A escondidas
Mi abuelo y yo tenemos un gran secreto.
Miro a izquierda y derecha tratando de descubrir al inoportuno curioso, nadie. La calle está practicamente vacía. Ello no es que me calme mucho, sino simplemente impide que me venga el mismísimo ataque de epilepsia o parecido. Cada vez que me acerco a la casa del abuelito me pongo que salto de lo nerviosa que estoy. En principio no hay que tener tanto miedo porque qué nieta no va a visitar a su abuelo de vez en cuando, pero en cosas de faldas la precaución nunca es suficiente. Al final llego a la puerta que me aspira.
-toc-toc-
Esta se abre en unos segundos y me recibe él.
-Abuelo: hola Mikaela, pasa pasa.
-Mikaela: ¡hola abuelito! que tal!
Sin dudar un momento entro a casa. Nada más se cierra la puerta me lanzo a los brazos de mi abuelo y le planto mis labios en los suyos. El no queda muy sorprendido ante mi ataque y me abraza de la misma manera que yo a él, y responde al apasionado beso que le propino.
-Mikaela: oooooh abueloooo llevo todo el día pensando en ti, desde que ayer por la tarde me enviaste un sms diciéndome que hoy la abuela se iba al club con sus amigas, que no he podido dejar de ponerme viciosa, estoy requeteardiendo, vamos a la habitación rápido.
-Abuelo: bueno rica, je je, no te voy a decir que no, vete tirando pa la habitación que yo voy a guardar una cosa que estaba haciendo en la cocina.
Me dirigo a su habitación y nada más entrar en ella empiezo a desnudarme. Me saco los pantalones antes que las sandalias y ello haze que se me enrede todo.
-Mikaela: ¡maldita sea! ya lo dicen; vísteme despacio que tengo prisa.
Una vez que he conseguido sacármelos, me desabrocho también el top que llevo. Antes de tirarlo a la silla le pego un vistazo orgullosa de la compra maestra que hize hace apenas una semana. El domingo pasado, después de pasar la mañana con mi abuelo, me fui por la tarde con mis amigas de compras por la zona pija de la ciudad. A veces no reímos y todo de los monigotes que pasean por allí, pero hay que reconocer que vestida con estas cosas una está lindísima. Aún estoy embelesada mirando mi top cuando oigo que entra mi abuelo.
-Abuelo: ¿que tal princesa, dices que tienes ganas de jugar
-Mikaela: ooooh síííííí.
Me lanzo a sus brazos y después de repetirle el beso con el que le he dicho hola ante la puerta, me agacho ante él y le desabrocho los pantalones. Como he soñado durante toda la noche el cipote sale tan tieso como un mango de amasar pan. Lo cojo y de un bocado me lo trago todo.
-Mikaela: tjó tjó tjó.
-Abuelo: no seas tan bestia, siempre te lo digo que las cosas echas con cariño se gozan más.
Una vez me he recuperado del atragantamiento prosigo mi mamar con un poco más de medida. Pero tan solo un poco más porque me lo sigo tragando todo, pongo mi cuello en esa posición secreta que sé, y la minga me entra toda como si entrara en un tunel ferroviario.
-Mikaela: glooooub gloooooub gloooooub gloooooub.
-Abuelo: ooooh, que bien que la mamas puta, asíiiiiiiii, sin miedo, mmmmm.
Me encanta mamarle la polla a mi abuelo, pero llega un momento en que sé que hay mucho más, y abandono la tarea. Me vuelvo a levantar y lo desnudo con mis habituales prisas, su camisa vuela a la derecha, sus pantalones a la izquierda y me pongo sus calzonzillos como collar.
-Mikaela: ¡venga corzo, te quiero ahora!
Lo tomo de la mano y lo estiro hasta la cama, donde me estiro patas abiertas. Él se pone encima mío (con no tantas prisas) y me la está apuntando en la entrada de la almeja, cuando soy yo que avanzo mi cadera y me la trago entera con mis labios inferiores.
-Mikaela: ooooooooooh, muy bien abuelooooooo, va, no te detengasssssss.
Abuelito se deja tumbar encima mío e inicia su follar a un ritmo moderado, mete-saca mete-saca mete-saca.
-Mikaela: mmmmm, asíiiiii, muy bien osito míooooo.
Abuelito me folla un largo rato, yo tengo un serie larga de orgasmos, en eso que llega uno de tremendo que casi me mata. Yo le pido que se detenga para gozarlo bien.
-Mikaela: oooooh oooooooh ooooooooh ooooooooooh.
Mi abuelo se ha separado de mi y descansa tendido a mi lado mientras yo aún gozo del tremendo orgasmo que me ha propinado. Cuando me he calmado resto un rato tendida sin movimiento alguno como si estuviera viendo una película. Pero no es una película que veo, sino a mi abuelo que se está vistiendo como si hubiera acabado su tarea.
-Mikaela: ey tst, esto no se ha terminado, ¿que te crees que te voy a dejar escapar tan facilmente
-Abuelo: ja ja ja ja ja ja ja, ¿qué quieres ahora santísima Cleopatra
-Mikaela: vamos a la ducha, ¿qué te parece nunca me has cogido en la ducha.
-Abuelo: bueno sí, también me conviene una ducha.
Desnudos los dos no dirigimos al baño donde está mi lujurioso objetivo. Mi abuelo regula la temperatura del agua para que no esté ni muy fría ni muy caliente. Una vez fijada, entramos en él y volvemos a darnos el beso a la francesa, con lengua. Mientras tanto yo le voy masturbando su flácido pito y esta vez me cuesta un poco más levantarlo, pues ya lleva una batalla. Pero lo siento cálido cuando este se engorda dentro de mi mano. Me agacho de nuevo y se lo mamo mientras juego con el agua que nos va cayendo encima. Lo hago con los ojos cerrados mientras es el agua de la ducha la que continuamente lubrica el bastón de carne en barra.
-Mikaela: mmmmm sabe delicioso comértela bajo la ducha.
-Mikaela: mmm síiii, a mi también me gusta un puñadommmm.
Dice cogiéndome de la mejilla y empujando mi cabeza para que me la trague toda. Ante su agrado se la como otro rato más, hasta que vuelvo a notar que hay algo más mucho más delicioso, y se la suelto.
-Mikaela: venga abuelito, ¿cómo me pongo
-Abuelo: gírate e inclínate un poco pero sin ponerte a 4 patas.
Hago lo dicho y él me la vuelve a meter experto.
-Mikaela: oooh oooh oooh oooh oooh.
Esta vez el follar está provisto de más fiereza, menos calma. Se regala cuanto quiere con la longitud de su miembro contra la profundidad de mi sexo.
-Mikaela: oooooooooh abuelooooo estás guerrerooooooo.
-Abuelo: ja ja ja ja ja.
Él se ríe como si estuviera en una plática con sus amigos, pero es muy diferente, se está cogiendo a su nieta mientras su mujer (mi abuela) está en el club de jubilados jugando a cartas con la peña. Abuelito me folla otro largo rato en la misma posición, yo vuelvo a tener varios orgasmos y lo hay uno tan fuerte como el que antes ha detenido la marcha en la habitación. Pero yo me pongo un reto, resistirlo, y no le digo que se detenga mientras este me asalta y mi garganta se rompe de los gritos que libero. Sigue follándome otro largo rato en que me vienen otros orgasmos, aunque ninguno tan fuerte como estos dos pasados. Al rato creo notar que mi hambre se sexo ha quedado satisfecha, pues veo que no va a haber ningún otro ataque superior a los tenidos.
-Mikaela: ah ah ah ah ah, para, ah ah, para abuelo, ah, ya hay suficiente.
Me despenetra y ahora los dos nos damos una ducha para limpiarnos de pecado, con jabón como hay que hacerlo. Ambos regresamos a su habitación y mientras nos vestimos me viene un antojo.
-Mikaela: ¡abuelooooo! quiero helado!
-Abuelo: bueno hija, ya te tengo alguno en el congelador pues sé lo golosa que eres.
-Mikaela: no, pero lo quiero tuyo.
-Abuelo: ¿pero qué dices
-Mikaela: pues... ¿tienes cubitos de hielo
-Abuelo: sí, creo que sí. Vé a mirarlo tú misma en el congelador.
En diez segundos me planto ante la nevera con ilusión. Abro la puerta de arriba y busco y rebusco entre cajitas y nieve hasta que ¡albricias! encuentro una cubitera llena. Cojo un pequeño cuenco y lo lleno de media docena de cubitos. Me cuesta un poco pero acabo triturándolos todos formando una fría masa de hielo picado. Entonces regreso a la habitación donde encuentro a mi abuelo leyendo el periódico.
-Mikaela: ya está preparado, ahora me falta el ingrediente básico.
-Abuelo: bien ¿cual es
-Mikaela: ¡tú!
-Abuelo: ja ja ja ¿pero qué te enrollas ¡a mi no me vas a cortar 4 dedos para hacerte un helado!
-Mikaela: no, tranquilo, va a ser más fácil que eso. Bájate los pantalones.
Mientras me dice uy, creo que ya sé lo que quieres se levanta para desnudarse cintura abajo. Se sienta en la cama y yo me dispongo a cocinar mi receta personal. Se la vuelvo a empalmar con mi masturbación manual y oral y esta vez no me cansaré de mamarla. Se la cascomamo un buen rato en que él suelta algún que otro gemido de placer, y alguno de dolor, pues el vigor de mis manos es casi brusco.
-Mikaela: vaaa vaaa, ¡correteeee!
Sigo otro largo rato cascándola hasta que me decido a emplear algún truco para que se corra. Lo tumbo en la cama y le pongo mi panocha en la cara, formando un 69. Mmmmmm sabe riquísima la masturbación mientras me mete la lengua en la raja.
-Abuelo: me corro, me corro.
-Mikaela: ¡bien!
Me levanto de encima de él y con la velocidad del rayo cojo el cuenco con hielo picado, ya mezcla de aguahielo. Lo dispongo ante la verga y como si fuera una vaca la ordeño de leche. Potentes chorros de semen salen de la punta pues de echo aún no se había corrido ni una vez. Una vez lo tengo seco lo suelto para gozar de mi merienda. Antes de sorber mi granizado lo mezclo con la cuchara que traí, y acto seguido tomo mi primera cucharada de granizado de semen.
-Mikaela: mmmmm sabe delicioso.
-Abuelo: no sé como te puedes comer eso.
-Mikaela: pues no sabes lo que te pierdes, je je, ¿quieres un poco
-Abuelo: ¡NO!
-Mikaela: vale, ja ja, to pa mi.