5. Anécdotas… – Andrew Y Luís.

Primera Parte: La historia de dos chicos... que los une un primer error, una tonta discusión, para que luego uno de ellos salve al otro logrando finalmente una amistad que puede llegar a niveles impensables...

NdA: ¡¡¡MUCHISIMAS GRACIAS POR COMENTARME!!!... ¡¡¡DIOS, ME SENTIA DEMASIADO SOLO!!! Me alegro que la mayoría... un 90%, leyera la nota que dejé al final del capítulo anterior... – ¡APLAUSOS! – Y bueno espero que siga así hasta... bueno... hasta que deje de escribir.

Gracias a todos por desearme unas buenas y merecidas vacaciones. Fui a la playa, nade, me enterraron en la arena, tome que jode, estuve borracho un par de días completos – nivel Snooki... mal pues –, descanse, dormí, tuve sexo, me enamore, perdí a un amigo, lo recupere en la noche... ¡en fin muchas historias que quedaran al futuro!

Iba a publicar hace una semana. Pero al llegar a la oficina teníamos un proyecto entre manos y me pude liberar hoy para por fin estar con ustedes.

Con respecto al capítulo de hoy... haremos otro salto en el tiempo, ya en el 5to capitulo se estarán dando cuenta de que… va a ser así SIEMPRE, a menos de que me pidan: “por favor Andrew cuenta mas maaas ¡¡¡MAS!!!”… y allí haga otro resumen – si me da a gana claro –. Por ahora vamos al relato.

---*---

Luego de lo que había ocurrido en el cuarto de Miguel me sentía en completo éxtasis recordando cada toque y cada beso que me di con ese chico no pude verlo de nuevo por un tiempo, más que nada porque mi madre inventaba cada salida todos los días con el pretexto de que ya iban a empezar las clases y no tendríamos tiempo para estar en familia,  me sentía frustrado e inquieto solo pensaba en escaparme de casa y llegar al taller para besar a Miguel y tener otro encuentro más, luego de un tiempo mi mente reflexionó que estaba un poco enamorado, era tonto… pero al fin y al cabo era un tonto enamorado.

Empezaron las clases y el entrenamiento en el equipo, mi tiempo libre se volvió a cero, algunos días  llegaba a casa a las 8:00 pm solo para hacer tarea, investigaciones y planear exposiciones para la siguiente clase, un jueves vi que salía temprano del colegio y que no tenia entrenamiento ese día, el martes pasado tuvimos un partido – el cual ganamos... thank you so much – , así que el entrenador nos dio ese día libre y me decidí a buscar a Miguel de una vez por todas – todos los días esperaba a mi hermanito a que saliera de clases y esperar a que el chofer nos buscase para llegar “sanos y salvos” a casa – así que salí rápido del colegio para entrar en el metro y esperando que no hubiesen esos típicos retrasos, salí a la calle y tomé un metro bus para que me acercase a la zona donde yo vivía, estaba bastante nervioso, sudaba frio y la gente me veía raro ya que no dejaba de mover mi pierna y mirar a todos lados, me baje en la parada cerca de la urbanización caminando unas dos cuadras finalizando la avenida para entrar en el taller finalmente demasiado emocionado.

Lo que vi luego… simplemente me partió el corazón, allí estaba Miguel… besando a una chica, pero no solo una chica normal... si no una chica embarazada. Ambos se percataron de mi rápida llegada y me miraban con diferentes emociones, ella confundida y sin interés y él al verme no pudo evitar sorpresa, se acercó a mi saludándome un poco incomodo, no logré responderle, no hacía ni decía nada estaba completamente quieto mirándolo a los ojos. Cuando me tocó y me apretó el hombro reaccione alejándome de él, su toque me hacía daño... retrocedí un par de pasos a los que él me perseguía, no quería alejarse de mí.

Yo rápidamente me di la vuelta y me aleje corriendo.

  • ¿Drew?... ¡Drew espera coño!... ¡DREW!...

Solo lo escuchaba decir algo como que “podía explicarlo” igual no pude entenderlo – o no quería mejor dicho –, corrí lo más rápido que podía llegando a la urbanización, ya estaba cansado, al llegar al portón de la casa estuve a punto de abrirlo introduciendo la llave pero su fuerte agarre me detuvo de nuevo.

  • Drew panita escucha… puedo explicarlo…

  • ¿Qué cosa Miguel?...

  • Ella… ella...

  • ¿Quién era esa ?

  • Ella… fue la chica con la que estuve antes de mudarme para acá Drew…

Me quede en silencio unos segundos haciendo memoria de lo que me había dicho un par de semanas atrás.

  • ¿La de la disco? – desde que empezó a hablarme no lo miraba a la cara, estaba detrás de mi explicándome sobre esa chica, no me atrevía a mirarlo, me sentía putamente traicionado.

  • Si… cometí un error y… la deje embarazada.

  • ¿Embarazada?...

  • Si Drew… la cojí y la embarace ¿Qué coño no entiendes? – me gritó – voltéate estoy hablándote.

  • Yo… no quiero…

  • Drew… te entiendo, perdóname… yo no sabía… ella llego hace unos días… y me llegó con esa vaina… escúchame Drew… perdóname.

  • Te odio Migue… - le dije en un susurro.

  • No Drew… no...

  • Si… te odio.

  • Mira, si Dayana no hubiese llegado, juro que te estuviera besando en este momento… me gustó lo que hicimos, pero…

  • Migue… me engañaste. Te odio… la odio a ella.

  • Lo sé… pero mira – me tomo de los hombros y esta vez sí lo mire, vi que sus ojos estaban rojos, quería llorar también – mírame panita… ella está sola igual que yo, sus padres la botaron de casa, yo soy todo lo que tiene.

  • ¡Mentira... pudo cojer con otro la muy puta, ese niño no es tuyo!

  • Panita…

  • ¡Migue te puede estar engañando!... –le dije desesperado.

  • No… yo fui su primera vez lo sé… lo... lo s-sentí y eso fue hace nueve meses… ella va a dar a luz pronto, créeme, me buscó, vino para acá... yo no tengo mucho dinero, trabajo poco, no tengo nada, ella lo sabe y aún así, se quedo... si no fuese mío ese bebé ya se hubiera ido con otro chamo, yo iba a empezar a estudiar de nuevo pero ahora solo puedo trabajar.

  • Igual…

  • Drew… estamos ella y yo solos, tendré un bebé Drew, no quiero perderte por esto, eres mi amigo... mi panita, por favor… no perdamos esto ¿me perdonas Drew?

  • Tendrás un bebé…

  • Sí, ahora tengo que ser responsable…

  • Responsable… como dice papá – le dije de una manera monótona, analizando la situación.

  • Aja… seré papá yo también... es más, tu eres mi panita, y quiero que estés cerca…

  • Cerca... ¿En serio?

  • Si... aunque tenga un bebé yo quiero que no te alejes de mí... lo he pensado un tiempo Drew... quiero pedirte algo muy importante.

  • ¿Y qué es?

  • Pues... ¿Quieres ser el padrino del bebé? – me dijo ilusionado con una sonrisa.

  • ... – me quedé en shock por lo que me pidió.

  • Sé que es algo apresurado, pero es la mejor decisión que he tomado.

  • Yo... ¿Padrino?... ¿No soy muy chico para eso?

  • Mmm no, no creo…

  • ...

  • ¿Quieres Drew? Eres un chico muy especial y quiero que seas parte de mi nueva familia.

  • Tu familia…

  • Sí, mi nueva familia.

  • ...

  • Drew... por favor, te lo pido, me harías muy feliz...

  • ... Mmm está bien… si Migue, si quiero.

  • Genial... ¡genial!… pero lo más importante de todo… Andrew… ¿Me perdonas?

  • Si Migue… si, te perdono – le respondí con una sonrisa y un largo abrazo.

Y así sucedió todo… mi relación con Miguel no pudo terminar mejor, a mi parecer. Le conté a Matty sobre lo que había ocurrido – no todo por supuesto – se sintió mal al principio por la “mala suerte” de embarazar a una chica siendo ellos tan jóvenes, pero luego de que ellos dos tuviesen otra charla, Matty le dio apoyo y unos cuantos consejos mas, Miguel le prometió que estudiaría luego de un tiempo, cuando su hijo estuviese más grande – y así lo hizo, Miguel ahora es Ingeniero Automotriz y abrió su propio taller logrando también unos cuantos negocios con otras empresas, ha viajado a Colombia y Brasil cumpliendo su sueño –, la relación con su familia se esfumó completamente, sus hermanas y su madre no saben dónde está – y  cuando la gente le preguntan por él… simplemente se hacen las locas, Miguel tenía razón son unas malditas –.

Mi ilusión de ser padrino del hijo de Miguel hizo que mi hermano aceptara bastante orgulloso mi decisión y me acompañó al bautizo del pequeño Joel, eso fue hace 10 años, lo único malo y que siempre me he sentido culpable es que mis padres no saben nada sobre ese pequeño, le he querido decir a mi madre... solo a ella de momento, pero algo dentro de mi no me impulsa a hacerlo, se que lo haré pronto… el peque no merece ser un secreto.

He cumplido mi papel como padrino de Joel cuidándolo bastantes veces, estando en sus cumpleaños y eventos en el colegio, regalándole cualquier capricho que me pide, dulces, ropa, juguetes... y me llena de felicidad cuando al verme me pide la bendición y me da un gran abrazo.

He apoyado a Miguel cada vez que puedo, es mi compadre y me une a él, su hijo/mi ahijado, Joel.

---*---

Lunes 22, septiembre de 2003.

  • Ya vamos tarde… - me decía Tony inquieto.

  • Pero que dices hermanito… si son las 6:30 am, el que llegaría tarde sería yo… jajaja a ti te falta una hora para entrar.

  • No quiero llegar tarde… es el primer día – me decía volteando los ojos.

  • Disculpe joven Anthony. Pero es que ese camión se volteó en medio de la autopista y siguen limpiando la carga que soltó – nos decía nuestro chofer.

  • Aja…

  • Tony… - le dije susurrando.

  • ¿Qué?

  • Podrías ser más amable… no es su culpa, discúlpate.

  • Deja el fastidio Andrew.

  • ¿Qué te pasa?

  • Nada... – lo mire de nuevo detenidamente y me respondía de la misma manera cediendo finalmente – nada Andy… Disculpe señor Jonathan.

  • Descuide joven – le respondió mirándolo desde el retrovisor.

Cuando por fin llegamos 20 minutos después nos bajamos de la camioneta negra último modelo de mi padre y entramos al colegio, me despedí de mi hermano en nuestro primer día de clases dándole un fuerte abrazo y un beso en la frente.

  • Cuídate hermanito, nos vemos a la salida.

  • Si ok… no vemos Andy.

- Go... – lo vi correr con sus amigos y cuando iba a seguir mi camino tropecé con alguien, ambos perdimos el equilibrio y caímos al suelo – coño… ¿podrías fijarte?

  • ¿Fijarme?... ¡tú eres el que camina hacia atrás!

  • Si aja… ¿Quién eres, te perdiste? Nunca te he visto...

  • ¿Acaso importa? Ya voy tarde por tu culpa chamo – el chico se levanto y se fue corriendo ignorándome completamente.

  • Que idiota… seguro es nuevo.

Me pare del suelo y me limpie el pantalón, subí hacia donde estaba la zona de bachillerato encontrando el patio completamente vacío la coordinadora de disciplina me vio con reproche y yo la salude con una de mis mejores sonrisas, me señaló donde estaban las listas de 8vo Grado y llegue hasta ellas.

  • Brown… ok listo. 8vo “A” – apuré un poco el paso pero me regrese recordando algo – a ver… Di Battista… ¡sí!... … Duarte aja… García, perfecto, estamos juntos.

Subí al primer piso y saludaba a algunas personas, algunas las conocía y otras solo de vista. La puerta del salón ya estaba cerrada, así que toque dos veces y la abrí.

  • Buenos días profesora… disculpe por llegar tarde – decía entrando directamente.

  • Pero bueno jovencito Brown… ¿así vamos a empezar las clases entonces? Llegando tarde.

La profesora Laura Linares, esposa del director, era una de esas mujeres que saben sobre cualquier tema y no tienen miedo en admitirlo, amigable, hasta parece una madre, pero cuando da su materia cambia el chip y se vuelve completamente seria, y cuando corrige los exámenes, es completamente peor, con ninguna respuesta queda satisfecha colocando la palabra “incompleto” cada vez que puede. Físicamente es de piel blanca, estatura media baja, de pelo rojizo hasta los hombros y usa siempre trajes de oficina.

  • Profesora Laura… no sea así, llegue tarde por el camión que se volteó en la autopista…

  • Ahhh si… bueno está bien joven pase y siéntese – me dijo con cara seria.

  • Profesora sonría un poco… mire, tome me acorde de usted… – le decía mientras ofrecía un chocolate sacándolo del bolso.

  • Jajajaja… Ayyy joven… usted solo quiere ganarse unos puntos conmigo – todos en el salón se reían por mi ocurrencia.

  • Para nada profe… si el año pasado me fue bien con usted, este año me irá mejor… pero mejor acepte el chocolate así estoy más seguro.

  • Jajajajajaja… - ahora si me aceptaba mi regalo – ¡bueno ya! Silencio todos, joven Andrew siéntese.

  • Si profe… Ciao ragazza bella... – le dije en italiano a mi bella amiga Cintia dándole un beso en la mejilla y entregando otro chocolate.

- Hi beautiful...

  • Pero bueno joven… ya deje de hacerse el chistosito – decía la profesora Laura aún con la sonrisa en la boca.

  • Profe… si estoy saludando…

  • Ya para eso está el receso.

  • Si, disculpe profe.

  • Bueno ahora si… gracias a la entretenida interrupción del joven Andrew – sonreí por el comentario – perdimos 5 minutos de la clase, como les decía tenemos a un alumno nuevo en el curso, ¿no es así?

  • Ehhh sí, yo profesora – no lo había notado, era el mismo chamo que tropecé en la entrada.

  • Ahhh si, su nombre es… - buscaba en la lista.

  • Martínez profesora, Luís Martínez.

  • Aja Martínez, bueno bienvenido a mi clase, espero que no me cause problemas.

  • No no… profesora.

  • Bueno, entremos en materia de una buena vez…

---*---

La clase de biología se hizo bastante tediosa al principio, la profesora Laura era siempre así hasta que en algún punto cuando ya estábamos colapsados de tanta materia, nos contaba algo de su vida o hacía algún chiste sobre la cualquier cosa que nos entretenía un poco, ya al finalizar la clase – con la tarea de hacer un trabajo de investigación para la siguiente semana – todos nos levantamos para saludarnos y hablar de las vacaciones.

  • Ahora si… ¿Cómo estas hermosa? – le dije abrazando a mi mejor amiga.

Cintia Di Battista… obviamente italiana, alegre, soñadora, pero bastante suspicaz con las personas que no conoce, la que siempre llamaré mi mejor amiga, estamos juntos desde preescolar, ella es de estatura media, delgada, pero su cuerpo está empezando a cambiar para mejor, aumentando algunas curvas de su cuerpo, con un cabello liso rubio ceniza largo hasta la cintura, algunas veces recogido con una trenza o con una cola de caballo u otras veces suelto luciéndolo completamente, de ojos miel bastante brillantes, unos labios rosados muy provocativos, podría decir que es la chica con la que me voy a casar algún día… jajajaja.

  • Ayyy súper bien mi vida… ¿y tú? ¿Por qué llegas tarde?

  • Ahhh bueno, ya dije que fue por el camión ese – Cintia me miró profundamente y con una sonrisa – jajaja está bien me levanté tarde.

  • Lo sabía...

  • Pero lo del camión también tiene que ver jajajaja.

  • ¡¡¡AJA!!!... ¡ASI LOS QUERIA VER YO! – me gritaba Manuel detrás de nosotros.

Manuel García... otro de mis mejores amigos, junto con Richie y Arturo somos el cuarteto de perfecta formación en el equipo de futbol, el terror del equipo contrario, en el campo nos llaman “los caballeros de Camelot...” jajajaja, Manuel físicamente es de piel blanca con algunas pecas, cuerpo un poco robusto sin llegar a ser gordo, de mi estatura, pelo castaño, ojos avellana de cara cuadrada y con mucho vello, los profesores, la coordinadora e incluso el director le piden cada semana que se afeite la cara, hasta lo han obligado a que lo haga en los sanitarios del colegio. Para mí, de los cuatro, Manuel es el más jodedor, se la pasa haciéndose el gracioso a la primera oportunidad y también es un tonto sentimental innegable jajaja.

  • ¿Qué pasa loco? – le dije separándome de Cintia.

  • Y a mí por qué no me abrazas coño.

  • Por que a ti te vi ayer pajuo.

  • Ahhh verdad.

  • Jajajaja si eres payaso.

  • Ayyy Manuelito ven que yo te abrazo.

  • No no Cinty… que luego Drew se me pone celoso.

  • Jajajaja que se ponga celoso – le dice abrazándolo y dándole un beso en la mejilla.

  • Y después quieres casarte conmigo… - la veía con una mirada de decepción y con mis brazos cruzados.

  • ¿¡De que hablas!? Si aquí no se casan los gays jajajaja.

  • Jajajaja no hablaba contigo idiota.

  • Habla conmigo Manuelito... si mi vida, tú y yo seguro nos vamos a casar y tendremos bellos hijos.

  • Ayyy Cintia... tú y tus sueños.

  • ¡Bueno ya muchachos, se me callan! que ha llegado lo más rico de este colegio... – todos nos quedamos en silencio y viendo a Arturo para después soltar una gran carcajada – bueno vale... pero ustedes si saben darle en el orgullo a las personas.

  • ¡Jajajajajajajajajajaja!

  • Bueno está bien de chistes.

  • Jajaja Arturito... ven, tu lo que necesitas es un abrazo.

  • Pero bueno Cintia, ¡no!... así yo no me caso contigo.

  • Jajajaja. Cásate conmigo hermosa. Deja a Drew, que yo estoy más bueno que él...

Arturo Duarte, “El Rey”, si, él tiene razón... su cuerpo, más definido no puede ser, sus brazos con sus venas marcadas, sus piernas, sus pectorales, su fuerte espalda, abdomen con su tabla bien marcada y todo eso a sus 14 años, vamos, que el chamo tomó unas pastillas “especiales” – para mi deben ser unas drogas arrechísimas – y va al gimnasio desde... no sé, los 10 años de edad jajajaja, además de que es modelo. De piel blanca pero muy pálida, pelo rubio algo ondulado, su pelo nunca le ha gustado así que se lo corta bastante bajo. Tiene los ojos azules, por son de un tono azulado un poco oscuro, muy profundos – el idiota dice que son color zafiro, “ claro... el color de un rey...” dice él –. Es el chico que se las cree todas mas una, mujeriego, bastante pedante y muy orgulloso, no le gusta perder, hasta digamos que es un poco hipócrita – menos con nosotros, claro – en fin, Arturo es Arturo, y lo queremos como es.

  • Jajajajajaja Arturito... pero como me voy a casar contigo si ya tienes dos novias... ¿o eran tres?

  • Jajajaja... Ehhh Cinty cállate, no seas mala – respondía sonrojándose bastante.

  • No soy mala... tu eres el malo, será mejor que termines con dos de ellas... o si no se me podría escapar tu pequeño engaño...

  • ¡JA!... No conoces a dos de ellas – le decía mientras la alejaba bruscamente.

  • ¡Oye!... será mejor que trates mejor a las mujeres... o podría hablar con... Lucia... Dulce... y... ah sí, ¡SELENA!...

  • ¿Cómo?... ¿Me llamabas Cintia?... – decía Selena sentada en la mesa hablando con sus amigas.

  • Jajajaja, no chica aquí hablando con Arturo... de ustedes...

  • Ahhh... Jajajajajaja ok amiga, pero no hablen mal de mí.

  • Descuida... – decía guiñando un ojo y regresando su mirada a un Arturo bastante molesto.

  • Bueno ya... ¿Cómo las...? sabes que olvídalo preciosa, después hablamos... venía para presentarles a un amigo, vive cerca de mi casa y nuestros padres son colegas, Luís, el es Manuel, Cintia y Andrew, muchachos les presento a Luís Martínez – cada uno respondía el saludo de manos de Luís.

Y Luís Martínez.... por ahora solo diré que es más alto que todos nosotros, de piel morena, su cuerpo algo definido por lo que pude ver, no estaba nada mal se notaba que hacía mucho ejercicio, – seguro se estaba tomando las mismas drogas de Arturo – es algo velludo en los brazos y piernas, tiene unos increíbles ojos café claro y aunque me moleste decirlo, una sonrisa sincera, ahhh y se me olvidaba destacar, ¡el chico es tremendo idiota!

  • Hola... si, tu y yo ya nos conocemos.

  • Si... – le respondí el apretón con bastante fuerza y sonriendo con sarcasmo.

  • Ve a ver si aprendes a caminar.

  • ¿Qué te pasa vale?, tú que no andas pendiente de por donde caminas.

  • A ver a ver... muchachos jajajaja cálmense, es el primer día y van a discutir – Manuel me agarraba de los hombros y me alejaba de Luís.

  • Epa... que no los presenté para que estén de nenas peleándose.

  • Si ya tienes razón Artie... disculpa pana, no vi por donde iba, estaba distraído porque no sabía a dónde ir...

  • Si bueno, igual... disculpa – ambas disculpas no sonaron sinceras, solo fueron para aparentar la pequeña rivalidad que comenzaba entre nosotros.

  • Aja bueno así me gusta... Luís, vamos al cafetín mientras llega el otro profesor.

  • Si, vamos... – Luís me miro un momento más y se fue con Arturo.

  • Hey... los acompaño que quiero unos Doritos – dijo Manuel ya alejándose con ellos.

  • Mmm... no te agrada, ¿verdad? – me decía Cintia abrazándome de nuevo.

  • No... es un idiota.

  • Jajajajajaja, que raro a mi si me cae bien, y sabes que eso es difícil conmigo.

  • Mmm bueno – sentí su beso en mi mejilla al cual le conteste de la misma forma sonriendo.

---*---

Pasados unas semanas... la rivalidad iba en aumento.

  • Correcto joven Martínez... joven Brown... me sorprende, esto lo sabía usted el año pasado.

  • Ehhh... bueno, no sé, se me pasó ese decimal.

  • ... Y la formula también falló joven.

  • Si... – la sonrisa de Luís me tenía enfermo ya.

  • Bueno... siéntense los dos.

Me sentía humillado, se supone que ya había visto esta vaina el año pasado... y viene Luís y me deja en ridículo en pleno pizarrón en medio de la clase, y no solo aquí en Matemática... Geografía... Biología... hasta en la estúpida Contabilidad, y todo en un mes, han pasado a penas cuatro semanas y me están pasando ya a segundo plano. Todo... TODO ERA... “Luís esto... Luís aquello... Martínez excelente... Brown, ¿qué le está pasando?” – ¡idiota! – era lo único que pensaba últimamente.

Me enfermaba ya su presencia, y obviamente TODOS LO NOTABAN... bueno, no todos, Cintia principalmente, Manuel decía algo sobre el tema, pero en realidad él andaba en su mundo y Arturo... era Arturo, mientras tuviese un espejo en frente no sabía nada de nada.

- Beautiful... calm down... – mi amiga me miraba extrañada, solo pude asentir por su comentario – solo es un estúpido ejercicio.

  • Ya lo se...

  • Andrew. Mira... aquí tienes la fórmula para que no te equivoques de nuevo – me decía Luís pareciendo ser “un buen amigo”.

Si, Luís se sentaba a mi lado, para mi desgracia.

  • No, gracias... no la necesito.

  • Pues no lo parece. La cagaste frente a todos, plasta de mierda.

  • ¡Maldito idiota! – me levante haciendo un ruido moviendo la mesa y mirándolo como si quisiera matarlo.

  • ¡Joven Brown!... ¿¡se puede saber que le pasa!?

Todos en el salón se quedaron en silencio mirándome, esperando mi respuesta, algunos con cara de no saber qué pasaba – Arturo – otros asustados por mi reacción, los más nerds del salón me miraron por un segundo y luego negaron con la cabeza volviendo a su cuaderno. Pero lo que más me molestó fue la mirada burlona de Luís y luego cambiándola por la de un chico que no había hecho nada malo, mirando al profesor inocentemente.

  • Nada... – me quede quieto y luego baje la mirada.

  • ¿Cómo que nada?... no está estudiando, se equivoca en clases, se mete con sus compañeros, y ahora esta interrumpiendo de esta forma... usted no era así el año pasado.

  • Profesor... es que Luís...

  • Profesor, yo solo le estaba dando la formula correcta a Andrew para que no se equivoque de nuevo – interrumpía Luís inocentemente, yo volví a mirarlo con arrechera iba a caerle a coñazo si decía otra cosa.

  • Joven Brown... venga conmigo.

  • ¿¡Pero Profesor!?...

  • ¡Venga ya!

Lo iba a matar... iba a matar a Luís en salida... el profesor hizo el camino conmigo hacia la coordinación bastante serio, a la primera palabra que decía me callaba y apresuraba el paso, cuando llegue a la oficina no pude tener más mala suerte, ya que el director estaba hablando con la coordinadora de disciplina.

  • Ahhh... Director ¿Cómo se encuentra?

  • Profesor De Abreu, bastante bien, como siempre, ¿Qué hace por acá? – dirigiendo su vista hacia mí.

  • Bueno... al parecer el joven Brown está en malas compañías, se la pasa interrumpiendo mi clase y no presta atención, ni resuelve los ejercicios más simples.

  • Vaya, eso es un problema.

El director Gonzalo Linares, un señor de aproximadamente sesenta años, alto, muy alto, extremadamente alto, para mí, mide como unos 2 metros, completamente delgado, parecía un palillo, en el resaltaban su cabeza calva pero con una barba en forma de candado y su siempre impecable traje oscuro.

  • Director. Yo no hice nada... – el profesor me miraba – bueno, si lo hice, pero no fue mi intensión...

  • He recibido reportes de usted este año joven, y que yo recuerde usted no era así el año pasado, ni en básica – todos seguían diciendo lo mismo... la respuesta era obvia, claro ¡LUÍS NO ESTABA EL AÑO PASADO!

  • No volverá a pasar...

  • No, pero obviamente no puedo dejar este acto suyo así como así... – hablaba el profesor – señora Estela, prepare el cuaderno de vida.

Si, firmé el puto cuaderno de vida, a la tercera firma estaba expulsado era como la segunda vez que lo firmaba en el colegio, la primera fue cuando pegamos la puerta del salón y nos descubrieron “con las manos en la masa”, nunca supe cómo funcionaba eso, si era por año, o por estadía del colegio, creo que era la primera opción porque Arturo lo firmaba cada vez que respiraba.

  • Muy bien, regrese a clases, yo iré enseguida.

  • Si, profesor...

  • Joven Andrew. Será mejor que cambie su actitud, no queremos que llegue a ser un problema como su hermano, o tendré que tener una conversación con su padre.

  • ... – lo miré molesto por el comentario referente a Matty, pero cambie mi semblante rápido – Si, director – y luego pensando en lo último que dijo, mierda... mi padre.

Cuando llegué al salón estaba en un completo caos, todos hablando en pequeños grupos, sentados en las mesas o comiendo.

  • Hermoso... ¿Qué paso? – llegaba Cintia abrazándome y luego rodeado de mis panas.

  • Nada, firme el cuaderno de vida.

  • Bueno... fue tu culp...

  • ¡Tú a mi no me hables bastardo de mierda! – le dije a Luís separándome de Cintia, pero rápidamente fui agarrado por Manuel y Arturo – ¡Será mejor que te alejes de mi chamo, no me busques que me vas a encontrar!

  • Ya man, ya basta...

  • Suéltame Arturo... suéltenme ya.

Todos en el salón se quedaron callados hasta que alguien avisó que venía el profesor, me solté del agarre de mis amigos y me fui a mi asiento. Manuel y Luís intercambiaron asientos – por idea del primero – para evitar más problemas, la clase siguió normalmente hasta la hora del receso, conmigo solo prestando atención al profesor y a cada movimiento que hacía. Llegue a pensar que lo intimidaba con la mirada ya que estaba un poco nervioso dando su clase.

---*---

  • Mmm déjalo, en verdad él no quería que esto pasara.

  • Si como no...

  • Si, cuando te fuiste le pregunte qué paso en verdad, y me dijo que solo estaba bromeando contigo.

  • Ahhh... llamarme “plasta de mierda” era jodiendo.

  • Si... bueno, eso no me lo dijo.

Estaba sentado con mi amiga en uno de los muros del colegio, no eran muy altos ya que yo estaba sentado con las piernas abiertas y Cintia estaba de pie entre ellas mientras nos acariciábamos – si... parecíamos novios, pero no lo éramos – el clima estaba perfecto para relajarnos en otra hora libre mas, ya que la profesora de historia no había ido.

  • Es un idiota... no puedo creer que me haya hecho reaccionar así.

  • Para la próxima solo ignóralo...

  • ¡Es que no puedo!... está allí siempre, en cada clase, en cada cosa que hago.

  • Si puedes, ni que fuera yo cariño... jajajaja – decía graciosa.

  • No estoy para chistes Cintia.

  • Bueno, está bien.

  • ... No puedo dejar de mirarlo y de cómo se mete conmigo así como así.

  • Están enamorados... jajajaja.

  • No digas tonterías mujer.

  • Epale muchachos... – ambos reaccionamos separándonos un poco a la llegada de Manuel.

  • ¿Qué pasa Manuel?

  • Drew... ¿Qué coño pasó en el salón?

  • El imbécil me llamo “plasta de mierda”.

  • ¿¡Y solo por eso hiciste esa escena!? – dijo sentándose a mi lado.

  • Coño Man... no es solo eso... lleva jodiéndome desde que llegó a este colegio.

  • Si... me he dado cuenta.

  • Vaya Manuelito... y yo creía que vivías en tu mundo de feria de comida – me reí por el comentario de Cintia.

  • Jajajajajaja.

  • Ahhh para que tu veas.

  • Pero en serio... si no fuera amigo de Arturo...

  • ¿Qué harías...?

  • En verdad lo molería a golpes... me vale mierda si llaman a mi padre después.

  • Si aja... jajajaja – le di un coñazo en el hombro a Manuel para que por fin dejara de fastidiar – Ay... coño, ¿y yo qué te hice?

  • Nada Manuel... nada... oigan, y vieron ¿qué rápido se hizo amigo de todos?... y de las “novias” que ya lleva.

  • Bueno hermoso... ser amigo de Arturito ayuda mucho, ¿no crees?

  • Si... así fuimos todos, él nos consigue chicas Drew.

  • Aja...

  • Mira hermoso... por ahora solo aléjate de Luís, y tu Manuel... dile lo mismo a Luís, que no hayan problemas. Es lo mejor para todos.

  • Si, dale... – Manuel se levantaba del muro y se alejaba de nosotros.

---*---

El consejo de Cintia, sumado a mi advertencia hizo que Luís y yo nos distanciáramos bastante, pasamos el mes de noviembre sin hablarnos para nada, nos saludábamos solo en pocas oportunidades y solo si estaban los demás cerca, en ningún momento nos quedábamos solos era mejor estar solos que mal acompañados.

Desde el primer momento el profesor de educación física – y también entrenador de casi todos los deportes del colegio – un tipo joven, como de 30 años, atlético, de gym y mujeriego, anotaba a Luís para todos los equipos, equipos en los que yo también pertenecía, cada deporte que Luís jugaba lo hacía de maravilla – si, lo admito de nuevo, Luís era excelente jugador... idiota – futbol, voleibol, básquet, yo no jugaba éste último, no podía coordinar bien manos y pies y para apuntar y lanzar era pésimo, extraño pero cierto, hasta el chico era bueno en gimnasia, haciendo saltos, giros y volteretas, nos dejaba con la boca abierta con todo lo que podía hacer.

  • ¡Andrew, Pásamela!... – ¿coño no puede haber más nadie desmarcado?

  • ¡Andrew, pásala a Luís carajo!

  • Ya... ya...

  • ¡Eso! ¡buena, buena!

Una tarde, estábamos practicando para un partido de básquet intercolegial que tendríamos próximamente contra 4to año “B” – aunque fuese malo, podría hacer pases y solo me necesitaban para completar el equipo –, los chicos eran bastante buenos y teníamos posibilidades de ganar, el entrenador nos impulsaba con las mejores jugadas y nos decía que al ser los menores, podríamos poner en vergüenza a los de 4to.

  • Bueno muchachos lo hicieron de puta madre... Andrew tu solo haz pases... ¡Jajajajajaja!

  • ¡Jajajajajaja!... Entrenador, es que yo estoy claro... yo sirvo para relleno aquí.

  • Si coño, tú te defiendes en futbol, en enero te quiero ver bien activo con eso.

  • Por supuesto.

  • Bueno... Terminamos por hoy, vayan a las duchas que ya se hace tarde.

Ya en las duchas nos relajamos bastante, yo andaba un poco apurado porque mi hermanito me estaba esperando en el patio, las duchas no eran las típicas comunitarias, eran cuatro cubículos revestidos en cerámica blanca y bien pulcra donde cada uno se podía bañar – y si el tiempo daba, masturbarse – tranquilamente.

  • Bueno parchitas... a desnudarse que las mujeres no están viendo.

  • Coño Carlos... tu siempre quieres que andemos desnudos en los baños... siempre quieres vernos las vergas.

  • Jajajajajaja... no Drewcito... a mí lo que me excita es verte esas nalguitas tan ricas que tienes – decía Carlos imitando la voz de una chica.

  • Jajajaja que pargo eres.

Mientras nos quitábamos la ropa Luís no dejaba de mirarme, estuve tentado a decirle algo, pero recordando lo que me había dicho Cintia hace tiempo, descarté la idea, mientras no hablásemos todo iba de maravilla me quedé desnudo y me coloque la toalla y fui a uno de los cubículos vacios a ducharme.

Las bromas entre nosotros no paraban hasta que cada uno estuviese seco y vestido para irse, así que mientras cuatro se bañaban dos esperaban afuera, Arturo, Luís y yo fuimos los primeros en salir mientras Henrique y Carlos entraron después de nosotros. Estábamos en silencio y solo se escuchaba el correr del agua de las duchas abiertas, ahhh... y Manuel... “cantando”.

  • Mira... y ¿cuándo vas a hacer el resumen del libro de castellano? – ambos nos quedamos en silencio – estoy harto... coño... te hablo a ti Luís.

  • Ahhh... este... esta noche creo.

  • Mmm ¿y tu Drew?

  • Bueno... no se... aún no he hecho Geografía ni Salud... podría hacerlo mañana en el receso – Arturo colocó una pierna en la banca y me mostraba su gordo pene descapuchado y sus bolas colgando mientras se secaba las piernas.

  • Ahhh verdad Geografía y Salud... bueno, que alguno de los dos me lo pase para copiarme.

  • Jajajaja tu si eres fresco man – le dije colocándome el bóxer y el jean.

  • Coño Drew... tengo que ir al gimnasio y luego llego mamao’ a casa.

  • Bueno güevon haz el esfuerzo, por lo menos haz la mitad y te ayudo con el final – ya Luís se había vestido demasiado rápido, ni notamos que ya estaba tomando su bolso.

  • Jajajaja bueno gracias.

  • Bueno panas, me voy – decía Luís despidiéndose –... chao.

  • Chao – se despedía Arturo colocándose el bóxer y una franela pegada.

Mientras me amarraba los zapatos, Manuel y los demás chicos salían de la ducha y empezaban a secase y vestirse.

  • Manuel coño... la idea es que te apures, no ves que Tony lleva esperándome desde la 1:00 pm.

  • Ya man... ya voy.

  • Bueno vale, te espero afuera.

  • Tranquilo.

  • Chao... Arturo, échale ganas.

  • Si dale, gracias, chao – escuchaba las despedidas de los demás mientras salía de los baños.

Cuando salí del gimnasio Tony me esperaba leyendo su libro de “Harry Potter and the Order of the Phoenix” que había salido ese año y papá le había traído de Inglaterra. Tony estaba un poco raro últimamente, estaba callado y... y ya no sonreía, me sentía bastante triste verlo tan serio todo el tiempo. Le preguntaba si le ocurría algo y me decía que no era nada, creo que era mi culpa, ya que no pasaba tanto tiempo con él, así que le invitaba a jugar con nosotros o también ir al cine o algo, en esos momentos si sonreía.

  • Ya hermanito... listo, ya termine.

  • ... por fin... – decía cerrando el libro y guardándolo en el bolso.

  • Disculpa, aún tenemos que esperar a Manuel – le decía pasando mi brazo por sus hombros y comenzando a caminar – ¿ya el Sr. Jonathan llegó?

  • No, viene llegando.

  • Está bien... ¿Cómo vas con el libro?

  • ... Mmm ya por la mitad.

  • ¿Te gusta?

  • Si claro... esta genial.

  • Me alegro Tony... y ¿todo bien en clases?

  • ... ¿Qué ocurre allá? - llegamos a la entrada del colegio pero no salimos por seguridad – mira... creo que están... están peleando – me decía señalando en la esquina.

  • ¿Dónde vale?

  • ¡allá... allá en la esquina Andy!

Cuando vi hacia la esquina no pude notar bien que pasaba, eran dos chamos peleándose y empujándose, cuando afine bien la vista pude darme cuenta que uno de ellos era Luís, estaban empujándose hasta que ambos se detuvieron y el otro chamo se alejo de Luís, me asuste bastante por lo que logré ver después. El brillo del sol me lo dijo todo, el tipo había sacado una navaja y amenazaba a Luís con ella – mierda no... – sé que odiaba a Luís, en verdad quería joderlo con mis propias manos al momento en que se metiera conmigo, pero esto era otra cosa, una vaina muy diferente, Luís podría salir herido si algo le sucedía, podía evitarlo, si no lo hacía y algo le pasaba... me sentiría demasiado culpable.

  • Tony... escúchame bien... no vayas a salir del colegio, aquí estarás seguro...

  • ¿Andy que vas a hacer? – mi hermanito me miraba con terror.

  • Escucha, es un pana de aquí, no voy a dejarlo solo.

  • No Andy no...

  • Tony quédate aquí, toma – deje mi bolso y abrí la reja y salí corriendo hacia donde ellos estaban.

Corría por la calle en diagonal para llegar más rápido, pude ver que Luís estaba demasiado asustado viendo la navaja del tipo ese. Ambos solo pensaban en lo que estaba pasando así que no me escucharon llegar...

  • ¡COÑOELAMADRE’ MENOL DAME EL CELULAR O TE RAJO!

  • Chamo... no me hagas nada... no me...

  • ¡CALLATE MALDITO DAME EL CELULAR!

  • Por favor... no por fav.

  • ¡QUE TE CALLES MALDITO! – llegue lo más rápido que pude y no vi mejor opción que taclear al tipo y tirarlo al suelo – ¡AHHHG... MAMAGUEVO!

  • ¿Qué pasa cabrón?... ¡Deja a mi amigo en paz!

Cuando lo vi en el piso vi la mejor oportunidad y le di una patada en las costillas y otra en las bolas, le di otra por arrechera y el carajo soltó la navaja, la tomé rápidamente y me alejé de él colocándome frente a Luís protegiéndolo, el tipo al verme con ella en mi mano se cago todo, se levanto apoyándose de un carro y con la mano en el abdomen se fue corriendo dando tropezones... nos quedamos quietos unos segundos viendo como se alejaba. Cuando volví a la realidad solté la navaja como si me quemara y le di una patada hacia una alcantarilla perdiéndose en ella.

- Motherfucker... Luís... chamo... ¿estás bien?... pana... ya pasó todo – Luís no se movía para nada, tenía la vista fija hacia donde se había escapado el malandro– Luís chamo... ven.

No se me ocurrió otra cosa que abrazarlo, y cuando lo hice después de unos segundos me abrazo bastante fuerte – Gracias Andrew... gracias, gracias... – Luís estaba temblando, el rencor que sentía en ese momento hacia él se esfumó completamente, me separé de él, estaba bastante pálido y me tomaba fuertemente de los brazos.

  • Ya man... ya pasó... ya pasó, ¿estás bien, no te hizo nada?

  • Nooo no... – me volvió a abrazar – gracias Andrew...

  • ¡Andrew!... ¡Luís!... – era Manuel que llegaba a nosotros corriendo - ¿Qué paso, qué paso?

  • Coño marico... uno de esos rateros que quería robar a Luís – le decía ya separándonos un poco.

  • Verga... ¿estás bien pana?

  • S-Si si... ya... ya pasó...

  • Entremos al colegio, no vaya a ser que regrese.

Cuando regresamos al colegio mi hermanito nos esperaba en la entrada y bastante nervioso.

  • ¿Estás bien Andy, estás bien? – me decía abrazándome.

  • Si... Tony... sí, estoy bien.

  • Coño, Tony me cagó, cuando estaba llegando a la entrada me dijo que te iban a matar allá a fuera.

  • Jajajaja... bueno... por poco... por poco – sonreía un poco nervioso, abrace a mi hermanito y lo bese en la frente.

Minutos después el entrenador junto a Arturo y los demás muchachos llegaban a la entrada encontrándose con un Luís aún bastante nervioso y yo un poco acalorado por la adrenalina que tenía. Contamos de nuevo lo que pasó y el entrenador le dijo a Luís que no se fuera solo, que él no podía acompañarlo porque iba a otro colegio a trabajar. Yo me ofrecí a llevarlo a su casa, el pobre solo asentía con la cabeza – imagino que el shock no lo dejaba pensar claramente –.

Cuando llegó el Sr. Jonathan le informamos sobre el cambio en la ruta y fuimos a llevar a Luís a su casa, nos desviamos un poco del camino original y cuando llegamos, Luís se bajo de la camioneta, yo también me baje y lo acompañe hasta la entrada de su casa.

  • Andrew yo...

  • Oye... no tienes que decirlo, está bien, tu hubieras hecho lo mismo por mi...

  • ... Andrew... gracias.

  • Descuida...  – cuando iba a entrar por fin se dio la vuelta y me volvió a abrazar un momento para luego separarse de mí.

  • Escucha, disculpa todo lo que te dije... y lo que hice antes... en verdad, en verdad lo siento mucho.

  • Tranquilo Luís, yo también lo siento.

  • Entonces... ¿amigos? – mientras me extendía la mano.

  • Claro... amigos – le respondí con un fuerte apretón – mañana si quieres hablamos mejor.

  • Si... de nuevo, gracias pana.

Luís entró a su casa y yo me monté en la camioneta e iniciamos la marcha.

  • ¿Ya son amigos por fin? – preguntaba Manuel curioso.

  • Si Manuel... ya somos amigos.

  • Qué bueno, me alegro... ya era hora – dijo con una boba sonrisa en la cara.

---*---

Luego del incidente con el malandro, Luís y yo nos unimos bastante, en uno de los recesos tuvimos una charla nosotros solos – claro, con las miradas vigilantes de nuestros amigos al otro lado del patio, esperando seguramente a que uno de los dos matase al otro –, aclaramos desde el inicio que lo que ocurrió el primer día de clases fue un error de ambos, las tontas discusiones que tuvimos luego... fueron eso, tontas, lo mejor era dejarlas en el pasado, que el día que firmé el cuaderno de vida, Luís no se esperaba que acabara así y admitió que se pasó con los insultos, menos esperaba que dejáramos de hablarnos, aunque por la paz de los dos, tomamos la mejor decisión de separarnos y así evitar más confrontaciones.

  • No debí llamarte plasta de mierda... ni joderte la vida amigo... solo quería darte una lección...

Para ese momento no entendía sus razones, hasta que me explicó.

  • Marico, es que eras demasiado creído, te la pasabas por el colegio como si te creyeras lo mejor, bueno aún lo haces... eres amigo de todos, hasta de los profesores Drew...

Le explique que en realidad yo siempre era así, que yo era bastante sociable y que no se pusiera celoso...

  • Ahora somos panitas Luís jajajaja.

Y finalmente le recriminé que era un poco hipócrita ya que él hacia exactamente lo mismo, ambos reímos por mi comentario aliviando aún más el ambiente.

  • Sabes que no entiendo aún... que eres amigo de Arturo... coño, él es peor que yo...

  • Jajajaja... bueno Drew... creo que me acostumbre a él... además... ya con uno tenía suficiente...

  • Bueno... pero ese día fue la gota que derramó el vaso – le dije regresando al tema de la pelea.

  • Si... lo sé, me sentí muy mal después en casa.

  • Coño Luís, en verdad eres un complicado.

  • Jajajajajaja bastante, cuando haga otra locura... por favor pana, dame una cachetada – en ese momento me levante, me paré frente a él, rápido y certero le di una cachetada un poco fuerte, descargando mi arrechera – Mierda pajuo ¿qué te pasa?

  • Jajajajajaja... man tu dijiste que...

  • Era si hacía una locura coño... ¡Pegas fuerte, pareces mi ex-novia!

  • Bueno... me las tenía que cobrar loco... jajajaja en verdad me...

  • ¡Sabía que no podíamos dejarlos solos!... – llegaba rápidamente Arturo agarrándome de los brazos y pegándome a él.

  • ¡Arturo suéltame!

  • ¡No Drew!... pero ¿Qué te pasa?

  • Drew me dijiste que ahora eran amigos – decía Manuel desesperado y agarrándose de la cabeza.

  • Ayyy Luísito... ¿estás bien?... ¿mi hermoso te pego muy fuerte?

  • Jajajajajaja... no no... muchachos no es lo que piensan... Drew me pegó porque se lo pedí.

  • Ehhh... ok... ahora te volviste loco Luísito – decía Cintia mirando a cada uno finalizando con Luís.

  • Ehhh... no entiendo nada.

  • Jajajaja eso no es novedad... carajo Arturo que me sueltes.

Por fin aflojó el agarre aunque mirándome de recelo mientras le mostraba el dedo del medio al pajuo ese, le explicamos a todos lo que sucedía y que en verdad ahora éramos panas, solo aclarábamos las discusiones del pasado y dejar los rencores atrás.

---*---

Finalmente llegaron las vacaciones de diciembre, donde antes de irme con mi familia de viaje a Los Angeles hicimos una pequeña reunión en casa con el típico intercambio de regalos. Donde yo le regalaba a mi italiana hermosa un anillo “de compromiso” con una pequeña joya morada, Cintia cuando lo vio – luego de hacer la típica postura de pedir matrimonio, sumado al grito de las chicas que estaban en la reunión – se lanzo a mis brazos y me dio un beso en la boca...

  • Aún somos amigos Cintia... – le había respondido después del profundo beso.

  • Jajajaja lo sé hermoso – me había contestado.

Yo recibí de parte de Manuel un balón de futbol dorado que habíamos visto en una de las tiendas del Sambil, el cual guardé en el armario ya que Arturo y Richie le iban a poner las manos encima.

Richie se sintió un poco acomplejado con el regalo que le dio Arturo, era un reloj bastante caro que usaban personas como mi padre – la madre de Arturo los vendía en su joyería así que el chico no tuvo problemas en obtenerlo para regalarlo – se alejó un momento del grupo y Arturo y yo fuimos a ver que le pasaba.

  • ¿Qué pasa Richard?

  • ... Arturo... esto es demasiado yo apenas gasté 100.000 Bs en el regalo de Manuel... y fue mucho... no puedo aceptarlo.

  • Vamos... ¿vas a negarme el regalo?

  • ¡Es que cuesta como 900.000 Bs! – le respondía alterado pero en voz baja.

  • Richie... amigo... es un regalo que te quiero dar porque te aprecio mucho.

  • Richie es cierto, solo es un regalo, acéptalo no tiene nada de malo tener esa clase de cosas.

  • Escuchen... yo... yo no soy de su mundo – iba a decir algo pero me detuvo – me es muy difícil tener algo inalcanzable así tan fácil... imaginen qué pensaría mi mamá si llego a casa con un reloj que le costaría el sueldo de un mes... – ambos nos miramos un segundo, y regresamos la vista a Richie – Arturo, en serio discúlpame, es demasiado amigo.

  • Bueno está bien... en verdad me duele que no lo aceptes – Richie no cambió su semblante triste – pero esto no se queda así, tu eres mi “santa secreto”... tengo que darte algo.

  • Jajajaja... aprovecha... pídele lo que sea Richie – los tres sonreímos un poco.

  • Bueno... perdí uno de mis pendientes favoritos... y...

  • ¡No digas más!... mi madre también los vende, mañana vamos a la tienda y escoges los pares que tú quieras, y no te vas hasta que tengas por lo menos dos pares.

  • Jajajaja... pero por favor que no cuesten mucho Arturo.

  • Descuida. Que igual no vas a pagarlos jajajaja – ya por fin Richie tenía el mismo semblante feliz de siempre.

  • Jajajajajaja... Bueno señores que esta es mi reu’ de despedida, mañana me voy así que sigamos con la fiesta – les dije ya pasando mis brazos por sus hombros y obligarlos a regresar con el grupo.

Esa misma noche antes de que Luís se fuera subimos a mi cuarto y le di un regalo en privado, una chaqueta deportiva negra que tenia la L en mayúscula bordada en hilo plateado.

  • Genial pana... me encanta, eres lo máximo.

  • Jajajaja... para que veas que no soy tan creído como tú piensas.

  • Jajajaja... bueno yo también tengo algo para ti... – al parecer pensamos en lo mismo al darnos regalos extras – yo... bueno, cuando la vi, me acorde de ti.

Luís se separo un poco y me lanzo una cajita de metal, la atrapé en el aire, cuando la abrí pude ver una pulsera de plata con unos detalles forjados y pintados en negro... era bastante “linda” – en el buen sentido de la palabra claro, me encantó esa pulsera –... para ser sincero no pude pensar en otro adjetivo que no fuera tan gay para describirla, me sonroje bastante al pensar que Luís “se acordó de mí” al verla y dármela.

  • Gracias... esta... esta muy... esta genial Luís.

  • Ehhh bueno, por nada, será mejor que bajemos, ya el papá de Arturo debe estar por llegar.

  • Si, bajemos.

Antes de abrir la puerta le di un abrazo el cual respondió afectuosamente, hacía tiempo que no abrazaba a un hombre de esa forma – desde Miguel –, la forma en cómo acariciaba mi espalda con un suave masaje, del calor que provenía de su cuerpo, acomode mi cabeza un poco quedando justamente en su cuello y aspiré su colonia, era bastante varonil, parecida a la que yo usaba, nos separamos lentamente con una suave sonrisa de parte de ambos.

  • Gracias amigo...

  • No, gracias a ti Drew... bueno ahora si bajemos, que si no Cintia sube y nos encuentra engañándola...

  • Jajajajajaja... si, tienes razón, muévela.

---*---

En esas vacaciones pensé mucho en Luís – a pesar de estar paseando por los bulevares, playas, intentando “surfear” con mi hermano, viendo a algunos artistas comprar un simple café, incluso, al igual que mi madre comprando como un desquiciado con los dólares de mi padre –... pensé en todo lo que había pasado esos meses, desde que lo encontré la primera vez, las estúpidas discusiones, cuando lo salvé del maldito ese... hasta por fin ser amigos y recordé esa noche antes de irnos y en cómo nos dimos ese abrazo, la fuerza al acariciarme – para nada comparada con Cintia – el calor de su cuerpo en ese momento y su aroma... Wow, su colonia es excelente, todo me hacia extrañarlo bastante, mientras pensaba en eso, algo en mi entrepierna comenzaba a despertar, sin darme cuenta, pasé mis manos por mi pene casi erecto, pero en ese momento tocaron a mi puerta y no pude hacer nada. Solo pensaba en Luís y que llegara enero para por fin poder verlo – a él y a todos, claro está –.

La pulsera que me dio la utilizaba todo el tiempo, solo me la quitaba para bañarme, el día en que la perdí me asuste bastante, me sentía una mierda al perder un regalo tan importante de esa forma, cuando recordé en que parte de la casa la había dejado, me levanté a media noche a buscarla, le di la vuelta a toda la sala, y cuando la encontré mi alegría volvió completamente y bese la pulsera – me gustaba bastante – me la coloqué no podía separarla de mi en ningún momento.

  • ¿En serio te levantaste a la 1:00 am para buscar una estúpida pulsera? – escuche su voz desde la escalera.

  • ... no es estúpida Mathew... es importante, me la dio Luís y... sabes que olvídalo.

  • Mmm jajajaja... me la dio Luís... – burlándose de mí.

  • No fastidies...

---*---

  • ¡Bueno señoritas muévanse!... ¡así no van a resistir la hora trotando!... ¡GUTIERREZ MUEVASE! – gritaba el profesor de educación física desde el centro del patio mientras nos veía trotar en el entrenamiento – van 10 minutos ¿y están sudando ya?... ¡dejen de esconderse tras la columna... los estoy viendo!

  • Marico... estoy cansado – me decía Manuel trotando conmigo a la par.

  • Si yo también... vamos a resistir un poco mas... la meta son 25 minutos.

  • Ufff... debí haber entrenado en vacaciones en vez de... de comer tantas hallacas... ahhh.

  • Jajajajajaja.

  • Ayyy nenas... a mover ese culo – Arturo pasaba entre nosotros empujándonos un poco y corría de espaldas – están dando pena, hasta Julio los está pasando... jajajaja – se reía señalando a Julio, un chamo un poco pasado de peso.

  • ¡Vete a la mierda Arturo! – respondía el chamo bastante sudado y con falta de aire.

  • Jajajaja... no molestes a Julio chamo, que va a venir y te va a joder.

  • Jajajaja... Pssst, yo puedo con ese.

Seguíamos dando vueltas por todo el patio hasta que el profesor hizo sonar el silbato, cambiando la ruta y la aumentó ahora bajando escaleras hasta el patio de básica y regresando – Coooñooo.. ¡si jode!. –. El profesor se integró al trote y se acerco a nosotros.

  • Andrew.... córtate el pelo, la próxima clase no te quiero ver así, para ti también Manuel...

  • Pssst, profesor. No lo tengo tan largo – decía acomodándolo un poco hacia atrás.

  • Jajajaja no, que casi te tape los ojos no es largo.

  • Jajajajajaja – ambos nos reímos del comentario.

  • Y tu Manuel, no te hagas el loco, no te quiero dar la afeitadora de nuevo.

  • Siii si... ok.

  • Es en serio. Última advertencia -  se alejó de nosotros para colocarse en el centro y poder vigilarnos a todos.

A las cinco vueltas veía que mi princesa junto a sus amigas ya estaban parando el trote y empezaban a caminar.

  • ¡Señorita Di Battista!... siga el paso... ¡no se ha terminado! – el profesor estaba molesto, ya que los demás estaban siguiendo el ejemplo de Cintia.

  • ¡Ayyy profesor... yo no puedo más!

  • Qué pena... ¡SIGA TROTANDO SEÑORITA!

  • ¡Profesor...!

  • Ven acá ragazza... trota conmigo.

  • Jajajaja... hermoso estoy sin aire.

  • Faltan 5 minutos y ya... vamos tú y yo...

Mientras tomaba la mano de Cintia para apurar el paso un poco – en realidad la llevaba arrastrándose, jajajaja – Luís pasaba a mi lado sonriéndome, le contesté de la misma forma recordando cómo esta mañana al vernos nos dimos un fuerte abrazo y nos quedamos unos segundos así juntos causando el silencio de los que estaban a nuestro alrededor, nos separamos un poco incómodos y no faltó el típico comentario “miren a los noviecitos... jajajaja” creando burlas hacia nosotros.

En realidad no me molestaba ese comentario, estaban jodiendo... pero, es decir, Luís no estaba mal, en verdad estaba muy bueno – coño Andrew... What the fuck are you thinking? – no me daba cuenta pero íbamos trotando bastante lento, cuando regresé a la realidad Luís ya estaba pasando a mi lado de nuevo guiñando un ojo, me quede viendo su fuerte espalda y en los movimientos que hacía, baje la mirada hasta su culo... – Wow... es grande, en verdad Luís se ve muy bien trotando... ¿Cómo será acariciarlo?... ¡WAIT...! Focus Andrew, Focus... – me recriminé de nuevo enfocándome en lo que hacía y de nuevo aumentando el paso.

  • Hermoso... no... no tan rápido...

  • Aja...

  • ... ¿Hermoso? – sentí como me apretaban la mano y apartaba la mirada del culo de Luís.

  • ¿Qué?...

  • Más lento... no puedo más...

Comenzamos a subir lentamente las escaleras hasta llegar a nuestro patio para luego escuchar el ensordecedor silbato del profesor indicando que ya habían pasado los 25 minutos de trote. Todos comenzaron a caminar, algunos se detuvieron o se sentaron a respirar muy agitados, yo por fin salí de mis pensamientos, lamentablemente lo hice tarde ya que cuando baje mi mirada, mi paquete se veía bastante grande, estaba nervioso esperando que nadie se diera cuenta, me alejé de todos y corrí en dirección al baño, cuando entré no había nadie – thank god... – no quería que vieran mi erección así que entre a un cubículo, cerré la puerta y volví mi mirada a mi entrepierna, estaba completamente duro, en mi mono deportivo se podía notar mi pene atrapado por las telas, me sentía bastante caliente así que lo baje solo un poco y luego el bóxer para que mi pene saliera erguido hacia el frente. Lo tomé con mi mano y comencé a sobarlo un poco, estaba nervioso por si me llegasen a ver en plena faena pero la calentura no me dejaba pensar claramente, las suaves caricias se habían terminado y me estaba masturbando a una velocidad normal, eche mi cabeza hacia atrás recostándome completamente en la pared y empezaba a gemir un poco... – Ohhh... Luís... – lo siguiente que sucedió me dejo helado, escuche un fuerte ruido, paré mi paja y abrí los ojos para luego escuchar como entraban los chamos gritando a refrescarse un poco en el baño, guarde mi verga en el mono, me senté en el excusado bastante nervioso y sudando frio. Luego de muchos gritos, desorden, dejando el baño completamente mojado, los chamos se fueron, mientras yo aún seguía sentando con la mirada fija en la puerta, por mi mente solo podía pensar en una cosa – No de nuevo... otra vez... no... –.

---*---

NdA: Quise dar un pequeño cierre a mi historia con Miguel, pero claro, eso no quiere decir que no volveré a hablar de él. Miguel aparecerá en futuros capítulos con pequeñas escenas... ¿o algo más?, lo prometo para los “fans de Miguel” jajajaja.

Bueno... esto es todo por ahora, publico la otra semana... ¡LA OTRA SEMANA CABRONES! YA EL CAPITULO ESTA LISTO... así que ya saben... no se olviden de COMENTAR Y VALORAR ... no querrán verme llorar como Homero de nuevo.

Un abrazo a todos.