6 SESIONES DE FISIOTERAPIA (últimas sesiones)

Dijo:-Vamos a empezar, a ver si consigo descargar la tensión de todos tus músculos. Y yo me tendí boca abajo sabiendo que podía hacer conmigo lo que quisiera.

Con este relato termina la serie que inicié con

“6 SESIONES DE FISIOTERAPIA (introducción)”

y continuaba en

“6 SESIONES DE FISIOTERAPIA (primeras sesiones)”

Ese viernes mi mujer no trabajaba. Yo había estado toda la mañana haciendo servicios con el taxi y me volví a mediodía a almorzar en casa. Una breve siesta y me puse un pantalón de chándal negro y un polo celeste después de una rápida ducha. Ni siquiera me puse calzoncillos. Mi mujer se empeñó en acompañarme. Fuimos andando hasta la casa de Sergio, a pesar de que hacía calor a esa hora y ella se quedó en un centro comercial cercano. La llamaría cuando saliese de mi sesión de masaje para volvernos juntos andando nuevamente.

Sergio abrió la puerta vistiendo solamente un pantalón corto. Efectivamente tenía el torso depilado, aunque bajo el ombligo una fina hilera de vello claro bajaba hasta esconderse bajo el pantaloncillo. Se disculpó por estar así, lo achacó al calor y a que todavía no había limpiado los filtros del aire y por eso no lo ponía. Le dije que no importaba, que podía seguir así si se encontraba mas cómodo y me lo agradeció. Me había fijado en sus pezones, muy oscuros en un pecho tan ancho y el izquierdo lo tenía perforado por un pequeño arete. Me desvestí rápidamente y me quedé de pie junto a la camilla. Empezaba a sentirme cómodo estar desnudo delante de Sergio, notaba como mi polla no estaba encogida, sino que colgaba con el pellejo un poco retraido y dejaba ver la punta del glande. Sergio entró, puso música y de espaldas a mí se quitó el pantalón que llevaba para quedarse en unos calzoncillos blancos tipo slip abiertos por delante. No pude evitar fijarme en su bulto. Los huevos recogidos en ese slip hacían que su escroto subiera en lugar de caer y redondeara el slip por abajo, pero por encima del bulto de sus huevos, la polla intentaba salir por el elástico del slip sin conseguirlo todavía.

Me quedé un rato mirando y Sergio debió notarlo porque no se movió ni dijo nada, Cuando lo miré a sus ojos, entonces habló:

-Bueno Emilio, vamos a empezar, a ver si consigo descargar la tensión de todos tus músculos.

Y yo me tendí boca abajo sabiendo que podía hacer conmigo lo que quisiera.

Empezó como siempre por los tobillos y gemelos, pero esta vez mi pie descansaba en su bajo vientre y poco a poco fue bajando hasta que su nabo se apoderó de la planta y dedos de mi pie izquierdo. Luego muslos externos e internos, metía sus manos entre mis muslos y rozaba no solo mis huevos, también mi polla que ya estaba erecta y escupiendo algo de líquido.

-Disculpe por el roce Emilio, pero tengo que trabajar bien su ingle para evitar tensiones en el nervio ciático.

-No se preocupe Sergio. Lo entiendo. Haga lo que tenga que hacer.

-Luego te das la vuelta que se masajea mejor cuando estás boca arriba.

Y seguía con su mano en la ingle y la otra en la nalga sin dejar de moverlas. Y yo estaba disfrutando cada vez que su mano me tocaba el nabo, aunque solo fuera un instante. Un poco después hice como que estiraba mis brazos y luego los bajaba hasta ponerlos en mis costados, al borde de la camilla. Sergio me echaba ahora aceite sobre la nalga y éste se corría por la raja de mi culo.

-Emilio si me lo permites voy a trabajarte ahora el glúteo cerca de tu esfínter anal, hay veces en que si el glúteo no está bien destensado y relajado, puede provocar problemas de estreñimiento o alguna fisura.

-El profesional eres tú Sergio. Yo estoy en tus manos. Te agradezco que pienses en todo. Haz lo que tengas que hacer.

Y nuevo chorreón de aceite sobre mi raja mientras bajan sus dedos hacia mi virgen agujerito. Para trabajar mejor, supongo, se pega mas a mí y ahora es cuando su caliente bulto toca mi mano. No la muevo, pero él mueve su cuerpo al compás de sus manos y su bulto se va refregando por mi mano. Ese slip es incapaz de retener esa polla en erección y ahora mi mano toca directamente el nabo cuya cabeza asoma por la cinturilla del calzoncillo. Y es ahora cuando no puedo evitarlo y cierro mi mano en torno a su húmedo glande.

Sergio me tiene a su disposición. Sus dedos aceitosos lubrican mi ano y noto la presión que hacen por entrar. Yo me he abierto un poco mas de piernas y empiezo a mover mi mano en torno a su polla que ya está libre del calzoncillo que traía, éste está ahora plegado bajo sus huevos. Yo movía mi culo como una putita esperando que la ensarten y no se por qué Sergio se apiadó de mí y me dijo que me diera la vuelta.

Ahora bocarriba, con una toalla doblada bajo mi cabeza veía a Sergio desnudo a mi lado masajeando mi ingle. Esta vez no me rozaba ni los huevos, que los tenía pegados a mi perineo, ni mi polla que estaba tan tiesa que difícilmente podía descansar sobre la pierna. Digo que Sergio estaba desnudo porque ahora sus calzoncillos estaban en el suelo. También se había retocado el vello púbico que era como un pequeño semicírculo rodeando el tronco de su nabo, que, dicho sea de paso, era bien largo, no tan ancho como el mío, pero, por supuesto, como 6 o 7 cm mas largo. Ahora sus manos pasan de la ingle a mi polla y empiezan a masajearla lentamente. Sergio coge mi mano y la lleva hacia su polla y me la cierra en torno a ella. Sigue presionando mi mano con la suya y empieza a mover sus caderas con lo que su polla entra y sale de mi mano cerrada en un movimiento lento y continuo. Con la otra mano me masturba.

Se agacha y pasa la lengua por mi capullo retirando el precum que cubría mi glande, ahora se introduce mi polla en su boca y empieza a succionar mientras en el principio del tronco su mano sigue masturbándome. Yo aprieto su polla y muevo mi mano mas deprisa. Empiezo a jadear y curvarme porque siento fluir la leche de mis cojones queriendo salir. Estallo y el primer golpe de leche va a los labios de Sergio, luego retira su boca y sigue masturbándome mientras sigo escupiendo leche.

Estoy tendido sin fuerzas en la camilla. Pero sigo agarrando la polla de Sergio fuertemente con mi mano. Sergio se retira de mi y empieza a masturbarse él solo. Pegado a mí. Estoy como hipnotizado viendo a este macho tan grande hacerse una paja a mi lado. Ahora se mueve. Hacia la cabecera de la camilla. Su nabo cerca de mi cara y masturbándose rápidamente. Empieza a correrse sobre mi cara. Todo lo que hago es cerrar los ojos, pero en mis labios, párpados, cejas, nariz, noto la leche tibia de Sergio que me chorrea. Abro los ojos despacio, solo puedo abrir uno, el otro tendré que limpiarlo antes. Sergio tiene su polla recién deslechada a escasos cm de mi boca. Abro la boca y me introduce su glande. Paso la lengua y el sabor de su semen no digo que me guste, pero no me produce asco.

Ahora Sergio con unas toallitas húmedas limpia mi cara y luego me da una toalla para que yo me seque mis partes. Me pregunta si me quiero duchar. Iba a decir que no, pero recuerdo que tengo que recoger a mi mujer y acepto. Me acompaña desnudo al baño, cuando termino sigue ahí y me pregunta si quiero tomar algo.

-Algo fuerte , le digo, un ron o un anís . Trae dos copas.

–Amarginha es lo que hay , dice.

Y bebemos desnudos uno junto a otro como una pareja que acabara de hacer el amor. Su cuerpo joven, con una polla vigorosa y mi cuerpo maduro con una polla ya totalmente retraida, pero hablamos como si nos conociéramos de toda la vida y como si lo que hemos hecho fuera parte de nuestra rutina. Tengo que analizar esto, me va a hacer replantear muchas cosas.

El lunes siguiente me da el masaje totalmente desnudo. El caso es que me recibió así en la puerta y me pareció algo natural. ¡Con lo que yo era! A pesar de que tenía ganas de agarrarle la polla, me gusta que todo vaya poco a poco y nuestro ritual de masaje empezó igual. Al masajear el culo, ya no se limitaba a la nalga izquierda, era todo el culo, sobre todo mi ojete el que recibía sus atenciones. Yo estaba que jadeaba con tanto tocarme el ano. Levantaba tanto mi culo que casi estaba de rodilla. En un momento siento que se sube a la camilla, luego aprieta mas mi ojete y lo lubrica mucho más, ya no solo me introduce un dedo, sino que saca uno, mete dos, ahora el pulgar, ahora el índice.

–Sergio ¿no tienes un pequeño dildo?

–Sí, ahora lo uso, me dice.

Pero lo que noto refregarse por mi culo es su polla, y digo:

–No, Sergio, me gustaría, pero no. No lo intentes.

Sergio apoya su nabo en mi ojete y hace una ligera presión. Chillo.

–No, Sergio, ya vale, hasta ahí.

–Relájate Emilio, haz como si fueras a cagar, y dóblate más.

Me agacho más y algo me arde en el culo. Es mi ano que lo están violando. –Sergio, por favor, me oigo decir.

–Ya lo retiro solo es un poquito.

Pero yo siento abrirse todo mi esfínter y es como si me cagara, me da vergüenza que igual no pueda controlarme.

–Así Emilio, ya casi está . Y me encuentro empalado unos segundos después.

–Espera Sergio, no te muevas. No te muevas que me desgarras .

–Ya lo tienes todo dentro, ¿no notas mis huevos en tus nalgas?

–Yo solo noto dolor. Sal poco a poco.

Y Sergio parece que se sale de dentro de mí, pero cuando creo que me la va a sacar toda, vuelve a entrar. Vuelvo a sentir quemazón.

–No, Sergio no te muevas, por favor.

Pero llegado a este punto a Sergio no se le puede pedir compasión. Sale un poquito, entra, sale otra vez, entra, cada vez un poquito mas rápido y cada vez que entra golpea con mas fuerza mis nalgas con sus huevos. Ahora está cabalgándome. Ya es inútil decirle nada. Pero tengo que decir que no es dolor lo que siento, placer yo diría que tampoco, igual la próxima vez… y no me reconozco en lo que acabo de decir.

Cuando Sergio explota dentro de mi tengo la sensación de haberme cagado completamente y al sacar su nabo algo de caca arrastra, aparte de un líquido oscuro que será su leche con chocolate.

-Emilio tengo que enseñarte a limpiar tus tripas antes de que te follen.

-¡Ni que esto fuera lo normal en mi! Tú me has follado porque te tengo confianza y ya has hecho de mi lo que has querido, pero esto no se vuelve a repetir.

-¡Pero si te ha gustado!

-¿A mí? Si es peor que el dolor de ciática.

-Pues mírate el nabo.

Y una mancha de semen adorna la camilla bajo mis genitales y en mi polla todavía se notan restos de semen.

Esta vez nos duchamos juntos. Quita la alcachofa de la ducha y me enseña como limpiar mi recto cuando piense en volver a tener (o cierta posibilidad, aunque no lo piense) sexo anal.

-¿Y a ti te han follado ya Sergio?

–Tu tendrás mas años que yo, pero yo mas experiencias en el sexo que tú, Emilio.

–No me has contestado

–Yo creo que sí

Lo dicho, este chico me gusta. ¿Acaso he encontrado ese amigo, ese camarada con el que el sexo es algo natural entre tios y que sabe guardar el secreto?

Cuando le digo de poner fecha a la sexta cita me comenta que mejor lo dejamos en blanco.

–Así no ponemos fecha límite al tratamiento de sexoterapia.