(7) Soy pobre, pero muy rica.
Pancracio, por orden de Rufino, nos prostituye a Clara y a mí, al principio no me gustó, pero luego sentí la gloria al ser penetrada por dos clientes al mismo tiempo.
(7) Soy pobre, pero muy rica.
A la mañana siguiente amanecí adolorida, pero muy ganosa, al defecar sentí un tremendo dolor en mi ano, me ardía, seguramente me habían rasgado algunas venitas, porque al echar agua, vi que era de un color rojizo, señal de que yo también había sangrado, me bañé y pude notar mi cuca muy sensible cuando traté de masturbarme, me vestí y desperté a Clara, cuando estuvimos listas salimos a hacer las tareas cotidianas, en eso estábamos cuando vimos salir a los monjes y los tres postulantes de la capilla, todos nos miraron de reojo:
CLARA: ¿Tú crees que Pancracio ya les contó sobre la orgía de anoche?
YO: Seguro, ahora nos espera una vida de putas, a mí me encanta la idea ¿Y a ti?
CLARA: A mí no, siempre soñé con casarme y tener muchos hijos, pero ahora…
YO: Ojalá no nos pidan que hagamos cosas entre tú y yo.
CLARA: Ojalá… sentí mucho asco lamerte el culo ayer… no lo digo por ti… ¿me entiendes?
YO: Totalmente, a mí tampoco me gustaría… pero si tengo que hacerlo lo haré… me vuelve loca el sexo en todas sus manifestaciones… te cuento que…
CLARA: ¿Qué? ¿Por qué te quedas callada?
YO: Es que me da vergüenza, pero… ayer… Pancracio me meó la boca y me tuve que tragar todos sus meados.
CLARA: ¡Que asquerosidad!... cuando pones esa cara de puta, sé que viene una confesión horrible… ¿no me digas que te gustó?
YO: Que pena, pero sí… ¡Me encantó!... ¿Qué se sentirá mearle la boca a un hombre? ¡Que rico!
CLARA: Eres una puta ninfómana cochina.
En eso estábamos cuando vimos salir del monacato a Mario con Pancracio, nos llevaron a la galera para darles de comer a los animalitos, ahí Pancracio sacó dos paquetes y nos dio uno a cada una de nosotras, advirtiéndonos que ese era el pago por nuestro silencio y lo tendríamos que pagar con nuestro cuerpo, yo quise abrirlo pero Pancracio nos dijo que lo hiciéramos a solas, nos ordenó que descansáramos hoy, porque a partir de mañana, nos iba a llevar a un lugar donde nos iba a iniciar en la prostitución, salimos a mi cuarto y abrimos los paquetes, nos quedamos con la boca abierta, le dije a Clara que con esa cantidad de dinero nos podríamos escapar, hacía meses que yo no salía del monacato, ella temerosa dijo que no, qué no lo hacía por su padre sino por Mario, estaba segura que lo podían matar, no dije nada y me quedé rumiando mi escapada, pero también podían matar a Clara… bueno, tenía veinticuatro horas para decidirlo.
Esa tarde fuimos a la Antigua y nos compramos mucha ropa, Clara me aconsejó la que estaba de moda, no sabía que era más cara la lencería que los pantalones y las blusas que me compré, pero estaba emocionada pensando en estrenármela con cualquier hombre, al hacer la última compra acompañé a Clara a depositar su dinero, yo quería tenerlo conmigo, pero Clara me advirtió que me lo podían robar, como yo apenas podía leer y escribir, se lo di para que ella lo depositara en su cuenta, al volver al monacato me percaté de mi error, ahora no podía escaparme, así que abandoné la idea… quizás iba a disfrutar más teniendo una vida de puta.
Al día siguiente por la noche, Pancracio y Mario nos vendaron los ojos y nos llevó en una camioneta, manejó como por veinte minutos, al quitarnos las vendas estábamos en un rancho alejado de la comunidad más cercana, le dijo a Mario que fuera por los clientes, Pancracio salió a orinar y de pronto vimos entrar al padre Rufino, a mí se me cayó el alma en pedacitos, su mirada siniestra me recorría de arriba abajo, después de una larga pausa nos dijo que esa sería su venganza, que en un principio no tenía pensado involucrar a Clara, pero que debido a las circunstancias tuvo que hacerlo, me preguntó por Firulais y le dije que después de que él se fuera nunca más lo volví a ver, nos tomó del brazo y nos sacó del rancho, colgado de un árbol estaba colgado Firulais patas arriba, agonizante, le suplicamos que lo matara y dijo que lo había mantenido vivo estos ocho meses y trece días para que yo viera su muerte lenta, el pobre perro apenas y se quejaba, de pronto vimos a la distancia las dos lucecitas de la camioneta, ¡Era su camioneta!
Nos metió a empujones al rancho, hasta ese momento me di cuenta que habían dos catres separados por una sábana mugrienta, nos pidió que nos desnudáramos y nos puso a cada una en su respectiva cama, afuera se oía el murmullo de muchos hombres, también oímos que la camioneta se alejaba, luego entraron dos campesinos con rasgos indígenas, el que me tocó a mí apestaba a sudor de varios días, protesté pero Rufino me agarró de los pelos y me obligó a mamarle la verga a ese hombre diminuto, era una pijita morena y sucia, con asco abrí la boca y se la mamé, a los cinco minutos me inundó la boca de semen, me lo tuve que tragar por órdenes de Rufino, así pasamos mamando, cada una mamamos seis vergas, a los pocos minutos oímos la camioneta de vuelta, entraron otros seis y así pasamos asqueadas hasta la madrugada, entendimos que Mario iba por una docena de clientes y cuando acababan se los llevaba de regreso y traía otra docena de vergas, fue asqueante, no se parecía en nada a mis morbosas fantasía, eso de ser puta no me gustaba.
Al volver al monacato con las quijadas adoloridas de tanto mamar, Clara me dijo que seguramente llevaban campesinos que no tenía dinero para pagar una cogida, pero que de seguro más adelante iban a llevar otro tipo de clientes para que nos cogieran. Eso me animó un poco, pero ese tipo de clientes nada que aparecía.
A la semana le volví a plantear a Clara la posibilidad de escaparnos, ella estuvo de acuerdo, pero me dijo que tenía que decírselo a Mario, que ya Rufino no le importaba, nos las arreglamos para citarlo una tarde en mi cuarto, él estaba muy temeroso porque estaba vigilado por Pancracio, Clara le contó nuestro plan, él debía escaparse primero para poner en alerta a su familia y asegurarse de que no les fuera a pasar nada, luego de pensarlo mucho nos dijo que mañana tenía que ir a comprar candelas y veladoras, que se iba a su pueblo en la camioneta de Rufino y que ojalá no nos fuera a pasar nada malo.
MARIO: ¿Con cuántos hombres han cogido?
CLARA: Con ninguno, solo nos han puesto a mamar vergas chiquitas y asquerosas.
MARIO: Hoy por la noche les llevo clientes que van a pagar por cogérselas, son otro tipo de personas, no son indígenas.
CLARA: Ya ves que te dije. ¿Y cómo hacen para conseguir los clientes?
MARIO: Pancracio me mandó a las fincas vecinas para ofrecer sus servicios a los campesinos, uno de ellos se lo contó a un capataz y él mismo me organizó a sus demás compañeros para que se las cojan hoy por la noche.
YO: De tanto oír la palabra coger ya me calenté.
MARIO: Yo también, ¿quieren que me las coja?
CLARA: Yo no estoy de humor, mejor cógete a Minga y yo los veo.
Inmediatamente nos desnudamos y Clara se sentó muy cerca de nosotros para ver cómo, en un delicioso sesenta y nueve, nos mamábamos mutuamente, que pija, por Dios, me encantaba mamar, era una viciosa, si pudiera me pasaría tragando leche el día entero, pero leche de los hombres que me gustaran, no de los indígenas asquerosos:
MARIO: Que rica tienes la pusa, Minga, y que culo más deliciosos, ni siquiera se te mueven las nalgas de lo duro que lo tienes, que rico chimas…
YO: Ay, sí, mámame toda… el culo también… que rico sentir tu lengua dentro de mi orto, que delicia… sigue, así, no pares… ay… Mario… tienes… una verga… deliciosa… ay que rico… méteme dos dedos dentro del culo… así… que rico… que delicia… así… mámame el clítoris con tus labios… que rico me lo lames con la lengua… nalguéame papito… así… que rico… dame más fuerte… más… hasta que me duelan… así cabrón… golpéame… hazme sentir que soy una puta traga vergas…
CLARA: ¿Cómo haces para tragártela toda? A mí no me cabe.
YO: Ay Clara, no sé cómo le hago… solo sé que podría tragarme otra verga al mismo tiempo.
MARIO: Así, Clara, tócamelo los huevos… así que rico siento…
CLARA: ¿Pancracio te ha vuelto a coger?
MARIO: No… dijo que iba a esperar que me cicatrizara el culo para darme verga.
CLARA: Pero ya lo tienes cicatrizado, así que en algún momento te va a volver a coger.
YO: Dejen de hablar y sigue mamándome la cuca… tengo una idea… Clara, reviéntale el culo con tus dedos.
MARIO: ¡No!
YO: ¿Qué prefieres? ¿Qué te vuelva a coger Pancracio? ¿O los deditos de Clara?
MARIO: …está bien… los deditos de Clara….
YO: Vamos, Clara, chúpale el culo un ratito y cuando lo tenga bien ensalivado le vas metiendo deditos uno por uno.
CLARA: ¡No, qué asco!
YO: Pero si ya me chupaste el culo a mí… hazlo por Mario… ¿O quieres que se lo vuelva a coger Pancracio?
CLARA: No, pero… además lo tuve que hacer a la fuerza, no por mi gusto.
YO: ¡Que joder, creo que no sirves para puta! Ven sigue mamándole la pija mientras yo le hago mierda el culo.
MARIO: Pero despacito, no quiero que me lo hagas mierda, solo que parezca que lo tengo destrozado.
Lo pusimos de ladito y Clara le chupaba la pija y yo le abrí las nalgas como la otra vez y le lamí su culo, de tanto mamar, Clara se calentó e hicieron un sesenta y nueve, así era mejor, estimulado por la mamada de Clara, Mario iba a estar distraído y así podría meterle mis deditos en el ano, les dije que no se fueran a venir… metí mi lengua lo más que pude dentro de su hoyo trasero y Mario me volvió a enterrar las nalgas en la nariz, después de todo no era tan feo chupar culos, creo que hasta me gustaba… mientras intentaba meterle mi dedito ensalivado, le lamía los huevos, eso le gustó porque dejó de fruncir el culo y mi dedito se le fue completo, luego le metí dos y hasta tres, le hurgaba el culo por dentro con mis dedos, seguramente le gustaba porque hizo para atrás las nalgas para sentir más profundos mis puyones, en eso oigo que se viene y le llena la boca a Clara de semen, ella se los tragó gustosa.
YO: Te dije que no te vinieras… ¿Te gustó?
MARIO: Me da pena confesarlo… pero sentí riquísimo… sentir mi verga en la boca de Clara y tus dedos estimulándome la próstata… fueron deliciosos…
CLARA: ¿Entonces te gustó que te cogiera Pancracio?
MARIO: No… no sé cómo explicarlo… su verga me dolió mucho… pero tus deditos no… ¿Parece que tengo el culo destrozado?
YO: No, Mario, lo tienes cerradito… ¿Qué, ya te vas? ¿No me vas a coger?
CLARA: Solo nos calentaste y acabaste… no nos dejes así… cógenos un ratito.
MARIO: Que más quisiera yo, pero no puedo, Pancracio ha de estarme buscando… recuerden que tengo prohibido verlas.
Y se fue, dejándonos con las cucas hirviendo, yo le propuse que nos masturbáramos, así que nos pusimos de frente y nos veíamos como nuestros deditos entraban y salían de nuestras respectivas rajas hasta que explotamos en un rico orgasmo, a Clara apenas y le salía agüita, pero yo la volví a bañar con mis jugos, la pobre corrió al baño vomitando del asco y se bañó como por media hora.
Por la noche la misma rutina de siempre, nos vendaban los ojos y salimos hacia el rancho, ahí nos esperaba Rufino, (ahora ya no vestía sotana), mientras Mario iba por los clientes, nos obligó a desnudarnos y sorprendentemente él también se desnudó, le había quedado una cicatriz espantosa, deforme, donde antes tenía la verga, ahora era un burrunche de arrugas asqueroso, me agarró del pelo con rabia y me hincó, no entendía que quería, no podía mamársela porque no había nada que mamar, en eso siento que por el centro de las arrugas le empieza a salir orina, me bañó la cara, me sentí humillada, pero no me gustó, sabía que lo hacía para hacerme sentir mal y lo había logrado, satisfecho, me dijo que eso iba a pasar cada noche y que cuando tuviera ganas también me iba a cagar.
Afortunadamente llegaron los clientes, yo me sequé con la sábana mugrienta y esperé a mi primer cliente, pero tuve una agradable sorpresa, no era unos sino dos, y éstos se veían bien vestidos y limpios… corrí la sábana y vi que Clara solo tenía uno, pensé que yo era dichosa por tener el culo sediento de verga… pobre Clara.
CLINTE I: Que buen culo tiene esta puta, si hasta parece niña bien, mire que cara más linda y esos hoyitos en las mejillas la hace ver más chula.
CLIENTE II: Por una puta así, en la capital, nos cuenta el triple.
YO: ¿Vienen a platicar o a coger?
CLIENTE I: A cogerte, mamita, pero primero mámanos las vergas.
YO: Con mucho gusto, con lo que me gusta mamar, vengan, se las voy a chupar a los dos al mismo tiempo.
CLIENTE II: ¿A poco? ¿Te vas a tragar las dos vergas? ¿Te cabrán?
Me hinqué y se las agarré una en cada mano, primero se las mamé uno por uno, luego junté sus cabezas y me las metí a la boca, que rico sentí tener el hocico lleno de pijas, ellos empujaban como si me estuvieran cogiendo por la cuca y sorprendentemente me tragué los dos pijas, me llegaban hasta la campanilla, sentí arcadas, como de vómito, pero me aguanté como la puta orgullosa que soy y seguí mamndo vergas… mientras era violada por la boca, atrás de la sábana mugrienta se oía:
CLIENTE III: Puta, que rico… así… mueve el culo, puta panzona… como no me alcanzó para cogerme a la otra puta me conformo con vos, gorda de mierda.
CLARA: Si no te gusto, ahorra y así te coges a mi amiga, hijo de puta.
CLIENTE III: Cállate y sigue cabalgando como la puta asquerosa que eres.
CLARA: Asquerosa, pero bien dura que se te puso la verga, ¿Verdad, cabrón?
CLIENTE III: ¡Sho, puta de mierda! Y haz que me venga… así… que rico… por lo menos te mueves bien…
CLIENTE I: Si vieras, Lipe, que rico mamá esta puta cabrona.
CLIENTE III: Déjame ver (El cliente uno quitó la sábana mugrienta) ¡Puta! Que buen culo se van a coger… sí parece virgencita la pisada...y le caben dos vergas al mismo tiempo… ¿Le cabrán tres?
YO: Ven y probemos.
CLIENTE II: Ni mierda que probemos, nosotros dos pagamos por ti, no para compartirte con otro cabrón, así que aguántate con la panzona y deja de chingar.
CLARA: ¡Panzona, tu madre!
YO: Ya, dejen de pelear, aquí se viene a coger no a ofender.
CLIENTE III: Puta que rico sentí cuando hablaste, seguí peleando puta de mierda.
CLARA: Puta sí, pero mierda es esa verguita que tienes, no me llena… parece que la tuvieras de niño.
CLIENTE III: Pero bien que te mueves ensartándotela, cabrona, así, así… que rico, me vengo… a la puta que delicia… ya….
CLIENTE I: Ahora si mamita, quiero tu culo.
CLIENTE II: No, primero voy yo.
YO: No se peleen, tengo dos hoyos, así que sortéense mi culo y el otro me coge por la cuca y cuando quieran hacen cambio, así los dos probaran mis dos hoyitos.
CLIENTE I: Va, cójasela primero por el culo, así yo después se lo lleno de leche.
CLIENTE II: Gracias, compadre, la próxima vez que llegue a la casa dejo que le rompa el culo a la Finita.
YO: ¿Quién es la Finita?
CLIENTE I: Su hija, yo la desvirgue a cambio de una moto, pero no me ha dejado darle por el culo.
YO: ¿Y tú eres capaz de vender a tu hija?
CLIENTE II: ¿Y a ti que te importa? Mi compadre también me dio a su mujer una vez que perdió al póker conmigo.
YO: Y si tienen culos ¿Por qué buscan putas?
CLIENTE I: Porque Mario nos dijo que tenías el mejor culo del mundo… y se quedó corto, si no fueras puta me casaba contigo.
YO: No gracias, no me conformaría con una sola verga.
El cliente uno se acostó boca arriba, y yo me le monté para cabalgarlo, le agarré su verga morena y cabezona y me la metí por mi caliente cuchara, el cliente dos me punteo el orto y me echó saliva, poco a poco fui sintiendo como me estiraba los pliegues de mi esfínter, hasta que sin mucho luchar me la ensartó toda, que placer más grande sentía, que rico era sentir las dos vergas pisándome los orificios, gritaba de placer mientras me mamaban las chiches y el otro me nalgueaba con fuerza, no cabía duda, yo había nacido para puta… empezaron a darme despacio, mientras una pija salía la otra se me hundía, tenía ganas de tener otra verga en la boca, pero solo habían pagado dos por mí, mientras tanto Clara ya atendía a otro cliente.
CLIENTE I: Si viera, compadre, esta puta tiene unos chuchos que me aprietan rico.
CLIENTE II: También tiene chuchos en el culo, que rico, nunca había conocido a ninguna puta con chuchos en sus dos hoyos.
YO: Gócenme, cabrones, así culéense a esta puta que le encanta la verga, así, papitos, lléneme de verga… que rico siento… más… métanme sus vergas hasta el fondo… no tengan piedad de mí… háganme mierda los hoyos… más fuerte… más duro… denme verga…
CLIENTE II: Que rico culo… así mamita… trágate toda mi vergota ¿La sientes bien adentro?
YO: No… quisiera que la tuvieras más grande… que me partieras el culo… pero la siento rica… así púyame el culo con fuerza…
CLIENTE I: ¿Qué pasó, compadre? ¿La tiene muy chiquita? ¿Te gusta mamita como te lleno la pusa?
YO: Tampoco me llena, pero siento muy rico, denme más verga… ay que rico siento ser cogida por los dos…
CLIENTE II: A esta puta no hay quien la complazca, pero nosotros vinimos a que nos des placer no a complácete a ti.
YO: Cierto, pero yo soy puta por vocación, así que aunque no quieran me están dando mucho placer, así… cójanse a su yegua desbocada... denle verga a esta puta de mierda que desea deslecharlos, par de cabrones, quiero que vacíen sus huevos en mí, déjenme abierta, hijos de puta, me tienen loca… que rico…
CLIENTE I: Es hora de cambiar, compadre, sino me voy a venir y quiero probar ese culazo.
Hicieron cambio y era delicioso como me cogían a su antojo, darles placer me daba placer, me pusieron como le dio la gana, me sentía como una muñeca de trapo en sus manos, no había acabado con estos dos y ya estaba pensando cómo serían los próximos clientes y los de mañana, ¿será que alguno me llenaría como yo quiero?... en eso estaba cuando los dos al mismo tiempo bufaron como animales salvajes y se vinieron delicioso en su condones, lo único que lamenté, fue no haber acabado yo, pero la noche era joven y tendría muchos clientes que atender.
Así pasamos toda la noche, Clara atendía de uno en uno y yo de dos en dos, la última tanda de clientes llegó como a las dos de la madrugada, ya habíamos atendido treinta y seis clientes, Clara doce y yo veinticuatro, para serles sincera me dolían todos mis orificios, pero quería más verga, el dolor era parte del placer… seguí atendiendo de dos en dos y cuando les llegó el turno a los últimos, me relamí la boca... eran dos negros inmensos…
CONTINUARA…