55 km. de viaje y 180 min. de placer

El título lo dice todo, es una historia real sin exageraciones ni mentiras.

"55 km. de viaje y 180 min. de placer"

Antes que nada, empecemos por conocernos…, me llamo Edgardo, 34 años, 1,72 mt. de estatura, 80 kg. que estoy tratando de que sean menos, pelo negro que suelo usarlo corto, ojos marrones, labios gruesos gracias a Dios y según me dicen soy de sonrisa fácil…, por lo que a lo demás cuenta, soy una persona normal, un poco mujeriego, juguetón y travieso, con un despelote de vida que la vivo o digamos que la sé vivir pero que no es para contarla por aquí ni para que me tomen de ejemplo.

Desde hace un tiempo que vengo leyendo textos eróticos y que me digo a mi mismo, que al menos seria bueno intentar mandar alguna de mis historias, que dentro de todo, hay cosas que me pasaron que son un tanto originales y divertidas, les diré que buscar un título original que resuma lo que les voy a contar no fue fácil, pero creo que fue el ideal.

Soy del norte de Argentina, viajo mucho entre las provincias de Jujuy y Salta por razones familiares, separado, pero mantengo una muy buena relación de amigos-compinche con mi ex-posa y con hijos para ir a visitar, los fines de semana que puedo voy de una provincia a la otra…, no es raro que entre viajes y viajes me hayan pasado cosas que decoran una parte de mi vida y que son como rocas que rompen con la ola de la rutina del día a día.

Un viernes a la noche tenía que ir y quedarme con mis hijos para que mi ex pudiera asistir a un compromiso laboral que tenía con su actual pareja. Cosas del destino quisieron que ese día pudiera hacer algunos arreglos en mi trabajo y me desocupara temprano, lo que originó que saliera de viaje, mucho más temprano de lo que había planeado. La mitad del trayecto transcurrió sin muchas novedades, hasta se diría que aburrido…, pensaba que les daría una gran sorpresa dado a la hora que iba a llegar, pero la mayoría de las veces las cosas no son como las pensamos o planeamos y ese día mi ángel de la guarda me tenia un regalo para darme.

Pasando una ciudad intermedia entre ambas provincias, aproveche para encender un cigarrillo, mirar un poco el va y viene de la gente y matar mi aburrimiento; a pocas cuadras antes de retomar la ruta, en una parada de colectivo, veo a una chica sola que parecía que viajaba; aprovechando de que en esta zona hay autos que hacen viajes de una ciudad a otra al precio del colectivo, (remises o taxis truchos), paré al lado de ella y la invité a viajar hacia donde yo me dirigía. La mirada que me dio no fue muy alentadora para un cazador que busca presa, pero volví a insistir con la invitación y la verdad que la vida te da sorpresa porque me dijo bueno y subió.

La cuestión es que no iba a ser la única sorpresa del día, no más terminó de subir y me contó que estaba con mucha bronca y muy molesta, que varios autos antes que llegue yo se habían detenido y la invitaron a pasar un buen momento, que le iban a pagar por los servicios y que ella no era de esas chicas que se regalan ni que se venden. En esas condiciones, veía muy difícil intentar algo, pero mi voz interior me dijo – esta es la tuya, aprovecha la situación – y para que voy a decir que no, se me encendió la chispa de maldad y realicé mi primer movimiento táctico y sin darle tiempo a nada le respondí con mi mejor cara de yo no hice nada

no lo tomes mal, pero si fuera como ellos y me tengo que poner en el mismo lugar, también te hubiese hecho la misma propuesta, hasta donde conozco mis ojos no me mienten y mis ojos vieron en la parada una chica vestida con ropa sencilla pero con buen gusto, buen cuerpo y cuando me acerque comprobé que además de eso es muy bonita – sin poder evitarlo me dejo ver una sonrisa y no la desaproveche diciéndole – y ahora que conozco tu sonrisa, puedo decir que agradezco no ser como esas personas que ven a las mujeres solo por placer, sino no te tendría de compañera de viaje (mitad verdad, mitad mentira, pero me salio el Pablo Neruda).

No pude haber sido mas preciso en eso, ella me pregunto si realmente la veía de la forma que le había dicho, que hacia tiempo nadie le decía nada tan bonito, que la iba a ruborizar, que se alegraba por haber aceptado a subir en mi auto y así empezamos una charla que abarcaría temas variados hasta llegar al muy ansiado y no por eso menos ponderado temas de la pareja y sobre todo del sexo. Ella estaba sola hacia muchos meses, lo que en mi mente se dibujaba la palabra "abstinencia", por otra parte me confeso que no fue una muy buena relación porque no le supieron dar cariño y a pesar de que duró algún tiempo no llego a quedar satisfecha y gozar a pleno del sexo, puesto que su pareja nunca le dedicó muchas atenciones; eso me dio lugar a mi segundo movimiento y le dije:

si querés, volvemos y me decís quien es, así le digo que es el peor estúpido que conozco, si yo hubiera estado en su lugar te habría tratado como la princesa que sos y que para ser un hombre de verdad, lo principal para gozar en el sexo es saber dar placer y hacer que goce la pareja.

Ese comentario le debe haber gustado porque un brillo que nunca antes me habían mostrado sus ojos me llego en forma directa, para luego con poco disimulo se dirigiera a mirar en mi entrepierna y antes que diga algo más me hizo una pequeña insinuación que no iba a dejar pasar

la verdad que me habría encantado que alguien me trate como vos decís

eso depende de vos, yo no tengo problemas en hacerte sentir una verdadera mujer, es más dispongo de tiempo, pero no quiero que tomes mal lo que te estoy diciendo

no lo tomo mal, yo no quiero molestarte

no me molestas, lo que pase entre nosotros se supone que es de mutuo acuerdo

bueno, pero donde vamos a ir?

cuando lleguemos a la cuidad nos vamos a algún lugar tranquilo, con una cama, el auto no es cómodo para tratar bien a una mujer como vos.

Me regalo otra sonrisa, mucho mas abierta que la primera y aproveché para probar el sabor de sus labios, que para ser sincero, había recorrido muchos kilómetros deseándolos, la forma proporcional que tenían esos labios solo llamaban a la tentación y le quedaban realmente hermosos levemente pintados y delineados, solo fue un beso a unos 90 km. por hora, no muy largo, pero se podía apreciar el deseo que guardaban. Después de ese beso aceleré un poco más, ya no tenía sentido demorar más el viaje, ahora solo quería llegar a un hotel y desatarme al placer.

Al entrar a la habitación la sentí un poco intranquila, por lo que preferí no apurarme en nada y dedicarle tiempo para que se sienta segura y a gusto, de es manera minuto a minuto lograría que suba ese calorcito que luego se transforma en deseo, pero sobre todo que hace que nos abramos al placer de disfrutar y gozar.

Encendí la música, puse luz tenue y me acerque desde atrás, puse mis manos en sus hombros y mientras apoyaba suavemente mi cuerpo con el de ella, comencé a bajarlas lento… muy lento por sus brazos, como si mis manos fueran gotas de lluvias que resbalan por un vidrio, bajé por sus codos…, recorrí sus antebrazos, empecé a realizar un leve balanceo con mi cuerpo al ritmo suave de la música que inundaba el ambiente, hasta llegar a tomar sus manos. En esa posición comencé a subir mis manos acompañadas con las suyas, por su abdomen, para terminar envolviéndola en mis brazos, siempre acompañado por el ritmo de la música lenta. Ella apoyó su cabeza entre mi pecho y mis hombros, lo que me pareció una buena invitación para empezar a besarla..., primero besitos cortos pero con firmeza que fui imprimiendo en su frente para lentamente ir recorriendo parte de sus rostro y llegar a su oreja, donde transformé mis besos en un leve mordisqueo acompañado de pequeños chupones que le daba al lóbulo y que fue el motivo de quitarle un pequeño pero bien marcado quejido…, aaaaahhhhhhh…, no fue un orgasmo, mas bien fue el haber dejado libre al placer absoluto a todos sus sentimientos, seguí jugando con mis labios y mi lengua en todas las curvas y cavernas que se forman en la oreja y ya con intenciones de ir a recorrer su cuello le dije en un susurro:

"Algunos dicen que para hacer el amor tiene que existir un sentimiento, yo pienso que se puede hacer el amor hasta con un desconocido, los sentimientos dependen de la entrega que cada uno esté dispuesto a dar al momento de la relación."

Intentaba que mis movimientos sean sincronizados junto con la música, mientras mis labios la besaban, mis manos la presionaban contra mi cuerpo sin dejar de acariciarla y mi juego de cintura continuaba su balanceo en un baile romántico al que me acompañaba sin oponer ninguna resistencia pegando sus nalgas a mi ya erecto compañero de batallas. Todo se convirtió en armonía cuando una de mis manos todavía por encima de sus ropas, comenzó a amasar sus pechos mientras con la otra bajaba por su abdomen dibujando sobre su cuerpo una línea recta entre la unión de sus pechos y el cierre del pantalón. Para ese entonces mis labios y mi lengua ya se habían hecho dueños de su cuello y pasaban besando sus cabellos semi-ondulados que caían como cataratas bañando sus hombros hasta media espalda, recorriendo de un lado a otro para así poder explorar con mi lengua la otra oreja y arrancarle algunos movimientos apenas perceptibles de estremecimientos que recorrían su cuerpo como oleadas de electricidad.

El tiempo no era problemas, tenia varias horas para explorar, conocer, disfrutar, gozar y buscar los secretos en ese mundo de deseo que nadie había conquistado y como un pirata adueñarme de los tesoros que guardaba, dependían de mí y estaba dispuesto a dibujar el mapa que me guíe hacia el placer, tenía el manjar para festejar con un gran banquete y todo esto solo estaba custodiado por sus ropas.

La di vuelta, nos besamos como dos amantes que se reencuentran después de mucho tiempo, lentamente fuimos acercándonos a la cama, mis manos acariciaban su espalda y sus muslos presionándola cada vez mas contra mi cuerpo, a la vez estaban haciendo el trabajo de librar ese cuerpo de sus prendas, primero me dedique a desnudar su parte alta, saque su remera y ante mis ojos quedaron unos pechos medianos, tan proporcionales que conjugaban perfectamente con su cuerpo, sus cabellos los bañaban tratando de ocultarlos o quizás en un toque de travesura solo dejaban al descubierto una parte para hacerlos mas bellos aún. Sostenidos muy exquisitamente con una prenda que dejaba volar mi imaginación y una incógnita de ansiedad me inundaba - ¿con que me encontraría bajo el pantalón? - no quise besarlos en ese momento porque estaba tan bella que preferí esperar a ver el conjunto completo decorando su piel.

Mis labios comenzaron a hacer un reconocimiento intensivo del terreno a ser conquistado, besé con mucho cariño su frente, sus ojos, sus mejillas y al encontrar sus labios no se si fue un beso o una fusión, nuestras lenguas se enfrentaron en una lucha sin saber si importaba un ganador, el juego de enredarse entre si fue mutuo y en medio de ese beso caímos en el altar que seria el mudo testigo de nuestra pasión y deseo. Cuando por fin pude despegarme de esos labios, llene de besos su cuello para empezar a bajar hacia mi destino final que estaba justo debajo de su ombligo.

Sentir la suave piel de su cuerpo, solo sirvió para avivar mi tentación de besar sus pechos, pero solo me limité a unos besos suaves acompañados por mi lengua en medio de ellos y sin dejar de bajar y besar, crucé por su abdomen, mis besos ya no podían parar, mi lengua se puso a jugar en el ombligo y para tener una sorpresa mas en ese día, fue presionar el detonante del placer reprimido y contenido de mucho tiempo, al momento en que mi lengua jugaba, ella levanto su abdomen por unos segundos, hizo unos movimientos circulares, luego unos movimientos hacia un costado y el otro, para caer nuevamente a la cama acompañada de un quejido, aaaaaahhhhhhhhhh……, signo inevitable que tenia el primer orgasmo. Lejos iba a estar que me conformaría con eso y mis manos que no pueden quedarse quietas, aprovecharon ese momento para dejar fuera de combate al pantalón blanco que cubrían la otra mitad de su cuerpo, deslizando con suavidad y sin ningún impedimento, para dejar al descubierto un par de piernas de porcelana, cuan firmes y torneadas eran.

Como ya dije, la vida te da sorpresas y no pude menos que detenerme largos segundos a contemplarla, tenia ante mis ojos el mejor paisaje que puedan imaginar y si de algo no me arrepentía fue el esperar a verla a esa princesa con traje de lencería, volví a la realidad en el mismísimo momento que ella me beso y sus manos comenzaron a deshacerse de la ropa que aun yo tenia puesta, las inhibiciones ya habían quedado lejos, su perfume a mujer, sus caricias, sus besos, abordaban todos mis sentidos y el calor de nuestros cuerpos se encontraron piel con piel por primera vez.

Ahora yo no tenia porque esperar, volví al ataque pero ahora tenia mis objetivos directos, entre caricias, besos y abrazos, deje en libertad sus pechos y comencé un recorrido en espiral, comencé besando la parte baja para ir avanzando con mis labios y mi lengua en forma circular hasta justo el borde del pezón, que a estas alturas estaba muy sensible y de su color rosado paso a un color rojo carmín, tanto que parecía una cereza que invitaba a ser mordida, pero no estaba dispuesto a ser tan glotón y antes de llegar a morderlo pase a su otro pecho para darle un tratamiento exactamente igual que al anterior. Bien hube terminado esa labor, no quise hacerla esperar más y asenté la punta de mi lengua, justo en la parte mas alta de esa cereza, hice un poco de presión hasta que el filo de mis dientes llegaron a sentirla y sin morderla cerré mis labios en mi primer intento de morder esos pezones, lo que trajo como resultado un segundo orgasmo que tuvo que morderse los labios para no gritarlo y sus espasmos fueron el principio de un sin fin de contusiones, que no obstante me tentaron a hacer lo mismo con el otro pezón pero esta vez fui directamente cuan niño que esta con hambre y quiere su leche…, la verdad que no me preocupé más por contar sus orgasmos.

Solo me quedaba una prenda por sacar y ya no tenía muchos sentidos a mi favor para que sea paciente y piense, sin que haya terminado de calmarse yo ya estaba recorriendo nuevamente su abdomen, pasé por su ombligo y besé a través de la tela de su tanga esa selva de la que quería ser dueño y tratar de encontrar la ciudad perdida de la lujuria, nuevamente comenzaron los espasmos, pero eso a mi ya no me detenía ni me importaba, dibuje los bordes de esa tanga con mi lengua y poco a poco la fui sacando, parte con mis dientes y parte con mis manos, para dejar ante mi vista y deleite, una preciosa selva, depilada con prolijidad en los costados y la parte alta, recortada para que toda sea de un mismo largo y dejando un triangulo prefecto que apuntaba a la entrada de una gruta de paredes rosadas, coronada con un botón que se notaba muy inflamado, esperando a ser tocado para que las paredes abran paso al conquistador y formando tan bello espectáculo hasta me hizo creer que en algún lugar había leído, "Ud. llegó a la puerta del cielo"

Cuanto tiempo, no me pregunten, pero solo fue ver ese manjar y mi boca comenzó una tarea de lavado, lustrado y encerado, todo al precio de uno…, ya no había obstáculos que vencer y mi amada estaba totalmente entregada, besé el borde de sus labios vaginales, justo entre el triángulo y sus piernas, baje por la ingles para volver por el mismo camino, pero del lado opuesto, uniendo el recorrido por el puente que queda entre la concha y el culo, al llegar nuevamente arriba, hice caso a las señales que ofrecen ciertas rutas y me dirigí hacia donde apuntaba ese triangulo…, que locura…, que placer…, hice un pequeño salto al clítoris, pues ese seria el postre final a todo lo que me pensaba comer de esa bellas y palpitante conchita, su respiración ya no tenia un ritmo continuo, suspiraba, respiraba, contenía el aire, lo dejaba salir de golpe, podría decirse que bufaba y a cada que hacia esto, se estremecía, tenia espasmos y se dejaba caer.

Pasé mi lengua de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, bese directamente los labio vaginales, probé esos jugos deliciosos que brotaban como de un manantial y avancé lentamente con mi lengua en lo mas profundo de esa caverna, entraba, salía, subía y bajaba por todos lados, dibujaba rectas y círculos, hasta que en mis oídos empezó a escucharse, solo sonidos de un idioma que viene del país de los deseos, murmuraba, gritaba, se quejaba y hasta aullaba, mientras se contorneaba y estremecía desde la cabeza a los pies. Supuse que sería suficiente y fui directamente a ese botón que a esas alturas, ya hasta me llamaba por mi nombre y me prendí tal como lo había hecho con el pezón, sin miramientos ni compasión succioné, lamí, chupe, sorbí, presione con mis labios y hasta lo mordí, haciendo que todo su ser se contraiga en un montón de movimiento y que no pueda dejar de gritar, por mas que se mordía los labios y se tapaba la boca con las manos. Todo este juego terminó, cuando en un momento dado de sentó, aun estando yo en medio de sus piernas, con ambas manos me tomo entre el cabello y las orejas, hizo mucha presión, como para que mi lengua vaya a lo mas profundo de su ser, dio un grito, me levanto e hizo que mis labios se unan a los suyos para de esa manera callar su grito y se tiró hacia atrás, arrastrándome con ella para terminar ambos acostados.

Mis caricias desparramaban las gotas de rocío que bañaban su cuerpo…, nos besamos por algunos minutos…, me dijo que nunca se habría creído capaz de gozar tanto y que ahora haría lo mejor posible para devolverme el placer y sin más tiempo que perder, comenzó a acariciarme y a besarme y de la misma manera que yo me apoderé de la última prenda que cubría su cuerpo, ella lo hizo conmigo..., estiró su lengua y apenas con la puntita fue acariciando mi miembro que parecía mas grande que nunca, trazó un par de líneas, desde la punta hasta llegar a mis huevos…, luego se abrió camino en mi prepucio y saboreó la jalea que con la excitación se había acumulado, envolvió mi glande con su lengua y en un movimiento en círculo fue metiendo todo lo que podía para empezar la succión que tanto ansiaba sentir

En un principio no fue mucho lo que pudo contener en su boca, pero cada vez que subía, succionaba y sin dejar de succionar comenzaba a bajar, realmente podría decir que me estaba comiendo el fideo, porque era casi lo mismo, de esa manera y manteniendo un ritmo constante y monótono fue logrando que penetrara más hasta que luego de varios movimientos mis propios huevos sentían el roce de sus labios, pero ahí no termino su tarea, cuando se hubo acostumbrado lo sacaba hasta la punta, lo tragaba hasta el fondo y después de tres o cuatro movimientos iguales lo sacaba pero en vez de tragarlo lo atrapaba con sus labios y lo recorría por uno de los costados para llegar a mis huevos y subir nuevamente hasta la punta y volver a bajar por el otro costado. Eso me ponía mas loco que cuando se lo tragaba todo, era similar el movimiento como cuando comemos un bombón helado. Los movimientos fueron aumentando a medida que pasaban los minutos, le dije que en cualquier momento terminaría, pero cuando escuchó salir esas palabras de mis labios, me miró fijo a los ojos y se limitó a decir, pues probare que gusto tiene esta leche… y de ahí en mas no paro su sube y baja, al mismo tiempo que le agarré la cabeza y empecé a cogérmela por boca con tal fuerza, entrando tan adentro que creo que el primer chorro de leche que derramé ni siguiera lo sintió en su boca, pero luego si que se trago todo y sin dejar escapar una gota.

Estaba por dejar de chupar, pero le pedí que siguiera, que me la limpiara bien y sin protesta que brote de sus labios fue haciendo lo que le pedía, puso tanto esmero en su tarea, que no tarde mucho en volver a poner a mi compañero de aventuras en su posición de batalla, - luego me comentaría que la sensación de que crezca en su boca fue algo tan alucinante y excitante al punto que le pareció que había crecido mas que en los minutos anteriores. Sin reclamo que pueda salir de mi parte, me pareció oportuno que el cambiar de labios no sería nada malo…, la tomé con suavidad de su cabeza y con un leve tironcito hacia arriba le hice entender que lo que seguía, tenía más en común con la equitación que con un helado.

Para no perder mucho tiempo yo preferí quedarme en la posición que estaba, aunque me senté un poco para recibirla con un beso de agradecimiento por su labor anterior, poco a poco sin dejar de besarla me dejé caer hacia atrás, soltándole los labios solo cuando sus otros labios besaron mi ya dispuesta herramienta, no hacen falta palabras de explicaciones, sin dudar un solo instante moviendo levemente su pelvis, acomodó mi pija justo en la puerta de su concha y comenzó a penetrarse desde la punta a la base sin parar de bajar nunca, era tal la humedad que tenia que no tuvo impedimento, aunque quizás por el tiempo que había pasado de que nadie recorrió ese camino, que se sentía un poco ajustada y muy apetitosa.

La cabalgada fue parte de algún capitulo de los "Jinetes del Apocalipsis", creo que la mayoría de los hombre somos de mas aguante en el segundo polvo y yo no soy la excepción, en un momento no se si me cabalgaba o me domaba, porque se hacia para atrás y para adelante sin dejar de revolver su concha contra mi pija y como cada vez que se hacía hacia delante y bajaba me dejaba al alcance de mis labios sus tetas, nuevamente hice de cuenta que era un bebe y empecé a prenderme cada vez que podía para chuparlas, lamerlas, morderlas y besarlas, cada vez mostraban un pezón mas duro y levantado y fueron varios los orgasmos que dejo encima mío hasta que me empezaron a venir las cosquillas en mis huevos, signo de que estaba por llenar de leche con mi pija el estuche donde estaba guardada hasta ese momento y sin preguntarle si quería o no, teniendo en cuenta que no había querido desperdiciarla con la boca, empecé a descargar las reserva que le quedaban a mis huevos…, supongo que por la sensación de mi leche caliente en su concha que ella empezó un orgasmos que fue acompañado con gritos, saltos y algunas lagrimas de felicidad, hasta quedar recostada en mi pecho

Ambos teníamos signos de agotamiento, quedamos acostados y muy pegados, empecé a darle mimos con caricias sobre su cuerpo, hasta que en algún momento una de mis manos fue a chocar involuntariamente con sus nalgas, ahí sí que se me metió el diablo y me dije a mi mismo, porque no? Y sin perder mas tiempo, volvieron a la carga mis besos, sus pechos ya los conocía pero no los quise desperdiciar nuevamente, recorriendo su cuerpo llegue a su conchita, me dijo yo también quiero besarte, me di vuelta y empezamos un 69 que para mi beneficio personal aproveché para empezar a jugar en ese agujerito marrón que escondían sus nalgas, en un principio como que no le gustó la idea de que jugara de esa manera, le dije:

tranquila, solo fue un beso

nunca antes nadie me había besado ahí

Nunca he escuchado un coro de ángeles cantar el Aleluya, pero esto debe haber sido lo más parecido y no podía creer que al alcance de mis labios y mi lengua tenía una puerta que había permanecido cerrada a los bajos instintos.

si anteriormente te dejaste llevar y gozaste, por aquí podes llegar a gozar mucho más, todo depende de vos

no sé…, no me animo, como que me da cosas

solo relajate y dejate llevar, vas a ver que es mas placentero, de todas manera si cuando lo intentamos no te agrada, lo dejamos ahí, no te voy a obligar a nada que no quieras, solo te pido que confíes un poco en mí

la verdad que si confío en vos, con todo lo que me diste hasta ahora en placer, me parece justo que al menos lo intentemos

La tarea que seguía, era responsabilidad de mi lengua, pero hay que darle mención especial por el apoyo brindado tanto a mis labios como a mis dedos. Su boca comenzó nuevamente una golosa forma comerme la pija, mientras yo puse mucha paciencia y saliva, mi lengua empezó a dibujar líneas circulares y en espiral por los bordes de ese agujerito que empezaba a palpitar con cada roce, a cada paso que hacia por el centro presionaba un poco en un acto de penetración…, estos movimientos poco a poco fueron combinados con besos suaves, los que eran acompañados con pequeños empujones de su parte haciendo mas presión con mi lengua, signo de que le había comenzado a gustar, no tuve que esperar mucho para que dilatara, supongo que estaba bastante relajada, fruto de sus múltiples orgasmos anteriores.

Para su propio placer, cambié de posición a una especie de 69 pero teniéndola de espalda, lo que significaba que tenia un muy buen acceso a ese culo divino con mi boca y a la vez en su conchita prácticamente me podía sumergir con mi nariz, comencé a lubricar uno de mis dedos en los jugos que su gruta derramaban y tras varios masajes circulares lo fui introduciendo muy lento, lo sacaba, jugaba un poco con mi lengua para ir lubricando con mi saliva y nuevamente introducía mi dedo tratando de que los movimientos circulares hicieran que cada vez vaya mas adentro de su agujerito; así estuve jugando, una y otra vez hasta que pude introducirlo hasta el fondo, sus paredes palpitaban y hasta de vez en cuando me presionaban sus músculos con la intención de que mi dedo abandone el lugar que ocupaba…, pero yo no estaba dispuesto a rendirme tan fácilmente y abandonar tan comprometedora misión.

Después de varios minutos de que mi dedo estuvo haciendo su trabajo, creí necesario que vaya a ayudarle otro de mis dedos, con tal dicen que dos hacen mas que uno, los músculos ya habían empezado a ceder y la dilatación me permitió que al lograr mi segundo objetivo, mis dos dedos se repartieron la tarea, se metían juntos, pero en su interior hacían fuerza hacia lados opuestos y empezaban a salir, mi lengua ya había empezado a hacer desflorecer de placer ese virginal agujero, porque cuando mis dedos salían, mi lengua entraba y ya jugaba en sus paredes interiores para agregar así un poco mas de saliva y que mis dedos vuelvan a ocupar su lugar, a todo esto, ella me ayudaba con movimientos de cadera hacia atrás y luego en forma circular para que la penetración sea cada vez mas profunda. Ahí el preámbulo se termino, me di vuelta, le dije que me la chupara bien y que la deje bien salivada, que estaba lista para el broche de oro.

La di vuelta, di un ultimo beso a su virginal agujero, introduje mi lengua le agregue saliva y apunte la cabeza de mi pija a la puerta trasera…, obviamente que para una mujer no es lo mismo sentir un dedo o dos, a sentir la que se la están por meter hasta los huevos…, dio un pequeño tirón hacia delante como diciendo "NO", pero ya era un poco tarde para arrepentimientos, la sujeté por la cintura, mantuve firme la posición que le había puesto y empecé a presionar hasta que la cabeza desapareció, hizo algunos gestos de dolor, pero eso no cambiaban mucho las cosas, esperé un momento antes de seguir avanzando, aproveche para empezar a estimular su clítoris que la relajó y bajo un poco las tensiones. Cuando la sentí relajada empecé nuevamente a presionar, ahora si se quejó, hice otra pausa para que se acostumbre y fue el último favor que le iba a dar.

Ya había logrado meterme hasta la mitad, la otra mitad por conquistar seria motivos de algunas lágrimas, la vi agarrarse de las sábanas y morder la almohada, pero aún así no dejé de empujar. Al llegar a fondo volví a masajear su clítoris, se aflojó nuevamente, esperé hasta que se acostumbre y empecé un mete y saca que fue cambiando de ritmo a medida que ella empezó a disfrutarlo más, al cabo de unos minutos, todo se transformó en placer y vaya que como lo gozo, tantos van y viene la hicieron ponerse un poco loca y sus gritos se deben haber escuchado a varias cuadras a la redonda, entraba, salía, me iba hacia el borde de ese culo maravilloso, para volver a entrar hasta los huevos, en unas de esas ella empezó a menear el culo de un lado a otro sin perder el mete y saca que ya veníamos haciendo, llegó a experimentar su primer cadena de orgasmos simultáneos que acompañó con mas gritos y otras lágrimas de placer y felicidad. Me preguntó si podía ir arriba, le dije que si, me acosté y ella sola se ensartó todo, sentándose de un solo golpe hasta llegar a chocar mis huevos, se acomodó como para empollarlos y ahí comenzó una poesía recitada a dúo entre Gustavo A. Bécquer y Pablo Neruda, acompañados por las campanitas de todo un coro navideño

No tengo palabras para describir el resto, simplemente lo dejo a la imaginación de cada uno de ustedes, lo último que me viene a la mente es que cuando terminé en su culo, ambos nos buscamos para abrazarnos y besarnos largamente, estábamos bañados en sudor, totalmente rendidos pero inmensamente felices…, nos bañamos con muchos mimos de por medio…, juntamos nuestras ropas que habían quedado desparramadas…, nos ayudamos a vestir mutuamente…, salimos del hotel, mudo testigo de un amor que nació en un viaje de solo 55 km., pero que sirvió para que nazcan 180 minutos de placer.

Si alguna mujer que viva en el norte de Argentina se interesa por conocerme y está dispuesta a ver si podemos vivir una historia compartida, solo tienen que escribirme a edgarevalo@hotmail.com , así nos ponemos en contacto.

Les agradezco por haber leído este relato y si quieren votar por él, desde ya se los agradezco y seguramente me van a alentar a que siga escribiendo alguna otra historia de mi vida.