36.3 Y encontré a Vasiliy

-Es que lo tienes tan caliente, un culo para estarlo follando en todo momento. –consigue que me ponga rojo y la cosa no llega a mayores.

Sábado 14 de Febrero

No sabía la hora que era cuando escuche entre sueños que me llamaban.

  • Daniel, Daniel, levanta, despierta nene.  –conseguí abrir los ojos, Rafael estaba  a mi lado dándome golpecitos en la mejilla.

-Venga, vamos a la cama, ya les he echado de mi habitación.  –le seguí pero tenía que ir sujetándome a él, me caía dormido. Cuando llegamos a su habitación salían tres chicos de ella, iban desnudos y con las ropas en sus brazos, riendo y sofocando sus voces.

-Ahora a dormir como un niño.  –no escuché más y me hundí en la negrura del sueño.

Cuando desperté me encontré desnudo debajo de la ropa de cama, llevaba solamente mi bóxer, imaginé que Rafael me había desnudado para que durmiera mejor, extendí mi mano y sentí un cuerpo que creí el suyo y me volví a dormir a pesar de que la luz entraba por la ventana.

Sus carias en mi cara me despiertan de nuevo, abro los ojos y me encuentro su mirada, me observaba embelesado envuelto en una gloriosa sonrisa.

-Lo siento nene precioso, pareces un angelito durmiendo. Son las doce y tenemos que prepararnos para ir a comer algo.  –me desperezo estirando los brazos y los recojo en su cuello.

-¿Qué sucedió anoche para estar denudo? ¿Volvimos a hacer el amor?

-Te desnudé para que durmieras mejor, no es mi costumbre follar a querubines dormidos.  –pasa su brazo izquierdo por mi pecho y besa mi oreja.

-¿Quieres que te lleve en mis brazos?  -me hace cosquillas con su aliento y sus labios y decido levantarme.

-No tengo ropa para ponerme, la de ayer olerá a tigre. Debería marchar a mi casa.  –me mira con un ruego en sus ojos.

-Come conmigo, te dejaré una camisa y slip míos, los pantalones puedes llevar los de ayer, por favor, luego te acompaño a tu casa.

No me lleva en sus brazos, pero me empuja para que me de prisa y acelere el paso, me deja su maquinilla de afeitar y tengo que usar su cepillo de dientes.

Sus bromas son incesantes hasta que entramos debajo del agua tan tibia y agradable, nos lavamos mutuamente y jugamos a tocarnos todo el cuerpo, llega a meterme un dedo en el culo cuando juega con mi ano, pero le aparto porque de esa forma no llegaremos a una hora decente para comer.

-Rafael, dijiste que teníamos poco tiempo y debíamos darnos prisa.

-Es que lo tienes tan caliente, un culo para estarlo follando en todo momento.  –consigue que me ponga rojo y la cosa no llega a mayores.

Comemos en el restaurante del amigo de Evans, también le encanta a Rafael y lleva a amigos de la cuadrilla algunas veces, sobre todo a Ramón y sus compañeras de piso.

Tuvimos que coger un paraguas al salir de su casa porque no dejaba de llover, luego me acompaña al estudio, yo porto el paraguas y él me lleva cogido del hombro estrechándome contra su cuerpo de vez en cuando.

Encuentro una nota de Ray, el domingo vendrá después de comer para llevarme al aeropuerto. Este chico está en todo. Me quito la camisa que me ha dejado Rafael y se la entrego en una bolsa.

-El slip me lo quedo como recuerdo de la batalla. –le sonrío chistoso alargándole el paquete.

-Tengo que poner la lavadora para que la ropa esté seca para mañana y trabajar un poco, lo siento Rafael.

-Puedes quedártelo, además a ti te cae mejor que a mí, te hace un culito delicioso y un paquete para comerlo. Déjame el ordenador y haz tus cosas, si necesitas ayuda aquí me tienes.

Dice que se va a entretener con el ordenador y lo único que hace es encenderlo y dejarlo sobre la mesa, luego da vueltas a mí alrededor curioseando lo que hago hasta que considero suficiente mi trabajo y salimos a tomar algo y ver gente.

Encontramos a Natalia y algunos conocidos, de sus compañeros de piso no hay ni sombra y al final vuelve a acompañarme hasta el estudio para dejarme allí y él regresa a su casa.

Estaba ya en la cama y sin poder conciliar el sueño, dando vueltas en mi cabeza a la semana que me esperaba y al hecho de no haber recibido una llamada de María o de Gonzalo durante toda la semana, de alguna manera una tenue lucecita de esperanza me animaba, seguía sin asumir que nuestro amigo nos dejaba.

La llamada entrante me sobresaltó y extendí la mano al suelo donde paraba mi móvil.

-Buenas noches amor, aún llego a tiempo, ¡felicidades!

Me di cuenta del día que era, catorce de febrero y la persona que me llamaba no podía ser otra más que mi querido Nicolás.

-No me había acordado del día que es hoy, gracias y un beso muy grande.  –le simulo el sonido de un beso que viaja por éter para él.

Estamos hablando unos minutos, preguntándonos por las personas que nos interesan y no podía faltar su pregunta sobre si tengo noticias de Ál.

-No olvides llamarme cuando estés en Barcelona, para saber si llegas bien.

Esa noche extraño sus brazos, deseaba que me rodeara con ellos y me acunara pero caigo rápido en el sueño.


Domingo

Salgo a correr un par de horas y tengo que reponerme con una ducha muy larga.

El hacer mi maleta no me lleva mucho tiempo, meto un par de trajes, camisas para el trabajo y algo de ropa informal con el calzado y la bolsa de baño.

Salgo a comer algo rápido en un bar cercano al estudio, en una calle adyacente y a la vuelta. Tengo tiempo para recoger todos los apuntes que quiero llevar además de mi ordenador. Cuando llegan los dos chicos para llevarme estoy tranquilamente sentado y escuchando música.

El recorrido hasta la terminal es corto y se hace rápido, estoy en el aeropuerto de Lille Lesquin antes de lo que pensaba, tengo tiempo para facturar el equipaje y paseamos por el aeropuerto un buen rato hasta que llega la hora de pasar el control, les abrazo y voy dejando mis cosas personales en las bandejas, ellos esperan hasta que me pierden de vista.

Tengo que coger un vuelo de Air Algerie, Lille a Argel con escala en Barcelona.

Cuando llego a El Prat tengo que esperar demasiado para recoger mi equipaje, tenía temor de que lo llevaran hasta Argel al ser una de las últimas maletas en entrar en la cinta transportadora, luego un taxi me deja en poco tiempo a la puerta del hotel. Lo han reservado en Vía Laietana, para estar cerca de las oficinas de la empresa.

El hotel, aunque de cuatro estrellas está muy bien, después de deshacer la maleta salgo a dar una vuelta y ver exactamente donde se encuentran las oficinas de mi empresa, una vez ubicadas continúo paseando, quiero cansarme un poco.

A la vuelta, cuando voy entrando al hotel sale un grupo de chicos alborotando, jugando entre ellos, uno es empujado y me golpea estando a punto de tirarme al suelo, ha resultado un golpe bastante violento, su cabeza golpea en mi hombro y mis gafas caen al suelo.

El muchacho me ha sujetado para que no caiga y coge mis gafas de la mano de otro de sus compañeros que las ha recogido del suelo.

-Perdone, discúlpeme por favor, ha sido un accidente.  –le miro después de ponerme las gafas un poco molesto, él mismo lo califica de accidente, me ha hablado en inglés muy correcto, imagino que es de esa nacionalidad.

Iba a darle una respuesta contundente y le miro un poco airado. Me quedo sin palabras y asombrado ante unos de los ojos más azules y más bellos que haya podido ver en mi vida y con una sincera preocupación, casi angustiosa, reflejada en ellos.

-No ha sido nada, estamos todos bien.  –le sonrío para calmarle la angustia y miro a mi alrededor, estamos impidiendo el paso y los clientes tienen que sortearnos para salir o entrar.

-Creo que si no nos apartamos podemos producir un accidente mayor.

El chico suelta una carcajada y me sujeta del brazo para dejar el paso libre, sus compañeros están esperando y uno de ellos le hace señales para que interrumpa la charla y les siga.

-Id vosotros, luego nos vemos en la cena, voy a atender lo que he atropellado.

Las gafas no se han roto y tampoco parecen dañadas, le presto atención al chico que parece estar bailando agitando los pies.

-Tenemos que dejar el paso libre aún seguimos molestando.  -nos miramos a la cara, ¿o soy yo el que lo hago?, además de sus increíbles zafiros muy claros, su piel es muy blanca, perfecta como si fuera porcelana, sus labios rellenos y jugosos son de un rosa pálido, tiene mi misma altura aproximadamente y de contextura algo más delgada, su cuello es fino y largo y su lacio pelo cubre sus orejas hasta el lóbulo.

Cuando levanto la vista me encuentro con su mirada risueña.

-Nunca me habían mirado de manera tan detallada.  -me pongo intensamente rojo y lo que antes era una ligera sonrisa en su labios se ha convertido otra inmensa que le achinan los ojos.

-No te preocupes, yo también te he detallado. ¿Te hospedas en este hotel?

Ahora es él quien se pone rojo, con su piel tan blanca parece de color grana. Extiende su mano hacia mí, de dedos largos, delicados y muy finos.

-¡Perdóname!, por favor, te presento mis excusas, Vasiliy es mi nombre. –a pesar de aparentar muy joven se desenvuelve muy bien y se le ve resuelto aunque hace muchos gestos delicados con sus manos al hablar, como si estuviera bailando con ellas una danza de Ballet.

-Daniel es el mío, y sí, duermo en este hotel.

-¡Oh!, vamos a tomar algo, me dejaras que te invite después de mi tropiezo y tirarte las gafas.  –pensaba negarme, quería preparar mi presentación de mañana, pero se le veía tan alegre, y además no había podido salir con sus amigos por mi causa.

-De acuerdo, vamos a una cafería del hotel. –pido un agua tónica y él un zumo de naranja. -me mira detenidamente y ríe levemente.

-Ves, ahora soy yo el que te observa, parece que deseamos conocernos más.  –cruza sus piernas y su pie en el aire baila, no puede quedarse quieto.

-Vasiliy, un nombre ruso muy bonito.  –ríe divertido sorbiendo su zumo.

-Daniel, un nombre ¿español? Y muy bonito también.  –consigue que sonría a mi vez divertido.

-Sí, Daniel, mi nombre es ruso pero yo podría decir que soy inglés, nací allí de padres rusos. –no hacen falta las preguntas el chico lo va relatando todo como si quisiera que supiera su vida,  y a la vez invitándome a que le hablara a mí vez.

-He permanecido en Reino Unido tres años, uno estudiando y dos trabajando allí, no te he visto por ninguna parte. –le hablo en broma y se le ve muy alegre porque no para de reír y sabe entender mi forma de hablarle.

-U.K., es muy grande y hay más de cincuenta millones de habitantes aunque en el continente os parezca pequeña, siempre he vivido en Leeds.  –ahora tengo que sorprenderme.

-¿En Leeds?, he estado los dos últimos años allí, hasta Julio del año pasado.  –nuestra conversación no termina y ahora tiene que hablarme de la cantidad de cosas que no he visto en su ciudad.

Están en Barcelona  por un certamen de patinaje sobre hielo, es patinador no profesional, lo practica desde niño por afición y presume de que es muy bueno aunque creo que lo dice como una gracia.

Sin darnos cuenta ha transcurrido más de una hora hablando y riendo, parece que no tiene prisa, sus amigos le han llamado para decirle que vendrán más tarde y que se quedan a cenar donde estén ahora. Me pongo en pie para despedirme, quiero tomar una ducha y cenar algo, he comido muy poco hoy.

-Te tengo que dejar Vasiliy, yo también quiero cenar algo y antes tomar una ducha, estoy algo sudado de mi viaje.  –sorpresiva mente sujeta mi mano y creía que todo había terminado.

-¿Sabes lo que estoy pensando?, no me importaría cenar contigo si me lo propones, también tengo la mala costumbre de comer alguna vez y así nos acompañamos.

Me parece increíble su desparpajo y bueno, lo voy a hacer, es mejor comer en compañía como él dice.

-De acuerdo, tú ganas, ¿quieres cenar conmigo señor Vasiliy? –le sigo la gracia y me inclino como si él fuera una dama.

-¡Ahh!, tengo muchos compromisos esta noche, pero tratándose de una persona tan agradable, señor Daniel, le diré que sí.  –se le ve la risa en los ojos y estalla en su boca, nos tenemos que reír los dos.

-Te dejo mientras tomo una ducha y nos volvemos a encontrar aquí en media hora, ¿te parece bien?  -se queda un momento como si estuviera pensando.

-Creo que lo mejor es que te acompañe, para que no te pierdas y así seguimos hablando, si no te importa.  -una sonrisa de picardía se le dibuja en la boca, le estoy gustando a Vasiliy, él a mí  del mismo modo y creo que quiere algo, desde el primer momento he notado que él es gay, pero no voy a ser mal pensado, puede ser que me vea como un buen conversador.

-Vale, vamos y prepárate a contarme cosas, no quiero estar aburrido.  –en el ascensor se mueve sin cesar, es un ritmo continuo el que lleva con su cuerpo moviéndolo sobre los pies danzando.

-¿Te importa que me desnude delante de ti?  -le hago la pregunta mientras me voy quitando la chaqueta.

-Mis amigos nunca se atreven a desnudarse en mi presencia, dicen que tengo tendencias a la violación…, no Daniel no me importa, estamos entre hombres.  –esto último lo dice en tono irónico y con retintín. Mientras me desnudo no pierde detalle de lo que va apareciendo ante él.

-¿Qué deportes practicas?, tienes un cuerpo, ¡ho la lá!, muy bonito. –el chiquillo va al grano y no se siente coartado. No me puedo reprimir y río.

-¿Qué es lo que te hace gracia?  -él se ríe también conmigo.

  • Vasiliy, me hace gracia que estemos coqueteando y jugando como niños infantiles y bobitos, parece que nos queramos seducir.  –el chico hace una mueca infantil y graciosa arrugando los labios.

-Me gusta este juego en el que siempre salgo ganando, pero tú eres un oponente difícil, no me has contestado que deporte es el que te gusta, no tienes cuerpo de patinador y ese lo descartamos.

-Nado y corro, poca cosa, para no ponerme como una morsa.  –flexiona los brazos y hace el movimiento de correr, moviéndose unos pasos.

-Daniel, sinceramente te lo tengo que aclarar, soy gay, pasivo además y me gustas, mucho, pero no me voy a tirar como un tigre sobre ti.  –se levanta y da pasitos acercándose a la ventana, cambia de conversación repentinamente.

-Es una lástima que sea invierno, el hotel tiene una piscina preciosa en la terraza desde la que se ve toda la ciudad.

-Yo también soy gay Vasiliy. Sinceridad por sinceridad. –me encamino al baño y él me sigue.

-Vamos a continuar con las confidencias, con esa polla que posees tienes que ser activo. –es inevitable y me viene la risa, el chiquito es más claro que el agua transparente y sabe lo que quiere.

-Soy pasivo, muy pasivo, pero puedo hacer las dos cosas, cuando quiero puedo serlo. –espero que su curiosidad haya quedado satisfecha, me gusta su descaro aunque consigue sacarme los colores.

-Y la última pregunta...  –calla quedando en suspenso.  – ¿Yo te gusto?  -estoy ya en el plato de ducha y le miro a través del cristal.

-Me gustas, ya sabes tú que es así, ¿quién se resiste a tus encantos? ¿Pero siempre eres tan expeditivo y rápido?   -le miro como juega con mis cosas de aseo y abriendo el frasco de colonia lo huele.

-Tenemos poco tiempo Daniel, el jueves tenemos que volver a Leeds y he decidido pasarlo bien…, contigo.  –y otra vez me hace reír, me recuerda a Rafael, son chicos despreocupados y pensando siempre en disfrutar el momento que se presente.

-Yo tengo que marchar el miércoles a Lille donde vivo ahora.

-Podrías quedarte un día más, así me dejarían tranquilo mis compañeros. –no entiendo lo que me quiere decir y cierro el grifo para salir, como ve que le miro sin entender lo que habla vuelve a repetirlo aclarándolo.

-Dos de mis compañeros, están muy pesados y me acosan continuamente, se creen muy machitos, porque les haya dado el culo en alguna ocasión me creen de su propiedad, y ya sabes lo que quieren, pero follaré con quien yo desee y te elijo a ti, me encantará experimentar con un pasivo con verga de macho alfa.  –reímos mientras me ayuda a secar mi espalda, luego se aparta para volver a mirar mi cuerpo.

-¿Puedo tocarla?  -habla como si fuera un doctor y el verme desnudo no le afectara.

-No me importará hacer el amor contigo Vasiliy de hecho es posible que lo deseé yo también, pero esta noche no será, tengo que preparar unos trabajos para presentarme mañana en la empresa.

-No te preocupes yo tengo que reservar mis energías para mañana que me toca actuar y antes tendremos los ensayos.  –se arrodilla ante mí  y sujeta mi pene en su mano que está fría, lo sopesa y saca el glande, lo huele  y lo besa dulcemente en un beso largo.  Mi verga comienza a responder, es inevitable, pero se pone de pie  sin soltarla de su mano.

-Mañana serás mía, huele maravillosamente Daniel, ¿me la darás? Mira, ella lo quiere.  –la sostiene ya morcillona y llenándose de sangre, mi corazón ha comenzado a latir muy rápido.

-Entonces mañana la tendrás y tú me darás algo a cambio.

-Todo Daniel, te lo daré todo.

No tardo nada en vestirme y vamos a salir para bajar al comedor, no quiero ir a buscar un restaurante que nos robaría tiempo. Antes de salir y ya en la puerta.

-¿Te puedo besar?  -me abraza del cuello y cubre mi boca con sus labios, tiene fuerza en sus delgados brazos y besa divinamente, su boca sabe deliciosa y tan suave y golosa como para atrapar mi lengua y acariciarla con la suya, un beso largo, suave, cálido y dulce.

Tomamos ambos una cena ligera, el tiene que cuidar su estómago para mañana, la conversación es entretenida y llena de anécdotas contadas con su gracioso estilo. Es hablador y me cuenta de todo, de su familia, sus estudios y sus muchas aventuras amorosas que no creo puedan ser tantas y que está exagerando.

Cogemos el ascensor y desciende de él en mi misma planta.

-Nuestras habitaciones están aquí en este mismo nivel.  –quiero darle un ligero beso en la mejilla como despedida y él se abraza a mi cuello y enreda sus piernas en mi cintura, quiere un beso de verdad y vamos a ser descubiertos.

-Creo que mañana seré el primero en la prueba, me siento motivado.  –exclama por último cuando camina por el pasillo ensayando pases de baile.

Trabajo un rato preparando las posibles respuestas a las preguntas que me formulen y repaso el trabajo de la planta de ensayos, voy a la cama cansado, pero antes llamo a Nicolás para decirle que he llegado bien.

Antes de dormir mi cabeza da vueltas a lo que me está sucediendo. Al cambio que estoy experimentando en mi vida, hasta hace apenas un año no tenía hombres que me quisieran y ahora mis deseos de sexo son insaciables y los amantes me surgen en los lugares más insospechados.

¿Vasiliy? ¿Me he dejado cegar, seducir, por él? Si hubiera insistido un poco habríamos terminado en la cama. Por lo que dice ha tenido muchas aventuras sexuales y sabe lo que quiere, en este caso cambiar a un hombre diferente y no hacerlo con sus dos compañeros a los que tendrá en otras ocasiones.

Desconozco si lo que hago está bien y debo pensarlo, pero ahora no, voy a disfrutar de estos días diferentes y llenos de emociones en todos los sentidos.

Antes de caer en el sueño mis últimos pensamientos son para Gonzalo y Ál, les quiero y sufro por ellos, maldiciendo su mala suerte que rompe sus vidas llevándose a mi amigo de nuestro lado. Lejos queda ya mi rencor y envidia.

Continuará…