A Chambear - Gorilas en tu Orto episodio 03

En Ciudad Santiago el sexo gay está a la orden del día. Estos son los relatos cruzados de varios de sus ciudadanos y el como disfrutan de sus vergas y culos todos con todos.

La cara de Ricardo era todo un poema, pues sentía un poco de pavor por lo que vendría a continuación. Carlo lo vió y lo besó en los labios. Para tranquilizarlo lo mandó a su cuarto, en donde se tiró en la cama y se quedó pensativo. Al rato unos gemidos le hicieron sentir curiosidad. Salió y se encontró a dos hombres de europa del este, de unos treinta años, de complexión normal, uno empujando los frijoles a Carlo y otro dándole a probar el sabor de su verga. Ambos lo saludaron nada más verlo y se intercambiaron algunas frases en su idioma, las cuales no entendió.

Mahón se aproximó, comprobando que los rumanos tenían vergas gordas y venosas. Probablemente muy largas, pues aunque sacaban gran parte de estas en cada acometida, nunca se les llegaba a ver asomar el capullo. El que se estaba trabajando el culo se apartó y dejó paso a Ricardo, haciéndole un gesto con la mano.

-Vamos, amigo, este poponar quiere le metas el coada por el fundul.

Y, sin tener ni idea de lo que le había dicho, fue lo que hizo, pues se encaminó hasta ponerse detrás de Carlo mientras se masturbaba para provocarse la erección, apuntó con la minga al muy dilatado culo y la metió de una estacada. Mientras movía la cadera arriba y abajo, se dejó caer, poniendo su pecho en contacto con la espalda de su pasivo amigo. Esto hizo que el rumano que tenía la polla en la boca de Carlo la sacara de esta y se la ofreciera a Ricardo, dándole un par de golpes con ella en los mofletes antes de lograr que este, demasiado cachondo para pensar en nada, abriera la boca y dejara pasar a su garganta los veinticinco centímetros de salchichón de Europa del este que le estaban dando.

Las primeras acometidas de este ariete de carne le causaron arcadas, pero se fue acostumbrando y no tardó mucho en poder ser follado por la garganta con la misma intensidad con la que él le follaba el culo a su amigo. Sin previo aviso el otro rumano, un hombre de treinta y tantos años con una prominente barriga peluda, le clavó la verga a Ricardo en el orto sin dilatarlo ni echar lubricante alguno. El dolor fue tal que perdió la erección al momento y sintió como si lo partieran en dos, pero no dejaron que se moviera lo más mínimo. Le acababan de partir el culo a su amigo, y Carlo no podía hacer nada contra esas dos malas bestias más que esperar y acompañar luego al pobre sodomizado al hospital. Los rumanos siguieron bombeando con fuerza en culo y boca del pobre Ricardo, el cual sollozaba por el dolor y la quemazón de su orto.

El que le follaba la boca se corrió entre gritos de placer.

-¡¡Trágate toda la leche de Lucian tata, pedazo catea, y verás como creces como mi hijo, sanatos si puternic!!

Le sacó la polla de la boca, se agachó y le dio un largo morreo con lengua, metiéndole esta todo lo dentro que podía de la boca. Ricardo se sintió asqueado, pero no sabía que lo peor estaba por llegar. Lucian se puso de pié, obligó al heterosexual violado a abrir la boca y le metió la verga flácida en esta.

-Si tu morder o no tragar te salto los dientes de una hostia.

Le advirtió mientras notaba como comenzaba asalir una sustancia caliente y amarga. Orín. Lo estaba meando en la boca, y solo podía tragar. El otro anunció en gemidos lo que comenzó a hacer, pues los espasmos de su verga se hicieron sentir en el dañado recto de Ricardo, así como los disparos de lefa.

-¡¡Am cum!! ¡¡Am cum!!

Se salió del dañado culo, del cual caia un hilillo de sangre y semen. Los ,iró, miró a Carlo y alzó los hombros en gesto de no querer saber nada. Una oportuna llamada de teléfono al móvil de Lucian y ambos hombres se despidieron sin dar más explicaciones y salieron a toda velocidad. Ricardo lloraba desconsolado. Carlo lo abrazó, tratando de animarlo, y cuando se calmó un poco le dijo.

-Vístete, tenemos que ir al hospital.

Continuará...