A 500 km de ti, contigo
La distancia que nos separa no es un obstaculo para vivir juntos una fantasía compartida.
A 500 KM DE TI, CONTIGO
Despierto cuando los primeros rayos de sol entran por mi ventana. Me revuelvo en la cama y empiezo a sentir un calor subiendo por mi cuerpo desde mi sexo, el deseo crece poco a poco, sobre todo cuando pienso en ti y te imagino a 500 Km. de aquí, en otra cama, sólo como yo, con los primeros rayos de sol entrando por tu persiana, tú también sientes ese deseo al imaginarme desnuda y deseándote.
Mis manos se pierden en busca de mi sexo, adentro un dedo en los pliegues que envuelven mi clítoris y empiezo a masajearlo suavemente. Cierro los ojos y te imagino, mi sexo empieza humedecerse.
Tu mano también se pierde en tu entrepierna erecta. Imaginarme desnuda, entre tus piernas y con mi boca apunto de atacar ese manjar, ha sido el desencadenante. Varios kilómetros nos separan físicamente, pero nuestros cuerpos están unidos en nuestra mente, imaginándonos desnudos en una cama, pegados, besando la piel del otro, sintiéndonos.
Tu cuerpo se agita al ritmo de tu mano que se mueve cadenciosa sobre tu erecto falo, y el mío lo hace al ritmo de la mía, hundida entre los pliegues de mi vulva, gimo. Pienso que es tu mano la que está acariciando mi clítoris, que es tu dedo el que lo masajea delicadamente y hace que todo mi cuerpo se estremezca, que mi piel se erice y que mi garganta jadee.
Tú imaginas que es mi boca la que atrapa tu verga, que sube desde la base al glande y desciende luego hasta la base de nuevo, que chupo todo el glande y lo saboreo, lamiendo las gotitas que salen de líquido preseminal. Mi cara de vicio te hace desear más y aceleras el ritmo de tu mano.
Yo también me siento en el cielo, imaginando como ahora es tu miembro el que me penetra, me invade cuando te colocas tras de mí. Por eso dos de mis dedos se hunden en mi vagina, y se mueven dentro y fuera, dentro y fuera. Mis gemidos aumentan y empiezo a imaginar que me susurras:
Te gusta como te follo ¿eh, zorrita?
Sí, cabrón musito.
Sentir esas palabras en mi oído han hecho subir más la temperatura de mi cuerpo. Aprietas con fuerza tu mano contra tu sexo, empujas y empujas, imaginando que empujas hacía mi vagina, penetrándome, metiéndote en mí profundamente. Gimo, gimes y a pesar de la distancia, la unión se hace más fuerte cada vez. Te siento entrando y saliendo de mí, sudo extasiada, gimo y mis gemidos aumentan al ritmo de los tuyos.
Mis dedos siguen penetrándome al ritmo de tus embestidas, mientras tu mano se mueve al ritmo de las mías y poco a poco el orgasmo va naciendo, y en un éxtasis demoledor alcanzo el orgasmo, a quinientos kilómetros de aquí tú también te corres imaginándome satisfecha de ti. Nos abrazamos invisiblemente, nos besamos y mirando a mi alrededor me veo otra vez sola en mi habitación, desnuda sobre mi cama, pensando en ti. Sonrío por el maravilloso momento que acabas de darme. Tú también sigues allí, sobre tu cama, desnudo. Sonríes y piensas que ha sido uno de tus mejores orgasmos y que ojala hubiera estado ahí. Miras el reloj, y piensas que quizás este despierta, entonces coges el teléfono.
Oigo el ring del aparato y lo cojo:
Diga.
Hola Princesa.
Hola ¿Qué tal? ¿Qué haces? Te pregunto.
Pensaba en ti y he decidido llamarte.
Yo también pensaba en ti
¿Y qué pensabas? me preguntas curioso.
En el orgasmo tan maravilloso que me has dado hace unos minutos.
¡Uhm, es agradable saber que pensabas en mí en ese momento, yo también lo he hecho! Me confiesas
¿De verás?
Sí.
Sonrío, me siento feliz por saber que hemos compartido la misma fantasía y te digo:
Te quiero,
Yo también te quiero, Princesa.
¡Qué lástima que estemos tan lejos! Me lamento.
No digas eso, preciosa, ya has visto que a veces, estamos juntos, más de lo que parece.
Sí, te quiero repito.
Erotikakarenc (Autora TR de TR) Texto de la licencia.