A la memoria de la abuela (2): Sumisión materna

Madre-hijo, dominación, sexo oral. Después de intentar infructuosamente otra regresión de la joven abuela Rosa, empiezo a buscar alternativas preguntando a mi madre sobre la abuela. Mientras, la abuela sueña con un pasado a sabor de semen matutino...

Recomiendo la lectura del primer relato ( http://todorelatos.com/relato/88658/ ) para seguir el hilo de la historia, el cual sera largo...

Volví a la residencia el día siguiente. El domingo a mediodía, para ser más exactos. La verdad es que no sabia si volver o no, pero des de la noche anterior no había parado de matarme a pajas pensando en ello. En los pechos de mi abuela, bamboleando al ritmo de sus tragadas. Su cara de perra en celo, en su lengua repasarme la punta de mi polla mientras eyaculaba en su boca. En como de fácil podría ser el tener a la abuela, a esa madurita bien conservada comiéndome la polla cada fin de semana, o quien sabe haciéndome mas cosas. Se me ponía dura tan solo de pensar en ello, teniéndome que cascar otra paja para calmarme. Cada pensamiento me llevaba a otros más escabrosos.

De camino a la residencia, en el metro, pensé en la familia. Los abuelos se casaron jóvenes, y hasta donde yo se, oí que la abuela se caso de penalti o algo así. El abuelo, Juan, era bastante estricto a la par que católico, como la abuela, siendo ambos conocidos en su parroquia. Nunca una palabra o acto fuera de sitio, cada día a las 12 a misa. Excepto que cuando el abuelo murió, ella dejo de ir por completo, centrándose en acercarse a su hija otra vez.

Ambos tuvieron dos hijos: mi madre, Lidia (el penalti, jeje) y mi tío y su hermano: Ramón, del cual nunca supe nada más allá de menciones esporádicas por apariciones en fotos familiares, pero según mi madre, se fue a Sudamérica bien joven y nunca más se supo de el.

Y de mi madre, primero salio mi hermana mayor y yo. Respecto mi padre, se divorcio de mamá hace un par de anos y ahora vive con una zorra oportunista (y demasiado joven) de la Europa del este o algo así, rumana creo, que a saber cuando y como la conoció. No es mala persona, pero es un mujeriego, y a veces se veían con mamá para salir a cenar solos o los cuatro.

Lo que alimentaba mis fantasías más oscuras era la doble vida de la abuela. Bueno, de echo, de cualquier pareja o mujer. Era sorprendente cuanto cambia la gente en el tema del sexo. En la Universidad mismo, chicas que parecían quizás sosas al lado de las follatrices, resultaban ser diosas del sexo o más viciosas que las populares. Las que más sorpresas le habían dado a el eran las rellenitas, siempre marginadas en las fiestas, siempre las ultimas en ser escogidas para follar, los restos de la fiesta, se habían revelado ante el como desesperadas para poder contar que tuvieron sexo. Mientras algunas intentaban por todos medios ser folladas, otras, más realistas, perfeccionaban sus artes mamatorias, convirtiéndose en autenticas felatrices.

De echo, él mismo tenia una chica a la cual iba a ver cada vez que le picaba la polla, María, una chica rellenita de pelo moreno lacio, culo enorme y pechos pequeños casi inexistentes, siempre tapados por la camisa de turno, que no se quitaba para nada. El primer día que la conoció, ella le dio una mamada sin salir de cuento, cuando él trato de sacársela de encima y no terminar follándosela. Cuando el pensó que tenia que devolverle el favor y follársela, ella dijo que tenia la regla. Así, cada vez que el iba a su piso, ella solo le daba mamadas, excelentes por cierto, de las que te dejan seco, que te corres con ganas, a espasmos fuertes y secos en tiradas de semen, que ella sorbía como si fuera un helado de hielo. Él nunca quiso ir a más, y ella nunca pidió más, de manera que ella estaba contenta por poder presumir que tenia polla de uno de la Uni, y él contento por las mamadas. Curiosamente, aunque ella le dejaba correrse en la boca (nunca la aviso de que se iba a correr, y ella tampoco pidió ser avisada), después se sacaba la lecherada escupiendola en un pañuelo.

Volviendo al tema de la doble vida, se preguntaba qué más había hecho la abuela. O su madre, porque vamos, ella vivió con sus padres hasta los 20 y tantos... cuanto más apacible parecía alguien, más se preguntaba por que oscuras perversiones ocultaban. Cuando alguna profesora daba clases, se imaginaba siendo penetrada, o quizás penetrando ella a alguien, su marido o novio, vestida de látex...

Y en todo eso pensaba yo, sentado en el sofá del saloncillo de la puerta de mi abuela. Con las piernas ostentosamente abiertas para ver si se acordaba de tocarme, y empachado después de haberle pedido varias veces comida, a ver si se le giraba la olla, pero no. Estuve pidiéndole también de beber, así como intentar poner voz y carácter serio como los de mi abuelo. Nada, y la verdad es que me sentía bien ridículo. Incluso intente arrimar el paquete a ella mientras estaba ojeando ella la neverita, pero nada.

Ya se me iba la pelota. Esto seria más aleatorio de lo que creía... así que decidí irme, no sin antes pedir usar su baño, donde me masturbé embriagado por los olores de perfumes y cremas que ella usaba, corriéndome en una de las toallas, como regalo y muestra de mi rabia contenida por no lograr nada

Me crucé con mi enfermera favorita (no había mucho donde elegir), y charlamos cordialmente (que tal, como estas, otra vez por aquí), y tampoco detecté un deje de deseo sexual desbordado por parte suya, así que muy frustrado me fui a casa, donde mamá preparaba la mesa para comer.

  • Mamá, como era tu madre de joven? De carácter, digo.
  • Bueno...- se quedo un rato dubitativa- como cuanto de joven?- Y sonrió.
  • Pues no se, así en general, des de que la recuerdes, o lo que te haya contado ella.
  • A decir verdad... siempre fue muy alegre, muy abierta, deportista... pero al lado de papa ella se volvía seria y callada, eso me sacaba de quicio, nunca le contradijo. En nada.
  • Vaya. Y de la universidad, no te habrá llegado algún rumor de alguna party animal ..? jajaja
  • Jajajaja anda que... que va! En esa época la universidad no era como es ahora... se trataba de ser recatados, tener buena fama... mi madre incluso daba clases de repaso a chavales de familia bien, cuando termino la universidad y antes de casarse con papa. Nada, ya te puedes imaginar el panorama, de casa a la escuela y de la escuela a casa, y el trabajo de repaso lo agarro por recomendación y porque era una buena familia, que si no... sus padres no la dejarian..! Eran otros tiempos.
  • Jajajaja, pues si que cambian las cosas... algún día me tienes que contar tu universidad, mamá!

Ni te lo creas...!- contesto sonriendo.- Te dejo la comida preparada, de acuerdo? Me voy a casa de Nita, que nos tenemos mucho sin hablar. Te veo por la noche, de acuerdo?

El resto del dia me lo pase masturbandome y jugando a la PS3, sin dejar de divagar en como podria introducir nuevos elementos en las charlas con la abuela para que se le girara la cabeza y me hiciera... algo! Ademas, no dejaba de pensar en cuanto sabria mi madre acerca de todo. Y despues de un buen tiempo, retome mi costumbre de masturbarme pensando en mi madre, cosa que no hacia des de la secundaria, creo...

Al mismo tiempo que yo me iba a dormir recién masturbado, vacíos ya mis testículos; en la residencia, tumbada plácidamente en su cama, con la melena rubio pajizo esparcida por el cojín, la señora Rosa sueña momentos lejanos...

Sentada en el borde de la cama, inclinada hacia delante, con las piernas abiertas, su polla llenando mis labios y el resto de él manteniendo el equilibrio trabajosamente entre ellas, de pie.Vestida solo con mis bragas de dormir, intento dar lo máximo de mi succionando y moviendo lengua. Vamos, lo que seria una comida de polla.

Mis pechos maduros se mecen al ritmo de los movimientos de mi cabeza y cuello, haciendo un leve ruido rítmico al chocar contra el cuerpo, meciéndose al igual que mi pelo ya alborotado, con la espalda ligeramente encorvada hacia la joven polla que me estoy comiendo atentamente y sin despistes. Una mano en la base de la polla, acompañando el vaivén de mi boca, para hacer de tope a sus caderazos y evitar que se me la meta hasta el fondo, donde no controlo bien el reflejo del vómito (y no quiero vomitar ya que el castigo de otras veces, comerme lo vomitado, era repulsivo) la otra masajeando sus pelotas o su aferrando culo, dependiendo.

Mis mamadas le provocan retortijones de placer que le suben de la polla hasta lo más alto de su cabeza, haciendo vacilar su estabilidad, por lo que entonces tengo que agarrar de su duro culo y atraerlo hacia mi de vez en cuando, sin dejar de tener agarrada su polla con mi otra mano y mis labios sellados alrededor mientras la deslizo arriba y abajo, saliveandola a conciencia..

Él me rasca y acaricia la cabeza, casi peinándome a veces, acompañando mis movimientos de vaivén, con los ojos entrecerrados y boca abierta en un gemido silencioso, o bien mirando atentamente mis movimientos, lascivamente. A veces le gusta escupirme en la cara o En la amplia habitación de matrimonio del loft no se oye nada más que quejiditos, suspiros y jadeos, además de los ruidos que yo puedo hacer, que no van más allá de succión, tragar, agarrar aire y mi respiración entrecortada por cada embestida hacia su polla, con mis labios amoldados a las venosidades de su polla, brillante por la capa de saliva que he impregnado después de un buen rato mamando y manoseando sus prietos testículos a ratos.

Con sus manos en mi nuca se asegura de dos cosas: primero, que no aumento o disminuyo el ritmo de la mamada. Quiere que dure lo máximo posible, quiere disfrutar, no tanto de la mamada, sino también de verme mamar. La sumisión es un elemento importante en toda mamada. En segundo lugar, de vez en cuando, con las manos me aprieta y me obliga a metérmela toda, obligándome a tomar bocanadas de aire cuando me libera, después de manosearme las tetas.

Redoblo el esfuerzo de mis mamadas, mis músculos del cuello se tensan rítmicamente, trabajando más con la lengua en su frenillo, moviendo más enérgicamente los dedos que rodean la base de su polla, mientras que con la mano libre le agarro los testículos como un saco y tiro ligeramente de ellos hacia abajo, cosa que le encanta.

Él responde a esto intensificando el nivel de sus gemidos y quejas, además de las ya habituales expresiones de puta, zorra y guarra para arriba.

  • AAaaaAaah, siiiii.... ohhhh, joder, que buena.... aaaahhhh... perrraaaa que buena eresss.... aaaghhhHhh..... putaaaa.... puttaaaaAAAHHH...!

A pesar de las apariencias, podría estar más incomoda e humillada. Normalmente a el le gustaba tenerla arrodillada a sus pies, pero esta mañana apareció sin más de pie al lado de mi cama mientras dormía y con una chupada de pechos me despertó para inmediatamente ponerme su polla morcillona cerca de la cara y moverla, como si fuera salchicha que se muestra a un perro para que corra a comerla. Cosa que evidentemente tuve que hacer; fregarme los ojos y con el sueno todavía en el cuerpo, meterme su trozo de boca en la boca y ordeñarlo.

A él le gustaba remarcar que su polla y su leche era lo primero que me entraba por la boca cada mañana, voceando “desayunoooo...!” mientras procedía a humedecerla con mi saliva a lenguetazos. A veces, debido a que estaba resfriada, tenia la boca seca al recién levantarme, a lo que él me prohibía levantarme a buscar agua, sino que me escupía varias veces en la boca para que yo me la enjaguara con su saliva para poderle lubricar debidamente su polla para la mamada.

Noto que se está por correr. La cara se le ha congelado en una mueca rara y su cuerpo se está tensando más y más, al igual que sus cojones y la polla.

Sorpresivamente me agarra del pelo e intenta moverme la cabeza más fuerte dentro y afuera de su polla, haciendo golpear mis pechos contra mi, mientras al mismo tiempo intento amortiguar la violencia de la follada de boca que me está dando agarrándolo de una nalga y contrarrestando un poco sus envites. De repente se queda quieto, sus piernas se tensan, y su mano enredada en mi pelo lo agarra y tira de el para detener mi cabeza mientras yo sigo lamiéndole frenéticamente la punta de la polla des de dentro con mi lengua para acelerar la eyaculacion.

  • Ahh, aahhh… aaaAAahhHHh!!! Me corroooohh! Me corrroo joderrrrr, traga puta, tragaaaaahhhh!!

Lecheradas calientes y grumosas llenan mi boca en sucesivas eyaculaciones, acompañadas de gritos de placer e insultos por parte suya y algún que otro tirón de pelo mientras yo trato de contener la comezón que me provoca en el cuero cabelludo y tener la cabeza quieta, reteniendo en mi boca sus corridas, con una mano en la base de su tronco y los labios pegados alrededor de la venosidad palpitante mientras termina de correrse entre espasmos y sacudidas.

Él afloja la presión que tiene sobre mi pelo y se relaja entero, y yo puedo retirar mi boca de su polla succionando durante todo el viaje de salida, apretando los labios alrededor de la polla desinflándose para recoger los restos que pueda haber. Moviendo la lengua puedo notar la textura que tiene en mi boca, grumosa... Lo paladeo mientras todavia esta alojado en mi boca, algo ácido de sabor, tendré que cambiarle la dieta.

De joven, como cualquier adolescente enterada acerca del poder del sexo en los hombres, me dediqué a perfeccionar mis artes mamatorias a base de pedir favores y evitar sexo primero con pajas y luego con mamadas que los dejaban secos y desarmados para una posible segunda embestida, pero en mi coño.

En la universidad ya amplié mi campo de experiencia a las posturas y el control de músculos vaginales. En verdad había una competencia feroz, en un campus de 5000 personas. Pero una chica dispuesta siempre tenia una polla entre las piernas si lo deseaba. O en la boca, si ya tenia planes de follar para esa noche pero quería tener atado a otro para más adelante y no decepcionarlo. Mientras el otro chaval la esperaba fuera, ella se excusaba de no poder ser follada y le daba una mamada como compensación para la próxima. Evidentemente, todos la llamaban para quedar con ella después de ello. Era como una garantía de vuelta.

Supongo que es un talento que no se olvida, el comer debidamente una polla, y eso hace que todos se vuelvan locos con mis mamadas y se corran en pocos minutos, evitándome el tan molesto dolor de mandíbula y el agarrotamiento de los músculos del cuello que tenia tan frecuentemente cuando empece con las mamadas

Supongo además que el que sea tu madre la que te vacíe la polla cada mañana también ayuda.

Porque el que está de pie con su polla al aire, terminando de sacar las últimas gotas en mis labios es mi hijo de 16 años.

Mientras se separa de mí a duras penas, casi trastabillando y con la polla limpia, corvo hacia atrás la espalda, algo agarrotada por la postura, para compensar la postura curvada que he tenido que mantener durante casi los últimos 15 minutos y al hacerlo, me trago la corrida grumosa y caliente, levantando la cabeza para que vea como se me mueve mi nuez del cuello al tragar. Abro la boca y le enseno que esta vacía. El sonríe y me suelta una cachetada en la mejilla que me hace girar un poco la cara. La mejilla se me calienta enseguida.

  • Muy bien mamita, estuviste bien... Voy a ver que hace mi hermana. Acuérdate del desayuno.

Él simplemente me sonríe con sorna y se va, dejando la puerta abierta, pudiendo ver el pasillo que conduce a mi cuarto. Entra en el cuarto de su hermana, dejando la puerta entreabierta, .Viendo su culo moverse hacia el cuarto, me pregunto cómo he llegado hasta éste punto. El punto de tener que tener que comerle la polla a mi hijo y aguantar sus insultos. El punto de tener que exhibirme por toda la casa, siempre dispuesta a mi hijo. El punto de tener que oír gemir a mi marido, con el que llevo muchos anos casada, seguramente encima de mi hija, en su cuarto mientras estoy sentada en mi cama, con mi boca recién usada, con mi pelo alborotado. Me hago una coleta. A el le gusta jalarme de ella para marcarme el ritmo de las mamadas, pero al cabo de unos minutos me la deshace. De fondo, los característicos ruidos rítmicos de unos testículos repiquetear contra un culo.

Yo Rosa, señora casada, madre de dos hijos, respetada por todos, pilar de la comunidad, sentada al borde de la cama, con el regusto de polla recién exprimida en mi boca. Dios, que mal. Mejor me voy a dar una ducha. Tengo que llevar a los dos pequeños monstruos a los estudios. Mientras el agua recorre mi cuerpo, me meto un dedo en mi cono pensando en el cuerpo fibrado del encargado del almacén de mi marido y cuan gustoso seria ser poseída por el de forma cariñosa, mientras oigo de trasfondo el ruido de la ducha el rugido del orgasmo de mi marido corriéndose quien sabe donde en nuestra hija adolescente

Seguramente Ramón (este es el nombre de mi hijo) este masturbándose mirando la escena, esperando que su padre termine para inmediatamente hacer que Lidia le coma otra vez la polla, aunque seguramente quiera mearse en ella en la bañera, ya que tiene clases y no da tiempo para otra mamada... el cabrón cada día se inventa nuevas maneras de humillar a su hermana y a mi. La ultima fue la de mearse encima nuestro, en la bañera. Y todavía tengo que preparar el desayuno.

Comentarios y sugerencias se agradecerán!