4 hermanos para 1 pequeña hermana cachonda 2

La pequeña de la casa, ha decidido tomar el control y seducir a sus cuatro hermanos.

Me acerqué a mis hermanos, para desayunar con ellos en la mesa, y observé, que no sólo Sebas, apartaba la mirada de mí, sino que cada uno de ellos, agachaba la cabeza y evitaba mi mirada, estaba contrariada y alabada a la vez, les pondría nerviosos mi desnudez?, había pasado por fin de ser la pequeña mocosa, a la pequeña deseada de mi hermana.

Solo de pensarlo, me excité al momento, los pezones asomaron  en mi sujetador y mi chochito, empezó a segregar su dulce nectar, podía oler mi esencia sentada como estaba en la silla, me subía el aroma dulzón de mi excitación y me ponía más cachonda todavía pensando, si ellos también lo estaban oliendo.

Empecé a hiperventilar imaginado que entre los cuatro me cogian y me subian a la mesa, para hacerme de todo, me lamian todo el cuerpo y me abrian las piernas para poder follarmen uno tras otro, Diosss como deseaba que esas poyas que había visto crecer desde niña, me penetraran y me llevarán al paraiso.

No dejaba de ver escenas en mi mente, yo a cuatro patas sobre la mesa, mientas le volvia a comer la poya a Braulio y Jorge me la metía desde atrás, oía perfectamente las palmetadas que daba mi culo contra él mientras me la clavaba. Sebas y Basilio se masturbaban a nuestro lado mientras me decian que ellos serían los siguientes.

Perdida en mi fantasía, no me dí cuenta del silencio que se había hecho alrededor de la mesa de desayuno. Abrí los ojos y sus miradas estaban clavadas en mí, que jadeaba y sudaba, como si me estuviera dando un vaido. Nadie hablaba, sólo me miraban asombrados, mis labios entreabiertos, mi pezones como piedras y mi cara sonrosada, no dejaba mucho lugar a la imaginación sobre mi estado.

Ninguno se arrancaba a decir nada , así que le eché valor y les pregunté, si nunca habían visto a una mujer excitada. Había decidido en ese instante, que quería seducir a mis hermanos, que quería hacer realidad con ellos, todos las fantasias, que me perseguían desde niña, desde que empecé a sobarlos a mi antojo, y a acariciar sus poyas de niños con inocencia y sus grandes poyas ya de mas mayores, consiguiendo sin ser vista, excitarlos cada noche, varias veces bajo mis caricias.

Me levanté con rapidez de la mesa y subí a mi habitación a terminar con mi calentón y a elaborar mi plan de seducción a mis hermanos.

Desde niña, me he dado cuenta de que ninguno de ellos ha hablado de otra mujer jamás delante de mí, y cuando los espiaba, esperando que se pusieran a contar sus batallitas sexuales entre ellos, jamas hablaban de otras, siempre se preguntaban, qué tal se había portado la enena, como habíamos pasado la tarde, se contaban entre ellos todo lo que hacían conmigo, para así no perderse nada de mi vida, me parecían un muermo, pues yo ya me andaba restregando por las esquinas y ellos, no parecian excitarse con nada.

Muchas veces, los espiaba cuando se mentían al baño a la ducha o tardaban más de la cuenta, los imaginaba machacandose las poyas viendo videos porno o revistas o yo que sé !!!! lo normal de los chicos de su edad. Pero jamas los ví haciendo nada fuera de lo que habían dicho que iban a hacer. Cuando Braulio decía de repente que se iba a la ducha, lo seguía rauda imaginando que ya estaba caliente y no se podia aguantar y por eso se iba a la ducha, pero siempre era un chasco tras otro, porque el muy tonto, se metía a la ducha a ducharse, no a hacerse pajas, igual cuando iban a cagar o a mear, no pidía entender por qué yo tenía el cuerpo en llamas desde niña, y ellos llevaban esa vida monacal.

No se iban de fiesta, los fines de semana los pasábamos en casa todos juntos viendo la tele, comiendo y haciendo todo lo que a mi me apetecía, lo que no sabían ellos es que con el transcurso de los años, lo único que a mí me apetecia era hacerles de todo a mis cuatro hermanos.

Así que mientras me acariciba el clítoris con fuerza decidí que se habían acabado las sutilezas y que empezaba mi acoso y derribo.

Esa noche dormiría con Jorge, aunque al pricipio me había decantado por Sebas, al se tan serio me daba un poco de reparo empezar con él, Jorge era la mejor opcion.

Desde niños siempre hemos sidos muy de caricias, yo a él y él a mí, todas las noches échabamos a suertes quien dormía a besitos y caricias al otro.

Últimamente había notado que cuando le tocaba a él, le costaba mucho mantener la compostura, se le aceleraba la respiracion y había empezado a darme besitos por sitios mas interesantes, eso sí, simpre se aseguraba de que yo estuviera dormida para hacerlo. Pobre iluso, yo fingía como nadie y estallaba en llamas, cuando besaba mis pechitos y acercaba su nariz a mis bragitas y me prodigaba besitos por mis partes mas sensibles.

Esta noche estaba dispuesta a todo, acabaría con las barreras de mi hermano Jorge, y poco a poco acabaría con las de todos ellos, así sabrían que no tenían que buscar nada fuera , que en casa yo les daría todo y más, para que fueran felices y estuvieramos siempre juntos.

Después de pasar todo el día estudiando, y de una cena rápida, le dije a Jorge que hoy dormía con él, se quedó un poco descolocado, porque yo llevaba un orden muy esctricto con los diás que dormía con cada uno, pero quería pillarlo con la guardia baja y por como me miró, supe que lo había conseguido.

Como buena seductora había dejado de lado mi top y llevaba una camiseta holgada de tirantes blanca y sin sujetador y un pequeño culote, de cuando tenía 10 años, que no me tapaba absolutamente nada, es más, la mitad de mi pubis directamente quedaba al descubierto incluso intentando subirlo un poco. Pero eso Jorge no lo sabía, ya que la camiseta era suficientemente larga para tapar mis partes pudendas.

Mi hermano se lanzó a la con sus calzoncillos de pata del Pato Donald , hacía un calor de mil demonios, y antes de meterme con él ya estaba sudando. Me mantuve un rato de al pie de la cama, haciedo como que leía algo en el movil, mientras la camiseta desgarbada y vieja, marcaba mis pezones y transparentaba las partes de mí que ya se dejaban ver por el sudor.

Alcé la vista y vi a Jorge con la vista clavada en mis pezones y sus dientes clavados en su labio de abajo. Ni si quiera se dio cuenta de que yo había levantado los ojos y lo miraba sin disimulo, bajo la tela de sus gallumbos una hermosa erección había hecho su aparición.

Sonreí perversa y me lancé encima de él, como una ninfa inocente con ganas de juego.

Empecé a hacerle cosquillas por el pecho y aunque él intentaba infructuosamente apartarme yo me apretaba contra su erección cada vez que intentaba huir de mi acoso cosquillil.

Madre mía, qué bien me lo estaba pasando y que cachonda me estaba poniendo. Cuanto más me sujetaba de los brazos, mas, se bajaba el escote de la camiseta que llevaba, y mas trozo de mis tetas salía a la luz, a estas alturas, mi pezones parecian piedras y mi entrepierna encharcada mojaba la tela de mi hermano, que parecía no ser consciente en ningún momento de mis intenciones, y estaba siendo víctima de la misma excitacion que yo, aunque intentaba disimular el calentón. Con un golpe de efecto de autentica profesional, acabé restregandole las tetas a mi hermano por la cara,como si ese forcegeo que llevabamos entre manos fuera real para alguno de los dos, cuando noté su boca sobre mi pezón, casi pierdo el sentido, apreté mi pecho a su boca, para que tuviera claro que esto era justo lo que deseaba y empecé a balancearme sobre su poya, mientras el mamaba de mí y sus manos agarraban los cacheste de mi culito, apretandolos con fuerza contra sí.

El primer orgasmo de la noche tardó menos de un minuto en llegarme, fué tal el placer que abracé tan fuerte la cabeza de mi hermano, que casi lo asfixio. Sabía que esto me iba a gustar pero no podía imagianar que solo con mamar de mis pechos, me correria como una loca, encima de la poya de mi hermano.

Cuando terminé, lo fui soltando poco a poco y lo miré a los ojos, en ellos no encontré vergüenza ni asco ni nada que pudiera hacerme ver que estabamos mal, lo único que vi fue, un deseo descarnado que no podía disimular ni contener, así que bajé mi mano agarré su miembro y empecé a sacudirlo a placer mirando a mi hermano cerrar los ojos y gozar de mis caricias, como siempre habiamos deseado hacer. En pocos segundos se corrió en mi mano y me besó los labios con cariño mientras sonreia de alivio.

Te amo le dije después de ese beso tan dulce, os amo a todos y quiero que estemos todos juntos siempre.

Yo también te amo me dijo.

Pasamos la noche acariciando y besando nuestros cuerpos, como siempres habíamos deseado.

Continuará