7. Conexiones – SEXO CON MI MEJOR AMIGO.

Después de terminar con mi novia. Finalmente, cumpliremos nuestras fantasías más salvajes.

Nda: Dedicado a mi mejor amigo en toda mi vida... Te amo.

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ADIÓS, ANDREW.

Noviembre 2013.

  • ... ¡Eres un imbécil, Andrew! – gritó Erica molesta.

  • ¿Ahora qué te pasa? – le preguntaba cansado.

Yo ya tenía una idea clara del porqué de sus molestias y reclamos, pero debía actuar un poco haciéndome el desentendido.

  • ¡Me tratas mal, me hablas horrible y tú no me respetas!... ¿Es que ya no me quieres?...

  • Claro que sí te quiero, mujer...

  • ¡¡NO!!... ¡No me quieres y ya no me deseas como antes!

  • No joda, estás exagerando, Erica.

  • ¡Yo no exagero!... Te vas del país por meses, no me llamas, no me dices cómo estás, desapareces de mi vida y cuando regresas, ni siquiera te molestas en avisarme.

  • ¡Por dios!... – exclamé mirando al techo.

  • ... Y quién sabe lo que hiciste allá – dejó escapar herida.

  • ¡Trabajar, estúpida! – grité exasperado –... ¡Trabajé para comprarte todo lo que quieras y para hacerte feliz!

  • ¡Yo sólo quería estar contigo!

  • ¡No lo parece!... ¡Me enteré que estuviste saliendo con otros!... ¡¿Qué me dices de eso, ah?!

  • ¡Por supuesto que lo hice! – contestó muy orgullosa –... ¿Me voy a quedar sola, esperándote cómo una idiota?

  • Tampoco tenías que andar como una puta de bar en bar.

Y después de que mis palabras surtieran efecto en ella, una fuerte cachetada impactó directo a mi mejilla, acompañada de unos rasguños que me dejaron la cara marcada y con un leve enrojecimiento.

  • ... ¡Yo no hice nada de cómo eso!

  • ¡Sí, claro! – dije palmeando mi mejilla –... Sé lo puta que fuiste estos días. Las paredes hablan, ¿Lo sabes, no?

Ella se quedó mirándome con una expresión seria y sin despegarme la mirada, creí que se quedaría callada, pero abrió la boca de nuevo y tuve algo de miedo por lo que se avecinaba.

  • ¿Con qué moral vienes a reclamarme?

  • ¿A qué te refieres?

  • ¡¡Tú fuiste igual, no lo niegues!! – estalló molesta.

Fue mi turno para quedarme en silencio formulando mi siguiente jugada, Erica seguramente había sido mal influenciada por sus amigas al yo no estar presente en todo este tiempo y fue por eso que utilicé algunas de mis tácticas de persuasión que siempre funcionaban con ella para poder tranquilizarla.

  • Jajaja – reí dejándola confundida –... Como siempre...

  • ¿Por qué te ríes en un momento así?... ¿A qué te refieres a “como siempre”? – inquirió altanera.

  • Sí... Allí está, como siempre – repetí sonriendo con malicia.

  • No entiendo, deja de decir esas palabras.

  • No, Erica... Tú quieres culparme de tus errores y evitar salir lastimada... Esa eres tú, la víctima y yo siempre... Siempre, debo llegar a auxiliarte.

  • ¿Qué...?

  • Yo siempre lo hago... ¿Lo sabes, no? Siempre me preocupo por ti y trato de ayudarte haciéndote ver tus errores... Como los que cometiste antes y los que estás cometiendo ahora – expresé tratando de nublar su mente.

  • No, claro que no...

  • Y ahora que estás contra la pared, sientes que lo perdiste todo, pero no es así... Porque aún me tienes a mí y...

  • Ya basta, Andrew – me interrumpió –... No voy a caer más con tus palabras.

  • ... ¿Qué dices?

  • Que ya he aprendido a no escuchar ese discurso – respondió cruzándose de brazos.

  • Jajaja... Entonces entiendes que debes callarte y besarme, maldita puta – dije acercándome, pero ella me empujó con toda la fuerza que tenía.

  • ¡¡NO!!... ¡No voy a caer en tus juegos!... ¡Esta vez no voy a ser la culpable de todo!

  • ¿Ah, no?

  • ¡No!... ¡Yo ya no quiero nada de ti, Andrew!

  • ¿Es en serio?... ¿Entiendes lo que está pasando aquí?... ¿Lo que está a punto de pasar? – le pregunté incrédulo.

  • ¡¡SÍ!!... ¡¡Y ya no me importa nada!!

  • ¡¿NO?!

  • ¡¡NO, ANDREW!!... ¡¡TERMINAMOS!! – gritó ella con todas sus fuerzas.

Y esa fue la conversación que tuve con mi última novia...

Luego de regresar de Miami, tenía algunos planes para volver a retomar la relación y si todo iba bien, seguramente me arriesgaría e intentaría casarme con ella. Pero, desde que llegué, Erica tenía otra idea, terminando conmigo y logrando que me sintiera bastante solo.

En retrospectiva, me di cuenta que esa relación a futuro no iba a funcionar, habían demasiados factores para que no se dieran mis planes, mi latente homosexualidad, la putería de Erica y yo era lo bastante tóxico para que nuestra vida juntos no fuese posible. Seguramente le hubiese hecho la vida miserable a ella en cada momento y ella no sería tan feliz como lo es en la actualidad, casada, con dos hijos y viviendo en Portugal con su guapo esposo.

---*---

Días después de que mi novia terminase conmigo, invité a mi familia a almorzar a uno de los mejores sitios que mi madre conocía, no eran los mismos sitios extravagantes a los que siempre íbamos con mi padre y tenía ese toque apropiado para un almuerzo en familia.

Todos estábamos vestidos de manera casual, reíamos felices y cualquiera que nos viese, pensaría que éramos una familia modelo.

  • ... ¿Y cómo te trataron los obreros? – preguntó mi padre curioso.

  • Digamos que al principio no me hacían caso, menos cuando les daba las órdenes... Y luego cuando Fernando estaba presente si me prestaban atención. Son un caso esos tipos – contesté rememorando.

  • Obreros siempre serán obreros... – continuó mi hermano sin ganas.

  • Exactamente, hijo...

En ese momento los tres podíamos sostener la conversación bastante bien, en cambio mi madre y Richard estaban hablando entre ellos en voz baja, mi madre comía con tranquilidad, pero él no dejaba de darme una que otra mirada molesta y negando con la cabeza.

Cuando fue el momento de pedir el postre, mientras mis padres y Anthony estaban eligiendo un manjar, Richard se había ido a la barra a pedir una cerveza por su cuenta y yo me acerqué a hablar con él.

  • ... Esa la pago yo, bro – le dije con una sonrisa.

  • Ya quisieras... No voy a estar detrás de ti cada vez que quiera pedir una cerveza. Yo puedo pagar mis vainas – dijo de manera ruda.

  • Ya vas a empezar – dije volteando los ojos –... Lo hago porque te quiero y ya. Es simple, ¿Por qué no puedes aceptarlo?

  • No voy a tener esta discusión ahora.

  • Es increíble lo terco que puedes llegar a ser... Ni mi padre objetó que lo invitara a almorzar y vienes tu de orgulloso a joder el momento.

  • Dije que ahora no, Andrew – contestó bastante cerca.

  • Bien, ve a la mesa a comerte tu maldito postre... Total, lo pagaré yo.

  • ¡Bien! – respondió gritando más de lo debido.

Él fue directo a la mesa tratando de cambiar su semblante, aprovechándose de lo que le había dicho y pidiendo tres porciones de torta de chocolate. Nuestros padres se miraron un momento, pero no dijeron nada y yo regresé a mi asiento haciendo exactamente lo mismo...

Como estábamos sentados uno al lado del otro, lo sentía refunfuñar cada vez que se metía un pedazo de torta en la boca tratando de comerse todo lo que había pedido y dejaba marcas de chocolate en toda su cara. Yo en realidad quería ignorarlo, pero cuando me di cuenta de que su cucharilla estaba tomando parte de mi torta de zanahoria sonreí por lo que hacía y al mismo tiempo yo tomé un poco de su postre causando que ambos compartiéramos una leve disculpa con la mirada.

Al momento de pagar, cuando el mozo se acercó con la cuenta, mi padre se había levantado olímpicamente con una tonta excusa para ir al baño, mientras mi madre y Anthony se retiraban de la mesa en dirección hacia la salida dejándome a solas con Richard y la cuenta. Entre los dos habíamos soltado una gran carcajada mientras yo dejaba mi tarjeta de crédito para pagar la cuenta y al salir del local le había reclamado a mi padre con falsa molestia, pero él solo había contestado tranquilamente que...

- ... Sólo quería asegurarme de que no me estabas mintiendo. Y que mi hijo había crecido correctamente.

Simplemente... Fue una de las escenas más graciosas que puedo recordar de mi padre.

Ya en casa y siendo de noche. Estaba acostado en mi cama viendo hacia el techo, pensando en la inmortalidad del cangrejo, así que me levanté con energía y fui a la habitación de Richard.

  • Hey, ¿Qué tal si salimos esta noche? – le pregunté al entrar –... Estoy demasiado aburrido.

  • Mmm... No tengo muchas ganas – escuché desde su baño.

  • Jajaja... ¿Y por qué te estás afeitando?

  • Coño, porque soy una persona aseada y...

  • Y estás preparándote para salir conmigo, ¿No?

  • Jajaja... Sí, está bien, me descubriste.

  • ¡¡¡Bien!!!... ¡¡Vamos a salir, no joda!!... ¡Estoy despechado, quiero pedir veinte botellas de ron!...

  • ¡Claro que sí! – me dijo animado.

  • ¡Y para ti, pide lo que quieras, esta vez pago yo!

  • Ya – respondió cambiando su expresión –... ¡Lo sabía!... ¡Ya no quiero ir contigo a ningún lado!

  • ¿Qué pasa ahora? – pregunté confundido.

  • Coño, te lo dije hoy, no quiero que me regales nada. Yo puedo pagar mi mierda.

  • Pero... O sea, quiero celebrar contigo.

  • ¡Bien, celebremos!... ¡¡Pero, yo pago mis cosas!!

  • Richard... Creí que ya estaba todo disculpado.

  • No... Lo entendiste mal, te dije que no íbamos a discutirlo en el restaurant. Lo haremos ahora.

  • Ya... – dije volteando los ojos.

El se fue directo a su puerta encerrándonos para poder hablar tranquilamente, yo me senté en la cama esperando y saber lo que tenía que decir.

  • Deja de ser como Arturo – soltó sin más.

  • ¿Qué dices?

  • Que quiero que dejes de ser como él... Él tenía dinero, no se molestaba en ocultarlo y comprar a la gente cuando quería. Yo desprecio mucho esa parte de él y yo creo que te estás volviendo exactamente igual – expresó con molestia.

  • Claro que no... ¿Qué cosas dices? – contesté apenado.

  • Digo lo que veo, deja de ser como ese idiota... Si tanto lo odias, deja de ser como él.

  • Yo... No lo odio.

  • ¿No?... ¿Ya no?

  • No...

  • Entonces... ¿Lo idolatras?... ¿Quieres ser igual que él?

  • Para nada, deja de ser tú un idiota. Ya vámonos, quiero ir a beber.

  • ¿Beber hasta olvidar, no?

  • No me refiero a eso... ¡Ya vámonos! – dije levantándome de la cama.

  • No, siéntate, no he terminado.

Esa orden vino acompañada de su mano apoyada en mi pecho empujándome nuevamente hasta quedar sentado en la cama.

  • ¡Coño!

  • Andrew, quiero que seas diferente... Que el dinero no te consuma como lo hace con papá, con Anthony o como Arturo.

  • El dinero no me consume... Es la primera vez que tengo una buena cantidad de dinero, mi propio dinero. Y yo quiero gastarlo como yo quiera, para hacer a las personas felices... Para hacerte feliz a ti, Richard ¿Por qué no lo entiendes?

  • ¿No quieres ser como Arturo? – preguntó confundido.

  • No, claro que no... ¿Por qué nadie me entiende? – repetí.

  • Porque no parecías ser tú últimamente, cambiaste para peor.

  • Pero...

  • Y... Pensaba que era mi culpa por hacerte cambiar – interrumpió en voz baja.

  • Yo... Bueno, eso fue una etapa, ya terminó – susurré apenado.

  • Bueno, quería disculparme por querer que cambiaras – dijo sentándose a mi lado.

  • Tú no tienes la culpa, idiota.

En ese momento tuve que pasar mi brazo por su espalda y él me correspondió el abrazo dándome una de sus cálidas sonrisas que tanto extrañaba. Desde que me había ido y unos meses antes de eso, él se había distanciado de mí, mirándome decepcionado y ahora entendía sus sentimientos. Yo no deseaba tener un complejo por ser como Arturo, ni nada parecido.

Es por eso que sentía que en algún punto, Arturo y yo debíamos hablar para resolver las cosas, saber en dónde empezaron los problemas, entender mis sentimientos hacia él y hacia mí mismo, pero más      que todo saber por qué Arturo era tan importante en mi vida. Pero, para ese momento lo veía prácticamente imposible al no saber nada de su paradero, ni tampoco saber cuáles eran sus verdaderos sentimientos hacia mí.

Y después de haber pasado por esa etapa de desenfreno heterosexual, me sentía tranquilo, satisfecho por haber calmado esas ansias que había reprimido desde que era un adolescente. Generalmente es lo opuesto, un heterosexual que reprime su lado gay... Pero, yo fui un caso aparte.

  • ¿Vas a volver a ser el mismo de antes? – me preguntó en voz baja.

  • No creo que vuelva a ser el mismo de antes... En realidad, no recuerdo como era antes se volverme un adicto a las vaginas.

  • Jajaja... Ok, solo quiero que seas tú y ya.

  • Eso es lo que importa – dije recostándome en su hombro.

  • Bien, vamos a salir entonces – pidió separándose.

  • Ok... ¿Pero, dejarás que te consienta esta noche?

  • Andrew... – me llamó mirándome.

  • Ahora sabes por qué lo hago, no es para comprarte ni nada parecido, solo quiero hacerte feliz de alguna manera... Compartir todo lo que gané contigo porque te quiero.

  • Bien  – dijo abriendo la puerta de manera cansada –... Dejaré que me compres todo lo que quieras.

  • Entonces, allí entro yo – dijo mi hermano desde el pasillo –, ustedes son un par de maricones... ¿A dónde van a salir esta noche que no me han dicho?

Los dos compartimos una mirada cansada viendo como Anthony sonreía con suficiencia esperando una respuesta. Así que le explicamos que íbamos a salir para celebrar mi regreso y mi soltería, haciendo que él se auto invitara con su novia que estaba en su habitación esperándolo. Richard y yo protestamos un poco, explicándole que era una salida de los dos solamente, pero como respuesta mi hermano nos tildó de maricones y reafirmando que iría con nosotros porque escuchó que yo pagaría por todo lo que íbamos a tomar.

  • Bien, puedes ir... – acepté sin ganas.

  • No te estaba pidiendo permiso, hermano. Solo te estoy avisando que iremos con ustedes y que pediré lo más caro... Sólo para ti, porque te lo mereces – dijo con una falsa sonrisa.

  • Sí, claro... Sólo porque yo pagaré, ¿No?

  • Jajaja... Piensa que será como un regalo, de mí para ti.

  • Ya... Tú también deberías cambiar un poco, Anthony – soltó Richard comenzando a vestirse.

  • No sé de qué hablas.

  • Estoy seguro de que escuchaste toda la conversación, así que no te hagas el pendejo. Deberías cambiar tu forma de ser antes de que sea tarde.

  • Lo que digas, maricón. Voy a cogerme a mi novia y luego saldremos. Espérennos abajo.

Los dos nos miramos negando con la cabeza, para luego ir a arreglarnos y poder salir. Media hora después, estuvimos esperando a Anthony en el estacionamiento, después de unos diez minutos, él bajó con una novia que ni yo conocía, un poco desarreglada y revelando que en efecto, habían estado teniendo relaciones todo ese tiempo.

  • Bien, vámonos – les dije a todos abriendo la puerta de mi carro.

  • No, yo me voy en la camioneta del viejo. No voy a irme con unos maricones.

  • Coño, Anthony ni se te ocurra, no sabes lo que...

  • Ya, ya, déjalo Andrew – interrumpió Richard –... Si choca esa camioneta van a matarlo a él, no a nosotros.

  • Sí, tienes razón.

---*---

UNA VIEJA PROMESA.

Cuando llegamos a la discoteca lo primero que hicimos al entrar, fue reservar el área VIP y como prometí, lo primero que pedí fueron cinco servicios de ron, otros cinco servicios de vodka y un par de cubetas de cervezas para tener de todo un poco. Los cuatro nos sentamos tranquilamente comenzando a tomar y viendo como la discoteca se comenzaba a llenar de gente, la música estaba bastante buena, tanto así que estaba bailando en mi asiento, causando una sonrisa en mi amigo imposible de descifrar.

Extrañamente, mi hermano estuvo ignorando a su novia mientras jugaba con su teléfono todo el rato, pero después de un tiempo entendimos porqué lo hacía y es que unos cuantos amigos de mi hermano del colegio y de la universidad nos abordaron en masa hasta llenar toda la sección VIP.

  • ... ¡¡Todo estaba aburrido aquí!!... ¡¡Te traje compañía para que no se sintiera sola tu llegada!! – habló Anthony por encima de la música.

El plan de mi hermano fue claro, ellos llegaron para adueñarse de mi fiesta a costa de mi dinero, los amigos de mi hermano me habían saludado con falsa amabilidad para luego comenzar a tomarse todo mientras me ignoraban, yo estaba algo molesto por la situación, pero no quise echarle más leña al fuego, Richard tampoco quiso crear una discusión con tanta gente y menos con mi hermano.

  • ... ¡¡Bien, muchachos!!... ¡¡He pedido esta botella de champagne para celebrar que mi hermano ha llegado!!

  • ¡¡¡WEEEPAAAA!!! – se escuchó un grito al unísono.

  • ¡¡Agradézcanle, porque él paga todo esta noche!!

  • ¡¡GRACIAS, ANDREW!! – gritaron todos nuevamente.

  • ¡Ábrela ya, mi amor! – gritó la novia de Anthony.

Anthony le había hecho caso a su novia, jugando con la botella, batiéndola hasta abrirla y mojando a todos a modo de celebración. Yo estaba detrás de él, aguantando las ganas de matarlo, pero Richard no hacía más que burlarse de la escena.

  • ¿Quieres ir a bailar? – propuso mi amigo.

  • Buena idea, si no, lo mato aquí mismo.

Después de eso, Richard y yo fuimos a la pista para encontrarnos con algunas chicas con las que pudiésemos bailar un rato, ese baile me había liberado un poco y también me di cuenta de una cosa, que ya no era el mismo de antes... Ese Andrew que iba a la pista buscando alguna presa para comérsela esa misma noche ya no existía, solamente estaba yo, un hombre que quería divertirse un poco, eliminar el estrés de todo lo que había pasado y tratar de ser feliz.

Al volver de nuevo a la zona VIP, mi amigo y yo nos sentamos un poco apartados del resto, pedimos un servicio de ron para nosotros solos y entre los dos nos bebimos la botella completa viendo como la pequeña fiesta de mi hermano se descontrolaba cada vez más y más... Fue entonces que me moví lentamente hacia donde estaba el bartender para pedirle que cerrara mi cuenta y ordenarle que lo próximo que pidieran en esa zona se lo cobraran a Anthony.

  • ... ¿Está seguro, señor? – preguntó él perplejo.

  • Sí vale, mi hermanito tiene real.

  • Bueno, pero iré a hablarlo con él...

  • Cuando me vaya – le detuve colocando mi mano en su pecho.

  • Verga... Señor, si ese chamo no puede pagar todo, se va a meter en tremendo problema.

  • Jajaja... Tranquilo, él tiene una de las tarjetas de nuestro padre y cuando no me vea sabrá que tiene que pagar.

  • Ya, ya... – dijo preocupado.

  • ¡Quita esa cara hombre, trabajas aquí para mantener a la gente feliz! – traté de decirle con una sonrisa –... Sírveme un trago para mí y mi amigo... Y luego dame la cuenta.

  • Claro, jefe.

Después de haber pagado, me senté con mi amigo para ver el espectáculo, mientras estuve hablando con el bartender y llegaba con los tragos, mi hermanito había pedido diez servicios más de vodka y dos botellas de champagne más, Richard después de ver eso con cara seria, me preguntó qué era lo que iba a pasar y yo sonreí con malicia.

  • Mandé a cerrar la cuenta... Ese desgraciado me hizo gastar más de lo que tenía pensado.

  • Jajaja... Sí, tu hermanito es un aprovechado.

  • Se va a meter en un gran problema – dije sin borrar mi expresión.

  • Por tratar de aprovecharse de ti...

  • Vámonos ya, que lo próximo que pidan va a ser a costa de él... Ya veremos cómo lo paga.

  • Mmm... De acuerdo, pero es mejor que nos vayamos rápido, porque acaba de pedir otra botella de champagne.

  • ¿Otra?... Vámonos – dije negando con la cabeza.

Para esa hora los dos parecíamos algo cansados y estábamos bastante sudados por haber estado bailando todo el rato. Al levantarnos, nos dimos cuenta como el alcohol estaba haciendo efecto en nuestros cuerpos porque ambos trastabillamos un poco y nos reímos por lo fácil que fue emborracharnos.

Caminamos a la pista para no crear sospechas, pero luego cambiamos la dirección hacia la barra para hacerle una seña al bartender que entendió algo preocupado, mientras nosotros salíamos sin ser vistos por ninguno de los amigos de mi hermano.

Al llegar al carro, noté que mi vista estaba un poco empañada y mis alarmas sonaron levemente, pero no me preocupé mucho, solamente era una simple borrachera como las de antes, así que ambos nos montamos en el carro y empecé a conducir.

  • Oye... Ando medio borracho – me dijo mi amigo con voz pastosa.

  • Jajaja... Yo igual.

Yo trataba de concentrarme en el camino levemente iluminado, recordando las vías para ir a casa, estar pendiente del volante, la dirección, los espejos, los pedales y los demás carros, pero hubo un par de instantes que tanta información fue demasiada para mí... Y el carro se descontroló haciendo que casi chocara con una defensa...

  • Ufff... Drew... Con calma.

  • Sí, lo sé... Ufff... Disculpa, me confundí.

Después de eso volví a la vía, avanzando unos cuantos kilómetros, pero nuevamente mí cerebro había colapsado haciendo que el carro se saliera del camino y logrando que Richard entre un susto y risa saliera del carro.

  • Jajaja... Drew... No, déjame a mí... Tú estás muy borracho.

  • Jajajaja... Tienes razón, bro. Nos vamos a matar si sigo conduciendo.

  • Sí, y no quiero morir contigo aún – dijo sentándose en el asiento y encendiendo el carro.

A pesar de lo que esperaba, Richard tomó el volante y lo hizo peor que yo. Él imaginó que estábamos en su motocicleta y que podíamos pasar entre dos autobuses que estaban esperando a que el semáforo cambiase.

  • Richard... Para por aquí – le avisé.

  • ¿Por qué?... Lo estoy haciendo bien – dijo con la mirada al frente.

  • No, claro que no idiota, te saltaste tres semáforos y casi nos chocan en una oportunidad.

  • No vale... Este carro es igualito a mi moto, paso entre los carros si puedo – dijo ilusionado.

  • No, Richard... Escucha... No vamos a llegar a la casa... Me siento mareado y tú estás igual, es peligroso seguir así.

  • ¿Entonces?... ¿Nos quedamos aquí hasta el amanecer?... Eso es más peligroso.

  • No... Tengo una idea, solo conduce lento y ya, yo te guío – le pedí después de unos segundos.

  • Ok, ok... – aceptó cansado.

Así que él trato de conducir lentamente siguiendo mis indicaciones hasta que llegamos a un hotel que conocía de mis anteriores citas. Cuando Richard lo vio, repentinamente sacó a discusión si debíamos pagar una o dos habitaciones por unas horas hasta el amanecer.

  • ... De las veces que he venido, aquí no hay habitaciones individuales y te cobran por cuatro horas... Ya he gastado bastante por una noche, amigo.

  • Ya... Ya entiendo.

  • Pidamos una, tomamos algo de café para bajar la borrachera y tratamos de dormir hasta el medio día.

  • Sí... Buen plan – aceptó cerrando los ojos.

  • Eso sí, si le dices una hora, ésta gente te va a sacar de la habitación a esa hora, así que no te vas a quedar dormido, Richard.

  • Jajajaja... Entendí, ya me decidí... Igual no voy a llegar a casa en este estado, menos con Joseph allí.

Al momento de ir a pagar la habitación, la chica de la recepción me saludó como una buena amiga dándose cuenta de la presencia de Richard.

  • Por si te lo preguntas... No, no es una de mis conquistas.

  • Ahhh... Ya creía que te habías cruzado de acera – dijo ella a modo de burla.

  • A decir verdad, él siempre va caminando en el medio de la calle – intervino Richard con risa.

  • Calla – dije golpeando su abdomen –... En verdad es que andamos muy borrachos, ¿Tienes algo de café?

  • Jajaja... Sí, tomen un poco de allá mientras les otorgo una suite.

  • Gracias – agradecimos al mismo tiempo.

Ya con la habitación pagada, entramos rápidamente para notar que era una suite sencilla, igual a las que había estado antes, recordando la gran cama matrimonial, una gran pantalla plana con una amplia selección de películas, una pesada cortina, un sofá y el baño, de un buen tamaño con ducha y bañera para poder hacer todo tipo de cosas en pareja.

Lo primero que hice fue quitarme la camisa para dejarla en el piso, luego me recosté en la cama y vi como mi amigo me miraba desde lejos.

  • Ven, idiota – le llamé gracioso.

  • No lo creo... Creo que dormiré en aquel sofá – dijo señalando al fondo de la habitación.

  • Jajaja... No seas imbécil.

Así que con un poco de fuerza, me acerqué a él caminando lentamente y lo tomé de la mano para arrastrarlo hacia la cama. Richard estaba siendo completamente sumiso, los dos reímos tontamente por la forma en que podía manipular su cuerpo a pesar de lo grande que era, hasta que por fin logré lanzarlo en la cama y al mismo tiempo, yo terminé acostado encima de él.

  • Me aplastas, Drew...

  • Jajaja... Lo siento, en verdad no puedo moverme mucho.

  • Ni yo...

Ambos nos quedamos mirándonos un momento para dejar escapar otra tonta sonrisa, culpando a nuestro estado de embriagues que seguía siendo el mismo, los dos nos reímos como idiotas y yo pasé mi mano por su cara detallándolo un poco.

  • Cuanto te quiero, Richard...

  • Y yo más, mi Drew.

  • Jajaja... Eres genial, lo máximo.

  • Lo sé... Pero, tú tampoco te quedas atrás – me dijo arrastrando las palabras.

  • Jajajaja... Idiota – dije tomándolo del mentón.

  • No, tú eres un idiota – me dijo señalándome.

  • No, tú lo eres...

Después de esas tontas frases, empezamos a luchar un poco, moviendo nuestros cuerpos lentamente rodando por la cama, dejando escapar leves suspiros en el cuello del otro y caricias vagas por nuestras pieles, hasta que notamos como las erecciones de cada uno chocaron entre sí.

  • Ufff... Ahhh... Estas duro – señale a su entrepierna.

  • Tú igual...

  • Cómo me gustaría hacer algo contigo, Richard.

  • Jajaja... No, yo soy marico como tú.

Después de escuchar su tonta excusa, yo me quedé en silencio unos segundos, planeando cómo debía contraatacar correctamente.

  • Sí lo eres, te besas con Marcello cuando quieres... Y se te para la verga en todo momento, te he visto.

  • Él y yo somos amigos – contestó sin más.

  • Al igual que nosotros.

  • No, nosotros somos hermanos – me dijo mientras movía su pelvis con autoridad.

  • Ahhh... Richard...

  • Maricón... – susurró con una sonrisa.

  • Sí, lo soy... Demasiado y creo que tú también – dije mordiendo mis labios.

  • No, para nada... Yo soy un macho.

  • Un macho puede coger con otros hombres también – le dije pasando mis manos por sus hombros.

  • Lo sé... – dijo besándome en el cuello.

  • Jajaja... Richard, estás cayendo...

Él continuó a besándome el cuello repetidas veces, pasando uno de sus brazos por mi cintura mientras el otro lo utilizaba para apoyarse en la cama y no dejar caer todo su peso encima de mí. Al mismo tiempo, mi vista se nublaba, yo no dejaba de suspirar y removerme debajo de él.

  • No... Parece ser que tú estás cayendo ante mí, maricón.

  • Idiota... Sabes que siempre he querido hacerlo contigo, desde que...

  • Desde que éramos unos niños, lo recuerdo – dijo embriagándome con su aliento.

  • ... Exacto.

  • Bueno... Yo a veces lo he pensado.

  • ¿En serio? – pregunté ansioso.

  • Jajaja... Sí, pero luego pienso en que no debemos hacerlo.

En ese instante, él se alejó de mí en un intento de sentarse en la cama, pero yo lo detuve, envolviéndolo con mis brazos y piernas, tocando todo lo que podía de su cuerpo y logrando que él dejara escapar una sonrisa de excitación.

  • Richard... ¿Por qué no?... Somos mejores amigos, estamos solos y calientes – dije tocando su culo posesivamente.

  • Drew... Para.

Ahora fui yo el que lo acercó lo suficiente para poder besar su cuello, abriendo su camisa poco a poco mostrándome sus pectorales y sus ricos pezones oscuros que logré besar y morder con pasión.

  • Mmm... ¡Dios!... ¡Qué hombre...!

  • Jajajaja... Sí, soy todo un hombre – contestó orgulloso.

Después de besarlo unos minutos viendo como su piel estaba completamente erizada por mis toques, me armé de valor para abrir mi boca con una propuesta.

  • Mmm... Richard... Vamos a hacerlo.

  • No, Drew... sería una locura.

  • Pues, entonces... Cometamos una locura – dije besándolo en la boca.

Al unir mis labios a los suyos, sentí amor, entrega y placer... Fue la primera vez que nos besábamos realmente, en dónde había aceptación y nuestros cuerpos estaban preparándose para la experiencia más salvaje de nuestras vidas hasta ese momento. Una juguetona lamida entró en mi boca, antes que me diera cuenta los dos estábamos probando el interior del otro y una lucha había iniciado para saber quién dominaría a quién.

Por mi mente pasó la imagen de Richard como un adolescente, feliz, tímido, que le gustaba jugar conmigo, pero ese adolescente se había vuelto un hombre, dominante, serio, que aún poseía esa chispa que en ambos casos lo hacía ver cómo el ser más genial del mundo.

Antes de separarnos, yo mordí su labio posesivamente y él como respuesta, me dio un beso en la mejilla terminando con una mordida que seguramente me dejaría una marca.

Después de ese caliente beso que nos habíamos dado, él me separó colocando una mano en mi cuello, mientras yo lo veía sorprendido, estaba sujetándome firmemente hasta el punto en que el aire no estaba entrando en mis pulmones y yo coloqué mi mano en su muñeca para llamar su atención, pero no hubo efecto en él.

  • Creo que estamos muy borrachos...

  • Ri-Ri...Ri-Richard-d... – dije tratando de respirar.

  • Voy a cometer una locura contigo, Drew... Y voy a cumplir la promesa que te hice cuando éramos chamos.

  • Sí... Pe-pero n-no pu-puedo res-respirar, Ri-Richard.

  • Solo va a ser una única vez – dijo acercándose y haciendo más fuerte el agarre.

  • Por... Fa-Favor... No-No...

  • Te lo prometí y lo voy a hacer.

---*---

SEXO SALVAJE.

Mi amigo liberó su agarre sentándose a horcajadas encima de mí, comenzando a quitarse su camisa de una forma muy seductora dejándola caer en el piso, yo me detuve para detallar su cuerpo, admirando como su piel morena brillaba con esa luz tan tenue de la habitación, mi corazón comenzó a palpitar muy rápido y mi garganta empezó a cerrarse sintiéndome demasiado nervioso, pero su voz me hizo volver a la realidad.

  • Desnúdate, Andrew – me ordenó –… No me hagas pensar que estoy cometiendo un error.

  • No es un error, Richard.

  • ¿No?

  • Para nada, idiota – le respondí levándome y dándole un pequeño beso.

Richard me dio espacio para poder levantarme de la cama y poder desnudarme ante él. Me desabroché el pantalón al mismo tiempo que me quitaba los zapatos y medias, cuando el pantalón bajó, el bóxer siguió lentamente... Todo ese ritual lo hice sin mirar a mi amigo porque sentía algo de vergüenza, mi piel se erizaba sabiendo que cuando lo viese a él, estaría desnudo al igual que yo.

  • Listo – anunció el tranquilo.

  • Jajaja... Ok...

Al verlo, me quedé sin palabras... Ya lo había visto antes sin camisa, incluso una vez que pasaba por su habitación lo vi parcialmente desnudo mientras buscaba un bóxer que ponerse, sin mencionar la vez que nos pajeamos en el río, pero ahora todo era diferente, porque ésta vez podía detallarlo sin que me juzgara... Ahora veía un cuerpo alto, moreno y ejercitado, con unos brazos más grandes que los míos, abdomen definido y prominentes pectorales con unos oscuros pezones... Vi como Richard se mordía un poco los labios detallando mi cuerpo desnudo y con su mano sostuvo algo grande entre sus piernas.

  • Ven acá, Drew... Me pones nervioso mirándome así.

  • Jajaja... Richard, tú me andas mirando igual.

  • Claro que no – susurró justo cuando llegué a su lado.

Bajé mi mirada un poco viendo su gorda verga morcillona, pero él me detuvo sosteniendo mi mentón para que mirara directamente a sus ojos color avellana.

  • No te apures...

  • Disculpa – musité lentamente –... Tú tampoco te apresures.

Al mismo tiempo que le decía eso, quitaba su mano de mi nalga que había estado apretando lentamente. Él como respuesta me dio un leve beso en los labios y caminamos hasta la cama para acostarnos de nuevo. Estando los dos juntos, desnudos sintiendo el calor del otro, comenzamos a abrazarnos, rozando nuestros cuerpos y dimos rienda a nuestros deseos más intensos... Nos besábamos apasionadamente al mismo tiempo que sentía como nuestras vergas estaban ganando fuerza y luchaban entre ellas haciendo que dejáramos escapar gemidos de placer.

Yo lo observaba con la mirada algo turbia, estaba excitado, pero parecía un sueño... Una de mis mejores fantasías haciéndose realidad.

  • Admito que... Cuando era chamo, me hice la paja pensando en ti – reveló después de separarse un poco.

  • ¿En serio?... ¿En qué pensabas?

  • En ti... Besándote... Y abrazándote... Jugábamos a las luchas.

  • ¿Luchas? – pregunté con gracia.

  • Tú me entiendes... – contestó rojo de la pena.

  • Sí... Yo también te he dedicado muchas pajas.

  • Jajaja... Pero, yo lo hice un par de veces solamente, tú seguro lo hacías a diario.

  • Jajajaja... Tienes razón, como siempre – terminé besándolo nuevamente.

Mientras lo besaba, sentía como sus manos exploraban todo mi cuerpo, tomándome firmemente y yo hacía lo propio con su cuerpo, como si estuviésemos reclamando algo que siempre fue nuestro.

  • Coño, Drew... Estoy caliente.

  • Richard... Yo quiero probarte entero.

  • Y yo igual – gimió él.

  • Primero yo.

Recosté a Richard en la cama, pidiéndole que se pusiera cómodo, así que él colocó sus brazos en su nuca mientras flexionaba sus bíceps, esperando pacientemente como todo un macho y yo sonreí porque tenía frente a mí a un hombre que estaba esperando recibir mucho placer esa noche.

Fui probando todo su cuerpo con mi lengua... Comencé por su pecho lentamente, tanteando sus pectorales y no me resistí por darle unas mordidas a sus pezones que él agradeció con un amplio gemido, luego de eso me deleité acariciando su abdomen y pasando mi lengua por ese six pack y siguiendo un leve camino de vello que me condujo hasta a mi preciado premio, un gran y jugoso mástil de color un poco oscuro con la punta babeante de líquido preseminal.

  • ¿Sorprendido?

  • Jajaja... Richard, es la primera vez que la tengo tan cerca.

  • Bueno, pruébala – dijo tragando en seco.

Me acerqué a mi premio con ganas, pensé que fueron tantos años soñando con probar esa dura, jugosa y oscura verga, que por fin estaba en mis manos así que sin pensarlo mucho me la metí en la boca... Chupaba y pajeaba esa verga con placer, viendo como sus grandes güevos rebotaban con mi toque, también notaba como su líquido preseminal se hacía más abundante y su endurecida verga se hacía más grande con cada chupada que le daba.

  • Ohhh... Andrew... ¡Ohhh sí!

  • Mmm... ¿Te gusta?

  • Demasiado, dame más.

Con la mamada que le hacía, él dejaba escapar leves gemidos, pero yo deseaba que sintiera más placer, así que le pedí que me diera un ritmo colocando sus manos en mi nuca, Richard empezó a mover su pelvis para cogerme la boca a un ritmo rápido, él cerraba los ojos levemente, pero luego volvía a mirarme sonriéndome bastante feliz y yo le correspondía de la misma manera.

Estuvimos así unos cuantos minutos hasta que él se detuvo avisando que iba a acabar, yo saqué su verga de mi boca apretándole la base deteniendo su inminente orgasmo, gesto que agradeció enormemente.

  • Sigo yo – dije lamiendo mis labios.

  • Claro que sí, Drew...

  • Jajaja... ¿Va a hacerlo? ¿Vas a comerte mi verga?

  • Por supuesto, te voy a comer entero.

Fue un ritual bastante lento, pero entretenido para los espectadores. Porque ver a un joven homosexual, dándole unas pocas indicaciones a un macho heterosexual para poder darle placer, era de otro nivel.

Mientras yo estaba acostado, sentía como Richard me besaba tímidamente en algunas zonas de mi cuerpo, como en mis pezones, mi abdomen y piernas, pero se enfrascaba en otras zonas algo curiosas para mí, como las cicatrices que tenía en mi cuerpo, primero él las rozaba con sus dedos y luego repartía leves besos con una mirada algo apagada...

  • Disculpa... Ya voy a seguir.

  • ... Tranquilo.

Él negó con la cabeza centrándose en su tarea inicial, bajando hasta que sus labios rozaron mi húmedo glande haciendo que retrocediera un poco.

- ¿Sorprendido? – pregunté en el mismo tono juguetón.

  • Para qué lo voy a negar, Drew... No es la primera vez que te veo la verga así... Pero, tenerla a punto de besarla...

Y no dijo más, el negó con la cabeza de nuevo, dándole unas pequeñas lamidas a toda mi verga, desde la base hasta llegar a la punta impregnándose con mi esencia, repitió ese movimiento un par de veces, humedeciéndola completamente, tanto así que cuando se separó un poco se quedó admirándola como una pieza de exhibición hasta metérsela de nuevo en la boca.

  • Richard, ve lento...

Solamente había introducido un poco menos de mitad, saboreando lo que se estaba comiendo y sus manos se apoyaron en mi abdomen, llegando a mis pezones para apretarlos un poco. Mi amigo se estaba acostumbrando a lo que era hacer una deliciosa mamada, ya había aprendido del maestro y ahora estaba llevando a cabo una mamada casi de la misma calidad.

  • Mmm... Así... Tócame las bolas... Ufff... Ahhh... No tan fuerte – le ordenaba.

Él entendió lo que le pedía, de vez en cuando me hacía una paja mientras solo sostenía el glande dentro de su boca y daba leves chupones. Cuando mi mano se apoyó en su cabeza, él comprendió que era mi turno de dirigir lo que estábamos haciendo... Así que con maestría, coloqué ambas manos en su cabeza y le ordené que abriese su boca completamente para lo que seguiría.

  • Vas a recibir verga, bro – susurré.

El no dijo nada, cerró sus ojos, preparó sus labios y sacando levemente la lengua se preparo para que mi verga entrara completamente hasta su garganta. Comencé con un vaivén lento que se fue intensificando más rápido de lo que pensaba, hundiéndome completamente en él, logrando que se atragantara un poco separándose para toser y mirándome con un poco de molestia y perversión.

  • ¿Te gustó? – le pregunté con falso cariño.

  • Cuando te clave la verga, no voy a ser tan amable como piensas.

  • Ya lo espero – dije mirando al cielo mientras volvía a clavarme en él.

Yo volví a dominarlo un poco, solo por el simple morbo de tenerlo bajo mi control, mi amigo seguía recibiendo verga, dando su mejor esfuerzo en hacerme sentir placer mamando y tocando mi cuerpo con una media sonrisa. En uno de mis últimos movimientos, me sostuve con fuerza de él clavándome en su boca un par de veces y dejándola adentro... Mi cuerpo se erizó sintiendo que iba a soltar mi leche, pero mi amigo me detuvo sobreponiéndose a mí y demostrándome la fuerza que siempre tuvo, alejando su cuerpo mientras me tomaba de la verga con fuerza para detener el orgasmo.

  • No vas a acabar primero que yo, Drew...

  • Jajaja... Deberías estar orgulloso, casi me haces acabar.

  • Solo evito que acabe antes de empezar.

  • Bueno... Entonces... Empecemos – dije arrodillándome la cama.

Fue el momento que decidí que era tiempo de mostrarle mi culo, esa entrada que pocos habían profanado y que no había sido tocada desde hacía mucho tiempo... Me di la vuelta recostándome un poco, de la manera más seductora que pude humedeciendo mis dedos para poder rozarlos en mi entrada, levantando mi culo un poco a modo de entrega y pude ver como Richard tragó en seco.

Él se lamió los labios y sin que yo se lo pidiera, hundió su cara en mis nalgas para comérselas de manera desesperada. Yo sentía como mi cuerpo se descontrolaba al mismo tiempo que mi amigo me estaba penetrando con su lengua, escupiendo unas cuantas veces para luego ir metiendo un par de dedos humedeciéndolo todo...

  • ¿Dónde aprendiste esto? – pregunté en un susurro.

Obviamente no me contestó, prefirió seguir en su trabajo de lubricar mi ano, intercambiando sus dedos con una lengua experimentada que se movía muy bien dentro de mí y unas mordidas juguetonas que de seguro dejarían marca no se hicieron esperar, tampoco el tercer dedo que entró de repente haciendo que yo gimiese como una puta en celo.

  • ¡¡Richard!! – gemí de forma aguda.

  • Jajaja... Pareces una zorra – dijo con algo de cariño.

  • Idiota...

Fue el momento en que él se separó, decidiendo que estaba completamente lubricado y viendo la obra de arte que tenía frente a él.

  • De pana... Estás hermoso, bro.

  • Jajaja... Calla – dije tratando de recibir aire en mis pulmones.

  • Todo sudado y caliente.

  • Tú te ves igual.

  • Estoy caliente, quiero meterte la verga – expresó tocándome el culo.

  • Y yo quiero que me la metas.

  • ¿Cómo lo quieres hacer? – preguntó animado.

  • Bueno – pensé por unos instantes –... Yo quiero verte la primera vez que lo hagas.

  • Jajaja... ¡Perfecto!... Pensaba pedirte lo mismo, me da demasiado morbo – aceptó acercándose y dándome un beso.

  • Bien... Entonces, hagámoslo así.

En ese momento, me recosté completamente en la cama y abrí mis piernas esperando a que él hiciera algún movimiento, su cabeza comenzó a girar por la habitación y luego se centró en mí algo confundido.

  • ... ¿Usamos condón? – preguntó apretando sus labios.

  • Mmm... ¿Quieres hacerlo así?

  • Es que... Por seguridad te diría que sí... Pero, Drew me provoca cogerte así... A rin pelao´...

  • Jajaja... ¿En serio? – dije riéndome por la expresión que había usado.

  • No te rías, idiota – dijo dándome un leve golpe en la pierna –... Quiero que nuestra primera vez sea jodidamente placentera.

  • Verga... ¡Me leíste la mente, bro!

  • Entonces no usemos un coño – me dijo besándome.

Richard obviamente no era virgen, él sabía qué hacer antes de penetrar a alguien de la mejor manera para que hubiese más placer, es por eso que colocó una almohada debajo de mi cadera para tener mejor acceso y yo me sentí como su juguete cuando manipuló mi cuerpo para quedar de una forma tan entregada.

Podíamos vernos a la cara claramente, nos sonreíamos de forma nerviosa, más cuando coloqué mis piernas en sus hombros esperando a sus movimientos, luego sentí cómo rozaba la punta de su verga por mi entrada y mi culo palpitó listo para recibirlo.

  • Bien... Aquí voy... – dijo sin voz.

Cuando anunció que iba a empezar lo hizo sin dejar de mirarme, éramos él y yo sintiendo cómo nos uníamos lentamente. Su enorme verga comenzó a entrar en mí causándome todo tipo de latigazos por todo mi cuerpo, estaba en éxtasis sintiendo todo ese placer, mientras lo veía abrir su boca dejando escapar gemidos hasta que sus bolas tocaron mis nalgas.

- Te amo... – susurró de una manera casi inaudible.

  • Ya está – dije cerrando mis ojos –... No joda, la tienes enorme.

  • Jajaja... No exageres.

  • No seas tan modesto idiota, sabes que la tienes más grande que la mía.

  • Claro – dijo besándome.

  • Mmm... No te muevas aún, tengo que acostumbrarme.

  • No iba a moverme, estás tan jodidamente caliente que casi acabo.

En ese momento yo no me estaba moviendo mucho, tratando de acostumbrarme completamente a toda su extensión y él lo entendía, solamente compartíamos unas cuantas caricias en los brazos y piernas del otro.

  • Richard, si acabas ahorita vas a dar vergüenza ajena.

  • Jajaja... Lo sé... Soy un macho y mínimo aguanto una hora con las mujeres que me acuesto.

  • Esas mujeres no se comparan conmigo.

  • Mmm... Para nada, ya me estoy dando cuenta de eso...

Mientras hablábamos por lo bajo evitando acabar tan rápido, nos repartíamos besos y caricias por todo nuestro cuerpo... Estuvimos así unos minutos hasta que le dije que estaba listo y fue entonces que su sonrisa se hizo más amplia empezando a cogerme lentamente.

Su cuerpo se movió de forma automática, dejando entrar y salir su verga de mi culo, yo lo acariciaba en todas las partes que podía, en su cabello despeinándolo un poco, en su tensado cuello, en sus grandes hombros, sus brazos tonificados, su pecho humedecido por el sudor y su pelvis hasta llegar a sus nalgas que apreté con fuerzas al ritmo de la cogida. Estuvo cogiéndome por largo tiempo hasta que me pidió cambiar de posición.

Él se separó de mí haciendo que mí cuerpo se sintiera vacío, luego se recostó en la cama mostrándome su verga erecta de forma orgullosa, yo sonreí por lo engreído que era y me acosté encima de él dejando que mi culo estuviese cerca de su verga para que me penetrara.

  • Estás siendo tan presumido.

  • Jajaja... Para que veas que voy a aguantar bastante tiempo, comparado con los idiotas con los que has estado que ni deben llegar a los diez minutos.

  • Quién sabe... Tal vez tengas razón y eres el primer hombre con el que voy a durar tanto...

  • Ayyy... Drew, caíste en mis brazos – dijo abrazándome y besándome.

Me había dado cuenta que mi mejor amigo y yo nos complementábamos al momento de besarnos, él sabía cómo, cuándo y dónde me gustaba que me besaran y tocaran, ni tampoco sentía ninguna queja de su parte por cómo lo estaba tratando.

Unas nalgadas de su parte fueron la orden para que me clavara su verga de nuevo, así que lo hice sentándome a horcajadas encima de él metiéndome su verga lentamente, ahora era yo el que guiaba la cogida y de esa forma pude sentir como el poder corría por mis venas.

Al estar nuestros cuerpos unidos, sudados, sintiendo el calor del otro, me movía metiéndome su verga con cada salto que daba, estaba tan lleno de placer que cerré mis ojos al mismo tiempo que él no dejaba de tocarme posesivamente y se acercó a mí para juntar nuestros labios... Yo estaba tan concentrado en la cogida subiendo y bajando, moviendo de manera perfecta mis caderas hasta que finalmente llegó a tocar mi próstata y haciendo que mi boca dejara escapar su nombre como un gemido muy lejano...

- ¡¡Ahhh!!... Richie.

...

En el momento en que lo llamé de esa forma, él detuvo la penetración separándose de mí unos cuantos centímetros mirándome molesto, para que después me diese una sonora cachetada en la mejilla volteándome la cabeza... Después, yo tuve que mirar a mi amigo muy sorprendido, pero él al contrario, reflejaba furia en su mirada.

  • Te dije que no volvieras a llamarme de esa manera – expresó de manera muy dura.

  • Yo… Lo siento, de verdad...

  • No vuelvas a hacerlo, maldito pendejo – me ordenó sin cambiar su semblante -... Y menos en éste jodido momento.

  • E-En serio... Se me escapó... Y... – traté de explicar, pero él me interrumpió.

  • ¡No hables más, coño!... ¡Siempre la cagas, maldito marico!... ¡Siempre arruinas todo!

Él me había empujado casi tirándome de la cama y se levantó muy molesto, pero sin dejar de mirarme. Yo me sentía demasiado culpable, entendía el peso de ese nombre en ese justo momento, por eso sentí que lo que había hecho, tal como él lo había dicho, lo arruinado todo. Me levanté lentamente, tratando de acercarme, pero él fue más rápido que yo, me tomó de los hombros bruscamente gritándome algo que me fue incomprensible de entender.

Yo tenía emociones encontradas en ese momento, estaba asustado viendo como él me gritaba molesto, pero al mismo tiempo estaba excitado por sentir su verga palpitar tan cerca de mi vientre y también igual de molesto que él porqué sentía cómo mi mejilla comenzaba a picarme por el ardor.

Y al final, la molestia le había ganado a los demás sentimientos que tenía... Yo ya no era un niño al que podían regañar, ni un pendejo al que podían manipular de esa manera, así que mientras me gritaba saqué fuerzas para apartarlo y le respondí con un puñetazo en su mejilla, el cual lo dejó un poco atontado en el piso.

  • ... ¡Y tú no vuelvas a pegarme, maldito idiota!

  • Andrew... – gimió sorprendido tocándose la cara.

  • ¡No lo volveré a repetir...!

Creí que allí terminaría nuestra salvaje noche de desenfreno, pero como respuesta, mi mejor amigo se incorporó abrazándome para luego besarme profundamente y cuando se separó me miró a los ojos dándome una suave caricia en mi mejilla lastimada.

  • Lo prometo, no volveré a golpearte nunca más... Fui muy brusco.

  • No… Yo también, lamento lo que hice, lo que dije... No lo volveré a hacer – le contesté repitiendo el mismo gesto de cariño.

Después de esa disculpa volvimos a recostarnos en la cama, para besarnos de una manera más pasional que antes tocando nuestros cuerpos, con cada pequeño beso lo miraba con demasiado cariño y amor y él me correspondía de la misma manera sumado a pequeñas sonrisas... Luego de eso y notando como nuestras vergas volvieron a estar completamente duras, él se abrió paso a mi interior colocando mis piernas en sus hombros para penetrarme de nuevo... Estando sus bolas pegadas en mi culo el vaivén no se hizo esperar, entrando y saliendo a un ritmo constante, no despegábamos la vista uno del otro, nos mirábamos, sonreíamos, gemíamos el nombre del otro, mi mano acariciaba su mejilla lastimada y luego se iba a su tonificado torso arañándolo, marcándolo para mí.

Finalmente, su mano juguetona llegó a mi verga para empezar a pajearme con un fuerte agarre, yo abrí mi boca para dejar escapar un gemido agudo, él sonrió con suficiencia explicando que estaba cerca y quería que llegáramos al mismo tiempo.

  • ... Juntos – dijo él.

  • Sí, Richard... Pajéame más rápido.

  • Y tú... Aprieta ése culo tan rico que tienes – dijo agarrándome una nalga –... Tan caliente.

  • ¡Richard!... ¡No puedo más!... ¡¡Ahhh!!

  • ¡Ni yo, Drew me vengo!... ¡¡Mierda!!

Fue un momento de éxtasis, el más placentero de nuestra amistad en donde los dos llegamos al orgasmo al mismo tiempo, mi leche fue expulsada entre nuestros cuerpos llenándonos de mi esencia y él con fuertes estocadas directas acabó en mi interior con espesos chorros de leche.

Luego de terminar, él se dejó caer sobre mí respirando de forma agitada, yo tuve que darle unas cuantas palmadas en la espalda notando lo húmeda que estaba, cuando se recompuso un poco me dio una leve sonrisa y salió de mí lentamente colocándose a mi lado, pero no dejó de abrazarme en ningún momento.

Los dos nos quedamos acostados un rato, en silencio y viéndonos de vez en cuando con una sonrisa de satisfacción en la cara.

  • ... ¿Qué te pareció? – le pregunté en un susurro.

  • De puta madre – soltó de la misma forma –... Ya entiendo porqué todos quieren coger contigo.

  • Jajaja... Y yo por fin pude disfrutar de tu cuerpo...

  • Jajajaja... Qué idiota eres – dijo dándome una suave palmada en el pecho.

Volvimos a quedarnos otro rato en silencio, el sueño después del sexo era inminente, pero un pensamiento gracioso pasó por mi cabeza y tuve que decírselo a mi amigo.

  • Me siento un ganador, amigo...

  • ¿Y eso? – preguntó con voz algo cansada.

  • Jajaja... Porque le gané a Marcello.

  • ¡Dios, Marcello!... Me va a matar si se entera – dijo lamentándose.

  • ¿Por qué? – pregunté confundido, pero se quedó callado –... ¿Richard?

  • ... Es que... Él me hizo prometer, que él sería el primer hombre que me iba a coger si llegaba a pasarme de acera.

  • Pero... ¿En serio nunca sucedió nada entre ustedes? – pregunté incorporándome.

  • Jajaja... No... Nada de nada.

  • Mmm... Ya veo.

  • Que mal amigo soy – dijo de manera culpable –... Le hice una promesa y no pude cumplírsela.

  • Jajaja... Richard, primero viene lunes y luego jueves ... A mí me lo prometiste primero.

  • Jajaja... Sí, tienes razón, pero es Marcello – dijo elevando sus manos –... Él y yo tenemos una amistad especial.

  • Pero, tú y yo somos hermanos... Tú lo dijiste.

  • Sí... Tienes razón, primero viene lunes y después el jueves – aceptó sin ganas.

Después de esa conversación, estábamos algo cansados así que decidimos que lo mejor sería bañarnos y luego ir a dormir. Nos levantamos de la cama lentamente, mi amigo se adelantó entrando al baño, pero yo al sentarme sentí esa pequeña punzada en mi culo con algo de gusto y me levanté lentamente. Al entrar, era tal como recordaba, de buen tamaño con ducha y la gran bañera para hacer perversiones, mi amigo estaba duchándose tranquilamente limpiando todo rastro de lo que habíamos hecho y yo al verlo desnudo por mi mente solo pasó un pensamiento...

Comérmelo entero...

Ver como el agua y la espuma cubría todo su cuerpo, me estaba volviendo a excitar y él lo notó.

  • ... No jodas, Andrew... Pareces un puberto, siempre piensas en sexo – dijo con una sonrisa en la cara.

  • Marico, es que estás jodidamente bueno... ¡Mira el culo que tienes, quiero comérmelo como lo hiciste conmigo!

  • Jajaja... No, eso no... Además. Te dije que iba a ser una sola vez – me recordó en voz baja.

  • Pero... Richard, amigo – hablé entrando a la ducha y abrazándolo –... Aprovechemos ésta oportunidad, es nuestra noche...

  • ¿Tú crees? – preguntó abrazándome también.

  • Claro... Podemos hacerla en grande tú y yo, ya nos acostamos y la pasamos genial... ¿Qué dices?

  • No lo sé...

  • Quiero comerme tu culo, Richard – le dije rozando sus nalgas –... No quiero desaprovechar la oportunidad que me das.

  • Jajaja... ¡Que no vale!

  • ¡Vamos!... Es una oportunidad única... ¿Quién más podría hacerte una buena comida de culo que no sea yo?

  • Verga... Ya que lo pones así – dijo cerrando los ojos debajo del agua.

  • Confía en mí, lo que tú me hiciste... Te lo haré mejor... Soy un experto.

  • Bueno...

  • Vas a pedirme más... – dije apretando sus nalgas con mis manos.

  • Bien... – susurró.

Luego de eso nos separamos lentamente, le pedí que se diera la vuelta y apoyara sus manos en la baldosa de la pared, él lo hizo mirándome de reojo hasta que quedó dándome la espalda y mostrándome su fuerte cuerpo. Yo comencé a besar su cuello, bajando por su tonificada espalda hasta que quedé arrodillado admirando esas nalgas que provocaba hacerlas mías.

Mi amigo había pasado un par de años trabajando su cuerpo, aunque no había llegado a explotarlo tanto como él quería, pero eso no evitaba que sus fortificadas piernas y unas perfectas nalgas se hubiesen formado tan bien. Con ese perfecto culo frente a mí, comencé a besarlo tranquilamente junto a unas cuantas mordidas, había bastante carne para poder degustarme tanto como quería, al indagar un poco más con mis manos abriendo sus nalgas, me encontré con mi premio... Viendo como el agua de la ducha corría entre ellas, humedeciendo algunos vellos que había en el interior estaba un apretado ano que esperaba ser comido, yo sonreí emocionado y me hundí lentamente en él haciendo que diese un saltito.

  • Drew... No jodas...

Comencé lamiendo su entrada, probando, sintiendo sus sensaciones y al mismo tiempo excitándome completamente por lo que hacía, mientras amasaba sus nalgas, seguía introduciendo mi lengua, jugando con su ano, chupando, lamiendo y dándole suaves nalgadas.

  • Me encantas, Richard... Estás jodidamente bueno.

  • Dios... – gimió.

Con la cara pegada en su culo, una de mis manos fue a mi verga para hacerme una paja, yo gemía dentro de su culo, mientras iba sintiendo como su entrega se hacía más notoria abriéndose más para mí con cada roce de mi lengua y fue entonces que uno de mis dedos comenzó a rozar su entrada.

  • Drew... No – dijo débilmente.

  • Vamos, tienes la verga durísima y solo con mi lengua – expresé viéndolo con una sonrisa.

  • Pero...

  • Vamos, Richard... Ayúdame a complacerte.

  • Ok... – aceptó mientras yo tanteaba su entrada.

Con su permiso comencé a introducir uno de mis dedos lentamente, penetrándolo, haciendo círculos y agradecía que el agua fuese un perfecto lubricante para mi labor. Pero, no me aguantaba solamente con los dedos, quería volver hundirme en él y así lo hice, intercambiando mi dedo con mi lengua juguetona, humedeciendo mucho más, dilatando su entrada. Luego de ese juego previo, le siguieron un par de dedos más para que finalmente tres dedos entraran y salieran de su culo con ganas logrando uno de mis objetivos, que mi amigo gimiera por esa comida de culo que le hacía y yo sonreí victorioso.

Yo seguí masturbándome al mismo tiempo que lo penetraba con mis dedos y él no tardó en comenzar a pajearse, pero yo le detuve rápidamente porque quería hacer algo antes de que acabara.

  • Richard...

  • ¡No!

Al escuchar su negativa, se separó bastante rápido viéndome sorprendido sabiendo a donde iba con mi propuesta.

  • Sólo quiero metértelo – dije levantándome y colocando mi verga en sus nalgas –... Ya estoy a punto de acabar, no voy a cogerte por mucho tiempo... No aguantaría.

  • No, Drew...

  • ¡¡Por favor!!... – le pedí besando sus hombros –... Quiero estar dentro de ti, solo un momento.

  • Mmm... ¿Sí?... ¿Eso quieres?

  • Sí, eso quiero... Yo sería el primero.

  • Jajaja... Igual mi hombría estaría en juego – dejó escapar con una sonrisa.

  • Jajaja... Ya es algo tarde para eso, ¿No crees?

  • Ya sé – dijo resignado –... Ufff... Está bien, pero sé gentil.

Que me dijera esas palabras, que me diera el permiso para poder poseerlo, hizo que me palpitase el corazón a niveles increíbles y mi cuerpo hormigueara completamente.

  • Ya te dije que no voy a durar mucho, sólo quiero estar a dentro y llenarte – dije mordiéndolo.

  • Jajaja... ¿No dijiste que acabar rápido era dar vergüenza ajena?

  • Si es un culito virgen como el tuyo, es diferente bro – aclaré rozando mi glande en su entrada.

  • Mmm... Ya, entiendo.

  • ¿Listo? – pregunté excitado.

  • Verga... Está bien, métemelo lento.

Yo lo besé como agradecimiento para luego separarme dirigiendo mi mirada a mi verga que seguía entre esas dos nalgas, así que me enfilé hacia la entrada de mi amigo, presionando lentamente, cuando el glande entró, los dos soltamos un gemido de placer, sabía que debía tratarlo bien, es por eso que mis movimientos fueron lentos al momento de penetrarlo... Iba lento, pero seguro, clavándomelo hasta el momento en que mis bolas chocaron con sus nalgas.

  • Listo, bro... Estás hirviendo...

  • Maldita sea, que duro – expresó cerrando los ojos.

  • Eso es lo que sentí cuando me lo metías.

  • Que rico...

Yo besaba a mi amigo por toda su espalda, esperando a que estuviese preparado para poder cogérmelo, estaba concentrándome para no acabar tan rápido, pero ese culo virginal era tan caliente que me era casi imposible aguantar y cuando me di cuenta que él empezó a pajearse, yo comencé a moverme...

- Fuck... ­– pensé demasiado excitado.

En menos de lo que pensaba y tal como le había dicho, fueron pocos minutos los que duré cogiéndomelo lentamente, el calor de su interior rodeó mi verga haciéndome acabar dentro de él con unos chorros de leche, Richard al sentir como terminaba se pajeo rápidamente dejando escapar su esperma en la baldosa del baño, haciendo mi orgasmo aún más placentero por las contracciones de su culo y los espasmos en su cuerpo.

  • ¡Por Dios, Richard!

  • Jajaja... ¿Qué? – preguntó en voz baja.

  • Nada – dije abrazándolo por el abdomen –... Nada.

  • ¿Me amas , no? – preguntó tranquilamente.

  • ... Más que eso .

Yo me separé de mi amigo, dejando que el agua nos limpiase un poco para poder terminar el baño, cuando salimos de la ducha nos secamos tranquilamente caminando hacia la habitación, estando cerca de la cama sentí como mi amigo colocó sus manos en mi espalda, creí que me ayudaría a secarme o me iba a abrazar, pero en realidad me empujó con fuerza haciéndome caer en la cama, yo lo miré molesto, pero él tenía una sonrisa boba en la cara y al ver su cuerpo entero me di cuenta que él seguía con la verga dura.

  • ¿Ahora quién es el puberto?

Pero, no contestó mi pregunta, solamente se acostó encima de mí para poder besarnos de nuevo, iniciamos una buena sesión de besos, compartiendo caricias por nuestros cuerpos, yo me concentraba en acariciar su espalda y abrir mis piernas para darle mayor acceso. Pero, él no hizo mucho, solo fue recorriendo un camino por mi cuerpo, desde el abdomen hasta llegar a mi cuello que volvió a ahorcar deteniendo nuestros besos.

  • ¿Tú me pusiste viagra en algún trago, no? – preguntó mirándome a la cara.

  • ¿Qué dices?... ¿Vas a tratar de asfixiarme de nuevo?

  • No cambies el tema – contestó suavizando su agarre –... Acabo de pajearme y soltar una buena cantidad de leche... Pero, sigo duro.

  • Es porque estás conmigo, ¿No?

  • Mmm... No finjas – expresó mientras me mordía la clavícula.

  • Ahhh... En... En serio, yo no hice nada, idiota. Estás excitado por tu cuenta.

  • Jajaja... Nunca me había pasado, nunca.

  • ¿Estás molesto?

  • Para nada... Quiero saber cuántas veces puedo acabar.

  • ¿Qué tal si lo averiguamos?

Richard, comenzó a tocarme la verga en una suave paja, estaba algo resentida por la cogida que le había dado, pero debía de aprovechar esta noche porque seguramente no tendría otra oportunidad para estar con él de nuevo, con ese pensamiento y sus besos volví a excitarme. Nuestras vergas luchaban por lo duras que estaban y decidí confesarle a mi amigo una de mis mejores fantasías cuando pensaba en él por las noches.

  • ... Sé que no es la gran cosa, pero quiero que nos pajeemos juntos.

  • Jajaja... No te entiendo, Drew.

Fue entonces que lo obligué a acostarse boca arriba y me senté en sus piernas para poder unir nuestras vergas y pajearlas frenéticamente, utilicé parte de mi saliva y nuestro líquido preseminal para mantener nuestras vergas brillosas haciendo todo más placentero para ambos, era una sensación increíble ver como nuestros duros falos estaban juntos, mi amigo no dejaba de ver como mi mano se movía de arriba hacia abajo, pero luego de un tiempo me detuvo para que ahora él pudiese ayudarme con la paja, fueron largos gemidos y gotas de sudor que brotaron de nuestros cuerpos los que nos hizo darnos cuenta de un gracioso detalle.

  • ... ¿Para qué coño nos bañamos si íbamos a volver a hacer esto? – preguntó a la nada.

  • Eso no importa ahora...

  • No, claro que no.

Obviamente hacerme la paja con él no era todo lo que deseaba hacer, en un par de movimientos calmados se lo hice saber, colocando mi rostro cerca de su glande y con la mirada perversa me lo fui metiendo en la boca.

  • ¡Dios!... ¡Drew, no tienes límites!

  • No es todo lo que quiero que hagamos – dije separándome un poco.

Y fue entonces que me situé invirtiendo mi cuerpo para que él tuviese mi verga cerca de su cara, él finalmente había entendido que un delicioso 69 era una de mis grandes fantasías, que ambos nos tragáramos el pene del otro hasta hacernos acabar fue mi pensamiento nocturno más caliente en mi juventud.

Los dos nos hacíamos una mamada tranquila, disfrutando de tener esa parte tan intima en el interior, yo estaba degustando el sabor que emanaba mi amigo después de ir chupando y acariciando su verga, Richard en poco tiempo había aprendido a hacer una mamada aceptable, había notado como le gustaba centrarse en la punta sin metérselo completamente en la boca y jugaba con mis bolas de vez en cuando. En cambio a mí, me gustaba ver hasta dónde podía llegar, clavándome toda su extensión dentro de mi boca hasta que mi nariz tocara sus bolas y luego sacarla lentamente notando como quedaba cubierta de mí saliva.

  • Mmm... Drew, creo que ya voy a acabar.

  • ¿Sí?... ¿Tan pronto?

  • Con esa boca que tienes, haces acabar a cualquiera.

  • Jajaja... Idiota.

  • Ven, que no quiero acabar así.

  • ¿Entonces...?

No me dejó terminar mi pregunta, haciendo uso de su fuerza manejó mi cuerpo hasta quedar debajo de él y levantando mi cadera de tal forma que mí culo fue entregado de nuevo a él. Richard como el macho que era, me abrió el culo con sus dos manos escupiendo directamente en mi ano y dejó ir su verga en mi interior en una sentada haciéndome gritar.

  • ¡Maldito seas!... ¡Avisa cuando vayas a hacer eso!

  • Mmm... Drew, no te hagas... Ya lo veías venir.

  • Ya me vengaré... – susurré cerrando los ojos.

Mi amigo se mantuvo quieto un par de segundos, suspirando, tratando de no acabar tan pronto, después se movió para poder abrazarme acercando su rostro a mi oído y cuando me habló, lo hizo de una manera muy sensual mordiendo mí lóbulo.

  • ...Tenías razón Drew, esta noche es nuestra y hay que aprovecharla – expresó comenzando a moverse.

  • Así... ¡¡SÍ!!... ¡Por fin entiendes! – gemía con cada estocada que me daba.

  • ¡Vamos a armarla en grande!

  • ... ¡Richard!

  • ¡Drew!

  • ¡¡RICHARD!!

  • ¡¡DREW!!

Y fue así que después de esos gemidos tan excitantes mi amigo me volvió a terminar en el culo... Mientras su verga expulsaba su leche en mi interior, a él le había dado un gran arranque de hombría dándome unas fuertes nalgadas que seguramente me dejaría su mano marcada, pero yo las resistí con orgullo. Cuando sacó su verga, nos levantamos tranquilamente de la cama para poder besarnos, ya a él se le había pasado ese arranque de machismo, pero ahora fue mi turno para que mi lado sádico se activase... Yo aún no estaba cerca del orgasmo y él ya veía venir lo que iba a hacerle. Así que obligué a mi amigo a colocarse en cuatro en la cama, le escupí el culo un par de veces viendo como su entrada estaba algo irritada por la cogida que le había dado en el baño, así que volví a hundir mi cara en su culo para poder prepararlo rápidamente.

  • Métemelo ya, Drew... Sabes que quieres vengarte.

Yo no dije nada y le hice caso metiéndole la verga hasta las bolas. El grito que dio mi amigo seguramente pudo escucharlo la recepcionista, pero yo estaba feliz de darle rienda suelta a mis deseos sexuales, fueron fuertes cogidas llenas de sonoras nalgadas y viendo como el cuerpo sumiso de Richard, se mantenía firme recibiendo mi verga. Después de unos minutos, vi como su mano se dirigía a su verga, notando como aún la tenía dura y el aguante que seguía teniendo después de acabar tres veces en tan poco tiempo.

Su paja iba tan rápido como la cogida que le estaba dando, pero en esa carrera, fui yo quien terminó primero llenándolo con mi leche y chillidos de placer. No dejé escapar la oportunidad de cumplir otra de mis fantasías esa noche, con la energía que me quedaba lo volteé para poder comerle la verga con ganas, él sonreía viendo como volvía a mamar su verga hasta que no pudo aguantar mucho más, terminó en mi boca y finalmente pude probar su deliciosa leche.

  • Ya... Ya... ¡YA, DREW! – gritó separándome de mi manjar –... Creo que ya estoy satisfecho.

  • Jajaja... Sí, yo también – dije lamiéndome los labios.

  • ¿A qué te sabe?

  • Algo fuerte, pero no probé tanto como quería...

Yo me acerqué de nuevo a su entrepierna, pero él me detuvo con fuerza.

  • No, Drew... En serio, la tengo demasiado sensible... No puedo más.

  • Ok, ok... Ya entendí.

Lo habíamos logrado, habíamos tenido una sesión de sexo increíble, nuestra noche juntos, rompiendo las reglas, cumpliendo fantasías y deseos juveniles... Creí que después de haber acabado él se colocaría su ropa y se iría a dormir al sofá, pero fue todo lo contrario obligándome a dormir junto a él y me abrazo por la espalda dándome unos cuantos besos de cariño, al mismo tiempo que yo le correspondía con unas suaves caricias en sus brazos y piernas. Creo recordar haber conversado algo, pero mi mente estaba muy nublada después de tal desenfreno sexual y nos quedamos dormidos después de eso...

Dormimos plácidamente hasta que el sonido del teléfono de la habitación nos despertó, era uno de los recepcionistas indicándonos que en una hora debíamos desalojar la habitación, yo suspiré cansado mientras colgaba el teléfono, cuando me di la vuelta mi amigo estaba despierto, sin mirarme manteniendo la vista fija al techo, yo le avisé lo que ocurría y la respuesta que me dio fue un asentimiento con la cabeza.

Yo me acosté a su lado nuevamente apoyando mi cabeza en su pecho, repartiendo unos cuantos besos en sus pectorales, pero él me apartó lentamente mirándome a los ojos, creí que querría un beso como saludo así que me acerqué cerrando mis ojos, pero él colocó sus manos en mis hombros sacudiéndome y regresándome a la realidad.

  • Ya acabó la noche, Andrew – dijo tranquilamente con una sonrisa.

  • Pero... Aún seguimos dentro de la habitación, Richard – contesté a modo de juego.

  • Jajajaja... Eres insaciable.

  • Tú me provocas eso.

  • No, lo siento... Te dije que ocurría solo una vez – expresó sentándose en la cama y haciendo una extraña expresión en su rostro –... Coño, me duele el culo.

  • Jajaja... A mí también me duele, fuiste una bestia anoche.

  • Sí, sí, sí, tú también, Drew... Vamos a arreglarnos para ir a casa.

  • Pero... ¿Ni siquiera un mañanero? – le pedí con una sonrisa.

  • Claro que no.

Cuando apartó la sábana de su cuerpo vi como su expresión se llenaba de vergüenza y yo entendí el porqué. Su verga estaba erecta de nuevo.

- Vaya, vaya, vaya – canturreé con suficiencia –... Mira quién está despierto.

  • En serio, tú me diste viagra anoche – dijo tapándose los ojos con una sonrisa.

  • Claro que no, te lo dije, esa erección que tienes... Es por mí.

Fue entonces que aparté las sábanas dejándolas en el piso y me coloqué entre sus piernas para ver lo duro que estaba. Él seguía con la cara tapada, pero no vi ningún tipo de resistencia por su parte, así que comencé pajeándolo con fuerza y acerqué mi boca a su verga para humedecerla e hiciera más placentera mi labor.

  • Drew... Por favor...

  • Ya, Richard – le reprendí.

No quería que se comportara como un idiota, deseaba que se comportara como un hombre, que estuviese feliz de que alguien le mamara la verga en la mañana haciéndolo sentir tanto placer y allí estaba yo. Tragándome todo su falo hasta las bolas, atragantándome y separándome para respirar viendo como dejaba toda su entrepierna llena de mis babas.

Después de un rato, él entendió que no iba a desistir hasta hacerlo acabar, así que separó las manos de su cara para colocarlas en mi cabeza indicándome un ritmo intenso e incluso más de lo que yo podía hacer por mi cuenta.

Mi amigo violaba mi boca moviendo sus caderas, haciendo un encuentro salvaje con mi cabeza que sostenía con fuerza.

  • Ya casi... Ya casi... – gemía el apretando los dientes.

Y en pocos segundos, Richard me recompensó con lo que había estado esperando, la leche que había acumulado en sus güevos desde anoche estaba entrando en mi boca inundándola completamente. Con cada chorro que caía en mi boca y en mis labios, él jalaba mi cabello para que pudiese verlo a la cara mientras me llamaba con sus intensos gemidos.

  • Cuanta leche... – gemí lamiéndome los labios y besando su glande.

  • Para ti... Ufff... Toda para ti – exclamó con una sonrisa acostándose de nuevo.

Yo me deleité un poco limpiando el desastre que había hecho y saboreando el producto recién ordeñado de mi mejor amigo. Estaba completamente feliz y se lo hice saber llegando hasta él para poder besarlo, Richard estuvo un poco inseguro viéndome la cara llena de leche, pero al final negó con la cabeza y nos dimos un beso salvaje compartiendo su esencia.

En ese momento sonó el teléfono de nuevo, insistiendo que nos quedaba media hora en la habitación así que finalmente algo decepcionados comenzamos a vestirnos. Veía a mi amigo colocarse sus pantalones y sus zapatos, después abotonar su camisa, todo como si fuese una lenta danza por toda la habitación, mientras tanto yo me vestía con muchos sentimientos encontrados pasando por mi mente, lo que habíamos hablado, lo que habíamos hecho anoche y lo que significaba él para mí...

  • Escucha... Yo... – comencé a decir en voz baja.

  • ¿Ya estás listo?... Vamos, quiero ir a desayunar unas cuantas empanadas.

  • Sí... Ya estoy listo – dije viendo alrededor de la desordenada habitación.

  • ¿Qué desastre, no?... Menos mal no tenemos que limpiar nada.

  • No...

  • ¿Estás bien?

Pero, no contesté... Él al no ver respuesta por mi parte negó con la cabeza y caminó en dirección a la puerta y verlo alejarse de mí hizo que mi corazón se acelerara bastante...

Una parte de mí quería tenerlo cerca, abrazarlo, que me diese de su afecto en todo momento, quería que estuviésemos juntos para siempre... Y la otra parte, la parte que había disfrutado de su cuerpo anoche se negaba a pensar que no podría hacerlo nunca más, que había sido una sola vez en la vida y jamás tendría ese privilegio de nuevo.

Así que con paso decidido lo arrinconé en la pared para besarlo, él se dejó besar un momento, pero luego me empujó contra la pared para detenerme, iba a decir algo, su cara seria lo demostraba, yo lo miré unos segundos, pero al final fue él quien me besó.

Yo pasé mis manos por todo su cuerpo, detallando, grabándolo en mi mente sus fuertes brazos, su duro torso, su definido abdomen, sus resistentes piernas y su enorme verga... Me di cuenta que mi amigo era un “Dios del Sexo” para poder seguir excitándose después de tan agitada noche, o simplemente mis palabras habían hecho eco en él y yo le provocaba esas sensaciones aunque él no quisiera... De todas maneras, yo tomé sus manos y le obligué a tocarme para que viera lo que tenía frente a él y lo que me causaba en ese momento.

  • ... La sigo teniendo dura, Richard.

  • Y yo igual, pero creo que me he quedado sin leche para ti – dijo besando mi cuello.

  • Jajaja... No, aún deben quedar algunas gotas.

Lo siguiente que hice fue voltearme y bajarme el pantalón hasta las rodillas entregándole mi culo. Él se puso bruto gruñendo un poco, se bajó el pantalón, luego se escupió en una mano para poder lubricarla un poco y me metió la verga en una sentada. La cogida fue rápida y concisa, pero muy pasional con sus fuertes estocadas, mientras gemía mi nombre y besaba cada parte de mi cuerpo que podía... Fue cuando con unas fuertes clavadas me volvió a terminar adentro.

  • Ya, Drew... Ahora sí estoy seco.

  • Falto yo, mi amigo...

Al voltearme, yo aún tenía la verga dura, él al verme y sin darle ninguna orden se arrodilló para poder mamármela, mis manos fueron a su cabeza para poder cogérmelo por la boca, hasta que dejé que mi leche se esparciera dentro de él...

  • ¡¡Richard!!... ¡Soy tan feliz!

  • ... Te amo – dijo limpiándose la boca llena de mi leche.

  • Lo sé...

Él se levantó y me dio un suave beso en la boca para luego mirarme directamente a los ojos.

  • No, no lo entiendes... Yo te amo, eres la puta persona que más quiero en este mundo después de que mi madre me dejara.

  • ... Richard – dije quedando asombrado de sus palabras.

  • Te amo...

  • Yo también, te amo... En serio lo hago, lamento no decírtelo siempre... Pero, también te amo.

  • ¡Genial!... No digo que quiera iniciar una relación romántica contigo, porque eso seguro va a terminar muy mal – dijo de manera seria y yo puse un semblante triste –... ¡Hey!... Lo que quiero decir... Es que quiero ser tu hermano para toda la vida.

  • Ya... Ya lo entiendo – dije sonriendo sin mirarlo.

  • ¿Seguro, Andrew? – preguntó buscando mi mirada.

  • Sí, tranquilo – dije abrazándolo –... Lo seremos, quiero estar junto a ti pase lo que pase. Así estemos lejos, siempre seremos hermanos. Seremos tú y yo.

  • Gracias, Drew... – dijo besándome.

  • ... Richard.

Tuvimos que separarnos finalmente, porque el servicio del hotel estaba tocando la puerta con insistencia, él cambió su semblante mientras volvía a subirse los pantalones y yo hice exactamente lo mismo.

  • Una última cosa... “Esto” – dijo señalándonos –... JAMÁS volverá a pasar.

  • Lo sé... Tú dijiste que sería una única vez.

  • ... Y es una promesa.

Fue entonces que los dos conectamos nuestras miradas de manera cómplice y luego salimos de la habitación del hotel...

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NDA: A PARTIR DE ESTE PUNTO COMIENZAN LOS ACONTECIMIENTOS DE “ACTUALIDAD”.

Conexiones forma parte de la saga de Anécdotas y sus derivados por Andrew Brown. Tiene Licencia Internacional bajoCreative Commons que abarca, Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)