A duras penas
De como, cuando y donde. El deseo es implacable.
¿Dónde vas? Toda la noche mirándome y te marchas sin decir nada.
A duras penas me dejo decir palabra y ya me estaba besando.
Recordaba sus medias negras como primer desafío, su pelo largo moreno ondulado y su forma sensual de bailar, extraordinariamente sensual. Yo no, todos la admirábamos.
Las llaves del coche cayeron al suelo silenciosas y mientras su lengua ya alcanzaba la mía, me empujo sin fuerza pero convencida hacia la parte en sombra del portal.
Cogió mi mano y la metió entre sus piernas, pude notar lo caliente de su coño y lo resbaladizo de su flujo, que ya había atravesado la seda.
Sin meditarlo de un fuerte tirón al lado de la costura desgarré parte desde el centro hasta la mitad del muslo, quedando al descubierto un tanga negro que olía a puro frenesí.
De rodillas ante ella, apartando el medio centímetro de hilo que separaba mi lengua de su coño, me agarró del pelo hasta hincar mi nariz bajo su vientre.
De un lengüetazo aparte los labios de su coño y comencé a lamer el clítoris desenfrenado, embriagado por su olor, lo dulce y salado de sus ganas. Coloco su pierna sobre mi hombro para abrir de par en par la puerta y mis dedos comenzaron a explorar su interior buscando el punto que la hiciera gemir.
Agitando su respiración desencajo el sujetado con un hábil movimiento dejando que sus pezones diminutos se marcaran hinchados sobre la tela elástica del top, seguían tan firmes como antes de quitárselo. Se acariciaba por encima apretándolos uno contra el otro, mientras recostada en la pared se agitaba excitada arriba y abajo.
Me desabroche los botones del pantalón y me quite la camiseta antes de cogerla en volandas y meterle hasta el ultimo centímetro de mi polla dura.
Entonces fue cuando lanzó un suspiro mayor como fin de la espera. Se agarro con el brazo a mi cuello mientras la otra mano en mi cintura buscaba agarrarme fuerte el culo.
Mi polla se deslizaba mojada entre su flujo y ella arqueaba la espalda para apretar el clítoris contra mi vientre. Se dejaba llevar sin forzarme a subir el ritmo.
Con la mano que no apoyaba en la pared, logre alcanzar su pecho. Tenia unas tetas pequeñas turgentes un pezón menudo y duro al que me aferraba, apretándolo con fuerza tal y como lo había hecho ella antes.
Se encaramo un poco mas arriba para dejarme degustarlos a mi antojo y así lo hice, lo cogí con mi mano y empecé primero a lamer el pezón suavemente, luego a morderlo entre mis labios apretándolos con mas fuerza a cada sacudida. Ella gemía y yo cada vez mas excitado le susurre al oído llevo toda la noche deseándote.
Tomo las riendas de la situación estiro de la falda y se dio la vuelta contra la pared, dejando al descubierto un culo estupendo hecho a medida.
Métemela despacio. Empujo hacia atrás y yo con mi polla en la mano no tuve mas que dirigirla hasta la entrada de su culo. Con un leve gesto metí el capullo. Gimió y apretó con fuerza hasta hacerme gozar de lo lindo y ella misma fue marcando cada centímetro hasta tenerla entera dentro.
Con una mano apoyada en la pared, la otra ya exploraba su coño en busca del orgasmo, con el pelo sobre la cara estiro el brazo hasta alcanzarme los huevos, acariciarlos y repartir su flujo entre ellos y su clítoris.
Con sumo cuidado deslizaba mi polla dentro de su culo mientras sus dedos se aceleraban sobre el clítoris.
Tres suspiros intensos y tuvo un tremendo orgasmo cuando la agarre del pelo.
Se arrodillo ante mí levanto la mirada y sonriendo alcanzo la mitad de mi polla con su boca. Ante de que quisiera regalarme una espléndida mamanda me corrí a chorros de semen caliente sobre su cara y sus pechos mientras ella me acariciaba generosa los huevos.
Alzando la cabeza mientras ella succionaba mi polla hasta quedar en estado de reposo.
Nos vestimos, nos besamos y nos despedimos, nunca sabré su nombre.