A la memoria de la abuela (1)

Un joven que visita a su joven abuela en la residencia, descubre que gracias a regresiones debido al Alzheimer, él puede ocupar el puesto que otros ocuparon antaño en varios orificios de su no tan tranquila abuela...

Hola a todos! Lo que les voy a contar sucedió cuando iba a primero de carrera y mi abuela estaba en una residencia para ancianos. No por achaques físicos de la edad (que tampoco era mucha), sino por seguridad propia. Les cuento;

Durante muchos anos mi abuela fue una mujer independiente, y aun siendo abuela, no lo parecía en absoluto. No me entiendan mal, no es que estuviera bien buena, curvilinea, pechos enormes y todas esas cosas que se leen por aquí, sino que simplemente parecía... madura y ya.

Aparte de ser siempre guapa (hablo habiendo visto el álbum familiar), tuvo una buena rutina de ejercicio siempre, y el hecho de que su marido tuviera un buen trabajo hizo que ella tuviera siempre hueco para ir a spas , untarse de miles de cremas, y un largo etc. Si trabajo, pero en el ámbito de la casa. Era habitual verla enfundada en un horrible chándal negro haciendo jogging en la cinta, ademas de yoga y esas variantes modernas. Por no hablar de subir las escaleras a pesar de tener ascensor.

Físicamente ella es de complexión normal, tirando a delgada, aunque con curvas donde toca, pelo color pajizo en una coleta que nunca cambio por otro peinado (otras amigas suyas se hicieron esas horribles permanentes y con toneladas de laca) y de ojos azules, ahora algo apagados por la edad, que por cierto, es de 67. Su figura era realmente impresionante por el hecho de ser abuela, y eso se plasmaba en su silueta, alargada y respingona.

Siempre de buen humor, cuando éramos pequeños revoloteaba por la casa cuidando de nosotros, y lo alternábamos con visitas a la suya, un enorme loft en el centro de la ciudad de Barcelona. Ella y el abuelo estaban muy unidos. Mientras mi abuelo estaba desmejorado por la edad, con 78 anos, la abuela se mantenía jovial, activa y de buen ver. Pero des de que el abuelo muriera, fue a peor. Vivir sola en una ciudad enorme, en un loft tan grande y con unas amigas que se pasaban los días medrando en salas de té, se le hacia imposible.

Primero la invitábamos a casa, de manera que empezó a pasar tiempo con nosotros, pero empezamos a darnos cuenta de su deterioro... mental. Olvidaba nombres, cosas, el porque iba a la cocina o a que había salido a la calle. Primero no le dimos importancia, pero hasta que un dia nos llamo la vecina diciendo que la abuela estaba paralizada en el portal, enfrente los interfonos, no nos decidimos a llevarla a un medico, que dictamino un estado inicial de Alzheimer.

Muy a pesar nuestro, la tuvimos que ingresar en una residencia especializada. No estaba tan mal, pero primero, no podríamos dejarla sola, y nadie podía cuidarla, de manera que le buscamos, con su ayuda, una bonita residencia con departamentos individuales completos, con saloncillo, dormitorio, una pequeña cocina con nevera (pero no fogones, por ejemplo) y sobretodo, atención medica.

Ella no se quedaba mucho en la residencia, no encajaba allí. Todos los residentes se valían por si solos, pero la mayoría se había resignado a su suerte, pero ella no. Ella daba largos paseos en chandal, y a veces en pantalones de deporte cortos y camiseta, mostrando a todos lo que es tener las piernas bien torneadas a su edad, doradas por el sol y sin nada de varices.

Al principio íbamos a verla todos, pero a medida que nos iba reconociendo menos y menos, la familia también perdió el interés... para que ir a ver a alguien que no lo agradecería? Y yo de los primeros! Cansa pasar tiempo, aunque sea una hora, con alguien que te trata como desconocido, y que incluso se incomoda ante tu presencia porque no te reconoce. Aun y así, de vez en cuando reunía valor y ganas para ir a verla, al fin y al cabo, me daba pena toda la situación, los fines de semana, aprovechando que no tenia nada que hacer los sábados por la mañana.

Debo reconocer que el interés me vino sobretodo al ver una de las enfermeras residentes, con su uniforme blanco, raya azul, morenita, pelo cortito... nada del otro mundo, pero con mi edad y mis hormonas, se me ocurrió que si me veía por allí tendría la ocasión de hablar con ella y quizás... follármela.

Así que los sábados me iba a verla. La residencia estaba medio vacía los findes, algunos familiares se llevaban a los ancianos a sus casas o de viaje. Los que se quedaban pues poca cosa, merodear por las salas, en corrillos y gimnasio, salas comunes, etc. Pero se estaba muy tranquilo... me estaba empezando a plantear ir a estudiar allí..! Pasaron unas 3 semanas des de que empece a ir por mi cuenta a la residencia. La enfermera era habladora y cordial, pero nunca la convencí de ir mas allá de vernos dentro de la residencia.

Respecto mi abuela... bueno, ella a veces me reconoció, a veces no, ya que en una misma mañana podía reconocerme y no reconocerme varias veces, y las conversaciones eran rocambolescas.

Ademas, me sorprendí varias veces mirando el cuerpo de mi abuela. Como he dicho, estaba muy bien para su edad, y la belleza no se va. Si a eso le sumamos el aburrimiento que a veces tenia cuando ella se quedaba callada cuando se pensaba que era un extraño y que no había mucho mas donde mirar, pues era evidente que solo había donde mirar a ella. No es que fuera a buscar guerra con ella, pero a mi edad, cualquier cosa era follable.

Siempre vestía elegantemente, aunque nunca de forma “vieja”. Acostumbraba a vestir polos de manga corta, pantalones largos, con zapatillas deportivas de suela plana, recomendada en eso por su nieta, mi hermana mayor, sin duda. A veces sí vestía mas sobriamente, con faldas largas y camisas de botones, pero creo que era mas por cosa de la enfermedad que por otra cosa. Eso sí, vistiera lo que vistiera, su figura siempre quedaba marcada.

Un día la acompañé al gimnasio a que hiciera ejercicio, haciéndome pasar por un enfermero porque no me reconoció como nieto, así que le dije que le tendría un ojo por si le pasaba algo, a lo que ella se rio diciendo que no hacia falta. Vestía pantalones cortos de deporte, dejando ver sus piernas ligeramente morenas y su trasero marcado por los pantaloncitos de fibra.

Ese día, por la noche, y venciendo mis reticencias morales, me casqué una buena paja pensando en ella. En cómo de apretado le quedaban sus curvas del culo y el sujetador en las camisetas de polo y ese pantalón blanco, mi favorito. Me la imagin

é

a cuatro patas, corriéndome en su morena espalda, agarrando sus pechos flácidos en las ultimas embestidas al correrme.

Finalmente, el día que todo cambio llego. Nada mas llegar, la enfermera que me ponía se me acerco, diciéndome que mi abuela había pasado mala noche, despierta hasta tarde, preguntando por su marido.

  • Oh, ya veo, pero ya esta bien?

  • Sisi, no te preocupes por ello, estuvo estresada un momento, pero ya esta... la semana que viene le haremos un examen psicológico para ver como esta con la enfermedad.,,

  • De acuerdo, claro... Se la puede visitar?

  • Por supuesto!

Pas

é

a las habitaciones, ya que me dijeron que no había salido de su cuarto. Llame y me abrió. Llevaba unos pantalones sintéticos, con raya de planchado, cinturón delgado rodeando la cinturita que resaltaba mas su trasero tonificado, y una blusa que parecía de seda, blanca y de botones negros, abierta solo en un par de botones, que solo dejaban ver un poco de su pecho, pero transparentaba lo suficiente como para adivinar un sostén blanco de tiras debajo. Recordando la paja que me casque pensando en ella moviéndose al ritmo de mis embestidas, desvié la vista a su cara, ligeramente maquillada y con pendientes dorados pequeños.

  • Hola abuela!- a ver si había suerte hoy y me reconocía.

  • Hola Miguel! Pasa, pasa! Qu

é

sorpresa, oye! Ya pensaba que nunca vendrías a verme!- Le quise recordar que la semana pasada estuve, pero mejor lo dejaba.

  • Jajaja, pero como crees..! Qu

é

tal estas...?

La charla estuvo insustancial, por supuesto. Hablamos de su vida en la residencia, las cosas que quería hacer, lo chismosas que eran algunas, lo guapas de las enfermeras... ella hablaba sin parar, y yo me centraba en, cuando ella desviaba la mirada, mirarle los sostenes ligeramente dibujados bajo la blusa banca... me estaba poniendo tonto... y perdía la conversación..!

Me estaba estresando. Basta con pensar en que no debes pensar en la abuela desnuda, piel algo no tan tensa por la edad, aunque morena; abierta de piernas enfrente tuyo para que tu celebro se vuelva mas que creativo. Ademas, nunca había visto mas de mi abuela que las piernas y el ligero escote. Lo demás, mi mente adolescente lo cubría en base observaciones y recreaciones de sus pechos, culo marcado por pantalones y un sinfín de imágenes mentales... Mierda, esas piernas... esa cintura... joder, puta pubertad... me la dejaría comer hasta por la recepcionista gorda esa...

De repente ella se levanto, se arreglo los pantalones y me dijo que iba a por agua y volvía. Yo me levante para estirar las piernas y me acerque a su ventana y le pregunte con voz alta para que me oyera:

  • Abuela! tienes algo de comer? Se me ha hecho tarde y tengo hambre...

  • No me llames abuela..! Soy Rosa! - dijo ella extrañada, saliendo de la cocina.

Oh , mierda , pensé yo, la liamos . Pero como estaba cansado y hambriento me salio la respuesta mas sincera y espontanea del mundo (y también algo molesta, porque cuando tengo hambre...):

  • Joder, de acuerdo pues: Rosa, tienes algo de comer? Se me ha hecho tarde y tengo hambre.

Y de repente, sorpresa. Le cambia la expresión de la cara a otra sonriente y amable:

  • Por supuesto, mi amor! Siéntate y ponte cómodo que te preparo algo.

Y se fue a su cocina. Uau, pensé, eso fue raro... pero con el hambre que traía, no estaba para preguntas. Me senté en la silla del comedor y espere. Al cabo de poco, llego ella, sonriente todavía, y puso un tapete y los cubiertos. También traía una botella de vino y un vaso. Pensé en decirle algo, pero tenia hambre, y no tenia ganas de discutir.

Al cabo de un rato mas regreso con un plato y un bocadillo, que me puse delante. Ella se sentó a mi lado y se quedo mirando, sonriente y en silencio mientras daba las primeras mordidas al bocadillo. Me di cuenta que no hacia nada, solo me miraba, yo cuando la miraba de refilon, ella me sonreía.

Que cojones le pasa a esta? ” pienso. Ademas, me di cuenta de unos detalles: primero, se había repintado los labios. Y segundo, llevaba la blusa mas desabrochada. Eso si lo controlaba. De echo, le podía ver el canalillo de entre las tetas claramente, ya que estaba inclinada ligeramente hacia delante. Y eso me puso mas tenso... y empezo a hincharse mi polla dentro de los jeans....

Se levanto de su silla y se puso detras mio, medio acariciando, medio masajeando mis hombros, para inclinarse a mi oreja y susurrarme

  • Te gusta la comida, Juan?- dijo con voz aterciopelada.

  • Eeeehh... sisi, claro- tartamudeo yo.

Mientras dijo eso, me abrazo por detras, mejilla contra mejilla. Note su piel calida y suave contra mi barba de dos dias, su perfume recien rociado, que me embriagaba y me la ponia mas dura todavia. Y lo mas importante, note sus pechos aplastarse contra mi espalda. La ereccion a punto de rebentar.

Juan?? Y quien cojones es Juan! ”, pense yo. “ A saber quien se cree esta que soy, porque no conozco... hostia! El abuelo! Se llamaba Juan! Esta loca se cree que soy el abuelo!

Mientras estaba distraído en mis pensamientos y paralizado por el pánico, mi abuela se había apretado mas a mi y empezado a besar ligeramente mi nuca y cuello. Me di cuenta de todo ello cuando note que empezaba a chuparme el lóbulo de mi oreja derecha mientras con la mano izquierda me acariciaba el pelo y con la derecha amasaba el bulto de mis jeans.

Y yo, a todo ello, todavia a medio tragar el ultimo bocado del bocadillo, paralizado, sin saber que hacer. Si hago algo, esta me monta un escandalo...! Se cree que soy su marido, y evidentemente quiere algo conmigo

Ella, por su lado, se habia separado de mi y arrodillado al lado de la silla.Se desabrocho un boton mas la camisa, y se la aparto a sus brazos, dejando al descubierto sus hombros morenos y ese cuello delgadito que tanto me gusta en una mujer. Los pechos, sin ser grandes ni nada, estaban apretados por un sostén blanco sin marcas ni filigranas, que le marcaban aun mas el canalillo. La piel se veia propia de una mujer madura, pero no mucho... se veia que tanto cuidado habia dado efecto.

Sin dejar de mirarme sonriente des del suelo, y yo con una erección a punto de rebentarme los pantalones, ella se bajo las tiras del sostén de los hombros, quedando a ambos lados de sus brazos. Elegante zorra, pensé, incluso estando sentada en el suelo, con los hombros al desnudo y el sostén al descubierto, mirándome con cara sumisa, estaba elegante, esos ojos azules preciosos y su coleta rubia perfectamente colocada.... maldita perra... quien lo iba a decir...!

De repente, se inclino hacia mi y poso su mano en mi muslo, queriendo girarme hacia ella. Al tomar conciencia de todo el momento, di un respingo y casi me caigo de la silla. Estaba sudando, mi corazon estaba desbocado y yo, confuso...

  • Pero que haces??- balbucee-

  • Como? Pero... ya no te gusto?- se le quebró un poco la voz, y esos bonitos ojos azules se humedecieron. De repente le cambio la cara y el tono: - Te la esta comiendo otra, cabron!?

  • No, pero... yo... que...?!- balbucee otra vez.

Su cara estaba transfigurada en una mueca de enfado. Mierda , pensé, la residencia en silencio y esta si se pone a chillar se va a liar parda... imagina que entran y se encuentran a esta medio desnuda y a mi con esta erección... saldré en los periódicos! “Nieto intenta abusar de su anciana abuela” . Me imaginaba el bochorno, el tener que mudarme de ciudad, que mis padres me rechazaran...! Tenia que evitar todo eso!

Me centr

é

mentalmente y la mire con semblante serio, intentando hablar como el abuelo. Serio.

  • No, callate, mujer- dije secamente- tan sólo dejame acomodarme.

Ella cambió el parecer y se quedó sentada en el suelo, con las piernas dobladas a un lado, la camisa desabrochada y los tirantes del sostén bajados hasta el canalillo. Me fui a la puerta a cerrar el pestillo, no fuera el caso. Tanto folleteo por la universidad tenia que servir de algo... Y por un momento se me pasa por la cabeza el irme, el abrir la puerta y cerrar detrás de mi y correr, pero la imagen de mi abuela semidesnuda corriendo detrás de mi por la residencia me pasó por la cabeza... así que puse el pestillo a la puerta y regrese sobre mis pasos, sentándome en el sofá. Una extraña mezcla de sentimientos de culpa, excitación y el corazón martilleándome en el pecho se revolvía dentro mío mientras me acomodaba.

Ella se me queda mirando des de su posición hasta que me senté con las piernas ligeramente abiertas en el sofá, decidido a que pase lo que tiene que pasar para evitar vergüenza mayor.

  • Tu siempre tan comodón, Juan- dijo sonriente

Ella avanzó hacia mi gateando. Su culo enfundado en los pantalones se marca por la posición y sus pechos caen hacia el suelo, sujetados levemente por el sostén blanco medio caído.

Se coloco entre mis piernas, se incorpora, quedándose arrodillada, agarro un cojín y se lo puso en las rodillas, para después acariciarme las piernas por encima de los jeans. Esa no era mi abuela. Esa no era la mujer que me leía cuentos cuando era pequeño. No era la que pobrecita, esta mal. Ni en mis mas enfermizas fantasías me llegue a creer eso. Sus ojos, normalmente azul apagado ahora me miraban con lujuria, y su boca repasada de carmín sonreía ante mi. Era una perra a toda regla...!

Lentamente empezó a manipular mi entrepierna, desabrochándome el cinturón y abriendo los botones del jean. Los abre de par en par, sin bajarmelos, para luego apartar ligeramente los boxer y sacar mi venosa y dura erección al aire junto con mis testículos. El tacto de sus manos cálidas, con esa textura especial de la gente mayor, me da un pequeño respingo de placer que me recorre toda la espalda. Se la pasea por los labios, manchandola ligeramente con el carmín, y luego por sus mejillas, incluso aspira su olor, sonoramente, con los ojos cerrados. Cuando veo que saca la lengua, reclino la cabeza hacia atrás y cierro los ojos, aun con la respiracion agitada.

Un primer lametón recorre mi polla, de venas hinchadas, des de la base hasta la punta, recorriendo la polla en su parte central. La saliva, caliente, junto con el aliento también cálido casi hacen que me corra al momento. Un segundo lametón, a un lado, y otro, al otro lado hacen que empiece a estrujar cojines.

Siento su cálido aliento rodear mi polla para seguidamente una humedad, des de la punta hasta casi la base, para después notar el frio de la parte humedecida por la saliva, pero fuera de la boca al retirarse hacia arriba. Luego, la calidez volvió a bajar hasta casi la base, resbalando facilmente entre los labios apretados de mi abuela alrededor del tronco.

Me han dado muchas mamadas, pero evidentemente esa fue especial. Estuve un buen rato con los ojos cerrados, tratando de no correrme, solo sintiendo sus labios aprisionar mi polla, sintiendo su lengua recorrer mi dureza de arriba a abajo rítmica y metódicamente. Cuando creí haberme controlado, recosté la cabeza hacia delante y abrí los ojos. Allí estaba ella, con ambas manos en mi entrepierna, una sujetando la piel de mi polla hacia abajo, dejando mi glande mas descubierto, la otra en mi muslo. Sus cabeza moviéndose rítmicamente, sin parar, los músculos del cuello se marcaban y tensaban a cada sacudida de cabeza.

Me quería correr en su cara, en ese canalillo que formaban sus pechos, que parecían morenos. Ella seguía mamando, así que hipnotizado, alargue la mano izquierda hasta su pecho, e intente colarla por entre el sostén. Su piel, cálida y suave me dejo medio medio anonadado. Por fin la estaba tocando! Pero ella pareció darse cuenta de mis intentos, algo torpes, de manera que con movimiento diestro de su mano, se agarro el borde de la copa del sostén donde intentaba colar la mano y se la bajo, dejando un pecho blanco pálido al aire, que cayo ligeramente al verse libre de su prisión. Inmediatamente lo aprisione con mi mano libre y lo empece a manosear, entre fascinado y muerto de miedo.

A contraste de su cuerpo, ligeramente tostado por el sol, sus pechos eran blancos como si nunca hubieran visto el sol, con una gran aureola marrón. Ademas, me di cuenta que mis fantasías fallaron en mi imaginación. Maldito Internet y sus pechos siliconados. Su pecho esta flácido, como una pelota algo desinchada, ligeramente endurecido en el área cercana a su aureola y su excitación se nota solo en el pezón, duro e hinchado.

Sigo manoseando su pecho como si fuera la primera vez que toco una mujer, con mano agarrotada y dubitativa, mientras ella sigue tragando polla rítmicamente, impasible a mi temblorosa mano, con esos labios ya sin carmín por la fricción, con algo de arruguitas en los bordes al aprisionar mi polla y lubricarla con una fina capa de saliva caliente, haciendo que su boca resbale mas fácilmente a lo largo de mi polla. Su coleta se mueve agitada por los movimientos de vaiven de su cabeza. La sala esta en silencio, y solo los ruidos de succion que de vez en cuando se le escapan a ella resuenan en el aire.

Finalmente un espasmo de placer me recorrió la espalda, y arqueando la espalda, me corrí en su boca, sacudiendo la cadera ligeramente a cada eyaculacion. Normalmente cuando me la maman, me gusta agarrar la cabeza de la chica y correrme en lo mas profundo de su garganta, pero con la abuela ni ose tocarla al correrme. Me corrí estrujando los cojines del sofá, apretando los dientes, y soltando una gran exhalación al terminar. Cuando note que estaba vacio, y ella habia recogido la corrida con su boca sorbiendo a medida que se sacaba la polla de la boca, abrí los ojos. Y allí esta ella. Con el pelo de la coleta ligeramente alborotado, las mejillas sonrojadas y la respiración algo agitada, ya que su pecho moreno subia y bajaba algo mas intensamente de lo normal, cubierto por una fina capa de sudor; pero sobretodo, sonriente, satisfecha. Note como su cuello se contraia, tragando algo...

  • Voy a recoger la mesa, amor.- dijo. Y se levant

ó

, poniéndose sobre los hombros la camisa pero sin tocarse nada mas, siguio con el pecho al descubierto y bamboleando al caminar, dejándome a mi espatarrado en el sofá, con la erección menguante al aire.

Qué mamada! ” pensé yo mientras me ponía la polla flácida dentro de los pantalones y me arreglaba la camiseta. Camin

é

hacia la puerta de salida, casi me caigo al suelo. Sentía que no debía quedarme, así que me asegur

é

que ella estuviera lejos para evitar cualquier otra escena.

Ella ya estaba tirando las migajas y sobras en la basura, en la cocinita, todavía con la camisa desabrochada y una teta al aire, que cuando se inclino hacia delante al limpiar el plato en la basura, quedo colgando, libre y algo flácido, como si se tratara de una pelota dentro de un calcetín.

La mir

é

por ultima vez antes de salir, y la escuche canturreando alegremente mientras oía el ruido del agua del fregadero. Cerrando la puerta tras de mi, me puse a recorrer el pasillo hacia la salida, hacia un poco de aire... a paso ligero.

Hostia puta, así vivía el abuelo... mamadas después de cada comida... maldito cabrón.. .” - Pensé nervioso. “ Mierda, la abuela me la ha comido, me ha comido la polla, cagondios, y si manana se da cuenta que era yo?

La enfermera que me gustaba venia en sentido contrario en el pasillo, y su voz me saco de mis pensamientos;

- Hey! Todo bien? Pareces serio- dijo ella al llegar a mi altura.

  • Hey! Hola.. si si, bueno... algo preocupado por la abuela, jeje – balbucee yo, parándome a su altura- oye, esto del Alzheimer va a peor? Quiero decir, aparte de olvidar cosas, puede que crean firmemente que eres otra persona aunque no te parezcas? - pregunte.

  • Bueno, a medida que avanza la enfermedad, se vuelven mas regresivos... algunos llegan al extremo de volver a su etapa de infancia pre-adolescente, y otros van mas allá y se vuelven literalmente bebes, y por eso muchos se lo hacen encima... En todo caso, esas regresiones a la adolescencia o al pasado mentalmente se deben a estímulos externos, que su celebro lo relaciona con el suceso o persona mas cercano a ello, hace “ clic ” a lo primer que encuentra, y por eso a veces confunden personas, sitios... Depende de cada paciente. Por ejemplo, si su hijo tiene ojos verdes, y ven a otra persona con ojos verdes, su celebro lo relaciona y le hace creer firmemente que esa persona, aunque sea muy diferente, es su hijo. Por lo que tu abuela respecta, la tratamos muy bien, y su enfermedad es de avance lento, y si hay alguna regresión, seria temporal, o en todo caso, muy lenta...- dijo ella, sabiéndose la lección.

  • Oh, ok, de acuerdo...- tartamudeé otra vez- Nos vemos!

En el vagón del metro de camino a casa, empece a recobrar la conciencia de lo hecho. Mi abuela, la madre de mi madre me había deleitado con una mamada con una pericia digna de una puta experimentada. Esa mujer apacible y afable, que me daba dinero a escondidas y me rellenaba como pavo cada vez que me iba a su casa, me había dado una mamada devota hasta que me hizo correrme en su boca, esa boca que tantos besos en la frente me había dado de pequeño cuando nos venia a cuidar. Le llene la boca de mi leche, que ella se trago como buena ama de casa... maldito abuelo, tan católico y mojigato que parecía...

Al parecer, la apariencia de parejita adorable y católica que tenían en las fotos de su casa no era tal, sino que el abuelo tenia una sumisa en casa, en todos los sentidos. A mi me gustaría que me la comieran en cada cena! A gusto que dormiría...

Una duda me corroía... cuantos mas secretos ocultaba la abuela? Al parecer, el “clic” de pedir comida había hecho que mi abuela se hubiera puesto como si tratara con su marido en casa, cuando el llegaba a comer antes de volver a trabajar... cuantas mas situaciones lograrían “desbloquear” momentos sexuales en el celebro de mi abuela para mi regocijo? Tenia que investigar...! Pero por otro lado... Dios! Mi abuela? Estaba enfermo? Yo era universitario, salia y me acostaba con chicas de mi edad...! Pero joder, el morbo me podía, el morbo de lo prohibido, de lo que no esta bien... necesitaba probar mas... tenia que volver... y experimentar!

Al llegar a casa, todavía con el celebro hecho un barullo, me quede al lado de teléfono esperando que llamasen en cualquier momento para decirme que la abuela me había denunciado por abuso sexual, o que la policía me venia a buscar, pero no sonó en todo el día. A las 12 de la noche me fui a la cama, rendido, y me mate a pajas hasta caer dormido mirando videos y fotos de maduras en Internet.