A 10.000 pies de calentura

Su veranito de solteros estaba por terminar, debía volver a su país a ser nada mas compañeros de trabajo, pero no podían bajar de ese avión sin antes explorar sus cuerpos una vez más, y averiguar lo que era un orgasmo a 10.000 pies de altura.

Finalmente nuestra pareja de cómplices en dos horas llegarían a su país, donde no podrían desnudase y entregarse al placer; donde no podrían toquetearse a su disposición, Él no podía imaginar cómo sería estar al frente de sus bellos pechos y no poder apretarlos o ella no podía estar segura que al ver su erección en la oficina se podría resistir a tirarse encima y coger a vista y paciencia de sus compañeros.

Pare él las horas que pasaron conectados, fundidos en esa pasión que los quemaban no eran suficiente. Tenía que tener más de ella, la necesitaba.

Aprovechando la oscuridad y calma de los otros pasajeros, estiro sus manos y recorrió sus suaves muslos de arriba abajo. La pequeña minifalda de su cómplice le permitía acercarse a la fuente de su deseo de una forma única.  Al comienzo recorrió sus piernas prácticamente como una caricia, pero, apenas ella le dio más acceso fue acercando sus dedos a su entrepiernas hasta que se quedó ahí acariciando su mojada ropa interior, levanto la vista para observarla y pudo notar que ella mordía su labio para que sus gemidos no fueran escuchados, removió su ropa interior y la bajo lentamente para luego guardarla en su bolsillo, movió la yema de sus dedos en círculos por su vulva y ella comenzó a imitar le movimiento.

Cuando por fin ella tuvo unos segundos de descanso  pudo notar como su grueso pene estaba disponible para ella, sin siquiera pensarlo desabrocho su pantalón y con ayuda de sus manos lo introdujo en su boca; comenzó a succionar lentamente, podía sentir el palpitar en su glande en su paladar, le miro a los ojos y pudo notar como esta vez era él el que mordía sus labios y levantaba su cadera para darle más acceso. Una vez más se dejaron llevar por la pasión. sin importar si los demás pasajeros despertaban y la veían de cuclillas saboreando su sexo. Lamia a su antojo, bajaba y subía, pasaba a lo largo de su miembro y devoraba sus testículos. La excitación en el la provocaban más y más.

Era tal la excitación de provocar tal descontrol en él que el sentía pequeñas descargas eléctricas en su clítoris. Lo que la obligo a subir su minifalda y se montó en su regazo. Introdujo su miembro en su húmeda vagina y aprovechando al máximo el roce de sus cuerpos bajo y subió lentamente. Para acallar los gemidos de él bajo su blusa y dejo que mordisqueara sus pechos. Sin importar si dejaba marcas o no.

El poso sus manos en sus glúteos y los apretó como si no hubiera un mañana, tanto que sus grandes manos quedaban marcadas en su blanco trasero. Con esto además de disfrutar de su hermoso trasero aprovecho de su agarre para marcar el ritmo y aumentar la fricción. Esta  fricción en su entrepierna y la de sus senos en el rostro lo estaban matando, la tomo en el aire y la penetro con tanta fuerza que ella  no pudo evitar gemir más alto de lo debido.

Al observar a su alrededor para cerciorarse si la habían escuchado. Pudo notar que el compañero de atrás ya había desabrochado su cremallera y se masturbaba en honor a la escena que estaba presenciando. Esto la éxito aun mas por lo que acelero el ritmo mordió su labio y se corrió mirando fijamente el pene del extraño, esté no se dejó estar  y ante la mirada  pervertida se masturbo hasta que su semen salto a chorros sobre su pantalón.

Él sin imaginar que estaba siendo observados por un extraño solo se dejó llevar por el ritmo asesino que su cómplice adopto y eyaculo en su interior. Quizás no estaba muy presentable pero había tenido otro de esos orgasmos que te dejaban rendido. Durmió la siguiente hora de camino a casa y dio por terminado el viaje de placer donde reino la pasión y no la razón.

absorta en sus pensamientos ella se juraba que esa historia terminaba en ese avión. Que jamás lo volvería  a repetir y que continuaría a su vida normal, donde ya no le temblara el cuerpo de tanta pasión. Quizás si podría mantenerse firme y volver a su rutinaria vida, eso aun no lo tenia muy claro.