A cualquier precio (El portero) (Cap. 3 y último)

Danko se convierte en el gran apoyo moral de David en los meses siguientes, y finalmente ambos se convierten en amantes de hecho, pero la sombra de Angel se cruza de continuo en sus vidas impidiendo consolidar su relación. Un día David recibe un extraño mensaje y decide investigar por su cuenta.

Durante los meses que siguieron a la inexplicable desaparición de su ex-novio, que no regresó al apartamento ni para recuperar sus pertenencias y de quien su desconsolada familia sospechaba que hubiera sido asesinado o secuestrado por aquel demente con el que desapareció a través de la noche, Danko y David estrecharon su amistad hasta un límite rayano con lo que mucha gente consideraría una relación de pareja en toda regla. Pero no ellos dos, desde luego.

Danko ni siquiera era capaz de analizarse a sí mismo con objetividad y mucho menos de definirse en materia sexual, aunque tampoco podía seguir engañándose por mas tiempo: él sabía que estaba loco de amor por David, y aunque el armario seguiría cerrado con llave para él por muchos años aún en adelante, aquel reconocimiento interno de lo que él consideraba una "debilidad asumible" le reconciliaba con el mundo alrededor y le hacía sentir por primera vez en su vida humano, demasiado humano tal vez, y digno de ser amado por un semejante. Su relación con su novia se había ido enfriando al mismo tiempo que centraba toda su atención en David, y, un buen día, Danko simplemente la dejó. Empaquetó sus pertenencias y se trasladó a un minúsculo estudio sin ascensor situado a dos calles del apartamento amueblado de su amigo David. Este último no había superado su inesperada ruptura con Angel, y necesitaba todo su apoyo para seguir adelante.

Un día en que Danko libraba y le acompañó a su casa después de entrenar, David le preparó algo de cena y después se sentaron a ver un capítulo de la serie policiaca "El príncipe" en Telecinco. Antes de que se dieran cuenta, estaban rodando por los suelos envueltos en una nube de testosterona y sudor, comiéndose la boca como si el mundo fuera a terminar aquella misma noche y arrancándose la ropa a dentelladas de pura impaciencia. Danko, pese a su dureza aparente y su voz de tonos graves, resultó ser un amante entregado y menos egoísta de lo que Angel había sido en el pasado, comiéndole la polla sin que se le cayeran los anillos por ello, e intentando satisfacer de cualquier manera posible el ansia de sexo del hombre que le obsesionaba desde la primera vez que le tuvo frente a él; David, por su parte, estaba graduado con matrícula de honor en el arte de llevarse un rabo de buen tamaño como el de Danko a la boca, y supo ofrecerle un servicio oral de auténtico lujo que tuvo al portero levitando durante semanas, y maldiciendo todos los años perdidos entre mujeres de escasa prestancia en las artes amatorias, teniendo en cambio la posibilidad de llevarse a la cama a un tío de la categoría ética y estética de David. Danko recordaría de por vida la primera vez que penetró a David a media luz, con las luces entornadas de su habitación para crear una atmósfera mas sutil, los empujones bestiales que aquel culo privilegiado era capaz de aguantar como un jabato sin quejarse, y la emoción primigenia que sintió cuando tuvo frente a sí su rostro mientras procedía a taladrarle sin compasión, y su expresiva cara reflejaba todos sus estados de ánimo sucesivos, desde el amor incondicional de los besos compartidos al introducir el capullo con estudiada lentitud en el interior de su ano hasta el placer incontrolable del orgasmo final. Eso era para Danko la felicidad, y si no lo era de verdad, aquel sentimiento embriagador se le asemejaba bastante.

Pero la sombra de una duda cruzaba a cada instante por el cielo encapotado de su paraíso particular. David seguía echando de menos a Angel, no podía evitarlo, y soñaba con el día en que su antiguo amor recapacitara y se le encontrara un día llamando a la puerta del apartamento de nuevo, con una maleta en la mano y una mirada lastimera en el rostro implorando perdón. Un perdón que David estaba presto a concederle, si las explicaciones que le ofreciera Angel resultaban mínimamente convincentes; pero los meses avanzaban, el número de teléfono de Angel no volvió a aparecer en la pantalla del móvil de David, y el timbre de su puerta no recibió en ningún momento la ilustre visita de su añorado amor.

  • Tienes que olvidarle, David, ese tío no va a volver. ¿Es que no te das cuenta? Angel no te quiere, ni siquiera te ha llamado una sola vez en todo este tiempo; y además me tienes a mí, que me desvivo por ti y sería capaz de cualquier cosa por robarte una simple sonrisa...

Pero las sonrisas aparecieron cada vez con menos asiduidad en el rostro antaño resplandeciente de David, y Danko se consumía en silencio pensando que, después de todo, David sólo le veía como a un puto semental con el que descargar sus necesidades mas primarias, pero le negaba la posibilidad de redimirse y a la vez realizarse como ser humano, dentro o fuera del armario, pero siempre a su lado.

  • Quiero con locura a ese hombre con aspecto de niño - terminó confesando un desolado Danko a su hermana Marián, en una tarde de confesiones frente a la chimenea de su casa de campo en la sierra - pero él sólo me utiliza como un juguete sexual y luego se echa a llorar en mi hombro acordándose de su ex-novio. Y me está bien empleado por haber actuado como un cabrón hijo de puta con el pobre Angel, Dios me ha castigado con su indiferencia por haber jugado a los dados con el destino de otro ser humano.

  • Lo que me has contado es una auténtica burrada, y tu lo sabes, Juanjo - le recriminó su hermana mirándole fijamente a los ojos - Lo que has hecho no tiene justificación, pero en tu mano está reparar en lo posible ese error. Cuéntale la verdad a David y por lo menos te liberarás de ese peso que llevas encima.

  • No puedo hacer eso, Marián, soy un puto cobarde, lo reconozco, y este cabrón me tiene completamente enganchado. Pero te prometo que intentaré que se pongan en contacto esos dos, y si mi destino es perder para siempre a David lo llevaré con resignación durante el resto de mi vida. Ya da igual, de perdidos al río.

  • Al menos ha sido tuyo durante unos meses - le recordó su comprensiva hermana, el único miembro de su familia que conocía sus heterodoxas inclinaciones sexuales - y eso es mas de lo que mucha gente consigue obtener del amor de su vida, que, te lo digo por experiencia propia, suelen resultar amores difíciles de retener, por alguna razón que desconozco.

  • David nunca ha sido mío en realidad - terminó reconociendo Danko con la cabeza apoyada en el hombro de su hermana- Sólo he sido capaz de poseer su cuerpo, pero su alma, o como quieras llamar a lo que mueve su interior, pertenece en exclusiva a ese mamarracho de Angel...

Dos semanas después David recibió un extraño mensaje desde un número móvil que desconocía citándole para dentro de un par de días, sin apelación posible, a una hora determinada en un lugar prefijado de antemano. El mensaje no tenía un cuerpo de texto inteligible ni llevaba firma alguna, y si llamaba al número que lo había enviado respondía de forma constante un enervante contestador. Dejándose llevar por su intuición personal, David ocultó la existencia de dicho mensaje a Danko y se presentó en el escenario de la cita pactada con los nervios a flor de piel y la sensación interna de estar a punto de contactar con su adorado Angel, el motivo de sus mayores desvelos durante los últimos meses.

La puerta del lujoso apartamento que respondía a la dirección exacta de contacto, sito en el madrileño Paseo de la Habana, se abrió de forma tímida, y un chico muy joven y extremadamente atractivo, salió a recibirle con una encantadora sonrisa surcándole el rostro.

  • Hola... ¿eres David?

  • Si, soy yo.

  • Pasa, te estábamos esperando. Acompáñame, por favor.

Aquel risueño chaval, de no mas de 20 años de edad, le introdujo en el amplio recibidor decorado con un gusto exquisito y le guió a través de un corredor bien iluminado, hasta llegar a la doble puerta de una habitación cerrada a cal y canto. El chaval se limitó a golpear el borde de la puerta un par de veces con los nudillos, sin obtener respuesta alguna, y se marchó de allí al instante, nos ien antes rogarle que esperase frente a la puerta cerrada mientras "la persona que había venido a buscar" salía a recibirle "en cuestión de segundos".

Los segundos se transformaron en minutos, y el nerviosismo de David fue en aumento ante la evidencia cierta de que se encontraba en un lugar que le resultaba ajeno por completo y por un motivo que en realidad desconocía aun, entregado a la aventura sin haber meditado por un instante las posibles consecuencias de su falta de sentido común; ni siquiera había tomado la precaución de comentarle a Danko a donde se dirigía con tal despreocupación por su persona...no lo había hecho porque sabía que Danko tendía a protegerle en exceso y no le hubiera dejado ir sólo, o, en el peor de los casos, no le hubiera dejado acudir a una cita tan estrambótica bajo ninguna circunstancia.

¿Y si se trataba de una trampa de ese maldito Rubén, aquel malnacido que le había robado en un abrir y cerrar de ojos al ser que mas había querido en su vida, con permiso de su amigo Danko?. ¿Y si él mismo era a su vez secuestrado para integrar una red de prostitución de altos vuelos, o de trasplante ilegal de órganos, o vaya usted a saber que otra terrible eventualidad?. No le dio tiempo a proseguir con sus especulaciones porque en ese momento la puerta se entreabrió desde dentro y dejó entrever el interior de lo que parecía un enorme dormitorio, del que sólo llegó a apreciar en un primer vistazo un amplio vestidor repleto de camisas de firma y otros complementos de vestir, que con su humilde sueldo de funcionario nunca podría llegar a adquirir ni en varias vidas de curro a destajo.

En vista de que nadie salía a recibirle decidió armarse de valor y entrar sin mas preámbulos. Su sorpresa fue inmensa cuando vio a Angel esperando muy sonriente en su interior, vestido de manera elegante con una camisa de lino y un pantalón de vestir de Ermenegildo Zegna, y dos vasos largos de vermouth en sus manos.

  • ¡Angel!¡Por fin!...Dios, dime...¿donde has estado todo este tiempo?

David se lanzó a sus brazos de inmediato con los ojos humedecidos, pero Angel se limitó a permanecer estático con ambos brazos en paralelo al cuerpo sujetando los vasos de vermouths.

  • Yo también te he echado de menos, David - le confesó Angel en tono neutral, separándose al instante de su sofocante abrazo mientras depositaba los vasos con aparente desgana en una mesa supletoria- y por eso te he mandado llamar.

  • ¿De verdad me has echado de menos? - preguntó un incrédulo David echando un vistazo al resto de la lujosa estancia, presidida por una cama de matrimonio tamaño "king size".

Angel no le concedió apenas chance de saciar su curiosidad natural porque se lanzó como un poseso a comerle la boca con una pasión devoradora, impropia de aquel momento. David decidió dejar de lado sus dudas razonables para un momento posterior y entregarse a la magia del reencuentro, si bien es verdad que tampoco le quedaban demasiadas opciones, toda vez que Angel se había tirado encima de él como una pantera en celo y le estaba arrebatando la ropa a una velocidad de vértigo. David no había nacido ayer y sabía que algo raro estaba ocurriendo allí, tal vez incluso les estaban filmando en ese momento para chantajearle o comercializar la grabación del acto sexual con su exnovio sin su consentimiento, pero la emoción de volver a ver a su pareja después de tantos meses le superó por completo y no supo reaccionar de forma racional a lo que parecía un montaje en toda regla.

  • Angel...¿Qué han hecho contigo? ¿Estás tomando drogas o algo así?- le susurró David al oído en un momento de rara intimidad entre ambos.

Angel ignoró la pregunta y, en cambio, se decidió a bajarle los calzoncillos y practicarle una monumental mamada sin previo aviso. Aquella era la primera vez en tantos años juntos que su novio le practicaba sexo oral, un cambio de tornas que no pasó inadvertida a David.

  • Mi única droga en este momento eres tú - le respondió finalmente Angel con su característica mirada felina, que iba acompañada en esta ocasión de una inquietante expresión ausente en el rostro.

David se dejó hacer de ahí en adelante, abandonándose a lo desconocido con la inocencia de un verdadero niño, y con la extraña sensación de haber reencontrado un tesoro perdido hacía mucho tiempo. Angel se comportó en todo momento con la pasión que el conoció durante los cuatro años largos que duró su relación, se calzó un preservativo tras lamer su ojete con la determinación de antaño y cabalgó sobre su culo llevado por lo que parecía fiebre irreprimible por volver a poseerle, como en los viejos tiempos. David sólo quería besarle y comerle la boca, tenerle frente a él y mirarle a los ojos mientras le taladraba, seguro de que conseguiría sonsacarle la verdad de su extraña desaparición con un simple barrido en el interior de las ventanas de su alma, de esos inolvidables ojos azules con los que soñaba cada noche, desde la última vez que los vio en aquel maldito reservado del demonio. Pero no hubo ocasión para ello, porque Angel evitaba en todo momento centrar su mirada en los ojos de su expareja, y él no conseguía leer nada en aquel vacío desgarrador en que se habían convertido sus órganos visuales.

Angel cumplió con creces en la labor de complacer sexualmente a su antigua pareja, e incluso esperó de manera cortés a que David se corriera el primero, mientras le penetraba de manera salvaje sobre aquella cama de tamaño descomunal, para hacer lo propio sobre su pecho una vez consideró llegado el momento apropiado de hacerlo. Todo parecía demasiado medido y poco espontáneo en aquel intercambio de fluidos, y la ducha posterior, juntos pero de algún modo cada uno por su lado, teniendo como escenario un inmenso cuarto de baño de última generación con jacuzzi incorporado, tampoco resultó reveladora de las intenciones últimas de su excompañero de piso.

David observó alarmado mientras se vestía de modo apresurado que Angel respondía con monosílabos y evasivas a las preguntas directas que él le realizaba, preguntas que le angustiaban a él y a la propia familia biológica de Angel, con quien no se había puesto en contacto en ningún momento desde el momento de su repentina desaparición. Angel se limitaba a sonreír como un autómata y salirse por la tangente con contestaciones improvisadas y fuera de contexto a cada invectiva de su examante, lo que terminó por exasperar de manera definitiva a David. Su desesperación fue en aumento cuando la puerta del dormitorio se abrió y dio paso a la odiosa figura de Rubén, impecablemente vestido en esta ocasión con traje y corbata, que llevaba un extraño platillo vacío en las manos.

  • Vaya, vaya, a quien tenemos el honor de recibir por aquí... - dejó caer como frase de presentación usando un tono pretencioso y provocador - nada menos que al caballero andante, el amante despechado que viene a recuperar a su amada princesa sin sospechar que la dulce doncella del pasado se ha transformado en una puta de tres al cuarto y una comepollas profesional.

  • ¿Qué estás diciendo, Rubén? ¿A que viene todo esto? - fue lo único que David pudo a duras penas balbucear, pues sintió de pronto como si una fuerza divina le oprimiera el pecho por momentos.

La tonante voz de Rubén pareció surgir de las profundidades del averno para espantar de forma despiadada a un aterrorizado David.

  • Lo que digo es que una vez que has tenido el inmerecido privilegio de echar el polvo de tu vida con uno de mis mejores pupilos puedes largarte de inmediato. Por cierto, son 50 euros para gastos de mantenimiento del inmueble...¿no pensarás que este hermoso entorno se mantiene del aire, verdad?. Y has tenido suerte porque en el fondo me caes bien, pues como te puedes imaginar la tarifa real de Angel es mucho mas elevada que lo que tu puedas permitirte pagar.

David miró a Angel esperando confirmación a tan monstruosas declaraciones de su aparente chulo, y sólo recibió una estúpida sonrisa desprovista de toda emoción por su parte. Desconcertado por la falta de respuesta de su antiguo amor, y temeroso de que no le dejasen salir de allí si no pagaba la cantidad requerida, David se palpó la cartera con nerviosismo y extrajo un billete doblado de 50 euros, que extendió horrorizado en dirección a Rubén. Pero éste le frenó en seco con un simple chasquido de dedos, que transformó a Angel en su esclavo personal, procediendo a arrodillarse ante ellos de inmediato, y luego conminó a David a que introdujera mejor el billete en la comisura de los labios de su perro Angel, lo que David llevó a cabo en medio de la mayor aprensión y asombro posibles. Angel atrapó al vuelo el billete y se lo ofreció acto seguido a su amo, que recogió con cuidado el papel moneda y lo guardó a su vez en su cartera. Después le pasó la mano de manera pretendidamente cariñosa por la cabeza y depositó un pequeño platillo que llevaba consigo a los pies de su mascota humana.

  • Me imagino que debes tener mucha sed, puto chucho. Saciate, campeón... - y, sin mediar palabra, se sacó la chorra, se la sacudió un par de veces y se puso a mear en dirección al pequeño recipiente metálico situado a sus pies. Angel parecía ahora un ser de otro planeta, abducido por la mente enferma de aquel degenerado, y se dispuso de inmediato a lamer con regocijo creciente cada gota de orina que iba llenando aquel minúsculo plato de metal.

David no fue capaz de aguantar por mas tiempo lo que consideraba un espectáculo degradante y deshumanizador, y se marchó a la carrera en dirección a la calle, resistiendo a duras penas en el breve trayecto hasta el portalón de entrada el impulso de vomitar sobre la cuidada tarima del pasillo. Desapareció escaleras abajo y salió corriendo en dirección al Paseo de la Castellana como alma que lleva el diablo.

Aquella noche las pesadillas poblaron sus sueños y atormentaron su hiriente soledad, pero poco antes de romper el alba, recién llegado de trabajar, los fuertes brazos de Danko y sus dulces besos, cargados de sinceridad, consiguieron devolverle el ánimo perdido, y ambos se durmieron al fin, al despuntar el día, fundidos en un tierno abrazo.

FIN