(4) Nin y Fa

El placer empezó a inundar su mente de nuevo, y con él, llegó algo nuevo, pues su olfato, su tacto, su oído, y hasta su gusto, se fue amplificando

El placer empezó a inundar su mente de nuevo, y con él, llegó algo nuevo, pues su olfato, su tacto, su oído, y hasta su gusto, se fue amplificando…

Sus dedos ya no tocaban a Fa, sino que acariciaban una especie de nube densa, el cuerpo de Fa había perdido su consistencia y sus dedos ya no sentían la suave piel de su amiga, si no que estaban como fusionados con su cuerpo. Le era muy difícil distinguir dónde acababa su piel y dónde empezaba la piel de su amiga y con esa extraña sensación, tan agradable como nueva, tambien se percato de que la música del local empezó a sentirse en dentro de su piel y el aroma a incienso, mezclado con otros aromas más fuertes, empezaron a embriagar su olfato.

Sin saber cómo ni porqué, Nin escucho a G que le llamaba, en medio de ese mar de sensaciones, y lo busco con la mirada. En su rincón, G había cambiado de postura y se encontraba sentado mirándola con atención, como quien estudia una obra de arte o quien busca entender un intrincado puzzle. Su mirada era cálida y cariñosa, como siempre que la miraba, y a la vez vio una suave luz de curiosidad y un puntito de fuego lujurioso en sus ojos.

Nin le miro y él entendió que estaba buscando entender. -”Tu piel no es más que el fin que tu cerebro le pone a tu cuerpo, mas, en realidad, parte de ti, de tus electrones, escapan de ti hacia el universo y parte de los electrones del universo son recogidos por tu piel. Si a eso le unes que la piel de Fa hace lo mismo, o la mia, te darás cuenta de que estás unida a nosotros y compartiendo con nosotros y con todos los que estamos aquí contigo”

Esta respuesta fue como el abrir una puerta en la mente de Nin, que recordó esto y muchas cosas más a la vez que su cuerpo comenzó a arder con una pasión que no reconocía como suya y al ver el origen comprendió que la fuente era Fa, que estaba sintiendo las caricias en su cadera, en sus bello trasero, en sus lindos pechos, y que estaba más que húmeda en el centro de su sexo.

Y era el sexo de Fa el que le estaba irradiando ese calor tan intenso que inflamaba el sexo de Nin, el que hacía que sus pezones se hubieran despertado y vuelto duros, el que hacía que se descubriera gimiendo al ritmo de Fa. Todo su ser, toda Nin se había sincronizado con Fa, y todo el placer que le había generado a su amiga, estaba invadiendola y uniendo sus respiraciones y haciendo vibrar su útero al unísono. Con esa vibración, con ese latido tan intenso como profundo, le invadió la urgencia, la misma que había generado en Fa, la necesidad apremiante de dejarse llevar en un orgasmo infinito que la liberara de ese cosquilleo.

Conociendo como conocía su cuerpo, ese cuerpo sensible y ávido de placer, lleno de deseo, supo donde estaba la llave para liberar la ola de placer que estaba contenida en su útero y con esos dedos que ya no sentía como solo suyos, se acercó suavemente hacia el sexo de Fa, pues sabía que el placer de Fa sería la clave para su liberación, y con solo pasar por encima de él, con apretarlo con suavidad, y por la larga tensión a la que la había sometido, un relámpago luminoso y placentero se inició en sus úteros, y de allí, comenzó una serie de oleadas que contrajeron su vagina con intensos espasmos y contracciones que se irradiaron por sus columnas hasta su cabeza y desde allí, explotaron en una gran llamarada luminosa que las hizo jadear mas fuerte de lo que ella hubiera deseado, a la vez que sus cuerpos comenzaban a vibrar desde sus caderas y que sus fluidos comenzaban a manar cuál néctar que mana de las más bellas flores

Todo su ser se llenaba de mas y mas oleadas, y entre medio de ellas, pudo distinguir como el cuerpo de Fa se deslizaba hasta quedar tumbado en el sofá, entre estertores de placer, gimiendo con los ojos en blanco. Otra oleada la recorro, borrando su conciencia por unos segundos, perdía las fuerzas, su cuerpo se volvía blando bajo el dictado del profundo placer y con el, sintió que su conciencia se desvanecía mientras que alcanzaba a ver como G, con mirada de cariño se levantaba del sofá y se dirigía hacia ella mientras le susurraba con su más tierna y profunda voz “todo estará bien, solo dejate llevar” y fue todo lo que alcanzo a oír antes de que la nueva ola de placer la arrastrara a las absoluta libertad e inconsciencia.

Nin fue volviendo poco a poco a la conciencia, sentía su cuerpo relajado y una música que le masajeaba suavemente. Fue abriendo los ojos poco a poco y sin prisa. No tenía muy claro donde estaba, sentía como si hubiera dormido durante horas.

Al final su visión se fue enfocando con ella su conciencia. Estaba reclinada y un brazo la sostenía con ternura. Era G, eso lo descubrió pronto, estaba reclinada sobre el muslo de G que le acariciaba con suavidad el pelo. Se volvió despacio hacia el y este le dijo “Bienvenida de vuelta Gatita, has regresado antes que Fa, creo que le diste tanto placer que se ha relajado como nunca en su vida”

Fa estaba con su cabeza apoyada sobre el otro muslo de G, y el le acariciaba también el pelo. Nin se incorporó despacio, sentía su cuerpo relajado y blando, a la vez que sentía que estaba muy despierto y sensible. Las caricias de G eran muy agradables y notaba que su sexo se había relajado aunque como pasa en las hogueras, seguía quedando el calor de unas brasas que solo necesitaban ser reactivadas para volver a quemarlo todo.

Nin se estiro desperezandose y con un movimiento gracil y tierno, le dio un beso en la mejilla a G, muy cerca de los labios, un besito tierno y largo de esos que dan los niños cuando están contentos y se sienten felices.

“Ha sido muy loco lo que hemos hecho” dijo Nin, a lo que G le contestó “Solo ha sido un juego, ahora hay que decidir si quieres seguir jugando o si es hora de llamar a un taxi”..