(8) la viuda

Alicia logra su venganza más deseada... pero para hacerla, tiene que humillarse de la peor manera...

(8) LA VIUDA.

Llamé a Víctor y le di mi solución para parar la demanda de divorcio de sus putas esposas, me preguntó que cuál era, le dije que tenía que organizar un evento masivo y contestó que la otra semana la iglesia estaba de aniversario y que acostumbraban realizar un gran evento, le dije que lo dejara todo en mis manos y que me mandara el vídeo con el burro. Realmente estaba muy preocupada, ya que la iglesia era su negocio millonario y después de vivir como Rey, no quería ser un indigente… ay, que doble moral maneja la especia humana.

Llegó Silvio y me dijo que ya había encontrado a la novena amante de Héctor, que era una señora de cincuenta años, llamada Ximena y que nunca había tenido un orgasmo hasta que conoció a Héctor. Pero, ¿cómo era posible? ¿Mi marido era un Don Juan disfrazado de caballero? Inmediatamente me fui a la laptop y encontré un archivo que decía 50, muy hábil para esconder sus carpetas, no era el sinvergüenza de mi esposo, creí haberlo visto todo, en las fotografías se veía como ella defecaba con un inmenso consolador metido en su cuca, busqué un vídeo y justamente lo encontré, ella era una señora que aparentaba su edad, ni siquiera era bonita

HÉCTOR: ¿Nunca ha tenido un orgasmo?

XIMENA: Nunca, Doctor… y no es que mi marido no sea un buen amante.

HÉCTOR:Entonces debe ser un problema de la infancia, dígame, ¿recuerda algo extraño en su niñez?

XIMENA: Pues ahora que lo pienso, sí, sí, Doctor… recuerdo que mi mamá me pegaba porque defecaba en mis ropas interiores.

HÉCTOR: ¿Qué edad tenía?

XIMENA: Pues desde que tengo uso de razón hasta los siete años.

HÉCTOR: ¿Y luego ya no lo hacía?

XIMENA: Sí, Doctor, pero me escondía para que no me pegara.

HÉCTOR: ¿Le sigue pasando?

XIMENA: Siempre me ha pasado, por eso llevo puesto un pañal, que vergüenza contárselo, pero ya no sé a quién acudir.

HÉCTOR: No tenga pena, vino al lugar correcto. Defecar es un placer y su madre con sus golpes, hizo que usted rechazara sus genitales, ¿Qué piensa su marido al respecto?

XIMENA: Ramiro es un interesado, vea, yo soy millonaria y estoy segura que él me aguanta por… bueno, usted ya sabe.

HÉCTOR: Le tengo que hacer algunas preguntas incómodas… ¿Alguna vez ha intentado hacer sexo anal?

XIMENA: ¡Dios mío, Doctor! ¿Cómo se le ocurre?

HÉCTOR: Pues inténtelo, no importa el dolor físico que sienta, lo que hay que liberar es su mente, la espero la próxima semana.

Luego vi varios vídeos donde ella le contaba que su esposo no quería hacerle sexo anal, ya llevaba como un año de terapia, pero el último vídeo era revelador:

XIMENA: ¿Estás seguro, Héctor?

HÉCTOR: Mira, Ximena, sino te atreves a buscar un amante, yo estoy dispuesto a demostrarte que tengo razón, por favor desnúdate de la cintura para abajo… te voy a explicar lo que va a pasar, vamos a ir al retrete, tú te sientas, yo te voy a introducir por la vagina este consolador y seguramente cuando tengas ganas de defecar, al mismo tiempo vas a tener un orgasmo.

Así lo hicieron, la señora defecó y Héctor le introducía el consolador, pero ella le dijo que casi sentía haber alcanzado el orgasmo, pero que cree que fue porque dejó de defecar. Mi teléfono me interrumpió, había recibido de mis tres amantes con E, los vídeos cuando se cogían a sus cuñadas, ahora ya tenía material para chingar a ese trío de putas… volví al vídeo y la conversación que escuché era muy interesante:

HÉCTOR: Eso demuestra que tengo razón, lo que necesitas es que alguien te introduzca un pene por el ano y te estimule la vagina con un consolador.

XIMENA: Ya te dije que mi marido se opone y que yo no me atrevería a pedírselo a nadie… aparte de mi marido, solo tú me has visto desnuda…

HÉCTOR: ¿Quieres decir que conmigo sí te atreverías?

XIMENA: Ay, Héctor, no me abochornes, tú sabes lo que quiero decir, además estoy dispuesta a pagarte lo que quieras. ¿De qué te ríes? ¿De mí?

HÉCTOR: Sería incapaz… me río porque siempre he querido asegurar mi vida en un millón de dólares y creo que no me va a alcanzar la vida para hacerlo.

XIMENA: Si me curas, cuenta con ello.

Así que el dinero que no me quiere pagar la aseguradora, vino de ella… creo que de esta mujer no me vengaré, ya que me va hacer millonaria, seguí viendo el vídeo, llena de morbo y curiosidad, Héctor le dijo que se hiciera un lavado anal, es decir, un enema.

HÉCTOR: ¿Alguna vez has hecho sexo oral?

XIMENA: Sí, Héctor, tampoco soy una vieja retrógrada.

HÉCTOR: Entonces estimúlame… ay, que rico… sí que la chupas bien… toma este lubricante y aplícatelo tú misma en tu ano.

XIMENA: ¡Nunca creí llegar hasta aquí!... pero no importa lo que pase… lo estoy disfrutando mucho… hasta siento rico meterme el dedo por atrás.

HÉCTOR: Prepárate, te voy a penetrar.

XIMENA: Eso no me va a entrar… la tienes muy grande.

HÉCTOR: Ya te dije que el dolor físico lo debes superar, hay que liberar tu mente.

XIMENA: Está bien, haré lo que tú me digas. ¿Cómo me pongo?

HECTOR: Vamos al sofá y te hincas sobre él… así… ahora pon tu cara sobre el cojín… eso es… ¿Lista?... primero te voy a ir introduciendo dedos para que tu esfínter se vaya ensanchando… ya te metí un dedo ¿Qué sientes?

XIMENA: Es incómodo, pero no me duele.

HÉCTOR: Aquí te va otro.

XIMENA: Ay… con dos si me duele… ¿Tienes que moverlos adentro?

HÉCTOR: Es necesario, Ximena… acá te va un tercero…

XIMENA: Ay, esto es muy doloroso… no sé si quiero seguir… ¿Por qué los metes y los sacas?

HÉCTOR: Lo hago para prepararte mejor cuando estemos copulando.

XIMENA: Yo nunca he sido infiel.

HÉCTOR: Y no lo estás siendo, esto es terapéutico… pero si te molesta tanto, podemos parar.

XIMENA: No, confío en ti, penétrame…

HÉCTOR: Espera un momento, solo me pongo el preservativo… que bonito trasero tienes… bueno, voy a empezar… relájate…

XIMENA: ¡Ay!... me duele… me duele mucho…

HÉCTOR: Aguanta un poco, no me moveré hasta que tu esfínter se acomode a mi tamaño… cuando vaya pasando el dolor, muévete tú, así entenderé que ya puedo penetrarte sin pena.

XIMENA: Está bien… lo que hay que hacer para vencer los traumas del pasado… yo creo que ya… ay… me duele, pero cada vez menos… no tan duro… hazlo con cuidado… nunca me dieron por ahí… ay… sí…

HÉCTOR: ¿Te puedo dar más duro?

XIMENA: Sí, pero poco a poco… así… el dolor empieza a irse… casi te diría que hasta siento placer…

HÉCTOR: Entonces es el momento en que tú misma te introduzcas el consolador por la vagina.

XIMENA: Ay… no me cabe… no… ya entró la puntita… es que la tengo muy estrecha a causa de tu pene en mi ano… ¿Es normal que tenga la vagina tan húmeda?

HÉCTOR: Es una extraordinaria señal, eso quiere decir que, aunque nunca habías practicado sexo anal, empiezas a disfrutarlo, ¿Te duele?

XIMENA: No, ya no… siento rico… si quieres me puedes dar más duro… así… ¿Ya me entró?

HÉCTOR: No, pero ahora te la meto toda… ay que rico… tienes el ano bien apretado.

XIMENA: Ay… así… más… dame más… siento tus testículos en mis glúteos… que cosa más extraña… es como si estuviera con dos hombres… ay, así, Héctor… estoy lista para aguantar todas tus envestidas… dame duro… así… ay… que rico siento… pero tengo miedo…

HÉCTOR: ¿De qué?

XIMENA: Tengo ganas de defecar,

HÉCTOR: Es una sensación que tienen las mujeres cuando practican sexo anal, ya defecaste, te hiciste un enema, así que no pasa nada.

XIMENA: No, Héctor… no es una sensación… siento que voy a defecar… me da pena contigo… y si lo hago en tu pene… que vergüenza… ay… pero siento muy rico… jamás había sentido esto.

HÉCTOR: Insisto, es una sensación, déjate ir, ya verás que no defecas.

XIMENA: Está bien… confío en ti… dame… dame duro… así… más duro… que rico… siento todo el cuerpo caliente… ay, Héctor… me estás llevando a la gloria… así… dame más, papito… ay… siento que me viene… siento mucho calor… ay… me tiembla el cuerpo… de verdad, Héctor, voy a defecar… ay, que rico…

HÉCTOR: Pues cágate, Ximena, cágate, si eso te da un orgasmo.

XIMENA: Siiiiiiiiiiii… ayyyyyyyyyyy… no puedo maaaaaaaaassss… creo que me vengo… ya… yaaaa… yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… ayyyyyyy… me caguéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.

El final fue asquerosamente morboso, ahí estaba Héctor con la verga bañada de mierda y Ximena con el culo chorreado, pero con una cara de satisfacción infinita, lo había logrado, le había regalado a esa pobre mujer, su primer orgasmo, vi como Héctor le sacó el consolador del coño, y lo escurrió sobre uno de sus frasquitos, luego se fueron a bañar y al volver, mientras se vestían, Héctor le recomendó que debía convencer a su marido de hacer lo mismo, que había hecho ellos, o que se buscara un amante.

Más tarde le pregunté a Silvio que dónde encontraba a esa mujer, le enseñé el vídeo y le dije que de ella no tenía por qué vengarme, que hasta simpatía le tenía, me dijo que el destino era impredecible, que efectivamente se divorció del marido, se buscó un amante negro, con el cual hasta lloraba de los orgasmos que tenía, pero que lamentablemente murieron en un crucero que encalló en el Mediterráneo. Lo lamenté, lo lamenté mucho, al fin de cuentas era una mujer menos de la cual preocuparme, ya me había vengado de Vilma, de Lorena y Silvia Isabel, ahora les tocaba el turno a las tres hermanitas…

Llame a mis amantes abogados para preguntarles cómo iba mi caso con la aseguradora, me contestó Elmer y me dijo que habían grandes expectativas de ganar, me invitó a que fuera a su oficina para darme detalles del caso, le dije que en este preciso instante iba para allá, al llegar, Elmer me hizo pasar y le echó llave a la puerta, le pregunté que por qué lo hacía y me dijo que quería agradecerme por haberle dado la iniciativa de cogerse a su cuñada, que ahora su sexualidad estaba completa, le dije que me alegraba mucho. Luego Estuardo me invitó a su oficina e hizo lo mismo, al igual que Enrique, los tres querían cogerme de nuevo, pero lo que me preocupaba ahora eran sus putas esposas, me iba a cagar en ellas, ojalá que sus maridos no fueran a sufrir tanto.

Ya reunidos los cuatro me contaron que Mercedes, trabajaba en la Cruz Roja y que le habían asignado una tarea de mucha responsabilidad en África... yo no sabía que la muy puta era doctora… también me contaron que sus respectivos maridos les habían pagado el viaje a sus esposas para que juntas, las tres hermanitas, conocieran el continente africano, les pregunté que cuando se iban, me dijeron que se habían ido ayer… de pronto los tres se pusieron de pie y me entregaron un sobre, era un cheque por un millón de dólares.

Ellos me dijeron que eso había que celebrarlo, me invitaron a ir a una de sus fincas, pero les dije que estaba muy ocupada y que tal vez lo haríamos en otra oportunidad, saqué mi chequera y les pagué sus honorarios, Enrique se me acercó y me tocó el culo, cuando iba a protestar vi que los tres tenían la verga de fuera, yo, muy agradecida, me hinqué y se las mamé con mucho placer, me querían coger, pero les dije que me dejaría cuando fuéramos a la finca, cosa que no pensaba hacer, pero ya estaba ahí, con tres pijas hirviendo, y antes eso, ninguna mujer libre se resiste, así que chupé las tres palomas hasta que me bañaron de leche, tuve que quitarme la blusa, e irme solo con el saco puesto.

Al llegar a mi casa, Silvio me estaba esperando, me dijo que quería casarse conmigo, que le diera una respuesta o que se iba para siempre, le dije que aún me faltaba descubrir a una de las amantes de Héctor, él dijo que me había ayudado en todo lo que le había pedido y que no estaba dispuesto a esperar más… lo pensé un buen rato… después de todo ya había aprendido a querer a este hombre y ya había pasado un año desde la muerte de mi mal recordado marido, así que acepté, nos casamos en una ceremonia civil muy íntima, tan íntima que mi mucama y mi jardinero fueron nuestros testigos.

Lo que me sorprendió sobre manera, fue que, al terminar la boda, me llevó a su mansión, y yo que creí que mi casa era lujosa, me dijo que a partir de ese momento era nuestro hogar, mandé a traer todas mis pertenencias, incluidos a mi jardinero y mucama, ahí empecé una nueva vida llena de lujos y de mucho sexo, Silvio quería que nos fuéramos de luna de miel a París, le dije que cuando averiguara quién era la última, con mucho gusto lo haría.

Este hecho fortuito me dio una gran idea, ahora mis amantes abogados no sabían dónde vivía, cambié mi número del teléfono, así tampoco podrían localizarme, me dispuse a hacer una de las cosas que más placer me da, aparte del sexo, me desnudé, me serví una copa de vino, tomé mis audífonos con música de Mozart, me metí al yacusi con mi teléfono en mano y les mandé a mis tres amantes abogados los vídeos donde sus esposas cogían con sus cuñados, luego hice lo mismo y se los mandé a ellas, como me hubiera gustado estar presente para ver la cara que ponían, estaba segura que algo terrible estaba por suceder, ya me enteraría a su tiempo.

Por la tarde fui a PARE DE SUFRIR, Mario y Víctor estaban muy angustiados porque la demanda de divorcio la iban a presentar sus esposas, el lunes siguiente, les dije que no había nada de qué preocuparse, que la celebración de aniversario sería este sábado y que lo único que tenían que hacer era llevar a sus degeneradas esposas y que se prepararan para lo peor, porque ellas iban a sufrir el peor escándalo de sus vidas, pero que ellos iban a aparecer como las nobles víctimas de sus degeneraciones, que después de lo que tenía pensado hasta iban a tener más feligreses y por tanto más millones.

Les pregunté que dónde quedaba la cabina del auditórium, me llevaron al segundo nivel de la mega iglesia y me presentaron a Nacho, les dije que ya lo conocía, en eso los llamó el Juez y me dejaron sola con el muchacho, era muy joven, parecía tener unos diez y siete años, empecé a hablar con él para ganarme su confianza, necesitaba aprender cómo se manejaban esos aparatos para proyectar las imágenes de ese par de putas cogiendo con los perros, con el pony y el burro, eso iba a ser apoteósico, Nacho me enseñó cómo manejar el equipo, pero no quería que a último momento Nacho se negara a proyectar las imágenes, le conté la verdad absoluta.

Se quedó pensando un momento, pero movía la cabeza en señal de negación:

NACHO: Mire, señora…

YO: Dime, Alicia y trátame de tú.

NACHO: Esta bien, Alicia… mire, yo soy muy religioso y no creo que esté bien lo que usted piensa hacer… aunque…

YO: ¿Aunque qué?

NACHO: Pues… Doña Gladys y Doña Antonia… me caen mal.

YO: ¿Por qué?

NACHO: No se lo puedo contar.

YO: A mí también me caen mal.

NACHO: ¿Por qué?

YO: No te lo puedo contar.

NACHO: Si yo le cuento…

YO: Yo te cuento.

NACHO: …es que esto nunca se lo he contado a nadie.

YO: Yo tampoco, lo que te voy a contar.

NACHO: …pues… le pido que esto quede entre nosotros… fíjese…

YO: Fíjate…

NACHO: Fíjate… que desde que ellas entraron a nuestras vidas… todo ha sido un martirio para mí.

YO: ¿Desde cuando trabajas para Mario y Víctor?

NACHO: No sé… me explico… yo desde niño vivo aquí…

YO: ¿Tienes mamá?

NACHO: …eso es lo difícil de contar… dicen que uno de los pastores es mi papá… pero yo nunca les he preguntado… dicen que mi mamá era una muchacha que los veía bastante… dicen que se metió con los dos y que ella nunca supo quién era mi papá.

YO: ¿Y tu mamá dónde está?

NACHO: …dicen que los pastores al nacer yo, le dieron dinero y la mandaron a los Estados Unidos para que no se supiera la verdad… ellos me tratan bien, no como a un hijo, pero bien… pero ellas son insoportables, creen que soy su sirviente, me gritan, me insultan… ya le conté, ahora le toca a usted.

Tuve que contarle toda la verdad sobre esas mujeres que odiábamos los dos, al ver las imágenes se le salían los ojos, no sé si de asco o de calentura… los hombres en cosas de sexo son impredecibles… Nacho estuvo de acuerdo en ayudarme, quedamos en vernos el sábado por la noche. En tanto al llegar a casa, Silvio me tenía preparada la peor de las noticias, resulta que había descubierto quien era la décima amante de mi marido, no lo podía creer… ¡Esther, mi hermana menor!... eso no me lo esperaba, de mis dos hermanas, ella era mi preferida, siempre la traté con mucho amor, incluso cuando también sé quedó viuda, por problemas con las drogas de su marido… hija de puta… ¿Qué culpa tenía mi santa madre?

Busqué de nuevo en la laptop y por más que escudriñé no encontraba nada que me diera pistas para encontrar entre los miles de archivos que tenía, más por curiosidad que por intuición, abrí uno que decía MC ¿Qué querría decir? Mi hermana se llamaba Esther, el caso es que lo abrí, pero no encontré nada que me diera ninguna prueba de que eran amantes, lo único que supe es por qué el archivo se llamaba MC, Héctor le decía a Esther Mi Cuñis… en algún lugar debería encontrar pruebas, no podía irme contra ella ¿Y si era inocente? Le pregunté a Silvio de dónde había sacado la noticia, me dijo que me lo iba a decir, que estaba completamente seguro, pero que antes me quería contar cómo les fue a las tres hermanitas putas.

Le dije que eso era cuenta saldada, que no me importaba, que quería ver las pruebas contra mi hermana, me dijo que si no quería oír sobre las tres hermanas que entonces no me contaba nada sobre Esther, tuve que tragarme el coraje y le dije que lo escucharía… resulta que mis tres amantes abogados al recibir sus respectivos vídeos viendo coger a sus esposas con su colega, se pelearon, deshicieron el bufete de abogados y… lo mejor… les quitaron las tarjetas de crédito a sus esposas, ellas no podían volver porque estaban amenazadas de muerte, la Cruz Roja recibió el vídeo de Mercedes cogiendo con su cuñado de manera anónima, la despidieron y ellas tres también se pelearon, se quedaron en África, sin saber el idioma… me dio tanto gusto…

Le pregunté a Silvio que qué había sido de ellas, dijo que el único patrimonio que tenían las tres hermanitas era un buen culo blanco, que en el África son muy cotizados, me contó que Mirta trabajaba en un prostíbulo, que María era sirvienta de una familia negra y que a Mercedes fue a la que peor le iba, porque había adquirido Sida y dormía en la calle como indigente… Que dulce es la venganza… luego le pedí las pruebas de mi hermana, me dio un D.V.D… él si había encontrado vídeo, a verlo iba cuando recibo la visita de Gladys y Antonia, eso sí que no me lo esperaba.

Continuará…

Relato dedicado a mi nueva amiga Mayra.