A los 34 años perdi la virginidad
Mi primera vez fue dolorosa pero muy buena.
A LOS 34 AÑOS PERDÍ MI VIRGINIDAD
Después de pensar mucho me decidí a compartir esta experiencia. Me llamo Pedro y tengo 34 años y hace 10 que estoy casado, 1.70 de estatura, rubio de ojos claros. Siempre me atrajeron las mujeres, que por cierto hubieron muchas en mi vida de soltero y de casado. Nunca había pensado en tener relaciones sexuales con otro hombre, es decir, hasta lo que me paso hace un tiempo atrás. Todo empezó cuando por razones de trabajo tuve que ir a otra ciudad en la que por casualidad encontré a Juan, un viejo compañero de colegio que no veía desde hacia muchos años. Juan es un prestigioso médico que trabaja en varios centros de salud de esa ciudad. Después de los saludos y preguntas sobre nuestras vidas, Juan me invito a quedarme en su casa para poder hablar más sobre los tiempos pasados. Considerando que significaría el ahorro de unos buenos pesos en hospedaje acepte y le dije que me trasladaría a su casa. Como que lo hice al concluir el día de trabajo.
Cuando llegué a su casa me comento que él aun no se había casado, pero que estaba en sus planes hacerlo pronto, puesto que consideraba que había encontrado a la mujer de su vida, al lado de quien esperaba pasar el resto de su existencia. En los tres días de mi estadía en esa ciudad nos encontrábamos en las noches y charlábamos sobre nuestra vida de estudiantes. Pero el último día vino su novia que se llamaba Silvia de profesión enfermera. Silvia es una mujer alta y bastante gruesa, con unas descomunales
tetas
y unas tremendas nalgas y de piernas ni que decir. Al lado de Juan se la ve mucho más gorda y grande ya que él es delgado y bajito. No debe pasar 1,60 de estatura y tal vez ni 60 kilos de peso.
Esa noche después de cenar, charlamos un rato y nos fuimos a nuestros dormitorios. Luego de leer un momento me que dormido. No sé por cuanto tiempo estuve dormido, pero lo cierto es que desperté con mucha sed y decidí ir por un vaso de agua. Cuando pasaba por frente al dormitorio de Juan, por las voces me di cuenta que estaban haciendo el amor. Pero lo que me llamo la atención fue escuchar a Silvia que se quejaba de lo grande que la tenía Juan. Que le dolía mucho. Que se la meta despacito. Que gruesa que la tienes y cosas por el estilo. Me dije que exageradoras que son las mujeres. Ya que no podía imaginar a Juan con su físico de enclenque tener un pene grande para semejante mujer. Pero la verdad fue que al otro día, en la hora del desayuno, observe a Silvia que se sentaba con dificultad, como si le doliera la cola. Bueno, no preste mayor atención y después del desayuno llego la hora de la despedida prometiendo que cuando vuelva dentro de tres meses los visitaría nuevamente.
Pronto llegaron los tres meses y tuve que retornar a la Ciudad donde vive mi amigo. Cuando llegue me di cuanta que algo no estaba bien por la actitud de Juan. Cuando considere prudente le pregunte si todo estaba bien. Juan con mucho dolor me comenta que Silvia se había casado con otro hombre y se fue a vivir a otra ciudad. Realmente estaba muy afectado. Solo hablaba de los momentos bellos que había pasado con Silvia los cinco años que fueron novios.
El viernes en la noche propuso que fuéramos a comer y tomar unas cervezas, ya que el sábado y domingo no trabajaríamos ninguno de los dos. Fuimos a un local muy bonito cenamos y tomamos unas cervezas, continuando con una botella de
Whisky
. Ya con los humos subidos decidimos irnos. Desde luego llevamos otra botella por si nos faltaba.
Ya en la casa nos duchamos y seguimos con la otra botella mientras veíamos unos videos en su dormitorio acostados en la cama. De pronto Juan puso una película pornográfica que mientras avanzaba en mi avanzaba una tremenda excitación. Excitación que llego a tal extremo que no podía contener. Propuse a Juan que fuéramos a buscar algunas chicas. A lo que se negó diciendo que no esta acostumbrado a esa clase de mujeres y que como médico esta informado de la falta de seguridad sanitaria.
Así que desistí, pero la cosa es que mi excitación con el alcohol y la película iban en aumento. No aguantando mas, le dije a Juan, disculpa pero no aguanto mas, así que me masturbaré. El respondió, adelante, no hay problema.
Saque mi verga y empecé a pajearme. Era maravilloso hacerlo después de tanto tiempo que no lo hacia. Juan se queda mirándome. Después de un rato me dijo ¿te ayudo? Y sin esperar respuesta empezó a acariciarme la verga. Lo raro era que a pesar que por primera ves un hombre me agarraba el pene lo tomé con naturalidad. Juan, después de sacarme el pantalón y el interior, siguió haciéndolo con mucha delicadeza, subiendo y bajando su mano por todo mi miembro, acariciándome los huevos. De pronto dijo: "espera que esta muy seca" y empezó a acariciarme el glande con su lengua. Lo recorría de arriba para abajo. Me besaba los huevos y para finalmente darme una fenomenal mamada. Realmente estaba experimentando un placer que nunca había sentido en mi vida. De pronto Juan empezó a acariciarme por todo el cuerpo besando el abdomen, las tetillas, el cuello para luego confundirnos en un largo y apasionado beso.
A estas alturas yo estaba perdidamente excitado. Por lo que también quería disfrutar de su cuerpo, le quite la camisa para poder besar su cuerpo. Luego le quite de una sola ves el pantalón con el calzoncillo. Entonces fue cuando logre ver su pene por primera vez. Tendría unos 15 o 16 centímetros de larga, era mas corta que la mía que mide 18 centímetros. Pero lo que me dejo asombrado era el tremendo grosor que tenia. Como pude comprobarlo mas tarde media 20 centímetros de circunferencia. Con un tremendo glande descubierto y gruesas venas en su tranco y ni que decir de sus tremendos testículos. Entendí las razones de los gritos de Silvia. Una verga como esa haría gritar a cualquiera.
Juan llevo mi mano a su descomunal miembro. La primera
verga
que mis manos acariciaban. La suavidad y el calor que sentí despertaron en mí un ardiente deseo de besarlo, de
introducirlo
en mi boca. No espere más, y me entregue a un desenfrenado placer de lamerlo, de introducirlo en la boca. Recordando como me lo habían chupado a mí las mujeres, lo lamía, recorría con mi lengua el contorno de su glande, el cuerpo de tan hermoso órgano y los huevos. La metía todo lo que podía a la boca. Era delicioso tener aquella
verga
en mi boca y sentir el sabor de sus líquidos. Lo más excitantes eran los gestos y gemidos de placer de Juan. Para proporcionarnos placer mutuamente, nos acomodamos en posición 69. Juan ataco mi culito con su lengua permitiéndome experimentar agradables y extrañas sensaciones que no conocía hasta ese momento. Peor aun cuando me introdujo uno de sus dedos. Desde luego le correspondía de la misma manera.
De pronto Juan se dio la vuelta ofreciéndome sus labios que bese muy apasionadamente. Algo que nunca olvidaré, es la forma sensual en que me dijo "cojéeme" "
culeame,
por favor". Con las piernas levantadas, abriéndose las nalgas con ambas manos me ofrecía su delicioso culito. Era algo irresistible. Aplique lubricante al culo y a mi pija y me dispuse a disfrutar del regalo que me daba. Al ver que lo hacia con mucho cuidad me dijo "no te preocupes que no es la primera ves". Pero igual lo penetre muy lentamente, tratando de disfrutar al máximo de mi primera penetración a un hombre. Cada vez que se la introducía cerraba los ojos y abría la boca como si le faltara el aire. Cuando logré meterla toda fue hermoso sentir la presión del anillo de su culo en el tronco de mi pene. Esto me entusiasmo tanto que empecé un mete y saque violento que me provoco una tremenda descarga. Juan al darse cuenta que estaba por retirarme después de terminar me dijo "no la saques todavía". Quedamos así por un momento, cuando sintió que perdía la erección empezó a contraer y aflojar el culo. Esta maravillosa habilidad que tenía en el culo hizo que se me volviera a poner dura. Una ves recuperada la erección volví al mete y saca. Entraba y salía toda con facilidad por la dilatación y lo mojado que estaba. Después de un largo rato, Juan se puso de cuatro patas abriéndose las nalgas. ¡Que maravilloso espectáculo que me presentaba¡ Tenia el culo totalmente dilatado, cada vez que la sacaba quedaba totalmente abierto. Esto facilitaba que se la metiera hasta el fondo sintiendo que chocaba en algo. Así estuvimos por mucho tiempo, hasta que me dijo descansemos un rato que ya me duele. Nos duchamos y volvimos a la cama a seguir bebiendo. Esta vez puso una película de lesbianas y homosexuales que aumentan nuestros deseos de entregarnos a ardientes caricias y besos. Nuevamente estaba recaliente. Juan me mamaba la pija, me lamía el culo, me introducía primero un dedo, luego dos y finalmente tres. Decía que tenía un bonito culo. Me pregunto si alguna vez lo había visto. Le dije que no. Trajo un espejo y me lo mostró. Estaba cerradito con pliegues delgados. Era aun virgen.
Todo esto calentó más a Juan que me dijo que deseaba penetrarme. Le dije que era imposible que aguantara semejante
vergota
. Pero él insistía diciendo que se conformara con que entre la mitad de la cabecita. A eso él le llamaba cabecita. La verdad es que me daba pena dejarlo en ese estado. Por otro lado me invadió la curiosidad de saber que se siente tener una pija en el culo. Además, solo sería la mitad de la cabeza. Así que me decidí, pero no fue tarea fácil. Intentamos de diferentes formas. Me subí encima tratando de sentarme en tremenda verga pero no lograba meterla. Peor fue de cuatro patas, a cada intento de Juan salía despedido hacia delante. Al final me puse de costado con el detrás. Cuando sentí el calor y la suavidad de su pene jugando en el culo me recorrió un estremecimiento por todo el cuerpo. Flexione las rodillas y levante una pierna abriéndome las nalgas para facilitarle a Juan su tarea. Él con mucha paciencia y consideración trataba de introducirla. Hasta que de pronto sentí un terrible dolor que me hizo lanzar un fuerte grito. Había logrado entrar parte de la cabeza. Se quedo quieto como esperando que me pase el dolor. Lleve mi mano al culo efectivamente solo había entrado parte de la cabeza, en borde del glande se sentía aun más pronunciado por la presión que ejercía mi culito. Con movimientos lentos y suaves la sacaba y la volvía meter sin sobre pasar más que la mitad de la cabeza. Juan estaba cumpliendo con su promesa.
Me pregunto ¿Aun te duele? Le dije que solo un poquito. Entones cambiamos de posición. Me puso de espaldas con las piernas levantas y bien abiertas. Siguió sacándola e introduciéndola solo un poquito. De pronto la dejó adentro y se empezó a masturbarse. Sentí que estaba a punto de terminar por que se le puso más dura. En eso fue cuando dio una tremenda envestida y yo vi luces a colores y un grito como nunca lo había hecho. Amarrándose de mis hombros volvió a empujarla más y más adentro. Provocándome un tremendo dolor que a cada envión gritaba desesperadamente. Sentía que perdía las fuerzas, me temblaban las piernas. Estaba indefenso, incapaz de reaccionar. Por suerte estaba terminando de depositar dentro de mí su cálido semen. Se quedo quieto, y su miembro perdía la dureza que tanto daño me había hecho. Pero aun así con la pija semi dura se siguió moviendo lentamente por un rato colmándome de besos y palabras cariños disculpándose por lo que me había hecho. Era tan tierno que correspondí a sus caricias y besos. Cuando intente pasar mi mano para ver cuanto había entrado me dijo "la tienes toda adentro mi amor".
Cuando la saco, pude comprobar que estaba sangrando. Realmente me rompió el culo con su tremenda verga.
Después de esto como para disculparse, se monto sobre mí introduciéndose mi pija hasta volverme a hacer terminar. Pasamos ese fin semana haciendo el amor. Yo cogiendolo a él y satisfaciéndolo con el sexo oral. Pues seria imposible que me penetrara por el dolor que sentía, que duró muchos días. Cada vez que estoy en esa ciudad disfrutamos mucho haciendo el amor, por que ya lo resisto con facilidad con la ayuda de un buen lubricante después del dolor de la penetración inicial que pasa pronto llega el placer indescriptible.
El aprendizaje que saco de esta experiencia es que es falso que no dependa el tamaño del miembro. Puesto que tuve la oportunidad de hacer el amor con un chico de 14 años, que a pesar de tener un buen aguante, ya que no la saca hasta llegar a terminar dos veces, es poco el placer que me da con su minúsculo miembro. En verdad no hay nada mejor que sentir entrar un pene grueso y largo que te dilata el culo al máximo.
Espero que les haya gustado el relato de esta experiencia. Gracias por darme la oportunidad de compartirla.
Si alguien quiere comunicarse conmigo en la ciudad de Santa Cruz, Bolivia o de cualquier otra parte puede escribirme a: gato55pedro@gmail.com