(4) por culpa de un trío perdí a mi marido.
Por fin hicimos el trío tan deseado, pero por celos se pelearon y mi marido termino sin un diente.
(4) POR CULPA DE UN TRÍO, PERDÍ A MI MARIDO.
YO:¡¿Miguel, qué haces aquí?! Perdona, pero íbamos de salida.
ANTONIO:Perdóname, mi amor, lo de salir a bailar era una trampa para que te pusieras bella.
MIGUEL:Tu mujer no necesita nada para verse bella.
YO:¡Vete, Miguel, por favor!
ANTONIO:De ninguna manera, Miguel se queda a cenar con nosotros, ya pedí pasta, siéntate, disfruta de la velada, tanto tiempo sin verse ¿Y lo tratas así? Vamos, salúdalo, que no muerde.
YO:Perdona, Miguel, fue la impresión de verte después de tanto tiempo.
MIGUEL: No hay nada que perdonar, estás más bella desde la última vez que te vi, que lindo dije.
ANTONIO: Se lo acaba de comprar, a Lico también le gustó.
MIGUEL: ¿Y cómo está? También tengo tiempo de no verlo, desde que ustedes eran novios, perdona Antonio…
ANTONIO: No tengas pena, no soy celoso, además, Vero me lo cuenta todo, supe que tú fuiste su primer hombre y Lico el segundo, vivimos en pleno siglo veintiuno como para no entender esas cosas.
MIGUEL: Pues admiro tu confianza en ti mismo, yo con una mujer como Vero viviría muerto de celos.
YO: ¡¿Quieren tomar algo?!
Y me levanté a servir las bebidas, ahora yo misma me hice mis margaritas, aunque con Miguel no necesitaba ningún estimulante, estaba guapísimo, su barba recortada lo hacía lucir esa facha que me enloquecía.
ANTONIO: ¿Y qué te has hecho todos estos años?
MIGUEL: Pues me gradué de Arquitecto, ahora vivo con un colega porque el próximo mes termino la casa de mis sueños.
ANTONIO: ¿Vas al gimnasio? Tienes el cuerpo bien trabajado.
MIGUEL: Sí, siempre me ha gustado lucir bien.
ANTONIO: Te luce el pelo largo, pareces metrosexual.
MIGUEL: No sé si agradecerte, ya te dije, me gusta lucir bien.
ANTONIO: ¿Te puedo hacer una pregunta indiscreta?
MIGUEL: Las preguntas nunca son indiscretas, solo las respuestas.
ANTONIO: Me gusta eso… ¿Eres gay?
MIGUEL: (Ríe) No, me fascinan las mujeres.
ANTONIO: ¿Tienes novia?
MIGUEL: No.
ANTONIO: Y vives con un colega… (Ríe) Perdona, es una broma… es que si no fuera por esa barba, hasta diría que eres bonito.
MIGUEL: Pues sin ánimo de presumir, sí, hasta los gays me persiguen.
ANTONIO: Has de ser todo un Don Juan.
MIGUEL: No puedo quejarme, la vida me trata bien.
ANTONIO: Te has de haber acostado con cientos de mujeres.
MIGUEL: Por respeto a Vero no te voy a responder esa pregunta.
ANTONIO: El que calla otorga.
Y los dos se mataron de la risa, yo me levanté a hacerme otra margarita, estaba celosa, muerta de la rabia ¿Cómo era posible que Miguel se presentara sin avisarme? ¿Qué iba a ser de mí esa noche? Me sudaban las manos y me temblaba el pulso, Antonio me pidió que les sirviera más vino y yo molesta, pero con una sonrisa, les dije que la primera tanda la servía yo, el resto que se lo sirvieran ellos, que no fueran tan machistas, Antonio se sorprendió de mi actitud y ofreciéndole disculpas a Miguel, sirvió dos copas de vino.
ANTONIO: Ter puedo hacer otra pregunta indiscreta… (Miguel asiente) ¿Alguna vez has hecho un trío?
MIGUEL: No, canto fatal (Ríen) es broma, ya entendí, pero tampoco te voy a contestar por respeto a Vero.
YO: Deja de respetarme, cuenta tus aventuras sin ningún miedo, ya somos adultos ¿No?
ANTONIO: Vamos, Miguel, cuéntanos alguna aventura.
MIGUEL: Un caballero no tiene memoria, pero para satisfacer su curiosidad… mi última novia me dejó por un millonario y me partió el corazón.
ANTONIO: Pero seguro habrás roto algunos tantos…
YO: Vamos, Miguel, no seas tan aburrido, cuéntanos. (Un malsano sentimiento de curiosidad me atravesó el alma)
MIGUEL: Pues… sin decir nombres, he de decirles que sí… han sido muchas…
Yo sentí una punzada en el estómago.
YO: Pero ¿Hubo alguna, además de tu ex novia, que te haya gustado?
MIGUEL: Sí y creo que estoy enamorado.
Sentí como si mil pirañas me carcomieran el cuerpo.
ANTONIO: Cuéntanos ¿Quién es? ¿Cuándo la conocemos?
MIGUEL: No se las puedo presentar porque ella me rehúye.
ANTONIO: ¿Pero ya te acostaste con ella?
MIGUEL: Eso es muy personal.
YO: (Muerta de coraje, disimulado) Vamos, sin decir nombres…
MIGUEL: Es la mujer más hermosa que he conocido en mi vida… y sí… hace poco tuvimos sexo… pero creo que ella se asustó y no me contesta las llamadas.
¿Estará hablando de mí?
ANTONIO: ¿Y por qué te rehúye?
MIGUEL: Es casada.
YO: Está hablando de mí.
ANTONIO: Pero que retrasado el marido… a mí me encantaría ver a mi mujer con otro, eso creo que nos pasa a todos los hombres.
MIGUEL: Si Vero fuera mi esposa, no quisiera que ni el aire la rozara.
ANTONIO: Eso lo dices ahora porque no estás casado, espérate a que la fiebre te gane y verás que le vas a pedir a tu esposa hacer tríos.
YO: ¡Antonio!
ANTONIO: Perdona, mujer, ¿No somos adultos, pues?... en el supuesto de que se diera… ¿Te gustaría hacer un trío con nosotros?
YO: ¡¡Antonio!!
MIGUEL: (Ríe largo, como buscando que decir) No sé… sería muy incómodo… no para mí… para ti… o para Vero…
ANTONIO: Por mí no te preocupes, soy muy seguro de mí mismo, ahora mi esposa, no sé…
YO: Mira, Miguel, te voy a decir la verdad, Antonio me pidió que hiciéramos un trío con otra mujer, le dije que sí con la condición que primero quería estar con dos hombres, con la esperanza de que se arrepintiera…
ANTONIO: De echo Lico…
YO: ¡Déjame terminar!... por eso mi marido te invitó a cenar en aquella ocasión… pero no recuerdo por qué no pudiste… por eso al verte, casi me muero del susto… no sé qué más decir… que vergüenza...
MIGUEL: ¿Y qué tiene que ver Lico en todo esto?
ANTONIO: Por eso en lugar tuyo lo invité a cenar para…
YO: ¡Déjame contárselo a mí! ¿Quieres amor?... a Antonio se le ocurrió la brillante idea de que tú fueras el primer candidato por… bueno, tú ya sabes… pero como no pudiste venir invitó a Lico, pero solo cenamos, no me atreví ¡¿Verdad, amor?!
ANTONIO: Así es.
MIGUEL: Pues… me halagan… no sé qué decir… ¿Es una suposición o es real?
YO: ¡Suposición!
ANTONIO: ¡¡Real!!... mira, Miguel, por pudor, mi mujer no te va a decir que sí, pero está de acuerdo, si no, no te hubiera invitado.
MIGUEL: ¿Qué dices, Vero?
YO: Pues… no sé… si tú quieres… pero te aclaro que lo hago solo por darle gusto a mi marido.
MIGUEL: Pues… gracias… ¿Cómo se empieza esto?
ANTONIO: Esperen, ya vino la comida, primero cenemos, la noche es joven.
Yo busqué la oportunidad para quedarme sola con Miguel y reclamarle, pero no se pudo… cenamos delicioso, las copas iban y venían, no se habló de sexo en toda la cena, yo retrasaba la hora, pero Antonio la dio por terminada y volvimos a la sala, puso música romántica y bailó conmigo una pieza, luego me cedió a los brazos de Miguel, estaba muy nerviosa y me temblaba todo el cuerpo, Miguel me apretó y pude sentir se enorme bulto sobre mi cuerpo.
ANTONIO: Vamos, no sean tímidos, dense un besito.
Miguel me separó, me vio a los ojos y me besó largamente, yo me colgué de su cuello y volví a disfrutar de esos besos que ansiaba mi boca, casi ya no bailábamos, solo disfrutábamos uno del otro.
ANTONIO: ¿Vamos a hacer un trío o una película romántica? (Ríe) Vamos, quiero ver un poquito de acción.
YO: ¿Todo bien?
ANTONIO: Perfecto, quiero verte disfrutar, olvídate por un momento que soy tu esposo y goza con Miguel… Vamos, Miguel, igual te digo… atrévanse, sóbense, hagan algo caliente.
Nos volvimos a besar y lentamente fue bajando sus manos hasta apoderarse de mis nalgas, yo le pegué el pubis para sentir mejor su pene, Miguel se puso de espaldas a Antonio y me susurró al oído: -te deseo- yo me puse roja, de pronto me suelta una nalga y toca mi seno, ahí sentí que me palpitó la cuca, en eso Miguel se fue al sanitario
YO: ¿Estás seguro de esto?
ANTONIO: Completamente, mi amor; Miguel es un hombre muy atractivo, cógetelo como si fueras una puta, por mí no te preocupes, yo entraré cuando lo crea conveniente, quiero verte mamarle la verga.
YO: Como tú digas, amor.
ANTONIO: ¿Te gustó cómo te beso?
YO: Besa muy rico.
ANTONIO: ¿Besa mejor que yo?
YO: Ay, Antonio, no empieces…
En eso regresó Miguel, ninguno de los dos sabíamos que hacer, él se sentó en un sillón y yo, como estúpida, no sabía que hacer…
ANTONIO: Vamos, Vero, consiéntelo un poco, siéntate en sus piernas.
Lo hice y nos seguimos besando mientras me acariciaba el culo, que manos, por Dios, que boca, lo traté como si fuera mi novio, sabía que era volverlo a ver para enamorarme de Miguel y el tonto de mi marido me lo ofrecía en bandeja, sería lindo amanecer con él por el resto de mi vida, estaba segura que si me lo pedía, dejaría a Antonio sin ninguna duda y me iría con él, pero eso solo era un sueño.
Ahora fui yo la que fui al baño, que bárbara, estaba empapada y muy sensible, esos besos me habían calentado rico, después de orinar me vi al espejo, quería reconocer a la Verónica que se casó con Antonio, pero el espejo me devolvía la imagen de una mujer sedienta de verga, enrojecida por la calentura, dispuesta a todo con tal de volver a los brazos de Miguel, me recompuse el maquillaje y el cabello y salí decidida a darme el mejor banquete de mi vida.
ANTONIO: Le estaba diciendo a Miguel que una de las fantasías que tengo es verte haciéndole sexo oral.
YO: ¿Pero por qué contigo todo tiene que ser a lo bestia? Deja que surja…
ANTONIO: Es que a este ritmo nunca van a pasar de besarse, si hasta parecen enamorados (Ríe) ¿No será Verónica la mujer casada de quien estás enamorado?
MIGUEL: No, ¿cómo crees?
ANTONIO: Es que no se besan con pasión, parecen besos de amor.
MIGUEL: Sí eso te parece, dejémoslo aquí, me voy y asunto arreglado.
ANTONIO: No te vayas, Miguel, perdona, es que quiero ver acción.
MIGUEL: Sí, pero las cosas se van dando poco a poco, no quiero desnudar a tu mujer y hacer el amor sin preámbulos.
ANTONIO: Nada de hacer el amor, te la vas a coger y punto.
YO: (Indignada) ¿Quieres acción?
Me acerqué a Miguel, me hinqué, le desabroche el pantalón, le bajé el bóxer y saltó esa enorme verga monumental que tanto placer me había dado.
ANTONIO: ¡Es enorme! Es mucho más grande que la mía.
YO: ¿Quieres que siga?
ANTONIO: Sí, mi vida, estás a punto de verte cumplir mi fantasía.
YO: Perdón Miguel, pero a mi esposo le encanta el lenguaje vulgar… mira que rica verga voy a mamar… mira que huevos tan cargados tiene Miguel, se me hace agua la boca y la panocha por probarla… mira como le pajeo la verga… que digo verga… el obelisco… que rica verga tienes Miguel… mira como esta puta le pasa la lengua por la cabeza de la pija… que rico te sabe… prepárate porque le voy a dar la mejor mamada que haya recibido…
ANTONIO: Así, mi amor… que rico verte mamando una verga ajena… eso putita… lámele los huevos también… ¿Verdad, Miguel, que mama delicioso?
MIGUEL: Sí, Antonio, Vero tiene una boca muy sensual.
ANTONIO: No seas tan delicado, trátala como si fuera tu mujer… es más… como si hubiéramos contratado a una puta… a ella le gusta… ¿Verdad, amor?... ¿Verdad que te gusta ser sumisa?
YO: ¿Quieres que sea la sumisa de Miguel? Con mucho gusto lo hago ¿Qué quiere mi amo que le haga?
MIGUEL: No sé qué decir… nunca digo obscenidades.
ANTONIO: Pues deja que ella las diga ¿O también te molesta eso?
MIGUEL: No, por mí, está bien.
Ya estábamos medio borrachos, así que puse salsa y le hice un striptease cachondo, despacio, sensual, primero dejé caer mi vestido negro, Miguel abrió los ojos enormemente al verme en ropa interior.
ANTONIO: ¿Verdad que está rica?
Eran tan opuestos, un patán y un caballero… luego desabroché mi sujetador y me lo fui quitando lentamente hasta que dejé a la vista mis hermosos pechos, Miguel se acercó y me los mamó durante mucho rato, Antonio me llamó, también quería mamármelos, así que se lo permití un ratito, protestó dándome una nalgada.
YO: Tú me tienes siempre, ahora hay que hacerle los honores al invitado.
Me paré en la mesa de centro de la sala y me bajé la tanga de espaldas a Miguel, luego me volví a hincar y le saqué el pantalón junto con su bóxer, él se sacó lo de arriba, ahí tenía a mi Apolo otra vez, desnudo para mí, Antonio emitió un sonido de admiración al ver el cuerpo de Miguel, se la volví a mamar con dedicación, Antonio se sacó la verga y era como poner a competir a un lápiz contra un salchichón… Miguel trabó los ojos y me llenó la boca de semen… yo como una adicta me tragué su lechita, le limpié la pija y aún me arrastré a tomarme dos gotas que habían caído al piso.
YO: Mira, amor, a mi amo no se le ha bajado ni un ápice la verga.
ANTONIO: ¡Qué bárbaro! ¿Cómo haces?
YO: En cambio a ti cuesta como media hora que se te vuelva a parar.
ANTONIO: ¿Me estás diciendo que prefieres a Miguel que a mí?
YO: ¿No que era un juego de adultos? Tú invitaste a Miguel, no yo, pero si te sientes amenazado aquí lo dejamos.
ANTONIO: ¿Amenazado? ¡Nunca! Vamos, Miguel, vamos a la habitación y le das la cogida de su vida, quiero ver a esta puta bramar.
YO: Tú me convertiste en puta ¿Estás arrepentido?
MIGUEL: Creo que es mejor que me vaya.
ANTONIO: Quédate, Miguel, ¿No vas a dejar con las ganas a esta perra? Ensártale la verga hasta que sangre.
YO: ¿Tú crees que no soy capaz de comerme esa vergota?
ANTONIO: No sé, demuéstramelo.
Nos fuimos a la habitación y me subí a la cama de piernas abiertas para que Miguel hiciera conmigo lo que quisiera, Antonio se veía ridículo caminando con la verga afuera del pantalón, le pedí que se desnudara y me grito que él se empelotaba cuando le diera la gana, entonces vimos entrar a Apolo, como una aparición Dionisíaca, caminaba lento, a pasos largos pero seguros, su cabellera se bamboleaba como en esos anuncio de champú, en cámara lenta, se veía delicioso, y esa verga que apuntaba al cielo, ni siquiera se le movía de la dura que la tenía, él subió a la cama y besó toda mi geografía, pero donde más tiempo se detuvo fue en mi húmeda cuchara, me mamaba como un experto, entonces yo le devolví el favor y le bañé la boca con mis jugos, se los tomó todos, pero yo seguía caliente, quería guerra.
Entonces Antonio tironeó a Miguel y lo hizo a un lado, me puso en cuatro patas, me jaló de los pelos y me ensartó la verga por el culo sin compasión, pegué un grito de dolor, pero tal pareciera que eso lo calentaba más, me cogió como bestia, de verdad que de esa manera no lo disfrutaba, me apretaba la tetas como si quisiera arrancármelas, me pellizcó los pezones hasta hacerme llorar, luego me nalgueó con rabia hasta dejarme las nalgas adoloridas, entonces me la sacó, tomó a Miguel de los pelos:
ANTONIO: ¡Mama ese culo con sabor a mi verga!
Miguel no opuso resistencia y me lo mamó.
YO: Así… así, papito… que rico… así, mi amo… que delicia siento cuando metes tu lengua dentro de mi culo… dame más… más… que rico… tú si sabes cómo tratar a una dama como yo.
ANTONIO: ¡Eres un a puta!
YO: ¡¡!Pero hoy soy la PUTA DE MIGUEL!!!
Eso lo ofendió y se vino sobre mi como un desquiciado, apartó de nuevo a Miguel, se acostó boca arriba y me obligó a sentarme en su verga, me mordía las chiches con rencor, luego le pidió a Miguel que me cogiera por el culo, Miguel primero me echó lubricante, como la primera vez, me ensancho el culo con sus dedos y luego puso su enorme cabeza en la entrada y me fue penetrando poco a poco, yo grité del dolor y le pedí que me la sacara, pero Antonio le dijo que me cogiera duro, que me sangrara el culo, entonces abrazó a Miguel con piernas y brazos y lo obligó a hundirme todo el obelisco, sentí que me partían en dos, me bombearon duro y poco a poco fue desapareciendo el dolor para convertirse en un placer tan grande como fue mi dolor.
YO: Así, Miguel, párteme en dos, que rica siento tu verga, como me hurga las profundidades de mi culo, llega hasta donde nadie más ha llegado, eres el mejor amante que me ha cogido.
ANTONIO: ¡¡¡¿Y no sientes como te abro la cuchara, puta?!!!
YO: No, en comparación tu verguita la siento como un lápiz, no me llena, solo siento la enorme y deliciosa verga de Miguel abriéndome todo el culo.
Entonces Miguel aceleró sus movimientos y me llenó de leche las entrañas, cuando se salió aún tenía bien parada la verga.
YO: Ven papito, ven te quiero limpiar esa pija que tanto placer me ha dado.
ANTONIO: Espera, déjame quitarme, no quiero que me pase lo mismo que a Lico.
MIGUEL: ¡Entonces sí hicieron un trío con Lico!
ANTONIO: Nos la cogimos como la puta que es.
MIGUEL: Pero, Vero, tu dijiste que…
YO: Sí, es cierto, pero no lo hice por mi gusto, este degenerado me puso un estimulante sexual en mis margaritas.
ANTONIO: (Irónico) ¿Qué creías? ¿Qué la muchachita a la que desvirgaste seguía siendo inocente? ¡¡¡Es una puta!!!
YO: ¡¡¡Tan puta que hace poco fui a coger con Miguel!!!
Esas palabras fueron el detonante para que Antonio terminara de enloquecer, me tomó de los pelos y me abofeteo, Miguel lo quito de una trompada y yo salí volando por los aires, ellos se agarraron a golpes y Antonio termino sin un diente, luego se vistieron y me dejaron sola, desnuda, caliente…
CONTINUARÁ…