(7) gracias a un trío, probé otro marido.
Como mi mejor amiga se había prestado a hacer un trío con mi marido, pues no tuve más que devolverle el favor. Yo que creí que ya lo sabía todo sobre el sexo... me quedé pasmada de lo que viví.
(7) GRACIAS A UN TRÍO PROBÉ OTRO MARIDO.
Varios lectores me han pedido que continúe la historia de Verónica en el trío con Rita y su marido, así que la continuación se la dedico a todos y todas aquellas lectoras que me lo han pedido, pero en especial a Alfredo Noriega, quien me animó a darle continuación a esta historia, así que amigos lectores, la saga tendrá dos capítulos más.
Pasó un mes desde nuestro último encuentro prohibido, Antonio y yo retomamos nuestra vida olvidando todos los traumas pasados, salíamos a bailar, íbamos seguido a la casita del lago, en fin, estábamos disfrutando una segunda luna de miel, pero como siempre hay un pelo en la sopa, y ese pelo se llamaba Rita, yo le había prometido devolverle el favor con su marido, eso me atormentaba, si Antonio se enterara todo sería un caos de nuevo ¿Qué hacer? Rita no se cansaba de insistirme y la entiendo, así se portó Antonio conmigo cuando acepté hacer el trío con otra mujer… pero ahora mi marido tenía una conducta ejemplar, no le quería fallar, pasé la última semana con migraña, por más que me le escondía a mi amiga siempre me encontraba:
RITA: Ay, Vero, Rodolfo me tiene loca, no hay día en que no mencione el dichoso trío, ayúdame amiga, te juro que ya no sé qué hacer.
YO: Pero, Rita ¿Qué te hiciste? Pareces otra.
RITA: Pues ¿Qué te diré? Mi marido me mandó al salón de belleza a hacerme un corte más moderno…
YO: Te quedó precioso ¿Y ese vestido? Tú no lucías así.
RITA: También me compró ropa nueva, ¿No estará demasiado corto?
YO: Para nada, con esas piernas que tienes te queda de maravilla.
RITA: Gracias y también me mandó al gimnasio, ahora vivo cansada y con un dolor de cuerpo terrible.
YO: Pero está valiendo la pena, mira que cuerpazo se te está formando.
RITA: Gracias, amiga… estoy tan apenada contigo… ya sé que quedamos en no hablar de esto pero…
YO: …está bien, si quieres hacerlo… ¿Cómo te sientes?
RITA: Avergonzada, a veces veo a Antonio por la ventana y me le escondo, que vergüenza, no le quiero ver la cara el resto de mi vida.
YO: Tampoco es para tanto, él ni siquiera te menciona, estoy segura que cuando se vuelvan a ver va a hacer de caso que no pasó nada.
RITA: Gracias… pero la vergüenza es más contigo, te juro que a mí no me gustaban las mujeres… hasta que te probé.
YO: Pues me siento halagada.
RITA: No me digas eso porque me haces sentir peor… pero lo más horrible es que con ustedes descubrí que me gusta el dolor en el sexo, ¿Seré masoquista?
YO: ¿Y qué si lo eres? No serás la primera ni la última… y mira con respecto al trío… no quiero echarlo todo a perder, perdón.
RITA: Ni yo, Vero, pero, ¿qué le digo a mi marido? si le conté que ya habías aceptado.
YO: No sé… estoy confundida, de verdad que no sé qué hacer… ¿Y si tu marido lo cuenta, me hunde?
RITA: Igual me pasaría a mí si el tuyo lo contara, Rodolfo no sabe nada, él cree que si aceptaste es porque quieres experimentar, por favor, amiga, no me hagas suplicarte más, no hagas que me sienta humillada.
YO: ¡Está bien! Pero debe ser el sábado, porque Antonio tiene un viaje de negocios.
RITA: ¡Gracias, amiga! No se cómo agradecértelo, te juro que solo será una vez, así como lo hice yo con ustedes.
YO: Ok… ¿Y cómo le hacemos? Ni modo que llegue y le diga: Rodolfo, vengo a hacer un trío con ustedes.
RITA: Por eso no te preocupes, seguramente Rodolfo lo sabrá manejar tan bien como Antonio, déjalo de su parte, el que quiere celeste que le cueste.
A partir de ese momento sufrí de ataques de pánico, estaba ansiosa y muy nerviosa, el resto de la semana me la pasé haciendo mandados para no ver a Rodolfo y para colmo de males el viernes, Antonio me pegó una revolcada que me dejó agotada, así que el sábado temprano me fui a hacer un masaje para relajar mi cuerpo, fui al salón de belleza y también me compré un atuendo de lencería blanca que me quedaba muy sexi, si iba a dar las nalgas por lo menos debía lucir exquisita y así me sentía, a las nueve de la noche Rita vino por mí, estaba espectacular, lucía una mini con unos tacones enormes que hacía que su cuerpo se balanceara con lujuria, yo preferí usar un trajecito con pantalón que de cualquier manera resaltaba mis enormes nalgas.
A pesar de ser vecinos y que Rita fuera mi mejor amiga, a Rodolfo lo había tratado poco, es más, diría que hasta me caía mal por haber obligado a mi amiga a hacer un trío y ahora yo iba justamente a eso, que vueltas da la vida, Rodolfo nos recibió de traje, se veía muy elegante, me dio un beso en la mejilla y me invitó a sentarme, Rita me llevó mi bebida favorita, una margarita, ella se sirvió un vino tinto y a Rodolfo un whiskey en las rocas, luego de hablar tonteras, de que si ya habíamos hecho pedazos el planeta, que la violencia ya era insoportable, que si el tráfico, en fin, casi nos quedamos sin conversación de los puros nervios, entonces se me ocurrió felicitarlo por haber animado a Rita con su nuevo look:
RODOLFO: Gracias, Verónica, ¿Verdad que quedó preciosa?, bueno, que decir de ti, si eres una de las mujeres más hermosas que conozco.
YO: Gracias, Rodolfo.
RITA: Miren, que me voy a poner celosa… mentira, es cierto, Vero, eres la mujer más bonita que conozco y que cuerpo, por Dios.
YO: Pero tú no te quedas atrás.
RITA: Ya quisiera yo tener ese par de nalgas que tienes, tan paraditas y tan duras.
RODOLFO: ¿Cómo sabes que son duras? ¿Ya se las tocaste?
RITA: Ay, los hombres… una mujer no necesita tocar para saber que las tiene duras, no como la tipa que trajiste.
RODOLFO: No seas indiscreta.
RITA: Vero lo sabe, es mi mejor amiga.
RODOLFO: Que pena, Vero, creí que habían cosas que se quedaban en la pareja, pero ya veo que no.
YO: No tengas pena, yo soy igual, todo se lo cuento a Rita.
RODOLFO: Sí, pero si hubieras hecho un trío ¿Se lo contarías?
YO: No sé, como nunca lo he hecho, no sabría decirte.
RODOLFO: ¿Y qué piensas de los tríos?
YO: Ay, Rodolfo, me sonrojas… no sé… lo que sí me molestó es que hayas obligado a Rita a hacer cosas que a ella le daban asco.
RODOLFO: Ya le pedí perdón como mil veces, te prometo, mi amor, que nunca más te pediré hacerle sexo oral a otra mujer… pero ¿qué quieren? Para cualquier hombre esa imagen es muy tentadora… ¿Tú lo harías Verónica?
YO: ¡Jamás!
RODOLFO: ¿Y qué te lo hicieran?
RITA: Deja de incomodar a mi amiga, no vaya a ser que se regrese a su casa.
RODOLFO: Ok. Perdóname, Verónica… ¿Antonio nunca te propuso hacer un trío?
YO: Todos los maridos lo proponen, pero yo jamás acepté.
RODOLFO: Entonces ¿Por qué estás aquí?
YO: ¿Quieres que me vaya?
RODOLFO: Al contrario, pero mi mujer me dijo que estabas de acuerdo en hacer un trío con nosotros. ¿Es cierto?
YO: Bueno… pues… creo que si con eso salvo su matrimonio… pues sí.
RITA: Le tuve que contar, amor… que si ella no aceptaba, tú me pedirías el divorcio.
YO: Eso me parece detestable, que la obligues a hacer algo que no le gusta, solo por complacerte.
RODOLFO: Ya te dije que nunca más la vuelvo a obligar a nada que no quiera… ¿Por qué aceptaste?... además de salvar nuestro matrimonio.
YO: Pues… no sé… quiero experimentar.
RODOLFO: ¡¿Ves?! Te lo dije.
RITA: Pues a mí me gustaría verlos experimentar.
YO: No seas tan ansiosa, mejor sírvenos otra tanta. ¿Y cómo surgió la fulana con la que tuvieron el trío?
RODOLFO: Estelita era una ex compañera de trabajo, yo sabía que le gustaba pero nunca mezclo el trabajo con el placer, así que cuando la despidieron aproveché para proponérselo, ella con tal de estar conmigo aceptó. ¿Qué más quieres saber?
YO: ¿Cómo era físicamente?
RITA: Eso te lo voy a contestar yo: era una señora gordita como de cuarenta y cinco años, nada agraciada y encima no se cortaba los bellos del pubis, era más peluda que mi marido.
RODOLFO: Tampoco seas tan exagerada, lo que pasa es que para uno de hombre le es difícil encontrar una mujer para esto, es más fácil que lo hagan ustedes.
RITA: ¿Te queda claro que solo será esta vez? ¿Y que nunca más me vas a amenazar con divorciarte de mí?
RODOLFO: Sí, cariño, te lo prometo.
Entonces Rita se sentó en las piernas de Rodolfo y por la posición en que se encontraba le miraba todo el calzón, Rita se reía de cualquier cosa con el pretexto de restregarle las nalgas y pararle la verga a su marido, lo cual consiguió muy rápido, él la abrazó y sin ningún pudor, le empezó a manosear las tetas y con la otra mano le tocaba las nalgas, una no es de piedra y sentí como mi cosita se humedecía, entonces Rodolfo propuso jugar cartas, las reglas eran las siguientes: quien sacaba la carta más baja se debía quitar una prenda, pero quien sacaba la más grande le ponía una penitencia a los dos restantes, en el primer juego perdí yo, así que me quité la chaqueta y como ganó Rita, nos pidió besarnos, muy nerviosa me paré, Rodolfo vino hacía mí y me besó, me apretó a su cuerpo y pude sentir su gran verga en mi ombligo, que rico besaba este macho.
En la siguiente partida volví a perder y me quité un zapato, pero dijeron que debían ser los dos, y como ganó Rodolfo dijo que debía tocar el sexo de uno de los dos, sin dudarlo dos veces, me senté a la par de Rodolfo y le toqué la verga sobre el pantalón, que dura y parada la tenía, ya se me hacía agua la cuca de imaginar la gran cogida que me esperaba, en la siguiente perdió Rita y la muy puta se quitó la mini, su hilo se le miraba espectacular, como gané yo le pedí que le mamara la verga a su marido, ella gateó hacia él moviendo el culo como gata en celo, le bajó el zíper y se la tragó de un solo bocado, que rico sentí ver a mi amiga mamando verga delante de mí.
Así pasamos varias partidas donde a mí solo me quedaba mi ropa interior, Rita solo le quedaba el hilo y Rodolfo estaba en bóxer, las bebidas iban y venían, ya Rita se encontraba bastante tomada y cuando está borracha se pone muy puta, Rodolfo propuso que no importaba quien ganaba, que igual deberíamos desnudarnos todos, ganó Rita y todos quedamos encuerados, yo le veía la verga a Rodolfo, él me miraba la cuca y Rita me sabroseaba el culo, de pronto:
RITA: Como yo gané, quiero pedirte, Rodolfo, que me obligues a hacer lo que tú quieras.
RODOLFO: ¿Lo que yo quiera?... pero luego no me vayas a decir que te obligué… besa a Verónica.
YO: Ya les dije que no me gustan las mujeres.
RITA: Pero si solo es un beso.
RODOLFO: Está bien, si no quieres no… pero ¿qué tal si le pido a Rita que te haga sexo oral? ¿Aceptarías?
YO: No sé…
RODOLFO: Vamos, Vero, cierras los ojos y te imaginas que soy yo.
YO: ¿Qué piensas, Rita?
RITA: No sé… a mí no me gustó chupársela a Estelita, pero a ti… no sé…
RODOLFO: Tú me pediste que te obligara a hacer lo que yo quisiera…
RITA: Bueno, está bien, pero déjame bañarte el cuerpo con vino.
Me puso de pie, tomó la botella de vino y me bañó las tetas, el líquido recorrió todo mi cuerpo hasta los pies, entonces Rita se arrodilló, dándole una vista espectacular de su culo a Rodolfo, empezó chupándome los pies, subió por mis piernas pero se saltó mi rayita y me comió las tetas, después fue bajando, me acostó en el sillón, me abrió las piernas y me miraba la cuca relamiéndose los labios, de pronto sentí su lengua recorrerme toda la panocha de arriba abajo, yo por instinto movía las caderas en busca de su boca, sentí muy rico cuando su lengua se hundió en mi agujero mientras me acariciaba el clítoris, no pude evitar venirme en su boca, Rita se tragaba todos mis jugos con lujuria, Rodolfo se pajeaba la verga.
RODOLFO: ¿Están seguras que nunca habían hecho esto?
RITA: ¿Qué? ¿Me estás acusando de lesbiana?
RODOLFO: No, mi amor, pero es que se acoplaron tan bien que no parecía que fuera su primera vez.
YO: Tenías razón, Rodolfo, una boca, es una boca y la tuya Rita, me hizo delirar, que pena que me vine en tu boca.
RITA: Que no te de pena, me encantó, sabes deliciosa, ven amor, bésame, para que pruebes la cuca de Vero en mi boca… ¿saben que me encantaría ver?
RODOLFO: Lo que quieras, amor.
RITA: Que Verónica te meta un dedo en el culo mientras yo te la mamo.
YO: ¿No te parece un juego muy atrevido? Tenemos toda la noche.
RITA: ¿Le puedo contar, amor?
RODOLFO: Cuéntale.
RITA: En esta última semana hemos fantaseado mucho… ¿Quieres que te cuente?
YO: Sí, cuéntame, ya sabes que soy muy curiosa.
RITA: Pues… fíjate que… ay, como te lo digo… tú bien sabes que a nuestros maridos les encanta que les metamos un dedito en el culo y… en nuestras fantasías hemos imaginado que cogemos tu marido, el mío y nosotras… pero… lo que más nos calienta es que Rodolfo te estuviera cogiendo y que Antonio se lo coja a él.
YO: Bien dicen, que la vida supera a la ficción… no creo que a Antonio le gustaría.
RITA: Si no es eso… ya sabemos cómo piensa Antonio… es que nos compramos un pene con arnés y yo me lo he cogido todas estas noches… y nos gustaría que tú te lo cogieras, por eso para empezar… quisiera ver cómo le metes un dedo.
Me quedé sin palabras, pero Rita paró a Rodolfo y le mamó la verga, con una mano me hacía señas para que le metiera el dedo, yo traté pero no le entró, Rita le dio vuelta y le chupó el culo, se lo dejó bien embarrado de saliva, entonces lo intenté y se le fue como cuchillo en mantequilla, Rita le chupaba los huevos y le pajeaba la pija, Rodolfo bufaba de placer, de pronto sentí que ella también le metía dos dedos, tenía tres metidos en el culo y movía las nalgas de placer, que puta me resultó Rodolfo, en eso Rita empezó a sacarlos y meterlos a toda velocidad y Rodolfo se vino en su boca.
Mientras el macho se recuperaba, me contaron como empezaron a descubrir los placeres anales de Rodolfo, empezaron con un dedo, luego fueron dos y hasta tres, veían películas donde hombre se cogían a hombres, lo extraño era que a Rita eso la excitara, a mí me daría asco ver a Antonio siendo penetrado… luego usaron vegetales hasta que llegaron al arnés, ahora estaban en búsqueda de una pareja bisexual, yo les dije que buscaran por otro lado porque nosotros éramos heteros.
Rita fue por el arnés y se lo puso, Antonio se agachó a mamar aquella verga de latex, no entendía que placer podían sentir, pero no dije nada, de pronto siento la mano de Rodolfo hurgándome la cuca, la mente es impredecible, estaba empapada, sin más, Rita me tomó de la mano y me puso de perrita, igual que ella a la orilla del sillón, Rodolfo nos chupaba el culo alternativamente mientras pajeaba la verga postiza de Rita, ya estábamos bien calientes los tres, entonces Rita se tiró de misionero y Rodolfo le metió la verga, Rita me pidió que me sentara en su boca y lo hice de espaldas a Rodolfo, no sé qué sentirían ellos, pero sentir la boca de Rita en mi panocha y la lengua de Rodolfo en el culo, fue tan delicioso que me volví a venir en la boca de Rita.
Luego puso de perrito a su marido y se lo cogió, era grotesco ver la cara de Rodolfo, como sufría y gozaba al mismo tiempo y Rita parecía una máquina cogedora sobre el culo de su marido, yo me tiré debajo de Rodolfo para saborear por primera vez esa verga:
RODOLFO: Así… así, Rita… que rico me partes el culo… más… más rápido… más duro… ay… ouch… aggggg… así, Vero… que rico me mamas la pija… así putitas háganme mierda…
RITA: ¡Puta, tú! Mira cómo te tragas mi verga ¿Eso querías, puta de mierda? Así, Vero, mientras le mamas la pija, apriétale los huevos… no, así no… duro… que le duela… así… grita, cabrona… ¿Te gusta que te trate como mujer?
RODOLFO: Sí, papito, soy tu puta… dame verga… más… que rico… no te detengas, Vero… estrújame los huevos… ¡Ay!... así, que me duelan… muérdeme la verga… ¡Ay!... no tan duro…
RITA: Ni mierda, ¿Querías que te tratáramos como puta? Ahora te aguantas… eres nuestro… te vamos a usar… te vamos a someter… te vamos a humillar, cabrona…
RODOLFO: Deja de cogerme, que quiero probar a Verónica ¿Tú quieres?
YO: Si no soy de piedra, claro que quiero.
Rodolfo se acostó boca arriba para que yo lo cabalgara, le agarré la verga y la guié hacia mi gruta rosada, me la clavé de un sentón y Rodolfo me agarró las nalgas abriendo y cerrando mi culo, que rico polvo, en eso siento que Rita me mete dos dedos en mi hoyo trasero, tuve que dejar de cabalgar para disfrutar esa nueva caricia, me lubricó bien el culo y me zampó la pija de látex, que cosa más deliciosa, sentirme penetrada por dos pijas, yo parecía que tenía un ataque porque me movía como yegua arisca mientras ellos se saciaban en mí, de pronto un calor me subió por la espalda y llegué a mi tercer orgasmo de la noche, pedí un momento para asearme, sentía que me cagaba, Rita me había roto el culo.
Al volver, Rodolfo se estaba cogiendo a su mujer de misionero, ella me pidió que me pusiera el arnés, yo nunca había hecho semejante cosa, pero lo hice, no hizo falta que me dieran más órdenes, sabía lo que tenía que hacer y estaba dispuesta a disfrutarlo, me embarré la verga de saliva, la guié a su culo, el dejó de moverse y con un sentimiento mal sano, se la dejé ir de un solo puyón, Rodolfo pegó un alarido de dolor, pero Rita me animó a que le diera duro, mientras más puyaba a Rodolfo, él más puyaba a Rita, hasta que ella se vino en un gran orgasmo.
El siguiente cuadro seguramente sería la envidia de cualquier hombre, Rodolfo nos puso de perritas y primero se cogió a su mujer mientras a mí me enterraba los dedos en la cuca y en el culo, luego hizo cambio y me pidió permiso para partirme el culo, yo estaba tan caliente que le dije que sí, me pegó una deliciosa culiada mientras Rita me mamaba las tetas, intentó besarme la boca pero no la dejé, en eso siento como me venía mi cuarto orgasmo de la noche, pero fue el más rico porque fue por el culo.
Lo que vino a continuación no lo habría imaginado ni la más puta de todas, me acostaron boca abajo y luego sentí las chiches de Rita en mi espalda, a pesar de que no me gustan las mujeres sentí delicioso el cuerpo de Rita encima de mí, luego sentí que la verga jugaba en mi panocha, pero lo extraño era que Rita gritaba enloquecida y agradecía la culiada que le estaba dando su esposo, yo no entendía nada porque sentía la verga de Rodolfo en la entrada de mi panocha, como pude volteé a ver y Rodolfo se había puesto el arnés, ahora tenía dos vergas, una la metió en mi cuca y la otra en el culo de su mujer, yo me sentía aplastada pero muy agradecida por el cúmulo de sensaciones que estos degenerados me hacían sentir.
Luego nos puso de perritas con el culo en pompa, una sobre la otra y volvió a darnos verga al mismo tiempo.
RITA: Así, papito, reviéntame el culo…aggg… ayyyy… que rico… méteme toda la pija… sácamela por la boca…
RODOLFO: Así me gusta, par de putas, que se coman mis vergas, gócenlas, cabronas.
YO: Dame más fuerte, más duro… ay… agggg… me vengo… me vengoooo… me estoy vinieeeeendooooo… queeee riiicoooooo…
Rodolfo dejó de cogernos y se pajeó en nuestras nalgas para llenarnos el culo de leche, Rita se fue atrás de mí para limpiarme las nalgas y Rodolfo hizo lo mismo con su mujer, a pesar de tanta suciedad debo reconocer que me sentía complacida, Antonio jamás se tomaría de mis nalgas su propio semen.
El lunes siguiente regresó mi marido y al verme puesto el arnés de Rita:
ANTONIO: ¿Qué pretendes?
CONTINUARÁ…