(6) Me encanta ser PUTA.

No sabía que en medio de tanto placer, me venían una serie de infortunios.

(6) Me encanta ser PUTA.

Pido disculpas a todos mis lectores, no había escrito porque me han pasado una catarata de infortunios y estaba deprimida, pero después de tanto pensarlo, acá les dejo la continuación de mis desgracias.

Luego que los tres millonarios argentinos descargaron todo su placer animal en mí, me mandaron a mi habitación para arreglarme porque a las cinco de la tarde Jaime vendría por mí. Lo primero que hice fue contar mi dinero, en total tenía $7, 322.00, incluyendo lo que tenía escondido dentro del colchón, en eso oí el helicóptero elevarse… Jaime llegó por mí y llegué a mi casa adolorida pero feliz.

Al día siguiente después del desayuno, mi marido me preguntó cómo iba con eso del trabajo de la maquila y no tuve más que mentirle: le dije que tenía cita hoy en la mañana con uno de los jefes. Lo primero que hice fue llevar a mi hija al pediatra y la operación duro como dos horas, luego pasé comprando las medicinas y la comida que debía ingerir por quince días. Le dije a mi suegra que la nena tenía una infección en la garganta y que debíamos darle medicina y la comida que había comprado, mi suegra me creyó todo se encargó de la nena.

Salí para justificar lo de mi trabajo, así pasé varios días, vagaba por las calles, me aburría horrores y sabía que no iba a poder seguir justificando mis salidas sin tener un trabajo real, no sabía que hacer… en esas cavilaciones andaba, cuando sonó mi teléfono:

JORGE: Hola, ricura.

YO: Hola, Jorge ¿Ya regresaste?

JORGE: Sí, mamita, aquí estoy en la casa de Silvia esperándote.

YO: Ahora no puedo, me hubieras marcado antes, es que estoy buscando trabajo.

JORGE: ¿Entonces qué? ¿Me cojo solo a Silvia? Ya me contó que la pasaron muy bien la otra tarde ¿Ya no quieres hacer el trío con nosotros?

YO: No es eso, Jorge, es que me agarraste desprevenida… ¿Y doña Tencha?

JORGE: Dice Silvia que salió y que siempre regresa tarde. Anímate, ven, la vamos a pasar rico.

YO: Ok, voy para allá.

Llegué a mi casa, me bañé y me depilé la cuca, me puse mi ropa interior de lujo: Victoria Secret y un conjunto de dos piezas de las que me había comprado Jaime, me maquillé, me perfumé y salí dispuesta a hacer el primer trío de mi vida. Me abrió la puerta Silvia, estaba preciosa, con un pantalón blanco que le hacía resaltar sus deliciosas nalgas. una blusita rosa y unos taconcitos blancos. Jorge vestía casual, con jeans azules, una playera de los Yankees y unos zapatos de gamuza azul, no llevaba calcetines, los dos lucían muy ricos. Ya me tenía preparada mi cuba libre, se notaba que ellos me llevaban ventaja porque pude notar en el pantalón de Silvia, justo en su culo, que tenía marcados los dedos de Jorge y él tenía el zíper de la bragueta abajo y luego noté que la pintura de labios de ella estaba corrida, seguramente ya se habían dado sus buenos besos y quizás ella ya le había mamado la verga.

Los tres estábamos escondiendo nuestros nervios acompañándolos de grandes carcajadas, es cierto que ya nos habíamos acostado todos con todos, pero nunca los tres al mismo tiempo, afortunadamente Silvia ya tenía experiencia y seguramente Jorge también, pero fue ella la que puso música y empezó a bailar muy sensual, se le fue acercando a Jorge, se le sentó en la piernas y lo besó tocándole la verga sobre el pantalón, él le manoseó el culo, que rico es ver sexo en vivo y a todo color, máxime que sabía que yo era parte de ese juego.

Luego Silvia se me sentó en las piernas y me besó la boca acariciando mis chiches, yo sabía que mis tetas la enloquecían, tanto como a mí sus nalgas, así que se las sobé cuanto quise, luego de ese rico faje, Silvia se volvió a poner de pie a seguirnos seduciendo con su baile, Jorge le gritaba: - ¡Mucha ropa! - y ella obediente se fue quitando todas sus prendas hasta quedarse en tanga, Jorge no aguantó más la tentación, se desnudó por completo y la obligó a hincarse, ella sabía bien lo que tenía que hacer, así que le agarró la longaniza con una mano y se la mamó con mucha saliva, él tenía una cara de placer perdido, de pronto Silvia hizo algo que me dejó sorprendida, se sacó la verga de la boca, se metió dentro de sus piernas enseñándome toda sus cuca mojada, le lamió los huevos por unos instantes y después le metió la lengua en su culo, Jorge bufaba de placer.

Yo estaba que la cuca me palpitaba, en eso Jorge deja tirada en el suelo a Silvia, me levanta y me besa el cuello mientras me despojaba de mi blusa y mi falda… de pronto se detuvo:

YO: ¿Qué pasa?

JORGE: ¡¿Y esa ropa?!

SILVIA: ¡¡¡Son Victoria Secret!!!... ¿Dónde los conseguiste?

YO: Es una historia larga… ¿Vinimos a coger o a ver la marca de mis calzones?

JORGE: A pesar de que se te ven muy bien, creo que se vería mejor abajo.

Silvia me quitó el sostén y Jorge los chones, Silvia me besaba el cuello mientras manoseaba mis tetas y Jorge me lamia los pezones en medio de los dedos de Silvia, luego vino una de las sensaciones más ricas de mi vida, los dos se hincaron, Jorge me mamaba la cuca y Silvia el culo, sentir dos lenguas en mis hoyos más sensibles fue el delirio, acabé como la puta que soy, que rico… luego Silvia quería probar lo mismo, así que Jorge le mamó la raja, aún lleno de mis jugos en su boca y yo me dediqué a darle placer por el culo, o no sé si el placer era mío, qué envidia de culo, a pesar de que le habría las nalgas con mis dos manos, me era difícil llegar a su hoyo trasero con mi lengua. Ella nos agarraba de las cabezas como para acercar más nuestras bocas y lenguas a sus dos agujeros, de pronto soltó un rugido animal y se vino igual que yo, como puta.

Pero Jorge quería sentir lo mismo, así que como ya era experta en mamar vergas, hoy me iba a graduar en mamar culos, así que Silvia le mamaba la pija y yo me comía su culo, el pobre gemía como fiera herida, entonces para aumentar su placer le metí un dedo en el culo, él quiso escapar, pero Silvia lo tenía atrapado con su boca de la verga y yo con mi dedo entrando y saliendo de su culo, en eso oí que Jorge se le tensaban todos los músculos de su cuerpo, señal inequívoca de que se estaba viniendo en la boca de Silvia, se acalambró por unos instantes, yo le saqué le dedo y Silvia le limpió la verga.

Habían sido momentos muy intensos y ni siquiera habíamos empezado a coger, yo dije que tenía sed y Silvia me dio de beber de su boca la lechita que aún guardaba, me sorprendió ver la cantidad de semen que le había echado, yo fui al baño a orinar y al rato llegó Silvia muerta de la risa:

YO: ¿Qué te pasa?

SILVIA: Acabo de hacer una cochinada muy sucia.

YO: ¿Qué hiciste?

SILVIA: Como no salías del baño y Jorge estaba que se orinaba, lo invité a que se meara en mi boca, se asustó mucho de mi propuesta, pero me hinqué, abrí la boca y me meó toda, tuve que tragarme toda su lluvia dorada.

YO: ¿Por qué lo hiciste?

SILVIA: Esa es una de las tantas porquerías que me piden mis clientes degenerados, así que como Jorge me gusta mucho, le regalé esta pequeña depravación. Él no sabe que me toca hacerlo casi a diario en mi trabajo.

YO: Realmente eres toda una puta.

SILVIA: ¿Y tú no?

YO: Sí, tengo que reconocer que soy una puta…

SILVIA: Entonces híncate que te voy a bautizar.

Me hincó y me bañó de meados de pies a cabeza, no sé por qué, pero me encantó sentir en mi cuerpo su orina caliente, luego nos bañamos juntas metiéndonos mano y nos cepillamos los dientes con el mismo cepillo de Silvia, nos besamos las bocas llenas de pasta de dientes y cagadas de la risa salimos desnudas y mojadas.

Al volver a la sala, Jorge ya nos tenía preparadas más bebidas y también había sacado unas botanas, las cuales devoramos como refugiados, los tres seguíamos desnudos, que rico es sentirse libre en el sexo. Ya el alcohol estaba haciendo su efecto, porque Jorge sin ningún pudor me pidió que le mamara la verga y a Silvia le dijo que le chupara el culo y le metiera dos dedos adentro, nosotras como sumisas putitas nos dispusimos a darle gusto, yo que soy de garganta profunda me metí la verga hasta sentir sus pelos en mi boca mientras le acariciaba los huevos, Silvia le chupaba el culo y le metió dos dedos adentro, yo extendí mi mano hacía atrás, le puse en dedo en la boca a Silvia para que me lo llenara de saliva y le metí un tercer dedo en su culo, no aguantó mucho y me bañó la boca con su deliciosa leche.

La bebida seguía corriendo y como no estoy acostumbrada a hacerlo, ya arrastraba las palabras, pero seguía caliente, quería verga, quería cuca, quería sentirme viva, llena, que el placer me inundara, pero Jorge aún no se recuperaba de sus dos grandes acabadas, así que Silvia me tiró sobre el sillón y me invitó a hacer un sesenta y nueve, nos dedicamos a mamarnos los sapos y cada una nos metíamos un dedo dentro del culo, cada cosa que Silvia me hacía, yo la imitaba y se lo hacía a ella, nunca nadie me dio más placer que ella y seguramente Silvia sentía lo mismo porque de pronto me echa una gran acabada en la boca, como si se estuviera orinando, pero no, había sido un gran squirt, que envidia, yo nunca sacaba tanta acabada como ella, hasta para los orgasmos era más puta que yo.

Ante semejante espectáculo a Jorge se le volvió a parar la verga, ojalá así fuera mi marido, no necesitaría andar buscando vergas en la calle. Acostó a Silvia en el piso y se la cogió de misionero, a mí me pidió que le pusiera el culo en la cara de Silvia y mientras él me chupaba la pusa, ella me mamaba el culo, ahí tuve mi orgasmo número… yo no sabía cuántas veces me habían hecho venirme, al rato Silvia explotó en un nuevo orgasmo y seguimos bebiendo.

Luego nos puso de perritas y mientras le metía la verga en la panocha a Silvia a mí me metía los dedos por mis dos hoyos, así estuvo alternando con su verga nuestras cucas y culos, nosotras gemíamos como las grandes putas que somos, nos jalaba del pelo con violencia, nos nalgueaba, nos abofeteó y cada vez era con más violencia y tal parece que nosotras dos éramos iguales, porque le pedíamos que nos diera más duro, yo ya sentía que las nalgas y la cara las tenía calientes de tantos golpes, pero quería más y Jorge como un Vikingo salvaje, desfogaba toda su violencia en nosotras, fue tanto el placer de la humillación que los tres terminamos al mismo tiempo en un gran orgasmo.

JORGE: Para terminar, me gustaría mearte la boca, Bitty.

SILVIA: Se me ocurre algo mejor, acostémonos los tres en el suelo, Tú, Jorge Ponle la verga en su boca, pero no te vayas a orinar hasta que te diga, yo pondré mi boca en la cuca de Bitty y tú pones la tuya en mi panocha… listos… ¡A mear se ha dicho!

Aquí empezaron mi lista de infortunios, justo cuando los tres nos meábamos, entró doña Tencha, la abuelita de Silvia, nosotros nos paramos del susto todavía orinando, doña Tencha se puso morada del enojo, comenzó a gritarnos a decirnos que éramos unos sucios degenerados, Silvia encabronada y borracha le incriminó diciendo que no se hiciera la santita, que ella bien sabía que en su juventud había sido tan puta como ella, doña Tencha le contestaba que nunca lo había hecho en su casa y menos hacer esas cochinadas de tomarse la orina; mientras ellas discutía, Jorge y yo nos vestimos de prisa, doña Tencha tomó el teléfono y llamó a la esposa de Jorge para contarle lo acontecido, Jorge trató de evitarlo pero era tarde, salió corriendo, seguramente con la esperanza de arreglar las cosas con su mujer, mientras tanto Silvia y doña Tencha se agarraban de las mechas, entonces Silvia grito: ¡Los ojos no! ¡Bitty, ayúdame! Yo como pude me prendí de las mechas de doña Tencha y poco a poco la fui separando de mi amiga, Silvia salió corriendo desnuda a la calle y doña Tencha me vio con odio, se le acalambraron todas las arrugas y cayó muerta de un infarto en mis brazos.

CONTINUARÁ…