(6) susy.

Susy convierte en un macho a Quique y tiene su primera relación lésbica con una de las sirvientas.

(6) SUSY.

A Quique ya lo traía bien amaestrado, lo había convertido en un macho alfa, ya era un excelente cogedor y yo en esos momentos me sentía insaciable, siempre necesitada de verga, cogíamos todos los días y siempre quería más, mientras me ensartaba, a mí se me trababan los ojos, fantaseábamos con hacer cosas diferentes, en una ocasión, me dijo:

QUIQUE: ¿Sabes? Me gustaría que hagamos un trío con una chica.

SUSY: Una cosa son las fantasías y otra llevarlas a cabo.

QUIQUE: ¿No te gustaría?

SUSY: Para serte sincera, sí… una vez vi en el colegio a dos compañeritas bañarse juntas, vi cómo se metían mano y se chupaban las conchas… verlas me calentó y siempre he tenido la curiosidad…

QUIQUE: Me gustaría verte mamando una panocha, que hagan la tijerita, cogérmelas por el culo…

SUSY: No sé si me atreva… te has vuelto un perverso.

QUIQUE: Tú me has vuelto así y te lo agradezco, antes ninguna mujer me volteaba a ver, pero desde que sé que te puedo complacer, mi autoestima la recuperé y ahora todas las mujeres de mi oficina me saludan con una sonrisa y me ven con ganas.

SUSY: Claro, antes te vestías como viejito, pero desde que te quité la corbata y te enseñé a vestir, ahora luces como todo un papacito.

QUIQUE: ¿Tú crees que alguna chica de la oficina estaría dispuesta a hacer un trío con nosotros?

SUSY: Hum… no sé… pero para que ir tan lejos…

QUIQUE: ¿Qué quieres decir?

SUSY: Carlota…

QUIQUE: Pero si es una niña y además es del servicio.

SUSY: ¿Te vas a poner delicado para hacer un trío? ¿Qué quieres? ¿A Scarlett Johansson?

QUIQUE: No, pero… a alguien de mayor categoría.

SUSY: Búscala entonces, yo me conformo con Carlota.

QUIQUE: ¿Tú crees que ella aceptaría?

SUSY: No sé, pero aquella noche que la llamaste para que trapeara tus meados, yo salí desnuda del baño y se me quedó viendo de una manera…

QUIQUE: Bueno, has la prueba y yo veré si encuentro algo más elegante en la oficina.

SUSY: Ok. Pero con una condición.

QUIQUE: ¿Cuál?

SUSY: Que luego hagamos un trío con otro chico… ¿Por qué te quedas callado?

QUIQUE: No sé… creo que me darían celos.

SUSY: ¿Te estás enamorando de mí?

QUIQUE: No lo puedo evitar… aún no puedo creer que una niña casi virginal me haya convertido en el macho que soy ahora… tú me enseñaste placeres inigualables.

SUSY: ¿Te gusta que te meta el dedo en el culo?

QUIQUE: Me da un poco de vergüenza… pero sí… también me gustaría…

SUSY: Dímelo y yo te cuento mis fantasías.

QUIQUE: Es que es muy fuerte…

SUSY: Cuéntame, no importa que tan fuerte sea, yo también estoy aprendiendo contigo… vamos, dime…

QUIQUE: Pues… me gustaría orinarte…

SUSY: …No sé… a mí me dio mucho morbo meter mi mano en medio de tu chorro… ¿Me dejarías que yo te orinara?

QUIQUE: Eso es justamente lo que quería pedirte, pero no me atrevía.

SUSY: Ok, lo podemos intentar a la noche… ¿Qué más?

QUIQUE: Yo con eso me conformo… ah y verte con otra chica… ¿Y tú?

SUSY: Pues no sé… ya me cogiste por todos lados… ¿Qué más se puede desear…?

QUIQUE: ¿De verdad quieres un trío con otro chico?

SUSY: Pero no quiero que te mueras de celos… ¿Me regalarías ese placer?

QUIQUE: No sé… tengo un amigo que es como mi hermano, se llama Julio y viene el otro mes a visitarnos… creo que sería el único con quien te compartiría.

SUSY: Y ¿Por qué precisamente con él?

QUIQUE: …esto nunca se lo he contado a nadie… es muy fuerte… resulta que cuando éramos adolecentes… me da pena…

SUSY: No me vas a dejar así, con lo curiosa que soy…

QUIQUE: Bueno… pues una noche que estábamos haciendo deberes en su cuarto… yo, sin querer, derramé mi bebida en su pantalón… me dijo que tenía que limpiarlo… se lo quitó y se quedó en calzoncillo, también estaba mojado, me dio una toalla y me pidió que lo secara… a mí me dio pena… pero… lo hice… de tanta sobadera se le paró la verga… él, sin decirme nada… se bajó el calzoncillo y…

SUSY: …se la mamaste…

QUIQUE: Pero las cosas no quedaron ahí… te juro que no sé por qué lo hice… él me desnudó y me violó…

SUSY: Eso explica tu carácter tan retraído…

QUIQUE: Quizá por eso… cuando me metiste el dedo en el culo… pensé en él… Julio creyó que me había violado… pero me encantó… nunca hablamos del tema, seguimos siendo amigos hasta que nos graduamos de la Universidad, Julio se convirtió en un mujeriego y yo me volví ermitaño… hasta que apareciste tu…

SUSY: ¿Tú quieres que hagamos un trío para que Julio te vuelva a coger?

QUIQUE: Si… pero seguramente él no va a querer… por macho, digo…

SUSY: No sé por qué, pero me excita pensar en verte penetrado por otro hombre… ¿Te sientes gay?

QUIQUE: Más bien bi, contigo encontré el placer de estar con una mujer… no sabes cuan agradecido me siento contigo… no sé si sea amor, agradecimiento o qué… pero me devolviste a la vida, Susy.

SUSY: Pues me alegro haber hecho algo por ti, tú has sido tan generoso conmigo que estoy dispuesta a complacerte en todo lo que me pidas… solo una cosa… dejemos al amor fuera… eso siempre complica las cosas.

QUIQUE: Ok… nos vemos a la noche.

Estaba en el tormento, sabía que estar con Bob era la causa de mi angustia, pero su ausencia me provocaba ataques de pánico. ¿Qué hacer? Estar entre sus brazos era mi mayor anhelo y justamente eso me causaba un inmenso dolor ¿Qué sería de Susy?

Ya había pasado otro mes desde la última vez que estuve en la cama con Bob, me picaba la panochita por volver a sentir su deliciosa verga, pero mi consciencia me atormentaba, sabía que debía dejarlo y recuperar a mi hija, pero no podía. Bob llegaba todas las noches a cenar conmigo, hoy, tendría que hacerlo, ¡Hoy! debía terminar con él. Bob llegó, con semblante severo, me saludó muy frío; no me importó su indiferencia, le dije que quería hablar con él… no me contestó, le pregunté que qué le pasaba y sin anestesia me dijo:

BOB: Tengo novia.

Yo me dejé caer sobre el sillón bañada en llanto.

YO: Pero ¿Por qué? ¿He sido un juguete para ti todo este tiempo?

BOB: Perdóname, Yara, pero soy hombre, tengo necesidades y tú…

YO: ¿Eso soy para ti? ¿Una vagina?

Y me lancé sobre él dándole de bofetadas, él no se defendía, estaba tan colérica que le arañé la cara y unos hilitos de sangre caían sobre sus mejías, le pedí perdón y en un impulso lo besé, él me devolvió el beso y se prendió de mi culo, yo le agarré la verga, me hinqué y se la mamé con rabia, Bob me agarró de la cabeza y me hundió su talega con tanta furia que la sentía golpeando mi campanilla, me obligó a tragármela completa, en medio de mis lágrimas y mis ahogos me bañó el esófago de semen, yo casi vomito, pero no me dio tiempo, me desnudó en un instante.

Me aventó al sofá y se desnudó él solo, ¡QUE VERGA, POR DIOS! De lo que es capaz una mujer por disfrutar de una buena verga… no se le había bajado ni un centímetro, me abrió las piernas con violencia y me la enterró de un solo puyón, yo sentía que me desgarraba por dentro, aún no estaba suficientemente lubricada, lo tomé del pelo y le mordí la boca, él se soltó y me dio una fuerte bofetada, me quedé sin aire de la impresión, yo se la devolví y le arañaba la espalda, el subió mis piernas a sus hombros y me agarró a nalgadas, tan fuertes que me quedó todo el culo rojo, yo le agarré sus tetillas y se las destripé, él me jaló del pelo con fuerza que casi pierdo la noción, le mordí la lengua y cuando logró zafarse de mi boca hambrienta de sangre, me volvió a abofetear… en medio de los golpes e insultos nos venimos como dos fieras al acecho.

Cuando recobramos la calma, fui por un botiquín y le curé las heridas provocadas por mis filosas uñas, luego él me curó la boca, me había reventado el labio inferior de una bofetada, todo lo hicimos en silencio y desnudos, hasta que no aguanté más y me eché a llorar entre sus brazos, por increíble que parezca, él también lloró. Nos pedimos perdón por tanta violencia, no se lo dije, pero nunca en mi vida había sentido un orgasmo tan fuerte y prolongado, ¿Será que la violencia acelera el placer?

Me preguntó de qué quería hablarle, y se lo dije, que terminábamos y que era lo mejor para todos, máxime que ahora ya tenía novia, Bob me dijo que lo había hecho como una medida desesperada, que él necesitaba sexo y yo no se lo daba, le di la razón, me incliné sobre sus piernas y volví a llorar, entre sollozos y la cara mojada de mis lágrimas me metí su verga a la boca, él me tocaba las nalgas, yo lloraba, moqueaba y mamaba al mismo tiempo, total sería la última vez que iba a probar esa prodigiosa verga, Bob me dijo que lo que más ansiaba era volver a cogerme por el culo, yo, sumisa, me di vuelta y le ofrecí las nalgas, Bob, presuroso, me chupo el culo, que sensación más deliciosa, sabía lo que vendría, un dolor inmenso, pero no podía negarle ese último placer.

Me punteó el culo con su verga, yo me abrí bien las nalgas para facilitar su tarea, me escupió el culo y poco a poco me fue enterrando su gruesa verga, yo gritaba del dolor y como que eso lo encendía más, porque me la fue metiendo toda hasta que sentí sus pelos en mis nalgas, ahí empezó un furioso mete saca que me sacaba el aire, sentía que me quemaba por dentro, además que tenía la sensación que de un momento a otro me iba a cagar, me agarró del pelo y me nalgueaba al mismo tiempo que me cogía, yo no sabía que podía tener un orgasmo por el culo, yo misma le pedí que me abofeteara, que me golpeara y como en un huracán de golpes, me vine como la más degenerada de las putas, al instante sentí que se vació en mi culo, se quedó un rato encima de mí y cuando su verga empezó a perder potencia, se salió ¡Qué asco! La tenía toda manchada de mierda, él se limpió con su bóxer y me dijo que tenía el culo lleno de sangre, nos fuimos a la ducha y nos aseamos y luego me echó una pomada cicatrizante.

Al vernos en el espejo, tal parecía que veníamos de la guerra, él tenía la espalda toda arañada, la lengua partida y una herida en sus tetillas, yo tenía el culo rojo, un labio hinchado y caminaba como pato. Nos vestimos y quedamos largo tiempo en silencio:

YO: Bueno… hasta aquí llegó nuestra historia.

BOB: Yo no te quiero dejar.

YO: ¿Qué? ¿Quieres que sea tu puta, teniendo novia?

BOB: No es eso, si me pones a elegir, siempre te elegiría a ti, pero tú no quieres.

YO: No es cierto, si quiero, pero no puedo.

BOB: Se me está ocurriendo una idea para que recuperes a Susy… yo le paso a mi novia por las narices, tú la llamas y así vuelve a tu casa… ¿No te gustó mi idea?

YO: No es eso, me gusta mucho y creo que puede funcionar… lo que no voy a poder soportar es ya no verte.

BOB: Pues no termines conmigo, sigámonos viendo.

YO: No puedo, si ni siquiera conozco a tu novia y ya estoy muerta de celos. De solo imaginarte encima de ella…

BOB: Tú me hiciste lo mismo con Quique, quería matarlos.

YO: No es lo mismo, tú salías con mi hija, eso era tormentoso, por lo menos a esa fulana no la conozco.

BOB: Los celos nunca llevan a nada bueno.

YO: ¿Tú aceptaría que yo salga con otro hombre y contigo al mismo tiempo?

BOB: No sé… creo que no… no… creo que sí… con tal de no perderte me tragaría los celos.

YO: Yo no creo poder… soy demasiado posesiva… pero al mismo tiempo hoy me entregué a ti sin ningún tipo de barreras.

BOB: Ya ves, si pudiste hoy, puedes otros días, volvamos a vernos en el hotel al medio día, por favor, Yara, no podemos vivir el uno sin el otro,

YO: No sé… déjame pensarlo…

BOB: Te espero mañana en el hotel, si no llegas sabré tu respuesta.

Llegué más temprano a casa que de costumbre, entré a mi cuarto y me desnudé, entonces llamé a Carlota:

CARLOTA: ¿Si, señori… ta? Dijo al verme desnuda.

SUSY: Necesito pedirte un gran favor, pero no le puedes decir a nadie.

CARLOTA: Lo que ordene la señorita.

SUSY: Quiero que me ayudes a depilar mi vagina.

CARLOTA: Ay, seño, yo nunca he hecho eso.

SUSY: Está bien, llama a cualquiera de las muchachas del servicio, se lo pediré a alguna de ellas.

CARLOTA: Pero no se enoje conmigo, seño… por favor no le vaya a decir nada al patrón, mire que necesito el trabajo… dígame algo seño… por favor…

SUSY: Tú te depilas la vagina.

CARLOTA: Ay, como cree seño, eso en mi pueblo no se acostumbra.

SUSY: ¿Eres virgen?

CARLOTA: …no seño, eso tampoco se acostumbra en mi pueblo, todas perdemos la virginidad muy temprano.

SUSY: ¿Tienes hermanas?

CARLOTA: Ocho.

SUSY: Entonces estás acostumbrada a ver mujeres desnudas.

CARLOTA: Sí, seño, nos bañamos todas juntas en el patio de mi casa, a puro manguerazo.

SUSY: ¿Entonces cuál es tu problema? Si estás acostumbrada a ver a tus hermanas desnudas, piensa que soy una de ellas y depílame la vagina.

CARLOTA: Es que no es lo mismo… usted es tan finita… es mi patrona…

SUSY: Con mayor razón, ven vamos al baño.

La pobre Carlota no tuvo más remedio que seguirme, le pedí que me llevara una silla plástica, abrí la regadera con agua tibia y me senté en la silla, le di la rasuradora y me abrí de piernas, Carlota me dijo que no podía hacerlo ahí porque se iba a mojar toda la ropa, le dije que se desnudara, al principio no quería, pero fue tanta mi insistencia que por fin se desnudó, parecía una niña, sus tetas infinitamente pequeñas, con una cinturita diminuta, sus nalguitas morenas bien paraditas y su pubis lleno de pelos, le pregunté qué cuántos años tenía y me dijo que acababa de cumplir los 18, pero que siempre aparentó menos edad.

Yo casi no tenía bello, acostumbraba a depilarme sola, pero había logrado mi primer paso del plan, la tenía desnuda e hincada entre mis piernas, la pobre le temblaban las manos viendo mi abertura rosada, yo me enjaboné la cuca y le dije que me depilara con mucho cuidado, yo estaba tensa, temía que me cortara, y para tranquilizarla le dije si alguna vez había estado con otra mujer, ella me contestaba concentrada en mi cuca, me dijo que cuando iba a la escuela una compañerita se bajó el calzón y le enseñó su pusita y que luego ella hizo lo mismo, le pregunté que si eso había sido todo y me dijo que no, que la compañerita le había lamido su sexo y que luego ella se lo hizo pero no le gustó porque le olía mal.

Como ya había terminado le pedí que me quitara el jabón, ella temblorosa, acurrucó las manos y tomando agua de la regadera, me esparció sus dedos en la cuca para quitarme el jabón, yo pegué un brinquito y ella me dijo si me había lastimado, yo le dije que no, qué todo lo contrario, que me había gustado, que mi cuquita no olía mal, que me gustaría que me la chupara, ella se quedó un momento pensativa, me abrió más las piernas y me la chupó, que rico es sentir la lengua de otra mujer en mis labios, me metió la lengua en u, luego se prendió de mi clítoris y acabé en su trompuda boca.

Le dije que me había encantado, ella solo bajó la vista y sonrió, yo le dije que me gustaría devolverle el favor, pero que antes tenía que depilarla porque a mí los pelos me daban asco, ella no dijo nada, solo me ayudó a levantarme para sentarse ella, le abrí las piernas, le enjaboné muy bien su cuca de niña y empecé a depilarla, ella tenía las manos empuñadas, le dije que se relajara porque si no, la podía cortar, le pregunté si tenía marido y me dijo que no, que solo novio, pero que ya se acostaba con él, le pregunté si le gustaba y me dijo que más o menos, porque la tenía muy chiquita. Cuando terminé de depilarla, la puse de pie y la enjaboné toda, cuando le metí las manos entre sus nalgas emitió un leve gemido, con la otra mano le acariciaba su cuquita limpia, luego me hinqué y por primera vez en mi vida, le mamé la cuca a otra mujer, ella se agarró de la silla hasta que se vino en mi boca, no sé qué me gustó más, si su venida o la forma tan tierna en que me mamó, ni Bob, ni Quique, me habían hecho sentir tan rico como ella, lo hizo con ternura, con paciencia, fue delicioso y le dije que eso había que repetirlo, ella se quedó callada y le pregunté si le había gustado, me dijo que sí, que yo era una señorita muy linda y que estaba para servirme. Mi segundo paso estaba dado, ahora solo faltaba hacer el trío.

Cuando Bob se fue, empecé a ordenar todo el tiradero que dejamos, la señora que venía a hacer la limpieza se podía dar cuenta del desastre que dejamos, recogí toda mi ropa y encontré su bóxer, oliendo a mierda, metí todo a la lavadora, en fin, por lo menos me quedaba un pequeño trofeo, su bóxer, me dormiría con ellos en mi nariz. Esa noche me bañé a conciencia, sentía que tenía una llamarada en el culo, no entiendo cómo puede haber mujeres que les fascine el sexo anal.

Quería masturbarme, pero estaba muy sensible, así que encendí la televisión y ¡Oh, sorpresa! En el canal FOX, estaban dando la temporada siguiente de Outlander… eso me llevó a los recuerdo del aeropuerto, cuando lo conocí, nuestro primer beso, nuestra única (según yo), noche de pasión en Buenos Aires, cuando lo dejé plantado, cuando mi hija me lo presentó como su novio… y todas las deliciosas cogidas que me había dado, pero esta última fue monumental… ¿Seré masoquista?... Me encantó que me jalara del pelo, que me nalgueara con rabia, y hasta que me abofeteara, nunca en mi vida había tenido un orgasmo tan doloroso y delicioso por el culo.

Sin pensarlo dos veces, lleve mis manos a mi cuquita adolorida, me metí dos deditos y con la otra mano frotaba mi clítoris… recordé esta última cogida paso por paso, como si fuera una película en cámara lenta, metía y sacaba mis dedos, me estimulaba el clítoris con mis dedos medio y anular y la imagen de tener su verga en mi boca hizo que explotara en un rico orgasmo, fue tan fuerte que al momento de sentirlo fruncí el culo y el dolor me devolvió a la realidad.

Con los ojos cerrados pensaba en nuestra cita, por supuesto que ya había tomado la decisión de no ir, pero me daba pena imaginarlo plantado por segunda vez. Mi cuerpo me exigía verlo, pero la razón me decía que no. Dormí muy mal, de ladito, porque no podía acomodar las nalgas en la cama. Al día siguiente amanecí tensa y muy nerviosa ¿Por qué? Mi decisión estaba tomada, solo me tomé un jugo de naranja y salí para la oficina, como cosa rara, mi secretaria Daisy, no había llegado.

Pasé toda la mañana viendo el reloj, en eso se aparece Daisy diciéndome que había amanecido enferma y tuvo que ir al doctor, que me había puesto un WhatsApp avisándome; era cierto, pero como yo solo tenía ojos para el número de Bob, no me di cuenta. Se acercaba la hora de “la cita”, llegó la hora y yo me quedé temblando en mi silla ejecutiva, en eso me entra un mensaje de Bob con una carita triste, agarré mi bolsa y salí corriendo para el hotel, al tocar la puerta, Bob salió a abrir, desnudo, pero lo impactante fue…:

YO: ¡¡¿QUIÉN ES ELLA?!!

CONTINUARÁ… si ustedes quieren.