A la aventura (primera parte)

Llevaba mucho tiempo planeando como sería este viaje. No sabía el lugar a donde iba a ir, lo único que pasaba por mi cabeza era coger el coche y conducir sin rumbo y vivir una aventura diferente. Y por fin había llegado ese día. Mi ultimo día en el trabajo y el comienzo de mis vacaciones.

Llevaba mucho tiempo planeando como sería este viaje. No sabía el lugar a donde iba a ir, lo único que pasaba por mi cabeza era coger el coche y conducir sin rumbo y vivir una aventura diferente. Y por fin había llegado ese día. Mi ultimo día en el trabajo y el comienzo de mis vacaciones.

Esa mañana me levanté temprano, el día anterior ya había hecho la maleta con un poco de todo, una ducha rápida, un ligero desayuno y poco más de media hora ya estaba en la carretera. Me adentré en la autopista, ya llevaba más de tres horas conduciendo cuando pensé que era un buen momento para un descanso. Así que me desvié en la siguiente salida. Al poco tiempo llegue a un pueblo pequeño, con solo un bar. Aparqué mi coche y entré, no había nadie, solo una chica detrás de la barra. Después de pedir un café, empezamos a hablar, me preguntó que a donde iba, que hacía, etc...y por lo que le conté, le entusiasmó la idea. Ella siempre había querido hacer algo así. Poco después retomé el viaje.

Fueron horas conduciendo, solo parando para comer y poco más. Era invierno, así que los días eran cortos y cuando ya empezaba a oscurecer pensé que seria un buen momento de buscar un sitio donde dormir.

La mala suerte quiso que empezase a llover, cada vez mas fuerte...encendí las luces del coche y no tardé en ver un cartel en la carretera indicando una salida a unos kilómetros....como ya hicieran anteriormente, la cogí....la carretera empezaba a ser cada vez peor y la lluvia no ayudaba. Apenas podía ver unos pocos metros, solo lo que las luces iluminaban, lo justo para saber que me estaba metiendo en un bosque, no pasó mucho tiempo, cuando la carretera dejo de estar asfaltada, ahora era un camino de tierra y piedras...Y allí estaba yo, sin saber muy bien que hacer, lo que estaba claro es que no podía volver a atrás, ya casi era de noche. Además, yo quería aventuras, no¿? pues aquí la tenía.

Cuando ya los últimos rayos de sol dejaron de iluminar el horizonte y la oscuridad se hizo mas grande, se desató una tormenta y la lluvia cada vez caía con mas fuerza. Y no se en que momento pasó, o como fue, pero algo se cruzó en mi camino, algo grande que me hizo girar el volante...lo último que recuerdo fue mi coche cayendo por una pendiente, chocando contra un enorme árbol. Con el impacto me golpeé la cabeza quedando media inconsciente. No se cuanto tiempo paso, si fueron horas o solo minutos. Solo escuchaba unos extraños ruidos no muy lejos del coche y unos pasos cada vez mas cerca. Alguien abrió la puerta, se acercó y con delicadeza me sacó del coche mientras me decía que no me preocupase, que todo estaba bien y que me ayudaría. No podía abrir los ojos pero notaba como las gotas de lluvia caían sobre nosotros, y me desmayé.

Cuando me volví a despertar estaba en una pequeña casa de madera, con solo una habitación a excepción del baño. Desde la cama donde me encontraba tumbada, podía ver la cocina, la chimenea, un sofá, la puerta de la entrada y las ventanas, todas tapadas con madera para no permitir que entrase la luz del exterior. La persona que me había llevado ali, me había quitado el vestido, dejándome solo la ropa interior.

La chimenea estaba encendida, hacía calorcito dentro de aquella cabaña pero estaba sola, nadie había allí. Quise levantarme, acercarme a una de las ventanas para ver si era de día de noche o donde estaba, quise encontrar mi ropa, pero no pude, me dolía la cabeza muchísimo. Así que empecé a llamar por quien quiera que fuese que me había ayudado, pero nadie contestó.

Sólo podía quedarme allí, tumbada en aquella cama y esperar.

Estaba nerviosa, los recuerdos del día anterior empezaban a aparecer en mi mente...quien podía vivir en un sitio así alejado de todo¿? No tarde en tener respuesta. Al poco tiempo, la puerta de la entrada se abrió, aun era de noche y seguía lloviendo y en ese momento pude ver la imagen de la persona que me había sacado del coche.

Frente a mi apareció un chico joven, más o menos de mi edad, alto, rubio y pese a ser invierno y hacer frío, solo vestía un pantalón vaquero y una camisa lo suficientemente ajustada como para que se le marcasen los músculos. Uffff, era guapísimo!!! Al entrar cerró la puerta y cuando se dió cuenta de que ya estaba despierta, se quedó mirándome fijamente, con sus bonitos ojos azules.

Se que debería tener miedo o al menos cuidado, no sabía quien era, ni que podía hacerme, pero cuando me sonrió, todo eso pasó a un segundo plano.

Allí estaba el chico mas guapo que había visto en mi vida, parado frente a mí, sin hacer nada mas que sonreír. Y yo, no podía dejar de verlo. De su pelo mojado por la lluvia caían unas gotas que resbalaban por su cara, por su cuello....

Nuevamente no se si pasó un segundo o una eternidad, me quedaría viéndolo toda la vida, cuando me dijo:

  • Hola, que tal estás¿?

No podía hablar, las palabras no salían de mi boca, hasta su voz me gustaba. Sabría que si él me lo pidiera me quedaría allí para siempre. Se supone que eso es lo que la gente llama amor a primera vista¿? Y allí estaba yo, en silencio, cuando acercándose un poco más a la cama, me volvió a decir:

  • Te encuentras bien¿?

Solo pude decir un simple... - creo que si.

- Seguro ¿?

  • Bueno, me duele la cabeza

  • Normal, te has dado un buen golpe contra el cristal. Se puede saber que hacías tú sola a esas horas, con el tiempo que hace por esa carretera¿?

Cuando iba a empezar a hablar me dijo dame un segundo que me cambie de ropa que estoy empapado. Se fue al cuarto de baño y cuando volvió vestía un pantalón más cómodo, uno pirata y para arriba no llevaba nada. Solo una toalla colocada en el cuello con la que se secaba un poco el pelo. Estaba mas guapo que antes si eso era posible.

Más o menos como pude le expliqué toda la historia, quería unas vacaciones diferentes, sin planear nada.... él me escuchaba atentamente sin decir nada. Se había sentado en la cama, a mi lado. Lo suficientemente cerca como para que pudiese darme cuenta de lo bien que olía.

Cuando acabé de hablar fue su turno. Me explicó como había llegado al coche poco después de que tuviese el accidente, al escuchar el ruido. De como me había sacado de dentro, que después me había desmayado y no tuvo mas remedio que llevarme en brazos hasta la cabaña. Que como no había parado de llover, ambos estábamos empapados, así que pensó que lo mejor sería quitarme la ropa para evitar una gripe y que al ver que no me iba a despertar muy rápido, se había ido al coche a buscar mi equipaje para que tuviese algo que ponerme pero que no había podido llegar a él porque con las lluvias la carretera estaba cortada, había caído tierra y piedras y no se podía pasar. Tendría que esperar a que mejorase algo el tiempo pero que mientras podía ponerme alguna de sus camisas y podía probar con alguno de sus pantalones aunque veía difícil que me sirviesen por la talla.

Se fue al armario y cogió una de esas camisas.....

  • Te la dejo encima de la cama para cuando puedas levantarte, vale¿? Mientras me voy a hacer algo de cenar.

  • Está bien. Por cierto, qué hora es?

  • No más de las 11 de la noche.

Solo las 11 y yo pensando que pronto se haría de día. Aún me quedaba toda una noche para pasarla en compañía de.... Me acababa de dar cuenta que no nos habíamos dicho el nombre .

Después de descansar un poco, el dolor de cabeza había pasado. Me sentía lo suficientemente bien como para levantarme así que aproveché que él estaba distraído cocinando para levantarme y ponerme la camisa sin que me viese.

Me sentía muy cómoda con ella, me quedaba grande eso si, pero era lo suficientemente corta como para que sólo me tapase parte de mi muslo. Despacio me acerqué hacia la cocina hasta ponerme a su lado.

  • Ummmmm, que bien huele!!!

  • He pensado que te sentaría bien una sopa calentita. Acércate y la pruebas.

Cogió un poco con una cuchara y después de soplarle para que no me quemase, la acercó a mi boca. Estaba igual de rica que lo  bien que olía. Le sonreí y él me correspondió igualmente.

  • Te queda bien mi camisa, me dijo, pero deberías acercarte a la chimenea si tienes frío. Te acompañaré cuando acabe.

No sé porque, pero la noche prometía ser muy agradable.

Fui a calentarme un poco junto a la chimenea mientras veía como este chico terminaba de preparar la cena. Ahora estaba colocando la mesa. Cuando terminó de hacer todas esas cosas, se acercó a mi. Y ya cuando estaba a mi lado me preguntó:

  • Te encuentras mejor¿?

  • Creo que sí, le dije, al menos el dolor de cabeza casi ha desaparecido.

  • Me alegro. Y tienes hambre¿?

  • Mucha, además esa sopa huele muy bien

  • Pues a cenar entonces.

Cuando nos acercamos a la mesa, me pidió que me sentase. No me dejó hacer nada. Él fue quien sirvió la sopa. Mientras cenábamos empezamos a hablar de nuestras vidas. Yo le conté que mi vida era monótona, mas de lo que me gustaría, que tenía un trabajo estable pero que no me llenaba, que estaba aburrida de salir cada fin de semana con la misma gente y de hacer siempre lo mismo y que un día sin pensarlo demasiado decidí que estas vacaciones serían diferentes. Él, me contó, que su vida era fácil, tenía una familia con dinero, que siempre tuvo todo lo que quiso sin preocuparse del futuro, pero cuando sus padres habían muerto en un accidente se dio cuenta de que no quería vivir como ellos, trabajando sin disfrutar de la vida. Así que lo había dejado todo para pasar una temporada apartado del mundo, sólo y perdido en medio de la nada.

Mientras me hablaba yo no podía dejar de mirarle. Era perfecto!!!!. Sentía que podía perderme en esos ojos azules...cuando sonreía automáticamente yo también lo hacia, era tan tan bonita. Y su boca, uffff, su boca...porque no podía dejar de desear que me besara con esos labios¿? Su voz era fuerte pero a la vez muy dulce....Porque yo me sentía tan atraída por ese hombre que apenas conocía¿?

Acabamos de cenar y rápidamente él se levantó para recoger la mesa. Le pedí que me dejase ayudarle al menos a lavar los platos. Al principio era reacio a aceptar aunque al final me dijo que sí. Al acabar, nos sentamos en el suelo, frente el fuego...

  • Ven, acércate..me dijo.. te daré un masaje para que se te pase del todo el dolor de cabeza. Ponte de espaldas a mí.

Y eso hice, sentada de espaldas a él, comenzó a pasar sus manos por mi cabeza, enredando sus dedos en mi pelo. Mmmmmmm, me encontraba tan bien, que podría estar así durante todo el tiempo del mundo. Fue bajando sus manos por mi cuello, acariciando esta vez, mi nuca....

  • Porque no te desabrochas la camisa¿? Así podré darte también el masaje en la espalda.

Y eso hice, fui desabrochando cada botón hasta dejar caer la camisa dejando mi espalda sin cubrir. Cada vez deseaba mas sentir sus manos recorriendo mi piel. No sé si ese chico hacía algo mal, pero desde luego, no eran los masajes. Consiguió que estuviese totalmente relajada entre sus manos. Sus caricias eras delicadas y sus manos eran muy suaves.

Deseaba que no parase nunca, me sentía excitada con solo un masaje!!! jamás me había pasado algo parecido.

De repente, se detuvo. Acercó su boca a mi oreja y me dijo:

  • Oye, acabo de darme cuenta que me has contado cosas de tu vida pero aun no se tu nombre .

  • Te lo diré si tu me dices el tuyo.

  • Mi nombre es Manu, y el tuyo¿?

  • El mio es Lucía.

Seguidamente dijo un me gusta mientras sus manos volvían a acariciar mi piel otra vez, dándome el mejor de los masajes. Estaba segura de que iba a ser la mejor noche de mi vida. Estaba convencida de que iba a dejarme llevar y que iba a hacer lo que me apeteciese con ese chico.

  • Qué tal¿?

  • Mucho mejor

  • Entonces creo que deberíamos irnos a la cama

Estaba escuchando bien¿? Me había dicho que quería irse a la cama conmigo¿?  Todo iba perfecto, como había estado soñando durante toda la noche...

-Te importa compartir la cama¿? Es lo suficientemente grande para los dos, no¿?

  • Claro que no me importa, le dije

Nos metimos en la cama. Yo pensando que sería una noche llena de pasión. Pero todo se vino a abajo cuando después de un buenas noches, Lucía, me dio la espalda. Que había pasado¿? Juraría que nos atraíamos mutuamente. Porqué no había intentado nada ni me había dejado intentarlo a mi¿? No entendía nada. Y mientras él no tardó en quedarse dormido yo estaba tumbada con los ojos abiertos sin dejar de darle vueltas a mi cabeza.

La noche pasó muy muy despacio, al menos para mí. No entendía nada de lo que había pasado. Quizá solo eran imaginaciones mías. Tardé mucho en quedarme dormida, supongo que casi estaba amaneciendo cuando cerré los ojos. Me desperté con un rico olor a cafe recien hecho. Ya era de día, la luz entraba por la ventana aunque todavía seguía lloviendo.

  • Buenos días, Lucía. Has dormido bien¿?

  • No tan bien como me hubiese gustado, pero al menos el dolor de cabeza ha desaparecido del todo.-dije yo

Y ahí estaba en su cara esa sonrisa otra vez. Me contó que se había despertado temprano, cuando se empezaba a hacer de día y que como yo dormía no quiso despertarme al menos hasta acabar de preparar el desayuno. Vestía la misma ropa que el día anterior y yo no tenía mas remedio que volver a ponerme su camisa de lino blanco.

Cuando nos sentamos a desayunar me dijo que había pensado que si paraba de llover intentaría volver a mi coche, pero que de momento lo veía difícil. La verdad es que poco había que hacer metidos en esa cabaña.

Yo no conseguía dejar de pensar en ese chico y el tenerlo delante todo el tiempo no ayudaba nada. No podía entender como siendo tan guapo y atento, estaba allí solo, sin nadie a su lado, sin una pareja. Sería homosexual¿? La idea no duró mucho tiempo en mi cabeza cuando surgió una conversación donde hablamos de la mala suerte que habíamos tenido en el amor. A ambos nos había pasado mas o menos lo mismo. La verdad es que hasta conversar con él era encantador. Las horas a su lado pasaban muy rápido. Cuando nos dimos cuenta ya era la hora de comer. Esta vez fui yo quien insistió en preparar la comida. Ummmmm, algo rápido, pasta.

No hicimos nada diferente por la tarde, salvo conversar conversar y conversar, que más podíamos hacer¿? La noche se iba acercando. Le pedí a Manu si podía darme una ducha.

-  Claro que si, me dijo. Tienes todo lo que necesitas en el cuarto de baño.

  • Ok, ahora vuelvo.

Me fui a la ducha, quería que el agua calentita resbalase por mi cuerpo, necesitaba desconectar de todo, dejar la mente en blanco y disfrutar. No se cuanto tiempo estuve debajo del chorro del agua. Pero mi cabeza no dejaba de pensar en como sería si Manu entrase por la puerta y después de desnudarse, se metiese conmigo en la bañera. De como sin decirme nada, me besaría apasionadamente y como respondiendo yo a sus besos, acabaríamos haciendo el amor bajo el agua. Dios, ese chico ocupaba cada uno de mis pensamientos. Que me estaba pasando¿?

Unos golpes en la puerta me sacaron de mi sueño. Era Manu....

  • Llevas mucho tiempo dentro. Estás bien¿?

  • Si claro, ahora salgo.

Cerré el grifo y salí de la bañera... busqué por todas partes una toalla con la que secarme pero el armario donde se suponía que debían de estar se encontraba vacío. Me acordé que las había visto secando junto a la chimenea. Tendría que pedirle que me trajese una. Me acerqué a la puerta, la abrí un poquito y llamé a Manu pero nadie contestó. Volví a llamarlo y solo obtuve el silencio por respuesta. Dónde se había metido? Me asomé y vi que estaba sola en la cabaña. Que podía hacer estando empapada en agua¿? Decidí ir a buscarla yo misma. Me puse la camisa y salí del cuarto de baño.

Cuando ya estaba cerca de la chimenea, a mis espaldas, la puerta de la entrada se abrió, asustada me giré hacia ella y apareció Manu con un montón de leña. Había salido a buscarla para mantener encendido el fuego. Cuando me vió, sus ojos se abrieron mas de lo normal. Se quedó parado junto a la puerta, sin decir nada y observándome de arriba a abajo.

- Perdón.- me dijo

Perdón¿? Qué estaba pasando para que me pidiese perdón¿? No entendía nada. Ahora ya no me miraba a mí, sólo al suelo.

  • Qué pasa¿? le dije Porqué me pides perdón¿?

  • Porque.....mejor acércate al espejo.

Así lo hice y cuando me vi reflejada en él, quise morirme, noté como el calor empezaba a subirme por la cara hasta ponerme roja. La camisa de Manu se había pegado a mi cuerpo y me transparentaba todo!!!!!!!

CONTINUARÁ