5º aniversario (Parte uno)
¿quién manda a quién? El día que cambiamos los roles.
VIERNES
Serían las diez de la mañana cuando me descubrí absorto observándote, repasando cada detalle de tu cuerpo, después de tus 35 años y un parto reciente. Tu pelo largo moreno reflejaba la luz del sol simulando mechones más claros, los ojos redondos de color marrón oscuro matizados por esa línea negra que te caracterizaba, los labios carnosos pintados de un granate oscuro pedían ser besados sin descanso, vestías una blusa blanca de botones, y una falda de tubo por encima de las rodillas, medias oscuras y unos zapatos de tacón. Sentada en tu puesto de trabajo con las piernas cruzadas, hablando por teléfono y tecleando el ordenador al mismo tiempo.
En ese instante colgaste el teléfono te giraste hacia mi mesa.
- Daniel, queda confirmada la reunión del lunes a las 11 con la imprenta -
- Daniel!! - Repetiste
- Eh claro genial, a ver si conseguimos cerrar el precio para la impresión del nuevo catálogo- conteste intentando disimular mi estado en trance, aunque por tu sonrisa picarona me quedo claro que te habías dado cuenta de mi estado.
Gala era mi secretaria además de mi pareja. Empezó a trabajar para mi antes de ser pareja y luego poco a poco nos fuimos enamorando. Trabajábamos en una agencia de publicidad y las cosas empezaban a funcionar bien. Varios clientes fijos que nos aportaban estabilidad y nos permitían hacer campañas para captar nuevos clientes.
La verdad es que después del parto, habíamos sido padres hacia 7 meses, nuestra vida había cambiado de manera notable, no teníamos tiempo de ir al cine ni de hacer otras cosas que nos gustaban y el sexo ya no era muy frecuente, sabíamos que los dos queríamos, pero al llegar a casa y después de acostar al niño, no nos quedaban fuerzas para más, nos quedábamos en el sofá disfrutando de nuestra compañía.
Era viernes y salimos pronto del trabajo, aprovechamos y nos tomamos un vino en el bar donde siempre almorzabamos, era nuestro momento de paz, tranquilidad, antes de ir a recoger al niño, cogíamos fuerzas para encarar el fin de semana. Justo este sábado era nuestro aniversario y estábamos hablando de salir a cenar algún sitio.
- Que te parece si mañana vamos al restaurante que han abierto nuevo en el centro – le propuse.
- No – me dijo con un rostro serio – esta vez voy a ser yo quien elija el sitio, y decida que hacemos y donde lo hacemos, tu solo tienes que obedecer lo que yo te diga, y sin posibilidad de réplica. – me quede completamente sorprendido, no sabía que decir, me quede mudo, no había visto esta actitud en ella nuca, pero me gustaba.
- Pero … -
- He dicho sin posibilidad de réplica- me corto tajante – mañana cambiaremos los papeles y yo seré tu jefa, ya está todo organizado, así que no hay vuelta atrás.
- De acuerdo, si es lo que quieres – dije mientras dejaba la copa sobre la mesa.
Después de este momento seguimos hablando de otras cosas, hasta acabarnos las copas, pero yo no podía parar de pensar en lo que me había dicho hacia un rato, mañana iba a ser el sumiso de ella, tendría que obedecer todo lo que me dijera, la idea me gustaba y eso se notaba en mi entrepierna.
Al acabarnos la segunda copa vimos que era la hora de ir a recoger al niño, nos levantamos y fuimos a pagar, en ese instante ella paso su mano cogiéndome la entrepierna por encima del pantalón - Prepárate para lo que te espera mañana- me susurro al oído. Mi cara de asombro y mi sonrisa picarona le dejo bien claro que sí que estaba preparado.
SABADO MAÑANA:
Cuando me quise dar cuenta no podía moverme de la cama, tenia los brazos y las piernas completamente abiertos, estaba atado a las cuatro esquinas de la cama, como era verano estaba completamente desnudo, miré alrededor y no vi a Gala. Pero en ese momento se abrió la puerta del baño y salió ella, vestida con conjunto de encaje negro, medias de rejilla, un liguero negro y un body ceñido al cuerpo. – ¿Cómo has hecho esto? - fue mi primera reacción, no podía entender como me había atado a la cama, sin enterarme. Ella me miro a los ojos y con un rostro serio me dijo – no te he dado permiso para hablar – y golpeo la varilla de cuero en su mano.
– ¿Ya te lo dije anoche, hoy soy tu ama y vas a obedecer sin replicar, y solo harás lo que yo te ordene, has entendido? –
– Sí, pero… -
– Si ama y basta – me corto de manera tajante.
– Si ama – respondí, sentía una sensación extraña tenía un poco de miedo, pero a la vez estaba muy excitado por saber que iba a hacer conmigo, me ponía muy cachondo esta situación, estaba completamente a su merced.
Acto seguido se acercó a mí y con un pañuelo de seda rojo, se dispuso a cubrirme los ojos – hoy vas a explorar todos tus sentidos- me dijo con una sonrisa traviesa antes de atármelo a la cabeza.
A partir de entonces no veía nada, mi situación me ponía muy cachondo no podía evitarlo, pero mi pene se estaba hinchando. Empezó a dar vueltas alrededor de la cama, ya que sentía como la vara me iba haciendo caricias por el contorno de mi cuerpo, como si me estuviera dibujando. Sentí que se detuvo enfrente de la cama, imagino que, para tener una gran visión de mi cuerpo, acto seguido empezó a alternar movimientos suaves y lentos con algún azote en la planta de los pies. Eso me gustaba, mi respiración se agitaba suavemente, sabía que aún quedaba mucho. La vara empezó a subir por las piernas continuando con el mismo movimiento de caricias y azotes, hasta que llego al escroto, los movimientos se volvieron más bruscos, y a su vez mas placenteros, jugaba con mis huevos con su vara, sentía un cosquilleo maravilloso hasta que en un instante me azoto muy suavemente, pero aun así mi cuerpo se contrajo.
– La palabra mágica es poder, y solo la podrás decir cuando quieras que pare, ¿has entendido? –
– Si – y recibí un azote más fuerte sobre el muslo derecho
– Si que? –
– Si ama – corregí, me estaba poniendo muy cachondo y casi no me había tocado.
Siguió deslizando la vara sobre mi cuerpo esta vez un poco más abajo sobre mi ano, eso me encantaba, los golpecitos ahí me ponían más cachondo, mi pene ya no podía crecer más. Se detuvo en ese lugar un poco rato, - luego ya indagaremos más por aquí- comento con voz suave, fue subiendo la punta de la vara de cuero, por mi abdomen, hasta los pezones, deslizo la punta en círculos sobre ellos, primero uno, y sin levantar la punta de mi cuerpo, continuo con el otro. Mis pezones estaban bien duros era maravillosa esa sensación. Me mordía los labios mientras mi respiración aumentaba al sentir que la vara llegaba a mi cuello que ascendía hasta el mentón pasaba por mis labios, y se movía hace las orejas, me estaban entrando muchas cosquillas, pero no podía moverme, pero de repente todo paro.
Llevaba 10 segundos sin notar nada, no veía lo que pasaba, no sabía que estaba haciendo, y que es lo que me iba a hacer, me estaba comiendo la impaciencia. Hasta que de pronto sentí algo húmedo en el costado derecho, no me dio tiempo a reconocer con que lo había hecho. Fue muy rápido, de repente en el otro costado la misma sensación, no sabía si era su lengua o algo húmedo, o yo que sé. Pero siguió por el gemelo, los dedos de los pies, el muslo, el antebrazo, los codos, el brazo, el sobaco, no sabía que era, hasta que llego al cuello y ahí lo averigüe porque se entretuvo más de la cuenta, ella sabe que me gusta que me besen el cuello, subió hasta mis labios y me beso, estuvimos un buen rato besándonos, pero después de eso la misma incertidumbre que antes. No notaba nada, no sabía dónde estaba.
La sensación que recorrió mi cuerpo al sentir su lengua húmeda por debajo de mis huevos, fue lo primero que sentí, luego un vaivén entre el ano y mis huevos. Llegado el momento se para sobre el ano, saca su lengua al máximo, aprieta, se detiene, vuelve al ataque, noto como mi ano se abre, para, su lengua por alrededor del ano soltando mucha saliva, noto como su dedo se apoya sobre el borde, como recoge la saliva, se lo mete en la boca ya que al volver a sentirlo lo noto muy húmedo. Deja el dedo en la entrada del ano, y aprieta, mientras su lengua se entretiene en la base del pene, en los huevos y la zona del perineo. Siento como su dedo entra dentro de mí, despacito, suavemente mi clímax está llegando de nuevo a su máximo punto. Deja de chuparme la polla, se centra en el escroto. Tiene un par de dedos dentro de mí, en su boca mis huevos, no puedo más, quiero que me coja la polla y se la meta hasta el fondo. Pero para mi sorpresa me dice:
- Ya está bien por ahora, luego seguiremos –
- Si mi ama – no me lo podía creer, estaba a punto de llegar al final. En parte lo prefería.
- Pues prepárate- una vez dijo esto volví a la sensación de no saber dónde está, hasta que sentí que la cama se hundía cerca de mi cabeza, y notaba que algo me pasaba al otro lado. Al segundo entendí todo. Estaba sentada sobre mí, tenía sus labios pegados a mi cara. Me cogió la cabeza y empezó a apretarme contra ella, saqué mi lengua como pude, empecé a chupar, mi lengua entraba hasta lo más profundo que podía, movía mi cabeza de arriba abajo sin piedad, a su entera disposición para darse placer.
Mi cabeza de nuevo apoyada sobre la almohada ahora era ella la que hacia el vaivén, yendo desde el clítoris hasta el ano, apretando su cuerpo contra mi cara al máximo tanto que mi nariz rozaba su clítoris, sintiendo como su coño se humedecía cada vez más. Los ritmos iban cambiando de rápido a despacio, y volvían a empezar. Se detuvo con su ano justo en mi lengua.
- Lame todo, no pares –
- Si ama – mi lengua recorría cada milímetro que estaba a mi alcance, la punta hacia presión justo en el centro de su agujero como intentando entrar, hasta que ella forzó su cuerpo hacia abajo e hizo que entrara un poquito, su respiración se entrecorto, soltando un pequeño gemido.
Siguió con los movimientos alternos hacia delante y hacia atrás, sin pausa acelerando el ritmo, cada vez que llegaba mi lengua a su clítoris apretaba más su cuerpo contra mi cabeza. Al cabo de unos minutos empecé a notar como mi boca se llenaba de jugos, estaba llegando al clímax, sentía su piel erizarse, sus manos apretaban mis brazos con fuerza, su respiración estaba muy alterada, cada vez notaba como sus piernas se querían cerrar pero mi cabeza lo impedía, quedando atrapada entre sus piernas, seguía lamiendo, se había quedado quieta en la posición la cual mi lengua llegaba a lamer todos los labios y la entrada de su vagina, así que jugaba con lo que podía y con el espacio que me dejaba, alternaba movimientos rápido y lentos, profundos y superficiales. Hasta que al final llegó. Sus manos apretaron mi cabeza contra su cuerpo, estalló un gemido con rabia y fuerza, y empezaron a temblar sus piernas, a los pocos segundos un rio de flujo surcaba mi mejilla pasando por el cuello y llegando hasta la almohada.
No había cosa que me hiciera más feliz que ver a mi mujer disfrutar de aquella manera. En ese momento podíamos haber terminado y estaría completamente satisfecho, pero ella no, ella aun no estaba satisfecha del todo, ella quería que yo también disfrutara al máximo.
Así que una vez recupero el aliento se deslizo suavemente hacia abajo, cogió mi pene, que estaba un poco flojo, y se lo metió entero en la boca, yo no podía hacer nada seguía atado, y sin ver, la sensación fue brutal, ya que no sabía lo que iba a hacer. Sin darse cuenta ya estaba al máximo otra vez, pero ella no paro, seguía jugando con su lengua, y con sus manos, la izquierda estaba cogiendo los huevos y masajeándolos, el placer era muy intenso, me encantaba y la derecha acompañaba a la boca. A los pocos minutos estaba ya a punto de correrme, y le dije- Ama si sigues así, me voy a correr- mis palabras salían entrecortadas, no podía hablar claramente, estaba disfrutando al máximo.
- Calla, nadie te ha dado permiso para hablar, pero si lo tienes para correrte-
- Gracias ama –
A los pocos segundos mis piernas se estiraban al máximo mis pies apuntaban hacia la pared, y mi espalda se arqueaba, llegaba mi momento, lo que más me sorprendía es que ella no se quitaba, lo cual no era usual en ella, nunca lo hacía así, pero me encantaba, siempre quería acabar así, no podía mas, se bloqueó el aire en mi garganta para soltarlo todo en una expiración larga, no me lo podía creer, que sensación tan placentera, la sensación de que sigan jugando con tu glande en el momento y después de la explosión de placer. Seguía y no podía soportarlo estaba muy sensible, me movía de lado a lado de la cama, hasta que ella se separó y me dijo.
- Espero que hayas disfrutado porque esto es solo el comienzo del día –
- Como nunca ama –
Nos quedamos unos minutos los dos tumbados en la cama mirándonos fijamente, nos besábamos y sonreíamos, acabábamos de pasar un rato maravilloso. Me vi obligado a interrumpir este momento ya que seguía atado.
- Me puedes desatar y seguimos así un rato más -
- Si, pero nos levantamos y vamos a coger fuerzas porque nos espera un día intenso – me dijo mientras me desataba los pies,
- Estoy dispuesto a todo – conteste con una sonrisa de oreja a oreja. – creo que nunca había disfrutado así –
Nos levantamos los dos, nos metimos en la ducha no podíamos parar de besarnos. Estábamos como jóvenes recién enamorados, nos enjabonamos mutuamente, jugamos con el agua, nos reíamos, nos salpicábamos cuando el agua estaba fría, y al final conseguimos ducharnos, fue maravilloso.
Una vez ya vestidos y en la cocina preparamos el desayuno y como era sábado, tocaba comer bien, tostadas, jamón, huevo… todo lo que nos apeteciera, y además había que coger fuerzas porque ya habíamos hecho bastante ejercicio.
Cuando acabamos empecé a fregar y ella me cogió por la cintura y me beso el cuello, me gire y nos fundimos en un beso apasionado, el corazón se me salía del pecho, sentía algo que parecía que hacía años estaba apagado, esa pasión, esa intriga por saber que me esperaba el resto del día. Pero no podía hacer que el reloj corriera más deprisa, así que solo me quedaba disfrutar de la compañía hasta que llegara el momento.