51.2 Uso y abuso en un coche

Gonzalo me abrazó y oculté mi cara en su pecho, eran muchos los recuerdos que me unían a Nico y muy fuerte la atracción que sentía hacia él, ¿cómo olvidar sus abrazos, y sus besos, y los ratos pasados juntos, y como me hacía el amor? Imposible.

Abrazaba mi cuello con sus manos como si quisiera ahogarme, buscaba con la lengua los sabores de mi boca respirando agitado.

-Mámala Daniel, necesito descargarme o reviento, por favor.  –su gran pene follaba el aire queriendo entrar en algún cálido lugar y mi boca fue a su encuentro, deslicé su prepucio para dejar libre su glande y lo fui metiendo poco a poco hasta que estuvo todo dentro.

Me sentía morir de placer y no me importaba que me faltara a veces el aire, sus testículos muy duros me indicaban que llevaba días sin vaciarse y sus movimientos al contraerse eran claro exponente de su excitación.

Comenzó a follarme la garganta elevando su culo del asiento y proyectando sus caderas al encuentro con mi boca, cuando sentí que se iba a correr saqué su pene de mi garganta dejando su glande en mi boca, tuve que colocar mi mano en su tallo para evitar que entrara del todo otra vez y vertiera su semen en mi garganta, lo quería en mi boca para paladearlo.

Apreté ligeramente sus huevos y éstos se subieron en el escroto hasta quedar pegados a mi mano, la que sostenía su falo, Gonzalo emitió un gritó ronco y comenzó a llenar mi boca del blanco y espeso semen, tuve que tragar para que no rebosara de mis labios y a pesar de ello caían hilillos hasta mi mano escurriendo hasta sus huevos. De repente dejó caer su culo sobre el asiento y sus manos resbalaron de mi nuca, respiraba con dificultad y se contraía al envolver mi lengua con su esperma el capullo de su pene.

-¡Ahh!, ¡ahhh!, ¡ahhh!    -suspiraba entrecortado retrayéndose para sacar su polla de mi boca.  Mis lamidas y chupadas lastimaban la sensible piel de su glande.

Absorbí para sacar lo último que quedara y lamí mi mano del semen que tenía en ella y sus testículos.

Le miré y viví la adoración que desprendían  sus ojos, me daba por satisfecho al verle feliz aunque mi verga y los huevos me dolían un montón. Tiró de mis brazos y me sentó en sus rodillas, me besaba enternecido rodeando mi cabeza con sus manos.

-Mi precioso putito, mamón vicioso, ¡cómo te quiero!  -su lengua entró en mi boca y su mano agarró con fuerza mi polla, suspiré entrecortado enterrando mi cara en su cuello.

Su mano descorrió la cremallera y entró para acariciar mi miembro por encima de la tela del bóxer, fue hurgando hasta correrlo hacia abajo y sacar mi polla y huevos por encima del elástico. Continuaba escondiendo mi cara en su clavícula y cuello, me estiré para facilitarle que masturbara mi verga. La sujetaba con sus dedos envolviendo la cabeza en mis flujos y pasando la palma de la mano por ella.

-Bésame Daniel.  –obedecí y llevé mi boca a la suya, mis labios temblaban trémulos y los mordió, cogió saliva de mi boca con su lengua y la deposito en la mano que volvió enseguida a mi polla, la deslizaba delicada y lentamente sujetándola con fuerza haciéndome estremecer.

-Me voy a correr Gonzalo, ¡mi amor me corro!  –me sujetó por las caderas y elevó mi cuerpo un poco, se inclinó y metió el glande de mi pene en su boca, me volvía loco pero él me sujetaba y no me permitía mover, eyaculé dando un grito e intentado agarrar el aire con mis manos, me imitaba y envolvía mi polla en su boca con mi semen.

Cuando dejó mi pene y elevó la cabeza tenía su boca cerrada, la abrió y me enseñó la lengua, tenía aún en ella parte de mi leche sin tragar, abracé su cuello y metí mi lengua en su boca, jugamos con nuestras lenguas batiendo el semen hasta que fue desapareciendo bajando por nuestras gargantas y dejándonos impregnados de mi sabor.

-¿Sabes que además de putito eres un poco cochino?  -acariciaba mi cabello y a veces bajaba hasta él para besarlo y volverlo a envolver en sus dedos, no sabía si lo decía en serio.

-Si no te gusta no lo volveré a hacer.  –abracé muy fuerte su pecho.

-No he dicho que me disguste, constato los hechos, me encanta tontito, me vuelves loco de placer y deseo y me gusta tu semen como a ti el mío.

No podíamos permanecer allí más tiempo, recompusimos nuestras ropas, cogimos los paquetes, eran tres, que me había enviado Wes y fuimos a los ascensores.

Borja había dejado mi maleta en la habitación de Gonzalo, deshice los paquetes, uno de ellos contenía zapatos y los otros dos eran dos trajes con una nota prendida en el papel que los envolvía, con instrucciones de Wes de cómo debía colocarlos cuando los recibiera.

Un conjunto de sport de pantalón color verde, camiseta naranja y chaqueta gris oscura de manga tres cuartos, el otro lo formaban un pantalón gris oscuro y plata a cuadros con camisa de dibujos florales y chaqueta gris brillante, los zapatos eran lisos negros otros granates claros, lo coloqué todo como me decía Wes.

Aparte venían unos leggings de tela vaquera, camiseta de cuello redondo y muy abierto, floreada en tonos pastel, camisa tipo chaqueta color hueso de tela fuerte y gruesa para llevarla por fuera y botines montañeros muy toscos, también varios tanguitas, abiertos por detrás, que serían para usar con esos pantalones que eran una segunda piel.

Me admiré de la capacidad y fantasía de Wes, no sabía si sería capaz de llevar semejantes ropas, observé que Gonzalo lo miraba todo aunque no hablaba.

-Tenemos que bajar Gonzalo, empezarán a llegar los invitados.  –se acercó y me quitó de las manos la camisa que me estaba colocando sobre el pecho para ver cómo me sentaba y me cogió en sus brazos.

-No tienes que preocuparte pequeño, todo está programado y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Aún es pronto para cenar, podías irte probando este conjunto que parece cómodo, no vamos a salir del hotel y lo podrías llevar.  –me señalaba los leggings y la camisa que me había quitado de las manos.

-¿Tendré tiempo para ducharme?  -saco su móvil para mirar la hora, no llevaba su reloj como en otras ocasiones.

-Puedes hacerlo, aún falta tiempo para la cena, mientras te duchas haré unas llamadas.  -como quería que me cambiara de ropa, sería mejor estar limpio, empecé a vaciar mi maleta y colocar mis ropas en el armario, total tendría que estar allí una semana y dispuse la ropa que me iba a poner, el tanguita no se notaría debajo del pantalón leggings.

Tomé mi ducha y me lavé cuidadosamente aplicándome crema en abundancia, cuando volví a la habitación estaba hablando por teléfono y se me quedó mirando, me puse el minúsculo tanga que dejaba mis nalgas a la vista y solo sujetaba mis testículos y pene y comencé a embutirme en los leggings, eran de talle bajo y me cubría solamente hasta el pubis, si me estiraba podía vérseme el vello. Gonzalo se levantó  sin separar el móvil de su oreja y se acercó. Me giró tomándome del brazo y luego acarició mis posaderas en un gesto de posesión que me hizo temblar.

La camiseta me tapaba un poco más abajo de la cintura del pantalón y la chaqueta camisera lo cubría todo, respiré aliviado, me sentía desnudo sin ella y que lo enseñaba todo. Me di una vuelta para que me viera y me envió un beso que puso en la palma de su mano.

-Gonzalo, ¿tú crees que voy bien vestido?, me siento desnudo y como que todos van a mirarme.  –sujetó mi mano por encima de mi cabeza y tuve que dar unas vueltas como si bailara para él.

-Yo te veo delicioso, apetecible, envidiable y no quiero que los demás te vean con indiferencia, deseo que me envidien por tener el chico más guapo para mí.  –besó mi mano con una reverencia galante.

-No sé Gonzalo es quizá demasiado lanzado para mí, no estoy acostumbrado.  –seguía teniendo mis dudas y temblaba al pensar que las miradas me desnudaran más de lo que ya me sentía.

-Por favor Daniel, yo te veo bien, hazlo por mí.  -¿qué iba a decir yo?, si él era gustoso de que luciera mi cuerpo, le complacería y haría lo que me dijera.

Cuando bajamos fuimos a un salón reservado para nosotros, estaba ocupado por los invitados que habían ido llegando, algunos lo harían el sábado a la mañana.

Mi madre hablaba con María, Raúl y el grupo que se había formado de los que habían venido de España, en otro grupo estaban los de París entre ellos Nico que me miraba sorprendido. Lorian vino corriendo a abrazarme y saltábamos como niños abrazándonos.

-Estás magnífico, vas aprendiendo a comprar tu ropa.  –abrió mi camisa para ver el interior y se abrazó a mi cintura.

-Te hemos traído un regalo, luego te lo entregaremos.  –Alan me estaba mirando y tenía a su lado a un chico moreno y alto de unos treinta años que me presentó como Fernand.

Fui saludando al resto de los presentes, Amadeo resultaba delicioso y Carlos no abandonaba su mano.

La cena transcurrió muy lenta y me levantaba sin cesar para ir a besar a unos y otros, no me podía aguantar, necesitaba de ellos y con la disculpa de preguntarles algo los abrazaba, en un impulso irresistible de transmitirles mi felicidad de tenerles conmigo.

Algunos querían salir de fiesta, Gonzalo prefería que nos quedáramos, era lo más prudente ya que mañana deberíamos estar despejados, Lorian y Nicolás subieron con nosotros y al rato llamaban a nuestra puerta. Lorian llevaba un paquete en sus manos que me entregó.

-Espero que te guste, dice Nicolás que eres tan friolero que en Londres necesitaras abrigo.  –lo abrí, era una chaqueta acolchada que no pesaba nada, Lorian la abrió para que me la probara.

-Te va de maravilla. –pasaba su mano para alisar imaginarias arrugas y me abrazó besándome en los labios.

Me acerqué a Nico y estreché su cintura muy fuerte.

-Gracias Nico, la llevaré conmigo y así me acordaré de vosotros.  –sus brazos me sujetaban muy fuerte como si deseara romperme y su beso se prolongó demasiado tiempo pero no quería interrumpirlo, me gustaba su beso aún lleno de latente amor y a él no le importaba el que Gonzalo estuviera delante.


-Sigue enamorado de ti y te desea, ¿qué sientes tú por él ahora?  –separó un momento su boca de mis labios para hablarme, le miré acariciando con suavidad su barba hasta llegar con mis dedos a sus labios.

-Le sigo queriendo y nunca podré dejar de hacerlo, es diferente a lo que siento por ti, nos ayudamos mutuamente en momentos difíciles para los dos, resultó un amante paciente y tierno que me hizo experimentar todos los placeres de mi cuerpo, pero no quiero hablar ahora de eso.

Gonzalo me abrazó y oculté mi cara en su pecho, eran muchos los recuerdos que me unían a Nico y muy fuerte la atracción que sentía hacia él, ¿cómo olvidar sus abrazos, y sus besos, y los ratos pasados juntos, y como me hacía el amor? Imposible.

-¿Volverías con él?  -Gonzalo sigue insistiendo y no sé qué quiere sacar de mí.

-Si no te tuviera a ti, sí, volvería con él. Lo siento Gonzalo le he querido tanto y le quiero.

-Bueno no estés triste y a mí no me hagas caso.  –me apretaba muy fuerte contra él como si temiera que escapara, besándome el cuello y mordiéndome el lóbulo de la oreja.

Le miré seductor y metí mi dedo índice en su boca.

-Ardo en deseos de ti Daniel, no siento celos de Nico, de ninguno de tus amantes con los hayas estado, pero tengo curiosidad y me excita saber que otros hombres te desean y te han tenido para ellos.  –estoy viendo que es verdad, no es celoso y me inquieta sin embargo su curiosidad que puede resultar malsana y llegar a hacerle daño.

-Amor, va a parecer que estas un poco enfermo. –le hablaba mientras acariciaba su barba y su cabeza.

-No lo veo de esa forma, es simplemente erotismo puro.  –dejó de hablar para morder fuerte mi oreja.

-Quiero gozarte Gonzalo, tú eres un macho que me calientas con solo mirarte y olerte, dejemos lo demás.  –sujeto su verga con mi mano y la froto contra mi pubis, se va excitando y su polla crece, ¡ohh!, los hombres, cuando se calientan puedes llevarles a tu terreno y hacer lo que desees de ellos, sentía que Gonzalo  me amaba pero ahora necesitaba mi culo o mi boca, un agujero caliente para meter su hombría y descargar su bravura y potencia.

Su verga estaba húmeda, caliente y olorosa para comerla, ahora deseo tenerla en mi culo, que me lo abra con ella.

-La necesito en mi culo, quiero que me penetres y me rompas. –me mira lujurioso y su sentido de posesión aparece.

Me lleva hacia él y comienza a comerme la boca, a besar mi cara donde su barba es una caricia añadida a la humedad de sus labios que atrapan los míos para morderlos.

Desliza su mano por mi vientre y abre mis piernas buscando con ella mi ano, lo acaricia y empuja; con la crema que le he puesto es fácil el meterlo y jugar con él allí dentro sintiendo el calor que emana de mi recto y como aprieto su dedo.

-Amo tu culo, te amo a ti entero, desde tu cabello hasta los dedos de tus pies, eres perfecto y no me canso de follarte, me arde el pecho de deseo.  –chupa mis tetillas que se ponen tiesas y sus dedos son la delicia que necesita mi ano, que los aprieta amoroso de tenerlos y que despierten tan hermosas sensaciones en él.

Se arrodilla y levanta mi cuerpo colocándome como está él pero con mi culo ofrecido muy alto, las piernas abiertas para que vea bien el agujero que va a poseer. Lo noto latir y palpitar abriendo y cerrando sus anillos en una llamada muda que él entiende.

Mete su cabeza y lo besa sonoramente para después pasar su lengua por él en húmedos y mojados sonidos, muerde mis glúteos, su barba acaricia mis nalgas, lo hace a propósito sabiendo por mis gemidos que me tiene loco de deseo.

Giro mi cabeza hundida en la sábana, está descapullando su glande que aparece rojo y brillante y comienza a penetrarme, la mete hasta el fondo sin prisa y sin parar. Mi culo lo recibe y envuelve receptivo y tengo que suspirar de placer. Entra y sale un par de veces con fuerza haciendo que gima y jadeé.

-¿Te gusta mi verga putito?, ¿hace gozar a tu culo goloso la polla de tu macho?  -sale un sí que no creo que pueda oír de mis labios, la saliva se me escapa y resbala hasta la sábana.

Sí, así, me encanta su verga de macho de verdad, y empieza a meterla y sacarla siendo el dueño de mi culo, siento cuando se hunde en mis entrañas, como me llega hasta pasar mi ombligo, es imposible pero cada vez la siento más profundo.

-¿Quieres más?  -muevo mi cabeza sin saber si digo que no o que sí, el entiende que si quiero y al llegar con sus testículos a mi perineo se aprieta queriendo entrar más y no puede.

Quiero tocar sus huevos y llevo allí mi mano para esperar a que vuelvan a estar en la entrada de mi ano, están gordos y pesados, llenos de su leche que dejará en mi culo dentro de poco, los arrebata de mi mano al sacar su polla y los vuelo a sujetar cuando llegan otra vez.

-Dame más, más fuerte, destrózame mi amor, tómame hasta el fondo.  –se esfuerza y hace círculos para volver a meterla con fuerza, va a dejar mi culo abierto a tope, acelera su marcha, no quiero que esto termine, estoy en una nube de placeres y grito continuamente pidiéndole imposibles, gozos inalcanzables aunque esto que siento es como si me arrebatara y llevara a un mundo mágico de placeres no sentidos antes.

Respira muy fuerte, gruñe y suda, me penetra con ganas locas, su verga aumenta de volumen y se endurece más, me va a llenar, a preñarme como si fuera su hembra.

Va dejando dentro de mi todo lo que contenían sus cojones que aprieta en la entra de mi culo, y siento un placer enorme que hace estremecer mi culo apretándolo y estrangulando su polla, siento que me mareo, no he eyaculado pero como si lo hubiera hecho, esto me sucede pocas veces, se clava otra vez con fuerza y vuelve el loco cosquilleo que me lleva de nuevo a temblar, tiene que sujetar mi cintura para que no caiga tendido y muerto en la cama, siento palpitar mi ano abrazando su polla para retenerla o expulsarla o simplemente frotarse con ella.

Se desploma sobre mi espalda y pega su pecho a ella, quiero más, que se repitan mis orgasmos anales aunque me mate, acaricia mi polla con su mano que mete por deban de mi vientre y al moverla estallo, ahora sí, derramando mi esperma sobre su mano y la cama.

Se queda un momento quieto respirando angustiado y besando mi espalda.

-¿Te ha gustado putito? ¿Se ha portado bien tu macho?  -sale una risa nerviosa de su boca.

-Sí, ha sido delicioso pero no la saques aún por favor, déjala dentro.

Se va deslizando de mi interior y sale arrastrando parte de su semen con su polla, cierro mi culo para retener su esperma. Me abraza y coloca su boca en mi cuello cerca de mi oreja.

-Tienes un culo muy goloso, ¿lo he hecho bien?  -los machos siempre preguntan lo mismo, quieren conocer si han funcionado como creen que es su deber y han dejado a su hembra satisfecha, no van a cambiar nunca.

-Sí, ha sido maravilloso, tienes una polla prodigiosa y me follas divino.  –se ríe divertido y contento oprimiéndome en su fuerte abrazo.

-Mañana quiero que sea igual, sé que es difícil, muy pocas veces tengo orgasmos anales como hoy y por poco me llevas a la tumba, sinceramente eres mi amor. Te amo Gonzalo, te pertenezco y sabes que puedes hacer de mi lo que quieras.  –le encanta que le diga estas cosas y saber que puede contar conmigo para lo que se le antoje.

Nos duchamos rápidamente y nos disponemos a dormir, los brazos de mi madre me transmiten amor, los de Gonzalo, amor, deseo, ternura, fuerza, protección y un sin fin de sensaciones más.


Tenía sus ojos cerrados y dormía plácidamente, podría estar soñando y sería con algo agradable por la bonita sonrisa que asomaba a sus labios. Mi vista recorría su desnudo cuerpo devorándole con ternura, era tan grande y fuerte, se estaba recuperando y cada semana ganaba algunos gramos que se le iban colocando en su cuerpo donde más los necesitaba y favorecía.

Me aproximé a él y comencé a acariciarle, sin intención sexual alguna, solamente para notar su cálida piel en la palma de mi mano, me incliné un poco para poder besar la comisura de su boca rodeada de pelos tan negros como los que se repartían por su cuerpo.

Se dio la vuelta y colocó su brazo en mi abdomen, observé sus músculos, las venas que le corrían hasta llegar a sus manos, los negros y fuertes vellos que se perdían hasta unirse a los que salían en frondoso matojo de su axila.

Pasé las yemas de mis dedos por él hasta llegar a las falanges de sus dedos, me daba cuenta de lo que sentía por Gonzalo, amaba cada poro de su piel y sentía un gozo indescriptible con solo observarle. Subí mi mirada para volver a ver su cara, había abierto sus ojos y me miraba sin decir nada, el único movimiento que sentía era el de su respiración, entrelazó nuestros dedos apretando hasta hacerme daño y seguimos estudiándonos lo que conocíamos de memoria de tanto vernos.

-¿En qué piensas?  -sus dientes resplandecían enmarcados en el rojo de sus labios.

-En ti, en mi, en los seres que amamos y en todo lo sucedido este año. –me envolvió cierto aire melancólico.

Me arrastró hasta que nuestros cuerpos se juntaron.

-Pero no tienes que estar triste, ¿algo va mal?  -salieron dos lágrimas de mis ojos y él las secó con su mano.

-No quiero verte así, te pones muy feo, dime que te sucede.  –reuní fuerzas para hablar.

-Siento que para que yo sea feliz haya tenido que morir Ál, soy inmensamente feliz y me produce vergüenza y me duele.  –me levanté y fui al baño para que no volviera a ver mis lágrimas correr.

Sentí su presencia a mi espalda contraída de dolor sobre el lavabo. Me abrazó y comenzó a besarme la espalda.

-Tú no has tenido la culpa de nada, por favor deja de llorar, me matas Daniel.  Sucedió sin que nadie lo quisiéramos.  –me giré y miré su cara tan dulce y preocupada.

-¿Y tú qué sabes de lo que yo he podido desear que sucediera?  - me abrazó a su pecho mientras pasaba sus manos por mi espalda hasta que me fui calmando.

Bajamos a desayunar y a encontrarnos con nuestros amigos, era tarde y mamá estaba en el comedor con otros, habían desayunado ya y algunos no habían bajado aún, no deseábamos comer y simplemente pedimos un té con leche. Lorian vino a nuestro encuentro sujetando a Alan de la cintura.

-Gonzalo te vamos a robar a Daniel un ratito.  –sabía ser mimoso cuando quería y mi amor hizo un gesto como si me regalara empujándome de su lado.

Me dirigió a una mesa, le veía un poco confuso o turbado y a Alan pensativo sin hablar.

-Alan va dejar a Tristán.  –me miraba como si por la simple noticia tuviera que tener decido algo al respecto, esperé a que siguiera hablando.

-Le digo que vuelva a la agencia, le cogerán de nuevo si quiere trabajar, no puede estar viviendo siempre de los demás y, ¡joder!, si entrega el culo que sea porque él lo desea.  –tiene sus ideas revueltas y no se termina de centrar.

-En Septiembre Nico volverá a España o Inglaterra y yo no voy a seguir viviendo en su casa si él no está, ahora gano dinero, suficiente para tener una casa y vivir por mi cuenta, creo que podía estar conmigo, trabajando y en igualdad de condiciones con Fernand, si le gusta que siga con él pero sin dependencia. Dile que tengo razón.

-Lo cierto es que no se qué pensar y menos ser capaz de aconsejar, aunque con matices yo estoy en la misma situación que Alan. Voy a comenzar a vivir dependiendo de Gonzalo y su familia, aunque continúe trabajando es indiscutible que mis ingresos no me permitirían vivir como lo voy a hacer. Es la única reflexión que puedo hacer.

-Pero tú trabajarás y podrías vivir independiente si por lo que fuera lo tuyo con Gonzalo no funcionara.  –me parece que Lorian ahora razonaba mejor que yo y no se le puede discutir.

-Tienes razón Lorian, ahora la decisión depende de Alan, la verdad Tristán es una buena persona pero Fernand me gusta más para ti, va más con tu edad, pero no le conozco.  –seguimos hablando más y parece que Alan acepta la tesis de su amigo. Viéndoles hablar me doy cuenta del aprecio que se tienen y que nunca se dejarán de ayudar.

Tengo que ir saludando al resto de los invitados que no llegaron anoche, a Sergio y su novia que han venido separados en un vuelo mañanero, el amigo más cercano a Ál y María en un principio y que luego fue cediendo esa posición a otras personas más afines. Tommy y Vincent han traído a su hermana, Nico y  Jaime me presentan a Lucía, por fin puedo conocerla y abrazarla.

Estoy bastante aturdido y es difícil atender a todos en tan poco tiempo, solamente puedo abrazar, dar besos y sentirme abrazado y querido. El salón que tenemos reservado se va quedando vacío, todos van a prepararse para la comida y subimos a vestirnos.

Escojo, siguiendo las instrucciones de Wes, el conjunto de camiseta naranja, con la chaqueta de manga francesa y el pantalón verde con los zapatos granate, me parece que va a resultar difícil prescindir de tan excelente asesor, el conjunto luce muy juvenil y alegre para la comida.

El restaurante de  Martine está precioso o me lo parece a mí, siempre luce flores en las mesas pero hoy resplandecen más, blancas a juego con las servilletas y sobre los manteles rojos, ha contratado más camareros para atender a tanto público.

Veo a mi madre acompañada por Rafael que ha ido a buscarla al hotel para acompañarla, así Gonzalo y yo hemos podía venir dando un paseo aprovechando el momento para respirar el bonito día, a pesar de que algunas nubes se empeñan en ocultar el sol.

Felicito a Martine por lo bonito que lo ha dispuesto todo, Evans está a su lado y le guiño un ojo, se que él ha invertido mucho de su tiempo en ayudar a que resulte espectacular.

Después de la comida los invitados comienzan a circular entre las mesas, a acercarse hasta mi para intercambiar algunas palabras, a Gonzalo le acosan Jean y Denis, ha estado durante la comida en otra mesa y le veo feliz con los chicos.

Parece más un banque de boda que una comida de despedida a un amigo, es posible que también haya algo de ese espíritu y se respira en el ambiente.

Después de pasar mucho tiempo de tertulia en grupos, bebiendo demasiado, comienzan a despedirse, hay invitados que no estarán a la noche como André y su familia, la gente que ha venido de la fábrica excepto Milou que se quedará en Lille, se van despidiendo y otros quieren conocer un poco de la ciudad.

No voy a olvidar a David y Juan que han venido desde Derby, acompañados de la novia de David, me la presenta por primera vez y la veo preciosa, y todos los demás aunque no los nombre.

Paseamos hasta el hotel con mi madre a nuestro lado, está satisfecha de cómo ha transcurrido la comida, después de estar un rato con ella hablando, la dejamos para ir a descansar a la habitación.

Los más curiosos quieren hacer turismo y han salido a ver calles y edificios y otros están descansando de la noche pasada para poder aguantar esta nueva que celebraremos invitados por Lucas en la antigua disco.

-Ven Daniel, ven a mi lado. –está apoyado en el marco de la ovalada ventana mirando la calle. Me acerco para abrazar su talle y sigo su mirada, veo los meandros del río, más allá de donde tiene su casa Anwar y su familia, el parque Bois de la Deûle dentro del conjunto de la Citadel, las torres espigadas de las diferentes iglesias, el altísimo Le Beffroi, mi hermosa Lille que voy a dejar.

-Es muy bonita la ciudad.  –su brazo desciende de mis hombros para pasar a mi cintura y estrecharme contra él.

Dejo de mirar la ciudad y ciño su cintura con mis brazos depositando mi cabeza sobre su pecho, aspiro el olor que emana de él, me da la impresión de que está creciendo o yo disminuyo al no llevar los zapatos puestos, me saca más de lo que es su cabeza y no puedo llegar con mis labios a su cuello.

-La voy a extrañar pero sabía que esto no duraría, que como máximo en Agosto tendría que hacer el equipaje, solamente se ha adelantado tres meses.

-Has estado impresionante en la comida, no podía dejar de mirarte cuando te movías entre las mesas, ¿has podido comer algo?  -me oprimo más contra él y río besando su camisa.

-¡Oh!, Martine se encargaba de que probara de todo, y tenía que aprovechar la magia de tener tanta fuerza espiritual en la sala, gente a la que amo reunida en tan pocos metros.  –el calor de nuestros cuerpos traspasa las telas y lo puedo sentir.

-No te he dado las gracias aún Gonzalo.  –elevo la cabeza para darle un beso pero tiene que ser él  el que baje la suya a mi encuentro, sus labios tan calientes y olorosos se unen a los míos.

-No tienes que agradecerme nada creo yo.  –mi mano va hasta su cara para coger su barbilla y estirar un poco de su barba.

-Por todo lo que has hecho para que la reunión sea posible, vosotros habéis conseguido que este sueño se convierta en realidad, Evans, mamá, tú. Graciascariño mío, te quiero, te quiero tanto.  –rodeo su cuello con mis brazos poniéndome de puntillas, el me sujeta de mis glúteos y me eleva hasta que mi boca llega a su cuello y le muerdo comiendo su carne y sus pelos.

-Tengo ganas de ti,  ¿te apetece hacerlo?  -su respuesta es abrazar mi cintura sin dejarme en el suelo y unir nuestras bocas empujando hasta que creo que me va a romper el cuello.

-Te amo Gonzalo, quiero ser tuyo para siempre, pertenecerte en cuerpo y alma.  –después de una larga serie de besos me deja en el suelo, su polla se aprieta contra mi estómago y la mía sobre sus muslos, es lo que hace la diferencia de estatura.

Comienzo a desvestirle empezando por su camisa y luego le llevo a una butaca para que se siente y me arrodillo para quitarle los zapatos, los huelo, se nota ligeramente su olor de hombre tan varonil pero más el del cuero. Me mira divertido como actúo, como un mísero y mortal siervo arrodillado ante su amo, su Dios.

Continuará...