tiempo que brotaban lágrimas de mis ojos.

Cuando me corrí me senté en la cama y mire hacia los zapatos, borrosos en mis ojos empapados en lágrimas. No me lo podía creer y tampoco sabía cómo sentirme. Estaba excitado, extasiado, embriagado por el sabor de sus pies, y a la vez asustado y triste por lo que me aguradaba a partir de ahora. Ten cuidado con lo que deseas, a veces se puede cumplir.

Pasé por el baño para enjuagarme y quitarme el olor de la boca y de la cara en general antes de volver con los demás.

Volví a la piscina, estaban todos sentados en la mesa de bebiendo y charlando, Ana, Laura, el marido de Laura, mi novia, los padres de mi novia y la otra pareja de amigos estos. Cuando me preguntaron por qué había tardado tanto contesté que me dejé caer en la cama y me quedé dormido.

Ana : ¿Y has dormido mal? Tienes cara como de haber tenido una pesadilla.

Yo : No Am...Ana (fingí un bostezo para cortar la palabra Ama en público), de hecho he tenido un sueño maravilloso.

Laura: Entonces alegra esa cara, que los sueños se hagan realidad si lo deseas con fuerza.

Ellas dos sonreían ante sus ingeniosas ocurrencias, mientras le decía a mi novia que no recordaba exactamente lo que había soñado. Me senté a su lado (y en frente  de Ana) y me uní a la conversación ''como si nada'' aunque en realidad me pasé toda la velada atendiendo cualquier pequeño gesto de Ana o Laura.

No ocurrió nada extraño hasta la hora de comer.

Como ya he dicho, Ana estaba sentada frente a mi, y yo la miraba con atención cuando me miró a los ojos en un momento que el resto de la mesa no nos daba importancia, y dejó caer su cuchillo.

Ana: Vaya, que torpeza la mía.

Yo: (sabiendo lo que se proponía) No te preocupes, yo te lo cojo.

Ana: Ay, muchas gracias, eres un cielo.

Y me metí debajo de la mesa en busca de su cubierto. Protegido por el mantel, nadie vio como me acercaba a Ana mientras ella buscaba mi cara con su pie descalzo. Rápidamente saqué la lengua y empecé a lamerlo sin hacer ruido. Le di un par de lametones rápidos y con el mismo me empujó hacia atrás, como señal de que tenía que salir.

Yo: Aquí tienes, me ha costado verlo.

Mi novia: Que cegato, seguro que lo tenías delante de la cara. (Decía mi novia, de broma, mientras me daba un beso)

Ana: Seguro que pegado a la cara, jaja. Bueno, gracias por ser tan atento de todas formas.

No lo había hecho para disfrutar de mi lengua, si no para que yo supiera que no le importaba que mi noviera estuviera a mi lado, yo seguía siendo su perro.

Ana y Laura se ofrecieron a recoger la mesa y preparar café una vez terminamos de comer. Las dos me miraron brevemente y le dije a mi novia que iba a ayudar también, que además tenía que ir al baño un momento.

Ana : Muy bien perro, has sabido comportarte. ¿Te ha gustado besar a tu novia después de lamer mis pies?

Laura: Qué vergüenza, la pobre chica engañada por un cerdo como tú. Ana, prepara el café mientras voy un momento al baño con este sucio chucho.

Ambas rieron. Y Laura me metió en el baño con ella. Cerró la puerta y, sin decir nada, me agarró de la nuca, acercó con violencia mi cara a la suya, me hizo ponerme por debajo de ella y me sonrió con malicia. Me cogió de la barbilla y me abrió la boca para dejar caer es escupitajo dentro.

Me dijo que trabara, y al momento se sentó en la taza del vater. Se abrió de piernas y se apartó el bikini.

Laura: Tienes poco tiempo, vamos, haz que me corra antes de que hierva el café.

Tras un escueto ''Si, Ama Laura'' volví a postrarme ante ella y me preparé para serle oficialmente infiel a mi novia. Dudé un poco pensando en ella, pero la imagen de Laura y Ana con una grabación mía con sus zapatos invadió mi cabeza y me ayudó a continuar. Le comí el coño a la amiga de mi suegra con gran esmero, con cuidado de darle placer con cada movimiento de mi lengua o de mis labios, buscando su orgasmo. Empecé lamiendola entera y besando sus labios para ir concentrándome cada vez más en su clítoris. Cuando ya movía la punta de mi lengua a gran velocidad ella dejó escapar un jadeo ahogado, agarró mi cabeza y me pegó a ella mientras daba fuertes espasmos y llenaba de flujo mi boca y mi barbilla.

Cuando terminó de correrse me empujó de forma que caí de espaldas. Laura se quitó la parte de abajo del bikini, se levantó y se puso sobre mi, de cuclillas sobre mi cara. follándose mi lengua sin piedad en busca de un segundo orgasmo.

La puerta se abrió de golpe, haciendo que se me parara el corazón por un instante mientras que a ella parecía no importarle, pues seguía violándome la boca. Era Ana.

Ana: Laura, déjalo ya que el café ya está y no queremos que nadie venga a ver este numerito. Esta noche podrás descargarte con él, ten un poco de paciencia.

Como por arte de magia, Laura empezó a correrse por segunda vez al escuchar estas palabras. Se apartó de mi (no sin antes volver a escupirme en la cara) y salió del baño.

Ana: ¡Y tú! (me puso el pie en la ca ra y me oprimió contra el suelo) recuerda que quién tiene tu vídeo soy yo y no ella, la sumisión absoluta me la debes a mi, a tu nueva Diosa. Esta noche cuando tu novia se duerma ven a mi habitación.

Yo: S... Si... Mi Diosa.

Me quedé solo en el suelo, me encogí sobre mi mismo, con la cara llena de flujo y saliba, y volví a llorar.


Hola, hace muchos años que soy lector de esta página y bueno, la idea de esta historia me ronda la cabeza desde hace un tiempo y he decidido plasmarla. Espero tener ideas interesantes y tiempo para plasmarlas y poder continuar este relato, así como empezar otros nuevos.

Espero que os guste!