A la aventura (segunda parte)

Yo le deseaba, pero , ¿èl a mi?

¿Como no me había dado cuenta que eso podría pasar? La tela de la camisa era como mi segunda piel. Ahora la notaba pegada por toda mi espalda y en mi culo también. Y por delante, dios, por delante, sólo había que ver mi reflejo en el espejo. Desde mis pechos hasta mi muslo. Era como no llevar nada puesto, se marcaba cada curva, cada linea de mi cuerpo. Hasta mis pezones no conseguían pasar desapercibidos!!!! Y que de mi pelo siguiesen cayendo gotas de agua ayudaba a mojar la camisa si cabe aun más.

Tapándome como pude ayudada de mis brazos, me volví a dar la vuelta hacia Manu.

- Perdóname, tú. No sabía que esto estaba pasando, no había toallas en el baño y...

  • No te disculpes.-dijo Manu interrumpiéndome. Además, creo que hasta debería darte las gracias, porque no se tiene una visión así todos los días.

Si ya estaba algo roja por la vergüenza creo que con este comentario alcance el máximo. Sentía muchísimo calor en la cara pero a la vez un punto de excitación. Quizá después de todo le gustase a Manu o quizá solo lo había dicho a modo de cumplido. Se lo que es que un chico diga lo que quieres oír sólo con el propósito de llevarte a la cama pero ahora, no se porque, le creí. Sentí que surgía una atracción entre los dos.

Cuando quise darme cuenta, Manu estaba pasando a mi lado para dejar la leña cerca de la chimenea. Después, cogió una toalla y me la ofreció.

  • Creo que tendré que dejarte otra camisa.

Se fue al armario y al momento se acercó para dármela. Cuanto mas se aproximaba a mí más me excitaba yo. En mi cabeza aún seguía el pensamiento de estar juntos en la ducha... Inconscientemente, mis ojos miraron hacia su pantalón. Era imaginación mía o él también estaba excitado¿?

Yo deseé con todas mis fuerzas que se acercase más y más a mí, hasta sentirnos piel con piel. Tenía claro, que me dejaría llevar. Deseaba sentirme entre sus brazos, deseaba besarlo, enredar mis dedos en su pelo, deseaba decirle que era suya..... Pero no fue así, estiró su brazo para darme la camisa y después una vez hecho eso, se dio media vuelta y volvió a salir de la cabaña.

¿Que estaba pasando?

Esta vez tardó mucho tiempo en entrar a su casa otra vez. Yo ya había empezado a preparar la cena aunque con los últimos acontecimientos no tenia hambre. Mi cabeza era una auténtica contradicción. Por un lado, sentía que le gustaba a Manu pero al momento pensaba que no. Había encendido la radio para que por lo menos la música me acompañase.

Eramos dos personas adultas, solos, sin nada que nos atase....que pasaba entonces¿?

Se acercó a la cocina, donde estaba yo,empezando a preparar unas croquetas. No le dije nada cuando noté que estaba a mi lado, no miré hacia donde él estaba. No entendía el porqué se había ido tanto tiempo fuera e intentaba parecer al menos molesta y que él lo notase pero también sabía que si veía su sonrisa y sus ojos aunque solo fuese un segundo, me derretiría una vez más.

Supongo que se dio cuenta que algo pasaba, así que optó por ver mi reacción cuando cogió con los dedos un poco de harina y me manchó la nariz. Como no hice nada, esta vez me tiró un poquito a mi cara seguido de un pequeño empujón con la cadera.

  • Vamos, no te habrás molestado por algo no¿? me preguntó.

  • Y porque tendría que hacerlo¿?

  • No se, como no me dices ni haces nada.

Quería jugar, pues íbamos a jugar, dejé salir la niña que llevo dentro y que llevaba tiempo dormida y cogiendo con mi mano un buen puñado de harina se la tiré directa a la cara. Y ahí empezó una guerra, donde acabamos manchados de arriba a abajo los dos. En medio, de todo esto, me agarró por la cintura y comenzó a hacerme cosquillas. Yo empecé a revolverme intentando escapar y no se como, me tropecé y acabé entre sus brazos. Con mi boca a escasos centímetros de su boca. La tensión sexual crecía entre nosotros así que era ahora o nunca. No me lo pensé dos veces y me acerqué más a él. Le vi a los ojos y supe que estaba perdida. No había vuelta atrás. Y mientras en la radio sonaba una balada "Always" de Bon Jovi, una de mis canciones favoritas de ese grupo, me acerqué a él y le besé. Primero dulcemente y al no sentirme rechazada busqué su boca con mas ganas. En ese mismo momento supe que podría estar besándole toda mi vida, que ese beso era lo mas maravilloso, que el mundo había dejado de girar y solo estábamos el y yo.  Mis labios buscaban sus labios y su lengua buscaba mi lengua. Y mientras mis manos se enredaban en su pelo y acariciaban su cara, las de Manu, recorrían mi cuello, mi espalda, mi culo y bajaba hasta el borde de la camisa. Cuando sus manos acariciaron la piel de mis muslos, sentí que me quemaba como el fuego. Comenzó a subir su mano otra vez arrastrando la tela hacia arriba. Pasó su mano por mi cintura, por mis brazos, por mis pechos y desabrochó un botón, separó su boca de la mía y con sus ojos sobre los míos, sin decir nada, pidió permiso para continuar. Al ver que yo no le decía que no, continuo desabrochando el resto de botones. Cuando la camisa se abrió se pegó a mi para notar su pecho contra mi pecho, sin dejar de besarme. No se cuanto tiempo pasó. Lo siguiente que recuerdo fue su boca junto a mi oreja y susurrando me dijo:

  • Te deseo

Sus palabras resonaban en mi cabeza como la mejor de las músicas. Me deseaba, lo había dicho. No me lo podía creer. Y yo a él. De mi boca, solo salió una pequeña sonrisa justo antes de volver a buscar su boca. Necesitaba sus besos y quería más.

Sin dejar de besarnos me llevó hacia la cama. Antes de tumbarnos en ella, le desabroché el pantalón y metí mi mano dentro. Mis dedos acariciaron su polla, grande y dura. Mmmmmm. Mientras, él, tampoco se quedaba quieto. Sus manos bajaban por mi cuello hasta llegar a mis pechos. Sus dedos rodeaban mis pezones, que se habían puesto duritos con sus caricias. Bajaba lentamente por mi cintura hasta agarrarme el culo y acercarme mas a él, dejando entre los dos únicamente mi mano que todavía seguía dentro de su pantalón y de su bóxer.

Lentamente, nos dejamos caer en la cama, el encima mío. Su boca recorría mi cuerpo acompañado de sus manos. Del cuello, pasó a mis pechos, los besaba y acariciaba, mordía dulcemente mis pezones consiguiendo excitarme mucho, bajó por mi barriguita mientras sus manos acariciaban mis muslos y antes de que pudiese darme cuenta, su cabeza estaba entre mis piernas.  Eso consiguió excitarme aun más, mientras su lengua no dejaba de jugar con mi clítoris. Sentía que si seguía así, mi primer orgasmo no tardaría en aparecer. Mientras tanto no dejaba de gemir de puro placer.

Después de lamer y chupar mi zona mas íntima, se acercó a mis labios y pude saborear en su boca, mis flujos. Y aunque reconozco que alguna vez los había probado ya, por curiosidad, después de masturbarme, no era para nada comparable a ahora.

Era mi turno, de un solo movimiento nos cambiamos la posición, ahora era Manu el que estaba boca arriba conmigo encima. Hice exactamente lo mismo que el había hecho anteriormente. Con mi lengua y mis labios fui recorriendo su cuerpo. Su cuello y su pecho, deteniéndome en lamer y morder sus pezones y en hacer círculos alrededor con mi lengua, todo esto, mientras mi mano se había adelantado, acariciando ya su entrepierna. Fui bajando lentamente por su barriguita, llenándolo de besos y cuando mi mano y mi boca se encontraron, ya no pude aguantar más.

Saqué mi lengua y con ella recorrí la puntita de su polla, la cual ya se había mojado de un riquísimo pre. Después la recorrí toda con mi lengua, muy lentamente, de arriba a abajo y viceversa, mientras la sujetaba con mi mano. Cuando volví a llegar a la puntita, abrí mi boca y dejé que entrase solo un poquito. Mmmmmmmm, sabía tan bien!!!.  La saqué para después volverla a meter, esta vez un poquito más y así repetí una y otra vez hasta que estuvo toda dentro de mi boca. Se que le gustaba lo que hacía, porque escuchaba sus gemidos cada vez mas intensos, además con su mano agarraba mi pelo y me empujaba lentamente la cabeza hacia el.

Cuando sentí que estaba próximo a correrse, me separé de él y acerqué mi boca a sus huevos. Me metí uno en la boca y lo chupé mientras agarraba otra vez su polla con mi mano, después hice lo mismo con el otro.

Quería que me hiciese suya, que me follase. Estaba demasiado excitada para parar ahora. Así que dejé de hacer lo que había estado haciendo hasta ahora para ponerme encima de él. Con las piernas a ambos lados de su cadera.

Acerqué mi boca a su oreja y le dije:

  • Quiero tenerte dentro de mi. Es lo que mas deseo ahora....

Y cuando ya no había vuelta atrás, cuando había llegado el momento que tanto había deseado estos últimos días, un sonido hizo que todo acabase.

  • Lucía, despierta.

Manu estaba frente a mi junto a la chimenea, acababa de entrar en la cabaña, sus ropas mojadas así lo demostraban y venía con un montón de leña en las manos. Ahora lo recordaba todo, había salido del cuarto de baño en busca de una toalla que había encontrado, me había secado y puesto una de sus camisas. Y como, Manu no daba señales de vida, me había tumbado en el sofá y me había quedado dormida.

  • No se que estarías soñando pero parecía que te gustaba.

  • Mucho. Ojalá no me hubiese despertado.

  • Bueno, dicen que a veces los sueños se hacen realidad, no¿?

  • Quizá, dije no sin cierta decepción en mi voz

  • La verdad es que tengo hambre, que te parece si preparamos la cena¿? No sé, creo esta noche me gustaría cenar croquetas.

No pude evitar reír después de lo que había dicho que le gustaría cenar, quien sabe quizá después de todo el sueño se hiciese realidad.

Manu como siempre no me dejó que le ayudase con la cena. Y yo mientras no podía dejar de mirarlo y de recordar el sueño que había tenido. Había sido tan real!!!. Tanto que yo cada vez tenía mas deseos de estar con él, de revivir cada segundo de aquella escena, cada caricia y cada beso que me había dado en mi imaginación.

Pero todo me hacía pensar que nada iba a ser así. Manu no daba muestras de querer nada conmigo. Después de un rato la idea de que no le gustaba lo mas mínimo empezó a dar vueltas en mi cabeza.

Lo tenía claro, si esta noche Manu no intentaba nada, se acabó.

Llegó la hora de cenar y como en la noche anterior no pasó nada mas que tener una conversación trivial. Seguimos hablando de nuestras vidas pasadas y de lo que esperábamos del futuro. Y nada, Manu no parecía que quisiese pasar de ahí. Nos lo pasábamos bien juntos, nos reíamos, yo quería más y en cambio él.....

Las horas pasaron y después  lo de siempre, un rato sentados frente a la chimenea, hora de irse a la cama. Y ahí tampoco hubo cambios, solo recibí un buenas noches por parte de Manu. La verdad es que no me  me encontraba bien con esta situación, no me resultaba nada fácil estar en la misma cama que ese hombre. Lo deseaba tanto!!!!

No se cuanto tiempo pasó hasta que me quedé dormida pero cuando me desperté, Manu ya no estaba a mi lado ni siquiera estaba en la cabaña. Había dejado de llover y el sol entraba por las ventanas. Cuando me levanté y me acerqué a la cocina, encontré una nota encima de la mesa. Se había ido para ver si podía llegar a donde estaba mi coche. Estaba claro, si conseguía su objetivo no tardaría mucho en irme de allí.

Cuando ya casi era mediodía, Manu entró por la puerta de la cabaña. Algo en su cara había cambiado pero no podía llegar a adivinar que era.

  • Buenas noticias, Lucía, he llegado a donde estaba el coche y no solo eso, funciona. Al final el golpe no fue para tanto, solo has dañado la defensa. De hecho, lo he traído hasta aquí, así que ya puedes irte hoy mismo.

Sus palabras cayeron como un jarro de agua fría en mi cabeza. "Puedes irte hoy mismo" me había dicho. Acaso quería que me fuese ya¿?

  • Está bien. Me iré. Al fin y al cabo ya nada me retiene aquí, no¿?

Manu se quedó mirándome fijamente. Durante unos segundos no comentó nada y al final solo dijo.

  • Entonces nos despediremos en este momento, tenia pensado salir hoy a pescar a un lago que hay aquí cerca y no volveré hasta la noche.

  • Como tu quieras.

  • Ha sido un placer conocerte y disfrutar de tu compañía estos días.

  • El placer ha sido mio, muchísimas gracias por haberme ayudado y haberme permitido estar en tu casa.

  • Vuelve cuando quieras.

Se acercó, me dio dos besos y antes de que me diese cuenta, ya no estaba. Manu se había ido. Y no lo volvería a verlo mas.

No tardé en irme, estaba bien y podía conducir, la esperanza de que ocurriese algo entre Manu y yo se había esfumado y nada me ataba a ese lugar. Decidí que lo mejor era volver a casa y pasar los pocos días que me quedaban de vacaciones descansando.

Ya de camino, por la autopista, no dejaba de pensar lo frío que había estado Manu conmigo esa mañana. La complicidad que había entre los dos en las comidas y cenas había desaparecido.

Horas después, estaba entrando por la puesta de mi casa. "Hogar, dulce, hogar" pensé. Físicamente estaba otra vez de vuelta pero mi mente aun se encontraba dentro de una cabaña.

Los días pasaron y la vuelta al trabajo seria al día siguiente. Me encontraba estupendamente, no me dolía nada después del golpe pero mentalmente no lo estaba. Mi estado de ánimo no era el mismo desde la vuelta. Ya no me reía y no me apetecía salir. Todo había cambiado desde el viaje.

Al día siguiente, me levante temprano. Me metí en la ducha dispuesta a ponerme guapa, a dar un cambio a mi vida, no podía seguir así, tenía que volver a ser la chica de antes. Una camisa blanca, una falda negra de cuero ajustada y corta y unos buenos zapatos de tacón alto, serían lo mejor para salir pisando fuerte de mi casa y con ganas de comerme el mundo.

Y ahí estaba yo, a golpe de lunes, camino del coche, dispuesta a regresar a mi aburrido trabajo y . Otra vez volvía a la rutina de siempre. Entré en el coche y puse la radio, eran las 8 de la mañana y no hacía muy buen día, así que la carretera era un caos con tanto coche. Me vi en el retrovisor, la verdad es que me sentía guapa esta mañana, solo me había pintado un poco los ojos y los labios. No me gusta el  exceso de maquillaje.

De repente, mientras estaba todavía metida en medio de un buen atasco, una canción empezó a sonar en la radio. "Always"  de Bon Jovi. Era nuestra canción en mi sueño!!!. Me bastó esa señal para darme cuenta que necesitaba volverle a ver. Tenía que ir a la cabaña de nuevo. Las ideas pasaban rápido por mi cabeza, primero pensé en esperar al fin de semana, ufffff, demasiado tiempo!! Y de repente me dije: "porque no ahora¿?" No me lo pensé, en cuanto pude, me metí por la primera entrada a la autopista.

Era una locura, lo sé, pero que podía perder¿? Solo necesitaba verlo otra vez, preguntarle porque había sido tan frío conmigo.  Los kilómetros se hacían eternos y que lloviese no me ayudaba. Inconscientemente una sonrisa apareció en mi cara. Me encontraba en la misma situación que hace muchos días ya. Yo sola en la carretera y lloviendo.

Pasaron varias horas hasta que conseguí ver la cabaña a lo lejos. Casi era de noche, salía humo de la chimenea y se veía luz por la ventana. Manu estaba en casa. Apagué el coche y justo en ese momento dejó de llover. Me acerqué a la puerta, creo que nunca había estado tan nerviosa como ese día.

Golpeé la puerta lentamente. No esperé mucho hasta que Manu abrió la puerta. Estaba guapísimo!!!. No hizo falta decirnos nada. Como se suele decir una mirada vale mas que mil palabras. Y como ya me había pasado una vez, yo me perdí en sus ojos azules.

Con sus manos me agarró la cara y me besó. No me lo podía creer, Manu me besó!!!!! Al principio un beso dulce pero ambos necesitábamos mas. Nuestras bocas se abrieron, lo justo para que nuestras lenguas se encontrasen. Como en mi sueño, sentí que nada me importaba mas que estar allí en aquel momento.

Sin dejar de besarnos entramos en casa. Sus manos recorrían ahora mi espalda, mi culo, mis muslos...las mías, hacían el mismo camino por su cuerpo. Su boca recorría mi cara con pequeños besos hasta llegar a mi cuello. Mmmmmmmm.

Empezó a desabrocharme la camisa dejando al poco tiempo un bonito sujetador blanco de encaje. Las mías hacían lo propio con su pantalón. Desabrochó mi falda y yo le ayude a quitármela, mientras él dejaba caer su pantalón al suelo.

No podíamos dejar de besarnos. Después de quitarme la poca ropa que me quedaba y hacer él lo mismo, caímos en la cama.

Con su boca, recorrió cada rincón de mi cuerpo, cada beso era fuego en mi piel. Consiguió excitarme como nunca nadie lo había hecho antes. Lamía mis pechos, mis pezones, los acariciaba y pellizcaba, me acariciaba los muslos, entre las piernas, introducía su dedo donde antes había estado su boca y yo sólo podía gemir de puro placer.

Después fue mi turno, mi mano agarro su polla, que era mejor que en mi sueño, la acariciaba suavemente. Poco a poco fui bajando, recorriendo su cuerpo con mi boca, hasta llegar a donde estaba mi mano. Recorrí su polla con mi lengua, de arriba a abajo y al revés y cuando llegué a la puntita que ya estaba mojada, me la metí en la boca para chuparla bien. Mientras lo hacía no dejaba de verle a la cara, me excitaba verlo y con mi mano acariciaba sus huevos.

No era un sueño esta vez, estaba pasando realmente.

Queríamos mas así que me incorporé hasta volver a encontrarme a su altura, puse las piernas a ambos lados de su cadera y bajé lentamente. Quería sentir como su polla entraba más y más. Quería sentirlo dentro de mi. Y esta vez, sí, esta vez si que pasó.

Una vez estaba totalmente dentro de mi, me quedé quieta unos segundos, quería sentir como me llenaba plenamente. Después comencé a moverme lentamente arriba y abajo. Sus manos acariciaban mis tetas mientras mis manos se apoyaban en su pecho. El ritmo fue subiendo, cada vez un poquito más rápido, y más rápido y más rápido y más y más...

Acabamos corriéndonos juntos con el orgasmo mas intenso de toda mi vida.

No pude mas que abrazarlo.

- Había deseado tanto que esto ocurriese, Lucía.-me dijo

  • Y porque no hiciste nada mientras estuve aqui¿?

Después me contó que no me había dicho nada antes porque no quería que fuese algo pasajero. Que quería que me quedase con él pero que entendía que tenía mi vida y que querría volver a ella. Me contó que cuando volvió ese día de pescar en el lago tenia la esperanza de encontrarme en la cabaña pero que después vio que no era así, que me había ido y pensó que nunca mas volvería a verme.

La verdad, mi querido lector, es que me contó muchas cosas y sigue haciéndolo aun, ha pasado ya un tiempo de eso y sigo en la cabaña. Y bueno, esa noche no salimos de la cama, aunque no es el único sitio donde nos hemos dejado llevar por la pasión. Pero sabes que¿? Eso ya es otra historia

FIN