(5) Soy la puta de mi pueblo

A pesar de ser violada innumerable cantidad de veces, la Chivita logra mantener su cantina abierta.

(V) SOY LA PUTA DE MI PUEBLO

Al día siguiente, León lloraba como un cachorrito sobre el cuerpo desnudo de su amada, ella esperaba todos los reclamos del mundo y no sería para menos, su amado la sorprendió ensartada por el culo, por ese Comisario despreciable, pero de la impresión cayó desmayado, el Comisario salió corriendo, la Chivita como pudo lo subió a la cama y amaneció llorando, no decía nada, solo mojaba sus tetas, ella le acariciaba su cabello, de pronto se escuchó un bullicio a la puerta de su casa, se puso su bata y salió a ver lo que ocurría, le había llevado su pick up nuevo, un muchacho le entregó las llaves y ella feliz se subió a aprender cómo se manejaba esa máquina, el muchacho fue muy paciente con ella, estaba encantado viéndole las piernas a través de la bata abierta, mientras ellas concentrada, miraba el camino hasta que aprendió a manejar.

Luego subió a bañarse y le dijo a León que fuera a la cabecera departamental a comprar insumos para abrir la cantina, León no entendía nada, ella lo puso al tanto del cierre del negocio, del chantaje del Comisario y de la reapertura de hoy al medio día, León parecía un fantasma, hizo lo que le pidió la bella y salió de compras, mientras tanto llegaron las cuatro muchachas y los dos guardias de seguridad, les contó las condiciones de la reapertura, todos quedaron sorprendidos al saber que el Comisario le había dado una semana de plazo para que la cantina tuviera un show y si no la cerrarían de nuevo, todos estaban muy preocupados porque su trabajo era su sustento y no había otra fuente de ingresos en ese pueblo miserable, todos pidieron la palabra, pero como siempre, Rosita fue la favorecida:

R. Mire patrona, yo si no estuviera casada me subía a la tarima a mover el culo… pero no sé qué diga mi marido.

C. Prefiero que nos muramos de hambre, antes que todos esos degenerados le vean las nalgas, su culo solo es mío.

R. No sea tan cuadrado, Calixto, las mujeres son dueñas de su cuerpo, no son propiedad del marido, deje que la Rosita se empelote en la tarima.

C. Váyase mucho a la mierda, Robelio, usted lo que quiere es cogerse a mi mujer ¿Por qué no sube a la Maruca?

R. Yo no tendría problema, pero que diga ella.

M. Ni loca, ¿Ustedes creen que yo me voy a empelotar con estas lonjas que me cargo? ¡Ni loca!

La patrona les dijo que les agradecía el sacrificio pero que ella no podía permitir que su local se convirtiera en una casa de putas, que ya vería cómo se las arreglaba con el Comisario. Abrieron a las doce en punto, la cantina volvió a tener el brillo de siempre, todo el mundo corría de arriba abajo, solo León permanecía en una silla con una botella de ron, parecía como ausente, no hablaba con nadie, no miraba a nadir, no comía, solo bebía hasta acabarse la botella, se dormía un rato sobre la mesa e iba por otra botella, en eso llegó el Comisario, pistola en mano, acompañado de varios agentes, pero León, ni siquiera lo volteó a ver:

C. Hola Chivita, vio que yo si cumplo con mi palabra, ya tiene abierto su negocito, ahora espero que usted cumpla con la suya.

CH. Por supuesto, yo también soy mujer de palabra, pero, mire, eso del show está complicado, no tengo…

C. A mí me pela la verga, si para el próximo lunes no tiene show, le vuelvo a cerrar esta su mierda… ah, y cuando cierre vengo por mi otro asuntito.

CH. ¿Qué asuntito?

C. No quedamos pues que usted iba a ser mi puta particular.

CH. Pero ahora no puedo, León duerme conmigo.

C. Ese es asunto suyo, mire como lo resuelve…

La Chivita no sabía qué hacer, se lo comentó a Rosita, ¿quién más? su empleada se había hecho su mejor amiga, Rosita le dijo que lo dejara en sus manos, que ella iba a encontrar una solución, lo primero que hizo fue contarle a su marido, este pegó el grito en el cielo, ni loco iba a permitir que el hombre que había desvirgado a su mujer, se fuera ahora a dormir a su casa, le dio un no rotundo; Rosita se lo contó a Maruca y ésta le dijo que la mamá de Robelio quería mucho a León y estaba muy agradecida con él, entonces se pusieron de acuerdo y al cerrar, se llevaron a León a dormir, todo borracho, a la casa de la mamá de Robelio.

El Comisario llegó al no más cerrar, pero esta vez la Chivita lo recibió vestida, eso encabronó al Comisario, la jaló de los pelos y se la llevó a la regadera, la metió bajo el agua, vestida, la bella lloraba presa de los abusos de ese cabrón, el Comisario se desnudó, luego hizo lo mismo con ella y la hincó, la Chivita ya sabía lo que le esperaba, así que le limpió bien la verga y los huevos y con todo el asco del mundo, se la mamó, el Comisario era un hombres de costumbres, así que luego de la mamada, se la cogió por la panocha y le exigió que le hablara sucio, a estas alturas la Chivita ya hablaba como toda una puta experimentada, no le costaba nada putearlo, pero noche a noche el Comisario iba aumentando su repertorio, una noche le pidió que le metiera la lengua en ese culo desnutrido y apestoso, otra le agarraba a cachetadas, luego la nalgueaba casi arrancándole el pelo con violencia, así iba subiendo en sus degeneraciones, hasta que la pobre Chivita tocó fondo, el domingo después de coger, la obligó a tragarse sus meados, la pobre vomitó en la ducha y el Comisario salió sintiéndose muy poderos y muy macho.

Todos los días, Robelio llevaba a León a la cantina, éste permanecía todo el día bebiendo y luego a dormir de nuevo a la casa de su mamá, hasta que llegó el lunes, día del plazo para el show, el Comisario se presentó a las nueve de la noche, en punto, hora en que habían acordado que empezaría el show, al ver que no había nada preparado, el Comisario empezó a dar órdenes para que sacaran a toda la gente, confiscaran la caja y cerraran el negocio, entonces la Chivita, puso música se subió a la tarima y empezó a hacer el show, todos los hombres le gritaban –mucha ropa, mucha ropa- la pobre Chivita se quedó en ropa interior y tacones mientras el Comisario le metía mano, cuando la Chivita no tuvo más remedio que desnudarse, una bala le rozó el brazo, León le había disparado al Comisario, pero como estaba borracho, no acertó y la escolta que siempre llevaba el Comisario, se encargó de asesinar a León de una ráfaga incontable de tiros.

La Chivita, así desnuda como estaba, corrió al cuerpo sin vida de su amado, lo abrazó, llorando, el despiadado Comisario, volvió a repetir sus órdenes anteriores, cuando estaban por clausurar el negocio, brincaron a la tarima, Filomena y Liseli, se empezaron a besar, en medio de la gritería de los hombres, la situación era absurda, por un lado las niñas se desnudaban en la tarima mientras se acariciaban todo el cuerpo, por otro, el Comisario tomó su lugar de honor en la mesa frente a la tarima, la Chivita, llena de sangre y de lágrimas abrazaba el cuerpo agujereado de su amado, el Capitán Leonidas Balam Koj y para cerrar el cuadro con broche de oro, pasó por la puerta Doña Chayo, acompañada del Padre Manuel.

Al día siguiente, todos vestidos de colores, porque nadie tenía ropa negra en San Isidro por el inmenso calor que hacía, llevaron el cuerpo de León, acostado sobre la palangana del pick up y el alcalde donó un terreno de la municipalidad, para que León fuera el primer muerto en inaugurar el cementerio, el Comisario ordenó al trompetista destemplado, que acompañara el sepelio, todas las mujeres lloraban al muerto, los hombres iban con la mirada hacia abajo, menos Calixto, que llevaba una sonrisa en su interior, el padre Manuel se negó a despedir a León por exigencias de Doña Chayo y su ejército de mujeres defensoras de la decencia y las buenas costumbres, tuvieron que pedirle a un chamán indígena para que dijera las últimas palabras de despedida, todo el mundo lloraba, aunque nadie entendía las palabras del Chamán, a lo lejos, detrás de un árbol y con botella en mano, Doña Chayo sonreía.

Luego de regresar del cementerio, la Chivita puso un listón negro en señal de duelo y que esa noche no abrirían, hizo una reunión con su personal y después de agradecerles todo su apoyo preguntó por qué el Comisario no había cerrado el lugar, solo recordaba tener el cuerpo de León entre sus brazos y la gritería de los comensales, Filomena y Liseli tomaron la palabra:

F. Pues… fíjese patroncita, que nosotros creímos que usted iba a hacer el chou, pero después de la balacera que se armó, pues yo miré a la Liseli y como ella y yo nos entendemos sin decirnos nada… ¿Verdad, Liseli?

L. Sí Filo, entonces nosotras pensamos que si nos quedábamos sin trabajo nos íbamos a morir de hambre ¿Verdad, Filo?

F. Y como el Comandante seguía necio con cerrar el negocio, entonces la Liseli y yo saltamos a la tarima con ganas de hacer el chou.

L. Es que… patroncita… es que yo quiero mucho a la Filo…

F. Sí patroncita… estamos enamoradas… y como legalmente no nos dejan… entonces si hacemos el chou, hasta nos aplauden.

La Chivita les agradeció el sacrificio y les dijo que ella ya las había visto tocándose en el baño y que si se amaban por ella no había ningún problema, les pidió a los de seguridad que las cuidaran, que no permitiera que nadie las tocara… unos fuertes toquidos interrumpieron la reunión, era el Comisario a reclamar su noche de pasión, la Chivita se lo llevó a la habitación y le dijo a su personal que la esperara, se paró frente al Comisario con sus brazos en jarra:

CH. ¿Pero usted está loco? ¿Cómo quiere que me acueste con el asesino de mi amor?

C. En primer lugar, yo no lo maté, fueron mis hombres cumpliendo con su deber.

CH. ¡Respete, Comisario! ¿Usted cree que estoy para esas cosas? Acabo de enterrar al amor de mi vida.

C. Ya le dije, me pela la verga. O cumple o mañana no abrirá su changarro… un par de cosas más, quiero que las dos lesbianas nos acompañen en la cama.

CH. Déjelas a ellas fuera de nuestros asuntos.

C. Aquí la autoridad soy yo y nadie me dice lo que tengo que hacer, o esas putitas se meten a la cama con nosotros o le cierro el negocio.

CH: Déjeme preguntarles.

C. Vaya pues, aquí la espero.

La Chivita salió avergonzada de lo que tenía que pedirles a las muchachas, primero despidió a las parejas de recién casados, y les plateó a las muchachas, lo menos agresivo que pudo, las exigencias del Comisario, ellas le pidieron un momento para hablar a solas, luego que lo hicieron, le dijeron que sí lo harían, pero lejos del Comisario, o sea, él podía ver, pero no tocarlas, la bella les agradeció el sacrificio y subió a la habitación a contarle al Comisario la decisión que habían tomado las chicas, él no tuvo más remedio que aceptar, ya se las ingeniaría para comerse a ese par de pollitas y le pidió que antes de llamarlas, era hora de hacer cuentas, él reclamó el 10% de las ganancias del mes, la Chivita de manera airada, le recordó que se había dejado hacer todas las cochinadas que se le antojaron y que ahora solo le debía un 1%, el Comisario se tiró una carcajada y le dijo que era una puta muy inocente en pensar que la autoridad tiene palabra, o el 10 % o no abriría su negocio mañana, la Chivita lloró de impotencia, pero era eso o nada.

Llamó a las muchachas, les tiró unas colchas a la par de su cama para que el degenerado Comisario disfrutara viendo cómo se comían las dos niñas mientras él se cogía a ese monumento de mujer, ellas se fueron desnudando poco a poco y el Comisario intentó tocarlas, entonces salto la Filo y le dijo que si lo volvía a hacer entonces se iban, el Comisario aceptó la condición, se desnudó, encueró a la bella y la puso a mamarle la verga, las muchachas llenas de asco, voltearon a ver y se desentendieron de la pareja, la Filo besó en la boca a su amada y fue bajando por sus tetitas, por su ombligo hasta llegar a su pusita deliciosa, Liseli bramaba de placer y el Comisario puso de perrita a la bella y le metió la verga sin contemplaciones.

Fue tal el grito que pegó que las jóvenes salieron de concentración y vieron con lástima a su querida patrona, ésta arrugaba todo su bello rostro en señal de dolor, el Comisario les pidió a las dos mujeres que se subieran a la cama porque desde ese ángulo no las podía ver, ellas dudaron pero al final se subieron, le pidió a Liseli que abriera las piernas para que la Chivita le mamara su panocha, la Filo protestó y el Comisario les dijo que ya había aceptado que él no las iba a tocar, pero que si no hacían lo que él les pedía, mañana no iban a poder abrir el negocio, la patrona les dijo que no lo tenían que hacer, que prefería morirse de hambre antes que forzarlas a nada, ellas se vieron, Liseli abrió las piernas frente a la cara de su patrona, Filo se sentó en la cara de su amada para que le chupara su panochita y la pobre Chivita no tuvo más que empezar a lamer esa gruta sonrosada.

Después que el Comisario disfrutó de todas sus degeneraciones y de cobrar su 10%, se retiró como de costumbre, inflando el pecho y tocándose los huevos. Las dos niñas llevaron a la pobre Chivita a bañarla después de la asquerosa cogida de que había sido víctima, Filo le lavaba la cuquita para expulsar hasta la última gota de semen de esa bestia degenerada, Liseli la limpiaba por atrás y la Chivita soltó un ay de dolor, entonces las chicas se vieron y las dos al mismo tiempo, posaron sus bocas en los agujeros destrozados de su patrona, la Chivita sintió un enorme alivio cuando las lenguas de las chicas le lamían su dos orificios, la terminaron de secar y les dijo que ya era muy noche para regresar a sus casas, ellas se vieron y aceptaron quedarse con ella, cuando la Chivita pensó que era hora de dormir, sintió como una boca lamía su panochita y vio la cuquita de Filomena frente a su cara, ya le había pasado tantas cosas que sin pensarlo, agarró de las nalgas a la Filo y hundió su cara entre las mieles de esa cuquita mojada.

Y así pasaron los meses, la cantina prosperó, la estación de policía creció, la iglesia se construyó, el pueblo había crecido tanto que ya tenía abogado, gasolinera y hasta una nueva iglesia evangélica que se construyó en los terrenos de la escuela, y el pastor evangélico hizo un edificio de dos pisos para la escuela con todo equipado y hasta una cancha de futbol les regaló, doña Chayo alterada, pidió una reunión con el padre Manuel y con su marido, el alcalde, vociferaba diciendo que era una barbaridad con soportar a esa chusma evangélica, pero lo que no aguantaba era ese negocio del demonio, refiriéndose a la cantina, el padre opinó que lo mejor sería que el alcalde interviniera de nuevo y si no lograba nada, él prometía cerrar ese lugar de vicio y perdición, en nombre del señor.

El alcalde no tuvo más que hacerle una visita incómoda a la Chivita, ella lo recibió en camisón porque apenas eran las siete de la mañana, a don Goyo por poco se le salen los ojos de sus órbitas cuando vio a través de las trasparencias ese cuerpo torneado y apetitoso, nada que ver con la pelota deforme que era su mujer, la Chivita lo llevó a la sala y le sirvió un café, Don Goyo apenado le dijo cuál era su misión: ¡Cerrar el negocio! La Chivita se puso a llorar, le pidió ayuda, le dijo que ella estaba dispuesta a todo pero que no le cerrara la cantina, don Goyo le preguntó si tenía legalizado el negocio, la Chivita no entendía de esas cosas, así que él mismo llevó al abogado y formalizaron las escrituras, la Chivita le pagó una buena cantidad al leguleyo y luego lo despidieron.

Don Goyo le explicó a la Chivita que, con ese papel, no habría poder humano que le cerrara el negocio, entonces las bella le agradeció su ayuda y le preguntó que por qué hacía eso, al principio el alcalde le dijo un motón de mentiras, pero ella no le creyó, le dijo que de seguro había algo más y si ella podía concedérselo, con mucho gusto lo complacería, por fin don Goyo le dijo la verdad, le dijo que lo haría muy feliz, volver a estar con Maruca, le contó todo, la bella no podía creerlo, don Goyo se miraba todo un caballero, pero un culo desnudo hacía caer hasta el más correcto, la bella le dijo que lo hablaría con Maruca, pero en secreto porque ahora ella era una mujer casada, se despidieron de beso y don Goyo no perdió oportunidad de ver aquellas deliciosas tetas antes de despedirse.

La Chivita corrió a contarle todo a Maruca, ésta le dijo que estaba dispuesta al sacrificio con tal de agradecerle a don Goyo todas sus atenciones, a la bella se le ocurrió que iba a mandar a su marido a finales de la noche a la cabecera departamental y como esos caminos eran muy peligrosos de noche, le pagaría un hotel para que ella pudiera recibir a don Goyo, así lo hicieron, esa noche la Maruca se bañó, se perfumó y hasta se rasuró la cuca, sentía rico volver a probar otra verga, a la hora acordado llegó don Goyo, vestido de traje y con un ramo de flores en las manos, Maruca emocionada lo hizo pasar adelante, se le tiró encima, le bajó el zíper y sin mediar palabra le mamó la verga, esa verga que le había quitado su virginidad, pero él la detuvo, le dijo que no quería acabar tan rápido, entonces la Maruca le dijo que ella estaba dispuesta a dejarse hacer lo que él quisiera, en agradecimiento a todo o que estaba haciendo por el negocio que les daba de comer, Don Goyo le dijo que si le permitía quitarle también su virginidad anal, la Maruca soltó una carcajada y le dijo que esa hacía ratos se la habían desquintado, pero si culo quería, culo tendría, se empelotó y don Goyo con la verga bien parada se la trabó dentro del culo, Maruca casi no la sintió pero gritaba como si le estuvieran metiendo una bate de béisbol, Don Goyo acabó rendido y la Maruca al despedirlo le dijo que ella era tan agradecida que cuando él quisiera podría seguirle agradeciendo.

Luego don Goyo llegó a la reunión con muy malas noticias, les dijo que la señorita Silvia Salas tenía todos sus papeles en regla y que como alcalde no podría cerrarle el negocio, que era contra la ley, entonces doña Chayo dijo, -será la ley de los hombres, pero contra la ley de Dios nadie puede. Le toca Padre Manuel- El padre se arremolinó en su sillón y dijo que había que crear una estrategia, que al mismo tiempo que él iba a hablar con la señorita de ese negocio, doña Chayo y sus mujeres tendrían que hacer una barrera humana a cada lado de la puerta para no dejar entrar a ningún comensal, se pusieron de acuerdo y lo harían mañana al medio día.

Doña Chayo se dio cuenta que ya no tenía trago y mandó al hijo de su sirvienta a que le comprara una botella de Bacardí a la cantina, pero que no dijera que era para ella, el chico tocó la puerta pero para su mala suerte salió a abrirle la Chivita y le dijo que ahí no se le vendía licores a los niños, entonces doña Chayo mandó a su sirvienta, pero la Chivita la reconoció y le dijo que no le vendía nada a esa vieja que le estaba haciendo la vida imposible, entonces doña Chayo, furibunda, convocó a su ejército femenino de salvación y les ordenó no dejar pasar a ningún hombre a la cantina.

Pocos minutos antes del desastre, llegó Robelio con todas las provisiones solicitadas. Al llegar el Padre Manuel, las barras humanas estaban perfectamente ubicadas, los hombres permanecían expectantes a una cuadra de distancia, la policía resguardaba el orden de San Isidro, el padre tocó y le salió a abrir Robelio, lo pasó adelante y llamó a su patrona, ésta le sirvió una taza de café y el Padre muy apenado le dijo que por favor, en el nombre de Dios, cerrara esa casa de prostitución, ella le aclaró que solo era una cantina pero el Padre recontra atacó diciendo que él mismo había visto a dos mujeres desnudas revolcándose en una tarima y la Chivita dijo que el responsable de esa impudicia, era el Comisario Benjamín Guerra, que la había extorsionado, pidiéndole ese show y que además le pedía el 10% de las ganancias, así que lo mandó con el comisario, pero el Padre le dijo que tenía el apoyo de todas las mujeres de San Isidro, incluso la esposa del Comisario y que contra ella, el Comisario iba a tener que ceder y cerrarle el negocio.

La Chivita se sentía atrapada, pero en eso saltó Robelio y dijo: -yo tengo la solución- fue a llamar a la Maruca y le contó todo, la llevó frente al cura y a éste por poco se le cae la sotana del susto, se paró, pálido y saludó a la Maruca con un ademán

M. Padre ¿Usted se acuerda que Pablo Escobar decía: ¿Plata o plomo?? Pues yo también tengo mi dicho ¿Silencio o cuento?

P. No Maruca, silencio por supuesto, yo jamás contaría tus pecados.

M. Entonces que le vaya bien.

Cuando el padre salió derrotado se dio cuenta que las mujeres se habían ido y que la cantina estaba llena de pecadores.

Calixto dijo preocupado que cuando él levantó la cortina estaba lleno de mujeres que lo insultaron pero que de pronto todas se fueron, la Chivita solo reía, ella misma le había mandado a regalar una caja de Bacardí a doña Chayo y surtió el efecto que ella quería, se estaba volviendo una experta en sortear los problemas para mantener abierto el negocio, de pronto se dio cuenta que también empezaban a llegar mujeres, eran de la comunidad evangélica, pero ninguna pedía bebidas alcohólicas y se iban cuando empezaba el show, en eso la Chivita recibió una llamada que transformaría para siempre su futuro.

Por la noche llegó, como siempre, el despreciable Comisario, se desnudaron los cuatro, las chicas empezaron con sus caricias prohibidas, pero que hacían que se le pusiera muy dura la verga al Comisario y el pagano era el pobre culo de la Chivita, el Comisario le zambutió la verga de un solo puyón, pero esta vez, en lugar de gritar de dolor, soltó una carcajada que hizo que las muchachas interrumpieran el orgasmo que estaban a punto de tener por estar haciendo la tijera, en eso se abrieron las puertas y entró un batallón del ejército al mando del Coronel Felipe García, dio la orden de que lo esposaran, así desnudo como estaba.

A la mañana siguiente, colgó frente a la Estación de Policía, una jaula que era como para meter a un León, metió adentro, desnudo, al ex Comisario Benjamín Guerra, luego mandó a llamar al Cabo Culajay, lo subieron, el Coronel García chifló, Culajay lo acostó boca abajo sobre el piso de la jaula, se sacó la verga y procedió a violarlo, el público explotó en aplausos e insultos hacia ese despreciable ex Comisario, cuando Culajay le había terminado de romper el culo, lo bajaron y nombró al enano como el nuevo Comisario de la policía, todos aplaudieron, subieron en hombros al enano y lo llevaron a que tomara posesión a su despacho. El Coronel dio la orden que nadie podía bajarlo de ahí, que el pueblo lo iba a ver morir como mueren los animales en el zoológico, pasó mes y medio y tuvieron que bajar la jaula porque el hedor del cadáver era insoportable.

La Chivita le agradeció al Coronel toda su ayuda, éste la invitó a que fuera a visitarlo a la Base Militar y le dijo que le tenía un negocio que le convenía, la Chivita aceptó y colgó, al levantar la vista vio a un muchacho que la observaba y le dijo:

-Yo lo conozco, su cara se me hace muy familiar pero no sé de donde…

CONTINUARÁ.