A la salida del trabajo
Un excitante encuentro en el estacionamiento de mi trabajo.
Hoy como cada noche, te vi a la salida de mi trabajo. Me seguiste hasta el estacionamiento donde estaba mi auto sentía tu mirada atravesando la minifalda que cubre mis nalgas, las moví con cadencia, disimulando que no me daba cuenta que me seguías.
Al llegar al carro, pusiste tu mano impidiendo que abriera la portezuela, volteé y te miré, entre asustada y excitada, me empujaste hacia el carro y tapaste mi boca con la tuya, no me resistí fue un beso salvaje.
No perdías tiempo y con tu mano hurgabas por debajo de mi falda, me acariciaste las nalgas con brusquedad, mi blusa la desgarraste y tiraste de mi brasiere para comer mis tetas, con ansia, sin miramientos ni delicadeza alguna solo te apartabas unos momentos para cerciorarte que el estacionamiento siguiera desierto yo yo solo me dedicaba a disfrutar tus caricias y gemir de placer, mi entre pierna estaba escurrida.
Después de tu última inspección, hiciste que me volteara, me dejé hacer simplemente, apoyé mis manos en el carro y guiada por las tuyas en mis caderas, las levanté, arrancaste mi tanga de un tirón y fueron apenas segundos para que sacaras tu verga de su encierro y me la clavaras toda.
Me embestías de manera brusca, implacable, mientras me repetías: toma puta, toma puta, disfrútala, es lo que querías, toma mi verga putasi, si, soy tu puta y es lo que quería pensaba yo, no podía articular palabra alguna gracias a mi excitación, solo gemidos salían de mi boca mis piernas temblaban ante cada sacudida que dabas a mi cuerpo con cada penetración, mis manos se aferraban al costado del carro para no caerme, mi vagina disfrutaba cada una de las invasiones de tu verga, sentía como llenaba cada milímetro de mi intimidad.
Fueron segundos riquísimos sintiéndote dentro de mí, hasta que dejaste tu verga totalmente adentro y comenzaste a llenarme con tu leche provocaste mi orgasmo, mis piernas se tambalearon y apenas me pude sostener en pie me tomaste por los pelos ¿ te gusto puta? Si mucho ¿te gustó que te cogiera? Si mucho ¿mucho que? Que me cogieras me gustó mucho ¿te gustó mi verga? Mucho, me gustó mucho tu verga acomodaste tu pantalón, mientras yo seguía recargada sobre el carro con las nalgas al aire cada que yo quiera te voy a coger, ¿entendido? Si, entendido a partir de hoy tú eres mi puta y yo tu macho, ¿entendido? Si mi macho, soy tu puta.
Te diste la media vuelta y te fuiste. Acomodé mi falda, mi brasiere y mi blusa, en el suelo vi mi tanga, estaba rota, me agaché y la recogí y en seguida me subí al carro, me quedé sentada frente al volante, arreglé un poco mi pelo y pasé mis manos por mi cara, pensé unos segundos en lo que había pasado y sonreí.
Eché a andar y salí del estacionamiento, dos calles adelante, te vi ahí parado, me orillé y subiste conmigo. Me diste un tierno beso y como si nada hubiera pasado, me preguntaste que tal mi día. Disimulé mi excitación aun latente y te contesté que normal, me dijiste que me veías un poco rara, que si no me había pasado algo más, te dije que estabas loco, que eran figuraciones tuyas y te volví a repetir que mi día había estado normal. ¿Segura? Insististe, que no, te volví a repetir aguantando las ganas de reír, está bien, te creo, me contestaste disimulando tu sonrisa y me diste un suave beso en los labios.