A jugar...-5

: ¡Tienes unas manos grandes! Miré mi mano y respondí: ¡Así puedo masturbarme mi gran polla con ellas! Él casi sin pestañear respondió: ¡Yo uso la boca!

A JUGAR…-5

Me llamo Hank, soy de Corea del Sur tengo 18 años y he hecho todas las pruebas para entrar en el Cuerpo de Bomberos de Barcelona, creo que ha ido bastante bien pero de momento seguiré como traductor en el Consulado y sobretodo me divierto con mis colegas de los apartamentos donde vivo.

Hasta que llegó Sandro apenas me relacionaba con nadie, él me acogió bajo sus alas enseñándome a ser sincero conmigo mismo y abrirme un poco ante los demás al poco se nos unió un nuevo miembro Samir de Emiratos Árabes trabaja en una joyería de alto standing y tiene algunos meses más que yo, a veces se nos añadían otros ocupantes de los apartamentos a jugar en la cancha de baloncesto después que Sandro con alguna ayuda la arreglara, era de una belleza singular de su mirada emanaba paz que transmitía al resto. Ya siendo más amigos nos reuníamos a cenar en casa de uno u otro afianzando esa amistad, en otras ocasiones íbamos a tomar algo por ahí, a mí me encantaba meterme con Samir sobre su religión y él parecía ofenderse replicando sobre la mía y Sandro de mediador riendo nos atacaba a los dos para terminar los tres riendo a más no poder. Y Sandro comenzó a cambiar de forma de vestir dejándose una barba bastante larga, era parecido a un “hípster”, ropa pasada de moda pantalones con tirantes camisas anchas de manga larga, se recogía el largo cabello o con un moñito en la coronilla o una larga cola de caballo y su larga barba dos dedos por debajo de su mentón con tonos rubio casi rojizo le daban un aspecto mayor, pero él seguía siendo de igual forma por dentro. Durante una cena en su apartamento nos contó lo de su hermano gemelo y que trabajaba para él, ése no sabía de su existencia de aquí que adoptara esa forma estrafalaria de vestir.

Samir poco después dijo, que uno de sus hermanos le había culpado de acostarse con su novia, cuando en realidad él los había pillado infraganti y por temor a los padres de ella lo habían culpado a él, sus padres decidieron enviarle fuera del país para evitar males mayores creyendo más a su hermano mayor que a él.

Me llegó el turno de sincerarme y conté: A los 7 u 8 años estaba con un compañero de clase en mi cuarto haciendo los deberes cuando en el ordenador apareció la imagen de un anuncio de una bebida de refrescos con las imágenes y melodía de la película Titanic con los protagonistas sobre la barandilla del barco extendían los brazos y gritaban, mi amigo se puso detrás de mi silla estirando mis brazos y él los suyos sujetando mis manos al tiempo que se inclinaba sobre mi oído susurrándome ¡Somos los reyes del mundo! Entonces oímos un fuerte portazo en la habitación, mi padre muy serio le dijo a mi amigo que regresara a su casa, dos días más tarde me sacaron del instituto, subí al coche de mi padre con él dentro, el chofer de la familia nos llevó al aeropuerto descargando una maleta, el vuelo no fue demasiado largo, luego un trayecto en coche que se me hizo interminable, bajaron mi maleta y mi padre dijo: ¡No queremos que nadie destroce tu inocencia! Tras ésas breves palabras se fue con el coche dejándome frente a un Centro de Disciplina en China, ahí me dejó solo sin saber el idioma, sin conocer a nadie, ya dentro tuve que lidiar con todo, aprendí la lucha Taekwondo Kung-Fu ya que era un Monasterio Shaolin  en Henán (China) y allí estuve hasta los 16 años, luego mi padre me envió aquí a trabajar en el consulado poco después falleció de un derrame cerebral y no regresé para su funeral, mi madre me tacha de mal hijo y yo a ellos de malos padres, lo único que recuerdo de ellos fue la frase que soltó mi padre antes de dejarme solo ante el Monasterio ¡No queremos que nadie destroce tu inocencia! Solté una carcajada diciendo: ¡En el Monasterio algunos chicos se escapaban para reunirse con chicas, otros tenían relaciones entre ellos! ¡Menuda sarta de mentiras! ¡Inocencia! ¡Ja! Me sequé una lágrima del ojo y Sandro acarició mi mano reconfortándome diciendo: ¡Sois muy jóvenes y os queda mucho por delante, no todo es bueno, hay sufrimiento, pero también hay alegría y amistad, con el tiempo amor!

Sandro en la cocina preparaba el postre y yo recogí los platos usados entrando en la cocina, los apilé en la encimera acercándome a Sandro y en ése momento él se dio la vuelta susurrándome en voz baja: ¡No hace falta que te descubras, eres virgen, nunca has tenido intimidad con nadie ni has tenido amor en tu vida! Yo sorprendido pregunté: ¿Cómo lo has sabido? Él contestó: ¡Tus ojos nunca mienten tiemblan cuando se habla sobre ése tema, pero tranquilo creo que no eres el único! ¡Y ahora cierra los ojos! Hice lo que me pidió cerrando los ojos mis labios notaron un frescor sobre ellos era placentero, los separé sacando mi lengua y golosamente atrapé un dedo con ellos lleno de miel ¡Hummm! ¡Hummm! Cerré los labios saboreando ése dedo de forma sensual, al poco lo sacó de mi boca susurrando: ¡Espera, un poco más! Y casi al instante sentí de nuevo la viscosidad de la miel entre mis labios,  los separé y mi lengua capturó la miel aceptando ésa deliciosa lengua que me la entregaba, poco a poco esa lengua exploraba mi boca y la mía se unía a ella saboreando la suya, casi me costaba respirar, mi entrepierna crecía y lentamente fui abriendo los ojos encontrándome con Samir besándome los labios sin apenas rozar mi cuerpo notaba el movimiento de su brazo acerqué mi cuerpo al suyo notando que él se masturbaba mientras nos continuamos besando con mi mano reseguí su brazo metiendo mi mano dentro del pantalón de chándal, Samir retiró su mano abriendo sus ojos mirándome,  mi mano sujetó su polla masturbándole gimió entre mis labios, lentamente me abrió el pantalón vaquero metiendo su mano dentro del mismo sobándome la verga sobre mi slip, a lo lejos oímos un ligero ruido de “click”. Agarrados por la cintura fuimos al salón de Sandro no encontrando a nadie, la mesa estaba recogida y junto al sofá cama una botella de lubricante, preservativos, una botellita de poppers y toallitas húmedas de aloe, de Sandro ni rastro nos había dejado en su apartamento.

Samir me bajó el pantalón junto al slip y él también se desnudó yo le decía: ¡Sé suave! Sin quitarme la camiseta me recostó a horcajadas sobre el apoyabrazos del sofá, mi espalda reposaba en el respaldo y mis piernas una colgada y la otra doblada apoyándose en el asiento del sofá, Samir untó su verga con lubricante cogiendo con su otra mano la botellita de poppers, se subió frente a mí bajando algo más la totalidad de mi cuerpo, separó mis piernas y mientras nuestros rostros pegados olíamos el poppers clavó su polla de forma contundente hasta el fondo, el dolor fue insoportable momentáneamente sus ojos denotaban lujuria y frenesí, con cada embestida dentro de mí comenzó a llegarme el placer, nuestros corazones estaban desbocados por el poppers, mi verga se había aflojado pero recuperaba su erección mientras me masturbaba, en todo el apartamento solamente se oían nuestras respiraciones entrecortadas y gemidos de ¡Ayyyy! ¡Ohhhh! Y unas cuantas embestidas más de la polla de Samir y noté como se inflamaba en mi culo llenándolo con su final mientras gemía, mi verga no pudo retener mi semen que salpicaba entre mis dedos mojándome el abdomen y la camiseta.

Samir tomando mi rostro entre sus manos me dijo: ¡Hank, lo siento hace tanto que te deseaba que no pude detenerme! ¿Me perdonas por haberte lastimado? Con su buena polla todavía dentro de mí crucé mis piernas alrededor de sus caderas y mis brazos lo atraparon acercándolo a mi cuerpo y lo besé con ganas, me sentía realizado y feliz, nunca imaginé que Samir se fijara en mí ya que siempre discutíamos. Samir pasó sus brazos bajo mis nalgas levantándome en vilo llevándome al asiento del largo sofá él se sentó conmigo sobre su verga me sacó la camiseta manchada de semen y me besó mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo yo pese a masturbarme viendo videos porno hice lo mismo que él, entonces hizo que me levantara de su verga poniéndome de pie sobre el sofá y su boca fue directamente a mi polla con su mano sujetándola mientras me masturbaba lentamente, su lengua se paseaba por todo el miembro mojándolo completamente para tragárselo después y yo gemía y gemía de gusto acariciando su cabeza, mi verga estaba por estallar de nuevo del placer que sentía, los dedos de su mano entraban en mi ano de forma constante hizo que me diera la vuelta y al poco su boca y lengua taladraban ése ano recién inaugurado por él, su lengua se abría paso dentro de mí dejando su saliva mientras sus dedos apartaban las nalgas para llegar más al fondo, ahora con sus manos en mis caderas hizo que me agachara clavándome de nuevo su gruesa polla, esas manos acompasaban mi cuerpo que subía y bajaba clavándomela hasta el fondo de mi ser, mi verga babeaba de gusto, yo de espaldas a él sentía sus labios besarme por la nuca y espalda, sus brazos me abrazaron arrastrándome a lo largo del sofá quedando ambos tendidos yo delante dándole la espalda pero ensartado por su magnífica polla, acomodó mi pierna y comenzó a bombear con furia dentro de mi culo mientras  él me pajeaba y susurraba ¡Lléname la boca con tu semen y yo te daré el mío! Esos y otros murmullos me enardecían mientras recibía gustosamente sus estocadas continuadas, sus huevos golpeaban sin cesar bajo mis nalgas, entonces noté como su polla temblaba dentro de mí y la sacó cambiando de postura, Samir tumbado en el sofá boca arriba y yo al contrario de él y a cuatro patas le chupaba la polla que pocos segundos antes estaba en mi culo y él chupaba la mía mientras que con una mano palmeaba mi trasero sobre la raja metiéndome dos dedos dentro del ano y decía: ¡Me gusta…Glubb…tu culo prieto…Glubb…duro y respingón…Glubb! Y otra palmada sobre mi ano enterrando sus dedos mientras sentía su ¡Glubb, Glubb! Y estallé, ahora su boca estaba ocupada tragándose mi semen y de pronto apreté mi cara sobre su polla tragándomela hasta notar los pelillos del pubis y comenzó a descargarse dentro de mi boca con tal fuerza que parecía a punto de ahogarme, cuando nuestras pollas dejaron de gotear nos acomodamos juntos en el sofá besándonos y saboreando nuestros fluidos.

Samir puso unos vasos con vodka frío que tomamos en silencio, él con su brazo por detrás de mi cuello me apretaba contra su cuerpo y yo acariciaba ése maravilloso pecho, de vez en cuando besaba mi frente o mi mejilla para luego terminar en los labios.

Me desperté sin recordar donde me encontraba, un leve sonido me había despertado, en un rincón del salón una luz tenue sobre la mesa de dibujo y allí sentado Sandro con una camisa blanca de mangas largas y enrolladas por encima del codo, descalzo y un diminuto bañador algo gastado de color celeste, ése personaje tan enigmático estaba dibujando, de pronto oí: ¡Siento haberte despertado tan pronto! Yo apenas recordaba haber abierto el sofá cama de Sandro, me dolía casi todo el cuerpo y mi boca parecía un estropajo, me levanté cuidadosamente mirando a Samir completamente dormido y fui al baño allí froté mis dientes con pasta dental, me senté en la taza para evacua , oriné y luego me duché, me puse el slip y al salir al salón noté el aroma de café recién hecho, fui a la cocina americana y Sandro abrió el horno sacando una bandeja de mini cruasán recién horneados, tras ponerlos en un plato nos sentamos a desayunar y Sandro dijo: ¿Qué tal mi joven cachorro? Yo solté un resoplido diciendo: ¡Tengo todo el cuerpo dolorido! Él se rio soltando: ¡No me extraña, os soplasteis toda la botella de vodka, os fumasteis mis cigarrillos impregnados en aceite de coca y todo el apartamento olía a poppers!  Y antes de responder le pregunté: ¿Y tú dónde fuiste? Estiró su brazo revolviendo mí pelo soltando: ¡Fui a la discoteca, pero no había nada atrayente y decidí regresar tras un par de horas! Insistió: ¿Seguro que no recuerdas nada? Añadió: ¡Entonces dejémoslo así! Yo lo miraba inquisitoriamente, Sandro tenía una pierna doblada casi pegada a su pecho apoyando la planta del pie sobre el asiento de la silla, la camisa casi abierta en su totalidad excepto por un solo botón y su abultada entrepierna en el bañador celeste llamaba de forma considerable mi atención, con una creciente erección puse mi mano sobre mi slip para disimularla.

Samir se había despertado acercándose a la mesa pasó sus manos sobre mis hombros hasta acariciar mi pecho besándome los labios de forma ligera soltando: ¡Buenos días mi joven semental! Y se fue al baño, yo mirando a un Sandro sonriente dije: ¿Semental? Él se encogió de hombros entrando en la cocina, algo más tarde Samir se sentó a la mesa mientras Sandro ponía su taza de café cargado y seguía sonriendo, miré a Samir repitiendo: ¿Semental? Él asintió diciéndome: ¡Un buen joven semental! Se levantó de la silla mostrándome su pectoral uno de sus pezones estaba completamente rojo, inclinó levemente su cuerpo mostrándome la base del cuello con el hombro allí había una marca de dientes con un intenso moratón, se bajó un poco el bóxer mostrando unas nalgas carmesí de haber sido azotadas, miré a Sandro que se levantó bajándose el bañador celeste enseñándome unas marcas de dientes en sus dos nalgas, deslizó un poco la camisa hacia atrás , sus hombros y espalda tenían como ligeros arañazos de varios dedos, puse mis dedos sobre esa zona y eran mías, solamente pude decir: ¡Lo siento! ¡Pero apenas recuerdo mucho después de tomar el chupito de vodka! Samir soltó una carcajada diciendo: ¡Chupito y un cuerno, nos soplamos toda la botella y tú querías más! Me quedé pensativo diciendo: ¿Entonces lo que yo creía que era un sueño, fue lo que ocurrió? Ambos asintieron y relaté:

En mi sueño estaba dormido en el sofá junto a Samir, él me cogió en volandas dejándome sobre el sillón individual y comenzó a preparar el sofá cama, en ése instante apareció Sandro y le ayudó, cuando todo estuvo preparado Sandro se acercó a mí y yo abría de golpe su camisa blanca haciendo saltar algunos botones, puse mis piernas alrededor de sus caderas pidiéndole que me follara mientras intentaba abrir su pantalón. ¿Es eso cierto? Ambos asintieron de nuevo y Samir continuó: Yo me tumbé sobre la cama y te tiraste encima de mí comiéndome la boca, el cuello descendiendo con tu boca sobre mi tetilla mientras cogías mi polla poniéndola entre tus muslos moviéndote como si te follara, yo gemía de placer, bajaste hasta mi verga llenando tu boca con ella ¡Menuda mamada, casi me corro de gusto! Y entonces giraste mi cuerpo poniéndome boca abajo y te dedicaste a mi culo, mi ano palpitó con tu lengua insistente  metías tus dedos y lengua al mismo tiempo palmeándome las nalgas con fuerza… Pregunté: ¿Y Sandro? Sandro dijo: Yo estaba en el baño, después de ducharme vi como estabas detrás de Samir, él con la cabeza apoyada en la cama y de rodillas mientras recibía tremendos empujones de tu polla, tú cabeza bajo su axila no soltaba su tetilla que mordías mientras empujabas una y otra vez tu verga dentro de su culo golpeando sus nalgas con el balanceo de tus huevos y las manos dejándole marcas rojizas. Me puse de rodillas frente a Samir y tú al verme sacaste la cabeza tirándole de su cabello diciéndole ¡Trágatela, trágatela ¡ Y agarrado a su cabello empujabas su cabeza contra mi verga obligándole a tragársela al poco tu cara estaba pegada a la suya robándole mi polla para chuparla tú, apretaste su cabeza bajo mis piernas y él chupó mis huevos mientras tu satisfacías tus instintos con mi polla en tu boca, Luego me separé de ambos colocándome detrás de ti y sin preámbulo me clavé dentro de tu culo, te quejaste pero comenzaste a batir tu cintura y pelvis adelante y atrás follando y follándote te movías como una batidora, pasado un buen rato sacaste tu polla descargando el semen sobre el trasero de  Samir luego te tumbaste boca arriba y te penetré de nuevo entre tus piernas, Samir metió su polla en tu boca corriéndose al poco entre tus labios, yo salí de tu culo masturbándome sobre tus genitales hasta finalizar.

Samir continuó hablando: Tiré de tu brazo subiéndote sobre mis muslos, yo sentado erguido apoyando mi culo sobre mis talones y tú frente a mí, tan excitado que fuiste bajando tu cuerpo hasta sentarte sobre mi polla pasando tus brazos alrededor de mi cuello abrazándome mientras subías y bajabas clavándote en mi mástil, esnifaste popper de nuevo y aceleraste el ritmo pidiendo ¡Más, más! Sandro se puso tras de ti empujando su verga junto a la mía y te quejaste mordiéndome el hombro, las manos de Sandro nos acariciaban a los dos y todos estábamos excitados, esnifaste de nuevo de forma convulsiva gimiendo de placer tus dientes se clavaron en la base de mi cuello con el hombro chupando con ganas cuando sentiste el orgasmo final y gemiste con fuerza con tu boca clavada en mi cuello hasta que expulsaste de nuevo tu semen, lo mismo que nosotros dentro de ti.

De forma inocente Hank mirando a sus dos amigos preguntó: ¿Y las marcas en la espalda de Sandro? Samir dijo: Después de tumbarnos los tres sobre la cama te tiraste sobre la espalda de Sandro como un poseso, le comiste el culo enterrando tu lengua bien dentro luego tus dedos lo follaron haciéndole gemir y retorcerse para luego follártelo, te subiste a su espalda como una rana espatarrada, los jadeos eran exquisitos al oído pero lentamente se fueron apaciguando quedándote dormido sobre su espalda dejando tus garras marcadas en su espalda.

Tras tanta información miré a ambos, el bañador celeste gastado de Sandro amenazaba  reventar con su dura erección y Samir con la mano bajo la toalla tocaba su duro miembro, agaché la mirada sobre mi verga que asomaba por encima del slip y del glande asomaban sendas gotas transparentes, paseé la yema de mi dedo sobre ellas levantando el dedo hacia mi boca, pero Sandro con un salto se llevó mi dedo a su boca saboreando las sabrosas gotas , ante su avance volteé su cuerpo dejándolo tumbado sobre la parte estrecha de la mesa con su cabeza colgando, me incliné sobre su cuerpo bajándole el bañador que él deslizó hasta el suelo con movimientos de sus piernas mi voraz boca capturó esa ansiada polla, me gustaba notarla tersa, dura, gruesa y potente entre mis labios, Sandro hacía lo mismo conmigo mojándome la polla, comiéndome los huevos  enterrándola hasta el fondo de su boca y ¡Oh Dios mío! Ahora Samir detrás metiéndome su enorme badajo en el culo abriéndome como un taladro a pesar de no estar apenas lubricado, me costaba gemir con la boca ocupada con la verga de Sandro tumbado debajo de mí en un perfecto 69 y llena de tan sabrosa carne endurecida, los huevos de Samir golpeaban los míos y la mano de Sandro acariciaban ambas joyas, las embestidas eran brutales me costaba respirar, arqueaba mi espalda para luego agacharme de nuevo a chupar esa magnífica polla de Sandro mientras que mis dedos lo penetraban, Samir sacó su polla masturbándose sobre mi culo descargando su semen sobre él mientras yo hacía lo mismo tras sacar mi verga de la boca de Sandro terminé mojándole el pecho y cara mientras él se masturbaba frente a mi ansiosa boca hasta recibir su anhelado trofeo el semen de Sandro golpeándome el rostro y labios, yo estaba extasiado.

De todo esto hace año y medio, Samir y yo somos amantes sin ataduras y Sandro era un hermano mayor para nosotros todo parecía ir bien hasta el trágico apuñalamiento, sabíamos de la existencia de un hermano gemelo de nuestro Sandro, reconociéndolo cuando apareció en el apartamento de Sandro eran idénticos pero Jordan sin la barba tan poblada que llevaba Sandro últimamente como un hípster, le visitamos en el hospital y aparecieron Diego y su hermano viviendo en un apartamento junto al de Sandro, sabíamos de la existencia de Diego y lo ocurrido, el plantón a Sandro para regresar a México a formar una familia, pero averiguamos por su hermano menor Marcelo más cosas, que se resolverían tras la curación de nuestro amigo Sandro. Y llegó ése día jugando en la cancha apareció junto a un jovencito muy atractivo de nombre Ángel.

ÁNGEL Y MARCELO

Realmente los cuatro de la cancha eran hermosos y tan distintos que casi no podía cerrar la boca acribillando con preguntas a Sandro pero solamente susurraba el nombre de Diego tras las presentaciones fuimos los seis a los apartamentos subiendo en el ascensor algo apretados no por capacidad sino por el estrecho habitáculo, yo estaba obnubilado por el joven Marcelo, realmente era de lo más hermoso que había visto, Diego y Sandro cruzaban sus dedos acariciándose y antes de separarse en su planta Diego se giró hacia su hermano menor diciéndole: ¡No quiero que seas grosero como con todos los demás, compórtate! La mirada de Marcelo indicaba algo distinto parecía dolorido ante tal afirmación, bajaron Sandro, Diego y nosotros también, Samir con Hank  subieron una planta más, nosotros dos íbamos al piso de Diego durante el trayecto Marcelo frotaba su entrepierna contra mi trasero y yo notaba la dureza de su verga, ahora solos veía su dureza  marcada a través del pantalón de chándal, su polla era descomunal llegando hasta la costura lateral de la prenda, abrió la puerta del apartamento de su hermano dejándome entrar y casi al instante me arrinconó contra la pared metiendo sus manos bajo mi camiseta y sacándomela junto con la chaqueta, su aliento junto a mi cuello me excitaban enormemente yo por mi lado también saqué su camiseta de tirantes dejándola en el suelo junto a mis prendas, sus manos se posaron sobre mis hombros obligándome a agacharme frente a él, mis ojos frente a la abultada verga no se resistieron a lamer tan agraciada verga mojando su pantalón  deportivo.

Las manos de Marcelo apretaban mi cabeza sobre su verga mientras mis manos acariciaban su escultural pecho, mis dedos recorrían su amplio pectoral descendiendo hasta su tableta perfecta en el abdomen, saqué su polla sobre el pantalón y menuda polla, gruesa, rotunda y larga mis labios no se resistieron para chupar esa rotundidad, mi mano bajó la piel mientras paseaba mi lengua a lo largo de esa polla oscura endureciéndola más aún, sus manos empujaban mi cabeza una y otra vez para tragarme su polla, él gemía ante mi ansiosa boca apretándome la cabeza sobre ella, mi boca se alegraba de saborear esos 21 centímetros de polla que entraban forzando mi boca hasta el fondo, disfrutaba como un poseso cuando de pronto me levantó llevándome al sofá girando mi cuerpo bajándome el pantalón hasta los tobillos y noté su verga frotándose contra mi trasero y al poco me penetraba rotundamente sin preámbulos, me follaba con  urgencia sin parar, empujaba su polla una y otra vez dentro de mi culo haciéndome gemir de dolor y de placer, levantó mi pierna clavándose más profundamente mientras palmeaba mi nalga y me perforaba con fuerza, yo disfrutaba con sus embestidas, Marcelo disfrutaba penetrándome ya en su punto final dijo: ¡Soy tu hombre, tu macho! Mientras se corría dentro de mi culo. Eso me cabreó y al instante de terminar me deshice de Marcelo con una llave de lucha libre y sujetando el cuerpo de Marcelo desprevenido quedó debajo de mí, boca abajo mi rodilla apretaba su nuca contra una almohada mientras mi mano apretaba su brazo retorcido sobre la espalda con fuerza y le susurraba:  ¡Yo era cómo tú, engreído, chulo, pretencioso y descarado con todos!¡Jordan me enseñó el placer, junto a su amigo Bali, luego mi padre Ramón con su compañero Miguel me enseñaron a disfrutar del sexo pero Sandro me enseñó el poder del amor! ¡Y ahora yo seré tu macho! Mientras hablaba mis dedos se mojaban en mis labios y él boca abajo con los pantalones bajados se revolvía intentando zafarse de mi presión y mis dedos húmedos entraron en su ano forzándole, primero el índice para luego meter el dedo medio, lloraba y se retorcía gimiendo: ¡No estoy preparado! Yo insistí en la presión de mis dedos soltándole: ¡Nadie está lo suficiente preparado!  Mis dedos no paraban entrando constantemente dentro de su ano, Marcelo se revolvía con fuerza, apoyé mi pecho sobre su espalda susurrándole: ¡Relájate, no quiero dañarte! Él pareció dejarse llevar  dejó de revolverse pareció relajarse y mis dedos entraban dentro de su ano dilatándolo, gemía con fuerza, ya no se resistía y le quité el resto de la ropa y también la mía, mis dedos entraba ahora dilatándole el ano y acariciaba sus huevos, mientras enterraba mi boca y lengua entre sus nalgas lamiendo su ano algo más abierto y dolorido, Marcelo movió ligeramente su culo mientras mi lengua atacaba su ojete, me incorporé frotando mi polla sobre su ano acercándolo cada vez más a su objetivo y susurré: ¿Lo deseas? Mordiendo la almohada dijo: ¡Nooo! Yo añadí; ¿Me deseas? Y en un leve susurro respondió; ¡Siiii, te deseo!

Tumbado sobre el apoyabrazos del sofá del salón conmigo entre sus piernas se entregó a mí lujuria y mientras lo penetraba sujetando su gruesa y larga polla me incliné sobre ella lamiéndola y chupándola mientras lo culeaba y masturbaba al mismo tiempo, puse mi mano bajo su nuca atrayendo su rostro frente al mío y mirando a sus ojos dije: ¡No soy tu hermano Diego, pero desearía serlo todo para ti! Mi lengua humedeció sus labios, él apartaba su boca que yo atraía de nuevo frente a la mía y mi insistencia  poco a poco ganó la batalla entrando dentro de su boca, los primeros intentos apenas dieron resultado pero al poco su lengua se unió a la mía intercambiándose saliva y ya no pudimos dejar de besarnos yo empujaba dentro de él y él gemía entre mis labios susurrando: ¡Eres mi macho y yo el tuyo! Eso me enardeció sacando mi polla de su culo me masturbé sobre su verga mientras la chupaba y él se la agitaba al mismo ritmo, mis dedos acariciaban su rostro entrando en su boca y los chupaba golosamente entonces derramó su simiente entre mis labios con mucha fuerza, su enorme placer provocó el mío y terminé derramando mi semen sobre sus perfectos abdominales, mi boca subió sobre sus labios y pronto nos fundimos en un prolongado beso, mi lengua saboreaba la suya, mis labios también, la suya invadía mi boca entrando su lengua dentro y lentamente nos fundimos en un prolongado beso amoroso, tras correrme sobre él lo penetré de nuevo y gimió en el mismo instante que su hermano Diego y Sandro cruzaban el umbral del apartamento encontrándonos fundidos en un profundo lio amatorio, lo besaba mientras lo penetraba de nuevo y ambos gemíamos entre nuestros labios, mientras nuestros cuerpos pegados se balanceaban como si fueran una mecedora.

Lentamente se acercaron Sandro y Diego a nosotros, el último susurró algo a Sandro y se abrió el pantalón acercándose a la boca de su hermano Marcelo metiendo su enorme polla entre nuestras bocas, nuestros labios chuparon con ansia esa polla enorme mientras notaba como Sandro me comía el culo de forma placentera y me abría ante su insistencia, al poco Marcelo me penetraba de nuevo de forma distinta de la primera vez, me acariciaba, me besaba la espalda, giraba mi rostro fundiéndonos en nuestras bocas, instantes después veíamos a Diego y Sandro practicando un caliente 69 mientras enterraban sus dedos dentro del culo del otro follándose mutuamente, tres dedos entraban dentro de sus anos penetrándose con lujuria cosa que nos excitaba más a nosotros viéndolos a ellos, separaban sus nalgas metiéndose los dedos dentro de sus anos gimoteando de gusto. Instantes después Diego penetraba a su hermano menor Marcelo mientras éste sollozaba con cada embestida, yo sobre su cuerpo lo besaba mientras Sandro taladraba mi culo, le lamía las lágrimas y besaba sus labios sabiendo que ése era su deseo más escondido en su alma, me puse sobre el cuerpo de Marcelo ofreciendo mi trasero a su hermano y me penetró, su polla me dolía lo mismo que la de Marcelo, los empujones cada vez más potentes me hacían desear más al joven Marcelo, sacaba su polla de mi culo para enterrarla dentro de Marcelo y nos iba alternando uno tras otro se clavaba dentro nuestro con fuerza mientras nuestras bocas succionaban la verga de Sandro, al poco lamía su polla palpitante mientras que Marcelo le comía su palpitante ano y continuaba siendo penetrado por su hermano Diego que besaba mi espalda  mientras me traspasaba con su dureza acariciando mi cuerpo juvenil y Marcelo chupaba la polla de Sandro de forma glotona, me retiré dejando a los dos hermanos solos, Sandro apretó mi cuerpo al suyo abrazándome mientras me besaba el cuello y yo estallaba en sollozos, él sabía el motivo, me alegraba por él y Diego, pero me quedaba sin un buen amigo que me entendía plenamente.

Diego se apretó a nosotros susurrando: ¡Siento tu disgusto! Yo discrepé respondiendo: ¡Me alegro por vosotros y vuestro feliz reencuentro! ¡Pero de nuevo me voy a encontrar solo como antes! Diego miró a su hermano menor Marcelo tumbado en la cama respirando agitadamente y soltó: ¡Creo que no vas a estar tan solo, tú en hora y media has conseguido lo que nadie de cualquier sexo haya obtenido de Marcelo! ¡Conseguiste que se excitara sin apenas conoceros, que besara con placer en la boca, chupara una verga y sobretodo que se dejara penetrar por vez primera y a fe mía creo que disfrutó con ello! Yo en voz baja dije: ¡Creo que disfrutó más contigo, su hermano mayor penetrándole, te adora en silencio! Y en ése mismo instante noté otras manos acariciándome el pecho mientras Marcelo apretaba su cuerpo arrodillado detrás de mí notando el endurecimiento de su verga y sus labios besaban el lateral de mi cuello excitándome mucho levanté mis brazos hacia atrás acariciando su rostro y su nuca, al poco me comía los labios mi mente divago en un placer exquisito y su polla cada vez más dura frotándola sobre mis nalgas mi mano sujetó con fuerza su miembro agitándolo, ésa mano fue mojada por mi lengua para de nuevo sujetarla mojándola y la acerqué a mi ojete tras tenderme boca arriba sobre el sofá cama, me comenzó a penetrar lentamente, se abría paso duramente dentro de mí, de forma contundente, Diego acariciaba el cuerpo de su hermano mientras se besaban largamente, yo en éxtasis estaba en la gloria siendo besado y acariciado por Sandro  la mano de Marcelo movía rítmicamente mi polla, sus empujones arremetían entre mis piernas y crucé mis piernas sobre su cintura atrapándolo contra mí notaba el chocar de sus huevos en mis nalgas, con suma delicadeza Sandro y Diego se apartaron dejándonos  a los dos solos en la cama, Marcelo me miró con sus claros ojazos azules y dije: ¡Me gustaría vivir en el profundo mar de tus ojos! Marcelo se inclinó sobre mí besando mi boca, su lengua ardía dentro de mí, susurró: ¡Mi polla encaja perfectamente dentro de tu culo y tú me excitas mucho! Me gustaba un motón recibir sus duras estocadas con su magnífica polla y a punto de finalizar sacó su miembro de mi culo masturbándose sobre mí yo me incliné sobre su verga con la boca abierta y fui recibiendo sus incontrolables chorros de semen dentro de mi boca mientras él gemía enterrando su polla entre mis labios y yo gustoso saboreaba tan dura verga, él gemía acariciando mi cara y cabello.

Marcelo tras quedar satisfecho con mi mamada se inclinó sobre mi cuerpo besándome el cuello descendiendo lentamente con sus labios y lengua mojando mi pecho, mis tetillas, sus manos acariciaban mi cuerpo y su lengua entró en mi ombligo causándome cosquillas y al poco su lengua reseguía mi verga sujeta por su mano y sus labios capturaron el cabezón  para tragárselo en su boca, yo gemí y fue tragándose cada vez un poco más mi duro miembro, su mano lo agitaba de forma constante y su otra mano acariciaba mis huevos, mi cuerpo se arqueaba de placer gimiendo, le avisé de mi final, pero continuó chupando hasta que mi polla estalló en el mismo momento que Marcelo se la había tragado hasta el fondo y siguió chupándola hasta dejarla limpia del todo. Agotados nos estiramos en el sofá cama respirando profundamente, Marcelo dijo: ¡Sabes una cosa, te sienta bien el nombre, Ángel, eso eres tú un ángel! Giré mi cuerpo apoyando mi codo doblado sujetando mi mano con mi cabeza, miré a Marcelo todo en él indicaba ser un macho perfecto ante mi silencio abrió sus ojos viéndome inspeccionando su cuerpo y preguntó: ¿Algún defecto? Puse mi mano sobre su amplio pecho acariciando su tetilla y sonreí soltando: ¡Todo perfecto y en su sitio! Continué hablando: Cuando llegamos a la cancha vi a cuatro tíos buenorros jugando y uno que me daba la espalda llevando la pelota y tirándola a la cesta dando un salto, el pantalón de chándal se tensó ante ése movimiento, mi polla saltó de alegría dentro de mi pantalón al ver ése trasero tan apetecible y le comenté a Sandro-  menuda “paja” me haría en medio de esas fabulosas nalgas- Tras encestar te giraste y mi corazón dio un vuelco, tus ojos tan claros sobre la tonalidad broncínea de tu piel, los gruesos labios preparados para besar y mientras andabais todos hacia la reja donde estábamos tu polla se balanceaba dentro del pantalón de chándal y no podía apartar la mirada de tu cuerpo, luego en el ascensor frotándote contra mi trasero calentándome más, al cruzar la puerta de vuestro apartamento estaba preparado para recibirte dentro de mí de excitado y caliente que estaba sin importar nada más.

Marcelo levantó su rostro besando mis labios  dijo: Tras encestar y girarme al escuchar la voz de mi hermano miré a la valla de la cancha, a lo lejos vi a un joven que no apartaba sus ojos de mí y hablaba con otro muy apuesto quedando todo su cuerpo de perfil, miré ése delgado cuerpo y mi polla se alegró al detener la mirada sobre ése trasero pequeño y respingón tan atractivo como el chico que depositaba su mano sobre la del otro en el enrejado de la valla su mano parecía un pájaro posándose sobre la otra mano, tan solo me pasó por la mente, que deseaba tener esa mano sobre la mía de igual forma y mi corazón se aceleraba lo mismo que mi polla en el ascensor rozándote el culo, necesitaba poseerte. Siguió diciendo: Cómo disfruté enterrando mi polla en tu culo notando como encajaba tan ricamente, que placer me dabas con tus gemidos, agotado al terminar me cogiste por sorpresa forzándome con gran dolor en el brazo y la nuca pero me resistía hasta que tus dedos húmedos me penetraron, reconozco que me dolió más en el orgullo que los dedos dentro de mi ano, la suavidad de tu voz me relajaba disfrutando lo que vino después y tu lengua con el piercing saqueando mi boca fue devastador, nadie había tratado de invadirme de tal forma ¡Te doy las gracias por hacerme descubrir otro placer!

Y entró su hermano Diego en el salón diciendo: ¡Vamos a cenar algo! Y para mi sorpresa Marcelo dijo: ¡Nosotros ya hemos tomado leche caliente! Recibió un cojinazo por parte de Diego mientras soltaba: ¡Niño malcriado, a cenar todos! Entramos en la ducha que fue rápida y nos vestimos de nuevo, Marcelo parecía otra persona estaba como retraído y cabizbajo no me miraba a los ojos ni a la cara como si estuviera avergonzado de algo, tras terminar de ponerme la ropa me puse frente a él levantando su cara forzando a que me mirara, dije: ¡Todo está bien! Me sonrió irónicamente y seguí: ¡Sigues siendo el macho calentorro que se abalanzó sobre mí nada más entrar en éste apartamento! Marcelo me miró a los ojos con los suyos de aguamarina y  soltó: ¡No es eso, es que ha durado todo tan poco y apenas te conozco! Me separé un poco de él tomando mi móvil marque un número, al otro lado de la línea respondieron a mi llamada y dije: ¿Hola Miguel está Ramón por ahí? Al poco añadí: ¡Hola papá me quedaré a pasar la noche en el apartamento de Sandro, ahora vamos a  cenar con unos amigos! Me di la vuelta mirando a Marcelo y sonriendo dije: ¡Estoy a tu disposición toda la noche, ya sea para conocernos mejor, hablar, dormir, abrazarnos, contarnos las penas u otras cosas… que surjan! Él besó ligeramente mis labios soltando: ¡Eres el mejor y creo que empezaremos por esas otras cosas…! Dije: ¡Eres un “salido”! Repetí: ¡Mejor, eres un hermoso morenazo con la piel de terciopelo, esos ojazos tan celestes como el Mar del Caribe, ese corto y rizado cabello azabache, que eriza mi piel a su contacto, tus carnosos  y apetecibles labios sin olvidar el pedazo de polla gruesa y larga tan oscura como el pelo y por supuesto sigues siendo un “salido”! Marcelo soltó una risotada mientras me apretujaba entre sus brazos.

Sandro nos llevó a un bar restaurante donde estaban Samir y Hank esperando, nos sentamos todos en una mesa, tanto el dueño como los camareros se acercaron a Sandro para saber cómo se encontraba felices que todo hubiera terminado bien, cada uno de nosotros pedimos una pizza, algunos pidieron la misma pero yo pedí “La ojo de buey” que lleva un huevo en medio, Marcelo una Carbonara y miraba la mía de reojo, al final compartimos ambas con unos refrescantes batidos de frutas, mientras tomábamos el café miré a Sandro diciéndole: ¿Supongo que Diego y tú tenéis asuntos que hablar? Sin esperar respuesta  añadí mirándoles a ambos: ¡Si no os importa me quedaré con Marcelo para que no se aburra solo! Sandro soltó: ¡Ja, y yo me lo creo! Diego añadió: ¡Seguro que encontráis la manera de distraeros…! El joven coreano Hank  mirándome dijo: ¡Si queréis os hago compañía! Y Samir tomó la mano del coreano diciéndole: ¡Hank tenemos que repasar unas cuantas cosas… No te parece! Hank asintió: ¡Bueno otra vez será!  Sandro intervino soltando: ¡Ya tendréis más tiempo porque me gustaría que les enseñéis vuestros idiomas a los dos, a Marcelo y Ángel! Diego soltó: ¡Tú siempre tan aguafiestas, estás de baja! Añadió: ¿Sabéis cómo nos conocimos? Continuó hablando:

Éramos compañeros de cuarto en el internado del colegio y casi no habíamos hablado en meses desde que comenzamos, una tarde yo tumbado en mi cama jugaba con una pelota de béisbol golpeando el techo cuando mi compañero de cuarto Sandro leía incansablemente y soltó: ¡Tienes unas manos grandes! Miré mi mano y respondí: ¡Así puedo masturbarme mi gran polla con ellas! Él casi sin pestañear respondió: ¡Yo uso la boca!  No dijo más, pero una noche estaba en la ducha, me sequé con la toalla grande envolviendo mi cintura con ella, abrí la puerta con sigilo para no despertar a Sandro y vi a Sandro en el lateral de su cama con la cabeza y hombros sobre la cama parte de su trasero tocaba la pared con sus piernas separadas e inclinadas sobre su cuerpo, las rodillas y pies tocaban la cama y su gruesa polla totalmente erecta entraba dentro de su boca saliendo mojada con lentos movimientos continuó chupándose la polla una y otra vez balanceando su espalda doblando más su cuerpo, ésa visión me excitó de tal forma que cuando dejó caer su semen entre sus labios, mi polla comenzó a escupir semen sin apenas tocarme, me limpié con la toalla cruzando a la habitación como hipnotizado, me arrodille sobre su cama con una pierna a cada lado de su cabeza, puse mis manos sobre la trasera de sus muslos enterrando mi boca  entre sus nalgas y le comí el culo, su ano al contacto de mi lengua palpitó de forma insistente y su boca chupó mi polla con la misma intensidad, no hablamos simplemente gemíamos, con mi polla dura me puse de pie sobre la cama apoyando mi espalda contra la pared y sujetando mi verga lo fui penetrando, follamos con tanta intensidad que no tardamos en repetir soltando nuestro semen, yo en su culo y él sobre su boca. A pesar de esto aún tardamos un tiempo en besarnos la boca y después éramos inseparables.

Algo más tarde cada pareja regresó a su apartamento, Sandro con Diego, Samir y Hank al suyo, Marcelo y yo regresamos a su apartamento, pero antes en el ascensor saqué una botellita de plástico con cánula depositando sobre la yema de mi dedo una perla gelatinosa azulada y la llevé a la boca, Sandro preguntó: ¿Qué es? Yo mostrando la botellita dije: ¡Me lo dio Bali y es estupendo para cenas algo pesadas! ¿Queréis probar? Y uno tras otro pusieron su dedo y probaron esas perlas azuladas, asintieron por el frescor de su sabor y luego nos separarnos.

No comprendo que me atrae tanto de ése joven Ángel pero su mirada y su cuerpo me excita, soy Marcelo nunca había besado a un hombre ni chupado una verga y mucho menos había penetrado a nadie, ni me habían follado, pese al dolor inicial disfruté del sexo por supuesto también de mi hermano mayor Diego al que idolatro desde pequeño, la cena estuvo muy distraída pero me puso algo nervioso las miradas de Samir y Hank sobre nosotros dos los más jóvenes de todos al saber que nos darían clases de sus respectivos idiomas sus miradas parecían observar dos bombones en una pastelería.

Llegamos a la puerta de mi apartamento, tras cerrar la puerta me encontré de espaldas en la pared frente a mí Ángel las palmas de sus manos sobre la pared a cada lado de mi cabeza, sus labios a pocos centímetros de los míos y su entrepierna apretándose contra la mía notando su erección y sin poder evitar la mía creciente, sus dorados ojos me taladraban mientras  frotaba su cuerpo con el mío en una sinuosa Lambada brasileña y caliente, casi arranqué su camisa, él me sacó la mía besándome el cuello para degustar mis labios poco después, ésa calidez me erizó la piel y gemí, se deshizo de mis pantalones luego los suyos se unieron a los míos en perfecta unión, su mano entró en mi Calvin Klein , sus dedos sujetaron con fuerza mi verga que pedía a gritos salir de su encierro, cerré los ojos un instante y al abrirlos Ángel estaba agachado sacando mi polla y lamiéndola de arriba abajo, sus labios comenzaron a chuparla, cerré nuevamente los ojos en una lenta y dulce agonía, mi corazón se aceleraba yo acariciaba su cabeza mientras se tragaba mi sable una y otra vez, mirando hacia abajo vi como su verga sobresalía de su slip mostrando su duro esplendor, sus dedos bajaron mi slip para luego levantarse y llevarme a la cama-sofá, me puso de rodillas sobre ella apoyando las manos dejando mi trasero delante suyo, se agachó fuera de la cama colocando sus manos sobre cada nalga enterrando su boca en la raja de mi culo, su lengua humedeció mi ano ¡Madre bendita, que lengua, que boca!

El piercing de su lengua causa estragos en mí, tanto cuando me besa como cuando me está comiendo el culo o la polla, en mi mente hay una lucha entre mí hombría- ausente desde que he conocido a Ángel- y el placer que siento en todo mi ser estando con él, ¡Dios mío su boca me absorbe hasta el cerebro lo mismo que ahora lo está con mi polla! Sus dedos no dejan de rotar en círculos mi ano mientras se traga mi trabuco está entre mis rodillas apoyando su cabeza en la cama subiéndola constantemente a buen ritmo, jadeo con fuerza y suelto ¡Güey, me vengo, me vengo! Intento apartar su boca pero se traga mi polla hasta que noto su campanilla y estallo soltando mi lefa a chorros y el mamón sigue chupándola hasta que se afloja un poco, mi ano palpita con mi corrida, se levanta poniéndose detrás de mí frota su gruesa verga entre mis nalgas mientras acaricia mi espalda digo: ¡Ángel, papito fóllame rico! acelera el ritmo y gime escupiendo su lefa sobre mi culo mojando hasta mis lumbares, noto su dureza frotándose constante y entonces me penetra lentamente, su cuerpo resbala sobre mi espalda besándome la nuca, yo giro mi rostro y nos besamos como amantes, mí hombría se quedó con nosotros junto a la suya y no me importó nada, nos tumbamos en la cama con su verga clavada y con suavidad me folló de costado mientras nos besábamos y mi polla se recuperó con tal facilidad que no recordaba tanta dureza, su mano me agitaba, de pronto noté un vacío en mi ano, Ángel me colocó boca arriba y de rodillas se sentó sobre mi verga clavándosela entera, inclinó su cuerpo para besarme dejándome espacio para follarlo y lo hice de igual forma que él conmigo nuestros labios no se cansaban de besarse lo mismo que nuestras lenguas, notaba su corazón igual de acelerado que el mío y apenas pude susurrar ¡Me vengo, me vengo! Su lengua profundizó mi boca y mientras yo me descargaba en su culo su polla llenaba mi vientre con su semen, agotados lo abracé con fuerza dando vuelta a nuestros cuerpos, ahora yo clavado dentro de él y sobre su cuerpo podía mirarle directamente a los ojos, en ellos notaba orgullo y satisfacción. Repetimos 4 o 5 veces más a pesar de ello la noche se nos hizo corta.


En el apartamento de Sandro, él y Diego después de hacer varias veces el amor, Sandro preguntó: ¿Me lo vas a decir o tengo que sonsacarte lo que te preocupa? Sandro miró atentamente a Diego soltando: ¡Marcelo no es tu hermano menor, es tu amante y has venido con él! Balbuceando Diego respondió: ¡Sí y no! Sandro insistió: ¡Aclárame eso! Diego tomó la barbilla de Sandro para que le mirara fijamente a los ojos y dijo: ¡Sabes que siempre te he querido y te quiero más todavía que antes! Carraspeó un poco soltando: ¡Marcelo, es mi hermano menor! Pero hay algo más y él no lo sabe ¡También es mi hijo!

Continuará.