(6) ¡soy enfermera, no puta!

Mi marido me deja una nota: RENUNCIA O NO VUELVAS NUNCA MÁS... encontré una colección de DVDs muy cachonda...

(6) ¡SOY ENFERMERA, NO PUTA!

A la mañana siguiente mi marido salió sin despedirse, yo me sentía la peor de las mujeres, la más sucia e infiel que haya existido, tenía los ojos rojos de tanto llanto y desvelo, ni siquiera desayuné, me bañé y me preparé a enfrentar otro día de mi atormentada vida, antes de salir descubrí una notita sobre la mesa del comedor que decía: -RENUNCIA O NO VUELVAS NUNCA MÁS- ¿Qué era esto? ¿Qué voy a hacer?... pasé al banco a depositar mi ahorros, no quería que mi esposo se diera cuenta que tenía dinero que no podía justificar ¿Por qué me mentía a mí misma? No eran ahorros, eran producto de mi vida libertina, eran producto que ganaba con el sudor de mi cuerpo, eso solo tenía un nombre: ¡PUTA!

¿Cómo era posible que en menos de una semana mi vida se me cayera en pedazos? Tenía que tomar una decisión si quería retomar mi existencia, así que caminé presurosa hacia la puerta de mi trabajo dispuesta a renunciar, me abrió doña Laura, estaba elegantísima, le dije que le quería hablar, me dijo que salía de prisa porque ella y su marido tenían cita en el juzgado, que pasara adelante y que en unas horas volvería don Rolo, no me dio tiempo ni a reaccionar, antes de salir me dijo, sobre mi cama te dejé un regalito, me dio una nalgada y se fue ¿Qué había sido eso?

Yo nunca había subido al segundo nivel, así que corrí para abrir mi regalito, al entrar pude ver una habitación enorme, el doble que la de don Rolo, preciosa, efectivamente estaba sobre su cama el regalito, lo abrí y era un traje de baño de marca, eso sí, pequeñísimo, eso no me iba a tapar nada, me desnudé y me lo probé, al verme al espejo el triangulito apenas tapaba mi vagina, la parte superior eran dos tiritas como el brasier que ella usó ayer, me di la vuelta y parecía que estuviera desnuda, el hilito se metía entre mis nalgas ocultándose, yo jamás me pondría eso delante de la gente, aunque debo reconocer que me encantó pero era muy atrevido para mis gustos, lo guardé dentro de mi maletita y me puse mi uniforme.

Curioseando encontré una gaveta que tenía la lencería más hermosa y sexy que yo había visto en mi vida, la gaveta de la par no la pude abrir, había un joyerito sobre la marquesa que tenía unas joyas divinas, seguramente valían una fortuna, al vaciar el joyerito divisé una llave, la probé en la gaveta y abrió, había una colección de DVDs, todos con fecha, tomé el más antiguo y lo puse en el DVD, me senté y puse play ¡¿Qué era eso?!

Don Rolo se veía guapísimo, ha de haber sido de como diez años atrás, entonces apareció doña Laura con un vestido de noche elegantísimo, estaban en esta misma habitación, la cámara debió de estar puesta sobre este mueble porque se veía toda la cama, Don Rolo entró al baño mientras doña Laura se desnudaba, ¡Que cuerpo, Dios mío! Parecía una modelo, una reina de belleza, una amazona hermosa, se quedó solo en tanga y pude admirar esas nalgas que ya había tenido entre mis manos, luego salió don Rolo y entró ella al baño, él venía solo en bóxer negro, se le dibujaba su tremenda erección, movió la cámara acercando más la imagen a la cama, puso música y se acostó al instante salió doña Laura y se quitó la tanga sin ningún pudor, se la aventó a la cara y él la olió disfrutando los aromas de la vagina de su mujer.

Ella gateó sobre la cama, era imposible dejar de ver esas nalgas que se abrían a cada gateada mostrando su húmedo chochito, le quitó el bóxer y le mamó la verga, podía ver de cerca como su lengua envolvía aquel trozo de carne bien parado, le lamió las bolas con mucho disfrute, lástima que la música no me dejaba oír los gemidos que proferían, don Rolo le tomaba la cabeza como guiándola a la velocidad y profundidad que quería que lo mamara, ella se la tragaba completa y se la dejaba hasta adentro haciendo que don Rolo deformara su rostro cundido de placer.

Doña Laura hizo algo que no tenía ni idea que le fuera a dar tanto placer a un hombre, mientras le mamaba la verga le pasaba sus grandes tetas por los huevos, él ha de haber sentido delicioso como los pezones se restregaban en sus pelotas, él subía su pelvis para meterle más profundo la verga dentro de la boca y al mismo tiempo disfrutar del roce de esos pezones en sus huevos, luego fue él quien la acostó y disfrutó comiéndose esa vagina apetecible, le chupaba el clítoris con fruición, ella se tocaba las tetas con los ojos cerrados y la boca abierta.

Luego le dio vuelta y metió toda su cara entre esos promontorios enormes que tenía por nalgas, le metía la lengua en el ano y ella se convulsionaba de gusto, que hermoso cuadro erótico estaba disfrutando, metí mi mano derecha dentro de mi mojada tanga, la hice a un lado y me perforé con un dedito, lo metía y lo sacaba viendo esos cuerpos hermosos que danzaban al ritmo del placer, luego hicieron un 69 donde ella disfrutaba mamado esa verga que me enloquecía, la envidiaba, que rico era mamar esa pija, ella se sacó el pene de la boca y se lo frotó por toda la cara, se le veían los brillos de saliva sobre su hermoso rostro.

Ella se sentó dándole la espalda y se encajó ese monumento de verga dentro de su vagina apretada, ella cabalgaba a su marido chupándose los pezones alternativamente y se tocaba con la otra mano el clítoris, eso nunca lo había hecho yo, seguramente esos DVDs me iban a enseñar mucho de sexo, lo que tenía con mi marido era totalmente rutinario, en cambio ellos si se sabía disfrutar el uno al otro, mis dedos seguían perforando mi hoyito delantero, tratando de imitarla me saqué un seno y lamí mi propio pezón, que delicia sentir mi lengua en la puntita, se me pararon de la excitación.

Ella se dio vuelta y lo cabalgo de frente, yo estaba celosa viendo como ese cuerpo sudado brincaba sobre la verga que me tenía atormentada, como me hubiera gustado ser yo la que disfrutara de esa pija maravillosa, de pronto ella se sacó la verga, se lubricó y la guió a su ano, era increíble ver como semejante trozo de carne invadía su hoyito trasero, gotitas de sudor caían de su espalda mojando su culo, no podía entender como a las mujeres les gustaba que les dieran por atrás, yo prefería siempre por la vagina, pero doña Laura seguramente lo disfrutaba porque echaba la cabeza para atrás subiendo y bajando de esa verga deliciosa.

Él la puso de perrito y se la encajó de una sola estocada, ella se tocaba el clítoris y por sus gestos pude ver que tenía un gran orgasmo, él se la sacó, se pajeó y le bañó la cara y las tetas de semen, lo más curioso fue que ella se tomó con sus dedos unos grumos de semen y se besaron en la boca, mi marido nunca me dejaría besarlo con mi boca llena de leche, pero lo más increíble es que ella se metió bajo las sábanas sin siquiera limpiarse, seguramente les daba morbo ver las costras secas de semen sobre su cuerpo al día siguiente, don Rolo se dirigió a la cámara y la apagó, no pude alcanzar mi orgasmo de los nervios que tenía, dejé todo como estaba y salí a ver que hacía.

Me aburrí el resto de la mañana, después de almuerzo, el abogado llevó a Don Rolo, lo llevé a su habitación para medicarlo, pero él no quiso, me dijo que la pastilla lo obligaba a dormir y que antes quería hablarme, me dio la boleta de depósito y ¡madre mía! Efectivamente había una cantidad con cuatro ceros, yo quería decirle que iba a renunciar, pero se veía tan contento que no me atreví, ya se lo diría a la señora antes de irme, me pidió que lo desnudara y le pusiera su bata, traté de hacerlo de la forma más rápida que pude, pero era imposible dejar de ver esa verga que saltó al quitarle el bóxer, le puse la bata y me contó sobre el juicio, tal parecía que las cosas lo favorecían, le hicieron un examen psiquiátrico y él creía que los resultados lo iban a ayudar, lo mediqué y se quedó dormido.

Oí un portazo terrible, era la señora que había vuelto, se veía muy molesta, me pidió que la masajeara, que estaba muy tensa, me llevó a su habitación, me eché aceite en mis manos  y se desnudó sin ningún pudor, empecé el masaje un poco nerviosa:

DOÑA LAURA: ¿Qué pasa Lola? ¿Te sientes incómoda al verme desnuda?

YO: No, doña Laura, no es eso… lo que pasa es que usted tiene un cuerpo de modelo, es imposible no admirarla.

DOÑA LAURA: Dime, Lola ¿Alguna vez has estado con otra mujer?

YO: Ay, doña Laura ¿Qué preguntas son esas? No, nunca.

DOÑA LAURA: ¿Qué tendría de malo? Estamos en pleno siglo veintiuno.

YO: A mí no me gustan las mujeres.

DOÑA LAURA: A mí tampoco me gustaban los camarones hasta que los probé.

YO: ¿Ahora le gustan?

DOÑA LAURA: ¡Me encantan!... así Lola… que buenas manos tienes… así… hum… por toda la espalda… duele, pero es rico… ahg… ¿Te gustó el regalito que te hice?

YO: Sí, gracias señora, pero no se hubiera molestado.

DOÑA LAURA: Me gustaría vértelo puesto.

YO: Ya me lo probé… me gusta… pero es muy chiquito… a mí me daría vergüenza ponérmelo delante de la gente.

DOÑA LAURA: …así, Lola, así… que delicia… necesitaba este masaje… así… así… estrújame las nalgas… que manos tienes… cuando termines el masaje ¿Te pruebas el traje?

YO: Ay, señora, no sé…

DOÑA LAURA: Somos mujeres las dos… ¿No te has bañado con una prima o alguna amiga alguna vez?

YO: Sí pero… eran de confianza… usted es mi patrona…

DOÑA LAURA: Deja de decir tonterías y pruébatelo, ese traje que tenías era horrible, este te ha de quedar espectacular.

Se levantó de la cama, desnuda como estaba con su cuerpo brilloso por el aceite, era una postal digna de portada de revista, me pidió que me probara el biquini, yo temerosa tuve que hacerlo, me desnudé con mucha vergüenza delante de ella y me lo puse:

DOÑA LAURA: Ya veo que también te depilas la conchita… tienes unos senos muy hermosos… y ese traserito… has de hacer muy feliz a tu esposo en la cama ¿Te consideras buena amante?

YO: No sé, señora… nunca se lo he preguntado a mi esposo… pero hasta el momento no ha tenido ninguna queja…

DOÑA LAURA: Modela para mí, como si estuvieras en una pasarela.

YO: Ay, doña Laura, no sé cómo hacerlo…

DOÑA LAURA: Con ese cuerpecito que Dios te dio debes hacer maravillas en la cama… así, camina cruzando las piernas… exacto… ahora date la vuelta… que bonitas nalgas tienes… te ves muy delicada, como si fueras a romperte… así, Lola… muy bien…

YO: Ay, señora… me siento incómoda con todo lo que me dice… usted está desnuda viéndome… y…

DOÑA LAURA: No pasa nada, Lola, somos mujeres admirando nuestros cuerpos… ¿Sabes que me gustaría?... darte un masaje con mis propias manos.

YO: No me atrevería, doña Laura, usted es mi jefa, soy yo la que debo atenderla, no al revés.

DOÑA LAURA: Ven, desnúdate que te voy a devolver el favor.

No tuve más que hacerlo, me acostó sobre la cama donde momentos antes la había visto coger con Don Rolo, me acostó boca abajó y se sentó en mis nalgas, podía sentir su chochito húmedo y caliente sobre mi cuerpo, empezó a masajear mi cuello:

YO: Señora, me da mucha pena decírselo, pero tengo que renunciar.

DOÑA LAURA: ¡¿Por qué?! ¿El bestia de Rolando te hizo algo?

YO: No, señora, él me trata con mucho respeto, es mi marido que ya no quiere que trabaje.

DOÑA LAURA: Tráemelo y yo lo voy a convencer de lo contrario.

YO: No va a querer venir… él ahora gana más y no necesito trabajar.

Diciendo eso estaba cuando siento sus manos en mis nalgas, a pesar de no tener experiencia como masajista, si la tenía para excitar mi cuerpo, estaba muy nerviosa:

DOÑA LAURA: Veo que te gusta mi masaje…

YO: ¿Por qué lo dice?

DOÑA LAURA: Tienes la conchita mojada.

YO: No es lo que usted piensa, ha de ser el aceite.

DOÑA LAURA: Déjame ver.

YO: ¡¿Qué está haciendo?!

DOÑA LAURA: Te estoy metiendo un dedito para comprobar si es aceite o son tus jugos.

YO: Ay, doña Laura, no haga eso o salgo corriendo y no me verá nunca más.

DOÑA LAURA: Esta bien, Lolita… pero prométeme que no vas a renunciar.

YO: Se lo prometo, pero sáqueme el dedo por favor.

DOÑA LAURA: Lo haré… confío en tu promesa.

Me la quité de encima como pude, agarré mis cosas y antes de salir de su habitación, me dijo chupándose el dedo:

DOÑA LAURA: … no era aceite… eran tus jugos.

¿Por qué me pasaba esto a mí? Salí corriendo hasta el jardín, ahí me vestí como pude, me senté en la banquita a reflexionar, ¿Por qué le había permitido a doña Laura que me vejara de esa manera? ¿Por qué no la aventé cuando me metió el dedo? Me revisé la vagina y la traía empapada ¿Cómo era posible excitarme en las manos de otra mujer? Eso nunca me había pasado… lo que más me torturaba era que debía renunciar… no podía regresar a mi casa sin haber tomado esa decisión… RENUNCIA O NO VUELVAS NUNCA MÁS… esas palabras se agolpaban en mi cabeza… se me ocurrió tomarle fotos con mi teléfono a don Rolo para que mi esposo viera que era un parapléjico, me fui a su habitación y le tomé varias, principalmente de su cara torcida llena de babas.

A los pocos minutos despertó y me pidió que le limpiara las babas, en eso estaba cuando oímos un tremendo portazo, era doña Laura quien se había ido, me acerqué para limpiarlo bien y cual sería mi sorpresa que siento su boca besándome los labios, lo aventé con un impulso que me salió de mi conciencia negra, él se asustó y me dijo que qué me pasaba, entre llantos le conté el pleito de mi marido y su amenaza, se quedó un momento reflexionando:

DON ROLO: Tiene razón, yo te había dicho que si fueras mi mujer no te dejaría ir a trabajar… pero pensemos cómo hacer para que tu marido te dé permiso…  no sé… dale algo que él desee…

YO: Lo que quería ya se lo di y eso precisamente fue el motivo del pleito.

Así pasamos un buen rato discutiendo sin encontrar una solución, le dije que lo más probable era que tenía que renunciar a pesar de mis deseos de seguir siendo su enfermera, él se puso a llorar, era muy conmovedor ver a ese hombrón derramando lágrimas por mi culpa, lo abracé y con toda la intención del caso le puse su cara dentro de mis pechos, sentí su lengua lamerlos, con sus manos artríticas me agarraba de las nalgas, yo busqué su boca y lo besé con amor y deseo, no hicieron falta palabras, me desnudé y me metí dentro de las sábanas para hacer el amor, no quería coger, deseaba darle amor, que nuestra despedida fuera inolvidable.

Fue una danza deliciosa, tal parecía que cada uno adivinaba lo que nuestros cuerpos necesitaban, nos mamamos con ternura, nos chupamos todo el cuerpo, su verga palpitaba lujuriosa, mi vagina destilaba muchos jugos que su boca saboreaba, luego me puse en medio de sus piernas y apliqué lo aprendido en el DVD, le mamé la verga mientras le restregaba mis pezones por sus huevos, el subió su pelvis para disfrutar de mis caricias, tenía el rostro totalmente desfigurado de placer, me sentía orgullosa de complacerlo, me senté un su poderosa verga y me la metí hasta el fondo, resbalaba como cuchillo en mantequilla, me lamí yo misma los pezones y me toqué el clítoris, él me dijo que estaba a punto de venirse pero que no tenía preservativo y que no quería causarme más problemas, le dije que era estéril, que me bañara por dentro, me penetró con ganas y los dos nos vinimos al mismo tiempo.

Lo llevé al baño y nos duchamos juntos por primera y última vez, lo dejé en su cama y lo besé a manera de despedida, él me vio con sus ojos acuosos, me besó la mano y me despedí cuando llegó la sustituta, lloré en todo el camino a mi casa, al llegar me cambié y esperé a mi esposo para darle la noticia de mi renuncia definitiva, cené sola porque mi marido no llegaba ¿Qué pasaría? ¿Será que me había abandonado? Cuando estaba a punto de dormir, lo vi en el umbral de la puerta.

CONTINUARÁ…

Gracias a todos los que me escriben, solo les aclaro que no mando fotos y no hablo de mi vida privada, para eso escribo.