A la salida de la discoteca

Una sencilla noche de fiesta se convierte en una excitante pesadilla y yo en la sumisa de un desconocido.

Esta historia ocurrió el sábado pasado. Mi amiga Lorena me llevaba todo el día insistiendo para que la acompañara aquella noche a la discoteca. Yo estaba muy ocupada con los estudios y hacía días que casi no veía la luz del sol, así que al final accedí a acompañarla para desconectar un poco y divertirme con mi amiga.

Me puse un vestido azul oscuro, algo escotado y que me llegaba hasta algo por encima de la rodilla, ropa interior blanca y unos zapatos negros a juego con mi melena.

Lorena pasó por mi casa a recogerme, ella solía llamar más la atención de los chicos, con su pelo rubio, ojos azules y un vestido verde claro bastante provocativo. Andando hacía la discoteca notaba como todas las miradas se dirigían hacía ella, quedando yo en un segundo plano.

Estuvimos bailando juntas, tomando alguna copa y poco a poco algunos chicos se iban acercando. Yo pasaba de todos, porque aquella noche había salido simplemente para evadir un poco la mente y compartir una divertida noche con mi compañera de fiesta, pero ella al final se puso a bailar con un chico, dejándome a mí sola con uno de los amigos de ese que le estaba metiendo la lengua hasta la garganta.

Al rato de haberla perdido de vista me llegó un mensaje suyo diciéndome que ya se había ido, que no me preocupara y que lo pasara bien. Me cabreé un poco con ella porque creía que la noche iba a ser diferente, pero no me apetecía aún volver a casa y además estaba un poco mareada por las copas que me había tomado.

Estuve tonteando un poco con el chico que me habían endosado. Me invitó a un par de copas y estuvimos bailando. Cada vez se pegaba más a mí, yo tampoco me apartaba y al frotar con mi culo su entrepierna, notaba como algo estaba cada vez más duro. No sabía ni su nombre, me lo había dicho antes, pero estaba buscando a mi amiga y no me había enterado de lo que decía.

Después del primer beso estos fueron subiendo en intensidad y al ver que no le apartaba la mano, el chico fue cogiendo confianza y ya no se cortaba en tocar mi culo y mis tetas por encima del vestido.

Aquello se me iba de las manos, mientras me besaba noté como su mano iba subiendo por mi muslo, hasta llegar a mis bragas ya por debajo del vestido. Las apartó con su mano y lentamente introdujo un dedo en mi coño. Entró con mucha facilidad, todo aquello me había calentado y estaba ya bastante mojada. Me entró un poco de miedo, no quería pasar a algo más con un chico que acababa de conocer.

-¿Vamos a mi casa? Vivo aquí al lado.

-Bien, pero voy antes un momento al baño.-Le dije con la voz algo entrecortada porque su dedo seguía jugando debajo de mis bragas.

Pese a que estaba algo excitada no quería continuar con aquello, no soy de las que se acuestan con el primero que se encuentran. El efecto del alcohol ya se me estaba pasando y además el dolor de pies me estaba matando, así que de camino a los baños me desvié y me dirigí a la salida sin despedirme para librarme de dar ninguna explicación.

Estaba muy cansada y tenía ganas de llegar de una vez a mi casa, eran casi las 5 de la mañana y no había nadie por la calle.

De repente cuando pasaba por un estrecho callejón, alguien desde atrás me tapó la boca y me empujó contra la pared. Me inmovilizó de cara al muro, con los brazos a la espalda y pegó su cuerpo al mio.

-No grites ni hagas ninguna tontería o será peor. ¿Donde ibas? Creía que nos íbamos a mi casa.

Su mano seguía tapando mi boca por lo que me era imposible responder, de todas formas estaba petrificada por el miedo y ninguna palabra habría salido de mi boca.

Intenté forcejear y huir pero era inútil, tenía mucha más fuerza que yo, no podía escapar y menos con tacones o descalza.

-Por favor, déjame ir, si quieres te hago una paja y olvidamos todo esto.-Dije cuando me destapó un poco la boca, al ver que dejaba de luchar.

-Una calientapollas como tú no se va a ir de aquí tan facilmente. Has generado unas espectativas que ahora vas a tener que cumplir. -Mientras decía esto en mi oído, iba frotando en mí su duro miembro.

Me subió un poco el vestido y bajó mis bragas hasta las rodillas, dejando mi culo al descubierto. Puso una mano entre mis muslos y empezó a masturbarme léntamente con el dedo.

-Estás encharcada, puta, en el fondo te va la marcha. Elige, con qué me quieres pagar, con tu boca o con tu coño?

Cerré las piernas, dándole a entender que por ahí no quería nada, así que sacó su dedo de dentro de mí y lo pasó por mis labios. Me obligó a abrir la boca y chuparle el dedo.

Me puso cara a él y aunque intentó besarme como lo había hecho hacía unos momentos en la discoteca, yo huí de su boca y al final besó y lamió mi cuello.

Con una navaja que no había visto hasta ese momento, cortó los tirantes de mi sujetador y chupó mis pezones por encima del vestido, estaban duros entre el frió y la excitación de aquello que me producía entre morbo y miedo.

Haciendo fuerza sobre mis hombros me hizo arrodillar. Puse mi sujetador en mis rodillas, para evitar dolor y no ensuciarme con el sucio suelo de aquel callejón.

Se bajó la bragueta y se sacó una polla de un buen tamaño, que empezó a pasar por mis labios y mis mejillas.

Aquello no iba a terminar hasta que le hiciera una mamada, así que abrí la boca y me la fuí metiendo toda. Cuanto antes terminara el cabrón aquel, antes podría irme a mi casa.

-Venga puta, que lo estás deseando.

-Deja de llamarme así.

-Estás arrodillada en un callejón, chupándosela a alguien que acabas de conocer en una discoteca, con las bragas por las rodillas y el coño mojado. Y no me digas que no es lo que querías, porque esto es lo que ibas buscando calentándome en la discoteca.

Antes de que pudiera protestar, metió de nuevo su polla en mi boca y continué chupando, intentando que aquello se pasara rápido. Subía y bajaba por todo el tronco, jugando mientras con mi lengua.

-Qué bien la chupas, se nota que tienes bastante práctica.

Estos comentarios sólo hacían que excitarme más y cuando me dí cuenta tenía la mano sobre mi sexo y me estaba frotando el clítoris mientras seguía con la mamada.

Cogió mi cabeza y empezó a llevar él el ritmo, la metía cada vez más profundo, estaba follándome la boca y en varias ocasiones estuve a punto de atragantarme. Unas lágrimas recorrieron mi cara.

Sin previo aviso empezó a correrse, sujetando mi cabeza, cuando notó que me apartaba, así que no tuve otra salida, recibí todo su semen en mi boca.

Cuando la presión sobre mi nuca cesó, me aparté y escupí su semen sobre el asfalto. Levanté la cabeza y vi que lo había estado grabando todo. No me había dado cuenta porque no había querido mirarle a la cara mientras estaba siendo obligada a hacerle sexo oral.

-No ha estado nada mal, nunca me la habían chupado tan bien. Ahora tienes dos opciones, o vienes calladita y obediente a mi casa o mañana este vídeo será uno de los temas de conversación entre todos tus conocidos.

Aún no sé bien porque lo hice, si por el chantaje o porque realmente aquello me había excitado y quería continuar con el juego. Sea como sea accedí a ir a su casa.

Vivía cerca, llegamos en poco más de 5 minutos. A pesar de todo me sentía más tranquila, no sé porque pero me sentía atraída por la forma en la que estaba siendo tratada. Al llegar a su casa se comportó como todo un caballero y me abrió la puerta dejándome pasar antes que él.

Vi poco más de su casa, porque nada más entrar me vendó los ojos. Se situó detrás de mí y fue besando mi cuello mientras apartando los tirantes de mi vestido, hizo que cayera al suelo quedándome casi desnuda, sólo cubierta por mis bragas blancas. Un gemido escapó de mi boca cuando empezó a pellizcar mis pezones. Estaban muy sensibles y el mínimo contacto hacía que me dolieran un poco.

Aún con los tacones puestos, me hizo andar con los ojos tapados hasta lo que por el tacto deducí que era una mesa. Apoyando su mano sobre mi espalda me hizo reclinar hasta que mis tetas se reposaron sobre la fría madera. Llevó mis manos a mi espalda y me las esposó, yo mientras me dejaba hacer, ya sumisa a todos sus caprichos. Tenía ganas de que me follara de una vez, sentir ese trozo de carne dentro de mí y gozar sintiéndome como una perra en celo.

Pasaron algunos minutos que se hicieron eternos mientras estaba así atada y totalmente expuesta y con mi coño a su merced. Escuché como se iba desnudando detrás de mí y luego como su polla bien dura rozaba mis nalgas.

-Metemelá por favor.-Las palabras salieron de mi boca casi sin que yo fuera consciente de lo que estaba diciendo.

-No seas tan fina, los dos sabemos lo que eres, pídemelo bien.

-Fóllame fuerte cabrón, utiliza mi coño es todo tuyo.

-Hace un momento no querías ni darme un beso y ahora me pides que te folle. No quiero que grites, mis vecinos estarán durmiendo y no quiero que sepan que he traído una puta a mi casa.-Para asegurarse de que era obediente, me quitó las bragas y me las metió en la boca, sellándome luego los labios con cinta aislante.

Empecé a escuchar como algo vibraba detrás de mí, y luego noté como se iba introduciendo en mi sexo.  Estaba tan caliente que al poco tiempo de tener dentro el vibrador estuve a punto de llegar al orgasmo, pero él lo notó y paró en seco.

-Hoy no mereces que te folle el coño, te has portado mal.-Mientras decía esto fue aplicando algún lubricante por mi otro agujero.

Ya había hecho en alguna ocasión sexo anal, pero nunca había llegado a gustarme y ahora daba igual lo que pensara porque no podía hacer nada por evitarlo. Las bragas en mi boca me impedían protestar, además tenía las manos esposadas a la espalda.

Después de jugar en mi culo con varios dedos y el vibrador. Noté como la punta de su polla se situaba en mi orificio trasero y pugnaba por entrar.

Poco a poco se introdujo totalmente, al principio lo fue haciendo muy lento y al poco tiempo el dolor se fue convirtiendo en placer.

Si quieres un orgasmo te lo tendrás que dar tu sola. -Dijo mientras me soltaba las esposas.

-Dirigí rápidamente la mano a mi coño y estuve tomándome mientras me follaban por detrás. Me sentía como una puta y me gustaba. No era la misma persona la que había salido de casa y la que ahora estaba abierta de piernas en casa de alguien de quien no conocía ni el nombre.

Llegué al orgasmo justo en el mismo momento en el que noté como se corrían en mis entrañas. Sacó su polla de mi interiro y me dejó en la mesa exhausta, completamente agotada. Me quité las bragas de la boca porque necesitaba más aire y fuí recuperando el aliento.

-Te has portado tan bien que borraré el vídeo, así que no te preocupes más, no volveré a chantajearte, puedes estar tranquila por eso. Ahora vete, que es tarde y estoy cansado, pero deja ahí tus bragas, que las quiero conservar como recuerdo.

Sin decir nada más y aún en shock por todo lo que había ocurrido me fuí hacia mi casa, sin ropa interior y con el culo aún dolorido después de aquella sesión de sexo desenfrenado. Tumbada en la cama tuve que volver a tocarme recordando todo lo que había pasado.

Al día siguiente recibí un mensaje en el móvil de un número que no conocía.-”Una noche fantástica”-El mensaje iba acompañado de una foto de mis bragas.

Me apunté el número y envié una foto complétamente desnuda, donde se me veía la cara y con la palabra “puta” escriba sobre mi coño.

A los 5 minutos mandé otro mensaje al mismo número: “Borra la foto por favor, la he mandado sin querer, no me gustaría que cayera en malas manos y fuera utilizada para chantajearme”.

Quería volver a sentirme utilizada y estaba ansiosa por vivir otra experiencia como la de la noche anterior.